🔒
Hay nuevos artículos disponibles. Pincha para refrescar la página.
AnteayerSalida Principal

Estos son los cuatro pueblos más mágicos de Albacete: uno guarda una reliquia de hace 10.000 años

7 Diciembre 2025 at 17:00

La provincia de Albacete alberga cuatro municipios distinguidos con el sello ‘Pueblos Mágicos de España’, una iniciativa que reconoce a localidades con un patrimonio singular y un fuerte arraigo cultural. Ayna, Bogarra, Carcelén y Valdeganga conforman este selecto grupo, cada uno con un carácter propio que los convierte en destinos imprescindibles. Conocida como la ‘Suiza …

La entrada Estos son los cuatro pueblos más mágicos de Albacete: uno guarda una reliquia de hace 10.000 años aparece primero en El Digital de Albacete.

Barcelona fuera de juego: el espacio público secuestrado por el turismo

7 Diciembre 2025 at 09:55

Pasar por delante de algunos referentes turísticos de Barcelona, como la Casa Batlló, en el Passeig de Gràcia, puede resultar un acto inolvidable. Primero, evidentemente, porque se trata de una de las obras de Gaudí más reconocidas, perteneciente a su etapa naturalista y verdadero ejemplo de su genio como arquitecto de y para la burguesía catalana del momento; y, en segundo lugar, por la gran cantidad de personas que se agolpan en la puerta –futuros visitantes unos, curiosos y fotógrafos más o menos profesionales otros–que dificultan enormemente el paso de los peatones y de las bicicletas que recorren la acera y el correspondiente carril bici. Pero si el simple tránsito por esta parte de la ciudad es complicado para cualquier peatón, todavía lo es mucho más para aquellas personas que tienen algún tipo de diversidad funcional: en estos casos, la tarea pasa de ser inolvidable a ser imposible.

Hace mucho tiempo que las normativas obligan a dejar las fachadas de los edificios como espacios libres y seguros para que las personas ciegas puedan utilizarlas como guía para desplazarse por la ciudad, pero el reciente Código de Accesibilidad –Decret 209/2023, de 28 de novembre ligado a la Llei 13/2014 d’Accesibilitat aprobada por el Parlament de Catalunya, es aún mucho más claro al respecto. Además de esta obligación lógica y razonada, todas las calles han de disponer de diferentes elementos podotáctiles en el suelo con el objetivo de ofrecer orientación para transitar con seguridad por calles y plazas. No obstante, todos estos elementos son dificultados e impedidos por la Casa Batlló.

En la capital catalana, la Carta de Ciutadania. Carta de derets i deures de Barcelona reconoce, en su capítulo 1, el derecho a encontrar en la ciudad las condiciones de accesibilidad universal para vivir dignamente. Esta cuestión debería reflejarse en el espacio público y es función del Ayuntamiento proteger de manera activa y de oficio este derecho. Así, si este se viera en algún momento afectado, tiene el deber y la obligación de notificar el incumplimiento a las partes afectadas y, si el hecho persistiera, sancionar e intervenir para eliminar cualquier elemento que incumpliese las normativas de accesibilidad vigentes.

El Ayuntamiento de la ciudad, por otro lado, cuenta con un buzón donde realizar denuncias, preguntas o consultas sobre diferentes tipos de situaciones que puedan afectar o interesar a la ciudadanía. Así, es posible requerir información, por ejemplo, sobre el sueldo de los diferentes concejales que conforman el consistorio o, como es el caso, si la Casa Batlló dispone de algún tipo de permiso que le permita ocupar y alterar la circulación de los peatones a su paso por las inmediaciones del inmueble y que contravenga las normativas de accesibilidad que prohíben ocupar los espacios de fachada para proteger los itinerarios de personas ciegas.

La misma Carta de ciutadanía antes citada indica que “todas las personas tienen derecho a relacionarse con la administración municipal de una manera imparcial y objetiva y (…) con transparencia y confianza legítima”, algo que no siempre sucede cuando se plantea una reclamación sobre un hecho como el que nos ocupa, pues el Ayuntamiento parece cerrar sistemáticamente incidencias que no se han resuelto, actuando sin la transparencia necesaria para que los vecinos y vecinas dispongan de la información concreta sobre las actuaciones relacionadas con sus quejas. Estos hechos provocan un gasto innecesario para la administración, ya que los vecinos y vecinas se ven obligados a trasladar la denuncia a la Sindicatura de Greuges de Barcelona, una acción superflua si el Ayuntamiento realmente estableciera una relación de transparencia y confianza con las personas que viven en la ciudad.


Barcelona
Extracto de la Resolución de la Sindicatura de Greuges sobre el derecho al espacio público y a la accesibilidad.

Este es el caso de la Casa Batlló y sus reiterados incumplimientos en relación con el derecho a la accesibilidad para personas con diversidad funcional por el espacio público que se encuentra ante sus puertas. Tras plantear, por parte de los autores de este artículo, el caso ante la Sindicatura de Greuges de la ciudad, esta ha constatado que no solo incumple las normas de accesibilidad teniendo conocimiento de ello, sino que, además, la ocupación del espacio público que realiza para su negocio la lleva a cabo sin ningún tipo de permiso municipal. Nos encontramos, por tanto, ante una apropiación indebida del espacio público en beneficio de una actividad privada de carácter turístico, con decenas de millones de euros de beneficios anuales según algunos medios de comunicación, además de ante el incumplimiento del más elemental de los derechos de la ciudadanía: la libre circulación por las calles y plazas de una ciudad y la garantía de la misma para la totalidad de las personas, independientemente de sus características físicas o sociales. El tan manido derecho a la ciudad, incluso desde una perspectiva de derecho positiva, es automática y sistemáticamente vulnerado.

La Gran Via como espacio de desposesión

Evidentemente, este no es el único ejemplo representativo de esta casuística, sino que, desgraciadamente, nos encontramos ante un mecanismo más común de lo que podríamos pensar. Con el objeto de poner de manifiesto cómo este proceso de usurpación del espacio público es altamente frecuente en la ciudad de Barcelona, se ha seleccionado un amplio espacio de la misma basado en dos características principales: su proximidad al centro turístico, comercial, simbólico y político de la ciudad y la presencia en sus inmediaciones de una alta concentración de equipamientos turísticos, principalmente hoteles. Entre las muchas localizaciones que cumplían estos dos aspectos se encuentra la Gran Via de les Corts Catalanes, específicamente el tramo entre la Plaza de Tetuán y el Passeig de Gràcia, precisamente cercano a dos de las obras de Gaudí más conocidas: la ya citada Casa Batlló y la Casa Milà o Pedrera.

En esta área existen un total de ocho hoteles: Casa Bonay, GrupHotel Gran Via 678, Gran Hotel Havana, Hotel Palace, Hotel Indigo, Hotel Granvia, Hotel Almanac y Cotton House Hotel, todos calificados entre cuatro y cinco estrellas, excepto el Granvia que solo tiene tres. Cabe recordar que la existencia de esta alta concentración de hoteles en esta parte de la ciudad responde a la deriva turística que tomó Barcelona a partir de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992, algo que ya se estaba gestando anteriormente, durante los años 70, cuando la ciudad buscó modificar su economía urbana, pasando de una centrada en la producción industrial a otra más orientada hacia el sector terciario, con la celebración de ferias y congresos como elemento principal.

La especialización turística de la ciudad es más que evidente cuando se realiza una mirada a la estadística del sector. Mientras que en 1990 Barcelona solo contaba con un total de 118 hoteles, en 2024, tres décadas después, estos habían alcanzado la cifra de 442, un 375% más. Si hablamos de plazas hoteleras, estas han pasado de 18.569 existentes en 1990 a 77.068 disponibles en 2024, un incremento del 415%. Si nos referimos a visitantes, estos pasaron de 1,7 millones en 1990 a 7,9 millones en 2024. Los incrementos llegan al 464%, sin contar pisos turísticos irregulares o excursiones sin pernoctación. Un aumento tan significativo de visitantes altera inevitablemente las condiciones de vida de la ciudad anfitriona.

La falta de gobernanza en el turismo suele estar detrás del inicio de las dinámicas de turistificación, un proceso que podríamos entender como aquel mediante el cual todas las relaciones sociales en un espacio determinado pasan a estar mediadas por el turismo. Entre sus efectos se encuentra lo que David Harvey denominó “acumulación por desposesión”: la apropiación por parte del capital de recursos que antes estaban fuera del mercado. Esta forma de acumulación es evidente, a veces, en el sector turístico: la actividad vive de recursos ajenos, propiedad colectiva de la ciudadanía gestionadas por la administración bajo figuras públicas –playas, naturaleza, cultura, calles, aceras–. Este es el caso de la apropiación realizada por referentes turísticos como la Casa Batlló y por los hoteles de la Gran Via. Durante la investigación para este artículo, al menos cinco hoteles –Havana, Palace, Indigo, Almanac y Cotton House– ocupan irregularmente el espacio público frente a sus accesos siguiendo el camino trazado por la Casa Batlló.

Barcelona
Entrada del Hotel Índigo, en Gran Vía de les Corts Catalanes, en Barcelona.

La apropiación se materializa mediante la disposición de grandes maceteros, alfombras estetizantes o por la ocupación de la acera por vehículos de clientes en espera. Esta ocupación decorativa no funcional, destinada a añadir distinción, es una forma de acumulación por desposesión, pues los hoteles se apropian de un recurso común con el fin de ampliar sus beneficios. Y lo llevan a cabo, además, mediante el incumplimiento de normativas de accesibilidad, perjudicando la seguridad de las personas con discapacidad. Resulta evidente que, ante la inacción municipal, responsable de velar por el derecho a la accesibilidad urbana, algunas empresas relacionadas con el turismo más elitista parecen ocupar la ciudad palmo a palmo para beneficio privado.

Este quehacer de parte del sector turístico vendiendo lo que no es suyo no se limita a la apropiación de las aceras, sino que es mucho más extensivo. El caso de las terrazas de bares y restaurantes, sería otro ejemplo palmario que mostraría una de las vertientes más notorias, aunque menos señaladas y comentadas. Su habitual presencia nos ha hecho acomodarnos a la idea de que una ciudad es también un parque de mesas y sillas que ocupan el espacio de nuestra cotidianeidad. Ya ni las vemos. Sin embargo, como actividad social y económica, se encuentra basada en unos recursos, una materialidad, que no es suya, sino que es de todos.

Para finalizar…

La importancia del sector turístico en Barcelona es innegable: 14% del PIB y 16% del empleo. Cualquier planteamiento de gobernanza urbana debe garantizar su sostenibilidad económica, social y ambiental, evitando que la ocupación de esferas que no le pertenecen o lleguen al extremo de perjudicar la vida cotidiana de sus vecinos y vecinas. Sin embargo, esto no parece estar ocurriendo y, como ejemplo, el trabajo de campo breve realizado en el tramo estudiado de la Gran Via barcelonesa. Tal y como se ha intentado mostrar, los hoteles en él situados actúan como si la calle fuese un recurso propio, pese a ser bien público, y haciéndolo infringen una clara normativa autonómica y municipal que busca la inclusión de todas las personas y su acceso al derecho a la ciudad; un derecho que no debe y puede ser incompatible con actividades económicas.

La apropiación indebida del espacio urbano pone en riesgo un derecho internacional: la accesibilidad. Personas ciegas o con discapacidad deben poder disfrutar la ciudad sin arriesgarse. Sorprende, por tanto, la pasividad del Ayuntamiento ante prácticas visibles especialmente en zonas turistificadas.

La entrada Barcelona fuera de juego: el espacio público secuestrado por el turismo se publicó primero en lamarea.com.

Tierra de Barrenaus 8×19 Cicloturismo de Luco ta Benas y muito mas

31 Mayo 2022 at 12:45

Tornamos con un programa monografico a on que charraremos de cicloturismo. Visita Tierra de barrenaus Diego, qui en lo verano pasau se fació una ruta ciclista dende lo Xiloca, salindo de Luco, dica Benás y tornada por unatro camín. 13 días de bicicleta y experiencias que nos recuenta. Tamién torna t’o programa Tamara, que dende […]

La entrada Tierra de Barrenaus 8×19 Cicloturismo de Luco ta Benas y muito mas se publicó primero en Radio Topo.

Canarias: Desalojos, Comunidades autogestionadas, emigración versus turismo.

9 Junio 2021 at 19:41

Desalojos, Comunidades autogestionadas, emigración versus turismo .Hoy hablamos con nuestro amigo Ruymán Rodríguez, miembro del Sindicato de Inquilinas y de la Federación Anarquista de Gran Canaria. Con él hablaremos de la amenaza de desalojo de la Comunidad de la Marisma, de qué son, cómo surgen y se gestionan las comunidades . También trataremos dos temas […]

La entrada Canarias: Desalojos, Comunidades autogestionadas, emigración versus turismo. se publicó primero en Radio Topo.

Tierra de barrenaus 4×01. Turismofobia, lupos, l’aragonés y discos que te cal

6 Noviembre 2017 at 21:39

Primer programa d’a temporada con Chorche charrando d’a turismofobia, Tamara sobre lo lupo d’os Monegros, Mario sobre los cursos d’aragonés de Nogara y Cherardo sobre lo disco O zaguer chilo que chunta a 20 collas cantando en aragonés. Krevi solenco, un d’ells, actua en directo, por primer vegada en Tierra de barrenaus. Antimás, lo nuevo […]

La entrada Tierra de barrenaus 4×01. Turismofobia, lupos, l’aragonés y discos que te cal se publicó primero en Radio Topo.

Ante el turismo de masas, el modelo cooperativo se abre camino para defender el territorio

26 Septiembre 2025 at 14:58

El verano se despide y con él la estampa de playas abarrotadas, aeropuertos colapsados y ciudades transformadas en escenarios turísticos. España volvió a batir récords en 2024: 93,8 millones de turistas extranjeros, un 10,1% más que el año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Solo entre abril y junio, antes de entrar en los «meses fuertes», el turismo dio trabajo a más de 3 millones de personas, casi 60.000 más que en el mismo trimestre del año previo, de acuerdo con los datos de Turespaña.

El turismo es uno de los grandes motores económicos del país, pero su brillo tiene un reverso. Con septiembre baja el volumen de viajes, pero los efectos del ir y venir de millones de personas permanecen durante todo el año.

«El turismo es lo que más provecho da a las empresas, pero los territorios están perdiendo su identidad paisajística, territorial, económica, local, humana…», advierte María Dolores Sánchez, investigadora del Instituto Pascual Madoz de la Universidad Carlos III de Madrid y coautora del capítulo «La cooperativa como motor de sostenibilidad en el ámbito del turismo» en el libro Turismo y Sostenibilidad. Frente a ello, defiende que las cooperativas turísticas pueden ofrecer «un modelo que no desgaste tanto el territorio» y que, además, contribuya a fijar población en zonas rurales.

De norte a sur, varias experiencias cooperativas muestran que otra forma de viajar es posible. Proyectos que no solo ofrecen servicios turísticos, sino que generan comunidad, protegen el entorno y crean empleo digno en áreas amenazadas por la despoblación o el turismo extractivo.

L’Olivera: vino, aceite y cohesión social

Fundada en 1974 en Vallbona de les Monges (Lleida), L’Olivera nació como un proyecto social vinculado al cultivo de la tierra en una zona marcada por la despoblación. Medio siglo después, sigue en pie, con actividades que combinan agricultura ecológica, producción de vino y aceite, e iniciativas turísticas que acercan su filosofía al público. «Lo que cabe destacar es la testarudez: en un pueblo de apenas 80 habitantes, seguimos cosechando la uva a mano», afirma Martí Monfort, socio y responsable de proyectos.

La cooperativa gestiona hoy 40 hectáreas. Sus productos se elaboran en dos polos: Vallbona, en pleno interior rural, y la finca de Can Calopa, en la sierra de Collserola (Barcelona). Allí también desarrollan la parte turística del proyecto, con visitas, catas, recorridos por los viñedos e incluso propuestas para los más pequeños. «En Barcelona formamos parte de la resistencia agrícola periurbana, manteniendo esta actividad en una zona donde la presión antrópica es muy fuerte», resume Monfort.

Además, la cooperativa integra laboralmente a personas con discapacidades varias, abriendo puertas en un mercado que suele cerrárselas. «Nunca hemos querido rentabilizar el proyecto social que llevamos a cabo. Queremos que la gente compre nuestro vino porque es de calidad y muy positivo para el entorno», insiste Monfort. Según el INE, la tasa de empleo de las personas con discapacidad es 40 puntos inferior a la de la población general, lo que hace más relevante la aportación de iniciativas como esta.

Para la cooperativa, sostenibilidad es un concepto integral, «no solo de forma ambiental, sino también social, generando oportunidades laborales, intentando retribuir nuestro trabajo de forma digna; y también sostenibilidad económica, que no es fácil en los tiempos que corren y en los sectores en los que hemos decidido llevar a cabo nuestro proyecto», explica Monfort. Y añade: «No vamos a competir a precio en las actividades turísticas, porque no se puede sostener y porque queremos promover actividades de calidad, experienciales, donde la gente pueda aprender cosas, vivir cosas y descubrir otras realidades de manera lenta, tranquila, organizada y en pequeños grupos. No nos sentimos cómodos con la vorágine clásica del turismo».

Vive Geoparque Granada o cómo divulgar el territorio desde dentro

El Geoparque de Granada, reconocido por la UNESCO en 2020, abarca 47 municipios y más de 4.700 km² de paisajes únicos: cárcavas, tierras baldías, yacimientos fósiles y pueblos rurales con siglos de historia. En este escenario nació Vive Geoparque Granada, cooperativa formada por guías locales que buscan divulgar el valor geológico, natural y cultural de la zona.

«Me apasiona tanto la naturaleza, mi territorio, mi pueblo, mi lugar en el mundo… Tengo mucha estima y pasión por mi zona», confiesa Guillermo Sánchez, presidente y socio fundador. Comenzó en solitario en 2018 y más tarde otros compañeros se sumaron al proyecto. Hoy, todos los socios son guías titulados que comparten la misma visión: hacer del turismo una herramienta para valorar y proteger el territorio.

La oferta es amplia: rutas de senderismo, experiencias en 4×4, talleres educativos, visitas a yacimientos y catas de vino y sabores de la zona. Todo con un mismo objetivo: «Intentamos mostrar la importancia y el valor que tiene nuestro patrimonio para que la gente lo comprenda, lo aprecie y lo respete», explica Sánchez.

Ante el turismo de masas, el modelo cooperativo se abre camino para defender el territorio
Guillermo Sánchez realizando sus labores de guía en Vive Geoparque.

Más allá del turismo, el proyecto busca fijar población en una zona castigada por la despoblación. «Si no hubiésemos abierto la cooperativa, no estaríamos en nuestro pueblo. Queremos que se conozca más este sitio y que mucha gente pueda venir a vivir aquí», señala. El propio Sánchez lo resume en una frase: «Yo no quiero tener que irme de mi pueblo. He vuelto a mis raíces y no quiero emigrar».

Con el apoyo de instituciones que empiezan a apostar por el territorio, Vive Geoparque demuestra que se puede generar empleo sin sacrificar el entorno. Pero Sánchez es claro: «Habría que fomentar más el emprendimiento en el territorio, que la juventud no tenga que irse. Los retos, si sabes cómo, se pueden convertir en oportunidades».

La Surera, un laboratorio rural de turismo y cultura

En Almedíjar (Castellón), en plena Sierra de Espadán, la cooperativa Canopia impulsa desde 2017 el proyecto La Surera, un albergue rural que combina turismo responsable, cultura y dinamización social. Sus impulsores, Grégory Damman y Raquel Guaita, regresaron a España tras años de trabajo en cooperación internacional con la idea de crear un espacio distinto. «Tanto tiempo fuera nos hizo reconectar con lo que sucedía en esta región, y decidimos intentar hacer las cosas de manera distinta», recuerda Damman.

El edificio acoge un albergue y talleres de cerámica, sonido o artes gráficas, además de actividades de bienestar como yoga. «La Surera es un híbrido entre una incubadora de iniciativas, un espacio de experimentación y un centro sociocultural», resume su fundador.

Más que un alojamiento, La Surera se concibe como un nodo de conexión entre visitantes y comunidad local. Se organizan talleres de sensibilización ambiental, experiencias de aprendizaje sobre la vida rural y actividades culturales que van desde conciertos hasta exposiciones. El espacio también acoge residencias de artistas, investigadores o colectivos sociales, lo que multiplica su impacto más allá del turismo convencional.

Ante el turismo de masas, el modelo cooperativo se abre camino para defender el territorio
Una de las actividades ofrecidas por La Surera.

Damman está convencido de que el modelo encaja con las transformaciones del sector: «Creo que el turismo masivo globalizado tiene los días contados; habrá un retorno al turismo más local, a la ruralidad, por convicción o por necesidad. Espacios así, que permiten encontrar redes de apoyo, mutualizar recursos e ir experimentando, son indispensables».

Los frutos comienzan a notarse. «Hemos contribuido a ampliar la oferta cultural en el ámbito rural. Ya nos están empezando a considerar como un ejemplo», asegura. Con esta fórmula, La Surera se ha convertido en un laboratorio de innovación rural, capaz de atraer talento y visitantes, y de situar a Almedíjar en el mapa de experiencias turísticas alternativas.

Una herramienta para el futuro

De las bodegas de Lleida a los paisajes geológicos de Granada, pasando por la Sierra de Espadán, estas experiencias muestran que el turismo cooperativo no es marginal. Se trata de un modelo que genera empleo, preserva el entorno y ofrece sentido económico a comunidades que luchan por no desaparecer.

El reto ahora es que las políticas públicas acompañen. «Hay que empezar a hablar de las formas jurídicas que nos permiten integrar a los jóvenes casi de inmediato en el territorio, favoreciendo este tipo de empresas», apunta la investigadora María Dolores Sánchez.


Este reportaje pertenece a ‘Altacoop, el altavoz de las cooperativas’, un proyecto que cuenta con el apoyo del PERTE de la Economía Social y de los Cuidados del Gobierno de España.

La entrada Ante el turismo de masas, el modelo cooperativo se abre camino para defender el territorio se publicó primero en lamarea.com.

Mucho crecimiento económico, no tanto desarrollo social

10 Agosto 2025 at 08:30

Manifestación del 13 de octubre por el derecho a la vivienda en Madrid. Álvaro MinguitoManifestación del 13 de octubre por el derecho a la vivienda en Madrid. Álvaro Minguito

Por Albino Prada, del Consejo Científico de Attac, originalmente escrito para Sinpermiso.

Según mi lectura del Resumen Ejecutivo de la Memoria Socioeconómica de España (2024), presentada por el Consejo Económico y Social (CES) en mayo de este año, se deduce que vivimos en una de las economías europeas que más habría crecido, aunque no tengamos tanto éxito en transformar ese crecimiento en desarrollo social. Lo que el CES denomina el objetivo de mantener un “patrón de crecimiento que lleve a un desarrollo estable, sostenible e inclusivo a medio plazo”.

Esta conclusión es mía, no la sostiene el CES. ¿Porqué mantengo que nuestro patrón de crecimiento no se traduce en desarrollo?. En buena medida porque -como bien señala, ahora sí, el CES- buena parte de nuestro crecimiento depende de las actividades directas e indirectas derivadas del turismo. Así leemos “respecto al sector servicios, el turismo marcó récords y fue clave para el buen desempeño de la economía española”.

Para alimentar estas actividades se hace necesaria una entrada masiva de trabajadores inmigrantes que según los datos del INE (EPA) se situó -entre enero de 2020 y enero de 2025- en una cifra de 938.000 nuevos ocupados extranjeros de entre los algo más de dos millones nuevos ocupados totales (lo que alcanza a 45 de cada cien nuevos empleos). Un factor clave que, de paso, permite entender la aparente paradoja de que en el año 2024, según el CES, “con 422.000 personas ocupadas más, el paro descendió en 174.000 personas”. En menos de la mitad.

Se comprueba así que, de forma directa o indirecta, las actividades relacionadas con el turismo y los servicios personales explican la mayor parte de las tareas de estos nuevos ocupados y, en consecuencia, del éxito en el crecimiento del PIB. Sin este factor creceríamos la mitad de lo que lo venimos haciendo.

Pero justo aquí se acaban las buenas noticias. Porque este patrón de crecimiento se relaciona, aunque el CES no lo diga de forma categórica, con un problema creciente para avanzar en un desarrollo social inclusivo, por ejemplo en lo que atañe a “los problemas de acceso a la vivienda”. Problemas de los que si toma nota el CES cuando sostiene que “en un contexto de carestía y escasez de oferta, las dificultades de acceso a la vivienda y de afrontar los gastos relacionados constituyen uno de los principales problemas sociales reportados por la población en 2024”, o más adelante “persisten las particulares dificultades de acceso a la vivienda de las personas más jóvenes pues, mientras el 90 por 100 de las mismas considera el elevado coste del alquiler como la principal barrera para independizarse” .

Aunque lo que a mi juicio no enfatiza como debiera el CES es que tal cosa sucede por el descomunal incremento de viviendas para uso turístico[1] (que se detraen en un parque estancado de las viviendas de alquiler habitual), que está impulsando hacia arriba los precios y reduciendo la oferta de alquiler para los trabajadores más jóvenes (nativos y, por supuesto, el ingente empleo de extranjeros) que cuentan con escasos ingresos salariales para alquilar y no digamos para comprar una vivienda. Trabajadores que ven succionados sus ingresos por una minoría de rentistas y tienen que soportar condiciones de residencia poco decentes (en el límite bajo nuevas formas -urbanas y rurales- de chabolismo).

Es así como nuestro modelo de crecimiento (que tanto depende del turismo) está poniendo fuera de control un factor clave del desarrollo social (el acceso asequible a una vivienda). Un crecimiento no solo muy poco inclusivo sino, además, aún menos sostenible (tal como reclamaba el CES). Aunque en este caso cueste creer que esta Memoria Anual para nada se ocupe de los impactos ambientales que la llegada y estancia de más de 85 millones de turistas suponen sobre la huella ecológica media del consumo por habitante residente, del consumo de recursos (como el agua y su desalinización) o de las emisiones de CO2 derivadas de un transporte aéreo disparatado.

Cierto es que el CES también va dejando en su informe otras huellas de cómo el patrón de crecimiento de algunos no ayuda al desarrollo social de muchos. Por ejemplo cuando señala que es necesaria la “creación de la Autoridad Administrativa Independiente de Defensa del Cliente Financiero, que debe reforzar la protección de los usuarios financieros y agilizando la resolución de las reclamaciones frente a entidades financieras”. Una forma piadosa de no hablar del oligopolio bancario (y de sus beneficios exponenciales) y de la ausencia de una banca pública.

O cuando deja anotado que “a finales de 2024, más de 846.000 pacientes esperaban una intervención quirúrgica y casi cuatro millones aguardaban su primera consulta con un especialista. El tiempo medio de espera para cirugía se sitúa en 126 días”. O como, en relación a los dependientes, “los tiempos de espera, sin embargo, experimentaron un nuevo incremento en 2024, situándose en 334 días de media, lejos del máximo legal de 180 días, y con grandes diferencias territoriales”.

O, en relación a las personas en riesgo de pobreza “persisten los problemas de cobertura: un 73 por 100 de las familias elegibles para el CAPI no lo percibe y ocurre lo mismo en un 56 por 100 de los hogares elegibles para la prestación básica del IMV”. Sin que, a pesar de estos agujeros, el CES haga ni una sola referencia a la alternativa de una renta básica en, al menos, algún plan piloto.

En suma: cosechamos un crecimiento muy poco inclusivo, muy lejos de lo que reclamaba el CES para lograr un patrón de crecimiento sano (que yo denomino desarrollo social o sociedad decente).

Todos ellos son además síntomas altamente preocupantes -la otra cara de la moneda- de un éxito (como sucedía con el bum turístico) que anima el CES, cuando se congratula de que “en cuanto a las finanzas públicas, prosigue el proceso de consolidación fiscal iniciado en 2021 y se prevé que se mantenga en los próximos años, con descensos de las ratios de déficit y deuda pública, gracias al crecimiento robusto de los ingresos públicos y a la moderación del incremento del gasto público”. Otro ejemplo de que es imposible sorber y soplar al mismo tiempo.

De manera que el muy problemático acceso a la vivienda, los abusos en los servicios financieros, una cobertura sanitaria defectiva, el creciente retardo en el acceso a la protección en situaciones de dependencia, a unos ingresos que palíen situaciones de pobreza extrema o los crecientes impactos ambientales, … son daños colaterales de un patrón de crecimiento que descansa en el negocio turístico, en la captura de rentas por arrendatarios y bancarios o en el mantra de la consolidación fiscal. Es así como anotamos mucho crecimiento económico con poco desarrollo social.

Y lo hacemos abonando el riesgo de que agentes políticos de extrema derecha abanderen estos deterioros en el bienestar social atribuyéndolos a falsos culpables (la inmigración o a una corrupción política de la que también son partícipes), en vez de hacerlo a nuestras incapacidades para embridar la libertad con la que se mueve un capitalismo extractivo que ni asume una reforma fiscal en profundidad (para esquivar la consolidación fiscal), ni una limitación de su poder en los mercados (con por ejemplo oferta de vivienda pública o banca pública). Y que se resiste a pagar un salario mínimo decente, a reducir la jornada laboral o a embridar las formas más subordinadas de contratación (temporal o a tiempo parcial) como bien saben en nuestro Ministerio de Trabajo.

Por eso creo que se hace imperioso criticar más nuestro capitalismo y hablar algo menos de las extremas derechas que son sus monaguillos. Y es por eso me preocupa comprobar que en la versión completa de la Memoria del CES -en sus seiscientas páginas- no se nombre nunca el concepto de “capitalismo”: ¡aunque se hable más de sesenta veces de “capital”.


[1]    De hecho lo relativiza (como debates en ciertas zonas) cuando se redacta (p. 92 de la Memoria completa) “en 2024, los debates se centraron sobre todo en las tensiones que la proliferación de viviendas de uso turístico en ciertas zonas estaba generando en los mercados locales de vivienda residencial, tanto en alquiler como en venta”, o cuando apostilla sobre las viviendas de uso turístico(p. 387 de la Memoria completa): “a pesar del escaso porcentaje que representan sobre el total”. Sin tener en cuenta que el parque de vivienda para alquiler ya era pequeño (antes del bum turístico y sin inmigración) en parámetros europeos.

La entrada Mucho crecimiento económico, no tanto desarrollo social se publicó primero en ATTAC España | Otro mundo es posible.

De Cicloturismo. Tierra de barrenaus 9×18

23 Mayo 2023 at 15:10

Enfilamos ya los zaguers programas d’a temporada pensando en lo verano que tenemos a tocar. La mayoría ya somos barruntando lo ciento de plans que lo tiempo libre y lo buen orache propician. Asinas que tenemos la enchaquia perfecta pa charrar d’unatra manera de veyer mundo, de fer lo que claman turismo, que ye fer-lo […]

La entrada De Cicloturismo. Tierra de barrenaus 9×18 se publicó primero en Radio Topo.

  • No hay más artículos
❌