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Blanca Garcés: “Determinadas políticas públicas crean malestares y la extrema derecha los aprovecha”

28 Noviembre 2025 at 00:02

Este entrevista con Blanca Garcés se publicó originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerla en catalán aquí.

Blanca Garcés es investigadora sénior del área de Migraciones del CIDOB (Barcelona Centre for Internacional Affairs). Se dedica al estudio de las políticas migratorias y asilo desde una perspectiva comparada. Ha sido coordinadora científica del proyecto BRIDGES, financiado por la Comisión Europea, sobre las causas y consecuencias de las narrativas sobre inmigración. En septiembre, CIDOB publicó en su revista Afers Internacionals el dossier “La politización de la inmigración: una perspectiva comparada en Europa y su entorno”, coordinado por ella. El dossier incluye artículos de análisis sobre esta problemática en España, Reino Unido, Países Bajos, Italia, Túnez y Turquía.

¿Quién politiza la inmigración? ¿Quién saca provecho de politizar la inmigración?

En este número del AFERS definimos la politización como aquellas situaciones en las que un tema se convierte en central y, además, con posiciones politizadas. Ésta es la definición que da la literatura académica al respecto. Cada vez pienso más que quizás el término adecuado sería instrumentalización política; es decir, cuando los partidos políticos hacen uso de un tema, no tanto para debatirlo y responder a él, sino sobre todo como medio para ganar votos. Quien utiliza el tema de la inmigración, en muchos países, suele ser primero la extrema derecha, pero partidos de derecha y de centro terminan muy rápidamente adoptando sus posturas, básicamente por el miedo a estar perdiendo votos por esta cuestión.

¿No se puede entender la politización de la inmigración como una forma positiva, como la forma de resolver las tensiones que puede causar?

Ésta es un poco la cuestión. Deberíamos estar hablando más sobre inmigración, deberíamos estar debatiendo sobre este tema. Es un tema fundamental, que en el contexto español y especialmente catalán, ha llevado a cambios importantes, a cambios demográficos, a cambios del paisaje humano que tenemos en nuestros barrios y todo esto también comporta retos. Por tanto, pienso que deberíamos estar hablando más de ello. Si cogiéramos otra acepción del tema politización, si entendemos la politización cómo transformar, convertir todo tema en un tema político, en un tema de debate, esto es positivo. El problema es cuando se instrumentaliza para otros fines, cuando se está hablando de inmigración, pero en el fondo no se está hablando de inmigración, sino que se está convirtiendo en chivo expiatorio para explicar toda una serie de malestares reales y, a través de ello, para movilizar votos con propósitos electorales.

En la introducción del dossier del AFERS dice que la extrema derecha no puede explicarlo todo, que responsabilizar sólo a la extrema derecha de la politización de la problemática de la inmigración es incoherente.

Desde 2015, Europa vive obsesionada por el miedo a una nueva crisis migratoria y desde hace unos años a ese miedo a una nueva crisis migratoria se suma el miedo a la extrema derecha. Vivimos todos obsesionados, los medios de comunicación también, por esta extrema derecha, que al final responsabilizamos o culpabilizamos de todo, de esos malestares, de la crisis de las democracias, de los conflictos a nivel local… Por ejemplo, el caso de Torre Pacheco se explicó en gran parte por esos actores de extrema derecha que aterrizaron desde fuera, que aterrizaron allí y que manipularon esta cuestión hasta el punto de hacer estallar un conflicto. Creo que las causas son más profundas que eso, que la extrema derecha efectivamente aprovecha determinadas cuestiones, malestares y los manipula en una dirección, pero debemos ir al fondo y pensar qué responsabilidad tenemos todos por estos malestares y especialmente en qué están fallando las políticas públicas que crean estos vacíos, esos malestares que después son utilizados por la extrema derecha.

¿Qué hay en ese fondo?

En el fondo hay toda una serie de factores que se combinan. Por un lado, en el caso español y catalán, un aumento importantísimo de las desigualdades sociales. En Cataluña existe un 9% de la población que vive en situación de exclusión social severa y esta parte de la población se concentra en determinados barrios. Esto es parte de lo que explica estos malestares. Y también el hecho de que una clase media autóctona ha visto cómo sus expectativas y oportunidades, sobre todo para las nuevas generaciones cada vez son más limitadas. Estos que viven en barrios empobrecidos, cuyos servicios públicos no se han dimensionado en relación al aumento de la población, son los que expresan mayor malestar. Cataluña ha pasado de los 6 millones a los 8 millones de habitantes, pero esto no se ha visto acompañado por un aumento de los servicios sanitarios, escuelas y vivienda. Éste es uno de los factores. Luego hay factores culturales y yo diría que después hay factores políticos de crisis de la legitimidad de las democracias, que van más allá del tema migratorio y de la cuestión socioeconómica.

En el Afers se analiza la politización de la inmigración en países como España, Italia, Reino Unido o Países Bajos. ¿Son situaciones idénticas o hay muchas diferencias entre los distintos países?

La gracia de la comparativa es que nos permite entender qué tienen en común y al mismo tiempo qué tienen de específico. Comparamos diferentes países europeos -Reino Unido, Holanda, Italia y España- pero también incluimos los casos de Turquía y Túnez, porque también queríamos ver hasta qué punto hay tendencias similares en países no europeos y en países que no son democracias liberales clásicas. Hay cuestiones en común: la presencia de estos partidos de extrema derecha o partidos que utilizan el tema migratorio para determinar la agenda y para ubicarse en el centro del debate. Esto es común en muchos de estos países, no en el caso del Reino Unido. Lo que también es común en muchos de estos países es que los partidos de centro o los partidos tradicionales rápidamente acaban cogiendo parte de esta agenda. Lo vemos tanto en Turquía y Túnez como en el caso de Países Bajos.

¿Cuál es la situación en España?

En el caso de España lo estamos viendo en estos últimos meses, como el PP cada vez más, arrastrado por Vox, hace un discurso más antiinmigración. Vemos también cómo la politización de la inmigración lleva a menudo a una parálisis política. En el caso de Italia, por ejemplo, con el intento de reforma de la ley de acceso a la nacionalidad. La división y la polarización de posiciones lleva a una parálisis constante y recurrente. También es común que, ante este contexto, muchos partidos políticos acaben haciendo grandes proclamas, propuestas que están muy lejos de poder cumplirse y que se hacen, como decía, en busca de votos. Esto nos lleva a una creciente distancia entre lo que se dice y lo que se hace. En el caso de Reino Unido, tanto conservadores como laboristas llevan años prometiendo una política de inmigración cero, mientras que el saldo migratorio neto año a año va aumentando exponencialmente. En Reino Unido también tenemos esta propuesta de deportar a los inmigrantes que hayan llegado de forma irregular a un centro en Ruanda. Cuando se planteó, el gobierno sabía perfectamente que sería una propuesta anticonstitucional y, por tanto, que sería tumbada en los tribunales. Lo que vemos es cómo al final lo que cuenta es lo que se dice, no tanto lo que se hace. Es una política crecientemente simbólica que lo que hace es gesticular, escenificar estas políticas duras más allá de lo que se haga y de lo que pueda hacerse en una democracia liberal.

¿En esta politización tiene que ver el origen de los inmigrantes? En España parece que los emigrantes latinoamericanos no generaban preocupación social y, en cambio, Vox acentúa su mensaje contra los musulmanes

En los últimos 20 años se ha dicho que España era una excepción en el contexto europeo en temas migratorios, con unas políticas más inclusivas, empezando por el acceso al padrón y acabando, por ejemplo, con la posibilidad de regularizarse después de unos años de residencia irregular en España. También se ha dicho que era una excepción porque la opinión pública aún sigue siendo bastante más favorable a la inmigración que en la mayoría de países europeos. Pero todo esto también se explica porque en el caso español tenemos esa inmigración que viene de América Latina que no se problematiza y que, incluso, a menudo no se ve ni como inmigración. Isabel Díaz Ayuso decía hace unas semanas que los inmigrantes latinoamericanos no son inmigrantes.

¿Eso es lo que nos diferencia de Europa?

La diferencia con otros países europeos también viene de que España tiene una frontera abierta con América Latina; es decir, la mayoría de ciudadanos latinoamericanos pueden llegar a España sin necesidad de visado. No existe una frontera que limite su llegada a España. Estas diferencias se explican por una cuestión cultural, histórica, lingüística, religiosa, en tanto que son católicos, de habla hispana, muchas de ellas mujeres y también por la posición que ocupan en el mercado laboral en sectores percibidos como esenciales y en contacto directo (en tanto que muchas son trabajadoras en el sector de los cuidados) con familias de clases medias. Cuidando a nuestros hijos, cuidando a nuestros padres llegados a cierta edad, en los hospitales, en los centros de atención sanitaria, vemos a muchas mujeres de origen latinoamericano.

«La estrategia del cordón sanitario puede funcionar a corto plazo pero en el medio y largo plazo puede acabar de reforzar la extrema derecha que crece desde la oposición». POL RIUS

¿La aversión al islam es más difícil de combatir que otros argumentos contrarios a la inmigración?

En el contexto europeo, vemos un rechazo muy claro del islam y, por tanto, de los musulmanes. Los musulmanes son definidos recurrentemente, insistentemente, como «los otros». Aquí hay una doble explicación. Por un lado, una explicación histórica: una Europa blanca y cristiana que se ha definido en oposición a ese otro musulmán y al mismo tiempo vecino. Históricamente viene de lejos. Y por otro, esta demonización de los musulmanes se ha intensificado especialmente a partir del 11-S –en el caso holandés está muy claro–, con esta cruzada internacional, también en términos geopolíticos, contra el islam global. A esta combinación de factores hay que sumar también el hecho de que Europa se reivindica como un continente de valores liberales (por ejemplo, en relación a los matrimonios homosexuales, cuestiones de género, etc.), frente a los cuales el islam, los musulmanes, se presentan como la antítesis.

En Holanda hubo elecciones recientemente y el partido de extrema derecha PVV que formaba parte de su gobierno perdió votos y escaños y parece que pasará a la oposición. ¿Quiere decir eso que la extrema derecha ha tocado techo allí?

Bajó un poco el voto hacia el partido de Geert Wilders, que es el mayor representante de la extrema derecha en Holanda, pero hay otro partido de extrema derecha que aumentó mucho en votos. Si sumamos las distintas extremas derechas, el porcentaje de voto sigue siendo similar. Y si pensamos o tenemos en cuenta a los partidos que tienen una posición claramente antiinmigración, la mayoría de votos fueron a partidos con una posición muy dura hacia la inmigración. De hecho, en estas elecciones, el 30 y pico por ciento de los votantes votaron en clave de inmigración. Es decir, la inmigración era la principal cuestión a la hora de elegir al partido por el que votaban. Esto demuestra la centralidad de este tema. El problema de Países Bajos, que también estamos viendo aquí, pero en su caso es extremo, es la fragmentación de partidos. Hay muchos partidos políticos. Para formar gobierno necesitas una coalición de cuatro o cinco partidos con posiciones muy distintas en el tema migratorio. Y esto, como decía antes, termina paralizando cualquier política y la acción de los gobiernos. En los últimos años, exactamente en 2023 y 2025, los gobiernos en Holanda han caído por el tema migratorio.

¿Nos ilusionamos demasiado rápido pensando que la extrema derecha y sus argumentos contra la inmigración ya van de baja?

Sí, porque, además, el éxito de la extrema derecha no depende solo de los votos que obtiene, sino de la capacidad de imponer su agenda. Y muchas veces quienes acaban llevando a cabo la agenda de la extrema derecha en temas migratorios son los partidos de centro y centro derecha.

Vox empezó dedicado a ir contra la independencia de Catalunya y ahora no habla tanto y se centra en criticar a los inmigrantes. ¿Le sale más a cuenta ir contra los inmigrantes musulmanes que contra los independentistas catalanes?

Sí, sí. Esto no es exclusivo del caso español. La Liga Norte italiana empezó también queriendo independizarse del resto de Italia, en clave claramente territorial. Y también, como en el caso de Vox, pasó después al tema de la inmigración. Hace un par de años entrevistaba a Cas Mudde, que es un estudioso holandés de la extrema derecha a nivel internacional, y explicaba que las extremas derechas dan un salto en cuestión de votos y de centralidad en el momento en que movilizan o cogen el tema migratorio como tema principal. Mudde explicaba en esta entrevista que el tema migratorio termina siendo la palanca de consolidación de la extrema derecha. Lo dijo cuando Vox aún no había movilizado a la inmigración como tema central, tal y como lo hace ahora, y escuchándole pensé que en el momento en que Vox lo hiciera daría un salto, incrementando de forma sustancial su éxito electoral. Creo que estamos justo en ese punto.

Sebastian Rinken, en su artículo en el AFERS, recuerda que España ha sido históricamente menos hostil a la inmigración que en otros países europeos, como Italia o Hungría. En cambio, ahora lo somos mucho

Ha sido menos hostil y para intentar explicar la excepcionalidad española se han dado muchas razones: los 40 años de franquismo y el hecho de ser una democracia joven, garantista en cuestión de derechos, haber sido un país de emigración hasta hace poco y que, por tanto, las historias de emigración están a nuestro alrededor y en nuestras familias… Se han dado todo tipo de explicaciones, pero, de hecho, estas explicaciones también servirían para Italia y Grecia, y, en cambio, estos países han desarrollado un discurso antiinmigración mucho antes. Yo creo que el factor diferencial en el caso de España es el hecho de que gran parte de los inmigrantes vienen de América Latina, y, por tanto, de un contexto percibido como cultural, lingüística y religiosamente próximo.

¿La extrema derecha se ha disparado en España porque ahora llegan muchos inmigrantes musulmanes?

No, porque los musulmanes llevan tiempo ahí. De hecho, los marroquíes han sido una de las primeras nacionalidades desde el principio, a inicios de los 2.000s. La pregunta que también nos hacemos en este número del AFERS es por qué, cuándo y cómo se explica que de repente surja una extrema derecha que se moviliza o articula en torno a un discurso muy claramente anti-inmigración. En el caso español cabría haberlo esperado mucho antes. Por ejemplo, en 2008, después de unos años con mucha inmigración (del 2000 al 2008), con una crisis económica que afectó al conjunto de la población, y de forma intensa, se habría podido esperar un discurso de porqué “ellos” y no “nosotros”, o el típico “nosotros” primero que “ellos”, en un contexto de escasez o de dificultad de acceso a bienes básicos, pero en ese momento no se dio. A nadie se le ocurrió, durante la crisis de 2008, cuestionar o poner en duda la inmigración.

¿Por qué ahora cuando, además, no estamos en un contexto de crisis como en 2008?

No todo depende de los números. En Austria, las regiones donde existe un voto más claramente de extrema derecha, con una orientación claramente anti-inmigración, no son las zonas donde existe más inmigración. A nivel europeo podríamos decir lo mismo con los países del Este. Hungría, Polonia hasta hace poco, eran países con una inmigración muy limitada, y aún así con un discurso muy claramente anti-inmigración. Por tanto, no podemos decir que existe una correlación entre los números y las posiciones anti-inmigración. No podemos decir que a mayor inmigración, más discurso anti-inmigración.

¿Por qué ahora en España?

Hay una razón fundamental para explicar porqué no antes: en pocas palabras, podríamos decir que el procés pospuso su debate. Recordemos que los primeros debates migratorios en Cataluña aparecieron en 2010-2011, en Vic con el debate sobre el padrón, en Lleida con el debate sobre el velo integral y con Plataforma per Catalunya, que en ese momento también parecía tener una trayectoria creciente importante. Todo esto quedó interrumpido con el procés, donde la discusión pasó a ser otra. Todos los debates sobre inmigración tienen que ver con quiénes somos “nosotros” y quiénes son “ellos”. Durante el proceso, este “nosotros” y “ellos” era un “nosotros” y “ellos” interno y esto creo que desplazó y aplazó los debates en torno a la inmigración. No es casual que desaparecieran a partir de 2012 y que reaparecieran justo hace un par de años cuando el tema del procés fue a la baja.

En este nuevo contexto aparece Aliança Catalana. ¿Cómo lo ve? ¿Durará poco o se consolidará?

Creo que no sólo no va a durar poco sino que tendrá un impacto y una intensidad mayor de la que esperamos y de la que muchos querríamos. Ojalá me equivoque. Capitaliza un doble malestar, el malestar respecto a cómo fue el procés, con todos unos sectores independentistas que se sintieron decepcionados por parte de los políticos independentistas, y, por otro lado, los malestares relacionados con la inmigración muy localizados en la Catalunya interior, no digo la Catalunya rural. Pero insisto, la responsabilidad de todo esto no está sólo en la extrema derecha, sino también en las administraciones que no siempre han hecho su trabajo o no lo han hecho suficientemente bien. Hay barrios, existen zonas en Cataluña donde la gente percibe que han sido abandonados a nivel de recursos, a nivel de servicios públicos, a nivel de centralidad en el debate.

¿El ascenso de la derecha es, pues, la expresión del malestar?

Hervé Le Bras, un sociólogo francés, dice que gran parte del voto por partidos con posiciones claramente anti-inmigración no se correlaciona con el volumen de la inmigración sino que tiene que ver, y lo dice muy claramente para el caso de Austria, con la distancia respecto al poder político; es decir, el sentirse excluido de lo que serían los procesos de decisión. Existen una serie de malestares que en ciertas zonas de Cataluña son claros y explican el éxito del discurso de Aliança Catalana. Y el caso de Ripoll es un ejemplo de cómo las cosas no se hicieron suficientemente bien después de los atentados de agosto de 2017. No hubo el proceso de reflexión necesario para acompañar y cerrar semejante herida en el contexto de Ripoll.

Vox acude a los barrios donde existen estos problemas para exagerar los malestares y buscar votos. Y parece que encuentra bastantes

Sí, claro. Lo que argumentamos en este número sobre la politización de la inmigración es que acaba siendo un círculo vicioso. Existe una creciente polarización que lleva a esta creciente gesticulación de los distintos partidos políticos que hablan de inmigración, pero en el fondo no están hablando de inmigración. Todo esto nos lleva a una escapada hacia delante que refuerza la polarización, el conflicto, las tensiones. Esto se ve muy claramente a nivel local, cuando explotan estos conflictos, que muchas veces ya estaban pero de forma latente, y que no hacen más que reforzar esa polarización, esa exclusión, éste no reconocerse, éste no encontrar espacios de contacto y de interacción, que son fundamentales para la convivencia.

¿Donald Trump es el referente, el ejemplo que ilumina a la extrema derecha de todas partes con su política contra los inmigrantes en Estados Unidos?

Donald Trump ha venido a confirmar y reforzar las posiciones de extrema derecha y anti-inmigración en Europa, pero sería un error pensar que se explican por él, porque estas posiciones anti-inmigración y de extrema derecha en Europa son muy anteriores. La culpa no es de Trump, ni el problema viene de fuera. La extrema derecha es anterior a Trump, tiene un origen europeo, que viene de lejos, de los últimos veinte años e incluso de más atrás. Por ejemplo, el nazismo en el fondo vio lo mismo: convertir al otro (en ese momento, los judíos) en el chivo expiatorio de todos sus males. Lo que viene a hacer Trump en este contexto es reforzar estas posiciones y crear una alianza transnacional que sí ayuda y da fuerza a estas distintas extremas derechas. Porque, de hecho, recordémoslo, son varias extremas derechas. Al igual que aquí tenemos Vox y Aliança Catalana, las extremas derechas europeas pueden ser muy diferentes en muchas cuestiones, socioeconómicas, geopolíticas, por ejemplo, en su posición respecto a Putin y Trump. Lo que tienen en común, y también las dos extremas derechas en el caso de Catalunya, es justamente su posición contraria a la inmigración.

En Europa ha funcionado bastante, aunque cada vez menos, el cordón sanitario a la extrema derecha. En cambio, en España, PP se ha abrazado a Vox cuando lo ha necesitado para hacerse con ayuntamientos o comunidades autónomas

El cordón sanitario ha funcionado hasta ahora en el caso de Alemania y Francia, pero, por ejemplo, en el caso de Países Bajos el cordón sanitario se rompió en 2002 con un gobierno que incluía al partido de Pim Fortuyn, que es el que dio un giro hacia discursos anti-inmigración, que desde entonces se hicieron cada vez más hegemónicos. La estrategia del cordón sanitario puede funcionar a corto plazo. Pero, a medio y largo plazo, y estoy pensando ahora en el caso de Francia, puede acabar reforzando a la extrema derecha que crece cómodamente desde la oposición. En el caso de Holanda, cuando la extrema derecha llegó al gobierno, en 2022, duró cien días y sus propuestas quedaron en nada. Ahora, con el último gobierno de Geert Wilders, también hemos visto cómo era más un decir que un hacer, porque muchas de sus propuestas son claramente anticonstitucionales. Esto explica que haya caído en porcentaje de votos. En resumen, el cordón sanitario sí funciona a corto plazo, pero a largo plazo les da una posición muy cómoda desde la que irse reforzando, construyendo y haciéndose grandes. Especialmente cuando los grandes partidos tradicionales, en el gobierno, sufren una gran crisis de legitimidad. Dicho de otra forma, y ??volviendo al caso francés, el éxito de Le Pen es inseparable del fracaso de Macron.

En Cataluña funciona este cordón sanitario con Vox y Aliança Catalana pero en España, no.

Las posiciones de Vox y los votantes de Vox ya existían antes de Vox, pero estaban integrados en el Partido Popular. En muchas comunidades autónomas vemos una sintonía no sólo en ideas y en propuestas, sino también podríamos decir, sociológica, en el sentido de que son los mismos, tanto en términos de votantes como en términos de los políticos que representan ahora la opción de Vox. Una singularidad del caso español es que todo está yendo muy rápido. La inmigración ha ido muy rápida, estamos hablando de unos porcentajes muy por encima de la mayoría de países europeos. Pero también está siendo rápido el giro hacia posiciones cada vez más excluyentes de determinados partidos políticos y parte del electorado. Sobre si aquí en Catalunya funciona el cordón sanitario, veremos. De hecho, ya vemos cómo en determinados municipios este cordón sanitario no acaba de funcionar.

El tema de las redes sociales, ¿qué importancia cree que tienen a la hora de difundir el odio y el rechazo de los inmigrantes?

Digo un poco lo mismo que con respecto a la extrema derecha, que es que las redes sociales explican muchas cosas pero no son culpables de todo. Hay una tendencia a explicarlo todo por las redes sociales, por esa creciente desinformación que provocan. Por un lado es cierto, cada vez vivimos en mundos más separados donde la información ya no nos llega por los mismos canales sino que cada uno tiene la suya, adaptada a lo que piensa. Las redes sociales no hacen más que reforzar lo que quieres saber y, además, los algoritmos lo que hacen es polarizar, reforzar y priorizar los mensajes más extremos. Mientras refuerzan esa polarización, yo diría que no son la causa; es decir, lo facilitan, lo aceleran, pero explicarlo todo por las redes sociales es olvidar la parte más estructural, estos malestares de fondo y éste no haber hecho los deberes por parte de las administraciones.

 ¿Nos relacionamos lo suficiente con los inmigrantes? Cuesta considerarlos enemigos si nos hacemos amigos de los que nos atienden en el supermercado o el restaurante o cuidan a nuestros familiares mayores

Gran parte del problema es esa falta de relación, de interacción, esa falta de espacios comunes y esto, de nuevo, las redes sociales lo refuerzan. Deberíamos estar mucho más abiertos a estos espacios, estos cruces, no sólo por origen sino por clase social, porque normalmente hablamos de inmigración pensando en orígenes diversos y en diversidad cultural, pero volviendo a Candel gran parte de las tensiones en torno a la inmigración no son culturales sino que tienen un fundamento socioeconómico. Cuando pensamos, por ejemplo, en los mejores resultados escolares de los estudiantes de origen autóctono frente a los de los estudiantes de origen migrante, gran parte de la explicación está en el contexto socioeconómico de las familias de estos estudiantes de origen migrante. Sabemos que el nivel de estudios de los padres explica en gran medida la consecución escolar de los hijos. La escuela lo que debería hacer es compensar esta diferencia de partida, de modo que se igualen al máximo las oportunidades.

¿No lo hace?

No es lo que está pasando, estamos viendo diferencias muy importantes en los resultados escolares de unos y otros. La escuela no está realizando esta función igualadora. Y tampoco es el espacio donde se mezcla y cruza todo el mundo. La segregación escolar refuerza este abismo entre mundos y futuros distintos. Dicho esto, es verdad que todos tenemos la responsabilidad, como ciudadanos, de no sólo cruzarnos físicamente por la calle sino cruzarnos la mirada, creando espacios de intercambio, de relación. Sin embargo, repito que las administraciones tienen un papel fundamental para crear las condiciones en que se puedan dar estas relaciones. Por poner un ejemplo concreto, debería haber una política muy seria -ahora se está hablando del nuevo plan de barrios- que actúe sobre determinados barrios y sobre determinadas poblaciones, reforzando los servicios públicos, reforzando la escuela y acondicionando el espacio público, que es justamente donde deberían darse estos espacios de encuentro.

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Libro “21 lecciones para el siglo XXI” de Y.N. Harari (resumen)

Resumen del libro "21 lecciones para el siglo XXI" de Harari. En nuestro blog también encontrarás el resumen de su libro "Sapiens"Sus dos anteriores libros fueron “Sapiens” y “Homo Deus” y en ellos se exploraba la historia del hombre y su futuro, respectivamente. Aquí, Yuval Noah Harari nos presenta un compendio de 21 temas esenciales para el presente. Mientras estamos atareados en nuestros problemas cotidianos, están pasando cosas a nivel global que nos deberían importar.

“A la filosofía, a la religión y a la ciencia se les está acabando el tiempo”. La inminente crisis ecológica, la creciente amenaza de las armas de destrucción masiva y el auge de las nuevas tecnologías disruptivas no permitirá prolongar mucho más el debate sobre el significado de la vida. Porque ese significado se ha de usar para tomar decisiones importantes (en ciencia, biotecnología, inteligencia artificial…). Los mercados son impacientes y no toman siempre las mejores decisiones para todos.

1. Decepción ante la ausencia de una ideología convincente

“Relatos Ecoanimalistas” —Colección de relatos ecologistas y animalistas.
“Relatos Ecoanimalistas” —Colección de relatos cortos, ideal para regalar a personas, sean o no ecologistas o animalistas. Aumentará la conciencia ambiental del planeta. Gracias.

Tras la caída del fascismo y del comunismo, el liberalismo se ha impuesto casi por todo el mundo de una u otra forma, defendiendo cosas tan bonitas como la libertad, los derechos humanos, la libertad de movimiento (más para el dinero que para las personas, ciertamente), o el libre mercado (que con tanto acierto criticó N. Klein). Pero desde la crisis global de 2008, los decepcionados por el liberalismo crecen y hay, además, dos retos que para Harari son muy inquietantes: la infotecnología (desarrollos tecnológicos, inteligencia artificial, robots…) y la biotecnología (modificar genes, transgénicos…). “Los humanos siempre han sido mucho más duchos en inventar herramientas que en usarlas sabiamente. Es más fácil reconducir un río mediante la construcción de una presa que predecir las complejas consecuencias que ello tendrá para el sistema ecológico de la región”.

El poder de “manipular el mundo” ha llevado a que “nos enfrentamos a un colapso ecológico”, porque las revoluciones en biotecnología y en infotecnología las lideran científicos o emprendedores “que apenas son conscientes de las implicaciones políticas de sus decisiones”. Así, “Donald Trump advirtió a los votantes que mexicanos y chinos les quitarían el trabajo y (…) nunca advirtió a los votantes que los algoritmos les quitarían el trabajo” (poniendo a las máquinas a trabajar). “Quizá en el siglo XXI las revueltas populistas se organicen no contra una élite económica que explota a la gente, sino contra una élite económica que no la necesita”. Cada vez se precisan menos trabajadores y ahora debemos ya empezar a buscar soluciones (como reducir la jornada laboral o la renta básica), antes de alcanzar el “desempleo masivo”.

Los que votaron a Trump en EE.UU. o a favor del Brexit en Reino Unido, no rechazaron el liberalismo totalmente pero sí quisieron encerrarse un poco en su casa y que se adoptaran “políticas intolerantes para con los extranjeros”. Pretender aislarse, como pide el nacionalismo, es una política inviable en la era de internet y del calentamiento global. China lo hace al revés: aplica el liberalismo más fuera de sus fronteras que dentro, mientras Rusia aplica un liberalismo atroz que genera la “mayor desigualdad del mundo” (el 87% de la riqueza está en manos del 10% de los más ricos) y el islamismo solo atrae a algunos de los que crecieron en su seno. A pesar de todo, la humanidad no puede abandonar el liberalismo, “porque no tiene ninguna alternativa”, aunque tampoco ofrece respuestas “a los mayores problemas a los que nos enfrentamos: el colapso ecológico y la disrupción tecnológica”. El liberalismo todo lo resuelve con el crecimiento económico pero esa solución no sirve porque ya sabemos que esa es precisamente la causa de la crisis ecológica y que gran parte de la tecnología tiene un fuerte impacto social y ambiental. Por eso, para Harari la primera medida es la perplejidad: reconocer que no sabemos lo que está ocurriendo.

2. Trabajo: en el futuro habrá mucho menos empleo

La robotización tiene ventajas e inconvenientesEs obvio que las máquinas y los robots están efectuando cada vez más trabajos: mejoran nuestra vida y, a la vez, nos quitan el trabajo. El poder de las máquinas, junto con la IA (Inteligencia Artificial) es inmenso y tienen dos capacidades muy importantes: la conectividad y la capacidad de actualización. Por ejemplo, en conducción automática de vehículos, dos coches podrían conectarse para acordar quien pasa primero y evitar colisionar. Además, cualquier nueva norma de tráfico o mejora del software podría actualizarse en todos los vehículos automáticos de forma inmediata.

También es cierto que se están creando nuevos empleos, pero en general exigen “un gran nivel de pericia y, por tanto, no resolverán los problemas de los trabajadores no cualificados”. Podría ocurrir que padezcamos “a la vez unas tasas de desempleo elevadas y escasez de mano de obra especializada”. Además, dado la vertiginosa velocidad de cambio, podrían ser profesiones que surgen y desaparecen en cuestión de una década, por lo que es muy complicado exigir derechos laborales o crear sindicatos en tales circunstancias. El autor sostiene que “hoy ya son pocos los empleados que esperan ocupar el mismo empleo toda la vida”. Además reconoce que “el cambio es siempre estresante” y podría ser complicado reeducar a miles de empleados.

Por otra parte, evitar la pérdida de puestos de trabajo no es una buena opción, porque supone abandonar las ventajas de la mecanización, pero tampoco podemos hacerlo sin dar alternativas a los empleados. Harari alaba lo que ocurre en Escandinavia, donde los gobiernos siguen el lema «proteger a los obreros, no los empleos». Una forma de hacer esto es lo que llamamos las dos erres urgentes: Reducir la jornada laboral y la RBU (Renta Básica Universal). Por supuesto, también se está aplicando en muchos países la subvención de servicios básicos universales: educación, sanidad, transporte… Pero en estas opciones el problema está en definir qué es «universal» y qué es «básico»:

  • Por universal se suele interpretar la población nacionalizada en un país, pero hay que tener en cuenta que las principales víctimas de la automatización quizá no vivan en donde se apruebe la RBU o esos servicios básicos universales. Automatizar en exceso podría generar la ruina en países en desarrollo que actualmente están dando mano de obra barata a los países ricos.
  • Por básico se puede interpretar la comida que un sapiens requiere (entre 1500 y 2500 calorías), pero también se pueden considerar básicos aspectos como la educación, la sanidad, el acceso a internet…

El problema es complejo, porque contentar a los sapiens no es tarea sencilla. La felicidad puede depender de las expectativas y éstas dependen de las circunstancias. Por tanto, aunque se mejoren las condiciones, no se garantiza que haya satisfacción. Como ejemplo exitoso cita el caso de Israel, país que obtiene buenos resultados en la satisfacción de la población, en parte gracias a un montón de personas pobres que no trabajan y que se dedican exclusivamente a cuestiones religiosas (el 50% de los hombres judíos ultraortodoxos). El gobierno da generosas subvenciones y se constata que debatir el Talmud es más satisfactorio que el trabajo de los obreros. Así pues, “la búsqueda de plenitud y de comunidad podría eclipsar la búsqueda de un puesto de trabajo”. El objetivo debería ser combinar una red de seguridad económica universal y básica, comunidades fuertes con servicios básicos universales y educar para una búsqueda de una vida plena. Esto podría compensar la pérdida de empleos y mejorar la calidad de vida de la gente.

“Dado el inmenso poder destructor de nuestra civilización, no podemos permitirnos más modelos fallidos”, pues equivocarnos ahora podría acabar en una guerra nuclear, en desastres por manipulación genética o en un colapso completo de la biosfera.

3. Libertad: computadoras y big data contra los derechos humanos

Lee un resumen de este otro libro de Harari. En Nexus habla de la Inteligencia Artificial, de la democracia y del futuro.
Lee un resumen de este otro libro de Harari. En Nexus habla de la Inteligencia Artificial, de la democracia y del futuro.

Dice Harari que “los referéndums y las elecciones tienen siempre que ver con los sentimientos humanos, no con la racionalidad”. Aunque algunas personas están más informadas y otras son más racionales, al final cada voto cuenta lo mismo y los sentimientos son los que guían a la mayoría. El biólogo Richard Dawkins dijo a propósito de la votación del Brexit que someterlo a referéndum es como «dejar que los pasajeros de un avión votaran en qué pista debería aterrizar el piloto». Teniendo esto en cuenta, queda claro el alto interés en acceder al corazón humano, a sus entresijos y a cómo manipularlo. Si se consiguiera en grado suficiente, la política sería “un espectáculo de títeres emocional”.

Pensemos que, al final, los sentimientos están basados en el cálculo. Millones de neuronas calculan, por ejemplo, cuando tener miedo según la probabilidad de ser dañados. Los sentimientos “encarnan la racionalidad evolutiva”, pero “pronto los algoritmos informáticos podrán aconsejarnos mejor que los sentimientos humanos”. Seguramente cometerán errores, pero solo se necesita que sean, de media, mejor que nosotros, lo cual “no es muy difícil, porque la mayoría de las personas no se conocen muy bien a sí mismas, y (…) suelen cometer terribles equivocaciones en las decisiones más importantes de su vida”. Incluso en ética, las máquinas superarán a la mayoría de los humanos, porque las máquinas no tienen emociones. Se ha demostrado que las emociones humanas controlan las decisiones humanas, por encima de sus ideologías o de sus planteamientos filosóficos. La selección natural no ha seleccionado a los homínidos más éticos, sino a los que gracias a sus emociones (miedo, deseo…) han conseguido reproducirse con más éxito. Por otra parte, “los ordenadores no tienen subconsciente” y si fallaran, resultaría “mucho más fácil corregir el programa que librar a los humanos de sus prejuicios”. Esto abre mercado a los filósofos, pues hará falta la filosofía para hacer buenos programas.

Cuando las decisiones importantes las tomen los algoritmos, basados en el cómputo de millones de datos (macrodatos o big data), ¿dónde queda nuestra libertad? ¿Confiaremos en los algoritmos para que nos escojan pareja, qué estudiar o dónde trabajar? ¿Escogerán también a quien votar? ¿Qué sentido tienen entonces las elecciones y los mercados libres?

Ya hoy día la gente confía en Google para hallar respuestas mientras “la capacidad para buscar información por nosotros mismos disminuye”. Esto hace que la gente considere «verdad» lo que aparece en los primeros resultados de la respuesta de Google. Más aún, la capacidad para orientarse es como un músculo que o lo usas o lo pierdes, y mucha gente depende tanto de Google Maps que si falla se encuentra completamente perdida.

El que controle esos algoritmos de macrodatos, controlará buena parte del mundo. Un ejemplo está en Israel, país que controla el cielo, las ondas de radio, el ciberespacio y el mar y, gracias a ello, un puñado de soldados pueden controlar a 2.5 millones de palestinos en Cisjordania. Y lo hacen usando IA: en 2017 un palestino publicó una foto poniendo en árabe “¡Buenos días!”. Un algoritmo israelí confundió las letras árabes y lo tradujo como “¡Mátalos!” y el obrero fue detenido. Quedó en libertad cuando se aclaró el error, pero el incidente demuestra la importancia de la IA para controlar a la población. Llevado al extremo, en manos de gobiernos autoritarios las herramientas de IA podrían controlar a la población “más incluso que en la Alemania nazi”.

Usando las reglas de la selección natural, hemos criado vacas dóciles que producen más leche, pero que son inferiores en otros aspectos. Igualmente, “estamos creando humanos mansos” pero que “en absoluto maximizan el potencial humano”. De hecho, “sabemos poquísimo de la mente humana”, mientras la investigación se centra en mejorar los ordenadores y los algoritmos. “Si no somos prudentes, terminaremos con humanos degradados que usarán mal ordenadores mejorados”. Para Harari esto podría provocar el caos, “acabar con la libertad” y “crear las sociedades más desiguales que jamás hayan existido”. La inmensa mayoría de la gente podría sufrir algo peor que la explotación: la irrelevancia.

4.  Igualdad: El que tenga los datos dominará el mundo

Los primeros grupos de sapiens eran más igualitarios que cualquier sociedad posterior. La revolución agrícola multiplicó la propiedad (tierra, herramientas…) y con ella la desigualdad. En el siglo XX se ha reducido la desigualdad en muchos países, pero “hay indicios de una desigualdad creciente”: “El 1% más rico posee la mitad de las riquezas del mundo” (y es responsable de la mitad de la contaminación mundial) y las 100 personas más ricas tienen más que los 4.000 millones más pobres. En el futuro, la biotecnología podría dar ventajas a ciertos sapiens (mayor longevidad, mejores capacidades físicas…) y podrían generarse “castas biológicas”, lo cual ahondará en la desigualdad. También insiste en el poder de la infotecnología para eliminar la utilidad de los humanos para las élites.

Antiguamente la tierra era el bien más importante. Luego pasaron a ser las máquinas y la industria. Hoy, cada vez tienen más importancia los datos. Empresas como Google, Facebook, Baidu y Tencent lo saben bien. Por ejemplo, Google nos proporciona servicios gratuitos, pero gracias a eso consigue millones de datos de sus usuarios. Esos datos valen mucho. No solo para ponernos la publicidad en la que caeremos con mayor probabilidad. Creemos que Google nos ayuda mucho, pero nosotros ayudamos a Google mucho más, porque mientras Google solo nos hace la vida un poco más fácil, nosotros somos los que permitimos que Google pueda existir haciendo negocio con nuestros datos. Así, en el futuro habrá que responder a una pregunta clave en nuestra era: ¿quién es el propietario de los datos? (datos sobre nuestros hábitos, nuestro ADN, nuestros gustos…). Tenemos experiencia regulando la propiedad de la tierra y la propiedad de la industria, pero “no tenemos mucha experiencia en regular la propiedad de los datos”, los cuales tienen características especiales (fáciles de copiar y de transportar, están en muchos sitios y en muchos formatos…).

¿Qué prefieres? ¿Libertad o igualdad?

5. Comunidad: “La gente lleva vidas cada vez más solitarias en un planeta cada vez más conectado”

Las redes sociales están rompiendo aún más las comunidades íntimas, las cuales ya están bastante sustituidas por gobiernos y empresas. Facebook se propuso conectar a los humanos, pero el escándalo de Cambridge Analytica reveló que se recogían datos “para manipular las elecciones en todo el mundo”. En teoría, las redes sociales pueden contribuir a fortalecer el tejido social y a hacer que el mundo esté más unido (ingeniería social), pero es complicado porque eso choca con intereses empresariales. Mientras la gente esté más interesada en el ciberespacio que en lo que pasa en su calle hay mayores posibilidades de manipularlo y de sacarle el dinero online. No olvidemos que los gigantes tecnológicos han sido acusados repetidas veces de evasión fiscal. ¿Es creíble que empresas que no pagan sus impuestos nos vayan a ayudar realmente a crear comunidades fuera del mundo virtual?

6. Civilización: Solo existe ya una civilización

Harari desmonta la teoría de que hay un choque de civilizaciones, pues en realidad la globalización tiende a unir cada vez más a la gente y no es posible, ni deseable, dar marcha atrás. “Hace diez mil años la humanidad estaba dividida en incontables tribus aisladas. Con cada milenio que pasaba, estas tribus se fusionaron en grupos cada vez mayores”. El proceso de unificación de la humanidad se ve claro si uno piensa los vínculos que hay entre los distintos grupos y las prácticas comunes entre ellos. Con sus diferencias, todos los países aceptan una serie de protocolos diplomáticos, leyes internacionales… y participan en los Juegos Olímpicos bajo las mismas reglas, lo cual es “un asombroso acuerdo global” y debemos “sentir orgullo porque la humanidad sea capaz de organizar un acontecimiento de este tipo”. Más aún, todos comparten similares reglas económicas, confianza en el dinero, los médicos comparten conocimientos y tienen similares protocolos… “La gente tiene todavía diferentes religiones e identidades nacionales. Pero cuando se trata de asuntos prácticos (…) casi todos pertenecemos a la misma civilización“. Nuestras diversas opiniones traerán debates y conflictos, pero eso nos hará aún más conectados, más interdependientes.

7. Nacionalismo: La historia tiende a unirnos, no a separarnos

El Brexit o el nacionalismo en Cataluña… ¿a qué se deben? ¿pueden dar respuestas a los problemas más importantes? Las formas moderadas de patriotismo pueden ser benignas. “El problema empieza cuando el patriotismo benigno se metamorfosea en ultranacionalismo patriotero”, lo cual es “terreno fértil para los conflictos violentos”. En el pasado era razonable buscar seguridad y sentido en el regazo de la nación, pero hoy, sin negar eso, tenemos al menos tres retos que nos obligan a trabajar más conjuntamente. La guerra nuclear es el primero y ciertamente en este campo lo estamos haciendo bien: a pesar de las guerras, hoy mueren menos personas por violencia humana que por obesidad, accidentes de tráfico o suicidio. El miedo a la guerra nuclear hace que los estados poderosos piensen bien antes de meterse en una guerra que sería desastrosa para el planeta.Resumen del libro "Sapiens", muy recomendable. Haz click para leerlo.

El segundo reto es el cambio climático y el desastre ambiental  (contaminación de la agricultura, pérdida de biodiversidad…). “Un agricultor que cultive maíz en Iowa podría, sin saberlo, estar matando peces en el golfo de México”. Homo sapiens ha pasado de ser un asesino ecológico en serie (como explica Harari en su libro Sapiens) a ser un asesino ecológico en masa. “Los científicos están de acuerdo en que las actividades humanas (…) hacen que el clima de la Tierra cambie a un ritmo alarmante. (…) Es fundamental que realmente hagamos algo al respecto ahora”. Harari tiene claro que el nacionalismo no puede sino empeorar la respuesta a este problema, porque las actuaciones “para ser efectivas, tienen que emprenderse a un nivel global”. Harari subraya que la industria de la carne, además del enorme sufrimiento que infringe, “es una de las principales causas del calentamiento global, una de las principales consumidoras de antibióticos y venenos, y una de las mayores contaminadoras de aire, tierra y agua” (producir 1 kilo de carne puede consumir 15.000 litros de agua).

El tercer reto es la disrupción tecnológica (biotecnología e infotecnología). A muchos nacionalistas les gustaría volver a tiempos pasados, pero eso es algo imposible. Estos tres retos pueden servir para “forjar una identidad común” que permita afrontar los riesgos. Por supuesto, queda espacio para “ese patriotismo que celebra la singularidad de mi nación y destaca mis obligaciones especiales hacia ella”. Harari ve claro que debemos “globalizar nuestra política”, lo cual no implica necesariamente un gobierno global, sino que todos los gobiernos (nacionales o de ciudades) “den mucha más relevancia a los problemas y los intereses globales”. Por ejemplo, recientemente muchas ciudades se han propuesto muchos retos en el llamado Pacto de Milán, como por ejemplo reducir el consumo de carne.

8. Religión: ¿Una ayuda para la unión del mundo o un inconveniente?

¿Pueden las religiones ayudar a resolver los problemas? Para Harari hay tres tipos de problemas —técnicos, políticos y de identidad— y las religiones solo pueden ayudar en el último tipo. Precisamente porque no ofrecen soluciones interesantes a los dos primeros tipos de problemas, “la autoridad religiosa ha estado reduciéndose”. Por ejemplo, cada vez menos gente acude a la religión ante problemas de salud, y si acude, lo hace después de acudir a la ciencia. A nivel político tampoco la religión ofrece alternativas globales a los retos actuales. De hecho, en muchos casos se desoye la religión cuando están en juego intereses políticos. Harari dice que “aunque algunas de las cosas que dijo Jesús suenan a comunismo total, (…) buenos capitalistas norteamericanos seguían leyendo el Sermón de la Montaña sin apenas darse cuenta”. Otras veces es la religión la que intenta meterse en política, con escaso éxito. Tal es el caso de la encíclica “ecológica” del Papa Francisco, “Laudato Si” (véase aquí un resumen sobre ella).

Las religiones determinan quiénes somos y quiénes son los demás. Es aquí donde la religión puede jugar un papel importante. Las religiones continuarán siendo importantes y pueden contribuir a la unión del mundo pero, como el nacionalismo, en demasiados casos lo que hacen es dividir y generar hostilidades.

9. Inmigración: La discriminación por la cultura genera injusticias

“Aunque la globalización ha reducido muchísimo las diferencias culturales en todo el planeta, a la vez ha hecho que sea más fácil toparse con extranjeros y que nos sintamos molestos por sus rarezas”. Pero las migraciones son naturales en el hombre a lo largo de toda su historia, y hoy el problema más grave está en Europa. La Unión Europea ha conseguido convivir con las diferencias entre los distintos países pero tiene problemas para convivir con todos los inmigrantes y refugiados que llegan.

Para Harari, “mientras no sepamos si la integración es un deber o un favor, qué nivel de integración se exige a los inmigrantes y con qué rapidez los países anfitriones deben tratarlos como ciudadanos de pleno derecho, no podremos juzgar si las dos partes cumplen sus obligaciones”. Pero si esa evaluación se hace de forma colectiva pueden generarse injusticias. Por otra parte, cada cultura tiene distinto nivel de aceptación a otros. Harari resalta que “Alemania ha acogido a más refugiados sirios de los que han sido aceptados en Arabia Saudí”.

Harari dice que la gente “lucha contra el racismo tradicional sin darse cuenta de que el frente de batalla ha cambiado”, porque ahora hay discriminación por la cultura (que este autor llama «culturismo»). Así, muchas veces se culpa a los inmigrantes de tener una cultura y valores no adecuados, pero por otra parte, “en muchos casos, hay pocas razones para adoptar la cultura dominante y en muchos otros se trata de una misión casi imposible”, pues podría, por ejemplo, requerir un nivel económico o educativo imposible de alcanzar por las clases inferiores (sean o no inmigrantes). Los dos grandes problemas de la discriminación por la cultura son:

  1. Usan afirmaciones generales, poco objetivas, que evalúan una cultura como superior a otra, sin hacer una valoración completa y objetiva.
  2. Discriminan a individuos concretos en base a esas afirmaciones generales.

“Si 500 millones de europeos ricos no son capaces de acoger a unos pocos millones de refugiados pobres, ¿qué probabilidades tiene la humanidad de superar los conflictos de mucha más enjundia que acosan a nuestra civilización global?”. “La humanidad puede dar la talla si mantenemos nuestros temores bajo control y somos un poco más humildes respecto a nuestras opiniones”.

10. Terrorismo: los terroristas son débiles y su arma es el miedo

Los terroristas “matan a muy pocas personas, pero aún así consiguen aterrorizar a miles de millones”. Desde el 11-S los terroristas han matado anualmente a unas 50 personas en la UE, 10 en EE.UU…. y hasta 25.000 en el mundo (principalmente en Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria). “En comparación, los accidentes de tráfico matan anualmente a unos 80.000 europeos, 40.000 norteamericanos (…) y 1,25 millones de personas en todo el mundo”. Por su parte, la contaminación atmosférica mata a unos 7 millones y nuevas formas de contaminación nos invaden con efectos desconocidos.

“Existe una desproporción asombrosa entre la fuerza real de los terroristas y el miedo que consiguen inspirar”, pero ellos son débiles. Si tomamos conciencia de su debilidad, ellos serán aún más débiles, porque su mayor poder radica en el miedo que generan. Por supuesto, los gobiernos y los medios de comunicación deben luchar contra el terrorismo e informar, pero evitando la histeria. “El dinero, el tiempo y el capital político invertido en luchar contra el terrorismo no se han invertido en luchar contra el calentamiento global, el sida y la pobreza; en aportar paz y prosperidad al África subsahariana, o en forjar mejores vínculos” entre las naciones del mundo.

11. Guerra: hoy se pierde más con las guerras de lo que se gana

El militar japonés Tojo fue el culpable de que Japón se metiera en la Segunda Guerra Mundial. Sus malas decisiones generaron millones de muertos. Fue juzgado por un tribunal internacional y condenado a muerte en la horca.“Las últimas décadas han sido las más pacíficas de la historia de la humanidad” (ver datos). Antiguamente, ganar una guerra era un símbolo de prosperidad pero las cosas han cambiado. Hoy las guerras no traen prosperidad, sino miseria, porque “los principales activos económicos consisten en el conocimiento técnico e institucional más que en los trigales, las minas de oro o incluso los campos petrolíferos, y el conocimiento no se conquista mediante la guerra“. De hecho, tras la Segunda Guerra Mundial, las potencias derrotadas prosperaron como nunca antes (Alemania, Japón…). La guerra fue producto de un “error de cálculo”. Pensaron que sin nuevas conquistas estaban condenados al estancamiento económico, pero se equivocaron. Por todo esto, las nuevas guerras merecen menos la pena, pero Harari nos advierte de que no podemos confiarnos, pues “los humanos son propensos a dedicarse a actividades autodestructivas”. Y dado que un detonante de la guerra es el sentimiento de superioridad, Harari recomienda “una dosis de humildad”.

12. Humildad: ¿Y si aprendemos más de las demás culturas?

“La mayoría de la gente suele creer que es el centro del mundo y su cultura, el eje de la historia”. Pero no es así. La historia de la humanidad empezó mucho antes que las culturas actuales y continuará, tal vez, tras ellas. Harari dice que su pueblo, los judíos, “piensan también que son lo más importante del mundo”, para luego pasar a desmontar punto por punto esa “desfachatez”, desde el origen de la ética hasta las importantes contribuciones científicas de los judíos. Con respecto a lo primero, “todos los animales sociales, como lobos, delfines y monos, poseen códigos éticos, adaptados por la evolución”, así como sentimientos que muchos atribuyen solo a humanos. Además, Buda, Mahavira o Confucio crearon sistemas morales anteriores al judaísmo. Por tanto, “humanos de todas las creencias harían bien en tomarse más en serio la humildad”.

13. Dios: ¿Quién dice lo que es correcto?

Dios puede verse como un enigma del que “no sabemos absolutamente nada”, o bien, como un “legislador severo y mundano, acerca del cual sabemos demasiado”, pues se han escrito bibliotecas enteras, y se ha usado el nombre de Dios para justificar intereses de todo tipo. Aunque las religiones pueden generar amor y paz, también han generado odio y violencia y por eso, para Harari no son estrictamente necesarias, pues la moral se puede justificar sin acudir a Dios. “Hacer daño a los demás siempre me hace daño también a mí”, porque antes de hacer algo mal hay un sentimiento interno que hace daño: “antes de que matemos a alguien, nuestra ira ya ha matado nuestra paz de espíritu”.

14. Laicismo: Ser responsables sin que lo mande Dios

El laicismo no es rechazar todo lo espiritual, sino no confundir verdad con fe, no santificar ningún libro, persona o grupo como poseedores de la verdad absoluta. Y también es el compromiso con la compasión y la comprensión del sufrimiento. Por ejemplo, “la gente secular se abstiene del homicidio no porque algún libro antiguo lo prohíba, sino porque matar inflige un sufrimiento inmenso a seres conscientes”. Es mejor encontrar la motivación en la compasión que en la obediencia divina. Pero el laicismo también se encuentra con dilemas complejos y, en tal caso, “sopesan con cuidado los sentimientos de todas las partes”. El laicismo también valora la responsabilidad: “En lugar de rezar para que ocurran milagros, necesitamos preguntar qué podemos hacer nosotros para ayudar”.

15. Ignorancia: A la gente no le gustan los hechos reales

Sócrates, el defensor de la necesidad de reconocer nuestra ignoranciaLos humanos nos movemos en la ignorancia y en la irracionalidad. “La mayoría de las decisiones humanas se basan en reacciones emocionales y atajos heurísticos más que en análisis racionales. (…) No solo la racionalidad es un mito: también lo es la individualidad. Los humanos rara vez piensan por sí mismos. Más bien piensan en grupos. (…) Es probable que bombardear a la gente con hechos y mostrar su ignorancia individual resulte contraproducente. A la mayoría de las personas no les gustan demasiado los hechos y tampoco parecer estúpidas”. Más aún, los poderosos en vez de aprovechar su poder para obtener una mejor visión de la realidad, suelen emplearlo en distorsionar la verdad. Así, los que buscan la verdad deben alejarse del poder y permitirse “la pérdida de mucho tiempo vagando por aquí y por allá en la periferia” y como hizo Sócrates, “reconocer nuestra propia ignorancia individual”.

16. Justicia: ¿Somos responsables de las injusticias de las empresas?

“Nuestro sentido de la justicia podría estar anticuado”. Dependemos de una red alucinante de lazos económicos y políticos, hasta el punto de costarnos responder preguntas sencillas como de dónde viene mi almuerzo. ¿Podemos ser inocentes de las injusticias que generan las multinacionales? Harari afirma que es erróneo tener en cuenta solo las intenciones sin hacer un esfuerzo sincero por saber lo que se esconde. Pero también sostiene que “el planeta se ha vuelto demasiado complicado para nuestro cerebro de cazadores-recolectores“. “Padecemos problemas globales, sin tener una comunidad global” y por tanto, entender bien tales problemas es misión imposible. Por eso, mientras unos simplifican la realidad para hacerla abarcable, otros se centran en alguna historia conmovedora olvidando los demás datos, otros inventan teorías conspiratorias, y otros depositan su confianza en algún líder o teoría, porque “la complejidad de la realidad se vuelve tan irritante que nos vemos impelidos a imaginar una doctrina que no pueda cuestionarse” y que nos dé tranquilidad, aunque difícilmente proporcione justicia.

17. Posverdad: Los poderosos siempre mienten

Estamos rodeados de mentiras y ficciones, pero la desinformación no es nada nuevo. El autor comenta varios casos de mentiras históricas, como los relatos falsos de asesinatos rituales por parte de judíos en la Edad Media, lo cual costó la vida a muchos judíos inocentes.

Si el ser humano es capaz de matar por una causa, ¿cómo no va a ser capaz de mentir? De hecho, como explica Harari en su libro anterior, el ser humano conquistó el planeta gracias a su capacidad de crear ficciones. Cuando un grupo cree en las mismas ficciones, son capaces de cooperar de manera eficaz. “Cuando mil personas creen durante un mes algún cuento inventado, esto es una noticia falsa. Cuando mil millones de personas lo creen durante mil años, es una religión, y se nos advierte que no lo llamemos «noticia falsa» para no herir los sentimientos de los fieles”. Pero Harari aclara que no niega “la efectividad ni la benevolencia potencial de la religión”. Las religiones inspiran buenas y malas acciones.

Una de las mentiras más aceptadas en la actualidad procede de los anuncios de las marcas comerciales. Nos cuentan repetidamente un relato hasta que la gente se convence de que es la verdad. Por ejemplo: ¿con qué se asocia la Coca-Cola? ¿Con jóvenes divirtiéndose o con pacientes con diabetes y sobrepeso en un hospital? Beber Coca-Cola aumenta la probabilidad de padecer obesidad y diabetes, y no nos va a hacer jóvenes . ¿Ha funcionado el relato falso que nos cuenta Coca-Cola en su publicidad?

Harari asegura que “si queremos poder, en algún momento tendremos que difundir ficciones”, pues la verdad no siempre gusta a todos. “Como especie, los humanos prefieren el poder a la verdad. Invertimos mucho más tiempo y esfuerzo en intentar controlar el mundo que en intentar entenderlo”. Por eso, “es responsabilidad de todos dedicar tiempo y esfuerzo a descubrir nuestros prejuicios y a verificar nuestras fuentes de información”. Harari ofrece dos reglas para evitar el lavado de cerebro: a) “Si el lector consigue las noticias gratis, podría muy bien ser él el producto”. b) “Haga el esfuerzo para leer la literatura científica relevante”, pues la ciencia suele ser objetiva. Y por eso hace un llamamiento a los científicos a hacer oír su voz cuando el debate caiga dentro de su campo.

18. Ciencia ficción: No te puedes librar de la manipulación, pero tú puedes hacerte feliz a ti mismo

La ciencia ficción es un género artístico que ha de tomar importancia, porque modela lo que la gente piensa sobre cuestiones tecnológicas, sociales y económicas de nuestra época, dado que poca gente lee los artículos científicos. Muchas películas de este género, como Matrix, reflejan el miedo a estar atrapado y manipulado y el deseo de liberarse. Sin embargo, “la mente nunca está libre de manipulación”. Por ejemplo, las películas de Hollywood socavan el subconsciente creando paradigmas de lo bueno y lo correcto. Pero cuanto experimentamos en la vida se halla dentro de nuestra mente y nosotros mismos podemos manipularlo también. O sea, no podemos librarnos de la manipulación, pero tampoco necesitamos ir a Fiyi para sentir la alegría.

En la novela Un mundo feliz, Aldous Huxley describe una sociedad idílica, sin sufrimiento ni tristeza. Todo el mundo es virtuoso gracias a soma, una droga que consigue volver a la gente paciente y sin problemas. La gente sabe lo que tiene que hacer y lo hace sin esfuerzo. Es una sociedad libre de mosquitos. Pero hay un personaje, El Salvaje, que se queja alegando que la sociedad se libra de todo lo desagradable en vez de aprender a soportarlo. El Salvaje, reclama su derecho a ser libre con todas las consecuencias y el líder le dice que lo que está reclamando es el derecho a ser desgraciado, a enfermar, a vivir con incertidumbre, a sufrir hambre, miedo… El Salvaje asiente y entonces le permiten salirse de la sociedad para vivir como un ermitaño, un bicho raro en una sociedad que no le entiende y que le lleva a un triste final.

19. Educación: Conócete a ti mismo mejor que los algoritmos

Lo único que podemos asegurar del futuro es que habrá grandes cambios en poco tiempo. ¿Qué debemos enseñar a los jóvenes? Gracias a Internet y a los medios de comunicación, estamos inundados de información, contradictoria casi siempre. En educación, proporcionar más información no es lo más necesario, sino que debemos enseñar a dar sentido a la información y a discriminar lo que es o no importante. Expertos pedagogos recalcan que se deben enseñar «las cuatros CES»: pensamiento crítico, comunicación, colaboración y creatividad.

Esta necesidad de aprender constantemente y de reinventarnos choca con el hecho de que con cincuenta años “no queremos cambios”. Pero además, enseñar resiliencia, enseñar a aceptar los cambios con equilibrio mental es mucho más difícil que enseñar una fórmula de física. Para Harari, el mejor consejo que dar a los jóvenes es que no confíen demasiado en los adultos, pues aunque tengan buenas intenciones no acaban de entender el mundo.

La invención de la agricultura sirvió para enriquecer a una élite minúscula, al tiempo que esclavizaba a la mayoría de la población. Algo similar podría ocurrir con la tecnología. “Si sabes lo que quieres hacer en la vida, tal vez te ayude a obtenerlo. Pero si no lo sabes, a la tecnología le será facilísimo moldear tus objetivos por ti y tomar el control de tu vida“. Por eso, hoy es más importante que nunca algo que han repetido filósofos desde antiguo: Conócete a ti mismo, “saber qué eres y qué quieres en la vida”. Y hoy eso es más importante que nunca porque ahora hay una competencia seria: multinacionales sin conciencia ética (y partidos políticos) están trabajando duro para usar los algoritmos y el big data para conocerte mejor que tú mismo (cada vez que usas tu teléfono o tu tarjeta estás regalando valiosos datos sobre ti mismo). “Vivimos en la época de hackear a humanos” y “si los algoritmos entienden de verdad lo que ocurre dentro de ti mejor que tú mismo, la autoridad pasará a ellos”. Pero si quieres conservar cierto control de tu existencia, tendrás que conocerte bien y saber cómo liberarte porque… “¿Has visto esos zombis que vagan por las calles con la cara pegada a sus teléfonos inteligentes? ¿Crees que controlan la tecnología, o que esta los controla a ellos?”

20. Significado: ¿Para qué dar sentido a nuestras vidas?

¿Cuál es el sentido de la vida? Eterna pregunta para la que “cada generación necesita una respuesta nueva”. El libro sagrado hindú Bhagavad Gita sostiene que cada ser debe seguir su camino concreto (dharma) y si no se sigue, no se hallará paz ni alegría. Ideologías de todo tipo (religiones, política, nacionalismos…) cuentan un relato para hacer que los suyos se sientan importantes, un relato que da trascendencia a sus vidas pero que siempre tiene contradicciones que evitan aclarar. Los nacionalistas, por ejemplo, suelen centrarse solo en el valor de su nación pero no suelen aclarar el porqué de esa superioridad. Para Harari, los relatos que cuentan esas corrientes de pensamiento son invenciones humanas y siempre tienen errores. Sin embargo, esas invenciones humanas nos han permitido colaborar entre nosotros y montar sociedades complejas que podrían desmoronarse si todos nos damos cuenta de que esos relatos son falsos: “La mayoría de los relatos se mantienen cohesionados por el peso de su techo más que por la solidez de sus cimientos” (y el peso del techo representa el peligro que hay al mostrar que los cimientos son débiles).

“Si queremos conocer la verdad última de la vida, ritos y rituales son un obstáculo enorme”. Los ritos solo sirven para ayudar a mantener relatos falsos, pero también cierta armonía y estabilidad social. “Una vez que sufrimos por un relato, eso suele bastar para convencernos de que el relato es real”, porque el sufrimiento es de las cosas más reales que existen. Dado que a la gente no le gusta admitir que es tonta, cuanto más se sacrifica por una causa, más se fortalece su fe en ella. También se usa el sufrimiento hacia los demás, y dado que a la gente no le gusta admitir que es cruel, también fortalece la fe en una causa el hacer sufrir a los demás por ella. Ese “sufrimiento” (o esfuerzo) puede ser de muchos tipos: corporal, dedicación de dinero o tiempo… Harari pregunta: “¿Por qué cree el lector que las mujeres piden a sus amantes que les regalen anillos de diamantes?”. Creen que cuanto mayor es el sacrificio mayor es el compromiso. Por todo esto, los embaucadores adoran las palabras sacrificio, eternidad, pureza, redención…

Para dar sentido trascendente a la vida, algunos se centran en dejar tras la muerte algo tangible (un poema, genes…), pero puede ser complicado y, al fin y al cabo, ni siquiera el planeta es eterno (dentro de 7.700 millones de años el Sol absorberá la Tierra y el fin del universo llegará, aunque tarde al menos 13.000 millones de años). Con ese panorama, Harari se pregunta: “¿No será suficiente con que hagamos que el mundo sea un poco mejor? Podemos ayudar a alguien, y ese alguien ayudará a continuación a alguna otra persona, y así contribuiremos a la mejora general del mundo y seremos un pequeño eslabón en la gran cadena de la bondad“. En el fondo, el amor es más seguro que los demás relatos.

La gente corriente suele creer en varios relatos a la vez, sentir distintas identidades, y muchas veces hay contradicciones importantes, porque en el fondo no están convencidos de su propias creencias. La historia está llena de estas “disonancias cognitivas”. Un ejemplo son los que han ido a la guerra para defender el cristianismo, religión del amor. Pero aún hoy día hay muchos cristianos que se oponen a las políticas de bienestar social, que se oponen a ayudar a los inmigrantes o que apoyan las armas, por ejemplo. También es fácil encontrar gente que se lamenta de la injusta distribución de la riqueza pero tienen inversiones en bolsa, cuando es bien sabido que invertir en bolsa genera injusticias y desigualdad (y si tu banco no es ético también estás colaborando con sucios negocios).

Nuestros deseos nos llevan a actuar y Harari sostiene que somos libres para elegir nuestras acciones, pero no nuestros deseos. Muy poca gente es la que controla sus pensamientos. Para la mayoría, los pensamientos vienen y van de forma caótica y descontrolada. Algunas religiones enseñan a controlar la mente. Buda enseño que hay tres realidades básicas del universo: que todo cambia sin cesar, que no hay nada eterno y que nada es completamente satisfactorio. Aceptando esto, el sufrimiento cesa: “según Buda la vida no tiene sentido, y la gente no necesita crear ningún sentido”. El consejo de Buda es: «No hagas nada. Absolutamente nada». “Todo problema radica en que no paramos de hacer cosas” (física o mentalmente). No hacer nada es conseguir que la mente tampoco haga nada.

21. Meditación, para conocernos mejor

Haz click para aprender la bases teóricas e históricas del hinduísmo, la meditación, el tantra, el yoga...En el último capítulo, el autor nos cuenta su experiencia personal aclarando que no tiene porqué funcionar bien a todo el mundo. Casi por casualidad, descubrió la meditación Vipassana (introspección) que, simplificando, consiste en centrar la atención en algo concreto, como el aire que entra y sale por la nariz. La gente corriente es incapaz de mantener esta atención de forma prolongada y Harari confiesa que al instante perdía la concentración. El objetivo de esta meditación es observar las sensaciones personales. Cuando uno se enfada se centra en pensar en el objeto que supuestamente provoca el enfado y no la realidad sensorial. Harari dice que aprendió más cosas sobre sí mismo y los humanos observando sus sensaciones en diez días que durante el resto de su vida hasta ese momento y, además, sin tener que aceptar cuentos o mitologías. Basta solo con observar la realidad como es.

El origen del sufrimiento está en la propia mente. Cuando deseamos que ocurra algo y no ocurre, generamos sufrimiento. Es una reacción de la mente. Es la mente la que provoca el sufrimiento. “Aprender esto es el primer paso para dejar de generar más sufrimiento”. La meditación es cualquier método de observación directa de nuestra propia mente y, aunque la han usado muchas religiones, la meditación no es necesariamente religiosa. La meditación Vipassana advierte que no se debe practicar solo como búsqueda de experiencias especiales, sino para comprender la realidad de nuestra propia mente, aprovechando todo tipo de sensaciones por simples que sean (calor, picor…).

Meditar te ahorrará tus sufrimientosHarari dice que medita dos horas diarias y que le ayuda al resto de tareas del día. Además, recomienda meditar para conocernos a nosotros mismos, antes de que los algoritmos decidan por nosotros quiénes somos realmente.

♥ Información relacionada:

  1. Lee otros libros resumidos, para captar su esencia en poco tiempo.
  2. De Yuval Noah Harari:
  3. Dos Erres URGENTES: Renta básica y Reducción de la jornada laboral.
  4. Máquinas y robots nos quitan el empleo pero mejoran nuestra vida.
  5. Crisis ecológica, conocimiento y finitud: Fracaso del ser humano como ser racional.
  6. HINDUISMO: Upanishad, Bhagavad Gîtâ, yoga y tantra, meditación, iluminación y mucho más.

¿Por qué me asocié a Open Arms?

Imaginen un barco patrullando el Mediterráneo para garantizar el salvamento en caso de que un crucero se hunda o sufra un incidente. ¿Quién podría oponerse a que haya personas dedicadas a salvar a estos cruceristas?

La ONG Open Arms está dedicada a salvar náufragos en el mar. Su objetivo principal no es salvar a ricos turistas despreocupados por la contaminación con la que su crucero de lujo desgarra las bases de la vida. Los socorristas de Open Arms pretenden salvar a los inmigrantes que se lanzan desesperados al mar en botes tan precarios que solo tiene sentido navegar en ellos si en tierra firme no tienes nada; nada de nada; ni siquiera un futuro. Ahora, repitamos la misma pregunta del párrafo anterior: ¿Quién podría oponerse a que haya socorristas dedicados a salvar a estas personas?

Es la misma pregunta, pero con respuestas distintas para algunos Sapiens. Un líder político en España ha llegado a pedir que se hunda el barco de Open Arms; que no se salve a los náufragos; que se incumpla la ley del mar; que dejemos que se ahoguen miles de personas cada año solo en el Mediterráneo, posiblemente el mayor cementerio de la humanidad.

En cuanto supe de esas declaraciones tan repugnantes, me fui a la web de Open Arms y me hice socio (www.openarms.es/es). Un pequeño grano de arena puede evitar que el fondo del mar siga llenándose de muertos. Y luego pensé: si un líder político siembra odio, seguro que ese odio germina en algún lugar. Pero a veces, plantar odio provoca tal rechazo que solo brota amor. No siempre se recoge lo que se siembra.

Ante esa realidad, nos surgen unas dudas. En este blog pretendemos sembrar respeto a la naturaleza, a los paisajes y especialmente a todos los seres sintientes. ¿Estamos avanzando? ¿O estamos provocando ese tipo de rechazo que desencadena lo contrario de lo que pretendemos?

El mismo personaje que pide que se hunda un barco de socorro, sería el primero en esperar auxilio si su yate naufragara. Y no tengo duda ninguna de que los socorristas del Open Arms le ayudarían.

Por cierto, si quieres conocer la historia del nacimiento de Open Arms, te recomendamos ver la magnífica película de Marcel Barrena: Mediterráneo (2021) con Eduard Fernández, Dani Rovira y Anna Castillo. La tienes gratis para España en RTVE Play.

Rescatar vidas en el mar no debe ser una opción política, sino un deber humano; para que el Mediterráneo deje de ser un cementerio y se convierta en un puente de esperanza que nos recuerde que siempre podemos elegir entre la indiferencia y la compasión.

♦ Sobre amor, odio y migrantes:

blogsostenible

¿Por qué me asocié a Open Arms?

Imaginen un barco patrullando el Mediterráneo para garantizar el salvamento en caso de que un crucero se hunda o sufra un incidente. ¿Quién podría oponerse a que haya personas dedicadas a salvar a estos cruceristas?

La ONG Open Arms está dedicada a salvar náufragos en el mar. Su objetivo principal no es salvar a ricos turistas despreocupados por la contaminación con la que su crucero de lujo desgarra las bases de la vida. Los socorristas de Open Arms pretenden salvar a los inmigrantes que se lanzan desesperados al mar en botes tan precarios que solo tiene sentido navegar en ellos si en tierra firme no tienes nada; nada de nada; ni siquiera un futuro. Ahora, repitamos la misma pregunta del párrafo anterior: ¿Quién podría oponerse a que haya socorristas dedicados a salvar a estas personas?

Es la misma pregunta, pero con respuestas distintas para algunos Sapiens. Un líder político en España ha llegado a pedir que se hunda el barco de Open Arms; que no se salve a los náufragos; que se incumpla la ley del mar; que dejemos que se ahoguen miles de personas cada año solo en el Mediterráneo, posiblemente el mayor cementerio de la humanidad.

En cuanto supe de esas declaraciones tan repugnantes, me fui a la web de Open Arms y me hice socio (www.openarms.es/es). Un pequeño grano de arena puede evitar que el fondo del mar siga llenándose de muertos. Y luego pensé: si un líder político siembra odio, seguro que ese odio germina en algún lugar. Pero a veces, plantar odio provoca tal rechazo que solo brota amor. No siempre se recoge lo que se siembra.

Ante esa realidad, nos surgen unas dudas. En este blog pretendemos sembrar respeto a la naturaleza, a los paisajes y especialmente a todos los seres sintientes. ¿Estamos avanzando? ¿O estamos provocando ese tipo de rechazo que desencadena lo contrario de lo que pretendemos?

El mismo personaje que pide que se hunda un barco de socorro, sería el primero en esperar auxilio si su yate naufragara. Y no tengo duda ninguna de que los socorristas del Open Arms le ayudarían.

Por cierto, si quieres conocer la historia del nacimiento de Open Arms, te recomendamos ver la magnífica película de Marcel Barrena: Mediterráneo (2021) con Eduard Fernández, Dani Rovira y Anna Castillo. La tienes gratis para España en RTVE Play.

Rescatar vidas en el mar no debe ser una opción política, sino un deber humano; para que el Mediterráneo deje de ser un cementerio y se convierta en un puente de esperanza que nos recuerde que siempre podemos elegir entre la indiferencia y la compasión.

♦ Sobre amor, odio y migrantes:

El miedo a la deportación silencia a reporteros inmigrantes en Estados Unidos

16 Julio 2025 at 20:26
Por: Equipo PC
 Diego Fabian Parra Pabon en Pixabay

En Estados Unidos, periodistas extranjeros sin ciudadanía están optando por la autocensura como medida de protección ante un entorno político cada vez más hostil hacia la prensa y la inmigración. Así lo señala desde Poynter Angela Fu, al destacar cómo Reporteros con residencia legal —como titulares de la tarjeta verde (green card) o visados de trabajo— han empezado a eliminar huellas digitales, evitar coberturas sensibles y cancelar viajes por miedo a ser detenidos, deportados o perder sus permisos migratorios.

Uno de los casos más recientes es el del periodista salvadoreño Mario Guevara, detenido el 14 de junio por la policía del condado de Dekalb (Georgia) mientras cubría una protesta contra Trump. Según el Committee to Protect Journalists (CPJ), Guevara —con más de dos décadas de residencia legal en EE. UU.— fue posteriormente entregado a agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), lo que ha encendido las alarmas en la comunidad periodística. Aunque la Casa Blanca alegó que su detención fue por «obstrucción a la autoridad» y que se encontraba «ilegalmente en el país», su estatus migratorio estaba regularizado, según datos del CPJ.

Casos como el de Guevara han generado un efecto dominó entre otros informadores no ciudadanos, quienes han empezado a eliminar cuentas en redes sociales, borrar mensajes en sus dispositivos antes de cruzar fronteras o incluso publicar bajo seudónimos para evitar represalias.

Luz Mely Reyes, reconocida periodista venezolana y fundadora de Efecto Cocuyo, emigró a EE. UU. en busca de libertad de expresión. No obstante, ha confesado que hoy se autocensura más en suelo estadounidense que en su país de origen:

En Venezuela nunca me autocensuré. Aquí tengo que evitar ciertos temas porque siento que es peligroso para mi estatus migratorio.

De igual forma, la reportera mexicana Stephanie Ochoa Orozco, corresponsal en la Casa Blanca para Entravision, reveló que ha cancelado viajes dentro del país —incluido uno a Puerto Rico— y evita cualquier confrontación con la policía durante coberturas, por precaución. Tras descubrir que una oficina del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) había visualizado sus publicaciones en redes sociales, decidió extremar la vigilancia de su presencia digital.

El caso de Rümeysa Öztürk, estudiante turca de doctorado detenida por agentes del DHS tras coescribir un artículo de opinión sobre la guerra entre Israel y Hamás en su periódico universitario, sirvió como señal de alarma para otros periodistas internacionales. Un reportero europeo, que pidió anonimato, relató haber eliminado su nombre de varias publicaciones y reemplazado su firma por genéricos como “redacción” o alias ficticios, en historias que tocaban temas como inmigración o Palestina.

La situación también ha afectado a periodistas que trabajan para medios financiados por el gobierno estadounidense, como Voice of America o Radio Free Europe, muchos de los cuales se encuentran bajo amenaza de deportación tras despidos masivos. Varias de estas personas provienen de países donde ejercer el periodismo puede costar la libertad o la vida.

La periodista y fundadora de Conecta Arizona, Maritza Félix, explicó que su redacción ha debido implementar entrenamientos de seguridad similares a los utilizados en zonas de conflicto, incluyendo instrucciones como portar documentos migratorios o llevar el número de un abogado escrito en el brazo con rotulador permanente. Félix, naturalizada en noviembre pasado tras 18 años en EE. UU., aún toma precauciones antes de viajar, dejando contraseñas y documentos claves a su familia “por si acaso”.

“Vinieron aquí buscando libertad de prensa”, reflexiona Félix, “pero ahora temen que lo que los obligó a huir de sus países pueda volver a ocurrirles aquí”.

La entrada El miedo a la deportación silencia a reporteros inmigrantes en Estados Unidos aparece primero en Periodismo Ciudadano.

Personas o cosas

En Ébano, Ryszard Kapuściński relata sus viajes por África con una mirada lúcida y empática. La historia de Madame Diuf en un tren arranca sonrisas, pero pronto el tono cambia cuando el convoy atraviesa el barrio pobre de una ciudad, con grandes similitudes respecto a cualquier otra urbe del mundo, africana o no.

La guerra, la sequía, la pobreza o la verde esperanza en una vida mejor hacen que la gente emigre: del campo a la ciudad, de un país a otro… Lo ha hecho el ser humano desde que existe y no va a dejar de hacerlo. Y ahora se añade un factor que lo cambia todo. Podría ser la desbocada desigualdad, pero nos referimos a la crisis climática y sus inquietantes efectos.

Kapuściński se deja sorprender por los barrios apretados con personas desamparadas que dependen del azar y de la solidaridad, que solo tienen lo puesto y, a veces, es prestado. Estas personas no se quejan porque no tienen dónde hacerlo. Su única posesión de valor es su cuerpo. Entonces, este periodista y escritor reflexiona:

«Se vuelve cada vez más importante para el mundo la pregunta no de cómo alimentar a la humanidad —hay comida suficiente, a menudo solo se trata de organización y transporte—, sino de qué hacer con la gente. Qué hacer con la presencia en la Tierra de millones y millones de personas. Con su energía sin emplear. Con el potencial que llevan dentro y que nadie parece necesitar. ¿Qué lugar ocupa esa gente en la familia humana? ¿El de miembros de pleno derecho? ¿El de prójimos maltratados? ¿El de intrusos molestos?»

Estas preguntas resuenan con fuerza en un mundo marcado aún hoy por la exclusión. Hubo un tiempo en el que defendíamos limitar la población mundial. Ahora comprendemos que es mejor actuar de forma indirecta. Centrémonos en proteger los derechos de las personas más pobres, con especial atención a niñas y mujeres. Es esencial mejorar la educación, eliminar la discriminación y reducir la desigualdad.

Uno de los problemas más graves de la humanidad —la desigualdad explosiva— tiene, a la vez, mecanismos fáciles de solución. Se trata de limitar los enormes beneficios de unas élites económicas que son las principales responsables de los mayores desastres ambientales, amén de otras injusticias. No se trata solo de subir los impuestos a los mega-ricos y de eliminar sus paraísos fiscales. También hay que prohibir ciertas actividades de altísimo impacto ambiental que simbolizan el despilfarro extremo, tales como los jets privados, los megayates, las motos de agua, el turismo espacial y el antártico, los trofeos de caza exóticos, usar helicópteros para comprar el pan, o practicar deportes que deberían estar prohibidos.

Además, debemos asegurar que los beneficios del avance humano lo sean para la humanidad en general, y no solo —como ocurre a menudo— para quienes menos los necesitan. Algunos ejemplos de lo que deberíamos ir haciendo antes de que sea demasiado tarde son:

  • Reducir la jornada laboral y evitar las horas extras.
  • Aprobar una Renta Básica para mayores de edad
  • Aplicar una fiscalidad justa y verde con impuestos a robots y ordenadores industriales.
  • Valorar tareas ahora no remuneradas (como voluntariado, cuidado de niños o de mayores, etc.).
  • Controlar la deslocalización y el abuso de las multinacionales exigiendo el mismo comportamiento en todos los países en los que operen.
  • Adoptar prácticas agrícolas basadas en la agroecología
  • Reducir el consumo de carne y pescado, así como el presupuesto militar.

En todos estos asuntos, o bien avanzamos poco, o bien retrocedemos. Y mientras tanto, debemos recordar que emigrar es un derecho humano fundamental que debe ser respetado. Tener miedo a perder lo que tenemos es algo natural, pero no debemos permitir que ese temor derrote a nuestra empatía y solidaridad. Sin duda, todos podemos imaginar una situación en la que nosotros mismos querríamos hacer uso de ese derecho a emigrar para buscar un futuro mejor.

No hay soluciones simples, pero sí caminos adecuados. Actuemos con responsabilidad y coherencia, aunque el resultado no sea inmediato ni perfecto. Lo imperfecto siempre será mejor que lo inhumano.

♦ Sobre solidaridad y emigración:

blogsostenible

Personas o cosas

En Ébano, Ryszard Kapuściński relata sus viajes por África con una mirada lúcida y empática. La historia de Madame Diuf en un tren arranca sonrisas, pero pronto el tono cambia cuando el convoy atraviesa el barrio pobre de una ciudad, con grandes similitudes respecto a cualquier otra urbe del mundo, africana o no.

La guerra, la sequía, la pobreza o la verde esperanza en una vida mejor hacen que la gente emigre: del campo a la ciudad, de un país a otro… Lo ha hecho el ser humano desde que existe y no va a dejar de hacerlo. Y ahora se añade un factor que lo cambia todo. Podría ser la desbocada desigualdad, pero nos referimos a la crisis climática y sus inquietantes efectos.

Kapuściński se deja sorprender por los barrios apretados con personas desamparadas que dependen del azar y de la solidaridad, que solo tienen lo puesto y, a veces, es prestado. Estas personas no se quejan porque no tienen dónde hacerlo. Su única posesión de valor es su cuerpo. Entonces, este periodista y escritor reflexiona:

«Se vuelve cada vez más importante para el mundo la pregunta no de cómo alimentar a la humanidad —hay comida suficiente, a menudo solo se trata de organización y transporte—, sino de qué hacer con la gente. Qué hacer con la presencia en la Tierra de millones y millones de personas. Con su energía sin emplear. Con el potencial que llevan dentro y que nadie parece necesitar. ¿Qué lugar ocupa esa gente en la familia humana? ¿El de miembros de pleno derecho? ¿El de prójimos maltratados? ¿El de intrusos molestos?»

Estas preguntas resuenan con fuerza en un mundo marcado aún hoy por la exclusión. Hubo un tiempo en el que defendíamos limitar la población mundial. Ahora comprendemos que es mejor actuar de forma indirecta. Centrémonos en proteger los derechos de las personas más pobres, con especial atención a niñas y mujeres. Es esencial mejorar la educación, eliminar la discriminación y reducir la desigualdad.

Uno de los problemas más graves de la humanidad —la desigualdad explosiva— tiene, a la vez, mecanismos fáciles de solución. Se trata de limitar los enormes beneficios de unas élites económicas que son las principales responsables de los mayores desastres ambientales, amén de otras injusticias. No se trata solo de subir los impuestos a los mega-ricos y de eliminar sus paraísos fiscales. También hay que prohibir ciertas actividades de altísimo impacto ambiental que simbolizan el despilfarro extremo, tales como los jets privados, los megayates, las motos de agua, el turismo espacial y el antártico, los trofeos de caza exóticos, usar helicópteros para comprar el pan, o practicar deportes que deberían estar prohibidos.

Además, debemos asegurar que los beneficios del avance humano lo sean para la humanidad en general, y no solo —como ocurre a menudo— para quienes menos los necesitan. Algunos ejemplos de lo que deberíamos ir haciendo antes de que sea demasiado tarde son:

  • Reducir la jornada laboral y evitar las horas extras.
  • Aprobar una Renta Básica para mayores de edad
  • Aplicar una fiscalidad justa y verde con impuestos a robots y ordenadores industriales.
  • Valorar tareas ahora no remuneradas (como voluntariado, cuidado de niños o de mayores, etc.).
  • Controlar la deslocalización y el abuso de las multinacionales exigiendo el mismo comportamiento en todos los países en los que operen.
  • Adoptar prácticas agrícolas basadas en la agroecología
  • Reducir el consumo de carne y pescado, así como el presupuesto militar.

En todos estos asuntos, o bien avanzamos poco, o bien retrocedemos. Y mientras tanto, debemos recordar que emigrar es un derecho humano fundamental que debe ser respetado. Tener miedo a perder lo que tenemos es algo natural, pero no debemos permitir que ese temor derrote a nuestra empatía y solidaridad. Sin duda, todos podemos imaginar una situación en la que nosotros mismos querríamos hacer uso de ese derecho a emigrar para buscar un futuro mejor.

No hay soluciones simples, pero sí caminos adecuados. Actuemos con responsabilidad y coherencia, aunque el resultado no sea inmediato ni perfecto. Lo imperfecto siempre será mejor que lo inhumano.

♦ Sobre solidaridad y emigración:

El Colectivo de Migrantes Tinkuy denuncia el alarmante incremento de la violencia policial contra personas migrantes

31 Mayo 2025 at 05:09
Por: JDF

Desde el Colectivo de Migrantes Tinkuy queremos manifestar nuestra más profunda preocupación y repudio ante el creciente número de casos de violencia policial dirigida contra personas migrantes en el Estado español. En los últimos días, hemos sido testigos de dos episodios que evidencian un patrón de brutalidad injustificable y de sesgo racial y xenófobo por parte de las fuerzas del orden.

El primer caso ocurrió en Valencia, donde una mujer de nacionalidad colombiana fue violentamente agredida por agentes policiales en un claro uso excesivo de la fuerza. Pocos días después, en las Islas Canarias, un joven originario de Gambia fue asesinado tras recibir cinco disparos por parte de la policía, en un episodio cuya gravedad y carácter letal exige una explicación inmediata y exhaustiva. En el caso de Euskal Herria se hace patente la cada vez mayor agresividad de las fuerzas represivas en los controles aleatorios e indiscriminados en barrios con presencia migrante, tal es el caso de San Francisco en Bilbao.

Estos hechos no pueden entenderse de manera aislada. Se enmarcan en un contexto preocupante de creciente normalización de discursos de odio hacia la población migrante, promovidos y amplificados por sectores políticos de la derecha y la extrema derecha. Cuando estos discursos no solo quedan impunes, sino que se legitiman en el debate público, se genera un terreno fértil para que los abusos policiales y otras formas de violencia racista se perpetúen e intensifiquen.

Desde Tinkuy denunciamos que estos abusos no se habrían producido en las mismas condiciones si las víctimas no hubiesen sido personas migrantes o racializadas. Exigimos a las autoridades competentes una investigación rigurosa, transparente y con garantías sobre estos hechos, así como la identificación y sanción de los responsables materiales y políticos. No puede haber impunidad para quienes ejercen la violencia amparados por el uniforme del Estado.

Llamamos a la población migrante a organizarse, a unirse y a resistir colectivamente ante la violencia —sea esta física, institucional o simbólica— que enfrentamos a diario. Solo desde la organización y la solidaridad podremos frenar esta escalada de agresiones.

Del mismo modo, hacemos un llamamiento a toda la sociedad civil, movimientos sociales, sindicatos y organizaciones de derechos humanos a comprometerse activamente en la lucha contra el racismo institucional y el auge de los discursos fascistas. La violencia verbal se convierte en violencia física cuando se normaliza el odio desde las instituciones.

¡Ni una agresión más sin respuesta!
¡Basta de violencia policial!
¡Contra el racismo institucional, organización y lucha!

Ecologistas en Acción contra el incremento masivo del gasto militar y el régimen de guerra en la unión europea

🔫

No hay camino para la Paz, la Paz es el camino. No le demos al mundo armas contra nosotr@s, porque las utilizará.

Reafirmamos más que nunca nuestro rechazo a cualquier incremento del gasto militar, que perpetúa la lógica de la violencia como vía para resolver conflictos. En un momento de emergencia ecológica y social sin precedentes, es inaceptable malgastar recursos públicos en la industria armamentística en lugar de proteger el planeta y garantizar derechos fundamentales como la vivienda, la educación y la sanidad.

Ecologistas en Acción rechaza frontalmente la carrera armamentista desatada por la Unión Europea.

Como organización ecologista, social y pacifista, defendemos la vida y nos posicionamos radicalmente contra las guerras y el militarismo, que solo generan destrucción y sufrimiento.
https://www.ecologistasenaccion.org/335812/ecologistas-en-accion-contra-el-incremento-masivo-del-gasto-militar-y-el-regimen-de-guerra-en-la-union-europea/

A veces es bueno ver el mundo desde otra perspectiva.

Reafirmamos más que nunca nuestro rechazo a cualquier incremento del gasto militar, que perpetúa la lógica de la violencia como vía para resolver conflictos. En un momento de emergencia ecológica y social sin precedentes, es inaceptable malgastar recursos públicos en la industria armamentística en lugar de proteger el planeta y garantizar derechos fundamentales como la vivienda, la educación y la sanidad.

redantimilitarista

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Ecologistas en Acción contra el incremento masivo del gasto militar y el régimen de guerra en la unión europea

🔫

No hay camino para la Paz, la Paz es el camino. No le demos al mundo armas contra nosotr@s, porque las utilizará.

Reafirmamos más que nunca nuestro rechazo a cualquier incremento del gasto militar, que perpetúa la lógica de la violencia como vía para resolver conflictos. En un momento de emergencia ecológica y social sin precedentes, es inaceptable malgastar recursos públicos en la industria armamentística en lugar de proteger el planeta y garantizar derechos fundamentales como la vivienda, la educación y la sanidad.

Ecologistas en Acción rechaza frontalmente la carrera armamentista desatada por la Unión Europea.

Como organización ecologista, social y pacifista, defendemos la vida y nos posicionamos radicalmente contra las guerras y el militarismo, que solo generan destrucción y sufrimiento.
https://www.ecologistasenaccion.org/335812/ecologistas-en-accion-contra-el-incremento-masivo-del-gasto-militar-y-el-regimen-de-guerra-en-la-union-europea/

A veces es bueno ver el mundo desde otra perspectiva.

Reafirmamos más que nunca nuestro rechazo a cualquier incremento del gasto militar, que perpetúa la lógica de la violencia como vía para resolver conflictos. En un momento de emergencia ecológica y social sin precedentes, es inaceptable malgastar recursos públicos en la industria armamentística en lugar de proteger el planeta y garantizar derechos fundamentales como la vivienda, la educación y la sanidad.

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