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AnteayerSalida Principal

Dan Schreiber: “Las teorías conspirativas hoy se usan como un arma política”

30 Noviembre 2025 at 00:01

En los últimos años, lo que antes ocupaba los márgenes –conspiraciones, creencias heterodoxas, teorías imposibles, supersticiones contemporáneas– ha ido abriéndose paso hasta el centro del debate público. Ya no habita solo en foros oscuros, sino que atraviesa parlamentos, campañas electorales, discursos oficiales y conversaciones familiares. Lo extraño, lo irracional y lo indemostrable se han convertido, de pronto, en herramientas políticas, en refugio emocional y en forma de resistencia –o de manipulación– frente a un mundo cada vez más complejo y tecnificado.

Ese es, precisamente, el territorio que explora Dan Schreiber en La teoría de todo lo demás. Un viaje al mundo de las rarezas, publicado en castellano por Capitán Swing: un recorrido por historias tan insólitas como reveladoras, protagonizadas por científicos excéntricos, estrellas de Hollywood influidas por profecías apocalípticas, investigadores obsesionados con las plantas, ganadoras del Nobel que rescatan saberes ancestrales o personas que habitan, sin complejos, en la frontera entre la ciencia y la creencia.

Lejos de la burla fácil o el sensacionalismo, Schreiber se aproxima a este universo con una mezcla de humor, curiosidad y rigor, mostrando cómo lo que hoy consideramos absurdo ha estado, en muchos casos, en el origen mismo de algunos de los mayores avances del conocimiento humano. Reflexionamos con el autor sobre la relación entre ciencia y misterio, el auge de las teorías de la conspiración, la fragilidad de la verdad en tiempos digitales y la persistencia humana de creer, incluso cuando no deberíamos.

En tu libro reúnes un conjunto de historias que, aunque puedan parecer extravagantes, hablan de un deseo humano de escapar de la monotonía de la explicación puramente racional. ¿Qué dice eso sobre nuestra relación con el misterio y los límites de la ciencia?

Lo que más me interesa es cómo lo extraño y lo científico suelen ir de la mano, aunque se esconda. Cuando se publica un artículo científico, la parte rara del proceso suele barrerse bajo la alfombra. Nadie quiere decir: “Lo descubrimos porque el científico tuvo una intuición extraña la noche anterior”. Eso se deja para un biógrafo dentro de treinta años.

«Lo que más me interesa es cómo lo extraño y lo científico suelen ir de la mano, aunque se esconda».

Y hemos convertido las creencias no convencionales en algo vergonzante. La gente teme ser juzgada en su vida profesional o por sus amigos. Yo quería mostrar que, a veces, pensar de una forma lateral puede llevar más rápido a un resultado que pensar de manera lineal. No intenta defender nada, solo mostrar cómo ocurrieron ciertos descubrimientos y cómo personas brillantes dedicaron años a ideas que hoy nos parecerían ridículas.

Tengo la sensación de que el valor o la consideración que se le da a las teorías conspirativas ha cambiado mucho en pocos años. Ahora parecen tener un peso mucho más oscuro, incluso un impacto político real. ¿Qué ha cambiado?

Ha cambiado todo. Cuando éramos pequeños, no entendíamos las implicaciones. Pero, además, el contexto político actual lo ha transformado todo. Antes, si alguien hablaba de conspiraciones, desde el poder respondían: “Eso es solo una teoría conspirativa”. Hoy ocurre lo contrario: se usan como arma política. Si alguien hace algo mal, basta con decir: “Hay una conspiración contra mí”, y dejar que Internet haga el resto.

Puedes ausentarte una hora y, al volver, miles de personas habrán construido por ti la narrativa. Eso lo convierte en algo peligroso. Ya no es un tío raro en una cena familiar: ahora puede influir en elecciones, en políticas sanitarias, en decisiones colectivas.

En el libro también hablas del retorno de prácticas “místicas” en un contexto científico. ¿Cómo ves ese resurgir?

Es una mezcla curiosa. Por un lado, vivimos el auge de lo irracional: astrología, tarot, energías… nunca había visto a tanta gente de mi entorno creer en eso sin complejos. Y creo que la pandemia aceleró este proceso: de pronto, cualquiera se sentía con autoridad para hablar como experto en medicina.

«La imaginación, la intuición, la narrativa… han estado siempre ahí. Lo importante es distinguir entre lo que puede acompañar y lo que no puede sustituir a la ciencia».

Lo inquietante es cuando la intuición empieza a pesar más que los datos. Yo soy bastante racional y me preocupa lo que ocurre en lugares como Estados Unidos con la medicina. Pero tampoco hay que eliminar por completo esa parte humana, simbólica. La imaginación, la intuición, la narrativa… han estado siempre ahí. Lo importante es distinguir entre lo que puede acompañar y lo que no puede sustituir a la ciencia.

Mientras hablabas de la intuición y la línea difusa entre lo razonable y lo absurdo, pensé en cómo la locura ha sido tratada históricamente en Occidente: de una posición ambigua, incluso ligada a cierta verdad (como señala Foucault), a su encierro e institucionalización en la modernidad. ¿Crees que hoy las teorías conspirativas y las creencias marginales funcionan como un nuevo “espacio” para aquello que antes se llamaba locura?

Creo que definitivamente estamos etiquetando demasiado rápido a las personas. Hay una tendencia constante a meter a todo el mundo en una caja a partir de un solo dato: lo que creen, a quién votan, a qué le dan “me gusta”. A menudo se dice que las personas que creen en cosas como Bigfoot, por poner un ejemplo, son automáticamente de extrema derecha o simpatizantes de Trump. Y, por mi experiencia personal, eso no siempre es así. Tengo amigos que creen en Bigfoot que son personas perfectamente funcionales, que votan a la izquierda, que tienen una mirada completamente crítica sobre el mundo.

Estamos demasiado obsesionados con clasificar a las personas a partir de un único rasgo. Y eso nos lleva rápidamente a usar la palabra “locura” como forma de deslegitimar, de expulsar al otro del espacio común del diálogo. En cierto modo, sí: la conspiración, la creencia radical o extravagante se han convertido en una nueva forma de estigmatización. Ya no necesitamos un manicomio físico: basta con etiquetar a alguien como “conspiranoico”, “loco” o “irracional” para expulsarlo simbólicamente.

Y, al mismo tiempo, eso convive con una paradoja: cada vez más personas se sienten cómodas expresando públicamente creencias que antes se habrían callado por vergüenza. Esto puede parecer una apertura, pero también puede generar comunidades muy cerradas, autorreferenciales, en las que la creencia se refuerza sin ningún tipo de contraste ni pensamiento crítico.

«Estamos demasiado obsesionados con clasificar a las personas a partir de un único rasgo. Y eso nos lleva rápidamente a usar la palabra “locura” como forma de deslegitimar, de expulsar al otro del espacio común del diálogo».

En términos de “epistemología popular”, es decir, de cómo las personas corrientes elaboran lo que entienden como verdad o conocimiento válido, qué dirías que es más peligroso hoy en día: ¿una credulidad ingenua que acepta cualquier relato alternativo, o un escepticismo absoluto que niega todo lo que no encaje en un marco racional extremadamente estrecho?

Si nos situamos en el plano práctico y material, no hay ninguna duda para mí: la ciencia es lo más importante. La razón por la que millones de personas están vivas hoy es porque la ciencia ha desarrollado medicamentos, tratamientos, tecnologías sanitarias, modelos de prevención. No hay forma de equiparar eso con el pensamiento mágico.

Dicho esto, en términos puramente humanos, ambas dimensiones forman parte de lo que somos. Antes de la ciencia moderna sobreviven miles de años de humanidad, guiados por mitos, relatos, intuiciones, creencias religiosas. Puede que la esperanza de vida fuera menor, pero la imaginación, la construcción simbólica del mundo, también nos trajo hasta aquí. El problema llega cuando esa imaginación sustituye la realidad. He leído testimonios de personas que creen que poseen poderes curativos y convencen a padres de no llevar a sus hijos al hospital. Y ahí la línea se vuelve trágica, letal. Ese es el límite innegociable.

Hay una historia en el libro que me fascinó especialmente: el caso de Tu Youyou. 

Es una historia magnífica. Tu Youyou ganó el Nobel combinando conocimiento ancestral chino y tecnología moderna. Consultó un texto de hace 1.600 años que mencionaba una planta, el qinghao, y a partir de ahí logró aislar el principio activo que hoy es clave contra la malaria: la artemisinina.

«La imaginación, la construcción simbólica del mundo, también nos trajo hasta aquí. El problema llega cuando esa imaginación sustituye la realidad».

Hay además un detalle hermoso: su nombre, Youyou, no es una palabra, sino el sonido que hace un animal —un ciervo— en un poema donde precisamente aparece esa planta. Y cuando ese principio activo llega a Occidente, se bautiza como Artemisia, por la diosa griega Artemisa, siempre asociada a un ciervo. Es una coincidencia simbólica que no explica la ciencia, pero que añade profundidad humana a la historia.

La otra historia que me ha sorprendido ha sido la de Cleve Baxter, el hombre que conectó un polígrafo a una planta. ¿Qué pasó exactamente?

Baxter trabajaba con polígrafos para el FBI. Una noche, en su oficina, conectó la máquina a la hoja de una planta que tenía allí. Primero quiso ver qué ocurría si la regaba, pero en un momento dado pensó en quemarla. Y la aguja se disparó justo cuando tuvo esa intención. Eso le llevó a preguntarse si la planta estaba reaccionando al pensamiento, no al acto. Desde ahí empezó a hacer experimentos extrañísimos: salía a la calle, provocaba en sí mismo una sensación intensa de miedo (por ejemplo, casi cruzar delante de un coche), anotaba la hora, y al volver comparaba esas horas con el registro del polígrafo. Y encontraba picos coincidentes.

¿Demostrable? No lo sé. ¿Poético? Muchísimo. ¿Revelador de una intuición humana más profunda? También. Hoy sabemos que las plantas sí se comunican a través de redes subterráneas. No telepatía, claro, pero sí una complejidad que no imaginábamos. A veces quienes se adelantan lo hacen de forma torpe, pero no necesariamente desde el vacío.

Para cerrar: ¿hay alguna teoría de la conspiración que te resulte mínimamente convincente o comprensible?

No creo en ninguna de las clásicas. Pero cuanto más las estudio, más comprendo por qué la gente cae en ellas. Por ejemplo, la del falso alunizaje: creo plenamente que llegamos a la Luna, pero la narrativa alternativa es fascinante. No vivo guiado por conspiraciones, pero sí por la sincronía, por la coincidencia significativa. Si tengo que tomar una decisión importante y de repente escucho una canción que menciona uno de los lugares entre los que dudo, probablemente me incline por ese. Soy narrador: mi cerebro busca historias. Pero eso no sustituye jamás a la razón en lo que de verdad importa.

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«Comprometidos con la verdad» lema de la I Jornada contra la desinformación organizadas por CLABE

16 Octubre 2023 at 12:53

El Club Abierto de Editores (CLABE), (@clabe_editores), celebra mañana 17 de octubre, en la Casa de América de Madrid, la ‘I Jornada contra la desinformación’ una iniciativa pionera en la lucha por la verdad y la autenticidad informativa. Bajo el lema ‘Comprometidos con la verdad’, el evento pretende abordar la problemática de la desinformación y sus implicaciones en la sociedad actual.

El evento contará con la participación de expertos en la materia como son: Martyna Bildziukiewicz (@MBildziukiewicz), jefa grupo trabajo East Stratcom (@eu_eeas), Comunicaciones estratégicas; Fernando G. Urbaneja, (@fgurbaneja), Presidente de la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo de FAPE; Virginia Pérez-Alonso, Vocal de la Junta Directiva de CLABE y Directora de Público (@publico_es)

; Juan Zafra (@prensa14), Director General de CLABE; Rosalía Lloret, (@rlloret) Directora General de eldiario.es; y Raúl Magallón (@raulmagallon), Profesor del Departamento de Comunicación de la Universidad Carlos III, reconocido autor de ‘Unfaking News. Cómo combatir la desinformación’ y ‘Desinformación y Pandemia‘ y reponsable de la elaboración de la Declaración en defensa de la calidad democrática y cultural. Contra la Desinformación’ que se presentará en el evento.

En el marco de la I Jornada contra la desinformación presentamos la 'Declaración en defensa de la calidad democrática y cultural. Contra la Desinformación'.

El texto lo ha elaborado @raulmagallon, profesor @uc3m e investigador en este ámbito

Accede aquí: https://t.co/M6pYtpkBjv pic.twitter.com/2f4kWO94fx

— CLABE (@clabe_editores) October 10, 2023

El programa abordará una amplia gama de temas críticos, desde el papel de la tecnología en la propagación de la desinformación hasta la responsabilidad de los medios de comunicación en la promoción de la alfabetización mediática, así como la perspectiva europea, la desinformación durante los conflictos, el compromiso y el papel de los medios de comunicación, y cómo aborda la UE la desinformación. La participación de estos destacados expertos promete enriquecer el debate y promover iniciativas de interés de cara a la búsqueda de soluciones efectivas para abordar esta problemática.

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Nuevas Herramientas y Estrategias en la tercera edición revisada del Online Journalism Handbook de Paul Bradshaw

15 Septiembre 2023 at 10:01
Por: Equipo PC

Una visión integral de las últimas tendencias en periodismo en línea en tiempos de pandemia que aborda desde cómo realizar una entrevista online, a cómo afrontar el acoso en línea o la desinformación.

La tercera edición del Manual de Periodismo en Línea, (The Online Journalism Handbook), revisada por su creador, el periodista y blogger Paul Bradshaw, (@paulbradshaw), editor del Online Journalism Blog y autor de diversos libros sobre periodismo digital e Internet como: Online Journalism Handbook y Scraping for Journalists, ya está disponible. En esta edición revisada combina su experiencia tecnológica con orientación práctica para mostrar cómo los periodistas y comunicadores pueden aprovechar las nuevas tecnologías para mejorar su trabajo.

Entre las novedades de esta edición, más extensa en comparación con la anterior, se incluyen nuevos capítulos sobre cómo escribir correos electrónicos con eficacia y participar en un chat, además, explora diversos formatos de narración digital. También se abordan temas como el acoso en línea, la desinformación y la evasión de noticias o el uso profesional de gifs, memes y emojis. Además, se considera el impacto de la pandemia en las prácticas periodísticas, incluyendo consejos para entrevistas desde el ordenador.

Un manual esencial tanto para estudiantes de periodismo como para periodistas profesionales o creadores de contenido, así como para aquellos involucrados en los medios digitales.

La cobertura se actualiza en cuanto a accesibilidad, inclusión y diversidad en el periodismo en línea, y se presentan nuevos formatos, como audio, hilos de Twitter, el formato «Historias», gráficos y «scrollytelling». Se incluyen ejemplos internacionales para ofrecer perspectivas globales.

En los próximos meses, según nos cuentan en la web, compartirán extractos y material adicional que se omitió debido a la extensión de esta edición. Este manual ofrece una visión completa y actualizada del periodismo en línea en constante evolución.

Puedes adquirirlo aquí.

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Abordando las «fake news»: III Cumbre Global sobre Desinformación del 27 al 28 de septiembre

25 Julio 2023 at 14:14
Por: Equipo PC

La tercera edición de la Cumbre Global sobre Desinformación reunirá virtualmente a más de 20 destacados oradores internacionales durante los días 27 y 28 de septiembre con el objetivo de abordar la creciente amenaza que representan las «fake news» para la democracia.

El evento, online y gratuito, y contará con la participación de más de 30 países. Periodistas, investigadores, académicos, fact-checkers, medios de comunicación, representantes gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, profesores y estudiantes se darán cita en este encuentro sobre la amenaza de la desinformación.

La Cumbre Global sobre Desinformación ha sido un evento de gran relevancia en años anteriores, y este año no será la excepción. La Sociedad Interamericana de Prensa, (@sip_oficial), el Proyecto Desconfío de Argentina, (@DesconfioA) y la Fundación para el Periodismo de Bolivia, (@Fperiodismo), organizadores del evento, tienen como objetivo proporcionar un espacio de reflexión y debate en torno a los desafíos actuales a los que se enfrenta la sociedad en el ámbito de la desinformación.

Durante los dos días de la cumbre, se abordarán cinco ejes fundamentales:

  1. Desinformación electoral: un desafío para la democracia.
  2. «If It doesn’t spread is dead»: el reto de construir estrategias eficaces para la distribución de contenidos verificados.
  3. Recuperar la confianza en la era de la desinformación: construyendo indicadores de calidad de las noticias.
  4. Verificación en la era de la IA: retos y soluciones.
  5. Media literacy: alfabetización de las audiencias en tiempos de Tik-Tok.

Los interesados en participar en este evento pueden inscribirse a través del sitio oficial: www.cumbredesinformacion.com o ponerse en contacto a través del correo electrónico info@cumbredesinformacion.com.

 

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UPDATING NEWS: Información y democracia: «Más información no ha traído un mundo donde nos sintamos mejor informados, pero tampoco un mundo más democrático»

23 Mayo 2023 at 16:00

«La idea de estar informado, pero, sobre todo, de sentirse bien informado en este momento está en entredicho», nos expica Raul Magallón, (@raulmagallon ), periodista, escritor y profesor de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid, hablando de su nuevo libro: UPDATING NEWS: Información y democracia.

Un nuevo trabajo que quiere ir un paso más allá, y tratar de explicarnos: «¿Por qué en este momento resulta más complicado reconocer la verdad si nuestro conocimiento sobre lo que somos es mucho mayor de lo que había sido nunca?

R.M- Más información no ha traído un mundo donde nos sintamos mejor informados, pero tampoco un mundo donde más información sea sinónimo de un mundo más democrático. La fatiga informativa, el papel de las redes sociales en la economía de la atención y su capacidad de viralizar lo emocional y el lugar de la desinformación como una disfunción normalizada e integrada en el sistema son algunas de las consecuencias más evidentes de esta situación. Por otra parte, la búsqueda de la verdad es un proceso mucho más complejo y aburrido que requiere más tiempo y tiene más matices que las narrativas que pretenden desinformar apelando a las emociones y buscando atajos intelectuales.

P.G- ¿Qué papel crees que jugará la desinformación en las elecciones a la Asamblea de Madrid, del próximo 28 de mayo?

R.MLa desinformación funciona mejor en escenarios de incertidumbre y desconfianza creciente en el sistema. En este sentido, los ciclos de actualidad determinan las narrativas preferentes de cada campaña electoral, si bien es cierto que hay narrativas globales que se adaptan a contextos locales.
Por otra parte, es importante que los actores, organismos e instituciones encargadas de velar por el buen funcionamiento de la máxima representación de la democracia que son las elecciones sean capaces de ser ágiles, transparentes y capaces de transmitir confianza ante cualquier cuestión relacionada con el proceso electoral.
En cualquier caso, son elecciones locales y autonómicas que no sólo se celebran en Madrid sino en todo el país y, por lo tanto, tienen sus propias lógicas locales y particulares que a veces coinciden y, otras muchas, compiten entre sí.

P.G- ¿De qué forma consideras que: «los sistemas democráticos están perdiendo la capacidad de creer en ellos mismos».

R.M- Los países que viven en democracia han dismi­nuido en la última década. Los distintos informes que intentan medir la calidad democrática de los países coinciden en el diagnóstico. Por ejemplo, los datos de The Global State of Democracy Report del año 2022 desta­caban que, entre 2016 y 2021:

el número de países que se dirigían hacia el autoritarismo era más del doble del número de países que habían avan­zado hacia la democracia.

(Raul Magallón).

R.M- Durante ese período, 27 países experimenta­ron una rebaja en su clasificación, mientras que solo 13 mejoraron.

P.G-¿A qué te refieres cuando hablas en el libro de «El acontecimiento mediático como catalizador político»?


RM- Cada generación tiene en su imaginario y en su memoria social y colectiva una serie de acontecimientos mediáticos e históricos que sirven de punto de referencia común, que aportan sentido a un pasado común y que establecen puentes y diálogos entre las historias personales y las colectivas.
Lo que hemos visto con el asalto al Capitolio en EEUU o el intento de asalto de los tres poderes en Brasil, es que hay determinados acontecimientos que intentan activar determinadas respuestas políticas y sociales.
Podemos pensar que son fenómenos aislados, pero también que el populismo no sólo tiene memoria sino que a partir de esa memoria ejercitada puede crear estrategias y tácticas cada vez mejor diseñadas a nivel global.

PG- ¿Qué papel juega, en este nuevo ecosistema informativo la irrupción de la Inteligencia Artificial?


R.M-Si pensamos desde el punto de vista del consumo informativo, una de las grandes diferencias entre el nacimiento de internet y la emergencia actual de la inteligencia artificial es que, en la actual economía de la atención, ésta no solo compite con internet o la televisión, sino que está en competencia con un mercado de la atención cada vez más saturado.
Sin embargo, si pensamos en la IA como una tecnología disruptiva creo que puede ser muy útil a la hora de encontrar patrones en grandes bases de datos, estructurar mejor las ideas y también a la hora de explorar futuros posibles. Ahí considero que nos puede ayudar, estableciendo distintas posibilidades para interpretar las consecuencias futuras de determinados hechos y acciones y poder adaptarnos más rápidamente a ellas.

PG- Sigues pensando que, como señalabas en «UnfakingNews. Cómo combatir la desinformación»«La alfabetización digital se ha convertido en una de las soluciones de consenso al problema de la desinformación».


R.M- Si cogiéramos una estimación moderada del tiempo de uso de redes sociales por parte de nuestros jóvenes, unas cuatro horas diarias, tendríamos un total de 1460 horas anuales de consumo de redes sociales. Pensemos que se estima que un estudiante de secundaria pasa entre 1000 y 1050 horas anuales en clase.
Es evidente que si nuestros jóvenes pasan más tiempo en redes que en clase,

necesitamos integrar la formación sobre las posibilidades, riesgos, limitaciones, etc. de esas redes en el curriculum escolar. No se entiende cómo no hemos podido integrar formalmente una sola hora de docencia para explicar una cuestión tan importante.

(Raul Magallón).

R.M- Los representantes políticos hablan de proyectos concretos, iniciativas particulares, etc. pero hace falta un plan mucho más ambicioso y un compromiso colectivo real.

P.G-En el último capítulo del libro señalas: «La última década no tuvo lugar porque no pensamos en cómo imaginar juntos la siguiente», qué quieres decir con eso exactamente.

R.M.- En realidad, es un guiño al sociólogo Jean Baudrillard que escribió en los años 90 “La Guerra del Golfo no ha tenido lugar”. Fue una expresión provocadora que no buscaba negar la realidad de la guerra sino todo lo contrario, explicar la importancia de los medios a la hora de configurar y marca la realidad compartida y la percepción de lo socialmente relevante. Aunque con matices, sigue teniendo vigencia la idea de que lo que deja de verse en los medios deja de tener relevancia social.
En la última década hemos hablado mucho del papel de las redes sociales, de la perdida de confianza en los medios de comunicación, de una tecnología que nos iba a permitir aumentar el número de países democráticos en esos rankings, de las posibilidades para luchar contra la desigualdad de la globalización, etc.
Sin embargo, la realidad es que hay -al menos- una generación que está determinada por la crisis de 2008, la pandemia y ahora las consecuencias de la guerra en Ucrania y el consiguiente aumento de las desigualdades.
Explorar las posibilidades democráticas de la próxima década pasa por establecer otro tipo de criterios más tangibles y también por tener el horizonte de expectativas mucho más claro sobre cómo reducir esas desigualdades, generar una mayor igualdad de oportunidades y aumentar el número de personas y países que confían en la resiliencia, eficacia y fortaleza de los sistemas democráticos.

P.G- ¿A quién le recomendarías leerlo?

R.M- La idea principal del libro es explorar los principales relatos y narrativas que nos han llevado a pensar que nos sentimos peor informados, que los sistemas democráticos ya no son tan atractivos socialmente y establecer un punto de partida para salir de esa dinámica de incertidumbre y desconfianza.
Creo que es un libro que conecta con la percepción de un diagnóstico compartido en torno al momento actual y que puede plantear desafíos intelectuales e interrogantes comunes. El objetivo del libro no es tanto que el lector pueda obtener respuestas, sino que genere nuevas preguntas y matices sobre algunas cuestiones en ese lector.

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