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Libro El mundo no se acaba, de Hannah Ritchie (resumen)

Un libro escrito por una científica y divulgadora de la Universidad de Oxford que tiene por bandera el optimismo y los datos (Anagrama, 2025). Se aleja del catastrofismo ecologista casi tanto como del negacionismo climático; y afirma que «aceptar la derrota ante el cambio climático es una postura indefendiblemente egoísta».

Hannah Ritchie aclara que su optimismo es «condicional» (i.e., condicionado a actuar adecuadamente); que es diferente a un «optimismo ciego» que confía sin promover la acción organizada. Su objetivo es conseguir que seamos la primera generación que logre alcanzar la sostenibilidad completa en los dos sentidos que recoge la definición de la ONU: satisfacer las necesidades de las generaciones actuales; y hacerlo sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Con respecto al primer aspecto, Ritchie opina que falta mucho por hacer aunque, al menos, se ha avanzado una barbaridad en aspectos tales como: la mortalidad infantil y materna, la esperanza de vida, el hambre y la malnutrición, el acceso a recursos básicos (agua, energía…), la educación y la pobreza extrema.

Por supuesto, estos avances en la calidad de vida global también «han tenido un enorme coste medioambiental», lo cual ha empeorado de forma colosal el segundo requisito de la sostenibilidad. Para equilibrar la situación, el libro examina en detalle siete problemas medioambientales y sus interconexiones entre sí.

Antes de examinar esos siete problemas, Ritchie se distancia de dos soluciones típicas del ecologismo: despoblación y decrecimiento. La primera consiste en reducir el tamaño de la población y Ritchie afirma que realmente esa no es una alternativa, primero porque la población ya se está frenando a nivel mundial y, segundo, porque es muy complicado hacerlo de forma ética. Apunta a que más impacto que la superpoblación lo generan los estilos de vida (especialmente de los millonarios), lo cual podría estar afectado por la segunda solución que Ritchie rechaza, el decrecimiento, entendido como un retroceso o empobrecimiento. Para ella, la pobreza no implica mayor sostenibilidad, por supuesto, si consideramos los dos pilares de la sostenibilidad anteriormente indicados. En el libro, ella matiza que es cuestionable el crecimiento en los países ricos, pero que para acabar con la pobreza se necesita un crecimiento económico global. Para ella, no vale cualquier crecimiento y afirma —igual que cualquier decrecentista— que sería necesario crecer en algunos sectores y tecnologías y decrecer en otras. Tal vez, la promesa más impactante del libro es que dice demostrar que podemos reducir el impacto ambiental y, a la vez, mejorar la situación económica.

1. Contaminación atmosférica

Aunque no se suela decir, la contaminación atmosférica es «una de las principales causas de mortalidad en el mundo». Las cifras de fallecidos por esta causa son similares a las muertes por tabaquismo; seis o siete veces mayores que los muertos en accidentes de tráfico; y superan en cientos de veces la cifra de vidas perdidas por terrorismo o por guerras. Cada año, la mala calidad del aire suele ser quinientas veces más mortífera que todas las catástrofes «naturales» juntas.

La buena noticia es que se está reduciendo este tipo de contaminación, especialmente en las ciudades, lo cual baja las tasas de mortalidad. Es preciso tomar medidas locales y globales. Usemos como inspiración el Protocolo de Montreal para eliminar las sustancias químicas que degradaban la capa de ozono, un problema de cuya gravedad advirtió incluso Carl Sagan. En 1987 fue firmado por 43 países; y en 2009 se convirtió en el primer convenio internacional que logró la ratificación universal de todos los países del mundo. Un ejemplo que demuestra que hacer caso a la ciencia tiene resultados positivos.

A escala global, la mayor fuente de contaminación es quemar madera o carbón, incluyendo aquí las quemas agrícolas. Luego está la polución por actividades agropecuarias, principalmente por culpa de la ganadería y por los fertilizantes. Después viene la quema de combustibles fósiles para producir electricidad. Luego, diversas industrias (textiles, químicas, metalúrgicas…), seguidas del transporte de personas y mercancías.

Resumen del libro "21 lecciones para el siglo XXI" de Harari. En nuestro blog también encontrarás el resumen de su libro "Sapiens"

Lee también un resumen de este libro de Yuval N. Harari.

♦ Las soluciones propuestas pueden parecer caras, pero son muy baratas si las comparamos con los cientos de millones en gastos por no solucionar el problema:

  1. Lo más urgente es «dejar de quemar cosas» y, cuando no sea posible, capturar las partículas de la combustión.
  2. Detener las quemas agrícolas por ser una inmensa fuente de contaminación estacional fácil de evitar haciendo compost, triturando, etc.
  3. Conseguir combustibles limpios para cocinar y calentarse. La leña puede ser muy natural, pero es la forma más contaminante de conseguir calor. Provoca múltiples enfermedades por respirar el humo.
  4. Eliminar el azufre de los combustibles fósiles. Es tan simple como poner filtros en las chimeneas.
  5. Transporte más limpio. Los vehículos eléctricos contaminan menos, pero no son parte de la solución porque siguen siendo origen de multitud de emisiones. Por supuesto, la aviación es muchísimo peor.
  6. Transporte sostenible: caminar, ir en bicicleta o en transporte público.
  7. Abandonar combustibles fósiles, en favor de las renovables y de la energía nuclear. Ritchie es contraria a debatir entre renovables y nuclear porque, para ella, lo importante es que son energías con bajas emisiones de CO2. No tiene en cuenta el problema de los residuos radiactivos, ni el riesgo de atentados terroristas, ni el hecho de que las nucleares no sean rentables sin subvenciones de dinero público.

2. Cambio Climático

«Un mundo 6 ºC más caliente que el actual sería devastador», nos advierte la autora. Tras comentar algunas de las consecuencias del calentamiento global, afirma que «si cada país cumpliera realmente sus compromisos climáticos, llegaríamos a los 2,1 ºC en 2100», lo cual sería una gran noticia, aunque podría ser mejor.

Hannah Ritchie asegura que «las tecnologías bajas en carbono resultan cada vez más competitivas» y «los líderes mundiales se han vuelto más optimistas». Ahora tenemos infraestructuras mejor preparadas, podemos predecir eventos climáticos extremos, organizar evacuaciones, existen redes internacionales de apoyo, etc. En definitiva, estamos mejor preparados que en el pasado y sabemos cómo reducir las emisiones de dióxido de carbono, porque hay solo dos fuentes principales: «la quema de combustibles fósiles y el cambio en el uso de la tierra» (deforestación).

La situación actual es que «las emisiones totales siguen aumentando, pero las emisiones per cápita han tocado techo». Ese dato es utilizado por la autora para ser optimista y esperar a que la contaminación empiece a declinar, al menos en los países ricos, porque dice que está demostrado que «los avances tecnológicos hacen que hoy consumamos mucha menos energía que en el pasado». Como ejemplo, afirma que en Suecia se vive con igual nivel que en Estados Unidos y, sin embargo, se emite solo una cuarta parte. Según sus datos, el crecimiento económico y la reducción de emisiones son compatibles. El problema es que mira datos de países ricos que ya son exageradamente insostenibles. En tales casos, ¿es correcto celebrar una pequeña reducción en su contaminación?

En su análisis, asegura que «las soluciones que pasan por reducir el consumo de energía a niveles muy bajos no son buenas», porque la energía es fundamental para mantener o aumentar la calidad de vida. Tampoco ve adecuado que se avergüencen los que viajan en avión, porque para ella volar es un gran invento y las ventajas son suficientes para olvidar sus serios inconvenientes. ¿Será una excusa para justificar su gusto por volar?

♦ Soluciones que propone:

  1. Transición hacia la energía renovable por todas sus ventajas. El inconveniente del espacio que requieren se resuelve buscando lugares adecuados: tejados, agrovoltaica, etc.
  2. Electrificar la demanda de energía donde sea posible y aumentar el almacenamiento (baterías…). Ritchie está convencida de que esta transición requerirá menos actividad minera que con combustibles fósiles.
  3. Replantear el transporte a larga distancia.
  4. Alimentación. Aunque sostiene que no es preciso ser veganos, deja claro que cualquier cambio a dietas más vegetales tiene una enorme influencia en el clima, como por ejemplo elegir hamburguesas de pollo en lugar de ternera (que es la carne con más huella de carbono). Con datos muy fiables confirma que «la carne con emisiones de carbono más bajas supera las de la proteína vegetal con emisiones más altas». Y no importa demasiado si son alimentos ecológicos, de proximidad o en extensivo. La autora afirma que adoptando las siguientes medidas se liberaría suficiente tierra como para compensar las emisiones del sistema alimentario resultante:
    • Comer menos carne.
    • Adoptar las mejores prácticas agrarias.
    • Reducir el consumo excesivo y el desperdicio alimentario.
  5. Reducir las emisiones por la construcción, básicamente eliminando el cemento, un material muy contaminante en su fabricación. Propone usar otros materiales y, aunque no lo cita, una opción es el cemento Sublime.
  6. Poner precio al carbono para que los productos de altas emisiones sean más caros y menos accesibles. Como todos sabemos, los precios no reflejan los costos de los productos, y mucho menos los costos ambientales. El peligro de esta medida —y Ritchie lo subraya— es que haga que las familias pobres sean aún más pobres. Para evitarlo se deben incluir ayudas y conseguir que sean los ricos los que más paguen, porque son, de hecho, los que más carbono emiten.
  7. Sacar a la población de la pobreza es otra medida para adaptarnos al cambio climático, porque son los pobres los más vulnerables.
  8. Mejorar la resiliencia de los cultivos ante los efectos del cambio climático.
  9. Adaptarnos ante el aumento de temperaturas.
  10. No caer en la trampa psicológica de la «autoconcesión moral». Esto ocurre cuando nos permitimos algo negativo porque creemos que lo compensamos con un sacrificio en otro aspecto. Por ejemplo, comernos un filete porque reciclamos el envoltorio de plástico; o caer en las trampas del greenwashing. Para ello, es importante tener muy presente qué cosas a nivel individual tienen más y menos impacto.

Un problema de la forma de comunicar de Ritchie es que quita importancia a aspectos que, aunque no sean principales, tienen suficiente peso como para no ser despreciados. Es como si olvidara el efecto sinérgico de juntar varias fuerzas. Sumar muchos pocos hace un mucho. A veces, este tipo de contradicción se hace patente en una misma explicación. Por ejemplo, cuando literalmente escribe: «Cambiar nuestra alimentación no va a resolver el cambio climático: para ello tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles. Pero arreglar únicamente nuestros sistemas energéticos, ignorando la alimentación, tampoco nos llevará a esa meta».

3. Deforestación

La tierra ha perdido un tercio de todos sus bosques desde el final de la última glaciación. En el último siglo, también se ha perdido mucha superficie forestal, casi toda debida a la expansión de la agricultura. Las zonas incendiadas se regeneran si se las deja. Al perder bosques se emite carbono, pero Ritchie considera que eso es secundario en comparación con la pérdida de biodiversidad.

También resalta cómo la pérdida de hábitats se puede frenar con medidas políticas. Por ejemplo, «Brasil logró reducir la deforestación en un 80 % en solo siete años bajo la presidencia de Lula da Silva».

Con respecto al aceite de palma, no considera que su consumo sea preocupante, porque no se sabe con certeza la deforestación que causa de forma directa. Opina que no sería justo culpar a ciertos campos de palmeras de la deforestación de esas áreas si los bosques fueron talados con anterioridad. Es decir, no tiene en cuenta que esas zonas podrían volver a ser bosques. Además, sostiene que usar otros tipos de aceites podría ser incluso peor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que evitar el aceite de palma no obliga a optar por otro aceite, sino que se puede optar por no consumir productos con aceite de palma (bollería, alimentos ultraprocesados, etc.) sin sustituirlos por nada con otros aceites. En cualquier caso, apoya el uso de aceite de palma certificado como sostenible (RSPO) y deja claro que «el biodiésel de aceite de palma produce más emisiones de carbono que la gasolina o el gasóleo».

«La tala de bosques para dejar espacio al ganado bovino es responsable de más del 40 % de la deforestación mundial». El siguiente factor de pérdida de bosques es la palma y la soja y, en tercer lugar, la silvicultura (papel/celulosa). Así, pues, la mejor forma de frenar la deforestación es reducir el consumo de carne de cordero y de vacuno. En tercer lugar, se situaría el queso y los lácteos de vaca. Ritchie apoya esta opción, incluso aunque sean productos de ganadería extensiva en tierras no aptas para la agricultura, porque en estos casos considera que la mejor opción sería dejar que esas tierras se conviertan en bosques u otros espacios naturales.

Otras opciones que propone son: que los países ricos paguen a los más pobres por conservar sus bosques; y que se compensen las emisiones mediante reforestaciones (aunque esto tiene un peligro muy evidente).

Para acabar este apartado, Ritchie sostiene que no es buena idea volver de la ciudad a zonas rurales (revitalizar pueblos), ya que la principal causa de deforestación es cómo producimos nuestros alimentos y no dónde vivimos. Y también alerta de los que piensan que la alimentación vegana contribuye a la deforestación por los cultivos de soja. Los datos son muy evidentes: el 76 % de la soja se utiliza para alimentar animales y «solo el 7 % se destina a los productos veganos» (tofu, tempeh y leche vegetal).

4. Alimentación para no comerse el planeta

«La demanda humana de alimentos representa la mayor amenaza para los animales del globo». Así de contundente se manifiesta Hannah Ritchie. Afortunadamente, no es cierto que haya una fecha límite en los suelos agrícolas del mundo. Unos se están degradando y otros están mejorando, aunque en general, el suelo agrícola está siendo maltratado (y no solo por la erosión).

Una persona necesita entre 2.000 y 2.500 calorías diarias. Si dividimos la producción mundial de alimentos a partes iguales entre todos, cada uno de nosotros podría consumir unas 5.000 calorías diarias (más del doble de lo necesario). El hambre en el mundo no es un problema de falta de alimentos, sino de mala distribución (también lo apuntaron Nebel y Wrigth). Este dato sirve a Ritchie para confirmar que, en realidad, no somos demasiados humanos. El problema es que los millones que habitamos el planeta Tierra no nos contentamos solo con comer, sino que aspiramos a un consumo cada vez mayor (casas, teléfonos, aviones, IA…).

La superproducción agraria se debe principalmente a dos inventos: el de Fritz Haber y Carl Bosch (para convertir el nitrógeno del aire en amoníaco, fertilizante); y el de Norman Borlaug (para mejorar el cultivo de trigo en México). Estos logros para aumentar la producción han evitado muchas muertes, pero también han hecho que no podamos volver atrás. Es decir, «el planeta no puede limitarse a consumir solo alimentos ecológicos» (porque hay demasiadas personas a las que alimentar). Por tanto, a nivel colectivo dependemos de los fertilizantes para sobrevivir, y fabricarlos requiere grandes cantidades de energía, lo cual explica por qué los países pobres los usan poco, aunque tengan que utilizar mayor superficie agraria.

Vivimos en un mundo con grandes desigualdades, en el que algunos sufren de obesidad y otros de desnutrición; el alimento que podría saciar el hambre de millones de personas se dedica a alimentar ganado o a producir agrocombustibles para nuestros coches. Menos de la mitad de los cereales que se producen se dedican a la alimentación humana directa. Todo un 41 % se lo come el ganado, lo cual nos hace ver que comer animales es una forma muy ineficiente de conseguir proteínas. «Los animales más pequeños son más eficientes en términos calóricos», aunque surge el «dilema moral» de que hay que matar una mayor cantidad de animales pequeños para conseguir la misma cantidad de carne.

Ritchie pone un ejemplo que sirve para visualizar bien lo que implica comer animales muertos: «¿Se imagina que comprara una barra de pan, cortara una rebanada y tirara el resto —más del 90 %— a la basura? Pues bien: en términos de calorías, eso es más o menos lo que hacemos con la carne». El ganado también es ineficiente convirtiendo proteínas. Lo bueno es que son proteínas «completas» (incorporan aminoácidos importantes), lo cual se puede conseguir con dietas vegetales comiendo legumbres y cereales. La carne también tiene otros nutrientes importantes, pero el único que no existe en los vegetales es la vitamina B12 (asunto que ya se zanjó aquí).

Para entender la magnitud del problema, afirma que tres cuartas partes de la superficie agraria tienen como fin último criar ganado, y todo eso solo sirve para producir el 18 % de las calorías y el 37 % de las proteínas que consumimos. Debemos «reducir al máximo la cantidad de tierra que destinamos a la actividad agraria», lo cual mejoraría también otros problemas: deforestación, contaminación atmosférica, de aguas, de tierras, maltrato animal, etc.

♦ Soluciones que propone:

  1. Mejorar los rendimientos agrícolas en todo el mundo, especialmente en África.
  2. Comer menos carne, sobre todo de vacuno y cordero, las carnes con mayor impacto (en emisiones, consumo y contaminación de agua, eutroficación, uso de tierra, etc.). Ritchie expone que no funciona instar a la ciudadanía a convertirse al veganismo, sino que es mejor invitar a hacer cambios paulatinos: poner un día a la semana sin carne, reducir las dosis, aumentar el consumo de legumbres, etc. Solo eliminando la carne de ternera y la de cordero se reduciría a la mitad nuestra necesidad de tierras de cultivo en todo el globo. Debemos entender que la dieta vegana es la más ecológica, pero no es necesario ser veganos estrictos: «El ahorro en comparación con una dieta con algo de pollo, o algo de pescado y huevos, no es tan significativo», aclara la autora del libro. Ella quiere derribar el mito de que si fuésemos veganos no habría tierra para cultivar porque, como ya se ha indicado, lo que ocurriría sería todo lo contrario: una dieta vegana requiere menos tierra de cultivo.
  3. Invertir en sustitutos de la carne. Para Ritchie, es importante que las carnes vegetales cumplan cuatro requisitos: ser sabrosas, baratas, fáciles de encontrar y fáciles de incorporar a las dietas habituales. Ella afirma que ha probado multitud de productos vegetales y que hay algunos realmente asombrosos que, incluso, pueden llegar a gustar tanto o más que los productos cárnicos que imitan. Optar por estos productos no solo reduce la huella de carbono, sino que contribuye a bajar el precio para el resto de la humanidad.
  4. Las hamburguesas híbridas también reducen la huella ecológica (usar carne de pollo total o parcialmente, introducir legumbres…).
  5. Sustituir los productos lácteos por alternativas vegetales. En la UE, los productos lácteos son la causa de un mínimo de una cuarta parte de la huella de carbono. Cualquier bebida vegetal tiene una huella ecológica menor que la leche animal. Ritchie recuerda aquí también la importancia de seguir una dieta variada, para evitar carencias nutricionales.
  6. Desperdiciar menos comida. Por ejemplo, resalta la importancia de cambiar los sacos de recogida de productos agrarios por cajas rígidas que protejan de golpes. También es importante saber que si un producto supera su fecha de «consumo preferente», no indica que no se pueda consumir.
  7. No depender de la agricultura de interior. Aunque minimiza el espacio ocupado (agricultura en vertical), sus necesidades energéticas son tan inmensas que no compensan las ventajas, ni empleando solo energía renovable.
  8. No centrarse en los alimentos de proximidad. Aunque el transporte es importante, supone solo el 5 % de las emisiones de GEI de la comida. El resto se debe a los procesos de producción, empaquetado y conservación. Lo más contaminante es el transporte aéreo (50 veces más que por barco), pero apenas se usa porque es caro. Por su parte, el transporte marítimo es barato, por lo que casi toda la contaminación del transporte de alimentos se produce en la carretera. En definitiva, Ritchie quiere dejar claro que está bien comer alimentos de proximidad, pero que las frutas y verduras producidas muy lejos tienen menos huella ecológica que la carne producida muy cerca.
  9. Los alimentos ecológicos tienen menos pesticidas, pero requieren más extensión. Abonar con estiércol también puede contaminar acuíferos. Respecto al clima, no hay consenso si es mejor o peor porque depende de múltiples factores. Ritchie dice que se fija más en el contenido de los envases que en las certificaciones ecológicas.
  10. Eliminar el plástico aumentaría el desperdicio alimentario. En la huella ecológica de los alimentos solo el 4 % de las emisiones procede de los envases. Nos advierte de que en ciertos alimentos es fácil de eliminar, pero en otros no. En todo caso, aquellos alimentos en los que el plástico es importante tal vez no sean esenciales en nuestra dieta y podemos prescindir totalmente del plástico y del alimento.

5. Pérdida de biodiversidad. Proteger la vida silvestre

«No cabe duda de que muchos animales están experimentando un preocupante y acelerado declive. Pero, si profundizamos un poco más, descubrimos que también hay algunos a los que les va bien». Lo que no debemos olvidar es que nuestra vida depende de la biodiversidad, aunque «no esté claro qué especies necesitemos y cuáles no». Recomendamos aquí leer el relato de La vida del doctor Biología. Lo cierto es que a veces prestamos más atención a ciertas especies, bonitas o más visibles, y olvidamos a las realmente importantes, como los gusanos y las bacterias.

El ser humano ha atacado a las demás especies desde sus orígenes, como bien explica Yuval N. Harari en su magnífico Sapiens. Ritchie declara que «antes de la aparición de la agricultura, hace unos diez mil años, la mayor amenaza para los animales era nuestra caza directa: una vez iniciada la actividad agraria, pasó a ser la destrucción de sus hábitats» y «en la última centuria, el ritmo de disminución ha sido aún más rápido». Un dato más: «Los vertebrados se han extinguido entre cien y mil veces más rápido de lo que cabría esperar».

Actualmente, los humanos y nuestro ganado constituimos la inmensa mayoría de los mamíferos del planeta. Estos son los datos del porcentaje de la biomasa actual y en 1900:

  1. Mamíferos salvajes: 2 % (17 % en 1900).
  2. Humanos: 35 % (23 %).
  3. Ganado: 63 % (60 %).

Esta desproporción también ocurre en las aves: «la biomasa de nuestros pollos duplica la de las aves silvestres». Hay multitud de datos que llevan a poder proclamar que «nos dirigimos hacia una sexta extinción masiva». La buena noticia es que podemos frenarla.

♦ Soluciones que propone:

  1. Reducir al mínimo la superficie cultivada.
  2. Utilizar fertilizantes y pesticidas de forma más prudente y eficaz.
  3. Emplear los métodos de la UE con los que ha conseguido frenar el declive de multitud de especies: reducir el uso de tierras agrícolas, recuperar hábitats naturales, prohibición total de la caza, implementación de cuotas cinegéticas, mecanismos para detener a los cazadores furtivos, proteger zonas por ley (incluyendo también el rewilding), sistemas de compensación para reproducir determinadas especies y programas de cría y reintroducción.
  4. Comer menos carne, porque esto reduciría la cantidad de tierra destinada a la agricultura, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la deforestación.
  5. Detener la deforestación, lo cual implicaría reducir la pérdida de hábitats y las emisiones de GEI.
  6. Proteger los parajes con mayor biodiversidad. El objetivo de la ONU de proteger para 2030 el 30 % de la superficie terrestre es poco ambicioso; y no son pocas las voces que piden proteger al menos el 50 % para 2050.
  7. Frenar el cambio climático.
  8. Detener los vertidos de plásticos en el mar.

6. Plásticos marinos

«El 44 % de todo el plástico del planeta se emplea en la fabricación de envases». Es ahí donde está el núcleo del problema de los plásticos. La autora critica el documental Seaspiracy por algunos de sus datos, pero está conforme con que el 80 % del plástico de las islas oceánicas procede de la industria pesquera. Solo el 20 % restante tiene su origen en tierra. Sin embargo, si miramos el plástico en zonas costeras, los datos podrían indicar justo lo contrario.

Ritchie dice que no hay aún evidencias de los auténticos peligros de los plásticos en el cuerpo humano, y que le parece más preocupante el daño que se causa a la fauna marina (enredos, atragantamientos…).

♦ Soluciones:

  1. Dejar de utilizar envases de plástico de un solo uso.
  2. Invertir más en gestión de residuos: sistemas de recogida, centros de reciclaje, vertederos adecuados (que capturen el metano de la materia orgánica), etc. Es importante reciclar todo lo que se pueda. El problema es que no siempre se puede. El reciclado mecánico permite que los plásticos se reciclen una o dos veces. El reciclado químico es mejor, pero es «tremendamente costoso» y no compensa hacerlo en ningún caso. Tal vez sería útil un SDDR para vidrio reutilizable y, en paralelo, imponer impuestos crecientes al plástico de un solo uso.
  3. Obligar a las industrias a un diseño más inteligente, que utilice solo plásticos reciclables y permita separarlos de forma cómoda.
  4. Prohibir el comercio de plástico usado para que los países ricos no usen a otros como sus vertederos. La proporción de plástico que circula por esta vía no es elevada, pero muchas veces acaba en el mar. Hablamos de 1,6 millones de toneladas en 2020.
  5. Trabajar con la industria pesquera para que no abandone su basura en el mar (redes, anzuelos, etc.). Podría castigarse a los barcos que no traigan de vuelta los aparejos con los que salieron y/o premiarse a quienes traigan basura encontrada en el mar.
  6. Poner interceptores en los ríos. Son aparatos o líneas de burbujas que sirven para capturar los plásticos evitando que lleguen al mar. Otra solución que no contempla es poner grandes bolsas de red a la salida de los desagües pluviales o residuales de las ciudades. Dado que esas aguas arrastran multitud de basura, esas redes la capturarían.
  7. Limpiar las playas es una forma mucho más barata de reducir el plástico en los océanos que recogerlo mar adentro.

7. Sobrepesca. Poner fin al expolio de los océanos

Esto está muy relacionado con la pérdida de biodiversidad. Según Ritchie, los animales marinos son discriminados con respecto a los terrestres. De alguna forma, su sufrimiento parece importar menos a los humanos, a pesar de las evidencias que existen de que los peces son capaces de sentir sufrimiento.

El incremento en potencia y tecnología aplicada al sector pesquero ha hecho que muchas pesquerías hayan entrado en declive o en grave colapso. Ante esto, hay dos formas de actuar. La primera es proponer «capturar muy pocos peces, por no decir ninguno». La segunda es «capturar tantos peces como sea posible, año tras año, pero sin mermar más sus poblaciones». Normalmente, se opta por la segunda opción, aunque sabemos que en demasiadas ocasiones no se cumple.

Una tercera vía (con un enorme crecimiento) ha sido la cría de pescados y mariscos: acuicultura o piscicultura. Actualmente, se crían más peces y mariscos de los que se pescan en estado salvaje. Para Ritchie es una buena noticia porque, según ella, esto reduce presión sobre los peces salvajes. No obstante, reconoce que parte de la comida de los peces de piscifactoría es, precisamente, peces salvajes, pero que, para algunas especies, se ha logrado una proporción de 0,3 (es decir, que hacen falta 0,3 peces salvajes para criar uno de forma artificial). El resto de comida lo forman, por ejemplo, piensos vegetales. La autora deja claro que «las normas de bienestar animal que rigen en las piscifactorías suelen ser bastante deficientes» (léase esto para más datos). Ella no habla de otros problemas presentes en las piscifactorías, como la contaminación que producen.

Con respecto a los atúnidos, Ritchie dice que su situación es mala, aunque algunas especies están mejorando sus poblaciones. Particularmente, alerta de la situación de los atunes en el océano Índico, donde se está sobrepescando sin control (España con la famosa operación Atalanta). El libro no habla de la amenaza del mercurio en los atúnidos.

Otro problema es la muerte generalizada de los corales. La autora demuestra ser una apasionada de estos animales y no le faltan motivos. La solución urgente a este problema es frenar el calentamiento global, evitando quemar combustibles fósiles. Si quieres enamorarte de los corales, te animamos a leer el relato de Lord Howe.

♦ Soluciones:

  1. Comer menos pescado, siempre que sea posible. Tal vez unos quieran no comer nada de pescado (lo cual evita el dilema del sufrimiento animal), mientras que otros opten por reducir este tipo de alimento.
  2. Elegir bien la especie a consumir. El problema de esta opción es que requiere el esfuerzo de investigar y puede variar en el tiempo y dependiendo de la región. Escogiendo bien, podemos comer pescado con poca huella de carbono (casi todos ellos son mejores que el pollo). Ella recomienda evitar los lenguados y mariscos caros, y optar por pescados pequeños y salvajes, como arenques o sardinas.
  3. Acabar con la sobrepesca aplicando cuotas de pesca estrictas. En la UE han mejorado algunas poblaciones de peces, pero otras siguen estando mal. En general, es preferible ser estrictos y que haya pesca suficiente, que ser demasiado permisivos y provocar la crisis de todo un sector.
  4. Reglamentos estrictos para capturas incidentales y descartes. El objetivo es reducir el número de peces que se pescan sin querer y que se tiran al mar (descartes), donde siempre mueren (si no lo están ya). Algunos países han prohibido los descartes y obligan a sus barcos de pesca a desembarcar todo lo que capturen, sea comercial o no.
  5. Prohibir la pesca de arrastre. Es el arte más perjudicial: normalmente se descarta entre el 30 y el 50 % de todo lo capturado (a veces es el 10 %), a lo que hay que sumar el destrozo del fondo marino que ocasionan, entre otros inconvenientes.
  6. Las áreas marinas protegidas evitan ciertas actuaciones humanas dentro de ellas. Son una buena solución, aunque a veces lo que provocan es que el impacto se traslade a otro lugar.

Propuestas finales de Hannah Ritchie

El libro de Ritchie es un canto de optimismo lleno de datos realistas. Algunas de sus opiniones pueden ser controvertidas, pero la mayoría están basadas en evidencias. Es cierto que estamos avanzando en muchos aspectos, aunque no sea tan rápido como nos gustaría. También es cierto que las opciones sostenibles se están volviendo más baratas. Y, en muchos casos, el pueblo está despertando.

Hannah se siente una traidora cuando no usa las opciones más ecológicas, aunque sí sean las opciones con menor huella de carbono, como usar el microondas o consumir alimentos que no sean de proximidad. Pero alerta que, aunque los cambios individuales sean importantes, es necesario un «cambio sistémico», es decir, una acción política que lleve a aprobar leyes que nos hagan avanzar en todas las soluciones que se han propuesto más arriba. Para ello, es necesario «votar a líderes que favorezcan medidas sostenibles» (partidos verdes y ecofeministas) y también sugiere importantes aportaciones individuales como estas:

  1. «Votar con la cartera», que quiere decir que cuando compramos estamos enviando una señal clara de nuestros intereses al mercado (a las empresas).
  2. Donar dinero a causas ecohumanistas (proyectos, organizaciones, etc.). Ritchie —conforme con lo que propuso Peter Singer— dice que dona al menos el 10 % de sus ingresos.
  3. Dedicar más tiempo a las cosas importantes (colaborar con ONG, por ejemplo) y menos a discusiones secundarias. Es decir, aunemos esfuerzos en la dirección correcta, aunque no opinemos todos exactamente lo mismo.
  4. También es muy importante elegir una trayectoria profesional que nos llene y en la que podamos empujar en la dirección que deseemos.

♦ Información relacionada:

  1. Otros libros resumidos para captar su esencia en poco tiempo:
  2. Quemar rastrojos o leña es tóxico para la salud, además de muy contaminante.
  3. La mejor solución a los incendios forestales: educar sí; quemar biomasa no.
  4. La agricultura de hoy debería ser como la de mañana.
  5. Los científicos vuelven a avisar del colapso que vendrá si seguimos sin reaccionar.
  6. Sin comer por el clima, las macrogranjas, los combustibles fósiles…
  7. Algunos libros del editor de Blogsostenible y de Historias Incontables.
  8. Una imagen del libro de Hannah Ritchie:

blogsostenible

Resumen del libro "21 lecciones para el siglo XXI" de Harari. En nuestro blog también encontrarás el resumen de su libro "Sapiens"

Libro El mundo no se acaba, de Hannah Ritchie (resumen)

Un libro escrito por una científica y divulgadora de la Universidad de Oxford que tiene por bandera el optimismo y los datos (Anagrama, 2025). Se aleja del catastrofismo ecologista casi tanto como del negacionismo climático; y afirma que «aceptar la derrota ante el cambio climático es una postura indefendiblemente egoísta».

Hannah Ritchie aclara que su optimismo es «condicional» (i.e., condicionado a actuar adecuadamente); que es diferente a un «optimismo ciego» que confía sin promover la acción organizada. Su objetivo es conseguir que seamos la primera generación que logre alcanzar la sostenibilidad completa en los dos sentidos que recoge la definición de la ONU: satisfacer las necesidades de las generaciones actuales; y hacerlo sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Con respecto al primer aspecto, Ritchie opina que falta mucho por hacer aunque, al menos, se ha avanzado una barbaridad en aspectos tales como: la mortalidad infantil y materna, la esperanza de vida, el hambre y la malnutrición, el acceso a recursos básicos (agua, energía…), la educación y la pobreza extrema.

Por supuesto, estos avances en la calidad de vida global también «han tenido un enorme coste medioambiental», lo cual ha empeorado de forma colosal el segundo requisito de la sostenibilidad. Para equilibrar la situación, el libro examina en detalle siete problemas medioambientales y sus interconexiones entre sí.

Antes de examinar esos siete problemas, Ritchie se distancia de dos soluciones típicas del ecologismo: despoblación y decrecimiento. La primera consiste en reducir el tamaño de la población y Ritchie afirma que realmente esa no es una alternativa, primero porque la población ya se está frenando a nivel mundial y, segundo, porque es muy complicado hacerlo de forma ética. Apunta a que más impacto que la superpoblación lo generan los estilos de vida (especialmente de los millonarios), lo cual podría estar afectado por la segunda solución que Ritchie rechaza, el decrecimiento, entendido como un retroceso o empobrecimiento. Para ella, la pobreza no implica mayor sostenibilidad, por supuesto, si consideramos los dos pilares de la sostenibilidad anteriormente indicados. En el libro, ella matiza que es cuestionable el crecimiento en los países ricos, pero que para acabar con la pobreza se necesita un crecimiento económico global. Para ella, no vale cualquier crecimiento y afirma —igual que cualquier decrecentista— que sería necesario crecer en algunos sectores y tecnologías y decrecer en otras. Tal vez, la promesa más impactante del libro es que dice demostrar que podemos reducir el impacto ambiental y, a la vez, mejorar la situación económica.

1. Contaminación atmosférica

Aunque no se suela decir, la contaminación atmosférica es «una de las principales causas de mortalidad en el mundo». Las cifras de fallecidos por esta causa son similares a las muertes por tabaquismo; seis o siete veces mayores que los muertos en accidentes de tráfico; y superan en cientos de veces la cifra de vidas perdidas por terrorismo o por guerras. Cada año, la mala calidad del aire suele ser quinientas veces más mortífera que todas las catástrofes «naturales» juntas.

La buena noticia es que se está reduciendo este tipo de contaminación, especialmente en las ciudades, lo cual baja las tasas de mortalidad. Es preciso tomar medidas locales y globales. Usemos como inspiración el Protocolo de Montreal para eliminar las sustancias químicas que degradaban la capa de ozono, un problema de cuya gravedad advirtió incluso Carl Sagan. En 1987 fue firmado por 43 países; y en 2009 se convirtió en el primer convenio internacional que logró la ratificación universal de todos los países del mundo. Un ejemplo que demuestra que hacer caso a la ciencia tiene resultados positivos.

A escala global, la mayor fuente de contaminación es quemar madera o carbón, incluyendo aquí las quemas agrícolas. Luego está la polución por actividades agropecuarias, principalmente por culpa de la ganadería y por los fertilizantes. Después viene la quema de combustibles fósiles para producir electricidad. Luego, diversas industrias (textiles, químicas, metalúrgicas…), seguidas del transporte de personas y mercancías.

Resumen del libro "21 lecciones para el siglo XXI" de Harari. En nuestro blog también encontrarás el resumen de su libro "Sapiens"
Lee también un resumen de este libro de Yuval N. Harari.

♦ Las soluciones propuestas pueden parecer caras, pero son muy baratas si las comparamos con los cientos de millones en gastos por no solucionar el problema:

  1. Lo más urgente es «dejar de quemar cosas» y, cuando no sea posible, capturar las partículas de la combustión.
  2. Detener las quemas agrícolas por ser una inmensa fuente de contaminación estacional fácil de evitar haciendo compost, triturando, etc.
  3. Conseguir combustibles limpios para cocinar y calentarse. La leña puede ser muy natural, pero es la forma más contaminante de conseguir calor. Provoca múltiples enfermedades por respirar el humo.
  4. Eliminar el azufre de los combustibles fósiles. Es tan simple como poner filtros en las chimeneas.
  5. Transporte más limpio. Los vehículos eléctricos contaminan menos, pero no son parte de la solución porque siguen siendo origen de multitud de emisiones. Por supuesto, la aviación es muchísimo peor.
  6. Transporte sostenible: caminar, ir en bicicleta o en transporte público.
  7. Abandonar combustibles fósiles, en favor de las renovables y de la energía nuclear. Ritchie es contraria a debatir entre renovables y nuclear porque, para ella, lo importante es que son energías con bajas emisiones de CO2. No tiene en cuenta el problema de los residuos radiactivos, ni el riesgo de atentados terroristas, ni el hecho de que las nucleares no sean rentables sin subvenciones de dinero público.

2. Cambio Climático

«Un mundo 6 ºC más caliente que el actual sería devastador», nos advierte la autora. Tras comentar algunas de las consecuencias del calentamiento global, afirma que «si cada país cumpliera realmente sus compromisos climáticos, llegaríamos a los 2,1 ºC en 2100», lo cual sería una gran noticia, aunque podría ser mejor.

Hannah Ritchie asegura que «las tecnologías bajas en carbono resultan cada vez más competitivas» y «los líderes mundiales se han vuelto más optimistas». Ahora tenemos infraestructuras mejor preparadas, podemos predecir eventos climáticos extremos, organizar evacuaciones, existen redes internacionales de apoyo, etc. En definitiva, estamos mejor preparados que en el pasado y sabemos cómo reducir las emisiones de dióxido de carbono, porque hay solo dos fuentes principales: «la quema de combustibles fósiles y el cambio en el uso de la tierra» (deforestación).

La situación actual es que «las emisiones totales siguen aumentando, pero las emisiones per cápita han tocado techo». Ese dato es utilizado por la autora para ser optimista y esperar a que la contaminación empiece a declinar, al menos en los países ricos, porque dice que está demostrado que «los avances tecnológicos hacen que hoy consumamos mucha menos energía que en el pasado». Como ejemplo, afirma que en Suecia se vive con igual nivel que en Estados Unidos y, sin embargo, se emite solo una cuarta parte. Según sus datos, el crecimiento económico y la reducción de emisiones son compatibles. El problema es que mira datos de países ricos que ya son exageradamente insostenibles. En tales casos, ¿es correcto celebrar una pequeña reducción en su contaminación?

En su análisis, asegura que «las soluciones que pasan por reducir el consumo de energía a niveles muy bajos no son buenas», porque la energía es fundamental para mantener o aumentar la calidad de vida. Tampoco ve adecuado que se avergüencen los que viajan en avión, porque para ella volar es un gran invento y las ventajas son suficientes para olvidar sus serios inconvenientes. ¿Será una excusa para justificar su gusto por volar?

♦ Soluciones que propone:

  1. Transición hacia la energía renovable por todas sus ventajas. El inconveniente del espacio que requieren se resuelve buscando lugares adecuados: tejados, agrovoltaica, etc.
  2. Electrificar la demanda de energía donde sea posible y aumentar el almacenamiento (baterías…). Ritchie está convencida de que esta transición requerirá menos actividad minera que con combustibles fósiles.
  3. Replantear el transporte a larga distancia.
  4. Alimentación. Aunque sostiene que no es preciso ser veganos, deja claro que cualquier cambio a dietas más vegetales tiene una enorme influencia en el clima, como por ejemplo elegir hamburguesas de pollo en lugar de ternera (que es la carne con más huella de carbono). Con datos muy fiables confirma que «la carne con emisiones de carbono más bajas supera las de la proteína vegetal con emisiones más altas». Y no importa demasiado si son alimentos ecológicos, de proximidad o en extensivo. La autora afirma que adoptando las siguientes medidas se liberaría suficiente tierra como para compensar las emisiones del sistema alimentario resultante:
    • Comer menos carne.
    • Adoptar las mejores prácticas agrarias.
    • Reducir el consumo excesivo y el desperdicio alimentario.
  5. Reducir las emisiones por la construcción, básicamente eliminando el cemento, un material muy contaminante en su fabricación. Propone usar otros materiales y, aunque no lo cita, una opción es el cemento Sublime.
  6. Poner precio al carbono para que los productos de altas emisiones sean más caros y menos accesibles. Como todos sabemos, los precios no reflejan los costos de los productos, y mucho menos los costos ambientales. El peligro de esta medida —y Ritchie lo subraya— es que haga que las familias pobres sean aún más pobres. Para evitarlo se deben incluir ayudas y conseguir que sean los ricos los que más paguen, porque son, de hecho, los que más carbono emiten.
  7. Sacar a la población de la pobreza es otra medida para adaptarnos al cambio climático, porque son los pobres los más vulnerables.
  8. Mejorar la resiliencia de los cultivos ante los efectos del cambio climático.
  9. Adaptarnos ante el aumento de temperaturas.
  10. No caer en la trampa psicológica de la «autoconcesión moral». Esto ocurre cuando nos permitimos algo negativo porque creemos que lo compensamos con un sacrificio en otro aspecto. Por ejemplo, comernos un filete porque reciclamos el envoltorio de plástico; o caer en las trampas del greenwashing. Para ello, es importante tener muy presente qué cosas a nivel individual tienen más y menos impacto.

Un problema de la forma de comunicar de Ritchie es que quita importancia a aspectos que, aunque no sean principales, tienen suficiente peso como para no ser despreciados. Es como si olvidara el efecto sinérgico de juntar varias fuerzas. Sumar muchos pocos hace un mucho. A veces, este tipo de contradicción se hace patente en una misma explicación. Por ejemplo, cuando literalmente escribe: «Cambiar nuestra alimentación no va a resolver el cambio climático: para ello tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles. Pero arreglar únicamente nuestros sistemas energéticos, ignorando la alimentación, tampoco nos llevará a esa meta».

3. Deforestación

La tierra ha perdido un tercio de todos sus bosques desde el final de la última glaciación. En el último siglo, también se ha perdido mucha superficie forestal, casi toda debida a la expansión de la agricultura. Las zonas incendiadas se regeneran si se las deja. Al perder bosques se emite carbono, pero Ritchie considera que eso es secundario en comparación con la pérdida de biodiversidad.

También resalta cómo la pérdida de hábitats se puede frenar con medidas políticas. Por ejemplo, «Brasil logró reducir la deforestación en un 80 % en solo siete años bajo la presidencia de Lula da Silva».

Con respecto al aceite de palma, no considera que su consumo sea preocupante, porque no se sabe con certeza la deforestación que causa de forma directa. Opina que no sería justo culpar a ciertos campos de palmeras de la deforestación de esas áreas si los bosques fueron talados con anterioridad. Es decir, no tiene en cuenta que esas zonas podrían volver a ser bosques. Además, sostiene que usar otros tipos de aceites podría ser incluso peor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que evitar el aceite de palma no obliga a optar por otro aceite, sino que se puede optar por no consumir productos con aceite de palma (bollería, alimentos ultraprocesados, etc.) sin sustituirlos por nada con otros aceites. En cualquier caso, apoya el uso de aceite de palma certificado como sostenible (RSPO) y deja claro que «el biodiésel de aceite de palma produce más emisiones de carbono que la gasolina o el gasóleo».

«La tala de bosques para dejar espacio al ganado bovino es responsable de más del 40 % de la deforestación mundial». El siguiente factor de pérdida de bosques es la palma y la soja y, en tercer lugar, la silvicultura (papel/celulosa). Así, pues, la mejor forma de frenar la deforestación es reducir el consumo de carne de cordero y de vacuno. En tercer lugar, se situaría el queso y los lácteos de vaca. Ritchie apoya esta opción, incluso aunque sean productos de ganadería extensiva en tierras no aptas para la agricultura, porque en estos casos considera que la mejor opción sería dejar que esas tierras se conviertan en bosques u otros espacios naturales.

Otras opciones que propone son: que los países ricos paguen a los más pobres por conservar sus bosques; y que se compensen las emisiones mediante reforestaciones (aunque esto tiene un peligro muy evidente).

Para acabar este apartado, Ritchie sostiene que no es buena idea volver de la ciudad a zonas rurales (revitalizar pueblos), ya que la principal causa de deforestación es cómo producimos nuestros alimentos y no dónde vivimos. Y también alerta de los que piensan que la alimentación vegana contribuye a la deforestación por los cultivos de soja. Los datos son muy evidentes: el 76 % de la soja se utiliza para alimentar animales y «solo el 7 % se destina a los productos veganos» (tofu, tempeh y leche vegetal).

4. Alimentación para no comerse el planeta

«La demanda humana de alimentos representa la mayor amenaza para los animales del globo». Así de contundente se manifiesta Hannah Ritchie. Afortunadamente, no es cierto que haya una fecha límite en los suelos agrícolas del mundo. Unos se están degradando y otros están mejorando, aunque en general, el suelo agrícola está siendo maltratado (y no solo por la erosión).

Una persona necesita entre 2.000 y 2.500 calorías diarias. Si dividimos la producción mundial de alimentos a partes iguales entre todos, cada uno de nosotros podría consumir unas 5.000 calorías diarias (más del doble de lo necesario). El hambre en el mundo no es un problema de falta de alimentos, sino de mala distribución (también lo apuntaron Nebel y Wrigth). Este dato sirve a Ritchie para confirmar que, en realidad, no somos demasiados humanos. El problema es que los millones que habitamos el planeta Tierra no nos contentamos solo con comer, sino que aspiramos a un consumo cada vez mayor (casas, teléfonos, aviones, IA…).

La superproducción agraria se debe principalmente a dos inventos: el de Fritz Haber y Carl Bosch (para convertir el nitrógeno del aire en amoníaco, fertilizante); y el de Norman Borlaug (para mejorar el cultivo de trigo en México). Estos logros para aumentar la producción han evitado muchas muertes, pero también han hecho que no podamos volver atrás. Es decir, «el planeta no puede limitarse a consumir solo alimentos ecológicos» (porque hay demasiadas personas a las que alimentar). Por tanto, a nivel colectivo dependemos de los fertilizantes para sobrevivir, y fabricarlos requiere grandes cantidades de energía, lo cual explica por qué los países pobres los usan poco, aunque tengan que utilizar mayor superficie agraria.

Vivimos en un mundo con grandes desigualdades, en el que algunos sufren de obesidad y otros de desnutrición; el alimento que podría saciar el hambre de millones de personas se dedica a alimentar ganado o a producir agrocombustibles para nuestros coches. Menos de la mitad de los cereales que se producen se dedican a la alimentación humana directa. Todo un 41 % se lo come el ganado, lo cual nos hace ver que comer animales es una forma muy ineficiente de conseguir proteínas. «Los animales más pequeños son más eficientes en términos calóricos», aunque surge el «dilema moral» de que hay que matar una mayor cantidad de animales pequeños para conseguir la misma cantidad de carne.

Ritchie pone un ejemplo que sirve para visualizar bien lo que implica comer animales muertos: «¿Se imagina que comprara una barra de pan, cortara una rebanada y tirara el resto —más del 90 %— a la basura? Pues bien: en términos de calorías, eso es más o menos lo que hacemos con la carne». El ganado también es ineficiente convirtiendo proteínas. Lo bueno es que son proteínas «completas» (incorporan aminoácidos importantes), lo cual se puede conseguir con dietas vegetales comiendo legumbres y cereales. La carne también tiene otros nutrientes importantes, pero el único que no existe en los vegetales es la vitamina B12 (asunto que ya se zanjó aquí).

Para entender la magnitud del problema, afirma que tres cuartas partes de la superficie agraria tienen como fin último criar ganado, y todo eso solo sirve para producir el 18 % de las calorías y el 37 % de las proteínas que consumimos. Debemos «reducir al máximo la cantidad de tierra que destinamos a la actividad agraria», lo cual mejoraría también otros problemas: deforestación, contaminación atmosférica, de aguas, de tierras, maltrato animal, etc.

♦ Soluciones que propone:

  1. Mejorar los rendimientos agrícolas en todo el mundo, especialmente en África.
  2. Comer menos carne, sobre todo de vacuno y cordero, las carnes con mayor impacto (en emisiones, consumo y contaminación de agua, eutroficación, uso de tierra, etc.). Ritchie expone que no funciona instar a la ciudadanía a convertirse al veganismo, sino que es mejor invitar a hacer cambios paulatinos: poner un día a la semana sin carne, reducir las dosis, aumentar el consumo de legumbres, etc. Solo eliminando la carne de ternera y la de cordero se reduciría a la mitad nuestra necesidad de tierras de cultivo en todo el globo. Debemos entender que la dieta vegana es la más ecológica, pero no es necesario ser veganos estrictos: «El ahorro en comparación con una dieta con algo de pollo, o algo de pescado y huevos, no es tan significativo», aclara la autora del libro. Ella quiere derribar el mito de que si fuésemos veganos no habría tierra para cultivar porque, como ya se ha indicado, lo que ocurriría sería todo lo contrario: una dieta vegana requiere menos tierra de cultivo.
  3. Invertir en sustitutos de la carne. Para Ritchie, es importante que las carnes vegetales cumplan cuatro requisitos: ser sabrosas, baratas, fáciles de encontrar y fáciles de incorporar a las dietas habituales. Ella afirma que ha probado multitud de productos vegetales y que hay algunos realmente asombrosos que, incluso, pueden llegar a gustar tanto o más que los productos cárnicos que imitan. Optar por estos productos no solo reduce la huella de carbono, sino que contribuye a bajar el precio para el resto de la humanidad.
  4. Las hamburguesas híbridas también reducen la huella ecológica (usar carne de pollo total o parcialmente, introducir legumbres…).
  5. Sustituir los productos lácteos por alternativas vegetales. En la UE, los productos lácteos son la causa de un mínimo de una cuarta parte de la huella de carbono. Cualquier bebida vegetal tiene una huella ecológica menor que la leche animal. Ritchie recuerda aquí también la importancia de seguir una dieta variada, para evitar carencias nutricionales.
  6. Desperdiciar menos comida. Por ejemplo, resalta la importancia de cambiar los sacos de recogida de productos agrarios por cajas rígidas que protejan de golpes. También es importante saber que si un producto supera su fecha de «consumo preferente», no indica que no se pueda consumir.
  7. No depender de la agricultura de interior. Aunque minimiza el espacio ocupado (agricultura en vertical), sus necesidades energéticas son tan inmensas que no compensan las ventajas, ni empleando solo energía renovable.
  8. No centrarse en los alimentos de proximidad. Aunque el transporte es importante, supone solo el 5 % de las emisiones de GEI de la comida. El resto se debe a los procesos de producción, empaquetado y conservación. Lo más contaminante es el transporte aéreo (50 veces más que por barco), pero apenas se usa porque es caro. Por su parte, el transporte marítimo es barato, por lo que casi toda la contaminación del transporte de alimentos se produce en la carretera. En definitiva, Ritchie quiere dejar claro que está bien comer alimentos de proximidad, pero que las frutas y verduras producidas muy lejos tienen menos huella ecológica que la carne producida muy cerca.
  9. Los alimentos ecológicos tienen menos pesticidas, pero requieren más extensión. Abonar con estiércol también puede contaminar acuíferos. Respecto al clima, no hay consenso si es mejor o peor porque depende de múltiples factores. Ritchie dice que se fija más en el contenido de los envases que en las certificaciones ecológicas.
  10. Eliminar el plástico aumentaría el desperdicio alimentario. En la huella ecológica de los alimentos solo el 4 % de las emisiones procede de los envases. Nos advierte de que en ciertos alimentos es fácil de eliminar, pero en otros no. En todo caso, aquellos alimentos en los que el plástico es importante tal vez no sean esenciales en nuestra dieta y podemos prescindir totalmente del plástico y del alimento.

5. Pérdida de biodiversidad. Proteger la vida silvestre

«No cabe duda de que muchos animales están experimentando un preocupante y acelerado declive. Pero, si profundizamos un poco más, descubrimos que también hay algunos a los que les va bien». Lo que no debemos olvidar es que nuestra vida depende de la biodiversidad, aunque «no esté claro qué especies necesitemos y cuáles no». Recomendamos aquí leer el relato de La vida del doctor Biología. Lo cierto es que a veces prestamos más atención a ciertas especies, bonitas o más visibles, y olvidamos a las realmente importantes, como los gusanos y las bacterias.

El ser humano ha atacado a las demás especies desde sus orígenes, como bien explica Yuval N. Harari en su magnífico Sapiens. Ritchie declara que «antes de la aparición de la agricultura, hace unos diez mil años, la mayor amenaza para los animales era nuestra caza directa: una vez iniciada la actividad agraria, pasó a ser la destrucción de sus hábitats» y «en la última centuria, el ritmo de disminución ha sido aún más rápido». Un dato más: «Los vertebrados se han extinguido entre cien y mil veces más rápido de lo que cabría esperar».

Actualmente, los humanos y nuestro ganado constituimos la inmensa mayoría de los mamíferos del planeta. Estos son los datos del porcentaje de la biomasa actual y en 1900:

  1. Mamíferos salvajes: 2 % (17 % en 1900).
  2. Humanos: 35 % (23 %).
  3. Ganado: 63 % (60 %).

Esta desproporción también ocurre en las aves: «la biomasa de nuestros pollos duplica la de las aves silvestres». Hay multitud de datos que llevan a poder proclamar que «nos dirigimos hacia una sexta extinción masiva». La buena noticia es que podemos frenarla.

♦ Soluciones que propone:

  1. Reducir al mínimo la superficie cultivada.
  2. Utilizar fertilizantes y pesticidas de forma más prudente y eficaz.
  3. Emplear los métodos de la UE con los que ha conseguido frenar el declive de multitud de especies: reducir el uso de tierras agrícolas, recuperar hábitats naturales, prohibición total de la caza, implementación de cuotas cinegéticas, mecanismos para detener a los cazadores furtivos, proteger zonas por ley (incluyendo también el rewilding), sistemas de compensación para reproducir determinadas especies y programas de cría y reintroducción.
  4. Comer menos carne, porque esto reduciría la cantidad de tierra destinada a la agricultura, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la deforestación.
  5. Detener la deforestación, lo cual implicaría reducir la pérdida de hábitats y las emisiones de GEI.
  6. Proteger los parajes con mayor biodiversidad. El objetivo de la ONU de proteger para 2030 el 30 % de la superficie terrestre es poco ambicioso; y no son pocas las voces que piden proteger al menos el 50 % para 2050.
  7. Frenar el cambio climático.
  8. Detener los vertidos de plásticos en el mar.

6. Plásticos marinos

«El 44 % de todo el plástico del planeta se emplea en la fabricación de envases». Es ahí donde está el núcleo del problema de los plásticos. La autora critica el documental Seaspiracy por algunos de sus datos, pero está conforme con que el 80 % del plástico de las islas oceánicas procede de la industria pesquera. Solo el 20 % restante tiene su origen en tierra. Sin embargo, si miramos el plástico en zonas costeras, los datos podrían indicar justo lo contrario.

Ritchie dice que no hay aún evidencias de los auténticos peligros de los plásticos en el cuerpo humano, y que le parece más preocupante el daño que se causa a la fauna marina (enredos, atragantamientos…).

♦ Soluciones:

  1. Dejar de utilizar envases de plástico de un solo uso.
  2. Invertir más en gestión de residuos: sistemas de recogida, centros de reciclaje, vertederos adecuados (que capturen el metano de la materia orgánica), etc. Es importante reciclar todo lo que se pueda. El problema es que no siempre se puede. El reciclado mecánico permite que los plásticos se reciclen una o dos veces. El reciclado químico es mejor, pero es «tremendamente costoso» y no compensa hacerlo en ningún caso. Tal vez sería útil un SDDR para vidrio reutilizable y, en paralelo, imponer impuestos crecientes al plástico de un solo uso.
  3. Obligar a las industrias a un diseño más inteligente, que utilice solo plásticos reciclables y permita separarlos de forma cómoda.
  4. Prohibir el comercio de plástico usado para que los países ricos no usen a otros como sus vertederos. La proporción de plástico que circula por esta vía no es elevada, pero muchas veces acaba en el mar. Hablamos de 1,6 millones de toneladas en 2020.
  5. Trabajar con la industria pesquera para que no abandone su basura en el mar (redes, anzuelos, etc.). Podría castigarse a los barcos que no traigan de vuelta los aparejos con los que salieron y/o premiarse a quienes traigan basura encontrada en el mar.
  6. Poner interceptores en los ríos. Son aparatos o líneas de burbujas que sirven para capturar los plásticos evitando que lleguen al mar. Otra solución que no contempla es poner grandes bolsas de red a la salida de los desagües pluviales o residuales de las ciudades. Dado que esas aguas arrastran multitud de basura, esas redes la capturarían.
  7. Limpiar las playas es una forma mucho más barata de reducir el plástico en los océanos que recogerlo mar adentro.

7. Sobrepesca. Poner fin al expolio de los océanos

Esto está muy relacionado con la pérdida de biodiversidad. Según Ritchie, los animales marinos son discriminados con respecto a los terrestres. De alguna forma, su sufrimiento parece importar menos a los humanos, a pesar de las evidencias que existen de que los peces son capaces de sentir sufrimiento.

El incremento en potencia y tecnología aplicada al sector pesquero ha hecho que muchas pesquerías hayan entrado en declive o en grave colapso. Ante esto, hay dos formas de actuar. La primera es proponer «capturar muy pocos peces, por no decir ninguno». La segunda es «capturar tantos peces como sea posible, año tras año, pero sin mermar más sus poblaciones». Normalmente, se opta por la segunda opción, aunque sabemos que en demasiadas ocasiones no se cumple.

Una tercera vía (con un enorme crecimiento) ha sido la cría de pescados y mariscos: acuicultura o piscicultura. Actualmente, se crían más peces y mariscos de los que se pescan en estado salvaje. Para Ritchie es una buena noticia porque, según ella, esto reduce presión sobre los peces salvajes. No obstante, reconoce que parte de la comida de los peces de piscifactoría es, precisamente, peces salvajes, pero que, para algunas especies, se ha logrado una proporción de 0,3 (es decir, que hacen falta 0,3 peces salvajes para criar uno de forma artificial). El resto de comida lo forman, por ejemplo, piensos vegetales. La autora deja claro que «las normas de bienestar animal que rigen en las piscifactorías suelen ser bastante deficientes» (léase esto para más datos). Ella no habla de otros problemas presentes en las piscifactorías, como la contaminación que producen.

Con respecto a los atúnidos, Ritchie dice que su situación es mala, aunque algunas especies están mejorando sus poblaciones. Particularmente, alerta de la situación de los atunes en el océano Índico, donde se está sobrepescando sin control (España con la famosa operación Atalanta). El libro no habla de la amenaza del mercurio en los atúnidos.

Otro problema es la muerte generalizada de los corales. La autora demuestra ser una apasionada de estos animales y no le faltan motivos. La solución urgente a este problema es frenar el calentamiento global, evitando quemar combustibles fósiles. Si quieres enamorarte de los corales, te animamos a leer el relato de Lord Howe.

♦ Soluciones:

  1. Comer menos pescado, siempre que sea posible. Tal vez unos quieran no comer nada de pescado (lo cual evita el dilema del sufrimiento animal), mientras que otros opten por reducir este tipo de alimento.
  2. Elegir bien la especie a consumir. El problema de esta opción es que requiere el esfuerzo de investigar y puede variar en el tiempo y dependiendo de la región. Escogiendo bien, podemos comer pescado con poca huella de carbono (casi todos ellos son mejores que el pollo). Ella recomienda evitar los lenguados y mariscos caros, y optar por pescados pequeños y salvajes, como arenques o sardinas.
  3. Acabar con la sobrepesca aplicando cuotas de pesca estrictas. En la UE han mejorado algunas poblaciones de peces, pero otras siguen estando mal. En general, es preferible ser estrictos y que haya pesca suficiente, que ser demasiado permisivos y provocar la crisis de todo un sector.
  4. Reglamentos estrictos para capturas incidentales y descartes. El objetivo es reducir el número de peces que se pescan sin querer y que se tiran al mar (descartes), donde siempre mueren (si no lo están ya). Algunos países han prohibido los descartes y obligan a sus barcos de pesca a desembarcar todo lo que capturen, sea comercial o no.
  5. Prohibir la pesca de arrastre. Es el arte más perjudicial: normalmente se descarta entre el 30 y el 50 % de todo lo capturado (a veces es el 10 %), a lo que hay que sumar el destrozo del fondo marino que ocasionan, entre otros inconvenientes.
  6. Las áreas marinas protegidas evitan ciertas actuaciones humanas dentro de ellas. Son una buena solución, aunque a veces lo que provocan es que el impacto se traslade a otro lugar.

Propuestas finales de Hannah Ritchie

El libro de Ritchie es un canto de optimismo lleno de datos realistas. Algunas de sus opiniones pueden ser controvertidas, pero la mayoría están basadas en evidencias. Es cierto que estamos avanzando en muchos aspectos, aunque no sea tan rápido como nos gustaría. También es cierto que las opciones sostenibles se están volviendo más baratas. Y, en muchos casos, el pueblo está despertando.

Hannah se siente una traidora cuando no usa las opciones más ecológicas, aunque sí sean las opciones con menor huella de carbono, como usar el microondas o consumir alimentos que no sean de proximidad. Pero alerta que, aunque los cambios individuales sean importantes, es necesario un «cambio sistémico», es decir, una acción política que lleve a aprobar leyes que nos hagan avanzar en todas las soluciones que se han propuesto más arriba. Para ello, es necesario «votar a líderes que favorezcan medidas sostenibles» (partidos verdes y ecofeministas) y también sugiere importantes aportaciones individuales como estas:

  1. «Votar con la cartera», que quiere decir que cuando compramos estamos enviando una señal clara de nuestros intereses al mercado (a las empresas).
  2. Donar dinero a causas ecohumanistas (proyectos, organizaciones, etc.). Ritchie —conforme con lo que propuso Peter Singer— dice que dona al menos el 10 % de sus ingresos.
  3. Dedicar más tiempo a las cosas importantes (colaborar con ONG, por ejemplo) y menos a discusiones secundarias. Es decir, aunemos esfuerzos en la dirección correcta, aunque no opinemos todos exactamente lo mismo.
  4. También es muy importante elegir una trayectoria profesional que nos llene y en la que podamos empujar en la dirección que deseemos.

♦ Información relacionada:

  1. Otros libros resumidos para captar su esencia en poco tiempo:
  2. Quemar rastrojos o leña es tóxico para la salud, además de muy contaminante.
  3. La mejor solución a los incendios forestales: educar sí; quemar biomasa no.
  4. La agricultura de hoy debería ser como la de mañana.
  5. Los científicos vuelven a avisar del colapso que vendrá si seguimos sin reaccionar.
  6. Sin comer por el clima, las macrogranjas, los combustibles fósiles…
  7. Algunos libros del editor de Blogsostenible y de Historias Incontables.
  8. Una imagen del libro de Hannah Ritchie:

Libro El puente donde habitan las mariposas, de Nazareth Castellanos (resumen)

La vida es un viaje en el que siempre hay que atravesar caminos difíciles.

La neurocientífica Nazareth Castellanos nos enseña en este libro (Siruela, 2025) que podemos «encontrar una mejor versión de nosotros mismos» con solo una condición: proponérselo, querer mejorar.

Según ella, más del 90 % de las personas viven sin intención de mejorarse. Eso, unido a que el 70 % de la población ha padecido tormentas potencialmente traumáticas, hace que la probabilidad de ser alguien, o encontrarse con alguien, que sufre o que hiere sea muy alta. Para que quede claro: «Todos vamos a sufrir por hábitos que se podrían haber evitado, si nos lo hubiéramos propuesto. Todos vamos a sufrir por los bandazos que otros podrían haber evitado si se lo hubieran propuesto (…). Reconocer (…) nuestro impacto sobre los demás y el de los demás en nosotros nos invita a seleccionar a quién nos acercamos y de quién nos alejamos».

La doctora Castellanos utiliza el término biosofía para referirse a la sabiduría que se extrae del estudio de la vida o del estudio del organismo. Para ello —y para la necesaria divulgación científica— considera esencial el uso de la filosofía y reclama recuperar la relación entre ciencias y humanidades que, en algún momento, se perdió. Con esa base, el libro pretende traducir en términos biológicos el ensayo Construir Habitar Pensar de Heidegger (1951).

Construir

Cuando se reconstruye una ciudad destruida siempre se pretende conservar lo bueno y conseguir algo mejor. De similar manera, los humanos nos vamos construyendo a nosotros mismos día a día. A veces, construimos muros para defendernos, y otras, puentes para cuidarnos. Podemos cultivar fortalezas, miedos, agresividad… Los momentos duros de la vida suelen ser buenos para madurar. Aunque los podemos utilizar para atrincherarnos en lo conocido, para sentirnos víctimas, también se puede mirar con humildad y honestidad hacia dentro y evaluar si hay algo que cambiar.

Lee también un resumen de este apasionante libro: Viaje al centro de la mente, de D.J. Siegel.

Lee también un resumen de este apasionante libro.

Ante una ciudad —o persona— destruida, podemos evaluar cómo se ha llegado a esa situación siendo conscientes de la influencia del contexto y de los ancestros. Si encuentras hábitos o creencias que te causan dolor, será más sensato destruirlas que reconstruirlas. Se trata de madurar y moldear nuestra vida. La autora lo resume en una frase: «Somos lo que hacemos con nosotros».

Se sabe que el cerebro es un órgano que se ha adaptado a las condiciones actuales (luz, gravedad terrestre, etc.) y que, además, se adapta ante cambios en esas u otras condiciones. La salud psicológica está influenciada por multitud de aspectos, como la presencia o no de zonas verdes en nuestro lugar de residencia. Un simple paseo entre árboles aporta múltiples beneficios mentales, lo que permite a Castellanos concluir que podemos construir nuestra salud y que «tenemos a la naturaleza como aliada».

Aunque estamos ligados a nuestro ADN (genética), nuestro estilo de vida y el entorno pueden activar o desactivar ciertos genes (es lo que se conoce como epigenética). Más aún, recientes estudios apuntan a que las condiciones de vida, igual que un hecho traumático o un cuidado amoroso de los padres, no solo influyen en la persona afectada, sino también en su descendencia.

Una de las propiedades intrínsecas del cerebro es que se trata de un «sistema que ha evolucionado para cambiar». No es algo estático. Es un órgano que evoluciona. Si a una persona le tapas los ojos durante unos pocos días, el cerebro experimenta cambios en las áreas visuales, fortaleciendo funciones para compensar esa pérdida. La llamada aMCC (siglas en inglés de la corteza cingulada media anterior) es una región cerebral que evalúa el esfuerzo necesario para conseguir ciertas metas (controla la fuerza de voluntad). «Prácticas como la meditación, el ejercicio físico, alimentar la curiosidad intelectual o las técnicas de respiración ayudan a reforzar esta estructura cerebral». «La acción de la aMCC es muy evidente cuando realizamos un esfuerzo cuyos beneficios se observan a corto plazo. El problema reside en aquellas empresas cuyos frutos maduran a medio o largo plazo».

Estudios recientes señalan que los humanos tendemos a subestimar el esfuerzo de las tareas y cuánto más lejana esté la meta, mayor es el error cometido. El cerebro aprende cuántos beneficios obtiene por cada acción en comparación a lo esperado. Para ello, mide el placer, la dopamina. Si algo es placentero, apostamos por reiterarlo; y si en algo no vemos resultados, lo evitamos. De ahí que, las acciones con beneficios a largo plazo (como estudiar una carrera) sean rechazadas por muchas personas. Conociendo esto, lo inteligente es plantearnos «metas a corto plazo y expectativas realistas». En vez de pensar en acabar un grado universitario, es mejor centrarse en aprender una lección concreta de una asignatura. Controlar el pensamiento, nos facilita alcanzar metas a corto y largo plazo. Además, se ha descubierto algo magnífico: «la tenacidad engendra más tenacidad».

Habitar

Las personas suelen mostrarse reticentes a efectuar una introspección, el acto de observarnos a nosotros mismos para mejorar. A veces, hay mucho dolor que se prefiere ocultar y se usan excusas, se culpa a otros o nos mantenemos ocupados (hiperactividad). Todo para evitar sentarnos en silencio y con calma ante nosotros mismos. «Nuestras partes oscuras tienen mucho que contarnos».

La introspección requiere tranquilidad y reflexión. Además, «la calma mental es la antesala indispensable de una buena acción». Practicando la calma (con técnicas de respiración, por ejemplo) se propicia la aparición en el cerebro de ondas alpha (lentas), las cuales ayudan a tomar buenas decisiones y contrarrestan la tendencia a la divagación mental. El obstáculo más grande es, por curioso que parezca, nuestra propia indiferencia.

Cuando el cerebro está en modo consciente, concentrado en una tarea, consume más energía que cuando está en el llamado «modo por defecto cerebral». Este último sirve para cosas como la consolidación de la memoria o la regulación emocional. Existe también un modo híbrido: «somos capaces de realizar una tarea de forma automática, sin ser conscientes de ella». «Mantenernos en piloto automático nos ahorra mucha energía, pero el precio es alto. Cuanto más tiempo transitemos en ese estado, mayor será la sensación de insatisfacción vital».

Castellanos nos dice que su área preferida del cerebro es la corteza cingulada anterior (ACC), porque se asocia al bienestar y la calma y, además, se puede activar de una forma extraordinariamente simple: observar nuestra respiración. Es ahí donde esta científica sitúa la paz y el recogimiento adecuados para lo que entiende por «habitar».

«Dedicamos pocos esfuerzos a estar bien, porque nuestra visión sanitaria sigue apoyándose más en un enfoque curativo que preventivo», lamenta la doctora Castellanos mientras nos alerta de la influencia de la alimentación y del vivir con prisas.

Los problemas mentales son frecuentes, se hable o no de ellos y se traten o no de forma directa. Y atención: afectan a todos los rangos de edades. Para ello, sugiere mejorar la educación con el objetivo de enseñar a cuidar de nuestra mente y de estudiarnos a nosotros mismos. Ahorraríamos mucho en sufrimiento y en dinero.

Esta neurocientífica afirma que «la falta de calma o nerviosismo conlleva confusión». Y lo explica así (resumidamente): en una situación difícil, el cerebro libera glucocorticoides (familia de hormonas a la que pertenece el famoso cortisol) que preparan nuestro cuerpo para la lucha, y da igual que las batallas sean sin violencia física. El cortisol aumenta el azúcar en sangre y con ello el ímpetu físico, lo cual es positivo en caso de lucha. En cambio, el cortisol tiene multitud de efectos secundarios negativos, tales como actuar como un inmunosupresor (atenúa el sistema inmune), ralentizar la digestión o reducir la capacidad de memoria, la de aprendizaje y la coordinación entre neuronas. Entre otras consecuencias, también está la de potenciar recuerdos negativos. Todo ello, junto, conlleva una percepción sesgada de la situación, que no solo impide encontrar soluciones reales, sino que, encima, favorecen el combate. Conclusión: en situaciones de estrés, ansiedad, miedo, ira, etc., la percepción es errónea y las decisiones difícilmente serán las mejores. En estos estados se produce una respiración acelerada (hiperventilación) que reduce el nivel de dióxido de carbono en sangre, lo cual baja la producción de vitamina D, cuyo impacto en la salud mental está bien documentado. Las personas con peores índices de bienestar, muestran una mayor duración de la apnea (fase entre la exhalación y la siguiente inhalación).

Esta respuesta del cerebro es automática, pero no inevitable. Se puede detener de forma voluntaria. Se sabe que una respiración rítmica tranquiliza al cerebro. En cambio, una respiración irregular genera estrés. Escuchar a nuestro cuerpo, es otra recomendación del libro.

En la salud cerebral también influye la salud de la microbiota intestinal (bacterias, virus, hongos…) y, en esto, un ingrediente clave es lo que comemos.

Un ejercicio simple que propone es permanecer sentados, en cualquier lugar y postura, siempre que se mantenga la espalda recta y, entonces, concentrarse en la respiración sin alterarla. En menos de media hora se consigue un crecimiento de las conexiones neuronales, aumenta el bienestar y se alejan los problemas mentales. «La actividad del cerebro es mayor cuando la mirada se dirige hacia dentro que cuando observamos lo ajeno». La respiración es un lugar seguro que siempre tenemos con nosotros, y que nos protege de una vida estresante. Practicar este ejercicio de forma regular ayuda a responder mejor ante situaciones indeseadas.

Ponernos como espectadores de nosotros mismos, abandonar nuestro teatro, resulta de gran ayuda. Al hacerlo, notaremos que el cerebro se va involuntariamente a otras tareas. Estos despistes hay que tratarlos como algo natural. Al detectarlos, simplemente, hay que felicitarse por haber tomado conciencia de la distracción, y volver a la respiración.

Otras investigaciones han revelado que respirar lento no solo nos lleva a la calma, sino que reduce los dolores. Se pueden contar los segundos al inspirar y espirar en el doble de tiempo. Poco a poco, podemos aumentar esos segundos conforme mejoremos nuestra práctica. La ciencia está demostrando los enormes beneficios de la meditación que proponen las filosofías y religiones orientales (budismo, hinduismo…). Aquí te dejamos un ejemplo de meditación por los bosques.

Pensar

Diversos estudios han concluido que «no nos gusta estar a solas con nuestra propia mente». Es decir, preferimos hacer cualquier cosa antes que simplemente pensar. Y esto es así en todas las edades, niveles educativos o ingresos económicos. Controlar la mente es algo incómodo. Y ahora, las redes sociales dan entretenimiento a raudales, excusas para no pensar, pero, entre los adolescentes hay una fuerte correlación entre usar redes sociales y padecer ansiedad. Más aún, el estrés que transmiten los medios se contagia a nuestro comportamiento, que será más alocado y menos reflexivo, incluso aunque culpemos a otras causas.

Leer noticias negativas aumenta la producción de cortisol y esto dificulta un buen comportamiento. Por otra parte, las mujeres parecen ser más sensibles a este impacto. Para contrarrestar el efecto tóxico de las noticias negativas, en Blogsostenible ponemos mucho empeño en recopilar y divulgar buenas noticias ecoanimalistas. Te recomendamos que las leas y las disfrutes.

Con respecto al pensamiento, nos indica que puede estar en múltiples niveles que oscilan entre el dirigido o plenamente consciente; y los pensamientos automáticos, no elegidos a voluntad. El nivel más bajo es el sueño. Entre estos extremos, está el antes aludido «piloto automático», el diálogo interior que repite nuestra narración del mundo, preocupaciones involuntarias (como la tristeza) o cuestiones sensoriales (dolor o necesidades fisiológicas). «Una mente divagante es una mente infeliz». Por eso, se aconseja tener nuestra mente lo más consciente posible. Que la mente divague puede dar frutos creativos, pero también debilita la fuerza para estar de forma consciente.

El monólogo interior, con uno mismo, es espontáneo, molesto a veces, con una lógica de realismo mágico, desobediente… pero ejerce un gran poder en nuestras vidas. Hay que tener presente que este diálogo interior refleja lo que hemos visto en el hogar y en el colegio y no es algo estático, sino que hay técnicas para —con voluntad— mejorarlo.

Por ejemplo: intentar no pensar en algo es la mejor forma de pensar sobre ello. Por el contrario, para evitar un pensamiento obsesivo resulta más útil reconocer con humildad nuestra incapacidad de eliminarlo y aceptar ese pensamiento o, incluso, dedicarle tiempo en exclusiva. Por otra parte, un pensamiento repetitivo puede tender a modificar la realidad y a construir recuerdos falsos.

Lo que nosotros nos decimos «se traduce en la química del cuerpo». Cuando nuestro monólogo es de ánimo a nosotros mismos, se consiguen mejores resultados que cuando adopta un tono pesimista y duro. Otra técnica es darnos sugerencias como si fuésemos otra persona, porque aconsejar a otro siempre es más fácil.

Cuando cometemos un error debemos reflexionar para mejorar y corregir nuestros actos, pero no ayuda abusar de una «autocrítica dañina», excesivamente dura y que podría generar trastornos, tales como por ejemplo: valorar como erróneas conductas que no lo han sido, exceso de culpabilidad, tendencia a la inseguridad e inhibir la conducta (censura). Por el contrario, se puede cultivar la compasión, lo cual mejora la empatía y evita conflictos. Las personas que no son amables consigo mismas sospechan de la amabilidad de los demás; y los ven como amenazas.

Ante la realidad de cambiar nuestra mirada, nuestras palabras y nuestras sensaciones, Nazareth Castellanos nos alienta: «Qué coraje hay que llevar dentro para dejar de ser quien se fue. Todos deberíamos experimentar ese renacer en el que comenzamos a caminar con amor en la mirada; un amor y un cuidado dirigidos hacia dentro». Se puede haber tenido un pasado duro, doloroso o turbio; pero lo que cuenta es el futuro y saber que «no hay mayor aliado que la intención».

Concluyendo

Todos tenemos la capacidad de transformarnos, de moldear y de adaptar nuestro cerebro. Santiago Ramón y Cajal decía: «Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo en vez de aprovecharlo». Muchos inician su transformación en profundidad cuando sufren un episodio dramático o cuando ven cerca el final de su vida. Pero es mejor hacerlo en el día a día, tanto ante buenos como ante malos momentos. Al permitir —con conciencia— que existan los malos pensamientos es más fácil que se disuelvan: «respirando la emoción», explica Castellanos.

La autora nos recuerda la importancia también de cuidar el cuerpo: dieta, ejercicio, respiración… Al igual que es bueno hacer ejercicio físico, también lo es el ejercicio mental. Y curiosamente, la práctica del yoga une ambos aspectos.

♣ Te gustará también leer:

🌳 Hacer menos.
🌳 Tu salud depende de los árboles: plantemos contra el calor (y de paso…).
🌳 Meditar, una de las cosas más sostenibles. Meditación por los bosques del planeta.
🌳 Miremos al ser humano desde fuera del ser humano: ¿Merecemos ser perdonados?
🌳 ¿Por qué NO reducir los atascos ni la contaminación en las ciudades?
🌳 Jane Jacobs: la inspiración de las ciudades vivas.
🌳 Libro «Viaje al centro de la mente» de D.J. Siegel (resumen): cómo la empatía y conexión con los demás seres influyen en tu salud y felicidad.
🌳Upanishad, Bhagavad Gîtâ, yoga, tantra, meditación, iluminación y mucho más.

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Lee también un resumen de este apasionante libro: Viaje al centro de la mente, de D.J. Siegel.

Libro El puente donde habitan las mariposas, de Nazareth Castellanos (resumen)

La vida es un viaje en el que siempre hay que atravesar caminos difíciles.

La neurocientífica Nazareth Castellanos nos enseña en este libro (Siruela, 2025) que podemos «encontrar una mejor versión de nosotros mismos» con solo una condición: proponérselo, querer mejorar.

Según ella, más del 90 % de las personas viven sin intención de mejorarse. Eso, unido a que el 70 % de la población ha padecido tormentas potencialmente traumáticas, hace que la probabilidad de ser alguien, o encontrarse con alguien, que sufre o que hiere sea muy alta. Para que quede claro: «Todos vamos a sufrir por hábitos que se podrían haber evitado, si nos lo hubiéramos propuesto. Todos vamos a sufrir por los bandazos que otros podrían haber evitado si se lo hubieran propuesto (…). Reconocer (…) nuestro impacto sobre los demás y el de los demás en nosotros nos invita a seleccionar a quién nos acercamos y de quién nos alejamos».

La doctora Castellanos utiliza el término biosofía para referirse a la sabiduría que se extrae del estudio de la vida o del estudio del organismo. Para ello —y para la necesaria divulgación científica— considera esencial el uso de la filosofía y reclama recuperar la relación entre ciencias y humanidades que, en algún momento, se perdió. Con esa base, el libro pretende traducir en términos biológicos el ensayo Construir Habitar Pensar de Heidegger (1951).

Construir

Cuando se reconstruye una ciudad destruida siempre se pretende conservar lo bueno y conseguir algo mejor. De similar manera, los humanos nos vamos construyendo a nosotros mismos día a día. A veces, construimos muros para defendernos, y otras, puentes para cuidarnos. Podemos cultivar fortalezas, miedos, agresividad… Los momentos duros de la vida suelen ser buenos para madurar. Aunque los podemos utilizar para atrincherarnos en lo conocido, para sentirnos víctimas, también se puede mirar con humildad y honestidad hacia dentro y evaluar si hay algo que cambiar.

Lee también un resumen de este apasionante libro: Viaje al centro de la mente, de D.J. Siegel.
Lee también un resumen de este apasionante libro.

Ante una ciudad —o persona— destruida, podemos evaluar cómo se ha llegado a esa situación siendo conscientes de la influencia del contexto y de los ancestros. Si encuentras hábitos o creencias que te causan dolor, será más sensato destruirlas que reconstruirlas. Se trata de madurar y moldear nuestra vida. La autora lo resume en una frase: «Somos lo que hacemos con nosotros».

Se sabe que el cerebro es un órgano que se ha adaptado a las condiciones actuales (luz, gravedad terrestre, etc.) y que, además, se adapta ante cambios en esas u otras condiciones. La salud psicológica está influenciada por multitud de aspectos, como la presencia o no de zonas verdes en nuestro lugar de residencia. Un simple paseo entre árboles aporta múltiples beneficios mentales, lo que permite a Castellanos concluir que podemos construir nuestra salud y que «tenemos a la naturaleza como aliada».

Aunque estamos ligados a nuestro ADN (genética), nuestro estilo de vida y el entorno pueden activar o desactivar ciertos genes (es lo que se conoce como epigenética). Más aún, recientes estudios apuntan a que las condiciones de vida, igual que un hecho traumático o un cuidado amoroso de los padres, no solo influyen en la persona afectada, sino también en su descendencia.

Una de las propiedades intrínsecas del cerebro es que se trata de un «sistema que ha evolucionado para cambiar». No es algo estático. Es un órgano que evoluciona. Si a una persona le tapas los ojos durante unos pocos días, el cerebro experimenta cambios en las áreas visuales, fortaleciendo funciones para compensar esa pérdida. La llamada aMCC (siglas en inglés de la corteza cingulada media anterior) es una región cerebral que evalúa el esfuerzo necesario para conseguir ciertas metas (controla la fuerza de voluntad). «Prácticas como la meditación, el ejercicio físico, alimentar la curiosidad intelectual o las técnicas de respiración ayudan a reforzar esta estructura cerebral». «La acción de la aMCC es muy evidente cuando realizamos un esfuerzo cuyos beneficios se observan a corto plazo. El problema reside en aquellas empresas cuyos frutos maduran a medio o largo plazo».

Estudios recientes señalan que los humanos tendemos a subestimar el esfuerzo de las tareas y cuánto más lejana esté la meta, mayor es el error cometido. El cerebro aprende cuántos beneficios obtiene por cada acción en comparación a lo esperado. Para ello, mide el placer, la dopamina. Si algo es placentero, apostamos por reiterarlo; y si en algo no vemos resultados, lo evitamos. De ahí que, las acciones con beneficios a largo plazo (como estudiar una carrera) sean rechazadas por muchas personas. Conociendo esto, lo inteligente es plantearnos «metas a corto plazo y expectativas realistas». En vez de pensar en acabar un grado universitario, es mejor centrarse en aprender una lección concreta de una asignatura. Controlar el pensamiento, nos facilita alcanzar metas a corto y largo plazo. Además, se ha descubierto algo magnífico: «la tenacidad engendra más tenacidad».

Habitar

Las personas suelen mostrarse reticentes a efectuar una introspección, el acto de observarnos a nosotros mismos para mejorar. A veces, hay mucho dolor que se prefiere ocultar y se usan excusas, se culpa a otros o nos mantenemos ocupados (hiperactividad). Todo para evitar sentarnos en silencio y con calma ante nosotros mismos. «Nuestras partes oscuras tienen mucho que contarnos».

La introspección requiere tranquilidad y reflexión. Además, «la calma mental es la antesala indispensable de una buena acción». Practicando la calma (con técnicas de respiración, por ejemplo) se propicia la aparición en el cerebro de ondas alpha (lentas), las cuales ayudan a tomar buenas decisiones y contrarrestan la tendencia a la divagación mental. El obstáculo más grande es, por curioso que parezca, nuestra propia indiferencia.

Cuando el cerebro está en modo consciente, concentrado en una tarea, consume más energía que cuando está en el llamado «modo por defecto cerebral». Este último sirve para cosas como la consolidación de la memoria o la regulación emocional. Existe también un modo híbrido: «somos capaces de realizar una tarea de forma automática, sin ser conscientes de ella». «Mantenernos en piloto automático nos ahorra mucha energía, pero el precio es alto. Cuanto más tiempo transitemos en ese estado, mayor será la sensación de insatisfacción vital».

Castellanos nos dice que su área preferida del cerebro es la corteza cingulada anterior (ACC), porque se asocia al bienestar y la calma y, además, se puede activar de una forma extraordinariamente simple: observar nuestra respiración. Es ahí donde esta científica sitúa la paz y el recogimiento adecuados para lo que entiende por «habitar».

«Dedicamos pocos esfuerzos a estar bien, porque nuestra visión sanitaria sigue apoyándose más en un enfoque curativo que preventivo», lamenta la doctora Castellanos mientras nos alerta de la influencia de la alimentación y del vivir con prisas.

Los problemas mentales son frecuentes, se hable o no de ellos y se traten o no de forma directa. Y atención: afectan a todos los rangos de edades. Para ello, sugiere mejorar la educación con el objetivo de enseñar a cuidar de nuestra mente y de estudiarnos a nosotros mismos. Ahorraríamos mucho en sufrimiento y en dinero.

Esta neurocientífica afirma que «la falta de calma o nerviosismo conlleva confusión». Y lo explica así (resumidamente): en una situación difícil, el cerebro libera glucocorticoides (familia de hormonas a la que pertenece el famoso cortisol) que preparan nuestro cuerpo para la lucha, y da igual que las batallas sean sin violencia física. El cortisol aumenta el azúcar en sangre y con ello el ímpetu físico, lo cual es positivo en caso de lucha. En cambio, el cortisol tiene multitud de efectos secundarios negativos, tales como actuar como un inmunosupresor (atenúa el sistema inmune), ralentizar la digestión o reducir la capacidad de memoria, la de aprendizaje y la coordinación entre neuronas. Entre otras consecuencias, también está la de potenciar recuerdos negativos. Todo ello, junto, conlleva una percepción sesgada de la situación, que no solo impide encontrar soluciones reales, sino que, encima, favorecen el combate. Conclusión: en situaciones de estrés, ansiedad, miedo, ira, etc., la percepción es errónea y las decisiones difícilmente serán las mejores. En estos estados se produce una respiración acelerada (hiperventilación) que reduce el nivel de dióxido de carbono en sangre, lo cual baja la producción de vitamina D, cuyo impacto en la salud mental está bien documentado. Las personas con peores índices de bienestar, muestran una mayor duración de la apnea (fase entre la exhalación y la siguiente inhalación).

Esta respuesta del cerebro es automática, pero no inevitable. Se puede detener de forma voluntaria. Se sabe que una respiración rítmica tranquiliza al cerebro. En cambio, una respiración irregular genera estrés. Escuchar a nuestro cuerpo, es otra recomendación del libro.

En la salud cerebral también influye la salud de la microbiota intestinal (bacterias, virus, hongos…) y, en esto, un ingrediente clave es lo que comemos.

Un ejercicio simple que propone es permanecer sentados, en cualquier lugar y postura, siempre que se mantenga la espalda recta y, entonces, concentrarse en la respiración sin alterarla. En menos de media hora se consigue un crecimiento de las conexiones neuronales, aumenta el bienestar y se alejan los problemas mentales. «La actividad del cerebro es mayor cuando la mirada se dirige hacia dentro que cuando observamos lo ajeno». La respiración es un lugar seguro que siempre tenemos con nosotros, y que nos protege de una vida estresante. Practicar este ejercicio de forma regular ayuda a responder mejor ante situaciones indeseadas.

Ponernos como espectadores de nosotros mismos, abandonar nuestro teatro, resulta de gran ayuda. Al hacerlo, notaremos que el cerebro se va involuntariamente a otras tareas. Estos despistes hay que tratarlos como algo natural. Al detectarlos, simplemente, hay que felicitarse por haber tomado conciencia de la distracción, y volver a la respiración.

Otras investigaciones han revelado que respirar lento no solo nos lleva a la calma, sino que reduce los dolores. Se pueden contar los segundos al inspirar y espirar en el doble de tiempo. Poco a poco, podemos aumentar esos segundos conforme mejoremos nuestra práctica. La ciencia está demostrando los enormes beneficios de la meditación que proponen las filosofías y religiones orientales (budismo, hinduismo…). Aquí te dejamos un ejemplo de meditación por los bosques.

Pensar

Diversos estudios han concluido que «no nos gusta estar a solas con nuestra propia mente». Es decir, preferimos hacer cualquier cosa antes que simplemente pensar. Y esto es así en todas las edades, niveles educativos o ingresos económicos. Controlar la mente es algo incómodo. Y ahora, las redes sociales dan entretenimiento a raudales, excusas para no pensar, pero, entre los adolescentes hay una fuerte correlación entre usar redes sociales y padecer ansiedad. Más aún, el estrés que transmiten los medios se contagia a nuestro comportamiento, que será más alocado y menos reflexivo, incluso aunque culpemos a otras causas.

Leer noticias negativas aumenta la producción de cortisol y esto dificulta un buen comportamiento. Por otra parte, las mujeres parecen ser más sensibles a este impacto. Para contrarrestar el efecto tóxico de las noticias negativas, en Blogsostenible ponemos mucho empeño en recopilar y divulgar buenas noticias ecoanimalistas. Te recomendamos que las leas y las disfrutes.

Con respecto al pensamiento, nos indica que puede estar en múltiples niveles que oscilan entre el dirigido o plenamente consciente; y los pensamientos automáticos, no elegidos a voluntad. El nivel más bajo es el sueño. Entre estos extremos, está el antes aludido «piloto automático», el diálogo interior que repite nuestra narración del mundo, preocupaciones involuntarias (como la tristeza) o cuestiones sensoriales (dolor o necesidades fisiológicas). «Una mente divagante es una mente infeliz». Por eso, se aconseja tener nuestra mente lo más consciente posible. Que la mente divague puede dar frutos creativos, pero también debilita la fuerza para estar de forma consciente.

El monólogo interior, con uno mismo, es espontáneo, molesto a veces, con una lógica de realismo mágico, desobediente… pero ejerce un gran poder en nuestras vidas. Hay que tener presente que este diálogo interior refleja lo que hemos visto en el hogar y en el colegio y no es algo estático, sino que hay técnicas para —con voluntad— mejorarlo.

Por ejemplo: intentar no pensar en algo es la mejor forma de pensar sobre ello. Por el contrario, para evitar un pensamiento obsesivo resulta más útil reconocer con humildad nuestra incapacidad de eliminarlo y aceptar ese pensamiento o, incluso, dedicarle tiempo en exclusiva. Por otra parte, un pensamiento repetitivo puede tender a modificar la realidad y a construir recuerdos falsos.

Lo que nosotros nos decimos «se traduce en la química del cuerpo». Cuando nuestro monólogo es de ánimo a nosotros mismos, se consiguen mejores resultados que cuando adopta un tono pesimista y duro. Otra técnica es darnos sugerencias como si fuésemos otra persona, porque aconsejar a otro siempre es más fácil.

Cuando cometemos un error debemos reflexionar para mejorar y corregir nuestros actos, pero no ayuda abusar de una «autocrítica dañina», excesivamente dura y que podría generar trastornos, tales como por ejemplo: valorar como erróneas conductas que no lo han sido, exceso de culpabilidad, tendencia a la inseguridad e inhibir la conducta (censura). Por el contrario, se puede cultivar la compasión, lo cual mejora la empatía y evita conflictos. Las personas que no son amables consigo mismas sospechan de la amabilidad de los demás; y los ven como amenazas.

Ante la realidad de cambiar nuestra mirada, nuestras palabras y nuestras sensaciones, Nazareth Castellanos nos alienta: «Qué coraje hay que llevar dentro para dejar de ser quien se fue. Todos deberíamos experimentar ese renacer en el que comenzamos a caminar con amor en la mirada; un amor y un cuidado dirigidos hacia dentro». Se puede haber tenido un pasado duro, doloroso o turbio; pero lo que cuenta es el futuro y saber que «no hay mayor aliado que la intención».

Concluyendo

Todos tenemos la capacidad de transformarnos, de moldear y de adaptar nuestro cerebro. Santiago Ramón y Cajal decía: «Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo en vez de aprovecharlo». Muchos inician su transformación en profundidad cuando sufren un episodio dramático o cuando ven cerca el final de su vida. Pero es mejor hacerlo en el día a día, tanto ante buenos como ante malos momentos. Al permitir —con conciencia— que existan los malos pensamientos es más fácil que se disuelvan: «respirando la emoción», explica Castellanos.

La autora nos recuerda la importancia también de cuidar el cuerpo: dieta, ejercicio, respiración… Al igual que es bueno hacer ejercicio físico, también lo es el ejercicio mental. Y curiosamente, la práctica del yoga une ambos aspectos.

♣ Te gustará también leer:

🌳 Hacer menos.
🌳 Tu salud depende de los árboles: plantemos contra el calor (y de paso…).
🌳 Meditar, una de las cosas más sostenibles. Meditación por los bosques del planeta.
🌳 Miremos al ser humano desde fuera del ser humano: ¿Merecemos ser perdonados?
🌳 ¿Por qué NO reducir los atascos ni la contaminación en las ciudades?
🌳 Jane Jacobs: la inspiración de las ciudades vivas.
🌳 Libro «Viaje al centro de la mente» de D.J. Siegel (resumen): cómo la empatía y conexión con los demás seres influyen en tu salud y felicidad.
🌳Upanishad, Bhagavad Gîtâ, yoga, tantra, meditación, iluminación y mucho más.

Libro Siempre en pie, o cómo el estoicismo te hará feliz, de Pepe García @ElEstoicoEsp

Ser felices incluye saber afrontar nuestros proyectos, gestionar la incertidumbre, aceptar los fracasos… y, en definitiva, «vivir una vida que merezca la pena ser vivida». Este libro (Plataforma Editorial, 2022) es una gran ayuda para este propósito. Su lectura, agradable y fluida, nos convence y nos anima a ser mejores personas y aumentar la felicidad. Pepe García dice ser un «entrenador de estoicismo». ¿Quieres entrenarte? Como dijo Crisipo (otro estoico): la filosofía es una cura para el alma.

Por supuesto, hay otras filosofías útiles. Entre las antiguas, podemos encontrar el epicureísmo que busca el placer y elude el dolor, pero no a cualquier precio. De hecho, dado que no siempre esa es una buena estrategia, se recomienda «entrenarse en cómo superar el dolor». Más modernamente, hay terapias psicológicas basadas en el estoicismo, como la cognitivo-conductual o la racional emotivo-conductual.

Resumiendo, el estoicismo nos ayuda a ser mejores personas, a vivir mejor y a encajar los golpes de la vida, los cuales son inevitables. Los contratiempos, que no están bajo nuestro control, es mejor afrontarlos con serenidad, en vez de con enfado. Epicteto decía: «no son las cosas lo que nos perturba, sino los juicios que hacemos sobre esas cosas». Por supuesto, hay ocasiones en las que podemos decidir cómo actuar. En este caso, el estoicismo nos pide que nuestra intención sea virtuosa. Así, aunque el resultado no sea bueno, podemos estar tranquilos y satisfechos. Por eso, este filósofo mantenía que solo las cosas que dependen de nosotros pueden ser buenas o malas. El resto lo califica como indiferente (incluyendo la salud, la reputación, la fama, el dinero…). Puedes preferir una cosa a otra (la riqueza a la pobreza), pero no ligar tu felicidad a conseguirlo. El sabio estoico —sea rico o pobre— sabe vivir con austeridad y tiene presente que lo importante es no apegarse a lo material.

Como también proclamaba la filosofía india del karma yoga, debemos obrar para hacer del mundo un lugar mejor, pero sin esperar algo a cambio por comportarnos bien. Actuar con virtud es un fin en sí mismo. Marco Aurelio escribió: «Cuando hayas hecho un favor y otro lo haya recibido, ¿qué tercera cosa andas todavía buscando, como los necios?».

El autor explica muy bien la diferencia entre ataraxia y apatheia. Lo primero es algo parecido al nirvana o samâdhî del budismo y del hinduismo, un estado de serenidad, calma e imperturbabilidad, pase lo que pase a nuestro alrededor. Por su parte, apatheia significa estar libres de emociones negativas.

Al final de este artículo enumeramos 20 ideas clave
del estoicismo que aquí se explican.

El libro nos resume las vidas de tres estoicos famosos: Séneca, el cordobés millonario que predicó el desapego por encima del tener o no riquezas;  Epicteto, el esclavo liberado en su vejez que montó una academia de filosofía; y Marco Aurelio, «uno de los mejores líderes de toda la historia», famoso por sus Meditaciones. Puedes leer reflexiones de estos y de otros sabios en Mis citas preferidas.

Las cuatro virtudes estoicas

Pepe García nos explica de forma sencilla las virtudes estoicas que aquí resumimos:

  1. Sabiduría práctica. Consiste en distinguir lo que debemos hacer de lo que no y, sobre todo, en realizar lo primero. Esta es la virtud más importante y propone analizar nuestras situaciones personales, escribiendo lo que serían buenas y malas decisiones en cada una de ellas y cómo mejorar. Con ese ejercicio tomaremos conciencia de si avanzamos o no.
  2. Justicia. Se trata de pensar cómo cada acción afecta a los demás. Hoy, podríamos extenderlo a todo lo demás, incluyendo los animales y el medioambiente.
  3. Templanza. Es moderación en nuestros impulsos y placeres, así como disciplina para hacer lo que sabemos que debemos hacer. El mecanismo es «prestar atención» a lo que estamos viviendo en cada momento, ser conscientes de nuestros sentimientos e impulsos y, controlarlos. Epicteto nos propone el ejercicio de pensar cómo nos sentiremos después de tomar una buena decisión: pensar en el orgullo con uno mismo cuando hemos sido capaces de vencer una tentación, de haber sido capaz de rechazar algo negativo. ¿Cuándo nos hemos arrepentido de comer sano o de hacer algo que debíamos hacer?
  4. Coraje, valor, resistencia a lo incómodo. Esto nos permite superar las adversidades (resiliencia) y hacer lo correcto aunque los demás hagan otra cosa. Un ejercicio es empezar por cosas pequeñas. Ser valiente no consiste en no tener miedo, sino en controlarlo y vencerlo con acciones.

Una técnica estoica consiste en elaborar un manual (enquiridión) de máximas, frases breves, que nos permitan afrontar las adversidades recordando cómo actuar. Repitiendo y memorizando frases podemos cambiar nuestra forma de pensar y proceder. Esto ayuda a superar las creencias o enseñanzas erróneas. Te sugerimos que eches un vistazo a nuestra colección de citas donde, sin duda, encontrarás algo interesante.

Para los estoicos, «todo lo que ocurre es neutral» (ni bueno ni malo) y es nuestra interpretación —lo que nos decimos a nosotros mismos— lo que marca la diferencia. Para aprender a tomarnos bien la vida, Pepe García recomienda planificar momentos deliberados de quietud, para escuchar nuestra mente. En silencio y soledad, escucharemos todo el ruido que generamos nosotros mismos. Aunque es algo parecido, no se trata de una meditación al estilo oriental. Posteriormente, en cada situación que valoremos negativa debemos recordar las máximas, cambiar nuestra forma de pensar y afrontar los hechos como una oportunidad para entrenar nuestra paciencia y para aprender a ser mejores.

Autoevaluación y dicotomía del control

Los estoicos dedican tiempo cada día «a reflexionar sobre sus acciones». El famoso médico Galeno recomendaba, con Marco Aurelio, prepararnos mentalmente cada mañana sobre cómo serán nuestras acciones. Imaginar cómo queremos que sea nuestro día y anticiparnos a las adversidades que podamos prever es muy inteligente. Séneca recomendaba también reflexionar al final del día para evaluar nuestros aciertos y errores. Por otra parte, podemos copiar al emperador, el cual tenía un diario personal en el que apuntaba para sí mismo sus reflexiones.

García aclara: «El propósito de este ejercicio no es machacarnos ante cada error ni tampoco presumir demasiado por lo que hemos hecho bien. La finalidad, en cambio, es mejorar, estar cada día un paso más cerca del tipo de persona que queremos ser». Un ejercicio matutino que puede usarse para planificar el día es elaborar una lista con las cosas que queremos conseguir ese día, siendo realistas y sin excedernos, al menos al principio.

«Nuestra energía es limitada, y la mejor forma de administrarla no es poniendo atención en las cosas que no dependen de nosotros». Por eso, Epicteto recomendaba examinar las preocupaciones y centrarnos en lo que depende de nosotros. Pepe García nos advierte: si ponemos nuestra energía y nuestro foco en las cosas que no dependen de nosotros, estaremos garantizando nuestra falta de tranquilidad. Se llama dicotomía del control a centrarnos en diferenciar esto.

Memento mori (recuerda que morirás)

Séneca animaba a no tener miedo de la muerte. El estoicismo cree que tener presente la muerte puede ser la mejor forma de vivir una vida feliz (eudaimónica). El libro plantea varios ejercicios interesantes, como imaginar que hacemos algo por última vez.

No se trata de pensar en la muerte para angustiarnos, sino para valorar el estar vivos, para animarnos a cumplir nuestros sueños y para pensar en cómo queremos vivir y ser recordados. Otro interesante ejercicio es usar la muerte como consejera.

Atención, imaginación negativa y premeditatio malorum

«La vida ocurre en la mente. De hecho, cualquier pensamiento, idea, emoción y acción, ocurre en la mente». Por eso, si controlamos nuestra atención —nuestra mente— aumentaremos la calidad de vida. Esto es algo que sabían los estoicos (lo llamaban prosochê), pero también los místicos orientales (meditación) y los psicólogos actuales (que recomiendan hacer mindfulness). Cuesta entrenar la atención, porque los resultados no se ven de forma inmediata. Pepe García responde que meditar «sirve para entrenarnos en darnos cuenta de nuestros pensamientos y emociones». Además de meditar, cuando tengamos que hacer alguna tarea concreta, recomienda eliminar distracciones (p. ej. el teléfono) o contar las veces que nos distraemos. Epicteto tenía claro que prestando atención nada puede salir peor que estando distraídos.

No saber apreciar lo que tenemos es un problema generalizado. Además, también solemos caer en tener demasiados deseos que, cuando se satisfacen, dejamos de valorar y pasamos a desear otras cosas, una y otra vez (proceso llamado adaptación hedónica o avaricia, según en lo que nos centremos). Por último, también es frecuente tener miedo ante la incertidumbre del futuro.

El objetivo del budismo es detener los deseos. En cambio, el estoicismo pretende evitar que los deseos condicionen nuestra felicidad o integridad. Conseguir algo no depende exclusivamente de nosotros, pero actuar con virtud sí. Por eso, el estoicismo propone obrar bien, sin pretender algo a cambio (como el Karma yoga). «Si damos más importancia a lo que tenemos que a lo que deseamos, seremos más felices».

Una técnica es la imaginación negativa, que consiste en imaginar que perdemos algo que sintamos que es valioso. Esto nos hará sentir pensamientos incómodos de forma controlada, que nos harán valorar más lo que tenemos o nuestra situación actual. Por ejemplo, intenta vivir un tiempo como si fueras ciego, y verás el agradecimiento sincero al abrir los ojos.

El premeditatio malorum es un ejercicio similar. Recomendado por Séneca, consiste en imaginar que nos ocurre algo malo. El objetivo no es ser pesimistas y quejarnos, sino prepararnos mentalmente para futuras adversidades y superar nuestros miedos. Lo que nos parece un gravísimo problema, rara vez lo es realmente. Bien hecho, este ejercicio suele mostrarnos que tenemos bajo nuestro control mucho más de lo que pensamos y que, además, existen alternativas razonables ante ciertos problemas. Podemos pensar, sin duda, que ese mismo problema lo han tenido otras personas en el pasado y lo han superado sin dramatizar. Aparcar nuestro ego por un tiempo es sanador. Puede ayudar recordar algún problema del pasado y tomar conciencia de que lo superamos (una ruptura, un despido, una lesión o enfermedad, una pérdida importante, etc.).

El objetivo de estos últimos ejercicios no es ridiculizar nuestros problemas, sino evitar que nos paralicen y pasar de preocuparnos por ellos a ocuparnos de ellos. Además, tengamos en cuenta que las desgracias que más tememos rara vez ocurren. El filósofo y matemático René Descartes, ya mayor, escribió una carta en la que decía: «Mi vida estuvo llena de desgracias, muchas de las cuales jamás sucedieron».

Incomodidades voluntarias y ver los problemas como oportunidades

Este ejercicio es fundamental en el estoicismo. Se trata de privarnos voluntariamente de comodidades o lujos de los que disfrutamos o podríamos disfrutar. Ejemplos: quitarnos una comida, transportarnos andando o en bici, ducharnos con agua fría, no usar los ascensores, no usar el teléfono en varios días, dejar de comprar algo, etc. Esto «nos ayuda a comprender mejor que podemos prescindir de muchos privilegios a los que estamos acostumbrados». Otras ideas que propone el libro son: no gastar nada en varios días, hacer más ejercicio, caminar descalzo por la calle o vestir ropas ridículas, como hacía el político romano Catón el Joven para entrenarse en que le dieran igual las opiniones ajenas. Catón propiciaba burlas contra él para curtirse en ignorarlas. También fue muy desconcertante en su época, la defensa de Catón del bienestar de los pueblos conquistados. Una vez, se estaba celebrando la masacre que César había perpetrado contra una tribu gala, incluyendo mujeres y niños. Catón se levantó en el Senado para exigir que el general fuese juzgado como criminal de guerra. El estoicismo fue posiblemente la primera escuela en enseñar el respeto a todos los pueblos, una idea que después fue transmitida al cristianismo y su esencia.

En muchas ocasiones, en estos ejercicios lo que más cuesta es empezar. Superado ese trámite, hacer algo bien puede ser más fácil de lo que pensamos.

En la misma línea, los estoicos afrontaban sus problemas como una oportunidad para mejorarse: para cultivar su paciencia, para trabajar su resistencia… en definitiva, para ver las cosas de otra manera. Así, la gravedad de los problemas se diluye y nos preparamos para aguantar desgracias mayores.

Serenidad estoica

Repitamos: Epicteto decía que «no son las cosas lo que nos perturba, sino los juicios que hacemos sobre esas cosas». Por tanto, el estoico debe aprender a controlar los juicios que hacemos, a distinguir los hechos de las opiniones, a describir la realidad sin emitir juicios de valor. Las cosas no son buenas o malas, sino que depende de un montón de factores, muchos de ellos incontrolables por nosotros. Emitir valoraciones basándose en prejuicios, hacer suposiciones de cosas que no estamos seguros, solo contribuye a errores y a malgastar nuestra energía en cosas banales. Esto se parece al primero de los acuerdos que Miguel Ángel Ruiz Macías explicaba en su libro Los cuatro acuerdos (véase foto adjunta).

Ante sentimientos negativos, lo primero es detectarlos junto con los pensamientos inútiles que los acompañan y que no nos llevan a nada bueno. Notar los síntomas y ser conscientes es el primer paso para controlarlos. En segundo lugar, analizaremos por qué pensamos eso y si realmente exageramos o dramatizamos la gravedad de la situación. Retrasar la respuesta instintiva nos hace razonar y reaccionar mejor. Por último, debemos cambiar esos pensamientos por otros más objetivos y reales. En todo caso, es un proceso en el que podemos entrenarnos para mejorar día a día. Y si nos cuesta trabajo, el libro incluye ejercicios interesantes que podemos practicar.

Portada de La vida te enseña
Un libro con 101 relatos de la vida real aplicando la humildad y el estoicismo

En momentos de estrés o sentimientos negativos, Séneca nos recomienda respirar profundamente y pensar qué le diríamos a un amigo que estuviera en nuestra situación. También funciona hacer todo lentamente (movimientos lentos), hasta que la mente se calme.

Como dice Pepe García, «nuestro cerebro es presa de multitud de sesgos cognitivos y creencias». Por ejemplo, es muy típico suponer que alguien rico o elocuente es mejor persona. En cambio, es una suposición falsa. De ahí la importancia de «distanciar nuestras opiniones de los acontecimientos a los que se refieren», una técnica que la psicología moderna denomina «distanciamiento cognitivo».

En definitiva, el estoicismo invita a actuar correctamente, aunque nuestros intereses personales se vean perjudicados. No se trata de hacer lo correcto para quedar bien, sino porque es lo correcto. Para conseguirlo —sin caer en el perfeccionismo— Pepe nos propone el ejercicio de imaginar que un sabio nos está mirando cuando lo necesitemos. Este sabio puede ser alguien real o imaginado, y se puede usar para buscar consejo: «¿Qué haría él o ella si estuviera en esta situación?». También se puede pensar en genérico para ayudarnos a reflexionar: «¿Qué haría una persona calmada en esta situación?».

Por último, el libro nos da un consejo de parte de Marco Aurelio: cuando nos sintamos culpables por no haber hecho lo mejor, seamos benevolentes con nuestros errores puntuales y valoremos nuestra trayectoria general y nuestro compromiso por mejorar.

♥ Otras lecturas de interés:

  • A veces son las consecuencias las que generan las causas.
  • Marco Aurelio: pensamientos estoicos para el mundo de hoy.
  • Usar a los demás para mejorar[te/nos/los/lo].
  • Empatía hacia lo(s) demás.
  • Libros resumidos:
    1. Historia de la filosofía y de la ciencia, de Ludovico Geymonat.
    2. La vida te enseña, relatos para aprender de la vida.
    3. Filosofía ante la crisis ecológica, de Marta Tafalla.
    4. Filosofar entre rejas, de José Barrientos (ed.).
    5. Otros libros resumidos sobre ecologismo, animalismo, globalización, economía, psicología…
  • Enumeremos 20 ideas básicas del estoicismo:
    1. Epicteto decía: «no son las cosas lo que nos perturba, sino los juicios que hacemos sobre esas cosas».
    2. No hay nada bueno ni malo. Es nuestra interpretación lo que hace esa clasificación.
    3. No condicionar la felicidad a conseguir metas que no dependen de nosotros.
    4. El sabio estoico sabe vivir con austeridad y sin apegarse a lo material.
    5. Las cuatro virtudes estoicas: sabiduría práctica (distinguir lo que debemos hacer de lo que no), justicia (cada acción afecta a lo demás), templanza (moderación en nuestros impulsos y placeres) y coraje (resistencia a lo incómodo, superar las adversidades).
    6. Coleccionar frases útiles (enquiridión), como nuestras citas preferidas.
    7. Planificar momentos deliberados de quietud, en silencio y soledad. También es útil meditar.
    8. Afrontar los hechos negativos como una oportunidad para entrenar nuestra paciencia y para aprender a ser mejores.
    9. Reflexionar al principio y final de cada día. Por la mañana, prepararnos mentalmente e imaginar cómo queremos que sea nuestro día. Anticiparnos a las adversidades posibles, pensando cómo actuaremos si ocurren. Reflexionar al final del día para evaluar aciertos y errores.
    10. Dicotomía del control: pensar qué cosas dependen de nosotros y centrarnos en ellas.
    11. Memento mori.
    12. Controlar nuestra atención, nuestra mente (prosochê, meditación, mindfulness).
    13. Evitar la adaptación hedónica o avaricia.
    14. Que tus deseos no condicionen tu felicidad. Actuar para hacer del mundo un lugar mejor, sin esperar nada a cambio.
    15. Imaginación negativa, (suponer que perdemos algo valioso) y premeditatio malorum (imaginar que nos ocurre algo malo).
    16. No preocuparnos por los problemas, sino ocuparnos de ellos.
    17. Realizar incomodidades voluntarias.
    18. Ante sentimientos negativos: diferenciar hechos de opiniones, respirar y moverse despacio, pensar en qué le aconsejaríamos a un amigo.
    19. Ante una duda: imaginar lo que diría un sabio.
    20. Ante un error: seamos benevolentes con nuestros errores puntuales y valoremos nuestra trayectoria.

Buenas noticias ambientales y animalistas en 2021 (semestre 2)

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Estas buenas noticias no son tantas, ni tan buenas, como nos gustaría. Son mejor que nada, por supuesto. Sin embargo, ante una gran hemorragia, poner una tirita no sirve para salvar la vida del paciente. ¿Queremos salvarle?

  1. El ministro Alberto Garzón enfurece al sector ganadero al incitar a comer menos carne, por salud y para proteger al planeta: Ha sido muy criticado, incluso por miembros de su gobierno, pero es un tema ineludible. Curiosamente, el propio gobierno había aprobado en su Estrategia España 2050 que España debe —literalmente— reducir “su ingesta de alimentos de origen animal” (o sea, no solo carne, sino también pescado, lácteos y huevos). La ciencia ha hablado, la OMS también y cada vez más políticos están dejando de esconder un tema conflictivo. Además, la ganadería extensiva o la carne ecológica no son la solución al problema. Alabamos la valentía de un político que no teme las críticas.La pirotecnia contamina y molesta a personas, a mascotas y a fauna salvaje. Haz clic para informarte mejor.
  1. El lobo ya es una especie protegida en España: Esta es una noticia muy esperada. Matar lobos ya no será subastado por dinero. Cazar lobos pasa a ser un delito tipificado en el art. 334 del Código Penal, con pena de prisión de seis meses a dos años y, en todo caso, inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de cazar o pescar. Se debe propiciar la coexistencia con la ganadería y multar a los ganaderos que no cuiden bien de su ganado. Lo que algunos decían que era imposible, se consigue cuando hay presión ciudadana y voluntad política. Es de agradecer el interés de la ministra Teresa Ribera y de todos los colectivos que se han movilizado para conseguirlo. Para los que aún no sepan las ventajas de tener depredadores como el lobo, que lean esto. Algunos inconscientes han intentado derribar esta ley, pero la propia Audiencia Nacional ha dicho que la caza produce daños irreparables.
  1. El Congreso aprueba que los animales dejen de ser considerados cosas: El bienestar de ellos se antepone a los intereses humanos. Como ya ocurre con los hijos, los animales no podrán formar parte de herencias, embargos o divorcios. Sin embargo, algunos seguirán esclavizados, como los caballos, o las vacas lecheras. Y los perros seguirán atados a sus correas. Y las perras de raza seguirán siendo obligadas a parir una y otra vez. En pocos casos —tal vez en ninguno— las mascotas están justificadas.
  1. Una mujer está comprando tierras de cultivo británicas para devolverlas a la naturaleza: Este proceso se llama rewilding (resilvestrar) y se está haciendo en otras regiones. También se benefician los humedales de la zona, que dejan de recibir fertilizantes de la agricultura (evitando así la eutroficación, que es lo que pasó en el Mar Menor). Así se demuestra también, que no es un problema que los pueblos se vacíen. El problema es que se llenen sin control de macrogranjas o de centrales de energía renovable.
  1. Buenas noticias para los animales (y para todos): El trato que damos a los animales refleja nuestro amor a la naturaleza. En materia de animalismo avanzamos más que en ecologismo.
  1. El gobierno de España descarta totalmente la mina y la planta de fabricación de concentrado de uranio: El municipio salmantino de Retortillo se libra de ese foco de contaminación y destrucción de su paisaje. El Consejo de Seguridad Nuclear ya vetó el proyecto y su opinión era vinculante. Solo votó a favor el miembro propuesto por el PP (¿casualidad?). La mina también tenía el visto bueno del gobierno local (también del PP). Hay indicios para sospechar que el interés en la mina es meramente especulativo. Es decir, el objetivo principal sería estafar a inversores. Esta buena noticia llega tarde para aquellos árboles centenarios que fueron ya talados.
  1. En la temporada 2021 se ha prohibido la caza de tórtolas en España: Cientos de miles de tórtolas se han salvado en España. Tras cuatro años de avisos y tras el ultimátum de la Comisión Europea, la mayoría de comunidades pararon la caza de estas aves. Veamos la magnitud escandalosa de la masacre: desde 2015 se abaten unos 800.000 ejemplares cada año. El ser humano destroza el planeta con su ganadería y con su caza. Somos muchos humanos y nos jugamos nuestro futuro. La solución sensata es prohibir la caza deportiva, en todos los territorios y para todas las especies.
  1. La Audiencia Nacional tumba la prórroga que Rajoy le dio a Ence para seguir contaminando la Ría de Pontevedra hasta 2073: Recurrieron la decisión Greenpeace y el Ayuntamiento de Pontevedra. Por este motivo, Rajoy fue declarado persona non grata en su Pontevedra natal. Es un caso más de cómo el PP se pone siempre del lado de los que maltratan el medioambiente.
  1. Hay millones (144) para la restauración ambiental de las minas de carbón cerradas: Llevábamos años pidiendo el cierre de las minas de Asturias y León. Ahora toca reducir urgentemente los demás combustibles fósiles.
  1. Se acabó la gasolina con plomo: Es un combustible muy tóxico, prohibido en los países ricos, pero que seguía usándose en los pobres, especialmente en África. Esta es una noticia muy positiva cuyo alcance es difícil de evaluar.
  1. El Gobierno suspende la ampliación del aeropuerto de El Prat: Los 364 millones previstos se dedicarán a otra cosa, porque el Gobierno autonómico se ha quejado por los daños ambientales. Es una pena que la ministra de Transportes no haya tomado por sí misma esa decisión. Por ella, la obra se hubiera hecho a pesar del fortísimo daño ecológico que hubiera causado la ampliación, además de los daños inherentes a todos los aeropuertos. El aeropuerto de Madrid se ampliará, si nadie lo evita.
  1. China anuncia que no va a financiar más plantas de carbón en otros países: El país más contaminante del planeta no dice nada de sus propias centrales de carbón. Es una buena noticia, pero necesitamos algo más contundente para evitar lo peor del colapso.
  1. La venta de frutas y verduras en envases de plástico estará prohibida en España en 2023 (solo en algunos casos): Todos los grupos ecologistas sostienen que el Ejecutivo no va lo suficientemente deprisa en esta materia y proponen un SDDR. Curiosamente, los ecologistas no hablan de un SDDR para reutilizar, sino para reciclar, lo cual es un error importante que se alinea con el gobierno, cuyo
    objetivo es el reciclaje, más que la reutilización. Esta es una buena noticia a medias, porque es también una oportunidad perdida para hacer las cosas bien del todo.
  1. Ley para eliminar la deforestación de las cadenas de suministro de la UE: Es un buen paso de la Comisión Europea, pero tiene lagunas importantes: solo afectaría a un número limitado de materias primas y productos, y tampoco garantiza los derechos de pueblos indígenas y comunidades locales afectadas.
  1. Cádiz, primer municipio contra el Tratado de la Carta de la Energía: Instan al gobierno a abandonar ese tratado. Es un acuerdo que beneficia a las multinacionales perjudicando la soberanía de los países firmantes. Por ejemplo, Países Bajos fue demandado por activar su descarbonización. España debe abandonar ese tratado de forma urgente, para que las multinacionales no tengan más derechos que los Estados.
  1. La Comisión Europea denuncia a España por su incapacidad de proteger el agua frente a la contaminación por nitratos de la agricultura y la ganadería: El Tribunal de Justicia de la UE tendrá que dictar sentencia. La contaminación media del agua por nitratos ha aumentado un 51,5% en los últimos cuatro años. El Gobierno español ha permitido que la ganadería industrial crezca exageradamente y que los agricultores abusen sin control. Lo del Mar Menor es solo un caso grave. Nos tememos que España tendrá que pagar una buena multa, lo cual será una buena noticia solo si se aprende la lección.
  1. España tendrá opción de menú 100% vegetal en comedores escolares e instituciones públicas: Los partidos verdes están forzando políticas verdes. Esta es una noticia buena para los animales y mejor para el planeta. Y la salud también mejorará.
  1. Los países del Mediterráneo acuerdan proteger el 30% del Mediterráneo en esta década. También se ha decidido controlar el azufre pero no el nitrógeno de la contaminación de los buques. Se evitarían 4.100 muertes prematuras anuales si se redujeran ambos gases. En todo caso proteger un 30% es insignificante en la situación actual. Necesitamos proteger urgentemente un mínimo del 50% de todo el globo y un mínimo del 50% del territorio de cada país.
  1. Bruselas pide a los países una ofensiva de impuestos verdes en luz, gas, diésel, vuelos, automóviles y navieras. La Comisión Europea quiere reforzar al máximo el principio de “el que contamina paga”. Debemos acabar con las exenciones y las subvenciones. Será una negociación complicada, porque las multinacionales mandan más que los votantes.
  1. Desactivada definitivamente la central de carbón de Carboneras: Era una de las centrales térmicas más contaminantes del país que vomitaba más 6 millones de toneladas de CO2 al año. Buenas noticias, sin duda, pero más que potenciar la transición a las renovables hay que pensar cómo reducir nuestro apetito energético.
  1. Argentina prohíbe los petardos: La prohibición fue motivada por una recogida de firmas en Change por una persona particular debido a las molestias que ocasionan a los autistas. Sin embargo, las molestias no son solo a las personas con este trastorno, sino que los problemas de la pirotecnia van mucho más lejos. Molestan a un amplio rango de personas, perturba a las mascotas (especialmente a los perros) y a la fauna silvestre (especialmente a las aves). Algunos animales llegan a morir por infarto. También hay que tener en cuenta la contaminación química de esos artefactos.

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♦ Te gustará también:

  1. Buenas noticias ambientales: semestre 1 de 2021, 2020 (semestres 1 y 2), 2019 (1 y 2), 2018 (1 y 2) y la colección completa.
  2. El lanzamiento editorial del año: Libro Relatos Ecoanimalistas, de J. Galindo (reseña).
  3. Blog de relatos del mismo autor: Historias Incontables.
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Buenas noticias ambientales y animalistas en 2021 (semestre 1)

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Por supuesto. En el 2021 también va creciendo la conciencia ambiental. Vamos muy lento, pero no queremos estar todo el día quejándonos. Queremos celebrar la gran cantidad de buenas noticias para el medio ambiente, porque esto demuestra que las cosas se pueden hacer bien y, además, estas noticias dan ideas de todo lo que podemos hacer… todos. Si otros lo han hecho… se puede.

  1. Adiós a los proyectos de minería de tierras raras en Ciudad Real: El TSJ-CLM sienta jurisprudencia sobre los impactos de la minería en espacios protegidos. El proyecto había sido dividido en varias fases para que el impacto ambiental pareciera menos grave, pero la empresa minera ha quedado en evidencia y se ha quedado con las ganas de destrozar el monte.
  1. El Tribunal de Justicia de la UE determina que España ha incumplido sus obligaciones para proteger Doñana: Puede ser un pequeño alivio para el Parque Nacional. Las extracciones ilegales de agua son intolerables y España lo ha permitido durante años (igual que en Murcia). ¿Seguiremos produciendo fresas ilegalmente? ¿Cuándo se hará justicia con los ladrones de agua?
  1. El Tribunal Constitucional declara toda la Red Natura 2000 no urbanizable: Esto es nacional y las comunidades autónomas no pueden cambiarlo, lo cual supone un golpe para la Junta de Andalucía (entre otros gobiernos autonómicos aficionados a construir donde les resulta rentable).
  1. Se publica el libro Relatos Ecoanimalistas, un libro en el que hemos puesto mucho esfuerzo y mucha ilusión. Esperemos que podamos recuperar la inversión y, sobre todo, que la ilusión por la naturaleza se propague con alegría. ¿Nos ayudas a que llegue lejos? GRACIAS.
  1. Buenas noticias para los animales (y para todos): El trato que damos a los animales refleja nuestro amor a la naturaleza. En materia de animalismo avanzamos más que en ecologismo.
  1. Austria, Irlanda y Malta… prohíben las armas nucleares en su territorio: Se unen al acuerdo internacional para la abolición de estas armas (ICAN, Nobel de la Paz 2017). El resto de países de la UE deberían unirse inmediatamente. España aún no lo ha hecho.
  1. Shell, condenada por contaminar el delta del Níger tras 13 años de litigio y también condenada a reducir su contaminación mundial al 45%: La petrolera deberá indemnizar a los afectados por los derrames de petróleo en el delta del Níger (Nigeria), aunque no podrá devolver a la vida a los que fueron condenados por protestar, como Ken Saro-Wiwa. También deberá instalar sistemas de detección de fugas en sus oleoductos. Las empresas europeas deben saber que no pueden hacer lo que quieran ni dentro ni fuera de la UE.
  1. Lisboa instala compostadores comunitarios en sus calles: Colaborar con el medioambiente es opcional, pero muy fácil. La basura orgánica ya no es basura, sino que se convierte en abono. El éxito está haciendo que crezca el número de compostadores.
  1. WWF presenta un documento con ejemplos exitosos de restauración de espacios naturales en la UE: la demolición de la presa de Robledo de Chavela (Madrid), la recuperación del delta del Danubio (Rumanía), o la restauración de las turberas de Estonia, son solo algunos ejemplos. WWF pide que la UE restaure, al menos, el 15% de la superficie marina y terrestre para 2030.
  1. Ley de cambio climático en España: Era una ley urgente y necesaria, aunque todos los grupos ecologistas coinciden en que le falta ambición. Exponemos algunas de las cosas positivas y negativas.
    • Se prohíben nuevos proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos y minería de uranio en todo el territorio nacional, incluido el mar.
    • Las ciudades deberán tener zonas de bajas emisiones: A partir de 2023 será obligatorio para ciudades de más de 50.000 habitantes, lo que implica que el 52% de los españoles respirará mejor y ahorraremos gastos sanitarios. Si nos interesa la salud y/o el medioambiente lo único coherente es restringir la libertad del coche privado.
    • Se pretenden fomentar las renovables evitando los impactos negativos en la biodiversidad.
    • La contratación pública puede exigir medidas de reducción de emisiones y de huella de carbono.
    • Cosas negativas:
        • Decepciona poner un objetivo tan bajo como reducir solo en un 23% los GEI en 2030 cuando la ciencia reclama al menos un 55%.
        • El lobby del gas ha extendido su tiempo de vida, cuando es un combustible fósil muy contaminante y que retrasará la electrificación.
        • No tiene en cuenta la inherente insostenibilidad de la electrificación del transporte privado, en coche privado.
        • Se habla de alimentación sana pero no se concreta en algo realmente efectivo (como estas ideas, por ejemplo).
        • Se obliga al sector financiero a hacer informes para la descarbonización de su cartera, pero ¿cómo se va a controlar?
        • Se habla de fiscalidad verde pero no se concreta nada para hacer verdad el lema de “quién contamina paga”.
        • No se reducen las subvenciones a sectores contaminantes: combustibles fósiles, aviación, agricultura industrial… Quedan fuera de la ley la prohibición de vuelos si hay alternativas en tren de menos de dos horas y media, cosa que sí figura en otras leyes de Europa.
  1. El Gobierno ampliará las reservas naturales fluviales: Son una figura de protección que tiene como objetivo garantizar la conservación de aquellos tramos de ríos inalterados que todavía subsisten en nuestro país.
  1. Francia prohibirá los vuelos nacionales cuando haya trenes disponibles: Se prohibirán los vuelos nacionales en rutas que se puedan hacer en tren en menos de dos horas y media, como parte serie medidas climáticas y ambientales. También Francia quiere cambiar coches por bicis, mientras España apuesta más por la absurda ideal del coche eléctrico.
  1. Alemania prohibirá el glifosato en 2023, por los insectos: Defender la biodiversidad no puede postergarse.
  1. La justicia europea desestima el recurso de Bayer contra los límites en el uso de dos plaguicidas perjudiciales para las abejas: ¿Bayer quiere ser famosa por matar abejas?
  1. España rechaza la caza y la pesca en los Parques Nacionales: La propuesta de Vox ha sido rechazada por ser absurda. La incompatibilidad entre la caza deportiva y los espacios protegidos se estableció en 1918, cuando se proclamó el primer parque nacional en España. La caza ha extinguido muchas especies y no tiene como objetivo la conservación. Por tanto, lo mejor para conservar las especies es proteger espacios y prohibir la caza deportiva (de todas las especies, en todos los territorios).
  1. El Ayuntamiento de Zaragoza promueve huertos escolares y aulas al aire libre: Se consigue así mejorar la educación ambiental acorde a un escenario de crisis climática y sanitaria por la COVID-19.
  1. La OTAN discute por primera vez sobre crisis climática: Las fuerzas armadas tienen una huella ecológica colosal y es un valor que debe reducirse con urgencia. En Europa equivale a la huella de 14 millones de automóviles, o a las emisiones de los vehículos de Portugal, Grecia y Noruega.
  1. México prohibe cultivar maíz transgénico y limita el uso de glifosato, hasta su eliminación total: Habríamos ganado mucho tiempo si se hubiera escuchado a organizaciones ecologistas como Greenpeace, pero aún se siguen fomentando transgénicos y usando glifosato, hasta en parques urbanos.
  1. El Gobierno de Japón propone la semana laboral de cuatro días: Intentará convencer a las empresas, para promover los cuidados, evitar suicidios y, dice, reactivar el consumo. Es una buena noticia por distintos motivos, pero obviamente “reactivar el consumo” sin más, es algo malo para el medioambiente (todo depende de en qué se consuma). Trabajar menos puede suponer menos salario, pero no debería ser proporcional, de forma que no se pierda significativamente poder adquisitivo.
  1. Un panel de expertos publica una definición internacional de ecocidio: El objetivo es incluir el ecocidio como quinto crimen del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, junto a los crímenes de genocidio, lesa humanidad, guerra y agresión. Algunas empresas están muy preocupadas por esto: empresas energéticas, mineras, de ganadería intensiva, de alimentación plastificada…

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  1. Buenas noticias ambientales: 2020 (semestres 1 y 2), 2019 (1 y 2), 2018 (1 y 2) y la colección completa.
  2. Cinco cosas muy sencillas que están mejorando mucho el mundo: ¿Te unes?
  3. Libro Relatos Ecoanimalistas, de J. Galindo (reseña).
  4. ¿Estamos esperando a que otros actúen para detener la crisis ambiental? — El caso de Málaga.
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Buenas noticias ambientales y animalistas en 2025 (semestre 1)

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♦ Noticias que alegran a los animales

1. Nos acercamos a una ley para los grandes simios, aunque aún no llegamos. El gobierno español se comprometió a hacer una ley para bonobos, orangutanes, chimpancés y gorilas, en el marco de su Ley de Bienestar Animal. Aún no lo ha hecho y es urgente dejar de violar sus derechos como homínidos. De ellos, algunos están en peligro de extinción. Por eso, se está recogiendo firmas y movilizando a la sociedad.

2. Malas noticias para peleteras y delfinarios, cárceles muy crueles:

3. Malas noticias para la caza deportiva. Este «deporte» no solo perjudica a los animales, los cuales son asustados, amedrentados, acosados, heridos, torturados y, por supuesto, matados; sino que también, en general, es una actividad descaradamente negativa para los ecosistemas: contamina por doquier, extingue especies, provoca desequilibrios, propicia «accidentes», fomenta la violencia, etc. Por eso, abogamos por una prohibición total de la caza deportiva: en todos los territorios y de todas las especies. Mientras eso llega, hemos propuesto unas medidas importantes para la convivencia y, por supuesto, nos alegran las malas noticias para esta actividad:

4. Malas noticias para la tauromaquia. Nos alegramos de que a la tauromaquia le vaya mal. Y no es solo por el maltrato a los animales. Diversos estudios han señalado que eventos como la tauromaquia normalizan la violencia en la sociedad y afectan a la percepción ética, lo cual influye en tener una sociedad menos respetuosa con los demás. Además, el impacto ambiental de la cría de toros de lidia es grande, como lo es cualquier actividad ganadera (uso intensivo de recursos, degradación del ecosistema, enfermedades, etc.).

5. Málaga dice adiós a los coches de caballos. El ayuntamiento decidió en primera instancia permitir esta atracción turística diez años más, pero ante la lluvia de críticas, ha decidido acabar este año con el maltrato en la vía pública: jornadas agotadoras bajo el intenso calor, condiciones de alojamiento precarias, circulación en entornos urbanos no adecuados, etc. Cada vez quedan menos ciudades que maltraten equinos, pero aun en España tenemos a estas: Palma de Mallorca, Sevilla, Córdoba, Jerez y también Mijas con sus pobrecitos burros-taxi.

6. Denuncian ante el Ministerio de Consumo a la patronal del foie gras por publicidad engañosa. La buena noticia está en que antes no había denuncias así. Para que un producto pueda llamarse foie gras y no paté, es imperativo usar la tortura de la alimentación forzada. En Europa, esta práctica cruel solo está permitida en España, Francia, Bulgaria, Bélgica y Hungría. Sorprende que el PSOE apoye este maltrato animal.

7. La industria cunícola española se desploma ante las posibles mejoras en bienestar animal. La cría de conejos para carne o por su piel se ha desplomado pese a las subvenciones que recibe desde hace años. Hay datos muy alarmantes que reflejan lo mal que se trata a los conejos: 1 de cada 5 conejos muere antes del sacrificio y el 94% vive enjaulado de por vida.

8. Europa da el primer paso para evitar la matanza de 330 millones de pollitos machos triturados por no ser rentables. La industria del huevo es una máquina de matar pollitos justo después de nacer. Las hembras serán explotadas mientras sean rentables. Y no pierdas la oportunidad de echar un vistazo general al impacto del consumo de huevos.

9. El Supremo paraliza la ampliación de una granja de cerdos en Granada, en uno de los pueblos más contaminados de España. Dado el enorme impacto ambiental de las macrogranjas (motivo que usa el tribunal), ésta también es una noticia ecologista, lo cual vuelve a demostrar lo cerca que están las luchas ecologistas y animalistas.

10. Suiza incluye la crueldad animal en el etiquetado de alimentos y en la información en los restaurantes. ¿Tú comprarías algo en cuya etiqueta ponga que para su producción se han castrado cerdos, descornado vacas o las gallinas han vivido hacinadas toda su vida?

11. El Parlamento Europeo defiende a perros y gatos. Solo 17 diputados votaron no luchar contra el comercio ilegal de perros y gatos. Así pues, queda prohibida la venta de estos animales en tiendas (porque no son cosas). También se regula la cría de animales a pequeña escala, porque criar animales no es un hobby normal, dado que afecta directamente a seres sintientes y, sin duda, se suele provocar sufrimiento innecesario, especialmente a hembras y cachorros.

♦ Noticias que alegran al ecologismo

1. Sobre la UE:

2. El manifiesto «Por un futuro más allá del crecimiento económico» es el grito fundacional de una alianza más allá del crecimiento. Lo han firmado multitud de organizaciones en búsqueda de un nuevo modelo ecosocial.

3. España, primer país europeo que ratifica el Tratado Global de los Océanos. Hace falta que, al menos, firmen 60 países para que entre en vigor el texto acordado en 2023 (van 16). El objetivo es proteger la biodiversidad en las aguas más allá de las jurisdicciones nacionales, zonas que ahora están sin ley en manos de piratas del mar. Menos del 2% están protegidas.

4. El lince ibérico conquista dos nuevos territorios en Palencia y Cuenca. Es un paso decisivo para su conservación, que se suma a las poblaciones que ya hay en Granada y Murcia (donde han nacido linces este mismo año); y que hacen que podamos ser un poco optimistas respecto al futuro de esta especie. Sin embargo, la mortandad del lince sigue siendo alta, especialmente a causa de los atropellos y la caza furtiva. Prohibir la caza deportiva es la mejor forma de acabar con el furtivismo.

5. Todos los partidos, salvo Vox, instan al Gobierno a proteger la enorme ‘guardería’ de cachalotes al norte de Menorca. Las Cortes votan a favor de una proposición no de ley para declarar un área marina protegida clave para esta especie que está en peligro en el Mediterráneo.

6. Sudáfrica prohíbe la pesca durante 10 años para proteger a los pingüinos. Se refiere a la pesca comercial en colonias que son claves para la cría. Problemas graves requieren soluciones drásticas. Y la pesca es un problema grave.

7. La nueva Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación desarrollará 45 medidas hasta 2030. La directora general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación sostiene que «la restauración de tierras crea empleo, apoya la transición climática y la resiliencia económica y contribuye a la seguridad alimentaria».

8. Renaturalizar es maravilloso en tierra y en mar:

9. Las emisiones de los vuelos de negocios de 239 empresas globales han caído un 34% desde 2019. De las 18 empresas españolas analizadas, todas han reducido las emisiones de sus vuelos corporativos, salvo Acciona, Iberdrola y CaixaBank, que los han incrementado. Los vuelos en avión deben ser drásticamente reducidos por su enorme impacto ambiental. Y a veces, es muy sencillo.

10. Las renovables y un menor consumo de gas redujeron la contaminación atmosférica en España. En 2024, hubo una reducción significativa de los niveles de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico. Aun así, la contaminación en las ciudades sigue siendo, excesiva. Para aprender más sobre el sistema eléctrico español, te recomendamos esta miniserie.

11. Barcelona prohíbe las estufas de combustión de gas en terrazas. Es otra ciudad que se une a resaltar la estupidez que supone calentar la calle sin evaluar el terrible impacto ambiental. Seguirán autorizadas las estufas eléctricas con un límite de potencia de 150 W/m2. Desgraciadamente, no se pide que la electricidad contratada del negocio sea de fuentes 100% renovables.

12. Defender la salud humana es también defender la del planeta y viceversa:

13. Noticias sobre el avance del reconocimiento del ecocidio como crimen.

  • Crece la lista de personas y empresas que firman el manifiesto de Stop Ecocidio. Puedes firmar como particular o empresa en la web de Stop Ecocidio.
  • La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE), órgano deliberante de la principal organización europea de derechos humanos, ha adoptado una resolución que respalda el Proyecto de Convenio sobre la Protección del Medio Ambiente por medio del Derecho Penal. Si los Estados miembros la aprueban y ratifican, se convertirá en el primer tratado internacional jurídicamente vinculante que tipifique como delito la destrucción grave y a gran escala del medio ambiente (ecocidio).
  • En Nigeria, Voke Ighorodje, del Centro REED, defendió enérgicamente la legislación sobre ecocidio, calificándola de «paso vital hacia la justicia y un futuro en el que Nigeria ayude a perfilar los límites legales y morales».
  • En Argentina, la Diputada Margarita Stolbizerr presentó un Proyecto de Ley dedicado a los delitos ambientales, que incluye un Capítulo sobre el delito de ecocidio. Algo similar ocurrió en Turquía y Perú.
  • En Alemania, el partido Verde incluye la Ley del Ecocidio en su programa electoral.
  • El Consejo de Europa ha adoptado el Convenio sobre la Protección del Medioambiente mediante el Derecho Penal, que define y tipifica una amplia gama de delitos ambientales y establece un marco jurídico para que los Estados persigan las conductas intencionadas que provoquen desastres ambientales “equiparables al ecocidio”. Jojo Mehta, Cofundadora y Directora Ejecutiva de Stop Ecocidio Internacional, considera esto un momento histórico.

14. En España, el Mar de las Calmas será Parque Nacional. 24.000 hectáreas marinas al sur de El Hierro. Será el primer parque nacional íntegramente marino de España y el decimoséptimo del país.

15. Cada dos días nace en España una comunidad energética. La transición energética avanza hacia un modelo más participativo y descentralizado que contribuirá a la soberanía energética de España. Estas comunidades no solo se benefician de los mejores precios, sino que empoderan a la ciudadanía frente a las grandes compañías contaminantes.

16. Luchas populares exitosas:

17. Miranda de Ebro (Burgos) aprueba los ‘Alcorques vivos’ como un refugio de la biodiversidad. La idea es simple: en el hueco de cada árbol se respetará lo que la naturaleza quiera plantar. Las plantas ruderales son baratas, bonitas y atraen a fauna urbana muy beneficiosa.

18. El banco ético Triodos Bank abandona NZBA. La NZBA (Net Zero Banking Alliance) es una iniciativa de la ONU para descarbonizar las entidades financieras para 2050. Sin embargo, recientemente han reducido su ambición climática para poner requisitos menos estrictos a sus inversiones. Ante esto, la buena noticia es que el banco Triodos ha abandonado la NZBA para protestar por esa medida y para seguir la senda inicial.

19. Plantarán casi medio millón de árboles para «enfriar» Formentera entre 1 y 3 grados. Han hecho cálculos y han visto que, además de ecológico e inteligente, es rentable. Esperemos que usen solo especies autóctonas. Esto debería hacerse con gran urgencia en todo el arco mediterráneo, pero en algunas ciudades (véase en Málaga con su futuro BUM) van en dirección contraria. Luego, los ciudadanos se quejarán del calor sin saber que es, en gran parte, culpa suya por votar mal.

20. El Congreso rechaza la moción del PP para prorrogar la vida útil de las centrales nuclearesEl PP pensaba que podría conseguir votos gracias a sus bulos sobre el apagón nacional que hubo en España el pasado 28 de abril.

21. Menos emisiones de azufre de los buques en el Mediterráneo. Desde el 1 de mayo está vigente esta decisión de la Organización Marítima Internacional (OMI) y exige a los buques que operen con combustible con un contenido de azufre no superior al 0,10%. Según estudios de la ONU, esta medida evitará unas 1.100 muertes prematuras y 2.300 casos de asma infantil al año. El mar Mediterráneo se ha convertido en la quinta Zona de Control de Emisiones (ECA) del mundo para óxidos de azufre. Las otras son la zona del Mar Báltico; la zona del Mar del Norte; la de América del Norte (costas frente a Estados Unidos y Canadá); y la ZCE del Mar Caribe de Estados Unidos.

22. Tres jóvenes españoles ganan un premio europeo por su etiqueta inteligente que evita el desperdicio alimentario. La etiqueta cambia de color en base a la actividad de las bacterias descomponedoras. Deberíamos también comprar menos y ser más responsables.

23. La deforestación en Brasil se desploma. Cae un 30% en un año y por primera vez en todos los biomas. La expulsión del gobierno del ultraderechista Bolsonaro ha sido un factor crucial para esta buena noticia.

24. Mejora la red europea de trenes nocturnos. En la era del flygskam (palabra sueca para referirse al sentimiento de culpa por viajar en avión), la creciente oferta de rutas nocturnas del continente pretende competir con los vuelos cortos, en costo, comodidad e impacto climático. Ahora bien, en algunas cosas parece que España no es Europa.

25. En España, la futura Ley de Consumo Sostenible esperamos que sea algo más que greenwashing. Por ejemplo, prevé que los fabricantes paguen parte de las reparaciones de productos tras vencer la garantía. ¿Hay mejor forma de evitar la obsolescencia programada en lavadoras, secadoras, lavavajillas, frigoríficos, aspiradoras, tablets, teléfonos móviles, bicicletas eléctricas, etc.? Si los lobbys no presionan y la ciudadanía se defiende, el borrador facilita las reparaciones, amplía el tiempo de la garantía, creará un listado de talleres fiables y, además, se limita la publicidad de combustibles fósiles y el ecopostureo.

26. Más de cien organizaciones presentan la ‘Declaración de Belém’ para impulsar las dietas vegetales en la COP30 (noviembre 2025). «Las dietas basadas en plantas no solo desempeñan un papel enorme en la mitigación de la crisis climática, sino que también son saludables para las personas, apoyan la seguridad alimentaria y pueden generar oportunidades de empleo a gran escala». A eso, hay que sumar la violación sistemática de los derechos de otros animales, víctimas directas de la explotación de las industrias alimentarias (especismo). Los alimentos de origen vegetal provocan la mitad de emisiones de gases de efecto invernadero, requieren menos tierra, menos agua, y no contribuyen al uso de antibióticos ni al riesgo de pandemias.

27. Litigios climáticos. Se han presentado más de 2.600 denuncias contra empresas y gobiernos por inacción climática. La mayoría siguen pendientes de resolución definitiva. Aunque los fallos no serán, presumiblemente, tan favorables como deberían, dar la batalla en los tribunales es de justicia climática. Ganar en estos casos es importante porque sientan bases legales para que entidades y activistas exijan políticas de recorte de emisiones y el cese de proyectos de extracción de combustibles fósiles. Miremos estos dos casos:

  • El tribunal penal de Le Havre (Francia) ha absuelto a 16 activistas que bloquearon una esclusa de un puerto para protestar contra una terminal de gas. El juez entiende que lo hicieron para salvaguardar un interés superior: la protección del planeta. Otras sentencias anteriores también han utilizado la misma figura jurídica.
  • La Justicia alemana tumbó la demanda de un agricultor peruano contra la energética RWE por el deshielo en los Andes, pero un tribunal superior europeo dictaminó que los grandes emisores pueden ser considerados responsables de los efectos climáticos. En tal caso, cada empresa culpable debería asumir los costos en el porcentaje adecuado. La empresa germana no tiene que pagar nada por el efecto climático en los Andes al considerarse el riesgo de inundación “demasiado bajo”. Pero, ¿y si el riesgo hubiera sido mayor (como el terrible caso del pueblo suizo de Batten)? De ahí que la abogada especialista en derecho ambiental, Roda Verheyen, estuviera satisfecha con la sentencia, porque “demuestra que los grandes emisores pueden ser considerados responsables”. En su opinión, esta sentencia servirá para “abrir la puerta” a otras demandas climáticas y para impulsar las más de 50 que ya están en marcha contra empresas de combustibles fósiles.

28. Es evidente que algunas redes sociales están ocultando cierto tipo de información que, al parecer, molesta a ciertas «élites». En Facebook, X (Twitter) e Instagram, el ecologismo tiene cada vez menos relevancia. Los algoritmos no nos quieren porque no pagamos y porque somos molestos a gente poderosa. Para luchar contra esto, tenemos buenas noticias:

  1. Estamos ya en el fediverso de la red Mastodon y ahí crecemos a buen ritmo: ¡Síguenos!
  2. Nuestro canal de Telegram va subiendo de forma regular. Ya somos más de 800.
  3. También en Telegram, hemos abierto un espacio de debate libre sobre ecoanimalismo. En el grupo llamado Eco-debate Blogsostenible podrás plantear tus dudas y tus opiniones. Únete para ser más fuertes.
  4. Nos estamos planteando no solo reducir su uso, sino dejar totalmente las redes sociales controladas por empresas. Muchas cuentas se han ido a Bluesky. El problema de esta red social es que es otra empresa y podría ser comprada y manipulada igual que las demás. Por eso, Blogsostenible está en Mastodon.

♦ ¿Quieres más? Mira esto:

  1. Buenas noticias ambientales con la colección completa de los años recientes.
  2. Dos curiosidades editoriales: Deja que te susurre algo verdeGris que te quiero verde.
  3. La mejor solución a los incendios forestales: educar sí; quemar biomasa no.
  4. Blog de relatos del mismo autor: Historias Incontables.
  5. Y si te gustan las malas noticias, solo tienes que mirar lo que hace el PP
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🥩Este es un escándalo patrocinado por los chuletones "al punto": se ruega que deje Vd. de leer
🥩La industria de la carne paga a científicos y universidades para bloquear políticas climáticas
🥩Corruptos y científicos siguen mintiendo en libertad
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— BlogSOStenible ツ (@blogsostenible) March 5, 2024

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Resumen de las propuestas del documental HOPE! de Javier Peña

Javier Peña, divulgador ecologista famoso por sus vídeos del canal Hope!, presenta una serie documental que está teniendo mucho éxito: Hope! Estamos a tiempo (Jaime Bartolomé y Álvaro Ron, 2025).

Con una visión renovada y esperanzadora del futuro, la docuserie explica que la crisis climática es una oportunidad para dar un paso hacia el mundo que necesitamos. Un planeta más justo, habitable y lleno de oportunidades para todos está en camino (si lo hacemos posible). Seis capítulos, decenas de soluciones y mucha motivación es lo que encontramos en esta serie que puedes ver en España en la web de RTVE Play. Hay más información en la web oficial: hopelaserie.com (datos, herramientas…) y gran parte de la misma se basa en los proyectos Drawdown y Regeneration.org de Paul Hawken.

Aquí vamos a enumerar las principales soluciones que se proponen en esta joya del ecologismo en la que participan algunas de las voces científicas más autorizadas. No todas estas propuestas son aplicables por todo el mundo, pero sí todo el mundo podrá aplicar parte de estas ideas, o bien, exigir a sus gobiernos que las pongan en marcha.

El lema de esta obra es que «la mayor amenaza para el futuro de la humanidad es la pérdida de la esperanza» (que en inglés es hope). El objetivo no es solo ralentizar la crisis climática; es evitar un desastre global, frenar la sexta gran extinción masiva de especies, y conseguir un mundo más limpio y más justo, con menos desigualdad, con más bosques y con más belleza.

Capítulo 1. La gran oportunidad

El tema central de este capítulo podríamos decir que es la importancia de la renaturalización. Se muestran varios ecosistemas degradadados y cómo con voluntad se consiguió restaurarlos, lo cual trajo también prosperidad a la comunidad humana.

  1. Áreas marinas protegidas y prohibir la pesca de arrastre. En una zona de México donde había desaparecido la pesca, proclamaron el Parque Nacional de Cabo Pulmo. Tras un gran debate, los pescadores renunciaron a pescar. Los primeros años fueron muy duros: tenían que faenar más lejos, hubo protestas, etc. En pocos años, vieron que cada vez había más pesca en todo el mar (no solo en el área protegida). También se atrajo turismo, buceadores, etc. Ahora luchan para evitar el turismo masivo.
  2. Agricultura regenerativa y restauración de ecosistemas. En la meseta de Loess (China) se consiguió cambiar una enorme área seca, degradada y pobre en una zona verde, llena de vida y de huertas, que generan riqueza para la población. ¿Cómo hicieron el cambio? Reforestaron, crearon terrazas para evitar que el agua erosionara la tierra y aplicaron agricultura regenerativa. Esto permitió mantener la humedad y enriquecer el suelo. Ahora se está aplicando esta metodología de restauración por todo el planeta. Son los hechos los que convencen a los agricultores que se mostraban escépticos. Un ejemplo está en la Asociación Alvelal, que está restaurando un enorme territorio entre las provincias de Granada, Almería y Murcia (España).
  3. Cemento cero emisiones. El cemento tradicional es responsable del 8% de las emisiones globales de CO2, lo cual mete a las cementeras en la lista de industrias más contaminantes. Hay una metodología que ahorra esta contaminación: el cemento Sublime de Leah Ellis.

Un científico del documental afirma que «es posible rehabilitar ecosistemas dañados a gran escala». Y para conseguirlo hace falta muy poca gente que se active y que movilice a unos cuantos más. Y también, no bajar la guardia. Cerca de Cabo Pulmo quisieron construir un complejo turístico (hoteles, campos de golf…). Se consiguió detener porque las personas no pensaron en ellos ni en las ganancias inmediatas, sino que antepusieron la naturaleza y los derechos de las siguientes generaciones.

Capítulo 2. El poder de dos palabras

Las soluciones que aporta este capítulo son las siguientes:

  1. Ciudades o aldeas en transición (movimiento inspirado por Rob Hopkins). Son lugares donde una comunidad se une para responder a la emergencia climática y se pregunta qué hacer a nivel local. Las acciones pueden incluir: fomentar la agricultura local y sostenible, proyectos energéticos, reducir la basura, compostaje, aplicar las llamadas ciudades de 15 minutos, mejorar el transporte público, etc. Si la comunidad consigue motivar al ayuntamiento, la colaboración se vuelve muy poderosa. Y hay ejemplos:
    • En la ciudad de Lieja han conseguido grandes logros. Por ejemplo, tienen un sistema de cooperativas que reparte comida ecológica y sana a los colegios. A media mañana los niños reciben una crema de verduras que sustituye los snacks azucarados que consumían antes.
    • También tenemos buenos ejemplos en las supermanzanas de Barcelona, los barrios sin coches de Friburgo y París, la infraestructura ciclista de Ámsterdam y de Utrecht, los edificios verdes de Singapur o la vegetación urbana de Medellín.
  2. Reducir los coches de las ciudades. Ámsterdam o Pontevedra han podido hacerlo. Por tanto, lo puede hacer cualquier otra ciudad. Cuando los coches pierden espacio, lo gana toda la ciudadanía con enormes ventajas: más zonas para pasear, para jugar, para vivir… Y todo con más seguridad y más salud. El objetivo es tan simple como eliminar los privilegios que tienen los coches.
  3. Aplicar la agricultura regenerativa también tiene enormes virtudes. Algunas ideas son:
    • Reemplazar los fertilizantes (responsables del 4% de las emisiones) por compost.
    • Plantar flores y poner hoteles de bichos, para atraer polinizadores que también controlan las plagas.
    • Eliminar pesticidas que matan también la fauna positiva y enferman a los humanos.
    • Mantener la fertilidad y la salud del suelo. Y para ello, es fundamental no arar la tierra y respetar su vida, por ejemplo usando cubiertas vegetales y conservando los hongos. Toby Kiers, bióloga evolutiva y cofundadora de Spun, ha comprobado que los hongos viven bajo el suelo en relación simbiótica con las raíces de las plantas: a través de la fotosíntesis las plantas capturan carbono y una parte lo pasan a los hongos. A cambio, los hongos facilitan a las plantas nutrientes (fósforo, nitrógeno, etc.). Esto está en la base de la vida y no se basa en competir, sino en colaborar. Y es una colaboración entre especies distintas. También nos lo enseñó Lynn Margulis. Esta forma de enterrar carbono mejora la fertilidad y reduce el efecto invernadero.

Capítulo 3. Metamorfosis

Las ideas que se exponen en este capítulo son:

  1. El nuevo modelo económico de Kate Raworth. Es importante saber que el crecimiento económico solo mide el dinero y que —cuando se hace así— hay muchas pérdidas que no se restan. Es el error de usar el PIB. Ella propone que las actividades humanas no deben sobrepasar el techo ecológico (ecological ceiling) de los límites planetarios y, además, que ninguna persona o sociedad debe vivir sin los recursos mínimos para tener una vida digna (límite inferior: social foundation). Compárese la imagen adjunta de la Economía de rosquilla con la con los niveles de acercamiento o superación del techo ecológico.

    Imagen clásica de la economía de rosquilla; desarrollado por la economista de la Universidad de Oxford, Kate Raworth, en su artículo de Oxfam Un espacio seguro y justo para la humanidad (2012). La flecha hacia el centro señala problemas por déficit (shortfall) y, la otra, problemas de sobreconsumo (overshoot).Fuente: Wikipedia, entrada de Economía de rosquilla (es.wikipedia.org).

    Imagen clásica de la economía de rosquilla; desarrollada por Kate Raworth, economista de la Universidad de Oxford en su artículo de Oxfam Un espacio seguro y justo para la humanidad (2012). La flecha hacia el centro señala problemas por déficit (shortfall) y, la otra, problemas de sobreconsumo (overshoot). Fuente: Wikipedia, entrada de Economía de rosquilla (es.wikipedia.org).

  2. Añadir compost a los suelos agrícolas. Además de mejorar la fertilidad, esto tiene grandes efectos positivos: reduce las emisiones GEI y, a la vez, retira CO2 de la atmósfera.
  3. La misma problemática de la ganadería industrial la encontramos en las piscifactorías: antibióticos, pesticidas, exceso de heces, contaminación del entorno, etc. Esto hay que pararlo, no solo cortando las subvenciones y prohibiendo nuevas granjas, sino aplicando políticas para cerrar las que existen, de forma paulatina.
  4. Los acuerdos internacionales, incluso aunque no hayan sido perfectos o no hayan sido respetados completamente, son fundamentales para avanzar y educar.
  5. Potenciar el consumo de algas marinas, como un recurso barato y sostenible, sano y con proteínas, vegano y sin pesticidas. Esto es como una reforestación marina que produce alimentos sin ocupar tierra y fomentando ecosistemas que capturan carbono, fortalecen la biodiversidad y crean empleo. Las algas también se pueden usar para fabricar un sustituto del plástico que tiene menos impacto al ser biodegradable.

Capítulo 4. Lo invisible

Este episodio se centra en lo siguiente:

  1. Cerrar las fugas de metano que detecta el grupo de la científica Itziar Irakulis a través de imágenes de satélite. El metano es un GEI que resulta 84 veces más potente que el CO2. El 40% del metano del mundo procede de las fugas de las instalaciones de petróleo, carbón y gas. Son fugas involuntarias e invisibles que están provocando el mismo efecto invernadero que todos los coches del mundo. Las petroleras se están ahorrando costes, pero los gobiernos pueden obligarles a cerrar estas fugas.
  2. Aplicar a nivel global el método SRI (System of Rice Intensification, Sistema de Intensificación del Arroz), un método para producir más arroz con menos recursos, como el agua. Esta nueva metodología surgió en Madagascar y elimina el arado para regenerar la fertilidad del suelo, separa más las plantas y no inunda los campos constantemente. En el cultivo tradicional, los campos están inundados y la materia orgánica se pudre generando una buena parte de las emisiones de metano del mundo. El SRI reduce hasta un 70% del metano y —unido a la agricultura orgánica— está provocando un cambio importante: menos pesticidas, menos gastos y también mayor producción que en los campos de agricultura industrial. Los expertos se han quedado sorprendidos de que un cultivo tan milenario pudiera tener tanto margen de mejora.
  3. Permitir que los depredadores (como el lobo) regeneren los ecosistemas. Se ha demostrado que la sobreabundancia de herbívoros provoca ecosistemas degradados. En cambio, cuando hay depredadores, no solo los herbívoros están más controlados, sino que el miedo hace que se vean obligados a moverse más y, por tanto, permiten mayor regeneración del suelo y de las plantas. Se llama ecología del miedo y hace que especies clave puedan desarrollarse y permitir que la naturaleza se controle.
  4. Reducir el consumo de carne y lácteos porque, como dice Javier Peña, «no hay planeta suficiente para sostener la dieta de 8.000 millones de grandes carnívoros». El documental también resalta, a través de las palabras de la primatóloga Jane Goodall, que para obtener carne se obliga a los animales a vivir en condiciones indignas y se deforestan grandes extensiones de tierra solo para producir su comida. Como efecto secundario, se emiten en estos procesos grandes cantidades de metano. Además, la ganadería aporta el 18% de las calorías que consumimos los humanos y un tercio de las proteínas y, a cambio, ocupa el 83% de la superficie agraria. Mantener animales controlados por los humanos contamina más que todo el transporte del mundo y utiliza un sistema muy ineficiente de producir alimento. Reduciendo el consumo de carne, se podrían devolver a la naturaleza miles de millones de hectáreas, lo cual sería una forma de reducir enormes cantidades de contaminación y aumentar los bosques, auténticos sumideros de carbono.
  5. La ganadería regenerativa es más respetuosa porque mantiene el ganado moviéndose por zonas y evitando el sobrepastoreo. Esto permite utilizar menos piensos y más pastos, lo que reduce el costo. Sin embargo, sigue cosificando a los animales y suponiendo que tenemos derecho a esclavizarlos para el beneficio de los humanos. También requiere más espacio que las macrogranjas, por lo que, ni unas ni otras son alternativas viables a gran escala.
  6. La fermentación de precisión de Raffael Wohlgensinger es un mecanismo para producir queso sin lácteos. No solo ahorra la cría y el maltrato de animales mamíferos, sino también sus emisiones y la enorme cantidad de fármacos que utiliza la ganadería (antibióticos, pastillas de B12, etc.). Este mecanismo requiere bacterias y, en teoría, también puede producir proteínas, grasas y azúcares, lo cual podría evitar, por ejemplo, la producción de aceite de palma, evitando los inconvenientes que este aceite tiene para el planeta.
  7. Reducir el desperdicio alimentario. En la actualidad se tira a la basura el 40 % de la comida que se produce. Acabar con esto puede mitigar los problemas climáticos y también multitud de problemas sociales. Todos los países tienen un porcentaje nada despreciable de pobreza y, a la vez, se está tirando comida en buen estado. Una forma es promover que en los campos de cultivo no queden alimentos sin recolectar, permitiendo que los recojan grupos interesados.
  8. Mejorar el rendimiento térmico de las viviendas para reducir los gastos en climatización. El objetivo es bajar la demanda energética y que la energía que se requiera sea lo más local y sostenible posible. Por ejemplo, se propone aislar fachadas y cubiertas, cambiar ventanas, utilizar paneles solares y bombas de calor, etc. La inversión en eficiencia energética se recupera en poco tiempo.

Capítulo 5. La gran transformación

El tema central de este episodio es la energía. Estas son las propuestas:

  1. Hacer una transición a un mundo 100% renovable. Esto no solo es posible, sino urgente. Los combustibles fósiles son el principal motor del cambio climático y de la devastación ecológica. Eliminar esta contaminación salvaría millones de vidas solo por la contaminación; y evitaría un calentamiento del planeta que sería fatal para la humanidad en su conjunto. Las energías limpias (principalmente eólica, solar e hidráulica) tienen un enorme potencial que choca con intereses económicos. Sus ventajas son inmensas: reducen la contaminación, evitan la dependencia exterior, tienen menores riesgos… Todas estas ventajas, al final, quedan despreciadas ante una: las energías renovables se están fomentando principalmente por su menor precio. Sin embargo, algunas empresas se están ahorrando costes de instalación, lo cual, hecho de forma masiva, aumenta la probabilidad de apagones en el sistema eléctrico.
  2. Electrificar el transporte para evitar las enormes emisiones de este sector. Sin embargo, el impacto de los coches eléctricos a otros niveles (no solo el energético durante su uso) sigue siendo muy elevado (construcción, minería, reciclaje, baterías…). Así, es fundamental mejorar las redes de transporte colectivo.
  3. Las cooperativas de energías renovables están poniendo el poder en manos de las personas particulares, las cuales están haciendo la competencia a enormes empresas energéticas. Además de cambiar el mundo, consiguen pagar menos por su electricidad.
  4. Pequeñas instalaciones solares en microrredes se extienden y llevan electricidad donde antes no podían pagarla. Se trata de entender que cada individuo puede ser consumidor y generador de energía. En algunas comunidades de África, donde antes se cocinaba con leña, ahora se cocina con electricidad, que no provoca enfermedades respiratorias ni requiere recolectar madera de árboles y arbustos.
  5. Thomas Crowther, biólogo y fundador de Restor, añade que el mayor reto que tenemos es la desigual distribución de la riqueza. Unos pocos tienen mucho, mientras millones de personas viven con muy poco o directamente en la pobreza. La desigualdad es un problema global que nos atañe a todos.
  6. La conducción automática puede ahorrar vidas y hacerla más eficiente, pero también puede tener efectos colaterales indeseados, como incrementar los kilómetros globales recorridos, aumentar la venta de vehículos, problemas de seguridad por ciberataques, etc. Además, también provocan cuestiones éticas. Por ejemplo, ¿frenan los coches autónomos para no atropellar a una ardilla o a una serpiente?
  7. Plantar flores y especies autóctonas en todos los rincones de una ciudad: medianas, alcorques, parques, rotondas… Esto no solo embellece los barrios, sino que mejora la biodiversidad, por ejemplo para los polinizadores de los que depende nuestra agricultura.
  8. Reforestar o renaturalizar todas las tierras degradadas y abandonadas que fueron bosques. Se podrían secuestrar así 200.000 millones de toneladas de carbono. El objetivo no sería plantar grandes cultivos de árboles, sino compatibilizar los procesos naturales con la agricultura humana.

Capítulo 6. El ingrediente secreto

Este es un episodio para los indígenas y para el ecofeminismo:

  1. Proteger los pueblos indígenas. Está demostrado que cuidan bien de los bosques en los que viven. Han aprendido a convivir con la naturaleza y su modo de vida es auténticamente sostenible. Debemos enseñarles poco y aprender mucho de ellos. Los pueblos indígenas son tan importantes para los ecosistemas como las abejas, las ballenas, los lobos o los tiburones. Javier Peña nos explica que la alianza Ceibo la conforman pueblos indígenas de cuatro nacionalidades de la Amazonía ecuatoriana que decidieron juntarse para trabajar por sus territorios, su selva, su cultura y su vida.
  2. Mejorar la estructura del suelo agrícola para albergar más carbono, mayor biodiversidad y mayor fertilidad. Esto puede hacerse usando Biochar o biocarbón, nombre que recibe el carbón vegetal añadido al suelo (biomasa procesada por medio de una quema parcial).
  3. Plantar manglares en las costas tropicales permite proteger la costa frente a grandes vientos, además de mejorar la pesca y la biodiversidad, reducir la erosión, secuestrar carbono y, como colofón, bajar la temperatura de la Tierra. En el Mediterráneo, la posidonia juega un papel ecológico muy similar. Recordemos que los barcos arrastreros y las anclas de las embarcaciones que fondean, erosionan el fondo marino donde estas praderas se asientan.
  4. Sacar todas las explotaciones petroleras del Amazonas. Y de paso, también la minería sin control y sin medidas para evitar la contaminación de los ríos. La explotación en masa de ciertos bosques ha sido posible gracias a la apertura de carreteras, ocupando en no pocas ocasiones territorios indígenas. La victoria legal del Yasuní en Ecuador demostró que esta lucha puede ser exitosa si las comunidades se movilizan y se mantienen unidas.
  5. Empoderar a las mujeres no solo es una cuestión básica de justicia, sino que genera grandes beneficios ecosociales. Para ello, es fundamental la educación. Como dice Jane Goodall: «a medida que mejora la educación de las mujeres, el tamaño de la familia disminuye; y esto es muy importante». Así, su fundación educa en la planificación familiar y concede microfinanciación a mujeres para que puedan poner en marcha nuevos negocios. Resaltamos unos cuantos datos más:
    • En algunas culturas, las mujeres siguen sin tener los mismos derechos que los hombres. En tales situaciones, las mujeres abandonan los estudios antes, se casan antes (a veces a la fuerza), se dedican a la crianza y se les impide avanzar en la escala social.
    • También las mujeres son las más discriminadas ante desastres climáticos como tifones, inundaciones, etc.
    • Para revertir esta discriminación, en la región de Rajastán (India), por cada niña que nace se plantan 111 árboles. Las familias se comprometen a garantizar su educación y a no permitir su matrimonio temprano. La comunidad crea un fondo para cuando la niña alcance la mayoría de edad. Los árboles son como hermanos para las niñas. Los pájaros han vuelto, el aire es más limpio y hay más agua.

De todas estas propuestas… ¿cuáles puedes tú poner en marcha o promoverlas?

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Imagen clásica de la economía de rosquilla; desarrollado por la economista de la Universidad de Oxford, Kate Raworth, en su artículo de Oxfam Un espacio seguro y justo para la humanidad (2012). La flecha hacia el centro señala problemas por déficit (shortfall) y, la otra, problemas de sobreconsumo (overshoot).Fuente: Wikipedia, entrada de Economía de rosquilla (es.wikipedia.org).

Una imagen de naturaleza vale más que mil palabras

Siempre me gustó la naturaleza. Me crié junto al mar, rodeado de gaviotas, cangrejos y peces. Mis abuelos me enseñaron a pescar y también a amar y respetar el medioambiente. Entonces, sólo era exploración y descubrimientos. Ahora es otra cosa.

Con la pandemia, estuve sin ir a trabajar bastantes meses y aproveché para pintar al óleo,  crear joyas con piedras del mar y comprar una cámara fotográfica aceptable, con un gran zoom. Quería acercarme a las aves.

Luego, después de ver las fotografías que hacían mis compañeros de Caminos, aprendí que no era tan buena, pero aún sigo usándola para los vídeos. Me encanta cómo los hace.

El día del estreno de la cámara, salimos a pasear junto a otra pareja por la desembocadura del Guadalhorce en Málaga. Justo en la pasarela de madera me quedé rezagado. Un golpe fuerte en el agua llamó mi atención. Creí que, si era un pez, podría volver a salir y me preparé enfocando el centro de las ondas que se formaron. Esperaba captar una buena fotografía.

Mi sorpresa llegó cuando un águila pescadora de dos metros de envergadura emergía hacia mí con una lisa entre sus garras.

Sólo tomé fotografías. No se bien cómo. Y no podía creer lo que veía en la pantalla de la cámara.

Después supe que se trataba de km7, una hembra de águila pescadora anillada en Alemania que nos visita todos los años entre septiembre y abril. Lleva 16 años sin faltar a su cita en Málaga. Ver fotos adjuntas. Foto del águila Km7, por Pedro José Carrillo @photo_nat_art en IG.

Esto fue el punto de inflexión de todo lo que me ocurrió después. Creé perfiles en Instagram y Facebook; y los seguidores me felicitaban por las fotografías.

Conocí a grandísimos fotógrafos de naturaleza que siguen siendo para mí una referencia. Y también a maravillosas personas amantes de la naturaleza: biólogos, profesores de biología y personas que luchan por cuidar y proteger los espacios naturales más cercanos.Foto del águila Km7, años más tarde de la anterior, por Pedro José Carrillo: @photo_nat_art en IG.

Invertí en una cámara mejor y meses después también en un teleobjetivo de segunda mano mucho mejor que el que tenía.

Seguí yendo al río. Me sentaba junto a un árbol o arbusto con la esperanza de que el martín pescador llegara a posar para una fotografía que aún no tenía. Mi obsesión era tal que llegué a tatuármelo en el brazo.

Mis fotografías gustaban y, entonces, pensé que podrían usarse para —de alguna manera— dar a conocer esos espacios llenos de vida y biodiversidad. La desembocadura del Guadalhorce fue mi punto de partida: más de 250 especies de aves se pueden avistar a lo largo del año entre estacionales y migratorias.

Lo compaginaba con Río Grande, el río Turón, la Laguna de Fuentepiedra o el Chorro, entre otros enclaves.

Un día sin mucho tiempo, decidí quedarme cerca de casa, en los antiguos terrenos de Repsol, donde Málaga quiere un Bosque Urbano. Quedé sorprendido. A lo largo del año hemos podido observar allí, más de 80 especies de aves que usan este espacio para vivir, para descansar de la migración y también como zona de reproducción.

Junto al equipo de SEO Málaga, la Sociedad Española de Ornitología, hicimos el recuento de especies y todo ello se documentó. Así que, de nuevo, podía ayudar con mis fotografías para la protección de este espacio. Y ahí sigo.

Hace poco, volví a enterarme de otros espacios amenazados en Málaga por el ladrillo, la especulación, el cemento y el asfalto: la laguna de Soliva y el Parque forestal El Atabal. Me he unido a la recién creada Plataforma para aportar las fotografías y conseguir la repercusión que necesita. En esa laguna hay miles de sapos corredores que usan el humedal para vivir, garzas imperiales o mochuelos viviendo en los olivos centenarios que existen en el lugar.

Juntos, estamos mostrando la biodiversidad de los pocos enclaves naturales que nos quedan en Málaga tras la agresión en Arraijanal.

Para terminar, quiero dar las gracias a Blogsostenible por la oportunidad de explicar lo que hago y por su maravilloso blog dedicado a la sostenibilidad de nuestros ecosistemas y recursos.

Y sí, os lo aseguro: una imagen de la naturaleza vale más que mil palabras.

Pedro José Carrillo
@photo_nat_art en IG, Pedro Nat Art en FB

♦ Más sobre Málaga y sobre arte:

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Foto del águila Km7, por Pedro José Carrillo @photo_nat_art en IG.

Foto del águila Km7, años más tarde de la anterior, por Pedro José Carrillo: @photo_nat_art en IG.

BlogSOStenible cumple QUINCE AÑOS

No ponemos quince velas, porque no son ecológicas ni aunque fueran veganas. Tampoco queremos globos de plástico con forma de 15. Podríamos cantar la famosa canción de amor del Dúo Dinámico, pero nos pega más la de Resistiré.

Celebramos que está en la calle el libro Deja que te susurre algo verde y te sugerimos que dejes que te sorprenda. Crece así nuestra lista de libros subversivos.

Veamos los artículos más relevantes de este último año, algunas estadísticas y no te pierdas la biopoesía (este año con olor a biznaga malagueña).

♥ Datos sobre BlogSOStenible en este cumpleaños

♥ Poesía: La laguna de Soliva (2025)

Un hoyo convertido en laguna.
Una herida sanada con bellezas.
Alondras, jilgueros y golondrinas.
Gallinetas, culebreras y lavanderas.

En Málaga nacen maravillas.
Cuando el ayuntamiento no mira.
Patos, sapos y tarabillas.
Diez mil bichitos y alguna grajilla.

Cigüeñas, mosquiteros y colirrojos.
Ruiseñores, currucas y mil pinzones.
Urracas, milanos y petirrojos.
Alcaudones y porrones con gorriones.

Cientos de olivos también amenazados.
Centenarios o no, poco parece importar.
El agua y la laguna serán asfaltados.
Y los árboles se van a talar.

El molino de Soliva solo se queda.
Y pasa de la jubilación a la UCI.
El arroyo de las Cañas tiembla.
Quiere ser río vivo, no canal gris.

Insectos y arácnidos sin miedo van.
No conocen al famoso señor alcalde.
Ni la tristísima historia de Arraijanal.
Anfibios, reptiles… desean que los respalde.

Hay otros lugares para especular.
Hay otros terrenos para viviendas.
Todo esto se debe renaturalizar.
Un lugar para que se aprenda.

Si no te mueves de verdad por tu ciudad.
Para defender algo de tanto valor.
No te quejes, por favor.
Cuando venga el terral.

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