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AnteayerSalida Principal

Guerra en el Caribe y el Pacífico: crímenes e impunidad de EEUU

30 Octubre 2025 at 09:53

Desde que a inicios de septiembre EEUU anunciara el bombardeo de una presunta narcolancha venezolana en aguas del Caribe, los ataques contra pequeñas embarcaciones se han sucedido y extendido hasta el Pacífico. Hasta el momento, son diez las barcazas atacadas por fuerzas estadounidenses con un saldo de 57 personas asesinadas de manera extrajudicial. Las víctimas son venezolanas, ecuatorianas, colombianas y trinitenses, algunas de ellas pescadores que habían salido a faenar en aguas territoriales, según relatan sus familiares. 

Sin embargo, el secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, se refiere constantemente a las víctimas como narcoterroristas, sin aportar pruebas, y asegura que los ataques cinéticos de su fuerza armada se han producido en aguas internacionales. En su mensaje del 28 de octubre en las redes sociales, en el que anunciaba el último bombardeo, “bajo la dirección del presidente Trump”, Hegseth llega a afirmar que “estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al Qaeda y recibirán el mismo trato”. 

Estas dos referencias son relevantes. Primero, porque mencionar el comando de Donald Trump detrás de los ataques establece una cadena de mando y una eventual responsabilidad penal frente a unos asesinatos extrajudiciales que podrían ser llevados ante la Corte Penal Internacional (CPI). Este escenario es improbable porque EEUU, después de haber firmado a regañadientes el Estatuto de Roma –instrumento que da lugar a la creación de la CPI– en diciembre de 2000 con la administración Clinton, decidió un mes después de su entrada en vigor, en junio de 2002, retirar su firma ya bajo el gobierno de George W. Bush. Sin embargo, como apunta el jurista ecuatoriano Jorge Paladines, los crímenes sí podrían ser perseguidos por la justicia de los países de las víctimas o por las cortes civiles y militares estadounidenses.

Segundo, el paralelismo con Al Qaeda no es casual. Además de retirar su firma del Estatuto de Roma, EEUU decidió blindar a sus funcionarios para que no pudieran ser procesados nunca por la CPI con una Ley de Protección del Personal de Servicio Estadounidense –ASPA por sus siglas en inglés– aprobada por el Senado en octubre de 2001, semanas después de los atentados del 11 de septiembre. La ASPA fue presentada por el senador republicano Jesse Helms bajo el argumento de que EEUU no podía permitir que sus tropas y oficiales fueran a ser juzgados por “una Corte ilegítima donde Estados Unidos no tiene veto” pues, siguiendo su lógica, nada podía interferir esta máxima: “El pueblo americano, el Gobierno americano y Dios; nada entre Dios y el Gobierno americano”. 

La lucha global contra el terrorismo de EEUU después del 11-S supuso un punto de inflexión a escala interna e internacional. Sirvió para suspender garantías en la política doméstica con la Patriot Act y justificar el uso de cualesquiera métodos, legales, ilegales o alegales, contra seres humanos extranjeros que fueron deshumanizados al convertirse en objetivos militares que, como los supuestos narcoterroristas hoy, deben ser “cazados y eliminados” en el Caribe y el Pacífico, en palabras de Hegseth.  

Ni respeto a la legalidad internacional, ni a la propia legalidad

Tal y como explica el primer fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo, en su libro Guerra o justicia. Hacia el fin de la impunidad, la estrategia militar de EEUU, basada en un “perímetro de ‘defensa’ global” que autojustifica sus acciones extrajudiciales y extraterritoriales por su capacidad de imponer su concepto de seguridad unilateral en todo el globo, choca con las instituciones judiciales independientes. Para que se entienda, EEUU está por encima de la arquitectura legal internacional porque tiene la capacidad de coerción suficiente para imponer su voluntad al resto de actores del sistema internacional y garantizar, así, la impunidad de sus crímenes.  

Como diría Dante Alighieri en su italiano antiguo a quienes entraban en el infierno, “Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate”. Traducido al román paladino y a la actual correlación de fuerzas del sistema internacional: no se hagan ilusiones. Ni EEUU como país, ni ninguno de sus funcionarios civiles o militares va a pagar por sus múltiples crímenes de guerra ante instancias judiciales internacionales. Tampoco es muy probable que lo hagan en cortes de terceros países pues esto implicaría la capacidad de las autoridades políticas de dichos países para ejercer la presión diplomática necesaria ante EEUU, así como la fortaleza de sus funcionarios de justicia para enfrentarse al poder estadounidense. Por lo pronto, el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, aliado de Donald Trump, ha declarado que se debe determinar primero si el ciudadano de su país superviviente a los ataques es inocente y si padeció un intento de asesinato por parte de la fuerza militar estadounidense.

Pero EEUU no sólo ignora o vulnera las leyes internacionales cuando no responden a sus intereses geoestratégicos, como la Historia del siglo XX y la más reciente del XXI atestigua, sino que también ignora su normativa legal cuando no le sirve para llevar a cabo sus objetivos en política exterior. Esto es lo que está sucediendo con los bombardeos en el Caribe y el Pacífico, como llevan semanas denunciando distintos congresistas ante la Cámara de Representantes y el Senado. Si no hay una declaración formal de guerra que faculte al presidente para iniciar sus ataques, el Gobierno de EEUU está operando, una vez más, en la más absoluta ilegalidad. Nada nuevo, como tampoco lo es la impunidad de sus crímenes. 

Según la propia legislación estadounidense, el Congreso es el único poder que puede declarar la guerra bajo el artículo I, sección 8, cláusula 11 de la Constitución de los Estados Unidos de América. Esto no ha sucedido. Además, los motivos usados por la actual administración para justificar su “defensa” se desvanecen ante la luz de sus propias leyes. Ni el tráfico ilegal de drogas supone “un ataque armado o un inminente ataque armado” a EEUU, por mucho que Donald Trump, Marco Rubio o Pete Hegseth traten de vincularlo con el narcoterrorismo, como tampoco la designación de un grupo como “organización terrorista extranjera” o como “terrorista global especialmente designado” faculta al presidente de Estados Unidos a usar fuerza militar contra sus miembros o cualesquiera Estado extranjero, en este caso Venezuela. Ni siquiera la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar de 2001 promulgada tras los atentados del 11-S ni la Autorización para el Uso de Fuerza Militar de 2002 contra Irak por el Congreso, lo permitiría, según la Resolución conjunta 51 presentada por Ilhan Omar y otros representantes demócratas ante la Cámara el pasado septiembre.

En este contexto, no es un dato menor que Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, la unidad que supervisa todas las acciones de EEUU en Suramérica, Centroamérica y el Caribe, anunciara a mediados de octubre el adelanto de su retiro, lo que se ha interpretado como un rechazo a la estrategia de ataques en el Caribe. 

Una guerra multifactorial dirigida al cambio de régimen en Venezuela, pero no sólo…  

Por lo demás, el crescendo de las últimas semanas tiene elementos que deberían hacer saltar las alarmas a toda la comunidad internacional, incluida aquí una Unión Europea que calla y ampara los crímenes de sus aliados. Los ataques en el Caribe, extendidos ya al Pacífico, se unen al anuncio de Trump de operaciones encubiertas de la CIA contra Venezuela, raramente publicitadas. Todo ello forma parte de una ofensiva que tiene por finalidad última el cambio de régimen en Venezuela a través de una operación de guerra psicológica que amenaza también con una intervención terrestre. Se confirme o no este último punto, que algunos exfuncionarios estadounidenses ponen en duda, lo cierto es que los sectores más recalcitrantes de la oposición venezolana ven cada día más cerca la “extracción” de Maduro y la llegada de la “libertad” a Venezuela de la mano de EEUU, sobre todo desde que a su líder, María Corina Machado, le otorgaron el Premio Nobel de la Paz

Nos encontramos en uno –más– de los momentos de máxima presión de una administración trumpista hacia Venezuela. Ahora con irradiaciones regionales a Colombia cuyo presidente, Gustavo Petro, ha sido incluido junto a su familia en la lista Clinton del Departamento del Tesoro, donde se incluyen a los objetivos sancionados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) por tráfico de drogas y blanqueo de capitales, en este caso después de denunciar Petro las acciones letales de EEUU. Esta decisión estadounidense muestra asimismo una escalada de confrontación entre ambos países tras la llegada de Petro al Gobierno del país que fuera durante décadas principal aliado de EEUU en Suramérica, proxy en su guerra contra Venezuela y el único Estado latinoamericano socio global de la OTAN desde 2017.

Marco Rubio está cumpliendo a rajatabla lo anunciado a inicios de su mandato cuando propuso incluir a los cárteles de la droga en la lista de “organizaciones terroristas extranjeras (FTO) y terroristas globales especialmente designados (SDGT)” y abrió la puerta a incluir a los Estados que no colaboraran en la lucha contra el narcotráfico a la lista de países patrocinadores del terrorismo. De aquí a la designación de Colombia como Estado patrocinador del terrorismo, y a su presidente como narcoterrorista equiparable a Nicolás Maduro, ya catalogado como tal por EEUU, sólo habría un paso. 

La segunda administración Trump está demostrando ser el auténtico peligro para la seguridad de sus vecinos hemisféricos y de todo el globo. Pero no nos engañemos, no estamos ante una situación causada sólo por el liderazgo tóxico de Donald Trump, ni por las decisiones de personajes como Marco Rubio y sus cuentas pendientes con el socialismo latinoamericano o por un Pete Hegseth hiperventilado. 

El mundo se enfrenta a una política imperial, con líneas de continuidad histórica pese la alternancia gubernamental y sus diferencias tácticas. EEUU es un imperio en declive que reacciona desaforadamente para recuperar influencia política, territorios para la expansión de sus empresas y, sobre todo, para apropiarse de los recursos imprescindibles en aras de mantener su posición hegemónica en un sistema internacional en transformación geopolítica, con una china que le pisa los talones, también en América Latina y el Caribe. Quizás EEUU tiene a la peor dirigencia para transitar esta coyuntura. O quizás, más bien, es esta crisis hegemónica la que ha llevado al pueblo estadounidense a votar por esa dirigencia. Sea como fuere, no sólo EEUU, Venezuela o Colombia se juegan su futuro en el Caribe y el Pacífico. También la humanidad. 

La entrada Guerra en el Caribe y el Pacífico: crímenes e impunidad de EEUU se publicó primero en lamarea.com.

Libertad: ¿libre mercado o sociedad libre?

12 Junio 2025 at 06:30

En América Latina se ha producido una exitosa apropiación del concepto “libertad” por parte de las derechas políticas y económicas. Con distintas variaciones como “libre mercado”, “libre empresa”, “economía libre” e incluso, muy recientemente, tras la ideología “libertaria” y al mismo tiempo “anarcocapitalista”, lo que se pretende sostener es que una economía basada en el mercado y la empresa privada es la expresión genuina de la libertad humana, en general. Con ese redondeo, sus seguidores e ideólogos juzgan al progresismo latinoamericano, al marxismo y a cualquier postulado de izquierda o socialista, como teorías contrarias a la “libertad”.

Pero la apropiación conceptual no es más que un recurso ideológico, ya que en nada se ajusta a las realidades históricas de la región. Aunque el término libertad es anterior al capitalismo, adquirió la connotación contemporánea asociada al mercado y la empresa, bajo las condiciones creadas por la primera revolución industrial. Tuvo su mayor expresión en los pensadores ilustrados del siglo XVIII y se consolidó con las revoluciones burguesas entre las que sobresalió la de Francia, en 1789.

El mismo pensamiento ilustrado se difundió en América Latina y permitió formulaciones propias, como la asociación entre libertad e independenciaanticolonial, que movilizó los procesos independentistas latinoamericanos a inicios del siglo XIX. Sin embargo, durante la época republicana y de edificación de los Estados nacionales, la “libertad” y sus connotaciones (libre mercado, etc.) tuvieron desarrollos contradictorios y hasta conflictivos. Liberales y radicales del siglo XIX asumieron representarlos auténticamente; pero expresaron, inevitablemente, a sectores modernizantes y a burguesías emergentes, que confrontaban contra el dominio terrateniente y las oligarquías agrarias y regionales. Se referían más al campo político y legal, a fin de consagrar los derechos individuales y las instituciones civiles, que finalmente se incorporaron en las Constituciones liberales desde mediados del siglo XIX. En lo económico, hablar de mercado libre o libre empresa no tuvo la fuerza que hoy tiene, aunque se asociaban a la teórica visión de los derechos individuales y de propiedad, además de orientarse, ante todo, a las relaciones de comercio internacionales.

No por ello la situación social cambió, pues si bien fue abolida la esclavitud, el sometimiento campesino, indígena y de los trabajadores a formas serviles y otras relaciones precapitalistas propias de los regímenes oligárquicos de la época, se mantuvo largo tiempo y en buena parte de los países hasta por lo menos mediados del siglo XX. La “libertad” no llegó. Por eso los desarrollismos de las décadas de 1960 y 1970 son los que realmente modernizaron a las sociedades latinoamericanas en su conjunto y afirmaron definitivamente las relaciones capitalistas, lo cual tampoco significa que la “libertad” se haya afianzado en la región que, de todos modos, pasó a ser la más inequitativa del mundo.

A partir de la Revolución Mexicana (1910) y particularmente de su Constitución de 1917, la libertad adquirió un carácter social de liberación: contra la pobreza, la explotación, el subdesarrollo. Con ese impulso, el desarrollo de las izquierdas latinoamericanas durante el siglo XX afirmó la lucha por la libertad como superación del capitalismo como sistema opresor del ser humano. Al mismo tiempo fue esclareciéndose que la libertad tiene dos concepciones distintas y en disputa para el tiempo presente. De un lado, la libertad y sus variantes económicas, tal como provienen de la ideología neoliberal y de la libertaria, se refieren al dominio empresarial privado, cuestionan al Estado y alientan la flexibilidad laboral, que implica recortar los derechos laborales históricamente alcanzados. Incluso, desde la perspectiva libertaria anarcocapitalista, el Estado, como órgano opresor y “ladrón” de recursos privados a través de impuestos, debe desaparecer. Desde estas filas parece olvidarse que en la historia latinoamericana no ha existido mercado “libre” y que, además, la empresa “libre” no ha generado bienestar social y ha acudido al Estado tantas veces cuantas ha sido necesario para obtener subsidios, descuentos, reordenamiento o alivio de deudas, supresión de impuestos, etc. El “corralito” en Argentina (2001) y el “feriado bancario” en Ecuador (1999) salvaron a banqueros corruptos, a costa de la sociedad y de los recursos estatales.

De otro lado, la “libertad” planteada desde las izquierdas no se agota en la liberación social, porque se comprende que, librada la sociedad de la dominación capitalista, el individuo puede ejercer, como no ocurrió antes, su plena libertad. Está claro, desde estas filas, que la libertad individual no debe ser confundida con la libertad de mercado o de empresa. Estas “libertades” económicas son las que tienen que sujetarse a las regulaciones del Estado y, ante todo, de la sociedad, para garantizar la efectiva libertad individual y no solo de las élites minoritarias del poder, que acumulan riqueza aprovechando del trabajo socialmente generado.

En última instancia, lo que desde esta otra óptica se plantea para un futuro diferente es no solo cuestionar el poder del Estado como órgano opresor, sino el poder del capital. Si se sigue a los libertarios anarcocapitalistas, al desaparecer el Estado solo queda la actividad privada que, en definitiva, se materializa en los “emprendimientos”, cuyo exponente central son las empresas que emplean trabajadores bajo una supuesta relación “libre” y voluntaria entre partes iguales. Si se sigue a las izquierdas latinoamericanas, es, finalmente, la abolición del poder opresor del capital el que asegurará la verdadera libertad del ser humano.

En esta contraposición de ideales, lo que en la vida efectiva sucede en la América Latina del presente es la contraposición entre dos “modelos” de economía: uno afincado en la libertad del mercado y la acción exclusiva de la empresa privada y otro que se construye con dificultades, entre avances y retrocesos, para lograr una economía de tipo social, en la cual el Estado cuente con fuertes ingresos, redistribuya la riqueza, imponga regulaciones y normas al sector privado, proteja los derechos laborales, sociales y ambientales, y multiplique la atención prioritaria en bienes y, sobre todo servicios (educación, salud, medicina, vivienda), para el bienestar de la población y su libertad social e individual frente al poder del capital.

Este contraste de caminos tiene experiencias históricas demostrables bien sea con los gobernantes neoliberales y empresariales o bien con los gobiernos progresistas. En la actualidad, México está a la vanguardia en la edificación de una sociedad con economía social; mientras en Argentina se afectan seriamente las condiciones de vida y trabajo de la población y en Ecuador la sucesión de tres gobiernos empresariales desde 2017 ha institucionalizado la segunda época plutocrática en la historia del país, en la cual reviven viejas condiciones del subdesarrollo y dominio oligárquico, en medio de una inseguridad ciudadana inédita. América Latina sigue en disputa por la libertad: del individuo y la sociedad, en un extremo, o del mercado y las empresas, en el otro.

Blog del autor: Historia y Presente
www.historiaypresente.com

Latinoamérica debe brindar apoyo humanitario y alimentos a Gaza

6 Junio 2025 at 06:30

El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, anunció que su gobierno está evaluando el envío de alimentos a la población palestina de Gaza para brindar apoyo humanitario real y efectivo, propuesta que tendría mayor repercusión si fuera compartida por todos los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Entre los productos considerados por Orsi están la leche en polvo y el arroz, y se busca asegurar que la ayuda llegue correctamente a su destino. El presidente uruguayo subrayó que lo que Gaza necesita no son solo anuncios, sino acciones concretas que alivien la crisis humanitaria creciente por los bombardeos constantes de la ocupación israelí.

La iniciativa uruguaya podría dirigirse a la presidencia protempore de la CELAC (hoy Colombia), fundando con argumentos sólidos la propuesta de una acción conjunta  solidaria humanitaria elemental  ante la  destrucción  y la situación de  ghetto con inanición salvaje.

Uruguay dio el primer paso. El desafío es trabajar por una posición común latinoamericana en la reunión en la Asamblea General de Naciones Unidas el 18 de junio para impedir que los gazatíes no sigan muriendo por los bombardeos y masacres, sino también por hambre. 

Demás está decir que la crisis humanitaria en Gaza, marcada por la extrema inseguridad alimentaria y el riesgo de hambruna, ha generado preocupación en nuestra región. La ONU declara que toda la población de Gaza (2,2 millones de personas) se enfrenta a niveles de inseguridad alimentaria graves y que el 100% de la población está en riesgo de hambruna. 

Se estima que 470.000 personas en Gaza están en situación de hambruna catastrófica (fase 5 del CIF) y toda la población sufre inseguridad alimentaria aguda.  El bloqueo israelí a la entrada de ayuda humanitaria y la escasez de alimentos han exacerbado la crisis. 

Los discursos y comunicados no alcanzan, no detienen la hambruna: Es hora de demostrar en los hechos y no sólo en los discursos  la característica solidaria de .los pueblos latinoamericanos y caribeños.

Se comprende que entre los países de la región hay  posiciones distintas sobre los motivos/responsabilidades de conflictos internacionales, pero de lo que se trata es de una prioridad superior, y además enormemente urgente. La región, gran productora de alimentos para el mundo, no debiera ser indiferente en nombre de posicionamientos.

Y si acaso hubiera países de la región que plantearan no sumarse a la ayuda humanitaria, por su proclamación de lealtad incondicional a Israel. tendrían  derecho a no hacerlo ya que CELAC es una instancia  voluntaria de acuerdos no compulsivos.

La convocatoria a un posicionamiento común de la CELAC no debiera ser inhibido  porque «el problema de  Palestina y de Gaza es muy complejo» que sin dudas lo es, sino por razón humanitaria elemental mucho más significativa  y prioritaria. Impulsar una acción común elemental unitaria de la CELAC ayudaría a avanzar concretamente, y no solo discursivamente, en la perspectiva aspirada de integración regional.

Orsi se distanció de la declaración del Frente Amplio, que calificó de genocidio la situación en Gaza, señalando que esa es la postura de una fuerza política (la suya), pero condenó la escalada de violencia y enfatizó la importancia de evitar discursos que solo compitan en intensidad, insistiendo en la necesidad de soluciones prácticas para la población afectada.

El canciller uruguayo Mario Lubetkin también expresó la solidaridad del gobierno uruguayo con la población palestina y pidió un cese inmediato al fuego, defendiendo la existencia de dos Estados como camino hacia una paz duradera. En paralelo, la embajada de Israel en Uruguay criticó al Frente Amplio por su postura, responsabilizando a Hamás del conflicto.

*Cuerpo de redactores, analistas y corresponsales del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

La multilateralidad como oxígeno en Latinoamérica

6 Junio 2025 at 06:10

Estados Unidos se ha caracterizado, desde su nacimiento, en impulsar una política exterior destinada a concretar y hacer efectiva su visión y conducta de un supuesto Destino Manifiesto. Sobre todo, en el siglo XIX, época de dominio e influencia sobre el continente americano, bajo la consigna derivada de la Doctrina Monroe (1)

Una escuela de pensamiento determinada en esa máxima colonial de “América para los americanos” que, en esencia, implicaba el apropiarse incluso del nombre y dominar el conjunto del continente americano. Esto, en función de los intereses políticos, económicos y hasta ideológico de Estados Unidos. Presentada públicamente por el quinto presidente de Estados Unidos James Monroe, pero cuyo autor intelectual fue su secretario de Estado John Quincy Adams quien sería, posteriormente, el sexto presidente estadounidense

Estados Unidos representa desde aquella época, un peligro para las relaciones internacionales y sobre todo cuando la referencia son los pueblos de Latinoamérica, concretando en nuestra región la mencionada concepción hegemónica que ha determinado, hasta este siglo XXI, la forma de entender los vínculos que Washington exige tener con los países al sur del Río Bravo. En esta zona del mundo se han concretado ciertas concepciones, que han explicitado una particular forma de entender los vínculos que la sociedad estadounidense y sus administraciones de gobierno sostienen, debe ser los que hay que llevar a cabo, aunque ello signifique un dominio inaceptable.

La escuela política que signa la esencia imperialista de Estados Unidos, entendida como una traza de impedir el dominio europeo y signar la preeminencia de esa “América” (es decir Estados Unidos) de lo que consideraban su patio trasero. Ese motor de señorío se expresará en la de la denominada Unión Internacional de las Repúblicas Americanas (UIRA) en la Conferencia Internacional Panamericana celebrada entre 1889 y 1890 en Washington, la capital estadounidense. Esa UIRA se convertirá en que pasa a llamarse la Unión Panamericana el año 1910, precursora de la actual Organización de Estados Americanos (OEA)

La OEA se funda el 30 de abril de 1948 con el objetivo de ser un foro político para la toma de decisiones, el diálogo multilateral y la integración de los países americanos. Eso en evidente teoría pues, la OEA se convertirá en el ministerio de las colonias de Estados Unidos (2) que tendrán en la mencionada ciudad de Washington la oficina de su secretaria general. Una institución que, hasta el día de hoy ha servido para los fines de presiones, desestabilización y obediencia a las líneas de política exterior de Estados Unidos y, al mismo tiempo, contender contra las intenciones de otros países extra americanos que desean tener relevancia en el continente, a través de mecanismos de intercambio político y comercial, preferentemente.

Para lo mencionado se ha utilizado, no sólo a la OEA, sino también a la hoy alicaída Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA) y múltiples agencias públicas y privadas, destinadas a desequilibrar el orden político de los países, generar invasiones, golpes de estado, comprar conciencias y voluntades, que es lo que suele estilarse cuando hablamos de Estados Unidos y los suyos: casta política de nuestros países, grupos empresariales, medios de comunicación entre otros.

Hacia la Multilateralidad

En los últimos 25 años, la política exterior impulsada por la República Popular China y la Federación Rusa, fundamentalmente, ha ido cambiando el rumbo del desequilibrio del poder imperante. Estas potencias, en materia de expandir sus relaciones políticas y económicas, no sólo en Latinoamérica, sino que, en el conjunto del mundo, van en la dirección correcta. En la idea de promover y concretar una necesaria reforma de la gobernanza global, que refleje mejor los intereses de todos los países. 

Eso lo sabe y resiente Estados Unidos, que a todas luces desea que esa vieja doctrina monroista vuelva a florecer y no perezca bajo el ímpetu renovador, vigoroso y justo de hacer un mundo multilateral y no seguir esta vía de unipolaridad que ha intensificado la brecha entre nuestros países y aquellos que poseen gran parte de los beneficios de las riquezas que proporciona el mundo.

En un artículo referido a esta idea de dominio a la baja de Estados Unidos señalé (3) “La caída de la ex URSS y la conformación de un Nuevo Orden Mundial, a partir del año 1991 concretó ese trabajo hegemónico de Estados Unidos, atizado por el sometimiento de una Europa constituida en el nuevo patio trasero de Washington, el control de vastas zonas del planeta…ricas en petróleo, gas y rutas marítimas. Indispensables para el comercio mundial y esa pretensión que el modelo neoliberal fuera la única divinidad posible de venerar…Sin embargo, poco a poco dos países y su política de encabezar una nueva visión y práctica en múltiples planos: militar, económico, financiero, en materia de relaciones internacionales multilaterales, ha ido cambiando esa hegemonía occidental: La República Popular China y la Federación de Rusia. Hoy, tras esos interminables años, el viraje de ese dominio es incuestionable”

El mundo muta, va en camino inexorable a la multilateralidad. Esto a pesar de los manotazos de ahogado de Estados Unidos y los suyos. La globalización neoliberal tiene fuerza aún y se requiere que, ese bloque de países que trabajan por cambiar el rumbo de dominio occidental debe intensificar su labor, que termine de dar un golpe de gracia a una manera de llevar adelante las relaciones internacionales, en provecho de un grupo reducido de países.

Los BRICS son un camino, al igual que la Organización de Cooperación de Shanghái, bloques regionales que a pesar de sus dificultades han mostrado caminos de cierta independencia de los centros de dominio como MERCOSUR en el sur del continente americano. Estados Unidos a través de la segunda administración de Donald Trump trata de restablecer el viejo sistema y ello implica tratar de sojuzgar a los países del Sur Global y ello obliga a los países latinoamericanos, a seguir ejemplos como los estados del Sahel africano (Mali, Níger, Burkina Faso) de apostar por la independencia, deshacerse de las ataduras neocoloniales.

Latinoamérica efectivamente trabaja por búsqueda de alternativas de autodeterminación. Entre el 7 al 10 de abril de este 2025, en la ciudad de Sao Paulo en Brasil, se llevó a cabo el encuentro internacional denominado “Dilemas de la Humanidad: Perspectivas para la Transformación Social». Valiosísimo ejercicio de difusión y organización, que reunió a líderes políticos, intelectuales y movimientos populares para debatir “soluciones económicas y sociales concretas frente a las crisis generadas por el capitalismo y el neoliberalismo. Búsqueda de soluciones, pero también reflexionar sobre sus experiencias en la formulación de políticas públicas y en la gestión de gobierno” (4)

Este tipo de encuentros permiten influir en las administraciones de gobierno, amplificar un discurso de cambio en nuestras sociedades que den cuenta, por ejemplo que aquellos que hablan de liberalización del comercio internacional, son los mayores proteccionistas y cuando se ven constreñidos en su afanes de dominio establecen alzar arancelarias, políticas de sanciones, bloqueos, embargos que implican, por ejemplo, el impedir que ciertos países sean parte del sistema de transferencias bancarias. De esa manera limitan el acceso al comercio internacional, que es exactamente lo que hace estados Unidos y Europa como herramientas de guerra económica.

Tenemos, como países, la necesidad de buscar mercados que favorezcan a nuestras sociedades crear alianzas zonales que, unidas a acuerdo más amplios unan los recursos del “Sur Global” (5) acompañado de una clara concordancia política económica. Nuestros países, miembros de este núcleo de recreación conceptual, con sus propias dinámicas y problemas, requiere alternativas. Establecer proyectos de inversión innovadores, establecer bancos regionales que vinculen nuestras economías con instituciones financieras más globales como es el creado por los BRICS (4) denominado Nuevo Banco de Desarrollo. Esto, junto al Acuerdo de Reservas Contingentes que supere las limitaciones del Banco Mundial como del Fondo Monetario Internacional dominados por Occidente.

América Invertida. Dibujo del uruguayo Joaquín Torres-García en 1943.

El unificar acuerdos comerciales regionales, como también políticos, por tanto, alejados de esa noción errada de la teoría de las cuerdas separadas (5) Con institutos más integrales, los países del “Sur Global” pueden comenzar a concretar gestiones propias, de beneficio y de gran autoridad. De esta manera se puede contender con una Organización Mundial de Comercio (OMC) más útil a las políticas de las potencias occidentales, que a los beneficios de la gran mayoría de los pueblos.   

Repensar y construir un mundo distinto requiere reforzar decisiones políticas y económicas más globales, inclusivas, como es el caso de los BRICS, que puede y debe desempeñar un papel clave, central, dinamizador de construir una arquitectura financiera, política y hasta cultural distinta, que permita retar la hegemonía del dólar y con ello avanzar hacia la desdolarización de nuestras economías. El reemplazo del sistema SWIFT (6) sistema financiero de las potencias hegemónicas, permitirá evitar la influencia nefasta a la políticas sancionatorias, violentas, ilegales que se impulsan contra países como China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Venezuela, Cuba, entre otros.

En Latinoamérica la situación de Brasil, como barómetro de los cambios necesarios despierta interés entre los partidarios de la multilateralidad (recordemos que Brasil es miembro fundador d ellos BRICS) ya aquellos que como Trump ven en el mandatario brasileño un escollo en sus afanes de mantener cierto dominio en lo que sigue considerando “su territorio exclusivo”. No en vano las primeras opiniones y decisiones respecto a dos grandes del continente como México y Brasil fueron en extremo duras: temas migratorios y arancelarios con México, incluyendo el tema drogas.

Y, en el caso de Brasil – país en el cual las simpatías de Trump están con el bolsonarismo y no con Lula, que ha criticado con firmeza los afanes hegemónicos de Trump, la prepotencia del mandatario estadounidense es incuestionable. Consultado respecto a la relación con el gigante sudamericano y Latinoamérica en general, el blondo multimillonario fue tajante “La relación estará bien, pero nosotros no los necesitamos, ellos nos necesitan más a nosotros. Todos nos necesitan» (7). Para Trump, el presidente Lula da Silva, en el Palacio de Planalto (sede del poder ejecutivo​ del Gobierno Federal brasileño) es un escollo que requiere ser removido y no cabe duda de que, para las próximas elecciones el papel de injerencia de Washington será de enorme magnitud.

El actual estado de desequilibrios, de amenazas arancelarias, de imposición de políticas de máxima presión contra una parte d ela humanidad llevadas a cabo por una administración estadounidense, que es contradictoria, ambivalente y con ello peligrosísima para la supervivencia de la humanidad. Una realidad que demanda modificaciones estructurales en amplios campos. Avanzar en dirección contraria a este mundo unipolar agonizante, nefasto, insoportable. Tenemos la necesidad y la voluntad de avanzar en alianzas regionales y hasta globales, que impulsen un Nuevo Orden Mundial.

Notas:

  1. Un evangelio político diseñado por el país del norte bajo la creación intelectual de John Quincy Adams y atribuida erróneamente al quinto presidente de los Estados Unidos James Monroe cuando éste la presentó en el Discurso ante el Congreso el año 1823. Una Doctrina, que en esencia proclamaba a Estados Unidos como líder de la oposición de los países americanos a la amenaza de la posible restauración monárquica en Europa y la llamada Santa Alianza tras las guerras napoleónicas y el temor que pretendieran recuperar algunas posesiones en América. La idea de “América para los americanos” como oposición al colonialismo, se transformó en América para los estadounidenses – que incluso tomaron para sí el nombre de América – expresando de ese modo su verdadero objetivo: transformar a los países del sur en su patio trasero, países dependientes de Estados Unidos, en todos los planos: económico, militar, político y hasta cultural. América no es Estados Unidos y un acto de soberanía y de exigencia a quienes se refieran a Estados Unidos es dejar de mencionarlos con nuestra denominación. América es Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica, pero no Estados Unidos. Un acto de independencia cultural comienza por este sencillo paso de autodeterminación. https://www.elciudadano.com/columnas/que-se-entienda-de-una-vez-america-de-los-americanos/11/08/
  2. La frase «Ministerio de las Colonias» en referencia a la OEA es creación del fallecido líder d ela revolución cubana, Fidel Castro quien la usó el año 1962, tras la decisión de este organismo regional dominado por Estados unidos de expulsar a Cuba de su seno con la afirmación que “los principios del comunismo son incompatibles con los principios del sistema interamericano
  3. https://www.elciudadano.com/columnas/washington-y-la-perdida-del-poder-hegemonico/07/10/
  4. El objetivo de Dilemas de la Humanidad, que celebra su cuarta edición, es que los participantes puedan debatir y proponer soluciones económicas y sociales concretas a las diversas crisis provocadas por el capitalismo y el neoliberalismo en todo el mundo, así como emprender acciones para combatir el hambre, las desigualdades sociales y la crisis medioambiental. https://dilemmasofhumanity.org/es
  5. El «Sur Global» aparece, así como una etiqueta a la vez múltiple y neutra para designar a Estados históricamente relegados a los márgenes del orden mundial. En 1926, en un ensayo titulado Alcuni temi della questione meridionale, el comunista y teórico revolucionario italiano Antonio Gramsci utilizó el término para referirse a las desigualdades entre el norte y el sur de Italia. Al hacerlo, según Garland Mahler, Gramsci aplicó un marco político que más tarde sirvió de base para la teorización del Sur en el Norte: «una geografía desterritorializada de las externalidades del capitalismo … para dar cuenta de los pueblos subyugados dentro de las fronteras de los países más ricos, de modo que hay Sur en el Norte geográfico y Norte en el Sur geográfico».

El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el Acuerdo de Reservas Contingentes (CRA) del grupo buscan imitar y superar al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI), respectivamente. Los miembros del BRICS esperan que las instituciones de crédito alternativas puedan dinamizar la cooperación Sur-Sur y reducir la dependencia de las fuentes de financiación tradicionales. “según Kloß, una de las razones por las que se añadió el adjetivo «global» a «Sur» fue «para subrayar que el concepto no debe entenderse como una mera clasificación geográfica del mundo, sino como una referencia a las relaciones de poder globales desiguales, al imperialismo y al neocolonialismo.  https://legrandcontinent.eu/es/2023/10/20/que-es-el-sur-global/

  • El sistema SWIFT es una cooperativa formada por una serie de partes interesadas que participan activamente. Como organización, SWIFT está controlada por los bancos centrales de Bélgica, Francia, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Italia, Países Bajos, Suecia, Suiza, Japón y el Reino Unido. es una red de mensajería financiera que conecta bancos y otras instituciones financieras en todo el mundo. Permite la comunicación segura y estandarizada de mensajes financieros, como instrucciones de pago, para transferencias internacionales.
  • https://www.lapoliticaonline.com/internacionales/trump-anticipa-tensiones-con-lula-no-necesitamos-a-brasil-ellos-nos-necesitan/

Paradojas de un Estado perverso

30 Mayo 2025 at 10:19
Por: JDF

Porque son obligados por la mita republicana. Su situación particular, es resultado de la macro situación en la que están envueltos involuntariamente. Están segregados por la presión estructural del sistema que nos rige. Este, les ha dado esa ubicación en el orden establecido y los ha condenado a cumplir ese papel, bajo pena de mayor suplicio. El delito: ser pobres. Tras la segregación estructural, se les dice que son ilegales por que se salen de ese orden que, favorece a las corporaciones extranjeras cuya legalidad se sustenta en el pago de sobornos a la extorsión burocrática.

Pero, este desborde social es precisamente consecuencia del orden establecido que, de manera desigual distribuye las condiciones de vida, para cada sector social. Ellos, no pidieron estar en el eslabón primario de explotación humana en la cadena minera. Irónicamente, todas las voces, les culpan de una situación creada por el sistema y no por ellos. Paradójicamente, se culpa a las víctimas y no a los victimarios. Hasta los partidos políticos que buscan el voto del pueblo, están contra la minería “ilegal” y piden abusivamente, el cierre del Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo) para eliminarlos. El orden establecido les hace pensar y actuar al revés.

A diferencia de la mita colonial en la que, un miembro de la familia cumplía la cuota obligatoria; la mita republicana involucra a toda la familia que, tiene que pagar culpas de un poder que les es ajeno. No hay un plan de desarrollo nacional equilibrado que compense los desequilibrios estructurales. Se hace el daño social, pero no hay indemnización. Si la pobreza es por culpa del sistema, ¿Por qué los administradores gozan de impunidad?

Si no se desarrolla la industrialización rural que, absorba la mano de obra creciente, no queda otra que huir migrando a lugares donde hay oportunidades de empleo. Si no se puede, existe la alternativa de la minería artesanal, como salida a la desesperación económica. Otros migran a la selva para hacerse de un terreno propio y sembrar coca, para el narcotráfico, a precios altamente rentables, ya que la papa y otros cultivos no son rentables.

Los mineros informales, son campesinos, mayormente, de zonas andinas que optan por la minería porque es lo que está más a la mano, sin descuidar la chacra ni a los animales caseros. La población rural sigue aumentando en número, aunque en porcentaje la migración ha hecho crecer la población urbana desproporcionadamente. Pero el desequilibrio entre el campo y la ciudad es cada día mayor como consecuencia del desbalance estructural. Todo desequilibrio es dañino. El siguiente cuadro oficial y gráfico demuestra lo dicho.

Como verán, una situación arrastra en cadena a otras situaciones relacionadas. Según el INEI, hay regiones departamentales en la que desde los 12 años la población emigrante Indígena u originaria de los Andes, supera el 55% de la migración total regional (Puno 70%, Apurímac 59,4%, Cusco 59,4%, Huancavelica 57,9% y Ayacucho 56,9%).

¿Y por qué, las zonas tradicionalmente mineras, en las que, durante siglos, los extranjeros han extraído y llevado oro, cobre, plata y otros metales, son precisamente las de mayor pobreza en el Perú? No solo es el caso de Cajamarca, que encabeza la lista de pobreza, con mendigos en las calles. También están, Pasco y Huancavelica, regiones mineras desde la colonia. ¿No es esto, una paradoja inaceptable? Callar nos hace cómplices de esta injusticia social.

Estos datos son importantes para determinar la población objetivo en el accionar electoral y para el diseño de los proyectos de desarrollo nacional y plan de gobierno popular. Tenemos que acabar con tanta injusticia social impune, resolviendo los desequilibrios estructurales del modelo obsoleto. Una alternativa podría ser cooperativizar de oficio, la pequeña minería, agrupándola en empresas cooperativas y sociedades anónimas de accionariado igualitario.

Un banco cooperativo para financiar los proyectos empresariales que cubran toda la cadena económica, desde la producción primaria, hasta la venta final, eliminando intermediarios en la comercialización y procesamiento, sería de gran ayuda. Se trata de capitalizar a la pequeña minería y acumular con equidad. La empresa de los trabajadores mineros acabaría con la explotación obrera al servicio de capitales foráneos. Paralelamente, se evitaría la fuga de la riqueza que empodera a nuestros depredadores extranjeros.

Del debate de propuestas como esta, pueden surgir mejores ideas. Lo importantes es generar iniciativas factibles. ¿Se animan a decir algo?

Blog del autor: https://republicaequitativa.wordpress.com/

Desprecio y castigo, la política de Trump para América Latina y el Caribe

30 Mayo 2025 at 06:20

En los primeros tiempos de éste, su segundo gobierno, Donald Trump va desplegando una política despreciativa y punitiva hacia América Latina y el Caribe, profundizando una lógica de hostigamiento, basada en sanciones, deportaciones masivas, amenazas de anexión territorial, aplicación de aranceles y recortes de ayuda a quienes no se alineen directamente a su gestión.

Uno de los pilares de la campaña presidencial de Donald Trump durante 2024 fue su cruzada contra los millones de inmigrantes ilegales del país. Prometió llevar adelante la mayor operación de deportación masiva en la historia del país, con un millón de personas deportadas por año. Y lo va cumpliendo.

Un cambio profundo, ya que su antecesor, Joe Biden había puesto atención a Latinoamérica sin hacerla su prioridad y había designado a su vicepresidenta, Kamala Harris, como la encargada de gestionar las causas de la migración desde el llamado Triángulo Norte (conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador), aunque sin mayores logros. Durante su mandato, Biden, sin tanta alharaca como su sucesor, logró el récord de más de cuatro millones de deportados.

La meta de Trump es controlar la frontera con una alta tecnologización; utilizar la amenaza de subas de aranceles a los países que no quieran aceptar deportaciones o que no colaboren para frenar el camino de los migrantes y tercerizar la detención de los deportados (en Guantánamo u otras prisiones como la Cecot salvadoreña). Asimismo, dispuso la interrupción de las solicitudes de asilo por cuatro meses.

En su semana inaugural, Trump se enfrentó a su homólogo de Colombia, Gustavo Petro, por las deportaciones de migrantes. En la segunda, atacó la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, por el control de la frontera . En su gira centroamericana Marco Rubio, logró acuerdos con El Salvador y Guatemala para acelerar deportaciones desde el norte.

Con respecto a México, las mayores tensiones se dieron cuando Trump dijo que iba a imponer aranceles del 25% a los productos mexicanos a partir del primero de febrero. Pero, luego de dialogar con la presidenta mexicana, esa suba arancelaria fue pausada durante treinta días, a cambio de que México desplegara diez mil efectivos en la frontera para controlar la migración y el tráfico de fentanilo.

Con respecto a Venezuela, parece haber un cambio en el posicionamiento estadounidense y del propio Trump. En su anterior gobierno había reconocido a Juan Guaidó como “Presidente encargado”. Ahora, la postura tiende a ser más pragmática. Sin reconocer oficialmente al gobierno de Nicolás Maduro, se han entablado algunas negociaciones y conversaciones. El enviado especial de EEUU, Richard Grenell, negoció la liberación de ocho ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela a cambio de recibir deportados en su país.

Otro aspecto relevante de la relación de Trump con América Latina es el acercamiento a presidentes ultraderechistas que adulan su figura y su construcción política. A Nayib Bukele, presidente de El Salvador, la gira del secretario de Estados Marco Rubio le sirvió para acercar posiciones con el presidente estadounidense, a quien le ofreció la famosa “megacárcel” de su país para recibir deportados.

Por otro lado, el libertario presidente argentino Javier Milei, es probablemente el jefe de Estado de mayor seguidismo a las posturas de Trump hacia la región. A sus participaciones en los encuentros de la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora) y a sus votos en las resoluciones de Naciones Unidas, se le sumó la propuesta para buscar un Tratado de Libre Comercio de Argentina con Estados Unidos (lo que podría significar romper vínculos con sus socios del Mercosur).

Otro gobernante apurado por mejorar los vínculos con Trump es Daniel Noboa, presidente de Ecuador. Una muestra es la aplicación de aranceles por parte de Ecuador a productos mexicanos, en un 27%.

Noboa ha propuesto el año pasado reabrir la base militar que Estados Unidos operaba en la ciudad de Manta (cerrada en 2009 por el entonces mandatario Rafael Correa), así como también acercar vínculos con grupos estadounidenses con el pretexto de la necesidad de colaboración para enfrentar el aumento de la violencia criminal en el país en los últimos años (incluso contratando a los mercenarios de Blackwater).

Trump intentó apoderarse del Canal de Panamá e incluso ordenó cambiar el nombre del Golfo de México. En Panamá, Theodore Roosevelt firmó un tratado para la obra del Canal, que costó 375 millones de dólares y tomó alrededor de diez años para completarse.

Estados Unidos lo controló hasta 1977, cuando por un acuerdo entre Jimmy Carter y Omar Torrijos ordenó la devolución de la jurisdicción del Canal al país centroamericano de manera gradual, hasta completarla en 1999. Este acuerdo incluyó una cláusula de neutralidad en su operación. En este punto Trump se basó para denunciar el manejo chino del canal.

A lo largo de los últimos dos siglos la relación entre Estados Unidos y los países latinoamericanos ha tenido idas y venidas en diferentes contextos. Partiendo de la declaración conocida como “Doctrina Monroe”, enunciada en 1823 por el entonces presidente James Monroe y la frase “América para los americanos” tuvo como finalidad combatir cualquier tipo de injerencia extracontinental en América.

Una vez concluida la Guerra Fría, el Consenso de Washington marcó la última década del siglo XX y las políticas neoliberales de apertura económica, desregulación de los mercados, privatización de empresas públicas, entre otras medidas, se propagaron por toda la región.

A comienzos del siglo XXI la relación tuvo diferentes momentos. El “No al ALCA” en noviembre de 2005 marcó un freno al proyecto para la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas. Durante la segunda presidencia de Barack Obama se tendieron algunos puentes: fue el primer presidente estadounidense en visitar Cuba desde la Revolución, pero eso sólo fue un cambjo simbólico.

La primera presidencia de Trump no tuvo el foco puesto en América Latina, pero se destacó una política activa de presión y sanciones contra el gobierno venezolano. La política exterior de Trump se concentró sobre todo en su región más próxima, es decir, en México y América Central, a través de la renovación del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés), rebautizado como T-Mec, así la asistencia sanitaria hacia los países centroamericanos en el contexto de la pandemia de Covid-19. Los países suramericanos no obtuvieron una especial atención durante este período.

Joe Biden intentó recapitular la relación con una Cumbre de las Américas en 2022, pero no tuvo éxito por la negativa a participar de varios mandatarios latinoamericanos. Allí anunció la creación de la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas (APEA), como un programa para fomentar inversiones en la región, buscando generar un contrapeso geopolítico al avance chino.

Y, ahora, el segundo gobierno de Donald Trump parece decidido a volver a pisar fuerte en la región latinoamericana, por su preocupación por la relación de China con los países de la región, el drama migratorio y la influencia hemisférica, centrado en su poder blando.

El corredor bioceánico y la amenaza de etnocidio de los totobiegosodes

30 Mayo 2025 at 05:21
Por: JDF

Paraguay y Brasil se preparan para inaugurar el Corredor Bioceánico, una megaobra que unirá el océano Atlántico con el Pacifico a través del Chaco paraguayo. La vía en una gran parte cruza por la Reserva de Biosfera del Chaco, una superficie de casi 8 millones de hectáreas, que por su riqueza biológica fue declarada área silvestre protegida por la UNESCO. El Chaco, es una región ecológicamente muy frágil, y cualquier intervención en su entorno puede derivar en catástrofes ambientales, tal como están sucediendo con los incendios forestales últimamente.

Actualmente los productores brasileños utilizan los puertos del Atlántico y bordeando el continente salen al océano Pacífico para llegar al mercado asiático, haciendo un recorrido de miles de kilómetros. La nueva ruta les permitirá ahorrar unos 10.000 kilómetros para llegar al continente asiático, de ahí su importancia estratégica para el Brasil.

Se estima que en la primera etapa, 3.000 camiones provenientes del Brasil cruzarán diariamente por el Chaco, con todas las consecuencias que puede significar para un territorio históricamente apacible donde vive sólo el 3% de la población paraguaya. Por el gran movimiento comercial que generará el corredor interoceánico entre los gigantescos mercados de Brasil y China, algunos especialistas ya lo comparan con el canal de Panamá.

La ruta atraviesa por ancestrales territorios indígenas y de los totobiegosodes, uno de los últimos grupos paleolíticos no contactados que vive en aislamiento voluntario. Se calcula que son alrededor de 20 a 30 miembros de este milenario clan que continua resistiendo a la “civilización” blanca en la espesura del monte chaqueño.

La expansión de Brasil hacia el Paraguay

Brasil es un país con vocación imperial que desde tiempos coloniales despojó de tierras a los 11 países con quienes comparte frontera. Con algunos mantiene litigios hasta ahora. Pero con Paraguay su estrategia consiste en la penetración comercial. Para entender esta estrategia debemos remontarnos a la década del 60, en los momentos más álgidos de la guerra fría y de ascenso del imperio norteamericano. Acicateado por Estados Unidos, Paraguay pone en práctica la “La marcha hacia el este”, un proyecto que tenía como propósito romper su sujeción histórica al capital inglés de Río de la Plata y quedar sometido al Brasil, el mayor aliado yanqui de la región en ese momento.

La construcción del Corredor Bioceánico y el puente sobre el río Paraguay, financiado por los dos países, forma parte de la estrategia de penetración comercial del Brasil en territorio paraguayo. Con la habilitación del corredor todo el comercio de los dos mayores estados brasileños, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, migrarán su movimiento comercial hacia el territorio chaqueño, y para entender la magnitud del cambio que se puede operar en poco tiempo, solo debemos considerar que estos estados ocupan el primer lugar en agroexportación mundial, y poseen más de 50 millones de ganado vacuno, y son primeros en el PIB, superando a Sao Paulo, el estado más industrializado de Brasil.

Es sabido que la expansión brasileña se caracteriza por su agresividad y violencia, imponiendo usos, costumbres, idioma y moneda, tal como ocurrió en otras regiones. Ante la complacencia del Estado paraguayo esta historia se está repitiendo en el Chaco, donde las multinacionales avanzan aceleradamente sobre territorio totobiegosode, entrañando la grave amenaza de un encuentro inevitable, que puede derivar en la extinción de esta etnia portadora de una de las últimas culturas paleolíticas del planeta.

Los vientos del norte no mueven molinos: el primer boletín de Nuestra América

29 Mayo 2025 at 12:20
Por: JDF

Con mucha alegría compartimos con ustedes la puesta en marcha de la Oficina Nuestra América, parte del proceso de regionalización del Instituto Tricontinental de Investigación Social en América Latina y el Caribe. Este espacio nace para acompañar las luchas de los pueblos de nuestra región y del Sur Global, produciendo pensamiento crítico y herramientas útiles para la acción política desde una perspectiva anticapitalista, feminista, antiimperialista y anticolonial. Entendemos que, frente a los desafíos actuales, es clave articular esfuerzos desde una mirada regional, que reconozca nuestras historias comunes, fortalezca la integración entre pueblos y apueste por salidas colectivas a las múltiples crisis que enfrentamos. Como parte de este esfuerzo, hoy presentamos el primer número de nuestro boletín mensual, que busca ser un puente entre experiencias de organización, análisis político y estrategias colectivas de transformación.

En ese sentido, nuestro primer boletín recoge algunos de los retos planteados durante la cuarta conferencia Dilemas de la Humanidad: Perspectivas para la Transformación Social, celebrada en abril en São Paulo, en el Sesc Pompéia, una antigua fábrica reconvertida en centro cultural.

Arquitetura de Lina Bo Bardi, SESC Pompéia, Brasil. Fotografia de Nelson Kon, 1977.

Mientras Donald Trump amenazaba la economía global con una nueva fase de la Guerra Fría y una desesperada búsqueda por contener el surgimiento de un mundo multipolar, economistas y activistas de organizaciones populares de todo el mundo —especialmente del Sur Global— respondieron al llamado de la Asamblea Internacional de los Pueblos y del Instituto Tricontinental para debatir las múltiples crisis del capitalismo, marcadas por guerras, desigualdades extremas y colapso ambiental.

Durante tres días de debates, se analizó la decadencia del modelo de desarrollo basado en la explotación depredatoria, donde el Norte Global mantiene su dominio mediante el control financiero y tecnológico, mientras el Sur sufre endeudamiento crónico, desindustrialización y el saqueo de sus recursos naturales. La respuesta reaccionaria a esta crisis —como el avance del fascismo en Europa, EE.UU. y América Latina y el Caribe— solo agrava el panorama, criminalizando movimientos sociales y destruyendo conquistas democráticas.

Dilemas de la Humanidad no solo reafirmó la vigencia del socialismo como proyecto histórico, sino que dio un paso fundamental: transformó la crítica al capitalismo en propuestas concretas. Frente a un sistema que genera miseria y devastación ambiental, ya no basta con denunciar. El desafío es construir alternativas económicas viables que pongan la vida en el centro y rompan con la lógica de acumulación capitalista.

El capitalismo ha demostrado ser incapaz de resolver los dilemas fundamentales de nuestra época. Mientras el Norte Global impone una división internacional del trabajo que condena al Sur a la dependencia y el subdesarrollo, nuestras economías reproducen desigualdades estructurales. Discutimos la configuración y consecuencias de este modelo y las amenazas al planeta en nuestro estudio “Hiperimperialismo: una nueva etapa decadente y peligrosa”, realizado junto con Global South Insights (GSI). La salida no vendrá de los centros de poder tradicionales; por el contrario, debe surgir de una integración regional auténtica, de la soberanía sobre nuestros recursos y de la capacidad de producir para nuestros pueblos, no para las demandas extractivistas de las potencias del Norte Global.

Un proyecto económico emancipatorio exige romper con las cadenas de la dependencia. Esto implica control público sobre los recursos estratégicos —energéticos, minerales, y otros de origen natural— para que estén al servicio de un desarrollo autónomo y no del saqueo transnacional.

Anónima (Chile), Juntos en la adversidad, comienzos de los 80.

La industrialización no puede ser un fin en sí mismo ya que, si reproduce empleos precarios y se subordina a las cadenas globales de valor, solo profundizará la desigualdad. Para construir  una industrialización con justicia social, que genere empleo digno y redistribuya la riqueza, es imprescindible tejer nuevas alianzas comerciales y tecnológicas en el Sur Global, fuera de los circuitos controlados por las potencias tradicionales.

Frente al surgimiento de un mundo multipolar y a la resistencia estadounidense hacia este nuevo planeta, se requieren medidas coordinadas e integradas. No habrá solución o cambio que ocurra de forma aislada. En el caso latinoamericano, nuestra mejor oportunidad es la integración y la acción conjunta. Tanto para posicionarnos en los foros y mecanismos multilaterales como para enfrentar la actual arquitectura financiera global, dirigida por el FMI y los bancos privados —responsables de asfixiar a los Estados nacionales con deudas insostenibles—, así como para contrarrestar la ofensiva conservadora en la batalla de ideas y valores.

La conferencia fue un espacio para avanzar en esa dirección: desde diagnósticos compartidos hacia programas concretos. Pero esto es solo el comienzo. Las propuestas discutidas deben enraizarse en las luchas populares, adaptarse a cada contexto y, sobre todo, construir el poder necesario para hacerlas realidad. Porque frente a la crisis civilizatoria que vivimos, el socialismo no es una utopía lejana: es la única brújula para navegar hacia un futuro donde la economía sirva a los pueblos y no al capital.

René Francisco Rodríguez (Cuba), Para Tomar Medidas, antes de 1960.

Nada de esto es posible sin fuerza social organizada y audacia para salir del desierto de la mediocridad que asola los debates económicos. Se necesita coraje para enfrentar los intereses consolidados del mercado financiero y de las industrias bélica y tecnológica, que han secuestrado y desintegrado los organismos de gobernanza global. El precio de la cobardía será el agravamiento de las crisis ambientales, energéticas, migratorias, económicas y sociales. Es momento de unir teoría y práctica, resistencia y proyecto.

El mensaje final es claro: el tiempo de las meras críticas ha terminado. Es hora de organizar, de construir y de disputar el poder. La emancipación económica del Sur Global no será un regalo de la historia, sino el resultado de la lucha colectiva. Y en ese camino, esta conferencia ha plantado semillas que, sin duda, darán frutos.

Nota:

Para seguir reflexionando nos gustaría recomendarte dos libros: Fascismo, neofascismo y otras expresiones del capitalismo del Siglo XXI publicado por el Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos (CELARG), Casa de las Américas y la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH) y Nuestra América, EEUU y China. Transición geopolítica del sistema mundial coordinado por Gabriel Merino y Leandro Morgenfeld y publicado por CLACSO (Argentina) y la Editorial Batalla de Ideas (lo puedes adquirir  aquí).

Stephanie Brito es co-coordinadora de la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP).

Miguel Enrique Stédile es coordinador del Instituto Tricontinental de Investigación Social (Nuestra América).

Fuente: https://thetricontinental.org/es/los-vientos-del-norte-no-mueven-molinos-el-primer-boletin-de-nuestra-america/

«A pesar de la voracidad del imperio norteamericano América Latina saldrá airosa de este desafío»

28 Mayo 2025 at 09:51
Por: JDF

Una vez más en Correo del Alba nos sentamos a dialogar con Atilio Boron, destacado politólogo, sociólogo y escritor argentino, reconocido por su reflexión crítica sobre la política latinoamericana y el neoliberalismo.

Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard, es una de las voces más influyentes en el análisis del imperialismo y las luchas sociales. Y hoy, en tiempos de incertidumbre, nos ofrece una perspectiva esclarecedora sobre el rumbo de la Región.

¿Puede América Latina resistir las presiones de alineamiento impuestas por los Estados Unidos sin caer en nuevas dependencias con China o Rusia?

Creo que habrá presiones muy fuertes por parte de los Estados Unidos. He señalado en varias ocasiones que su política exterior, bajo la administración Trump, especialmente para esta Región puede resumirse en tres palabras: “mantengan a China lejos”. Esta consigna guía tanto a los encargados del área económica, como el Secretario del Tesoro —que visitó Argentina hace poco—, como al jefe del Comando Sur, el almirante Holsey, cuyo objetivo es impedir que China establezca relaciones sólidas con los países latinoamericanos.

Esta situación parece ya un hecho consumado o, al menos, extremadamente difícil y costoso de revertir para los países de la Región. China es el principal socio comercial de países como Brasil y Chile, y el segundo en economías como Argentina y México, lo que muestra un relacionamiento muy fuerte. Además, la presencia de Rusia está en aumento en la Región. Por lo tanto, la respuesta de los Estados Unidos será contundente y diversificada, incluyendo amenazas y posturas extremas.

Ya hemos visto ejemplos de estas tensiones, como cuando Trump amenazó a Panamá con recuperar el canal argumentando que lo construyeron y lo quieren de vuelta. Sin embargo, más allá de estas amenazas verbales, poco logró concretar. Por eso es fundamental prepararse para una embestida fuerte, ya que los Estados Unidos podrían perder muchas regiones del mundo, pero no están dispuestos a perder América Latina y el Caribe.

¿Cuáles son los riesgos de seguir insertos en un modelo extractivista-exportador dentro del reordenamiento global? ¿Es posible pensar en una estrategia económica soberana y regionalizada?

El extractivismo es un tema complejo que no debe abordarse de manera superficial. Por ejemplo, países como India –donde 824 mil niños mueren anualmente por enfermedades gastrointestinales debido a la falta de alcantarillado y saneamiento– necesitan desarrollar infraestructuras adecuadas para reducir la mortalidad infantil, lo que implica explotar recursos minerales. No se trata de rechazar el extractivismo, sino de equilibrarlo para atender necesidades de salud pública.

En América Latina muchas comunidades dependen de los recursos naturales y una postura antiextractivista puede favorecer al imperialismo. Prefiero hablar de “aprovechar” los recursos cuidadosamente en lugar de “explotarlos”.

No significa depender de China, Rusia o India, aunque hay asimetrías económicas con estos países, pero no son comparables con el imperialismo estadounidense. El verdadero riesgo es consolidar una asimetría comercial, por lo que América Latina debe negociar conjuntamente para obtener mejores condiciones.

¿Qué papel podrían jugar mecanismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) o el Mercado Común del Sur (Mercosur) para construir una voz propia en medio de la confrontación entre potencias?

El papel de organizaciones como el ALBA, la Celac, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) (si se logra reactivar) y el Mercosur es fundamental para equilibrar la capacidad negociadora frente a Asia y los Estados Unidos.

Estados Unidos históricamente ha rechazado los procesos de integración latinoamericana, desde la Doctrina Monroe de 1823. Su política exterior se centra en dos puntos: mantener a China fuera de la Región y desunir a América Latina. Ejemplos de esta estrategia incluyen el voto en contra de la creación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) –a diferencia de su apoyo a iniciativas similares en África, Asia y Europa– y los intentos de debilitar instituciones regionales como la Celac y la Unasur.

¿Está América Latina preparada financiera y tecnológicamente para enfrentar una mayor desdolarización global? ¿Qué alternativas monetarias viables podrían adoptarse?

América Latina no está preparada para enfrentar una mayor desdolarización global. Sin embargo, si los Brics+ se consolidan y avanzan en estrategias como la propuesta de las cinco R –monedas de los países fundadores que comienzan con R: Brasil real, Rusia rublo, India rupia, China renminbi y el rand de Sudáfrica– podrían lograrse avances. Además, China está desarrollando un sistema alternativo al Swift, controlado este por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y que permite imponer sanciones globales, como ocurrió con el banco francés Paribas durante el gobierno de Obama.

Hay que avanzar cautelosamente hacia la desdolarización. En Asia ya existen acuerdos de intercambio de monedas locales y América Latina podría incorporarse gradualmente, aunque debe prepararse para una posible contraofensiva de los Estados Unidos ya que la desdolarización está disminuyendo el peso del dólar en la economía global.

¿Qué oportunidades reales se abren para la Región con la emergencia del bloque Brics+? ¿Es una vía para la autonomía o un nuevo tipo de subordinación periférica?

El desplazamiento del centro de gravedad de la economía mundial tiene un fuerte impacto en América Latina, lo cual era previsible. Este fenómeno puede interpretarse como parte de un proceso más amplio de desoccidentalización, lo que permite a las economías más importantes de la región Asia-Pacífico establecer relaciones con América Latina distintas a las que históricamente mantuvo con sus antiguas potencias coloniales. América Latina nunca fue colonizada por países asiáticos ni menos africanos, sino por potencias europeas. Posteriormente, el imperialismo también se asentó en Occidente consolidándose durante el siglo XX, como lo analizaron Lenin y Rosa Luxemburgo, entre otros.

Que Occidente pierda el predominio económico que tuvo durante cinco siglos puede ser beneficioso para América Latina, dependiendo de cómo reaccionen los gobiernos, su capacidad estratégica y su habilidad para articularse a nivel continental. Aunque el centro de gravedad económico se aleje geográficamente, el surgimiento de un sistema multipolar abre posibilidades inéditas de desarrollo, crecimiento y prosperidad para la Región.

¿Cómo puede América Latina blindarse frente a las guerras económicas, tecnológicas y financieras que las grandes potencias están intensificando a escala planetaria?

Es clave recibir este proceso con entusiasmo y aprovechar las oportunidades que presenta. No obstante, el éxito dependerá de la sagacidad de los gobiernos y de la capacidad de articulación regional. Negociar con China de manera conjunta, como bloque de naciones –idealmente a través de la Celac o al menos de algunos países coordinados–, es mucho más ventajoso que hacerlo de forma individual.

Creo que los Brics+ tienen un enorme futuro. Los cinco países originarios –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– ya tienen una gravitación económica mundial superior al G7. Y con la incorporación de otros cinco países, entre los cuales iba a estar Argentina pero que finalmente no se incorporó por decisión de Javier Milei –gobernante al servicio de los grandes capitales, Estados Unidos e Israel–, el bloque sigue consolidándose. Pensemos que los Brics+ tienen un banco que permite realizar inversiones significativas en infraestructura sin pasar por el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni sus condicionalidades, lo que significa una gran oportunidad.

Además, espero que Venezuela se incorpore rápidamente a los Brics+, ya que había sido invitada. Con todo, la Cancillería brasileña, torciendo la voluntad de Lula, impuso un veto, lo cual es un escándalo. Brasil vetó el ingreso de Venezuela a los Brics+, tal como lo hizo anteriormente con su ingreso al Mercosur, lo que refleja una de las mayores falencias del gobierno de Lula. Lo que pasó recientemente en la Cumbre de Kazán demuestra que la Cancillería brasileña sigue siendo una especie de agencia del Departamento de Estado estadounidense, repitiendo el mismo error.

Es cierto que la posibilidad de una dependencia existe siempre, pero en cualquier esquema. No es una fatalidad, sino un producto de cómo se juegan en el tablero de la geopolítica y economía mundial los distintos gobiernos: si juegan con racionalidad, con responsabilidad y con apoyo popular pueden hacer algo muy valioso.

¿Está la izquierda latinoamericana articulando un proyecto económico alternativo al neoliberalismo que contemple el nuevo orden multipolar o sigue anclada a esquemas del siglo XX?

En mi opinión –y subrayo que es solo una opinión–, estamos muy demorados en esa tarea. Sin embargo, para hacer justicia a las izquierdas de la Región, hay que reconocer que tampoco las izquierdas de otras partes del mundo han sobresalido por su capacidad de repensar un nuevo orden económico y político internacional.

La experiencia de China es peculiar y no sé hasta qué punto sea universalizable. Aunque tiene elementos valiosos, no creo que para salir de la globalización neoliberal –que está desinflándose– debamos adoptar el modelo chino. Estoy en contra de eso, porque ningún proceso histórico genuino es copia de otro; los procesos históricos son únicos y replicarlos no garantiza buenos resultados. China puede ser una fuente de inspiración para algunas políticas, especialmente en lo referente a la inversión en infraestructura tecnológica y científica, que ha sido clave en su desarrollo. En América Latina, en cambio, eso se ha hecho muy poco, y ningún país –ni siquiera Cuba– está en condiciones de reproducir el modelo chino.

En resumen, creo que aún estamos pensando en un postneoliberalismo sin contar con una propuesta clara que pueda ser adoptada por la mayoría de los países. En su momento el desarrollismo latinoamericano intentó aplicar una fórmula común con resultados variados, pero siempre dentro de los límites del orden burgués. Ahora enfrentamos un contexto multipolar, con gigantes económicos como China, India, Malasia e Indonesia, que han conseguido grandes avances gracias a la fuerte presencia del Estado en el desarrollo. En América Latina incluso los sectores de izquierda mencionan el papel del Estado con cierta cautela, temiendo ser acusados de “estatistas”.

El contexto actual está marcado por el surgimiento de nuevas ultraderechas que dificultan visualizar y debatir públicamente un modelo de desarrollo que no sea depredador del medio ambiente, que fomente sociedades igualitarias y fortalezca la democracia. No hay un modelo único a seguir, pero sí fuentes de inspiración. Debemos considerar las condiciones particulares de América Latina, donde cualquier intento de seguir caminos alternativos puede enfrentar una respuesta agresiva de los Estados Unidos, como ocurrió con Cuba, que ha pagado el precio de 65 años de bloqueo y agresiones. Por eso al pensar en modelos alternativos es clave tener presente esta especificidad regional.

¿Está de acuerdo en que atravesamos por una etapa de desglobalización a nivel mundial? ¿Y por qué?

Es cierto, la globalización está en crisis. No estoy muy seguro de lo que está pasando, porque, por una parte, vemos que hay un proceso de interconexión y articulación internacional cada vez más fuerte entre los países que participan en la economía mundial. Por ejemplo, para hacer un iPhone se necesitan partes, procesos, diseños o patentes de 23 países, esto es un dato fenomenal y está absolutamente comprobado. Pueden buscarlo en Internet y verán.

¿Qué quiere decir eso cuando decimos que se desglobaliza el mundo? ¿Quiere decir que volvemos a la era de los Estados-nacionales autárquicos y que ya no hay más una economía mundial? Personalmente no veo ese proceso ni siquiera en ciernes, de ninguna manera. Creo que estamos avanzando hacia una globalización de otro tipo, y por eso a mí no me gustó mucho el término y siempre preferí usar lo que proponía Samir Amin, que hablaba de “mundialización”.

Evidentemente ha habido una mundialización de los procesos productivos y de los conflictos sociales. Hay una creciente articulación entre las fuerzas sociales que pugnan por salir de este orden caduco del capitalismo financiero, el capitalismo parasitario, como decía Lenin. De manera tal que yo creo que lo que estamos viendo más bien es el agotamiento de un modelo de mundialización capitalista basado en el predominio absoluto de los Estados Unidos y del capital financiero.

Cuando uno observa la expansión de la Franja y la Ruta de China, que ha incorporado a 149 países en este esquema económico, pensar que hay una desglobalización resulta contradictorio con este hecho que demuestra que tenemos una economía cada vez más globalizada o mundializada. Solo que no es la mundialización neoliberal, sino una mundialización alternativa e irreversible. La división internacional del trabajo –sobre la cual trabajó tanto David Ricardo y que, por supuesto, entendió y criticó muy bien Karl Marx– es una realidad. El ejemplo del iPhone se puede reproducir en infinidad de productos.

¿Cómo percibe la realidad de la Región en términos políticos-ideológicos? ¿Cuáles serían los peligros y las oportunidades en esta nueva contingencia mundial?

Creo que en América Latina hay condiciones para pensar en una alternativa capitalista, moderadamente postcapitalista, considerando, por ejemplo, la desmercantilización de la salud, la industria farmacéutica, la seguridad social y la educación. Me parece importantísimo que pudiera hacerse, en algunos países se ha avanzado en esa dirección (estoy pensando en el caso de México), un gran programa de expansión educacional, la defensa del carácter público del sistema de seguridad social y acabar con el robo y la estafa gigantesca que son las AFP, por ejemplo, en Chile. Creo que es posible avanzar en esa dirección, pero siempre teniendo en cuenta la omnipresencia del imperialismo norteamericano, que hará lo imposible para fomentar una reacción de derecha y de extrema derecha.

La derecha siempre ha sido así: autoritaria y elitista. Ahora, cuando los Estados Unidos se sienten amenazados, hay más necesidad que nunca de controlar esta parte del mundo, fomentando formaciones políticas de derecha, y han tenido bastante éxito. Por ejemplo, en Chile hay una fuerte influencia de la derecha, al igual que en Argentina y Brasil. En Bolivia también hay candidatos de extrema derecha; y en Colombia, Perú y Ecuador hay una fuerte presencia de la derecha.

Termino diciendo que hay signos de cambio en la Región, que es un continente en disputa, la región más importante para los Estados Unidos. Sin embargo, la incorporación de México en los últimos años al ciclo progresista con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y ahora con Claudia Sheinbaum, Gustavo Petro en Colombia, Xiomara Castro en Honduras y el retorno del Frente Amplio (FA) al poder en Uruguay muestran avances. En Brasil, Lula se sostiene a pesar de una coalición derechista que forma parte de su gestión gubernamental.

A pesar de la voracidad del Imperio norteamericano para acabar con nuestros intentos de independencia, creo que América Latina saldrá airosa de este desafío. El nuevo contexto internacional, la era del multipolarismo que llegó para quedarse, nos ofrece cierta protección. Garantiza que algunas acciones escandalosas del pasado, como la invasión a República Dominicana en 1965, no serían permitidas en el nuevo contexto internacional. Eso me da un poco del optimismo de la voluntad del que hablaba Gramsci, aunque siempre moderado por el pesimismo de la razón.

Cris González. Fundadora de la revista Correo del Alba.

*Cortesía de la revista Correo del Albahttps://www.correodelalba.org

La cuestión laboral en disputa

28 Mayo 2025 at 06:25

En América Latina, la cuestión laboral ha adquirido una relevancia crítica, al punto de convertirse en un eje central de la polarización social. Mientras las élites económicas y empresariales tienden a reducir al trabajador a un mero «factor de producción», percibiendo sus derechos como obstáculos para la eficiencia y la competitividad, los sectores progresistas insisten en que estos derechos son fundamentales para evitar la explotación y garantizar condiciones de vida dignas. Esta visión empresarial, sustentada en la ideología neoliberal y el anarcocapitalismo, ha impulsado la flexibilización de las relaciones laborales en detrimento de los trabajadores, con promesas de crecimiento que no se han traducido en bienestar colectivo.

Históricamente, durante el siglo XX, América Latina instauró un marco institucional de protección laboral, influenciado por constituciones sociales como la pionera mexicana de 1917. Países como Ecuador establecieron derechos significativos: jornadas máximas de trabajo, salarios mínimos, recargos por horas extra, vacaciones pagadas, derecho a sindicalización, indemnizaciones por despidos, así como garantías para mujeres trabajadoras y menores de edad. Sin embargo, desde la década de 1980, estas conquistas han sido sistemáticamente erosionadas por las políticas neoliberales, que han debilitado las protecciones laborales con el argumento de mejorar la eficiencia del mercado.

Actualmente, existe una fuerte tensión entre dos modelos económicos. Por un lado, un modelo orientado por la perversa idea de “libertad económica” que aboga por la mínima intervención estatal; por otro, una propuesta de economía social que busca regular la actividad privada mediante el Estado, a fin de frenar abusos, asegurar bienes públicos y extender derechos sociales universales en áreas como salud, educación, vivienda y seguridad social. Esta tensión se refleja en la política regional: gobiernos progresistas tienden a restaurar y fortalecer los derechos laborales, mientras que gobiernos de derecha, especialmente los alineados con intereses empresariales, promueven su desmantelamiento.

El caso de Colombia ilustra esta disputa. El presidente Gustavo Petro impulsó una ambiciosa consulta popular con 12 preguntas para restituir derechos laborales históricos y proponer otros nuevos. Entre los derechos que buscaban recuperarse se incluían la jornada laboral de ocho horas, recargos del 100% por trabajo en domingos y festivos, estabilidad mediante contratos indefinidos y prohibición de la tercerización. Además, se proponían innovaciones como la contratación obligatoria de personas con discapacidad, inclusión de trabajadores de plataformas digitales en el sistema de seguridad social, reconocimiento de licencias relacionadas con la salud femenina, formalización del trabajo informal y creación de un fondo pensional campesino. A pesar de su enfoque integral y progresista, la propuesta fue rechazada por el Senado, que actuó en favor de los intereses empresariales. Petro ha recibido un amplio respaldo ciudadano, lo cual ha desembocado en una nueva propuesta de consulta sobre 16 preguntas, en las que se incluyen: transformación del sistema de salud, producción pública de medicamentos, convertir a las EPS en gestoras sin intermediación financiera, fortalecer la atención primaria extramural con enfoque territorial, y dignificar las condiciones laborales del talento humano en salud, garantizando estabilidad y contratación directa (https://t.ly/oPeVB).

En contraste, Panamá ha vivido una profunda crisis social. Las protestas y paros que estallaron desde abril fueron duramente reprimidos por el Estado, con encarcelamientos y persecuciones a líderes sociales y sindicales. Las movilizaciones se originaron en el rechazo al aumento de la edad de jubilación, la privatización del sistema previsional —similares a las AFP de Chile—, la precarización de los jubilados y la resistencia a políticas extractivistas como la minería, además de los acuerdos de seguridad con Estados Unidos que generan temores sobre la soberanía del país. Argentina también ha atravesado momentos similares, marcados por la represión a las protestas sociales, particularmente las de jubilados, quienes han visto reducidos sus ingresos. Ecuador, por su parte, ha tenido una tradición destacada en la protección laboral que brinda el Código del Trabajo, lo cual es una característica teórica, aunque constantemente burlada en la vida cotidiana concreta. Desde 1979, la jornada laboral se limita a 40 horas semanales y desde 1928 existe un sistema de seguridad social. Los trabajadores tienen jubilación patronal, reparto de utilidades y licencias de maternidad. La Constitución de 2008 prohíbe expresamente la tercerización, el trabajo por horas y todo tipo de precarización. Pero las leyes no han impedido el avance de las flexibilizaciones desde los años 80, acentuadas desde 2017 con gobiernos empresariales que buscan reducir la edad de jubilación, modificar pensiones y debilitar la estabilidad laboral, todo bajo el argumento de mejorar la “competitividad” económica.

Fuera de la región, Italia ofrece un ejemplo relevante en los actuales días. El 8 y 9 de junio (2025) se realizará una consulta popular con cinco preguntas destinadas a revertir el “Jobs Act” de 2015, que impide la reincorporación de trabajadores despedidos sin causa justa en empresas con más de 15 empleados, afectando a más de 3,5 millones de personas. También se busca eliminar los límites a las indemnizaciones por despido en pequeñas empresas, y regular los contratos temporales, actualmente válidos por 12 meses sin necesidad de justificación. El referéndum incluye la extensión de las responsabilidades legales en salud y seguridad laboral a empresas contratistas y subcontratistas, y propone además reducir el requisito de residencia legal para la ciudadanía de diez a cinco años, lo cual facilitaría la integración de migrantes.

En el contexto latinoamericano de retrocesos en materia de trabajo, la restauración y expansión de los derechos laborales se convierte en una exigencia. La precarización del trabajo no es una fatalidad sino el resultado histórico de decisiones políticas ajenas al interés de crear una sociedad con justicia. Las políticas neoliberales que persisten han fracasado en su promesa de generar desarrollo con bienestar humano. Frente a ello, se plantea como urgente la recuperación de principios fundamentales del derecho laboral. Esto implica no solo restaurar derechos históricamente conquistados, sino también innovar en la protección de nuevos grupos laborales vulnerables y adaptar las legislaciones al contexto contemporáneo sin perder de vista el bienestar colectivo. La dignificación del trabajo, en este sentido, es una condición esencial para enfrentar la desigualdad estructural que aqueja a América Latina.

Blog del autor:
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¿Prisión dorada o refugio forzado? El drama de los migrantes expulsados por Trump

27 Mayo 2025 at 10:32
Por: JDF

1. LA NUEVA ERA DE LAS DEPORTACIONES EN EE. UU.

El regreso de Trump a la Casa Blanca está marcado por el inicio de duras medidas de repatriación forzada de migrantes, prometidas durante su campaña electoral. En la historia de Estados Unidos, las políticas de repatriación se han aplicado con frecuencia: según un análisis del Migration Policy Institute , durante la presidencia de Clinton fueron repatriadas más de 12 millones de personas, y durante la de Obama, alrededor de 5 millones. Ahora, la nueva presidencia pretende superar las cifras de las políticas anteriores, gracias también a los cambios normativos que amplían el número máximo de personas deportadas, a pesar de las restricciones impuestas por los tribunales locales.

2. LOS “PAÍSES TRAMPOLÍN”

Además de recibir desde hace tiempo a sus propios ciudadanos expulsados de Estados Unidos, actualmente los países de América Central se ven obligados por la administración Trump a aceptar también ciudadanos de otros países. Estas medidas de expulsión, en las que los migrantes son trasladados a refugios aislados sin un destino claro, han desviado inevitablemente la atención hacia estos “países trampolín”, como Panamá y Costa Rica. Unos 300 migrantes procedentes de países asiáticos, árabes, africanos y otros más llegaron el mes pasado a Ciudad de Panamá en tres vuelos, y fueron aislados en el hotel Decapolis de la capital bajo custodia policial. Algunos de ellos pintaron o colgaron carteles con mensajes de auxilio en las ventanas del edificio. Días después, un vuelo con 135 personas aterrizó en Costa Rica.

Hasta ahora, el número de migrantes expulsados a América Central sigue siendo bajo, aunque se espera un peligroso aumento. Los líderes de estos países afirman estar simplemente cooperando con el ejecutivo estadounidense, minimizando el alcance de las deportaciones. Analistas advierten que los presidentes han sido amenazados con aumentos arancelarios en caso de no colaborar, y que probablemente otros países de la región también se sumen a la recepción de ciudadanos expulsados, como lo demuestran las señales de apertura de El Salvador y Guatemala . El presidente guatemalteco anunció : “Hemos decidido aumentar en un 40% el número de vuelos con personas deportadas, tanto de ciudadanos repatriados como de expulsados de otras nacionalidades”, durante una rueda de prensa junto al secretario de Estado estadounidense Marco Rubio.

Pero ¿por qué el ejecutivo estadounidense está utilizando a estos países para llevar a cabo sus medidas de repatriación? Los analistas sostienen que estas expulsiones permiten al nuevo presidente deshacerse de problemas que surgieron durante su primer mandato, en un intento por bloquear la migración legal . Las nuevas medidas de la presidencia Trump permiten resolver el problema del hacinamiento en las cárceles, ya que la deportación de ciudadanos de países con los que Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas tensas –como China, Irán o Afganistán– acelera los procedimientos. Además, mediante estas medidas, Estados Unidos puede eludir sus obligaciones jurídicas internacionales de ofrecer la posibilidad de solicitar asilo a personas que corren riesgo en sus países de origen. Las deportaciones rápidas también permiten evitar otro obstáculo especialmente espinoso: según la legislación estadounidense, las autoridades no pueden retener a menores durante más de 20 días, estén acompañados por sus padres o no. La mayoría de los migrantes deportados a América Central hasta ahora han sido familias con niños.

3. LA AMENAZA A LOS DERECHOS HUMANOS

Juan Navarrete, abogado de derechos humanos de Amnistía Internacional, considera que la mayoría de los migrantes necesita protección internacional, ya que en muchos casos provienen de países afectados por conflictos armados o gobernados por regímenes autoritarios que no respetan los derechos humanos.

Muzaffar Chishti, investigador del centro de estudios Instituto de Política Migratoria en Estados Unidos, explica cómo el gobierno estadounidense se ha desentendido de sus responsabilidades hacia los deportados, debido a la inaplicabilidad de sus leyes: “Una vez que trasladas a estas personas, las leyes, la Constitución y los reglamentos estadounidenses ya no se aplican. Si estas personas tenían algún derecho según la ley estadounidense, al llegar a Panamá o a Costa Rica ese derecho desaparece”, declaró Chishti a BBC Mundo.

Pero esta no será la parte más difícil del proceso para los dos países, considerando que aún deben negociar con los llamados estados “recalcitrantes”. Se trata de países que no están dispuestos a colaborar en la acogida de migrantes, lo que obligaría a buscar nuevos destinos.

Las derechas colombiana y mexicana contra el pensamiento crítico

24 Mayo 2025 at 06:10

La publicación del libro que el lector tiene ahora entre sus manos es un hecho importante, en términos políticos y también en términos ideológicos, dentro del complicado panorama que hoy, en 2024, vive todo el semicontinente de América Latina. Pues luego de la crisis y debacle de todo el conjunto de los gobiernos latinoamericanos llamados ‘progresistas’, que al haber terminado desilusionando completamente a todos sus respectivos pueblos, han ido abriendo la puerta al retorno de los gobiernos de derecha y ultraderecha en distintas naciones latinoamericanas, resulta relevante comprender de modo adecuado cuales son los mecanismos represivos y los modos de operar en general de los actuales gobiernos capitalistas latinoamericanos, sean los ya mencionados gobiernos de derecha y ultraderecha, que hoy vuelven a hacerse presentes y a ganar elecciones, sean también los supuestos gobiernos de ‘izquierda’ o ‘progresistas’ aún subsistentes dentro del cada día más deslegitimado ámbito de la política contemporánea de América Latina.

En este sentido, creemos que el injusto y absurdo montaje que el profesor Miguel Ángel Beltrán Villegas vivió a partir de mayo de 2009 y hasta 2016, cuando el Tribunal Superior de Colombia lo declaró finalmente inocente, e incluso hasta 2018, cuando el Consejo de Estado ordenó su reincorporación a la Universidad, es un caso excepcionalmente revelador de esos modus operandi de dichos gobiernos de nuestro semicontinente. Porque en ese ridículo montaje, que fue denunciado como tal desde su inicio,1 convergen desde evidentes inconsistencias jurídicas hasta delirantes declaraciones ideológicas, pasando por claras arbitrariedades políticas y por inconfesables alianzas diplomáticas, las que en su conjunto desnudan y revelan de manera paradigmática la inmensa torpeza y la gran limitación de todos los gobiernos recientes y actuales de América Latina, lo mismo los de derecha y ultraderecha de los que se trata en este caso, que de los llamados supuestamente ‘progresistas’ o de ‘izquierda’, los que sin duda son en general, y más allá de estos pequeños matices, genuinos gobiernos burgueses y procapitalistas, y por ende, obligados guardianes y reproductores del injusto orden capitalista todavía vigente en todos los países de nuestro semicontinente latinoamericano.

Entonces, revisitar este caso quince años después de su comienzo, es sin duda importante por varias razones. La primera, es porque se trata de una injusticia profunda, que tenía fines absolutamente espurios de autolegitimación del gobierno de Álvaro Uribe, cuando ese gobierno se tambaleaba por los múltiples efectos de su ilegítima acción internacional del ataque en Sucumbíos de 2008, llevada a cabo violando todos los principios del derecho internacional, y cuando Uribe pretendía, de modo delirante e irracional, reelegirse por tercera ocasión como presidente de Colombia. Injusticia profunda y flagrante que, como toda injusticia, debe ser denunciada y hecha pública, no sólo para que sea repudiada por la opinión pública, sino sobre todo para tratar de evitar que pueda repetirse en el futuro, en México, en Colombia, o en cualquier país de América Latina o del mundo.

En segundo lugar, porque se trató de una clara estigmatización y criminalización del pensamiento crítico, cuyo ejercicio abierto y confeso, era el único posible ‘crimen’ que podía realmente imputarse al Dr. Beltrán Villegas en 2009 o ahora. Descarada persecución de la actividad de la reflexión y el pensar críticos en América Latina, que se explica precisamente por el hecho de que este pensamiento crítico ha estado floreciendo abundantemente en Latinoamérica a partir del 1 de enero de 1994, fecha de la irrupción pública del digno movimiento del neozapatismo mexicano, florecimiento que acompaña y expresa en el plano intelectual, al claro fortalecimiento de distintos movimientos realmente anticapitalistas y antisistémicos desplegados a todo lo largo y ancho del semicontinente, incluidos naturalmente tanto Colombia como México.

Combate feroz a estas nuevas expresiones del pensamiento crítico, impulsado por las clases dominantes, por los Estados y los gobiernos, y por los sectores poderosos de toda Latinoamérica, que es llevado a cabo lo mismo por ciertos sectores cómplices y acomodaticios de la academia institucional, que por diversos defensores de la ideología dominante, junto a jueces, magistrados y funcionarios del más distinto rango y jerarquía. Constante criminalización del pensamiento crítico, que seguramente continuará y se incrementará en el cercano futuro, y que vuelve también relevante el estudio y el análisis de este caso mencionado, en la lógica de obtener lecciones que nos sirvan para enfrentar dicha persecución y estigmatización futuras, con más herramientas y en mejores condiciones. Porque es evidente que pensar de manera diferente, y también de manera crítica, no debería ser objeto ni de persecución, ni de encierro, ni de cárcel, ni de secuestro o represión alguna, aunque como lo demuestra el caso del Profesor Miguel Ángel, en pleno siglo XXI, y dentro del actual capitalismo latinoamericano y mundial todavía dominante, todavía lo es, y es también por eso que esta difícil experiencia debe ser conocida y difundida hoy.

En tercer lugar, la lectura de este libro es útil e importante, porque a través de la revisión de sus distintos contenidos, y de las descripciones que incluye, por ejemplo de la verdadera situación-límite que representa la experiencia carcelaria,2 o del examen y demostración del importante aunque contradictorio rol que juegan los medios de comunicación masiva, o del estudio de las muy diferentes posturas de los propios colegas académicos colombianos y mexicanos frente a este suceso, se nos van entregando diversos elementos y pistas que nos permiten comprender cómo funciona la sociedad colombiana actual, marcada por varias décadas de una verdadera guerra civil no declarada, pero también por una clara colusión entre el Estado colombiano y los carteles del narcotráfico, junto a una violencia paramilitar desmesurada y un clima represivo general bastante agudizado.

Y lo mismo sucede con la sociedad mexicana reciente y actual, en donde el Estado también se ha aliado con los carteles del narcotráfico, y en donde los diversos gobiernos de todos los partidos políticos, sin excepción alguna e incluyendo lo mismo al PRI o al PAN, que al PRD o MORENA, compiten para mejor reprimir a los crecientes movimientos sociales anticapitalistas de todo México, aterrados por la amenaza de un nuevo estallido social general, que muy posiblemente será equivalente a la guerra de Independencia de 1810, o a la Revolución Mexicana de 1910, como lo han planteado recientemente tanto el Subcomandante Insurgente Marcos, como también Immanuel Wallerstein.3 Porque luego de seis años de una retórica vacía y mentirosa, junto a políticas clara y agresivamente capitalistas, antipopulares y beneficiarias sólo de las élites mexicanas, ya muy pocos se hacen ilusiones sobre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el que en muchos ámbitos sigue siendo tan atrasado y tan represor como los anteriores gobiernos de Vicente Fox, de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, y en otros es incluso peor, como en los temas de los feminicidios, en su torpe y servil política migratoria, o en su absurdo manejo de la economía mexicana, el que muy pronto bien podría provocar una nueva y fuerte devaluación del peso mexicano.

Y son estas pistas o claves valiosas sobre la situación colombiana o la situación mexicana contemporáneas, las que también convierten a este libro en un instrumento útil y valioso para los lectores actuales.

* * *

Para entender mejor el sentido profundo del injusto secuestro que sufrió el Profesor Miguel Ángel Beltrán el 22 de mayo de 2009, hecho que fue concertado y realizado de manera coordinada entre el gobierno colombiano de Álvaro Uribe y el gobierno mexicano de Felipe Calderón, vale la pena recordar los distintos contextos en que este infeliz acontecimiento tiene lugar, reconstruyendo algunos de los trazos principales del contexto mexicano, luego del contexto colombiano, y finalmente del contexto latinoamericano más global que entonces se vivía en el conjunto de América Latina.

Respecto del contexto mexicano, hay que recordar que este acontecimiento se da en el año de 2009, cuando el presidente de México era Felipe Calderón, y su gobierno era el segundo gobierno panista dentro de la historia reciente de México. Pero no hay que olvidar que Calderón era un presidente absolutamente espurio, que había llegado al poder en el año de 2006 mediante un escandaloso fraude electoral, montado por el gobierno de Vicente Fox, fraude que casi al final de su mandato fue reconocido cínicamente por el propio Calderón. Lo que implica que dicho gobierno calderonista haya sido, sin duda alguna, el gobierno más ilegitimo de toda la historia de México, después de la dictadura militar del general Victoriano Huerta, de inicios del siglo XX.

Esto es importante de recordar, porque entonces Calderón fue siempre un presidente con una bajísima legitimidad, y por ende, era un presidente muy débil, que para poder gobernar se apoyó de manera muy importante, en todo su periodo de gobierno desde 2006 hasta 2012, en las fuerzas represivas del ejército y de la policía. Y hay que decir claramente que los gobiernos que recurren con frecuencia a las fuerzas represivas de la policía y el ejército no son los gobiernos fuertes sino los gobiernos débiles, los que al tener un muy escaso o nulo consenso social, y muy poca legitimidad social, necesitan por eso a las fuerzas armadas y a los cuerpos policiacos, para poder mantenerse, reproducirse, y para llevar a cabo sus distintas políticas. No hay que olvidar que Felipe Calderón declaró lo que el mismo llamó la “guerra al narcotráfico”, que produjo más de 120 mil muertes inútiles,4 pues como se ha sabido después, ese gobierno de Calderón tenía una alianza estratégica con el Cartel de Sinaloa, a través de su Secretario de Seguridad, Genaro García Luna, que hoy está siendo enjuiciado por esta alianza en Estados Unidos.

Y de la mano de esas muertes absurdas e inútiles de la supuesta guerra al narcotráfico, también se disparó en ese gobierno calderonista la cifra de los desaparecidos, la que entonces pasó de unos cuantos centenares en el gobierno de Vicente Fox, a más de 17,000 personas.5 Y cabe señalar que este problema ha continuado creciendo y aumentando, pues ni el gobierno de Peña Nieto ni el de López Obrador, han querido ni podido enfrentarlo seriamente y resolverlo, lo que implica que este siga siendo hasta hoy un problema acuciante de la sociedad mexicana, que mantiene a miles de familias mexicanas en una angustia extrema.

Otro segundo elemento que hay que tomar en cuenta en este contexto mexicano, es que Felipe Calderón era el segundo presidente panista de México, pues después de que el PRI gobernó en México desde 1929, el año de su fundación, hasta el año 2000, llego al poder Vicente Fox, como el primer presidente panista de México, dando durante su errático e ineficiente gobierno, un giro de ciento ochenta grados en la política exterior mexicana, política que era quizá el único elemento medianamente rescatable de los setenta años de gobiernos priistas. Pues estos últimos fueron siempre gobiernos muy represivos dentro del propio México, apoyando esa represión en el amplio control corporativo que tenían de los movimientos obreros, de los movimientos campesinos, y de los movimientos urbano-populares, los que a través de la CTM (Central de Trabajadores de México), la CNC (Central Nacional Campesina), o la CNOP (Central Nacional de Organizaciones Populares) eran obligados a someterse totalmente a los diversos designios del gobierno.

De esta forma el PRI, que gozaba de ese vasto control de los movimientos populares en México, pudo darse el lujo de desarrollar, en el ámbito de la política exterior, una cierta actitud y postura relativamente progresista, recibiendo por ejemplo a los emigrados republicanos de la guerra civil española, o al exiliado León Trotsky, que había sido rechazado por muchos gobiernos europeos. Y todavía en los años sesenta, setenta y ochenta, México fue receptivo para recibir a todos los exiliados latinoamericanos, de Brasil, de Chile, de Argentina, de Guatemala, etc. que escapaban a las dictaduras militares y a las represiones brutales de todos sus respectivos países. Además, México es el único país que se niega a apoyar la iniciativa estadounidense dentro de la OEA, para montar el criminal bloqueo a Cuba, a la rebelde y digna isla del Caribe, manteniendo por décadas el comercio normal y la venta de petróleo a ese país.

Por eso se dice en México que, bajo el PRI, los sucesivos gobiernos de nuestro país eran “Farol de la calle, y obscuridad de su casa”, o sea que dentro de México había una represión clara contra todo tipo de oposición política o contra toda forma de protesta social popular, como es siempre el caso de cualquier gobierno burgués, mientras que en política exterior el gobierno mexicano se jactaba de ser avanzado y progresista, de ser abierto, tolerante y hasta solidario con estos exilios españoles, con Trotsky y con los distintos exilios latinoamericanos mencionados.

Pero esto se acabó totalmente con Vicente Fox y Felipe Calderón. Pues luego del año 2000, se da ese giro radical de la política exterior mexicana hacia posturas muy conservadoras y de derecha, además de que esos dos gobiernos panistas empiezan a cometer una serie de errores diplomáticos elementales, los que sólo demuestran su enorme inexperiencia, en esa política internacional, pero también en la política interna. Y es así que por ejemplo se da, en marzo de 2002, la vergonzosa situación de que Fox invita a Fidel Castro a la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, en la ciudad de Monterrey, pero le pide que no se quede mucho tiempo, para evitar que pueda encontrarse con George Bush hijo, mostrando así una actitud totalmente servil frente al gobierno de Estados Unidos.

En esta misma lógica, se inscribe el torpe manejo del gobierno de Felipe Calderón de la terrible crisis del ataque del ejército colombiano en la ciudad ecuatoriana de Sucumbíos, donde estuvieron involucrados cinco estudiantes mexicanos y cuatro de ellos murieron, logrando sobrevivir solo una estudiante. Ese manejo muestra nuevamente la gran inexperiencia e incapacidad de esos gobiernos panistas en el área de la política exterior. De modo que una cierta presencia independiente y un cierto rol de liderazgo latinoamericano, que México había conquistado en varias décadas gracias a su política exterior relativamente progresista, se derrumbaron totalmente por estas grandes torpezas y errores de ambos gobiernos panistas. Desde el año 2000, México pierde un cierto protagonismo positivo en las arenas internacionales, y su papel diplomático y geopolítico en Latinoamérica comienza a declinar, para cederle esos roles al gobierno de Lula en Brasil, el que a pesar de ciertos errores también muy grandes, como el del envío de cascos azules a Haití, ha sido muy activo a nivel latinoamericano, desplegando una política exterior que más allá de sus evidentes claroscuros, se aparece, comparada con la de México, como una política exterior mucho más relevante y hasta moderadamente progresista.

Y debemos agregar un tercer elemento a este contexto mexicano del año de 2009. Y es que Felipe Calderón es, en sí mismo, un hombre muy torpe. Como lo era también Vicente Fox. Entonces, Calderón estaba aliado con las fuerzas más oscuras, porque la antes mencionada alianza de su Secretario Genaro García Luna con el Cartel de Sinaloa no era la única. Él tenía también nexos con los sectores más conservadores de la Iglesia, lo mismo que con ciertos personajes de la derecha y la ultraderecha europea y latinoamericana. Y uno de esos vínculos era con el presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez. Por eso, Calderón va a aceptar de manera sumisa y complaciente el desarrollo del burdo montaje que le propone el mismo Uribe, montaje en donde el Profesor Miguel Ángel Beltrán es tan sólo la víctima y el chivo expiatorio, cien por ciento inocente, de la confabulación uribista y de sus vanos y ridículos esfuerzos por recuperar su limitada legitimidad perdida.

Pues en esos años previos al año 2009, pasando ahora a la revisión del contexto colombiano de aquellos tiempos, Álvaro Uribe ya había gobernado Colombia por un primer período de cuatro años, y se había reelegido, pero su gobierno estaba ya muy desgastado por haber sido un muy mal gobierno. Así que en 2009, Uribe también se apoyaba ya sobre todo en el ejército y en la policía colombianos, porque era también un gobierno débil y deslegitimado, como el de Felipe Calderón.

Además, era un gobierno que estaba en una gran crisis, debida al inmenso error del ataque de Sucumbíos, en la que se invadió, sin justificación legal alguna y sin razones válidas, el territorio de Ecuador. Esto provocó la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno de Rafael Correa, y entonces Álvaro Uribe vuelve a apoyarse sobre todo en la fuerza, en el ejército. Y ya desde esos años se decía abiertamente que Uribe había financiado grupos paramilitares, y ese era entonces un escándalo que estaba creciendo y que cobrará mucha más fuerza cuando termine su segundo período.6 Sumado a todo esto, se estaban descubriendo los casos inventados de los llamados ‘falsos positivos’ los que fueron promovidos e impulsados en escala masiva por el gobierno uribista, junto a su constante y descarada política brutal de represión hacia todos los movimientos sociales de protesta y de oposición.

Y es dentro de este contexto colombiano de gran debilidad del propio Álvaro Uribe, que él se inventa ese montaje ridículo en contra del Dr. Beltrán Villegas, en un intento desesperado para tratar de relegitimarse dentro de la misma Colombia. Por eso su visita a México antes del secuestro del Profesor Miguel Ángel, en la que seguramente convenció a Felipe Calderón de ser cómplice de dicho montaje, y ajusto los detalles logísticos y prácticos para el mismo. Y Uribe va además a agradecer, con todo cinismo, esta colaboración activa y cómplice del gobierno de Calderón, luego del secuestro y deportación ilegales del Doctor Beltrán. Descarado agradecimiento que desnuda la explícita alianza que estuvo detrás de este burdo montaje, alianza de la más rancia y atrasada ultraderecha mexicana, representada por el Partido Acción Nacional y por Felipe Caderón, y la más rancia y atrasada ultraderecha colombiana, representada por Álvaro Uribe,7 el que paradójicamente, ganó la Presidencia apoyado en el movimiento ‘Primero Colombia’, cuyas raíces principales eran más bien del viejo Partido Liberal.

En cuanto al contexto de América Latina de aquellas épocas, hay que recordar que en el año de 2009, todavía una parte importante de la izquierda vivía bajo la ilusión del supuesto carácter radical y avanzado del llamado ‘progresismo latinoamericano’, ilusión que se fue disolviendo y quebrando progresivamente en los años posteriores, y que ahora ya muy pocos sostienen. Pero en aquellos tiempos, cuando en 1999 Hugo Chávez subió al poder en Venezuela, o en 2002 comenzó el gobierno de Lula en Brasil, o en 2003 el gobierno de Néstor Kirchner en Argentina, o en el año 2005 el de Rafael Correa en Ecuador, y en 2006 se instauró el gobierno boliviano de Evo Morales, un sector de la izquierda de América Latina aún mantenía la ilusión de que estos gobiernos realmente iban a llevar a cabo cambios sociales sustantivos, que podrían realmente hacer una diferencia fundamental frente a los gobiernos neoliberales de derecha anteriores.8

Pero esa ilusión, difundida un poco en diversos ambientes de la izquierda de toda Latinoamérica, va a irse desvaneciendo cuando en los hechos, todos estos gobiernos supuestamente ‘progresistas’, demuestren que ellos son totalmente procapitalistas, y que no representaron nunca los intereses ni de sus respectivas clases populares, ni de sus movimientos sociales realmente anticapitalistas y antisistémicos (aunque luego hayan tratado, e incluso muchas veces logrado, cooptar a los líderes de esos movimientos), sino que siempre representaron a sus respectivas burguesías nacionales. Y ahora es muy claro que fueron esas burguesías nacionales las que impulsaron, sostuvieron y defendieron a esos gobiernos ‘progresistas’ beneficiándose ampliamente de dicho apoyo.

Pues como lo declaró el propio Lula, la burguesía nacional brasileña nunca ganó tanto dinero como lo hizo bajo sus dos gobiernos, y lo mismo puede decirse de la burguesía nacional boliviana bajo el gobierno de Evo Morales, o de las burguesías nacionales ecuatoriana, venezolana o argentina, durante los gobiernos de Correa, de Chávez o de los Kirchner. En cambio ahora, creo que ya muy poca gente que sea realmente de izquierda podría defender a los actuales gobiernos ‘progresistas’ de Gabriel Boric en Chile, o de Gustavo Petro en Colombia, o de Andrés Manuel López Obrador en México, gobiernos tan moderados, tan pálidos y tan descoloridos, incluso en su supuesto lenguaje de izquierda, que sólo combinan una retórica vacía y supuestamente crítica, con una clara práctica totalmente capitalista y represiva, muy poco diferente de los gobiernos de derecha latinoamericanos actuales.

Pero en 2009, este hoy decadente progresismo latinoamericano estaba aún en su fase ascendente, y creo que esto influyó para que tanto la ultraderecha colombiana aliada con Uribe, como la ultraderecha mexicana representada por Calderón se sintieran un poco acosadas, y comenzaran a sentirse derrotadas y cercadas. Ellas se asumían como estando en una etapa de declive, y quizá eso es lo que explica que el propio Uribe haya montado esta especie de intento de golpe de timón desesperado, usando como chivo expiatorio, totalmente inventado, al Profesor Miguel Ángel Beltrán Villegas, el que, hay que decirlo muy claramente, no era más que un académico brillante, que al mismo tiempo defendía de manera clara, firme y explícita la necesidad y la urgencia del cultivo del pensamiento crítico en todas sus formas, y en todos los espacios sociales posibles. Y dado que entre los varios temas que el Dr. Beltrán Villegas había estudiado, estaba también incluido el tema de la historia de las FARC, entonces la rancia y atrasada derecha colombiana de Uribe pensó que podía llevar a cabo el montaje absurdo y el ridículo golpe publicitario de su supuesta ‘aprehensión’, montaje e informaciones que en los años siguientes fueron siendo demostrados como totalmente falsos e inventados, además de ilegales y delirantes, aunque naturalmente si le cambiaron la vida entera al Profesor Miguel Ángel Beltrán Villegas.

* * *

Conocí personalmente al Doctor Miguel Ángel Beltrán en el año de 1992, cuando él cursaba en México sus estudios de Maestría. Él asistió primero a un Coloquio Internacional celebrado en la UNAM, sobre la historia de la corriente francesa de los Annales, y luego a otro Coloquio Latinoamericano sobre la influencia de esos mismos Annales en la historiografía de América Latina. Recuerdo que en este segundo Coloquio hubo ponentes que analizaron la influencia de esa tendencia historiográfica francesa en Perú, en Brasil, en Guatemala, en Argentina, y naturalmente también en México. Así que al concluir el Coloquio, el Profesor Miguel Ángel se me acercó y me pregunto: “¿Y por qué en este Coloquio, no fue incluida la influencia de Annales en Colombia? Porque esa influencia existe y es importante”. Y yo le respondí: “Porque yo no conozco a ningún investigador serio que haya trabajado esa influencia. No dudo que exista ese investigador, pero yo no lo conozco”. Luego el me facilitó algunos materiales sobre este tema, y fue así que inició una larga amistad que perdura hasta el día de hoy.

En aquel año de 1993, no había ido nunca a Colombia, y cuando estuve viviendo un año en Francia, entre 1988 y 1989, para hacer un Posdoctorado en Historia, nunca encontré algún profesor colombiano o de otra nacionalidad que hubiese estudiado el impacto de los Annales en Colombia. Comenzó así una rica relación académica y también una valiosa relación personal, lo que hizo que entre 1992 y 1997, cuando el Profesor Miguel Ángel retornó a Colombia, luego de concluir sus estudios de Doctorado, hayamos participado juntos en varios Coloquios, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, o en la Universidad Iberoamericana, entre otros varios foros.

Después de 1997, cuando el Profesor Beltrán Villegas regresó a Colombia, mantuvimos nuestros vínculos académicos, y así yo fui invitado por él a Colombia, por primera vez, para dar Conferencias en varias Universidades de ese país, invitación que se repitió más adelante en varias ocasiones. También, cuando en el año de 2003 participé en la fundación de una revista de historia y de pensamiento críticos de la cual aún soy miembro, la revista Contrahistorias, propuse a los miembros del Comité de Redacción, que incorporáramos al Doctor Beltrán dentro del Comité Científico Internacional de Contrahistorias, propuesta que felizmente prosperó, lo que entonces enriqueció y potenció una vez más nuestros diversos vínculos académicos.

Así, el Profesor Miguel Ángel colaboró activamente en el trabajo de la revista, publicando primero en 2004 una entrevista que él me realizó, y luego un artículo escrito en coautoría con Natalia Caruso, en el número 5 de Contrahistorias editado en 2005. En 2008, decidió realizar en México un Posdoctorado, el que concluyó exitosamente entre 2008 y 2009. Y precisamente cuando intentaba renovar los trámites para extender esa investigación posdoctoral durante un año más, fue cuando fue ilegalmente secuestrado y deportado a Colombia. Nosotros habíamos estado cenando juntos la noche anterior a su ridícula supuesta ‘captura’, la que no fue tal, porque el Profesor se presentó voluntaria y pacíficamente en las oficinas del Instituto Nacional de Migración, pensando que le entregarían la nueva Visa para poder permanecer un año más en México, y se encontró en cambio con el violento e irracional montaje mediante el cual se intentó justificar su secuestro y su inmediata deportación a Colombia.

Es importante subrayar que para todas las personas que conocían de cerca al Dr. Beltrán Villegas, las acusaciones que se le hacían aparecían como completamente inverosímiles e increíbles, además de absurdas y delirantes. Lo que no impidió que la noticia apareciera en México el lunes 25 de mayo, en la noche, en el principal noticiero de televisión de México, de la cadena Televisa. Y también fueron transmitidas las declaraciones de Álvaro Uribe, proclamando que había sido una ‘gran captura’ y un gran éxito de su gobierno. Lo cual demuestra nuevamente, tanto la vergonzosa complicidad del gobierno calderonista en este burdo montaje, como también el triste papel de los medios de comunicación masiva, que en lugar de investigar mínimamente la verdad y tratar de informarla, se limitan a repetir y difundir los boletines de noticias que les hacen llegar sus respectivos gobiernos.

Ahora, quince años después, y partiendo de considerar los contextos colombiano, mexicano y latinoamericano de esas épocas, es un poco más fácil comprender el limitado sentido de esta irracional acción de las autoridades mexicanas y colombianas, pero en esos momentos si fue un hecho que nos impactó y nos sorprendió profundamente, en virtud de su carácter artero e inesperado. Entonces, frente a lo inverosímil de las acusaciones dirigidas al Profesor Miguel Ángel, nosotros protestamos en la revista Contrahistorias en contra de esta absurda captura, y en contra de todas esas increíbles acusaciones que se le hacían, y también tratamos de seguir de cerca las noticias de sus juicios.

Y vale la pena recordar que en el primer juicio, él fue declarado inocente, pero la Fiscalía colombiana apeló dicho fallo, y el proceso se fue a una segunda instancia, y en ella, él fue absurdamente declarado culpable. A partir de esto, sus abogados llevaron el proceso a un tercer nivel de la justicia colombiana, el más elevado posible, que equivale a lo que en México se llama la Suprema Corte de Justicia, la que es el Tribunal Superior de la justicia mexicana y cuyos fallos son definitivos e irrevocables. Entonces, en esa tercera instancia, el Doctor Miguel Ángel Beltrán fue absuelto y declarado definitivamente inocente.

Durante el complicado proceso de estos tres juicios, cuyo desarrollo se llevó varios años, el Profesor tuvo que exiliarse un tiempo en Argentina, y estuvo dos veces viviendo la terrible experiencia del encierro carcelario, experiencia que ha sido tan agudamente estudiada y diagnosticada por Michel Foucault, y sobre la cual afirma que la cárcel es el único lugar en el que el poder se muestra de manera desnuda, sin tapujos, sin cortapisas, sin encubrimientos. Porque ahí el poder se siente a sus anchas, y siente que puede desplegar toda su potencia y su capacidad de castigo, toda su fuerza represiva en contra de las víctimas que están encarceladas, sin tener que ‘guardar las formas’, y sin necesidad de legitimarse con discursos, porque ahí el poder simplemente actúa.

Y sabemos que esa experiencia de la cárcel, además de ser una experiencia excepcionalmente dura, es también una experiencia contradictoria, porque puede ser al mismo tiempo muy aleccionadora, para aquellas personas inteligentes que la sufren. En este sentido, podemos evocar los célebres Cuadernos de la Cárcel de Antonio Gramsci, por ejemplo. En este sentido, el Profesor Miguel Ángel vivió en la cárcel una experiencia similar a la que han vivido algunos otros pensadores críticos o intelectuales, los que al ser encarcelados, tratan de utilizar sus propias herramientas intelectuales para intentar procesar esta terrible experiencia límite, aunque al mismo tiempo para sacar algunas posibles lecciones útiles de la misma.

Porque resulta muy ejemplar, de manera positiva, el comportamiento del Profesor Beltrán Villegas en la cárcel. Pues esta última quiebra y destruye a mucha gente, literalmente la anula y la aniquila, así que mucha gente no sale indemne de esta atroz experiencia carcelaria, y luego de vivirla ya no es capaz de recuperar su vida anterior. En cambio, felizmente, el Profesor Miguel Ángel Beltrán trató de ‘hacer buena cara al mal tiempo’, y entonces buscar algunos elementos positivos de esta difícil experiencia, a la que fue llevado de manera forzada y además, con fundamentos absolutamente injustos, injustificados, absurdos e irracionales.

Así, al estar conviviendo con los presos, él fue recolectando y ensamblando los elementos para construir un libro muy interesante, en el que recoge los testimonios de muchos de los protagonistas fundamentales de la vida social colombiana de los años más recientes. Se trata de gente que está reunida y que convive cotidianamente en la cárcel, aunque haya llegado allí por razones completamente diferentes: para empezar los propios guerrilleros, tanto los de las FARC como los del ELN, pero también los paramilitares, o los militares mismos, además de los distintos tipos de presos políticos y de presos sociales. Es muy interesante este libro, que se llama La vorágine del conflicto colombiano. Una mirada desde las cárceles.9

En ese libro se nos dan los testimonios directos de esos protagonistas centrales, lo que creo nos permite captar de una manera mucho más cercana a lo real, incorporando como decían los microhistoriadores italianos, la dimensión de lo vivido de la historia. Pues la microhistoria reivindicaba y defendía sin duda la historia general, la macrohistoria, los modelos generales, pero afirmaba también que cuando fuera posible, los historiadores y los científicos sociales también deberían tratar de recuperar esa experiencia vivida directamente por los propios protagonistas, lo que los franceses llaman le vécu. Y lo que hace el Doctor Miguel Ángel en este libro es recuperar esa experiencia de ‘lo vivido’ mismo, tal y como es concebida, sentida, vivida y procesada emocional e intelectualmente por sus propios protagonistas.

Junto a esto, está un hecho que el Profesor Beltrán Villegas me ha referido recientemente. Yo sabía que muchos años antes de estar encarcelado, él estaba interesado, entre muchos otros temas de investigación, también en la historia de las FARC. Así, como muchos otros investigadores de su país, él había estudiado esa historia de las FARC, porque le preocupaba entenderla más a fondo. Y sucedió que cuando estuvo en la cárcel, se encontró directamente con varios guerrilleros que eran militantes activos de las FARC y que en ese momento estaban allí como presos políticos. Y él pudo entrevistarlos con mucho tiempo, ampliamente y sin prisas, de modo que parecía que le habían preparado ese escenario, en donde en lugar de tener que ir a buscar a cada posible testigo, y sólo poder hacer una entrevista hoy, y la siguiente tres meses después, y la tercera en un año, el podía en cambio realizar esas entrevistas en muy poco tiempo y con la amplitud que deseara.

Era como si le hubieran juntado a todos sus ‘testigos’, por usar esta expresión de historiadores y de jueces, y el pudiese entrevistarlos todo el tiempo necesario y hasta agotar sus preguntas e inquietudes completamente. Así que él pudo entrevistar a diecisiete miembros de las FARC que vivieron buena parte de los procesos históricos y políticos de la evolución global de esa organización de manera directa y personal, y que le cuentan tanto su historia como sus propias evaluaciones y experiencias personales. Con lo cual es capaz de escribir una historia de las FARC que en este sentido es totalmente excepcional y original, y que hace de este libro una fuente imprescindible para cualquiera que quiera estudiar o comprender este complejo tema.10

Yo no soy para nada especialista en este tema, pero sí me doy cuenta de que posee esta singular dimensión de rescatar ese elemento de lo vivido y de lo concreto experimentado, que en cambio no está presente en la gran mayoría de las anteriores investigaciones sobre la historia de las FARC. Y todo esto sólo fue posible por la dura experiencia de la vivencia de la cárcel, la que el Profesor Miguel Ángel aprovecha para recabar esos testimonios directos, y para escribir a partir de ellos los dos libros que ya hemos mencionado, y que representan importantes contribuciones para aproximarnos a la reconstrucción de la historia y de la radiografía actual de la verdadera guerra civil que Colombia ha vivido desde hace ya más de medio siglo.

Otro tema importante que se rescata en este libro, es el de las posturas que la Academia dominante y la Universidad tuvieron frente al burdo montaje del gobierno de Uribe. Pues muchas de las autoridades universitarias, junto a muchos colegas y compañeros del Profesor Beltrán, que lo conocían desde hacía muchos lustros y décadas, y que sabían perfectamente que era un Profesor honorable, y un académico e investigador brillante, que dedicaba el cien por ciento de su tiempo a las actividades de la docencia, de la investigación y de la difusión académica, tuvieron actitudes y posturas a veces sumisas, y a veces omisas, pero en ambos casos de clara complicidad con el montaje del gobierno colombiano, cuando no posturas abiertas de promover activamente la criminalización del pensamiento crítico, promoviendo diversos esfuerzos e iniciativas para que él fuera declarado culpable.

De modo que con unas pocas excepciones valientes y notables, la Universidad Nacional de Colombia se mostró como una institución poco solidaria y poco responsable frente a una clara injusticia e ilegalidad cometida en contra de uno de sus Profesores, al mismo tiempo que exhibía su naturaleza predominantemente conservadora, en lo que se refiere a sus autoridades y a sus académicos, aunque no, felizmente, en lo referido a sus estudiantes, los que en cambio sí mantuvieron durante mucho tiempo sus protestas y sus exigencias de liberación del Profesor Beltrán Villegas. En cambio, la Universidad y muchos de sus académicos no solamente guardaron un silencio cómplice, evitando defender la honorabilidad de su propio colega vulnerado, mediante uno o varios pronunciamientos contundentes que plantearan que el Profesor Miguel Ángel llevaba muchos años trabajando para la Universidad, y que todos lo conocían y respetaban, y que por ende respondían totalmente por su persona y por su respetabilidad en general.

En lugar de esto, en el año de 2015, el Doctor Miguel Ángel Beltrán Villegas fue destituido de su cargo como docente, aunque después tuvo que ser restituido en el mismo, cuando el Tribunal Supremo de Colombia lo declaró final y definitivamente inocente. Si no, él no hubiese podido regresar a la Universidad. Por eso, es importante ahora volver a recordar los nombres de las personas, y las declaraciones concretas que entonces hicieron, y las posturas políticas que adoptaron, y cual es el diverso grado de responsabilidad de cada uno, en las distintas medidas que, de diferentes modos, afectaron la situación universitaria del Profesor Miguel Ángel.

* * *

La historia es muchas veces paradójica, y avanza por caminos extraños e insospechados. Por eso hoy, quince años después del artero y cobarde montaje de la supuesta ‘captura’ y ‘aprehensión’ del Profesor Miguel Ángel Beltrán, los personajes principales de ese infeliz acontecimiento han comenzado a ubicarse en el verdadero lugar histórico que les corresponde.

Así, Álvaro Uribe es hoy un personaje totalmente deslegitimado, que en la opinión pública colombiana es concebido como un claro promotor del paramilitarismo, y cuya detención preventiva fue solicitada por la Corte colombiana en 2020, obligándolo a renunciar a su puesto como Senador, y provocando que su caso pasara a manos de la Fiscalía, la que recientemente, en marzo de 2024, lo llamó a juicio, por los cargos de fraude procesal y de soborno a testigos. Y esperemos que un poco de verdadera justicia se cumpla, y Uribe sea muy pronto condenado a pagar todos los crímenes que ha cometido a lo largo de prácticamente toda su vida.11

Por su parte, Felipe Calderón es también un presidente completamente desprestigiado en México y en el mundo, al ser concebido como el responsable del ciclo todavía abierto del aumento desmesurado de los desaparecidos mexicanos, el que no se ha detenido ni disminuido durante el gobierno de López Obrador, así como de la enorme y espeluznante cifra de los llamados ‘muertos colaterales’ que antes mencionamos, y que fue provocada por su insensata y absurda ‘guerra al narcotráfico’. Además, él está hoy exiliado en Estados Unidos, temeroso de que su Secretario de Seguridad, Genaro García Luna, hoy acusado de colusión con el Cartel de Sinaloa, pueda delatarlo como obvio cómplice, y también como beneficiario directo de esa misma colusión. Y no es para nada imposible que una vez que García Luna sea condenado, decida confesar dicha culpabilidad de Calderón, aportando pruebas prácticas de la misma, para a partir de esto intentar negociar alguna reducción de su pena.

Mientras tanto, el profesor Miguel Ángel Beltrán Villegas se ha convertido, en toda Colombia, y también en buena parte de toda América Latina, en un claro ejemplo de los reales riesgos que corren hoy todos aquellos que se atreven a cultivar el pensamiento crítico, a ejercer una docencia realmente libre y autónoma, a difundir las múltiples injusticias que cotidianamente padecemos, dentro de las Universidades, y también dentro de nuestras sociedades, y a investigar guiados solamente por la búsqueda de la verdad y por el afán de comprender la compleja realidad actual.

Pero también se ha convertido en un ejemplo paradigmático de ese mismo pensamiento crítico latinoamericano, y en un referente práctico que, en contra de todos los poderes hoy dominantes, en Colombia, en México, en América Latina y en el mundo entero, nos demuestra una vez más que siempre es posible resistir con dignidad, y que siempre se puede continuar defendiendo con orgullo y con valentía nuestras propias ideas, y que aún en las condiciones más adversas se pueden mantener vigentes nuestras posiciones, y que siempre seremos capaces de afirmar nuestras verdades, y de proseguir reivindicando, al precio que sea necesario, la inmensa e invencible fuerza de la razón, en contra de las bajas y terribles razones de la fuerza.

Este texto corresponde al prólogo del libro México y Colombia: Alianza para un secuestro. Persecución al pensamiento Crítico. El caso del sociólogo y profesor universitario Miguel Ángel Beltrán Villegas (2009-2025) Volumen I. Secuestro, cárcel y Juicio, cuyos autores son Natalia Caruso (Universidad Pedagógica Nacional), Rosembert Ariza y Miguel Ángel Beltrán (Universidad Nacional) y que fue lanzado en el auditorio Camilo Torres de la Universidad Nacional de Colombia el jueves 22 de mayo.

Carlos Antonio AGUIRRE ROJAS es investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM- México.

Notas:

1 A este respecto, cfr. el ‘Editorial’ del diario La Jornada, del domingo 24 de mayo de 2009, página 2, publicado sólo dos días después del artero secuestro y la ilegal deportación del Doctor Miguel Ángel Beltrán Villegas, llevados a cabo por las autoridades mexicanas, en total connivencia con las autoridades colombianas.

2 Al usar el concepto de ‘situación-limite’ estamos pensando en la definición que Jean-Paul Sartre dio del mismo en su texto, “Pour une théâtre de situations”, incluido en su libro Une théâtre de situations, Ed. Gallimard, París, 1992. Y sobre la radical experiencia carcelaria y sus múltiples implicaciones, cfr. Michel Foucault, Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión, Ed. Siglo XXI, México, 1976.

3 Dice el Subcomandante Insurgente Marcos: “…la gente ya está harta, ya está harta y no cree en ningún partido político, en ninguno, ni cree en la vía electoral. Se está levantando allá abajo, se está preparando un gran estallido social, grande, como ni en la Revolución Mexicana ni en la Guerra de Independencia…”, en “Reunión con el Magisterio y otros sectores de Tlaxcala”, del 20 de febrero de 2006, en el sitio de Enlace Zapatista, en: https://enlacezapatista.ezln.org.mx. Una idea similar expresa Immanuel Wallerstein en dos de sus Comentarios, titulados “La bomba de tiempo mexicana”, del 1 de octubre de 1999, y “La tempestad mexicana: ¿Insurrección o guerra civil?” del 15 de diciembre de 2006, ambos incluidos en Contrahistorias, num. 33, 2020.

4 En el sitio de Wikipedia en español se dice que “Entre diciembre de 2006 y enero de 2012, murieron alrededor de 121,000 personas, mediante ejecuciones, enfrentamientos entre bandas rivales y agresiones a la autoridad”, en la entrada “Guerra contra el narcotráfico en México”, en el sitio en internet: https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_contra_el_narcotráfico_en_México.

5 “En el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) hubo 854 desparecidos; con Felipe Calderón (2006-2012), 17,210 y con Enrique Peña Nieto (2012-2018), 35,305, de acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas”. Sobre este punto, cfr. el artículo “100,012 desaparecidos”, del 2º de mayo de 2022, en el sitio en internet: https://animalpolitico.com.

6 Sobre estos turbios vínculos entre el Estado colombiano y los grupos paramilitares, que abarcan desde los niveles locales y regionales, hasta la escala nacional, cfr. el libro colectivo Parapolítica. La ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos, Ed. Intermedio Editores, Bogotá, 2007.

7 Una vez consumado el montaje, y la ilegal deportación a Colombia del Doctor Miguel Ángel Beltrán Villegas, Uribe declaró: “Hago llegar nuestra más sentida voz de gratitud al presidente Calderón, porque en México se acaba de capturar a uno de los terroristas más peligrosos de la organización narcoterrorista FARC”, en el diario Crónica, del 24 de junio de 2009, página 7. Más allá de las afirmaciones delirantes y calumniosas de Uribe, queda aquí claro el contubernio entre los dos presidentes y los dos gobiernos mencionados.

8 Para una crítica de las limitaciones, del verdadero contenido de clase, de los intereses sociales subyacentes y de los objetivos globales de todos esos gobiernos que fueron llamados ‘progresistas’, e incluso gobiernos ‘del giro a la izquierda’ de América Latina, que nos sea permitido remitir a nuestros trabajos Carlos Antonio Aguirre Rojas, América Latina en la encrucijada, Ed. Contrahistorias, México, 2005, Antimanual del Buen Rebelde, Ed. El Viejo Topo, Barcelona, 2015, y Movimientos antisistémicos y cuestión indígena en América Latina, Ed. Quimantú, Santiago de Chile, 2018.

9 Véase Miguel Ángel Beltrán Villegas, La vorágine del conflicto colombiano. Una mirada desde las cárceles, Ed. CLACSO, Buenos Aires, 2018, libro digital consultable en el sitio en internet: https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20180808092008/La_Voragine_del_conflicto.pdf.

10 Nos referimos al libro de Miguel Ángel Beltrán Villegas, Las FARC-EP (1950-2015): luchas de ira y esperanza, Ed. Desde Abajo, Bogotá, 2015.

11 Sobre la opinión pública generalizada de la figura de Uribe, y sobre ese llamado a juicio reciente, véanse los artículos de Nicholas Dale Leal, “La nube negra que persigue a Uribe”, en el diario El País, del 29 de noviembre de 2023, de Camila Osorio, “La fiscalía llama a juicio a Álvaro Uribe por el caso de falsos testigos”, en El País, del 9 de abril de 2024, y el de Emma Jaramillo Bernat, “El expresidente Uribe tras ser llamado a juicio: ‘Me abren las puertas de la cárcel sin pruebas’”, del 10 de abril de 2024, todos ellos en el sitio: https://elpais.com/america-colombia/.

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