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AnteayerSalida Principal

Patricia Simón, periodista militante contra el silencio y la impunidad

10 Diciembre 2025 at 12:04

Con la defensa de los derechos humanos como brújula, el trabajo de Patricia Simón aúna el reporterismo en terreno y el periodismo de investigación. Hablamos con la autora de los libros 'Miedo' y 'Narrar el abismo' sobre el papel de los medios de comunicación ante los genocidios, el neofascismo o los ataques desde los tribunales a la libertad de prensa.

La entrada Patricia Simón, periodista militante contra el silencio y la impunidad se publicó primero en Pikara Magazine.

Patricia Simón: “El concepto ‘paz’ ya no está en el imaginario colectivo, ni siquiera como aspiración”

5 Diciembre 2025 at 10:40

En el periodismo no todo vale. A menudo, en situaciones comprometidas, prevalece el sentido ético de los profesionales y estos apartan la cámara o apagan la grabadora. Renuncian al impacto, a los clics, incluso a dinero. Cualquier cosa antes de hacer más daño a quien ya está muy dañado. Hay que tener estas cosas muy claras para reportear desde zonas de conflicto, como lleva haciendo Patricia Simón desde hace 20 años. En el ensayo Narrar el abismo (publicado por Debate) cuenta sus experiencias y propugna un tipo de periodismo respetuoso con la dignidad del otro. «Cuando estas personas se acercan y cuentan sus experiencias, confían en la valía humana de quien las escucha», relata. «No hay mejor periodista que el que sabe, sobre todo, ser oyente». Trasladar sus historias, dice, tiene una función social. Documentar delitos de guerra, además, es un deber. Y hay que hacerlo buscando la palabra exacta, escribiendo con una perspectiva que defienda los derechos humanos y que desafíe esa «ideología colonial dominante» que tiende a adherirse como una lapa a nuestras crónicas. Narrar el abismo es una reivindicación del periodismo como un oficio humanista comprometido con la construcción de un mundo mejor.

Su libro se puede leer como un manual de periodismo en zonas de conflicto. ¿Cómo ha sido su aprendizaje? ¿A base de ensayo-error? O dicho de otro modo: ¿se ha equivocado muchas veces?

Seguro que sí. Pero he tenido la suerte de formarme prioritariamente con defensores y defensoras de derechos humanos, así que siempre he sabido que lo importante era el cuidado de la persona que ha sufrido alguna vulneración. Esa prevención, que mi foco estuviera puesto no tanto en el resultado periodístico como en esa relación personal, probablemente me haya protegido del peor error que se puede cometer: aumentar el daño que han sufrido estas personas. Pero todo esto vino a través de la formación. Recuerdo que una vez, siendo muy jovencita, me invitaron a moderar una mesa redonda con defensores y defensoras de los derechos humanos en Colombia. Eran personas que habían sufrido tantos tipos de violencia que necesariamente necesitaban tiempo para explayarse, pero yo no les dejaba. Los organizadores me dijeron: «Si ves que se van por las ramas, les cortas y que vayan al grano». Desgraciadamente, les hice caso. Fui una buena mandada. Y me convertí en una maltratadora. Fue el público el que me hizo notar que lo estaba haciendo mal. Hoy lo recuerdo con mucha vergüenza, pero aprendí qué es lo que no se debe hacer. Y, sobre todo, aprendí que no hay que delegar nunca la responsabilidad en otras personas.

Pero, a veces, inevitablemente, se hace daño sin querer. ¿Cómo reacciona si, a pesar de poner todo el cuidado, se da cuenta en mitad de una entrevista de que está tocando una tecla sensible que no debería tocar?

Parando en seco. Si de repente intuyes que se pueden estar removiendo cosas o que estás reabriendo una herida especialmente dolorosa, lo primero es parar en seco y revaluar qué sentido tiene esa entrevista. Para mí, la clave está en volver a situar la conversación, volver a la base, a la razón principal por la que esa persona ha accedido a hablar: qué persigue con esa entrevista, qué necesita contar, de forma que su testimonio, de alguna manera, le genere un cierto alivio. Tengo presente que es mejor que me quede corta, que se me queden preguntas en el tintero, si no estoy segura de que la persona está preparada, es consciente y quiere hablar de esos asuntos.

Los periodistas que cubren conflictos también se exponen a salir tocados. Decía Susan Sontag en uno de sus libros: «Toda persona que tenga la temeridad de pasar una temporada en el infierno se arriesga a no salir con vida o a volver psíquicamente dañada». ¿Cómo ha lidiado usted con ese peligro?

Primero, sintiéndome muy afortunada de poder desarrollar mi profesión en esos contextos. Como dice Noelia Ramírez en su libro, «nadie nos esperaba aquí». Mi origen, en ningún caso, hacía prever que pudiera dedicarme al periodismo, y mucho menos a ese tipo de periodismo. Así que soy consciente de que esto es algo excepcional, porque la mayoría de mis compañeras, de amigos y amigas mucho más talentosos y muy buenos periodistas, lo tuvieron que dejar por la precariedad. Y luego, además, me protege la idea de que «estoy haciendo mi parte». O por lo menos lo estoy intentando. Tengo una convicción muy fuerte, seguramente por mi apego a la defensa de los derechos humanos, de que este trabajo es importante. Y de que es una suerte poder hacerlo.

Cuando el circuito, llamémosle así, está bien engrasado, a mí me hace bien. Ese circuito empieza con la recogida de testimonios que te atraviesan, que te interpelan, y finaliza cuando los transformas en información periodística. Con «bien engrasado» me refiero a no pasar muchísimo tiempo reporteando sobre el terreno, sino a volver a casa para digerirlo y trabajar con calma… Cuando se dan todas esas circunstancias, el trabajo es emocionalmente bueno. De hecho, cuando empezó el genocidio de Gaza y las autoridades israelíes nos prohibieron la entrada a la Franja, sentí muchísima impotencia. Empecé a consumir imágenes de las redes sociales en bucle. Me hizo cuestionarme qué sentido tenía el periodismo, qué capacidad teníamos los periodistas. Fue muy duro.

Y por último, para protegerte emocionalmente del impacto que tiene tu trabajo, están los cuidados, claro. Aunque suene banal, hay que alimentarse bien, dormir bien, hacer deporte y, por encima de todo, trabajar los afectos, cuidar las redes de amigos y amigas, dedicarles tiempo.

En su libro, sobre todo en el capítulo dedicado a Ucrania, habla de reportear tanto desde el frente de guerra como desde la retaguardia. Tengo la impresión de que usted prefiere la retaguardia. ¿Por qué?

En el frente ves gente que es carne de cañón y es más difícil extraer aprendizajes humanos. Prevalece la parte bélica, pero hay una excepción: cuando puedes estar a solas con los combatientes. Ahí aflora realmente el desastre de la guerra. En la retaguardia, en cambio, se preserva la vida, se construye vida cuando alrededor sólo hay destrucción. Eso es complejísimo. Es posible por conocimientos atávicos que no sabíamos que teníamos y que aparecen en esos contextos. Y quienes lo hacen posible, fundamentalmente, somos las mujeres. Las mujeres seguimos siendo vistas como actrices secundarias en las guerras. La invasión rusa evidenció que las narrativas en torno a la guerra siguen siendo muy machistas y muy reaccionarias. Por ejemplo, ¿cómo se contó el éxodo? Pues se entendió que el destino natural de las mujeres era huir para cuidar, y el de los hombres quedarse para combatir. En la retaguardia todo eso se subvierte y se ve el verdadero valor de la supervivencia y quién la hace posible.

Cuenta la historia de una anciana de Kramatorsk que les invitó a Maria Volkova y a usted a tomar un té en su casa. Allí les habló de sus dificultades, conocieron a su hija esquizofrénica, entendieron por qué decidió no huir. Desde el punto de vista humano, esa historia revela más sobre la guerra que una crónica desde las trincheras.

Sí, aquella historia se me quedó atravesada. Y pensé que, en realidad, esa historia está en todos los contextos dominados por la violencia que llevo cubriendo 20 años, desde Ucrania hasta Colombia. Son las guerras que las mujeres libran diariamente en todas partes. Las han sufrido nuestras abuelas, las sufren nuestras madres y siguen marcando nuestras vidas.

¿Cómo definiría el concepto «periodismo de paz» y en qué se diferencia de lo que entendemos normalmente por periodismo?

La diferencia está en la intencionalidad. Como periodista, se trata de no olvidar nunca que la guerra debe evitarse por todos los medios y, si ya ha empezado, que debe pararse cuanto antes. El periodismo no puede legitimar que la violencia sea una forma de resolver los conflictos. Eso debería aparecer en todas las crónicas. Debemos recordar continuamente que la mayoría de las guerras no terminan con el aplastamiento del enemigo sino por medio de negociaciones. Cuanto antes empiecen, más vidas se salvarán. Si no lo contamos así, corremos el riesgo de presentar la guerra como algo natural o inevitable o como un conflicto irresoluble. Y si nos resignamos a eso, nuestro periodismo se convierte en una arma propagandística dentro de esa guerra.

Cuando estábamos en la facultad, todos expresábamos nuestra admiración por los «corresponsales de guerra». A nadie se le ocurrió nunca llamarlos «corresponsales de paz».

Es que ese concepto es mucho más complicado de normalizar, pero el concepto «paz» sí que debería estar más presente en nuestras vidas. Nosotros crecimos celebrando la paz en el cole. La lucha contra el hambre y la defensa de la paz eran pilares de nuestra educación. Eso se ha diluido totalmente en estos últimos años. Ya no está en el imaginario colectivo, ni siquiera como una aspiración o un ideal. Pero debemos reivindicarlo desde el periodismo, entendiendo que la paz no es solamente la ausencia de bombardeos, es una cosa mucho más compleja. Respecto a la expresión «corresponsales de paz», tengo que decir que es un lema que está utilizando la Fundación Vicente Ferrer, que nos ha invitado a varios periodistas que cubrimos conflictos a visitar lugares donde se está intentando construir la paz frente a otros tipos de violencia.

Su libro contiene frases realmente desafiantes, como que «el periodismo es lo contrario a la neutralidad». Esto choca con la idea que mucha gente tiene de la imparcialidad periodística. ¿Qué quiere decir exactamente con eso?

Creo que el periodismo tiene que aspirar a construir sociedades más justas para todos y todas, y eso es exactamente lo contrario de la neutralidad. Tendemos a contar las cosas desde lo establecido, desde lo hegemónico, y eso perpetúa el statu quo. Así nada cambia. Pero si aplicas una mirada crítica y desentrañas las dinámicas y los intereses que operan sobre la realidad, si identificas cuáles son las razones para que eso ocurra y quiénes son los responsables, entonces la cosa cambia. Cuando el periodismo evidencia cuáles son los engranajes, rompe con lo que se ha entendido como neutralidad. Y eso debería hacerse enfocándonos en los afectados de ese marco de interpretación, en los afectados por «la norma» o por lo que entendemos como «normal». En mi adolescencia fue muy importante la lectura de Eduardo Galeano. Él nos enseñó por qué el mundo se interpretaba al revés y lo puso «patas arriba». Así se llama uno de sus libros, en el que señala esas cosas que damos por sentadas, que entendemos por lógicas, como si esa fuera la única mirada posible. Yo impugno esa neutralidad. Me parece que es injusta, que está al servicio de una minoría privilegiada y que produce muchísimo dolor. Por eso creo que hay que posicionarse.

En Narrar el abismo también impugna los eufemismos. Hace hincapié en usar las palabras justas, exactas. Pero las palabras justas y exactas son polémicas. A veces ni siquiera nos dejan publicarlas. ¿Qué hacemos ante eso?

El periodismo siempre fue un oficio rebelde y debería seguir siéndolo. A veces se nos desacredita cuando, por ejemplo, hablamos de paz, tachándonos de ilusos o de ingenuos. Otras veces se nos acusa de ser radicales. Otras, de ser activistas en lugar de periodistas. Esto me pasa mucho. Tenemos que tener muy claras nuestras convicciones para defender por qué utilizamos una palabra y no otra. Quienes usábamos la palabra «genocidio» para hablar de lo que estaba ocurriendo en Gaza, al principio se nos acusó de falta de rigor, de antisemitismo, de fomentar un relato propalestino y, por lo tanto, antiperiodístico. Pero cuando lo hicimos ya había evidencias suficientes para hablar de genocidio, y de hecho, poco después, el informe de la relatora especial de la ONU nos dio la razón.

Pero mientras hay que aguantar el chaparrón…

Yo sé que hago un periodismo pequeñito, minoritario. Sé que su capacidad de incidencia es muy limitada, pero haciéndolo aspiro a sentirme… Iba a decir orgullosa, pero esa no es la palabra. Tranquila, esa es la palabra. Tranquila con el resultado. Que pueda defenderlo ante quien lo cuestione. En el reportaje «El mundo según Trump» usé conscientemente un vocabulario muy directo. Para describir su forma de concebir las relaciones internacionales digo que se maneja igual que los cárteles: plata o plomo. Y es que es así. Y no temo las críticas porque sé que quienes las hacen están defendiendo un orden injusto, al servicio de unos pocos y que se ha demostrado fallido, corrupto y éticamente degenerado.

Assaig Abubakar, un abogado sudanés que vive como refugiado en Chad, le dijo: «Nunca más volveré a creer en el sistema internacional de derechos humanos». Y cuando entrevistó a Youssef Mahmoud también fue muy crítico con la ONU. Después de todo lo que ha visto, ¿usted sigue creyendo en estos organismos internacionales?

En lo relativo al marco legislativo, sí. Por eso sigo defendiendo el derecho internacional y los derechos humanos, pero ya no creo en las grandes organizaciones. La puntilla ha sido la validación por parte del Consejo de Seguridad del mal llamado «plan de paz» de Donald Trump para Gaza. Me parece que supone el hundimiento absoluto del Consejo de Seguridad, y creo que también ha arrastrado a las Naciones Unidas. A pesar de todo, la ofensiva actual contra el multilateralismo, contra la ONU, contra la Corte Penal Internacional es tan dura, que creo que debemos salir en su defensa. Siendo muy consciente, eso sí, de que muchas veces estas organizaciones se muestran fallidas e incluso son cómplices de la perpetuación de los conflictos. Pero soy más partidaria de su reforma o de su refundación que de darlas por perdidas. Creo que siguen siendo el único espacio en el que muchos Estados tienen al menos un asiento, una voz, y desde donde se puede reconstruir otro orden internacional.

Siempre se ha dicho que la foto de la niña del napalm contribuyó a la retirada estadounidense de Vietnam. Los periodistas palestinos también han hecho un trabajo extraordinario documentando el genocidio de Gaza, un trabajo que ha tenido un enorme impacto en la opinión pública. No hay más que ver las manifestaciones que se han producido en todo el mundo. Pero el genocidio continúa. ¿Lo que ha cambiado en este tiempo, básicamente, es la capacidad del periodismo para influir en los gobiernos?

El puente que existía entre la información, la gente y los gobiernos se ha roto. Es el producto de muchas décadas de desoír a la ciudadanía. Se ha roto hasta el punto de que muchas personas renuncian a informarse porque la información sólo les provoca dolor, no pueden hacer nada con ella, dan por hecho que no servirá para cambiar nada. Pero la reacción global ante el genocidio de Gaza nos da esperanzas de que esta situación se pueda revertir. Ha sido muy curioso ver cómo el movimiento contra el genocidio ha tomado más fuerza a partir del pasado verano, cuando empezaron a publicarse imágenes de la hambruna. Los medios occidentales consideraron que esas imágenes de los niños famélicos eran más publicables o digeribles que las de los dos años anteriores, las de los niños en las morgues o bajo los escombros. Los medios tenemos que preguntarnos por qué. Por qué las fotos de los niños mutilados no se publicaron, cuando fueron sus propios padres los que tomaron esas fotos o llamaron a los periodistas para documentar el delito. Por qué se usó la excusa de la «fatiga de la empatía» de los lectores. Por qué se habló de que herían la sensibilidad e incluso la dignidad de las víctimas. Si hemos visto esas imágenes ha sido gracias a las redes sociales. Cuando salieron las fotos de la hambruna, realmente hubo un despertar de la respuesta ciudadana. Eso demuestra dos cosas: primero, que la capacidad de incidencia del periodismo sigue siendo altísima; y segundo, que fueron los propios medios los que apaciguaron durante dos años esa respuesta ciudadana amparándose en razones insostenibles que tienen más que ver con sus propias sensibilidades y con sus propios sentidos estéticos de cómo representar el dolor.

Usted dice que la información se ha convertido en «una retahíla de hechos caóticos, catastróficos, incomprensibles».

Por eso hay casi un 40% de españoles que ha renunciado a informarse. Y el resto lo hace a través del móvil, donde estamos perdiendo muchísima capacidad de concentración, de comprensión y de profundidad. Eso es una ruptura, no sólo en el acto ciudadano de informarse sino en las propias democracias. Creo que ahora toca generar discursos acerca de la importancia de recuperar la soberanía sobre el acto de informarse, sobre cómo nos informamos, a través de qué dispositivos y en qué contextos. Nos estamos estupidizando y me parece peligrosísimo cómo estamos aceptando que cuatro señores tecnomultimillonarios, cuyo su sueño húmedo es irse a Marte, sean los que, con sus algoritmos, dominen el acto de informarse de la mayoría de la población. Esa avalancha de hechos caóticos, sin contexto, nos está enfermando. Emocionalmente nos tiene paralizados, y políticamente absolutamente desconcertados. Da alas a esa sensación de incertidumbre que tanto se ha señalado como una de las causas del auge reaccionario. Lo que hace el periodismo es justo lo contrario: explica las causas y el contexto, arraiga a las personas con la realidad que le rodea y así disipa la incertidumbre.

Usted también suele decir que nunca se ha hecho mejor periodismo que hoy. ¿Por qué cree que nunca ha estado peor considerado y peor pagado que hoy?

Pues porque mucho de lo que se presenta como periodismo en realidad no lo es. Ojalá fuese info-entretenimiento, pero ni eso. Esa etapa ya pasó. Lo que tenemos ahora es propaganda política disfrazada de entretenimiento, propaganda de valores muy reaccionarios al servicio de los grupos políticos de ultraderecha. Ese aluvión de desinformación, de odio y de propaganda ha generado desconfianza y desconsideración hacia la profesión. A eso se suma que los medios tradicionales, además de buen periodismo, publican también muchísima basura para tener visitas. Eso contribuye al descrédito. Y también porque nos hemos regalado como periodistas. En sociedades tan precarizadas como la nuestra cuesta mucho que la gente pague por el periodismo. Y al tenerlo gratis pues no se le da valor. Pero tampoco podemos exigir que se suscriban a cinco medios cuando tienen salarios paupérrimos y muy poco tiempo para informarse. Gran parte de nuestra comunidad lectora, de hecho, se suscribe por militancia, no porque luego vaya a tener tiempo de leer la revista.

En cualquier caso, yo sostengo, efectivamente, que nunca se ha hecho tanto buen periodismo, pero tampoco se ha hecho nunca tanta desinformación. Y esto último, en cantidad, es inmensamente superior. Esa es la tragedia. Pero, sí, nunca ha habido tantos periodistas tan bien formados, con un compromiso ético tan sólido, hasta el punto de anteponer su profesión al hecho de tener vidas mínimamente saludables. Tenemos que defender públicamente la importancia del periodismo y intentar volver a sellar pactos éticos con la ciudadanía. De hecho, el libro yo no lo concibo como un manual de buenas prácticas sino básicamente como un manifiesto sobre la importancia de seguir informándonos.

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Los apoyos de los compañeros y compañeras periodistas que nos animan a seguir a contracorriente

4 Diciembre 2025 at 14:49
Por: La Marea

Desde que hicimos pública la demanda a la que nos enfrentamos por la investigación sobre la industria de los vientres de alquiler, por la que una agencia nos pide 60.000 euros, en La Marea no hemos parado de recibir apoyos. Y esas muestras, en momentos tan duros como este, con un equipo agotado, nos ayudan muchísimo a seguir adelante. A seguir a contracorriente, como decimos en nuestros mensajes para animar a donar en el crowdfunding que hemos lanzado en Goteo. 

Todos cuentan de la misma manera, pero saber que tus compañeros y compañeras están contigo, nos motiva especialmente. Queríamos agradecer, específicamente, el respaldo recibido desde la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), que nos ha ayudado a difundir, a través de sus redes sociales, nuestra campaña de recaudación de fondos para blindar el periodismo de investigación.

Porque, como explicaron desde Reporteros sin Fronteras, en otro mensaje de apoyo, investigar no es un delito, es un servicio público imprescindible para la democracia: “Como organización defensora de la libertad de prensa, subrayamos que las investigaciones sobre asuntos de interés público son esenciales para la transparencia y el acceso a información veraz. RSF España defiende su derecho –y el de todos los medios– a informar con libertad, sin censura ni intimidación”. Muchas gracias, compañeras y compañeros.

Nada más conocer la demanda, El Salto dedicó un espacio para contar a sus lectores y lectoras la situación a la que estamos haciendo frente. “Tras trece años publicando, es la primera vez que La Marea recibe una demanda por una de sus publicaciones”, destacaban.

Queríamos dar también las gracias a la Agrupación de Periodistas de la FSC de CCOO por sus palabras: “Mostramos nuestro apoyo y solidaridad hacia un medio que ha demostrado siempre su independencia y su máximo respeto por el rigor periodístico, centrado, además, en el servicio público y la defensa de los derechos humanos. Estamos atravesando tiempos complicados, donde los grandes poderes intentan silenciar la información con nuevas estrategias”. 

Algunas de ellas las ha explicado nuestra directora, Magda Bandera, a Marina Lobo, que nos ha abierto también, con esta entrevista, las puertas de Spanish Revolution: «Un proceso judicial de este tipo puede ahogar a un medio pequeño como La Marea«, ha afirmado Bandera.

Ahora no nos queda casi tiempo. Necesitamos tu fuerza, necesitamos cerrar con éxito nuestra campaña de Goteo, que termina ya. Es, por supuesto, una cuestión económica, pero va mucho más allá: es garantizar que seguimos siendo un espacio donde se pueden investigar temas incómodos sin presiones ni censuras. 

En el vídeo que te enviamos, el periodista de investigación José Bautista lo explica muy bien: hay profesionales que solo pueden escribir sobre determinados temas en La Marea, porque aquí sí se permite llegar hasta el fondo. 

Lo saben perfectamente nuestros lectores y lectoras, como Gustavo Rodríguez, que nos escribe desde la página de Goteo este mensaje de apoyo tan especial:

«Querida redacción de La Marea. Hoy más que nunca quiero expresar mi apoyo y admiración por vuestro trabajo valiente y necesario. Vuestra investigación sobre la industria de los vientres de alquiler no solo ha arrojado luz sobre una realidad que muchos preferirían dejar en la sombra, sino que ha puesto en primer plano la importancia de un periodismo independiente y comprometido con la verdad.

Sé que ahora atravesáis momentos difíciles: una demanda y amenazas que buscan acallar vuestra voz y, con ella, el derecho de toda la sociedad a estar informada. Precisamente en estos desafíos se demuestra la fuerza de la prensa libre, aquella que no se deja intimidar y que sigue adelante, incluso cuando el riesgo y la presión aumentan.

Quiero que sepáis que no estáis solos. Vuestro trabajo es imprescindible y merece todo el apoyo posible. Por eso, me sumo a vuestra campaña de fondo y animo a todas las personas que creen en la libertad de prensa y en la defensa de la verdad a respaldaros: cada contribución, cada muestra de solidaridad, cada mensaje compartido es un paso más en la protección de este periodismo valiente que nos representa a todos.

Gracias por seguir adelante. Gracias por no rendiros. Defenderos es, también, defendernos como sociedad. Todo mi ánimo y apoyo en este camino. No dejéis de publicar lo que otros intentan silenciar. Con mucha fuerza y solidaridad».

¿Qué podemos decir? MUCHAS, MUCHAS, MUCHAS GRACIAS.

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Oferta de trabajo: redes sociales y boletines en Pikara Magazine

21 Noviembre 2025 at 13:21

En Pikara Magazine necesitamos una compañera para cuidar nuestras redes sociales, canales de difusión y hacer la revista más atractiva.

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Lan eskaintza: sare sozialak eta buletinak Pikara Magazinen

21 Noviembre 2025 at 13:21

Lankide jator eta sortzailea bilatzen dugu Pikara Magazine hedatzeko, gure sare sozialak eta hedapen-kanalak zaintzeko eta Pikara Magazine erakargarriagoa egiteko.

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El 43% de las noticias recogidas en el Observatorio de Periodismo Machista romantiza o minimiza la violencia de género

21 Noviembre 2025 at 11:12
Por: La Marea

El Observatorio del Periodismo Machista (periodismomachista.com) ha publicado 195 casos de coberturas machistas de medios de comunicación, y una mayoría de estas informaciones (43%) minimizan o romantizan la violencia de género. Le siguen los titulares que cosifican a las mujeres y hacen énfasis en lo superficial (16%) y los que culpabilizan a la víctima (11%). El Observatorio es una iniciativa de impacto social del grupo de investigación Bitartez de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (EHU), la Asociación de Mujeres Periodistas de Pikara Magazine y Comunicadoras 8M. 

El grupo promotor ha presentado este viernes en la Asociación de Prensa de Madrid los resultados de su primer año de andadura en el marco del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El proyecto se nutre de las informaciones que el público hace llegar a través de un buzón en la página web y redes sociales. Después, un panel de personas expertas –compuesto por académicas, periodistas en activo y especialistas en feminismo– analizan estas informaciones. Solo se publican las informaciones que el grupo, de forma unánime, considera que muestran una cobertura sexista. 

Cada información machista es clasificada en una taxonomía propia compuesta por nueve categorías. En cada caso, el Observatorio ofrece una explicación de por qué la cobertura es machista, si el medio ya ha corregido (como ocurre en muchas ocasiones) y remata con una propuesta de titular igualitario que resuelve el problema. El estudio deja fuera los artículos de opinión. «El objetivo es didáctico, no pretendemos señalar a ningún profesional ni a ningún medio. Queremos acercar a la sociedad lo que es habitual en las aulas de Periodismo. Ninguna alumna o alumno aprobaría con estos titulares», ha afirmado Angeriñe Elorriaga, codirectora del proyecto y miembro del grupo de investigación Bitartez de EHU. 

Las nueve categorías

De las nueve categorías, la más recurrente es la que romantiza o minimiza la violencia machista, que se da en el 43% de los casos detectados. Son titulares como “Dos años de cárcel por mantener relaciones sexuales con una niña de doce años” o “Un joven tiene sexo consentido con una chica en Sigüeiro pero acaba condenado porque intentó una práctica que ella le advirtió que no haría”. 

Le siguen con un 16% los que cosifican a las mujeres  y se centran en lo superficial, como “El espejo del alma: Paloma Lago: tipazo y cara pepona por los rellenos” o “Pam Bondi, la explosiva sesentona a la que Trump nombró fiscal general”. 

La siguiente categoría con más prevalencia es la que culpa a la víctima, con un 11%; recoge titulares como “Una mujer provoca un accidente cuando su maltratador trataba de estrellar el coche para matarla” o “Una niña envía a su padrastro a prisión tras grabarlo con cámara oculta mientras abusaba de ella en A Coruña”.

Las noticias que relacionan el valor con figuras masculinas representan el 9% (“La novia de David Broncano reaparece tras la polémica con Melody”); las que invisibilizan o minimizan los logros de mujeres, el 8% (“La selección española de waterpolo, campeona de Europa por primera vez”, que hacía referencia a la selección masculina, cuando la femenina ya había ganado en tres ocasiones); las que hacen un uso problemático de la palabra “mujer”, con un 6% (“Una mujer para dinamizar la justicia militar”); las que refuerzan estereotipos de género, con el 5% (“El caos por el pantallazo azul de Windows inunda Barajas: una ‘avalancha de gente’ y clientas ‘desquiciadas’”); las que diferencian en la nomenclatura también son un 5% (“Irene, Isa, Ione y Noelia: Iglesias radicaliza Podemos”); y, por último, las que responsabilizan a las mujeres de cualquier conflicto representan un 4% (“El movimiento feminista que amenaza la supervivencia de Corea del Sur”). 

En las aulas

El Observatorio ha generado material didáctico que ya se trabaja en las facultades de Comunicación, y este curso se extenderá también a las aulas de bachillerato en un proyecto piloto desarrollado junto al Gobierno Vasc, informa el grupo en un comunicado. Así, el alumnado de 16 a 18 años se planteará si titulares como “Tesla elige a una mujer para suceder a Elon Musk en la presidencia” se darían si el protagonista fuera un hombre. 

«Un periodismo sexista es un mal periodismo. Es una cuestión de calidad, como lo es una falta de ortografía o equivocarse en un porcentaje, porque no existe el buen periodismo machista. Los medios son tan machistas como la sociedad, pero si cambian, pueden ser la palanca que nos ayude a conseguir una sociedad más igualitaria», ha señalado el investigador de EHU Iker Merchán Mota, que codirige el proyecto. 

Esta iniciativa se encuadra en la convocatoria de Universidad-Empresa-Sociedad de EHU, que favorece la investigación de calidad y potencia la transferencia de conocimiento. Es una labor compartida del grupo de investigación Bitartez (que ha recibido la máxima calificación académica por parte del sistema universitario vasco), la Asociación de Mujeres Periodísticas Pikara Magazine (un medio de comunicación sobre feminismos de referencia a nivel internacional) y Comunicadoras 8M (asociación de mujeres comunicadoras que trabaja por un periodismo digno, feminista e igualitario).

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Premio Lilí Álvarez para el reportaje “Rugby para placar prejuicios”

19 Noviembre 2025 at 11:47
Por: La Marea

Nuestro colaborador José Ignacio Martínez Rodríguez ha sido uno de los periodistas galardonados en los premios Lilí Álvarez, que otorga el Instituto de las Mujeres y distinguen a trabajos periodísticos que hayan contribuido a la defensa de la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito deportivo y la visibilización e impulso del deporte practicado por mujeres en España. Martínez Rodríguez fue premiado por su reportaje Rugby para placar prejuicios, publicado en la revista de La Marea en enero de 2024.

En él narraba la historia de un grupo de jóvenes jugadoras dedicadas a un deporte asociado a la fuerza y la masculinidad (el rugby) y en un país marcado por una profunda brecha de género (Tanzania). A partir del deporte, Martínez realizaba el retrato de toda una sociedad. Allí, «dos de cada tres estudiantes universitarios son varones», explicaba. «El 5% de las jóvenes se casa antes de cumplir los 15, y el 31% antes de los 18», añadía Martínez, subrayando así el carácter excepcional de un grupo de chicas decididas a combatir estigmas y tabúes practicando un deporte poco conocido en el país y asociado mayoritariamente a los hombres.

Martínez Rodríguez entrevistó a las integrantes del equipo, las acompañó en sus entrenamientos y es responsable también de la parte gráfica del trabajo. Esas fotografías, que muestran la alegría y determinación de estas mujeres, han sido fundamentales para la obtención del premio Lilí Álvarez en la categoría de Trabajo Periodístico Gráfico.

Premio Lilí Álvarez para el reportaje ‘Rugby para placar prejuicios’
Las jugadoras, todas jóvenes de entre 16 y 25 años, en el autobús que las transporta al entrenamiento. JOSÉ IGNACIO MARTÍNEZ RODRÍGUEZ

Junto a él, el Instituto de las Mujeres también ha premiado este año a Natalia Torrente al mejor Trabajo Periodístico de Texto por «Rubiales rogó sin éxito a Jenni Hermoso que lo defendiera en un comunicado conjunto», publicado en Relevo; a Carolina Jiménez Cencerrado, en la categoría Trabajo Periodístico Audiovisual, por «El universo del ‘bullying’ con Belén Toimil», publicado en las cuentas oficiales de Tour Universo Mujer; y a Álvaro Gómez Casado, en la categoría Trabajos de Radio, por «Triple golpe de castigo», emitido en Onda Cero Segovia.

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Las diez claves del nuevo código ético del Colegio de Periodistas de Catalunya

10 Noviembre 2025 at 11:55

Puedes leer este artículo en catalán aquí.

El congreso del Colegio de Periodistas de Catalunya, celebrado los días 7 y 8 de noviembre, ha aprobado una reforma y ampliación del Código Deontológico. Según sus responsables, el objetivo es contar con un marco ético actualizado para afrontar los múltiples retos de la profesión y contribuir a preservar la democracia y los derechos humanos.

Tanto el decano del Colegio de Periodistas de Catalunya, Joan Maria Morros, como el presidente del Consejo de la Información de Catalunya, Josep Carles Rius, explicaron que las propuestas de cambios y ampliaciones son el resultado de un proceso de escucha a la profesión y a la sociedad civil, y también fruto de estudios compartidos con las once universidades que imparten estudios de periodismo en Catalunya.

Las diez claves del nuevo código ético

1. Combatir la mentira
El criterio 1 del Código establece el deber de decir la verdad. Ahora los periodistas consideran que no basta con eso y que tienen el deber “de hacer frente a la mentira, a la desinformación y a la negación de las evidencias científicas”. En el articulado del Código se establece que “el periodista tiene el deber de acercarse al máximo a la realidad de los hechos con honestidad, independencia, responsabilidad y espíritu crítico. Fuera de este marco, no estamos ante periodismo”.

2. Discurso de odio y derechos humanos
Como conclusión de los doce criterios del Código, los periodistas recuerdan que “las responsabilidades éticas se enmarcan en el compromiso ineludible de los periodistas con los derechos humanos. Los periodistas tienen el deber de identificar y combatir el discurso de odio como una gran amenaza para la convivencia, la dignidad y la democracia”.

3. Un derecho de la ciudadanía
En el congreso muchos ponentes insistieron en que los periodistas tienen el deber de garantizar un derecho que pertenece a la ciudadanía: el derecho a la información. Por ello, en el preámbulo se recuerda que este derecho está consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (artículo 19), la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (artículo 11), la Constitución Española (artículos 20 y 105.b) y el Estatuto de Catalunya (artículo 52).

4. Responsabilidad frente al suicidio
Uno de los cambios más profundos del Código es el que se refiere al tratamiento del suicidio. Hasta ahora se hacía hincapié en evitar el supuesto efecto mimético. Ahora se va mucho más allá y se dice:

“En el caso del suicidio, se debe informar con responsabilidad, tratándolo como un problema de salud pública que puede prevenirse y que nunca responde a una única causa. Debe evitarse el sensacionalismo o cualquier lenguaje que le pueda transmitir un aire de romanticismo o glamour, así como los detalles concretos sobre la persona, el método o el lugar. Estas noticias no deben destacarse ni repetirse, y se debe tener un cuidado especial cuando se trate de personas conocidas. Es importante incluir recursos sobre dónde y cómo buscar ayuda. Si se incluyen imágenes, éstas no deben caer en estereotipos ni reforzar estigmas”.

Además, se incorpora un anexo específico con recomendaciones sobre cómo abordarlo.

5. ¿Quién es periodista?
En un tiempo en el que existe mucha confusión sobre quién es o no periodista y en el que proliferan los falsos medios de comunicación, el Código incorpora un preámbulo donde se dice:

“Es periodista aquella persona que tiene la formación académica y/o la experiencia adquirida y acreditada profesionalmente para ejercer el periodismo. Puede desarrollar su trabajo en medios de comunicación, en empresas dedicadas a la comunicación o en plataformas personales, y en todo caso debe asumir el compromiso ético imprescindible que determina el Código Deontológico del Colegio de Periodistas de Catalunya”.

6. ¿Qué es un medio de comunicación?
En el mismo preámbulo se determina que “los valores que guían a los periodistas implican también de forma corporativa a las empresas dedicadas a la comunicación. Solo entendemos que se ajustan a esta definición si son transparentes respecto a su titularidad, si están comprometidas con el Código Deontológico y si toman decisiones al servicio de la ciudadanía».

7. Clickbait y grandes plataformas
Por primera vez, un código deontológico considera que “el uso sistemático de titulares engañosos –conocidos como clickbait o pescaclicks– compromete la calidad de la información y vulnera el derecho de la ciudadanía a recibir contenidos rigurosos”. Los periodistas reclaman también que las grandes plataformas digitales asuman “responsabilidad editorial respecto a los contenidos que difunden en redes sociales para poder ser catalogados como periodismo”.

8. El reto de la inteligencia artificial
Un anexo establece que en el uso de la inteligencia artificial en el ámbito periodístico “debe existir siempre una supervisión periodística y editorial humana, ejercida por profesionales, en todas las etapas de producción y difusión de contenidos generados o asistidos por IA”.

El objetivo es “valorar la fiabilidad de las fuentes, verificar y contextualizar la información, detectar errores y garantizar la veracidad”. El anexo recuerda el deber de evitar “la proliferación de contenidos generados por inteligencia artificial que puedan generar o favorecer la desinformación o la manipulación (…) o que introduzcan sesgos, fomenten la polarización, la discriminación o contribuyan a la difusión de discursos de odio”.

Además, el anexo sobre tratamiento de imágenes incorpora recomendaciones específicas:

“Las imágenes generadas por IA con apariencia fotográfica o realista son el resultado de la manipulación de múltiples imágenes y, por tanto, no deben utilizarse en contextos periodísticos, en coherencia con la normativa que prohíbe expresamente cualquier manipulación de la información visual en el ámbito del fotoperiodismo».

9. Tratamiento de la emergencia climática
El anexo dedicado al tratamiento de la emergencia climática recuerda que “la crisis climática es una cuestión de justicia global derivada de la sobreexplotación de los sistemas naturales y la vulneración de los derechos humanos. Este agravio ha sido perpetrado históricamente –y también hoy día– por los países del norte global a costa de los recursos del sur global. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de señalar estas relaciones desiguales».

Para evitar la parálisis y la sensación de impotencia que conduce a la fatiga climática, “debe evitarse el discurso único de catástrofe y el contenido estrictamente emocional y compasivo”. Asimismo, el Código subraya que se debe “renunciar a la falsa simetría para no dar espacio al negacionismo climático, porque dar voz a discursos que niegan la existencia de la crisis climática o abogan por el derrotismo no forma parte del ejercicio de la imparcialidad ética, sino que crea un falso equilibrio de opiniones y amplifica la desinformación».

10. En defensa de la diversidad
Un anexo específico insiste en que se debe “evitar incluir en la información el grupo étnico, el color de la piel, la nacionalidad, la religión o la cultura si no es estrictamente necesario para la comprensión global de la noticia, con el fin de evitar generar prejuicios, estigmatización y estereotipos que promuevan actitudes discriminatorias o racistas”.

El documento también recomienda “mejorar los mecanismos periodísticos que favorecen la multiculturalidad” y que “las redacciones sean más diversas, no solo porque es socialmente justo, sino porque es periodísticamente necesario para la calidad informativa y para aportar nuevas miradas sobre la realidad”.

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La fuerza de ‘La Marea’, un crowdfunding de 85.000 euros para blindar nuestro periodismo de investigación

7 Noviembre 2025 at 21:48
Por: La Marea

¡Fuerza! Esa es la palabra que más hemos escuchado en La Marea desde que, el pasado octubre, contamos a nuestra comunidad que habíamos recibido la primera demanda por una de nuestras publicaciones en casi 13 años de vida. Una agencia dedicada a la gestación subrogada nos reclama 60.000 euros por considerar que nuestra investigación sobre este negocio transnacional vulnera su derecho al honor. Preparar la respuesta nos ha exigido semanas de trabajo extra: un esfuerzo enorme para un medio independiente como el nuestro, con recursos limitados, humanos y económicos.

En los últimos días, numerosas personas se han ofrecido a colaborar para ayudarnos a afrontar los gastos derivados de nuestra defensa legal. Por este motivo, La Marea ha puesto en marcha una campaña de microfinanciación colectiva en Goteo, con el fin de recaudar un mínimo de 85.100 euros. Este crowdfunding permitirá canalizar esas aportaciones —que además pueden desgravar entre un 35% y un 80%— y garantizar que podamos seguir investigando sobre la industria de la gestación subrogada.

El próximo objetivo es seguir investigando sobre cómo actúa el lobby que busca legalizar esta práctica, considerada una forma de violencia contra las mujeres en España. En la misma línea, se manifestaba la relatora especial de la ONU Reem Alsalem en su informe Las distintas manifestaciones de violencia contra las mujeres y las niñas en el contexto de la reproducción subrogada, publicado el pasado mes de julio. La actualidad demuestra la relevancia de seguir investigando. Ayer mismo, se conocía que la Fiscalía ha puesto fin a varias campañas de empresas dedicadas a gestionar vientres de alquiler que se anunciaban a través de páginas web o redes sociales.

Desde nuestra creación, en 2012, hemos impulsado diversas campañas de micromecenazgo en las que han participado miles de personas. Gracias a estas, hemos podido llevar a cabo proyectos como La Uni en la Calle, #yoIBEXtigo y la investigación sobre feminicidios #PorTodas. El último crowdfunding de La Marea tuvo lugar en 2022. Ahora, esta nueva campaña llega en un momento especial: los últimos días de funcionamiento de Goteo en su formato actual, antes de su transformación. Por eso, más que nunca, queremos agradecer el respaldo de todas las personas que creen en este medio cooperativo y sin ánimo de lucro. Porque esa es, y seguirá siendo, nuestra verdadera fuerza.

Información:

  • Puedes hacer una aportación en Goteo para blindar La Marea y que podamos seguir investigando. Además, puedes escoger distintas recompensas (suscripciones, cursos, sudaderas…).
  • Si lo prefieres, puedes hacer una donación directamente a La Marea aquí (métodos de pago: transferencia bancaria, domiciliación, tarjeta de crédito y Paypal).

Si tienes alguna duda, puedes escribir a comunicacion@lamarea.com. ¡Gracias por tu apoyo!

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“La extrema derecha está unida y a nosotras nos dejan solas”

5 Noviembre 2025 at 13:37

Las periodistas Khadija Amin, de Afganistán, Valeria Guzmán, de El Salvador, y Luciana Peker, de Argentina, exiliadas en el Estado español, participan en el IV Congreso de Periodismo Feminista Lucía Martínez Odriozola, organizado por Pikara Magazine.

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El método periodístico en la investigación de violencias sexuales

5 Noviembre 2025 at 13:33

Las periodistas Ana Marcos, Ana Requena y Zuriñe Rodriguez señalan que la investigación de violencias sexuales se hace con fuentes anónimas pero comprobadas y en un entorno muchas veces hostil que señala a las periodistas que destapan estos casos.

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‘La Marea’ publica su investigación sobre el negocio de la gestación subrogada en un especial interactivo

29 Octubre 2025 at 19:51
Por: La Marea

El resultado de más de un año de trabajo sobre la industria de los vientres de alquiler en Ucrania, Georgia, Colombia, Grecia, Irlanda, España y los países nórdicos puede consultarse ahora en una página especial. En total, 25 artículos que combinan reporterismo, investigación y decenas de entrevistas a mujeres gestantes, empresas del sector y especialistas.

Más de un año analizando la industria de los vientres de alquiler. Ese es el tiempo que ha dedicado un equipo de reporteras y periodistas de investigación a documentar el negocio transnacional de la gestación subrogada. La primera parte de este trabajo, publicada en el número 105 de la revista La Marea, incluía reportajes desde el terreno en Ucrania, Georgia, Grecia y España, a cargo de las periodistas Patricia Simón, Queralt Castillo Cerezuela, María Volkova y Lisa Torosyan. Su cobertura se completó con el trabajo de investigación de Marco Dalla Stella y Magda Bandera sobre agencias intermediarias en dichos procesos.

Tras descubrir, durante la primera fase del proyecto, que el negocio se está expandiendo hacia nuevos países —entre los que destaca Colombia—, decidimos ampliar la cobertura. La reportera Marina Sardiña ha realizado un exhaustivo monitoreo de los actores implicados en esta industria en el país andino, con la colaboración de Marco Dalla Stella. Por su parte, Queralt Castillo y Kaisa Beltran explican cómo están funcionando las leyes que permiten la gestación subrogada en Irlanda y Dinamarca, respectivamente.

El trabajo, que cuenta con el apoyo de JournalismFund Europe, se complementa con una introducción a las estrategias de distintos grupos de presión para lograr que se regule la gestación subrogada. El resultado de esta investigación se ha traducido en los 25 artículos que pueden leerse ahora en un interactivo diseñado por Bruna Cooperativa Audiovisual SCCL y desarrollado por Plug-in Desarrollos Online SL.

Investigar el entramado de empresas dedicadas al negocio de los vientres de alquiler ha supuesto un gran esfuerzo por parte de La Marea y del equipo de periodistas que ha llevado a cabo el proyecto. Además de haber recibido una demanda de una de las agencias intermediarias en procesos de gestación subrogada, una clínica nos ha amenazado con acciones legales si la incluimos en nuestras próximas informaciones: una especie de censura previa inadmisible. Por supuesto, no nos van a detener.

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Breves apuntes sobre los límites de la libertad de expresión

29 Octubre 2025 at 12:21

Al enfrentarnos a ciertos temas periodísticos, necesitamos conocer un método para evaluar qué se puede decir y qué no.

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Quimy de León: “La desinformación está enfocada a justificar el genocidio y la violencia contra las mujeres”

29 Octubre 2025 at 12:20

La periodista guatemalteca Quimy de León, ganadora del Premio Internacional de la Libertad de Prensa 2024, defiende el uso de narrativas esperanzadoras, mientras analiza la situación de su país, donde el presidente acaba de denunciar un intento de golpe de Estado.

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15 años y lo mejor está por llegar

22 Octubre 2025 at 12:11

Pikara Magazine entra en la adolescencia como se suele, afianzando su identidad y dando toda la importancia a sus amigas. Con un poco de rebeldía en casa y encajando los cambios que llegan cuando una se va a haciendo mayor.

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De cuando la perspectiva feminista llegue a las facultades de periodismo

8 Octubre 2025 at 11:21

La academia y las estructuras universitarias necesitan una intervención transversal y radical para cambiar enfoques y contenidos y generar nuevas relacionales entre alumnado y profesorado.

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“Lo que llaman el conflicto palestino-israelí es claramente un caso colonial”

8 Octubre 2025 at 11:20

La periodista Teresa Aranguren presenta el libro 'Palestina, la existencia negada'. Entre otros bulos desmiente que el sionismo naciera para compensar al pueblo judío por el Holocausto.

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