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Crisis de las mamografías: ¿susto o muerte para Moreno?

9 Diciembre 2025 at 15:17

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Una pesadilla recurrente de la izquierda andaluza podría ser esta: el presidente Juan Manuel Moreno Bonilla fumándose, sin ser fumador, plácidamente un puro en el palacio de San Telmo mientras contempla ensimismado cómo las volutas del cigarro ascienden muy, muy despacio hasta diluirse silenciosamente en las oquedades del bello artesonado que ennoblece el techo de su despacho presidencial. Y lo peor de todo: el tipo llevaría como unos siete años fumándose el maldito puro.

Desde que en 2022 logró su mayoría absoluta, no menos inesperada que la milagrosa carambola que cuatro años antes lo llevó a la presidencia, los intentos de la oposición de erosionar su figura se asemejan a esas inocuas espirales de humo que nuestro hombre observa abstraído, sin inquietud, consciente de que las pobres volutas, como la izquierda andaluza, no pueden dejar de ser lo que son: humo, niebla, sombra, nada.

En su primer mandato Moreno tuvo que lidiar con las exigencias ocasionalmente montaraces de aquel Vox, que, en alianza con Ciudadanos, lo había hecho presidente y garantizaba la estabilidad de su gobierno; los apuros en que, de cuando en cuando, los ultras ponían al presidente se vieron, sin embargo, felizmente neutralizados por un entreguismo del partido naranja que hizo la legislatura conservadora mucho más plácida de lo que auguraba la aritmética parlamentaria.

Lo nunca visto en 30 años

Ya con la mayoría absoluta lograda merced al abstencionismo de la izquierda y el desistimiento de C’s, que Moreno premiaría recompensando a su líder Juan Marín con un cargo tan poco expuesto y trabajoso como bien remunerado, su actual segundo mandato había venido siendo una balsa de aceite en la que el presidente flotaba serenamente sin temor a perturbación alguna hasta que –en política no hay bien que ocho años dure– en octubre pasado saltaba el escándalo del cribado de cáncer de mama: al menos 2.317 mujeres, según el moderado cómputo de la Junta, no fueron advertidas de que debían hacerse una nueva prueba porque el resultado de la primera era dudoso. Nunca durante las tres décadas largas que lleva implementado el programa había sucedido nada comparable. Nunca. Para la Junta se trata de un error; para la oposición, de un escándalo; para las mujeres, de un espanto.

La ola de indignación social cogió al presidente a contrapié, como si no diera crédito a lo que estaba pasando, y desde hacía muchos meses además, en el sistema sanitario andaluz. ¿Un error? ¿Una disfunción? ¿Una chapuza? Cuando cualquiera de estas tres particularidades se prolonga durante años sin que nadie les ponga fin, error, disfunción o chapuza mudan de estado político: lo que era anécdota adquiere el estatus de categoría, lo que parecía accidental alcanza el rango de estructural, lo que era amenaza ocasional pasa a ser peligro permanente.

Un mes después de estallar la crisis, que en pocos días había obligado al presidente a prescindir de su consejera de Salud, la Junta todavía no había dado una explicación creíble, convincente y detallada de las causas de ese gigantesco error/disfunción/chapuza que tiene en vilo a miles de mujeres. Además de fuertemente politizado (como no podía ser menos), el caso de las mamografías ha pasado a estar judicializado. La Fiscalía está decidida a averiguar por qué pasó lo que pasó: para sonrojo del periodismo y bochorno de la política, la justicia parece hoy por hoy la única garantía de que se acabe sabiendo la verdad, pues ni el periodismo, que no pasa por su mejor momento, ni la oposición, que está en el peor, han logrado taladrar el muro de opacidad, escapismo y silencio levantado por el Gobierno andaluz para protegerse a sí mismo, no a las mujeres, de los efectos virtualmente letales derivados de su imprevisión, su ineptitud o su negligencia.

¿Pecador yo? ¡Pecador tú!

Mientras, la tardanza de San Telmo en dar la explicación que mujeres y opositores le reclaman alimenta la sospecha de que las causas de lo sucedido no se deberían meramente a una mala praxis profesional, sino que pondrían en cuestión el propio modelo sanitario del Partido Popular, cuyo deterioro habría favorecido el fortísimo incremento del número de andaluces que en la última década han contratado un seguro privado: en 2014 eran 1,2 millones; en 2025 ya son 1,8 millones, el 22% de la población de la comunidad.

Si el escándalo andaluz del cáncer de mama hubiera tenido lugar con un gobierno socialista, las derechas estarían comportándose, como mínimo, como lo están haciendo las izquierdas, ansiosas por hallar la pistola humeante del delito, la soñada conexión causa efecto entre: 1) los recortes en la sanidad pública en forma de traspaso de fondos a la privada y de facilidades laborales a los médicos para compatibilizar su empleo público y su consulta privada; y 2) las 2.317 mujeres con un diagnóstico dudoso de cáncer de mama a las que no se avisó para hacerse una nueva prueba.

El PP se opone en Andalucía a la comisión parlamentaria para investigar los fallos del cribado de cáncer de mama. Obviamente, si estuviera en la oposición apoyaría esa comisión, como la apoya la misma izquierda que, de estar en el gobierno, la rechazaría sin contemplaciones aunque tal vez con un leve cargo de conciencia. En un espacio público tan altamente polarizado como el español opera con regularidad la ley de hierro según la cual importa mucho más la filiación del pecador que el pecado mismo.

Aun así, también esta ley tiene sus excepciones: no está operativa en casos de una incompetencia tan extrema que hace inviable toda absolución, como ha ocurrido con el expresidente valenciano Carlos Mazón; y no está en vigor tampoco en los casos de negligencia con resultado de muerte, amputaciones o mucho dolor, como puede haber ocurrido en Andalucía. En tales casos, la gravedad del pecado se impone sobre la adscripción de quien lo comete, de modo que en las siguientes elecciones autonómicas un buen número de votantes del partido pecador bien pudiera optar por quedarse en casa o incluso por marcharse con su voto a la competencia.

Salud y propaganda

Sea o no la punta del iceberg de otros males de fondo que aún no han aflorado a la superficie, el principal impacto de la crisis del cribado de cáncer quizá radique finalmente en haber dado una intensa visibilidad local y una inédita proyección nacional al deterioro galopante de la sanidad pública andaluza: hace años tu médico de cabecera te daba cita al día siguiente de pedirla; hoy tarda diez, doce, quince, veinte días. Y del especialista ni hablamos. No hay propaganda gubernamental, por muy sofisticada que sea, ni publirreportajes de la prensa amiga, por muy engrasados que estén, capaces de convencer a usuario alguno de que la sanidad pública funciona hoy mejor que hace siete años.

¿El declive asistencial del sistema sanitario público puede poner en apuros electorales a Moreno, considerando que en su primer mandato pudo culpar verosímilmente a sus predecesores socialistas, pero en el tramo final del segundo y disfrutando de mayoría absoluta y más presupuesto, rotundamente no? Ese podría ser el pálpito más extendido en una izquierda que parece confiar demasiado en que la sanidad gane las elecciones por ella. Políticamente, el escándalo del cribado ha sido el primer gran susto de Moreno Bonilla desde que es presidente. Sueña la izquierda con que el susto acabe en muerte, pero parece poco probable: las dos derechas siguen sumando muchos más votos y escaños que las dos, tres o incluso cuatro izquierdas que combaten a aquellas con no menos ardor que a sí mismas.

Crisis de las mamografías: ¿susto o muerte para Moreno?
El presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, durante la presentación de su libro Manual de convivencia. La vía andaluza, en Sevilla, el pasado 3 de noviembre. JOSÉ MANUEL VIDAL / EFE

No es aventurado conjeturar que los días del Moreno moderado estarían contados si la cita electoral andaluza de la primavera o el verano de 2026 confirma el incremento de votos que las encuestas le auguran a Vox: si los de Abascal se aproximan al 20%, los de Moreno no podrán conservar la mayoría absoluta. Pero es pronto para tales elucubraciones: la marca Moreno está fuerte en Andalucía; su perfil templado contrasta con el nacional-populismo de Isabel Díaz Ayuso, el otro gran referente autonómico del PP y una lideresa que parece haber fagocitado a Vox pero pagando el elevado peaje de lograrlo pareciéndose a él. La estrategia de Moreno se diría justo la contraria: cerrar el paso a los de Abascal pareciéndose lo menos posible a ellos, posando de humano, de modesto, de humilde, de plural. De guay.

En todo caso, el calendario le da un cierto margen, pues antes de las andaluzas habrá elecciones en Extremadura el 21 de diciembre y en Castilla y León en marzo, citas cuyo desenlace habrá de serle útil a Moreno para afinar su estrategia no tanto mirando a su izquierda como a su derecha, que es donde hoy suma nuevos enteros el partido decidido a llenar de pirañas la balsa de aceite donde sestea Moreno y a arrebatarle el puro imperial cuyas volutas, según la pesadilla roja, contempla extasiado mientras sueña con una segunda mayoría absoluta.

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Miles de mujeres protestan por el escándalo de las mamografías: “Moreno Bonilla fuera de Sevilla”

9 Octubre 2025 at 00:01
Por: La Marea

Antes de que el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), saliera a decir, ya de noche, que había aceptado la dimisión de la consejera de Salud, Rocío Hernández, varios miles de personas, en su mayoría mujeres, se habían manifestado ante la sede principal del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en Sevilla. Tras meses de desconcierto y después de conocerse –adelantados por la SER– los «inadmisibles fallos» en el programa de cribado del cáncer de mama, las mujeres han exigido no ya la dimisión de la consejera, sino del propio presidente, a quien el deterioro de la sanidad pública le está pasando cada vez más factura: «Moreno Bonilla fuera de Sevilla», «Menos cofradías, más mamografías», «No son casos, son vidas», «Tu gestión nos mata», han sido algunas de las frases coreadas y lemas escritos en carteles.

Lo que dijo después de esa protesta Moreno Bonilla, que ha pedido disculpas sin dar detalle de por qué no se había informado a las mujeres de su diagnóstico, fue que la consejera había trabajado con «honestidad y entrega» y que resulta comprensible que en un sistema sanitario tan complejo como el andaluz a veces haya errores, problemas e incidencias: «Lo difícil de entender es que hayan tenido que ser las afectadas las que adviertan del problema, no hay excusas«, concluyó.

La hasta ahora consejera andaluza de Salud, Rocío Hernández, en una imagen de archivo. EFE/ Julio Muñoz
La hasta ahora consejera andaluza de Salud, Rocío Hernández, en una imagen de archivo. EFE/ Julio Muñoz

El caso del cribado de cáncer es una gota más en la gestión sanitaria del PP en los últimos años en Andalucía, donde las manifestaciones, como la protagonizada este miércoles por varios miles de mujeres, están acumulando mayores dosis de indignación. La consejera que acaba de dimitir, de hecho, vino a sustituir, hace poco más de un año, a Catalina García, también cesada por otro escándalo relacionado con contratos a dedo con clínicas privadas

En esta última protesta, en la céntrica avenida de la Constitución de Sevilla, han participado, entre otros colectivos, la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama), que se ha encargado de canalizar los testimonios de afectadas por los fallos en el programa y cuya presidenta, Ángela Claverol, leyó un manifiesto.

«La mala gestión, la mala praxis del Gobierno de la Junta de Andalucía, ha puesto en grave riesgo la vida de miles de mujeres. Estamos ante uno de los mayores escándalos y catástrofes de la sanidad pública andaluza«, dijo Claverol, que recordó que ya denunció esta situación ante la actual consejera y sus dos antecesores.

Las mujeres pidieron la dimisión de Moreno Bonilla. EFE/ Raúl Caro
Las mujeres pidieron la dimisión de Moreno Bonilla. EFE/ Raúl Caro

«Nuestro partido es el personal sanitario. Son nuestros héroes, nos salvan la vida y los siguen culpando de todo«, continuó la presidenta de Amama. En su intervención, acusó al Gobierno andaluz de no hacer lo suficiente para salvar la vida de las mujeres y sí a «dedicar más presupuesto a propaganda que a investigación».

«Hasta aquí hemos llegado. Con la vida de las mujeres no se juega», aseveró Claverol, quien se dirigió de manera directa al presidente andaluz: «Quiero pedirle que no ofenda a miles de mujeres que estamos preocupadas. La ansiedad nos la ha creado su gobierno. Exigimos hechos y que se depuren responsabilidades«.

También pidió que quienes están sufriendo cáncer de mama puedan participar en la comisión de investigación que pueda abrirse a raíz de los fallos, y censuró las consecuencias que tienen los recortes y la privatización de los servicios públicos. «No admitimos que esto sea un fallo o un error, esto es una absoluta negligencia del Gobierno andaluz», reiteró.

Entre los dirigentes políticos asistentes se encontraban, entre otros, la vicesecretaria general del PSOE andaluz y portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, María Márquez, y la portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto.

Hasta el 30 de noviembre

Moreno Bonilla, en una intervención en el Parlamento andaluz. JUNTA DE ANDALUCÍA
Moreno Bonilla, en una intervención en el Parlamento andaluz. JUNTA DE ANDALUCÍA

En su comparecencia urgente, el presidente andaluz ha repasado que su primera decisión tras conocer lo que estaba ocurriendo fue, primero con una orden verbal y después por escrito, informar a todas las pacientes que se encontraran en esa situación, lo que se viene haciendo desde la semana pasada, de forma que «la inmensa mayoría de ellas ya lo conoce y tiene cita» para una nueva prueba, informa Efe.

Ha subrayado que el programa para la detección precoz del cáncer de mama «salva muchas vidas al año» y que el 90% de los casos en los que se han producido errores se concentran en «un área muy concreta» del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

Asimismo, espera que, con el plan de choque que se ha puesto en marcha, todas las mujeres sean revisadas en las próximas semanas y que el 30 de noviembre «todas las incidencias estén resueltas», con la ampliación de jornada a las tardes y los fines de semana y la contratación de 119 profesionales de refuerzo, con una inversión de 12 millones de euros.

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