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Elon Musk y la apropiación del periodismo ciudadano: del empoderamiento a la manipulación

11 Febrero 2025 at 17:47
Imagen Maldita.es

Fue en torno a 1999, cuando el periodismo ciudadano comienza a dar sus primeros pasos a través del movimientoo Indymedia. Desde entonces, protagonistas como Dan Gillmor, profesor, periodista, fundador del Center for Citizen Media y el considerado «padre» del periodismo ciudadano, asentó el verdadero propósito de este fenómeno: convertir a la audiencia pasiva en un actor participativo en la construcción de la información.

Gillmor, un referente en este fenómeno además del autor de libros esenciales como  We the Mediao Mediactive, defendió la idea de que los ciudadanos podían y debían formar parte del proceso informativo. En PeriodismoCiudadano.com hemos hablado en numerosas ocasiones de su trabajo y de cómo su visión ha sido clave para entender el cambio de paradigma en la comunicación digital.

Sin embargo, tras la adquisición de X, Elon Musk ha tratado de desvirtuar y reapropiarse de este movimiento con fines que poco tienen que ver con la transparencia o el empoderamiento ciudadano. Musk ha convertido X en un espacio cada vez más cerrado y autocrático, utilizando el discurso del “periodismo ciudadano” como una pantalla para justificar su manipulación de la información y el silenciamiento de voces críticas. Para ello se ha apropiado del lema que Gillmor abanderó con tando acierto al otorgar a la ciudadanía el poder de denunciar las violaciones de sus derechos y afirmar: «We the media», «somos los medios», lema que ahora desvirtua Musk al señalar: «vosotros sois los medios».

En los casi veinte años que llevamos defendiendo el periodismo ciudadano, debemos insitir en que nunca ha sido un objetivo de este fenómeno competir con los medios profesionales, al contrario. Se trata de colaborar y amplificar la defensa de los valores democráticos para llegar donde los medios no llegan. Sin embargo, y como señalan desde Maldita: Elon Musk afirma que: 

 X es una app de noticias, una alternativa de “periodismo ciudadano” a los medios tradicionales que “mienten” en la cual todos pueden participar con lemas como “vosotros sois los medios”

Elon Musk consolida así un nuevo modelo de hegemonía digital, donde la información ya no fluye libremente, sino que es moldeada por los intereses de su plataforma. Desde el diario El País Carmela Ríos habla de cómo su estrategia de comunicación en X ha convertido a la red en un órgano de propaganda global «para justificar las políticas de Trump y acallar las críticas»:

«Sus aportaciones, que superaron el millar durante la primera semana de febrero, son a su vez replicadas por un enjambre de cuentas de sus “palmeros” digitales, también favorecidos por el algoritmo para que lleguen hasta el último usuario. La ocupación del espacio mediático en la era de las redes sociales era esto: hacer que no exista otro protagonista que Musk, ni mensajes más replicados que los suyos. ‘Elon Musk ha superado los 216 millones de seguidores. Es el perfil con más seguidores e interacciones en X’, anuncia @cb_doge, la cuenta de uno de sus fieles, como si del azar se tratara y no de una manipulación.»

Esta estrategia no solo le permite monopolizar la conversación pública, sino también crear la ilusión de que su visión del mundo es la dominante. En lugar de permitir que el periodismo ciudadano florezca como una herramienta de empoderamiento, lo ha reducido a un mecanismo de validación personal.

Mientras que Dan Gillmor veía en el periodismo ciudadano una oportunidad para que la ciudadanía desafie el control de los medios tradicionales y participe en la construcción de la verdad, especialmente en situaciones críticas como los desastres naturales, los atentados y conflictos armados, Musk ha pervertido este ideal para justificar la eliminación de los medios tradicionales y reemplazarlos con su propia narrativa.

En PC ya os habíamos hablado de las afirmaciones de Gillmor, quien advertía sobre los peligros de quienes buscan controlar la información:

«Trump y sus acólitos (que ahora controlan uno de los dos principales partidos políticos de Estados Unidos y muchos gobiernos estatales)», señala Gillmor, no solo tiene como objetivo «destruir la educación pública tal como la conocemos», sino «derribar la democracia misma».

Lo que estamos viendo con Musk es una prolongación de esa misma lógica: el ataque sistemático al periodismo tradicional, la promoción de desinformación desde su plataforma y el control algorítmico de la conversación pública.

Uno de los aspectos más preocupantes de la estrategia de Musk es su uso de la desinformación como herramienta política. Carmela Ríos lo documenta de manera precisa cuando señala que Musk no tiene reparos en difundir información falsa para justificar decisiones gubernamentales, como la eliminación del Departamento de Educación o los recortes a la cooperación internacional.

Además, el bloqueo algorítmico de medios críticos es una pieza clave de su estrategia. Como destaca Ríos, medios como Wired han visto caer drásticamente su visibilidad en X, mientras que su impacto ha aumentado en plataformas más pequeñas como Bluesky.

Este ataque a la transparencia y la manipulación del algoritmo demuestran que Musk no está interesado en la democratización de la información, sino en su control absoluto.

Imagen: Joi Ito en flickr bajo licencia CC :: Joi Ito’s Web 

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Récord de Asesinatos en Pakistán: La Heroica Resistencia de Periodistas Profesionales y ciudadanos

12 Julio 2024 at 16:28
Imagen de SplitShire en Pixabay

El conflicto en Pakistán ha vuelto a poner de manifiesto la importancia de los reporteros ciudadanos, quienes en un contexto de guerra y peligro extremo deciden informar sobre situaciones difíciles de cubrir por los corresponsales extranjeros.

En los primeros seis meses de 2024, siete periodistas han sido asesinados en Pakistán, marcando una cifra anual récord. La víctima más reciente, Khalil Jibran, ex presidente de un club de prensa local en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, murió en junio tras ser tiroteado en una emboscada.

Adil Jawad, miembro de una organización dedicada a investigar los asesinatos de periodistas, señalaba en The Guardian cómo al menos cuatro de los siete casos –que incluyen tanto a periodistas tradicionales como a reporteros ciudadanos– probablemente están relacionados con su trabajo informativo. La mayoría de estas muertes han ocurrido en pueblos y ciudades pequeñas, donde el papel de las redes sociales ha sido fundamental para amplificar el perfil de los periodistas profesionales y brindar una plataforma a los reporteros ciudadanos.

Dan Gillmor, profesor y periodistas, considerado el padre del periodismo ciudadano, puso de manifiesto cómo «la tecnología ha democratizado los medios, permitiendo que cualquiera pueda ser un reportero. En situaciones donde la prensa tradicional no puede llegar, los ciudadanos se convierten en la fuente de información más valiosa». Esto que se puso de relieve especialmente durante las revueltas de la Primavera Árabe, donde los ciudadanos documentaron y difundieron en tiempo real los eventos que los medios convencionales no podían cubrir debido a restricciones gubernamentales y de acceso al territorio. En Pakistán, este fenómeno se repite, con reporteros ciudadanos llenando, en ocasiones, los vacíos dejados por la prensa tradicional.

En mayo, Nasrullah Gadani, un periodista conocido por exigir responsabilidades a políticos locales en sus reportajes, fue asesinado en el distrito de Badin, en la provincia de Sindh. Su muerte desató una ola de protestas, con su hermano Yaqoob Gadani acusando a Khalid Lund, miembro del parlamento local, de ser el autor intelectual del asesinato. Lund ha negado las acusaciones.

Solo tres días antes, otro periodista, Kamran Dawar, fue asesinado en el distrito de Khyber Pakhtunkhwa, en Waziristán del Norte. Estos asesinatos han ocurrido en un contexto de “impunidad generalizada” para los perpetradores.

Anthony Bellanger, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas, subrayó la necesidad de proteger a los periodistas en Pakistán, afirmando: “Los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación en Pakistán tienen el derecho constitucional a la libertad de expresión, sin embargo, esto se ve socavado por ataques selectivos, agresiones y asesinatos. Las autoridades deben garantizar que los medios de comunicación tengan libertad para trabajar sin temor a represalias y garantizar que estos asesinatos estén sujetos a una investigación inmediata, exhaustiva y transparente”.

Pakistán ha caído dos puestos en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de este año, situándose en el puesto 152 de 180 países. Reporteros sin Fronteras destaca que Pakistán es «uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas, con tres o cuatro asesinatos cada año, a menudo relacionados con casos de corrupción o tráfico ilegal y que quedan completamente impunes».

Según el Center for Journalism Ethics el periodismo ciudadano está llenando los vacíos dejados por los periodistas profesionales en zonas de conflicto. A medida que disminuye el acceso de los corresponsales extranjeros, los ciudadanos locales han asumido el rol de informar sobre los eventos en tiempo real, utilizando plataformas como Instagram.

La creciente violencia contra los periodistas, incluidos los reporteros ciudadanos, subraya la necesidad urgente de un entorno más seguro y de justicia para aquellos que arriesgan sus vidas para mantener informada a la población. En tiempos de conflicto, el periodismo ciudadano se erige como un elemento vital para la transparencia y la rendición de cuentas en la sociedad.

DW destaca cómo los riesgos de seguridad, la intimidación y el abuso en línea están obligando a muchos periodistas a abandonar Pakistán. Además, el artículo menciona la represión a la que se enfrentan toda clase de informadores no profesionales: «El mes pasado, las autoridades citaron a más de 40 periodistas y youtubers para interrogarlos por sus críticas a los jueces de la Corte Suprema»​.

cuando aún queda medio año por delante. La víctima más reciente, Khalil Jibran, ex presidente de un club de prensa local en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, murió en junio tras ser emboscado y baleado por dos hombres mientras conducía.

Adil Jawad, de una organización dedicada a investigar los asesinatos de periodistas, ha indicado que al menos cuatro de los siete casos –que incluyen tanto a periodistas tradicionales como a reporteros ciudadanos– probablemente están relacionados con su trabajo informativo. La mayoría de estas muertes han ocurrido en pueblos y ciudades pequeñas, donde el papel de las redes sociales ha sido fundamental para amplificar el perfil de los periodistas profesionales y brindar una plataforma a los reporteros ciudadanos.

El periodismo ciudadano ha crecido significativamente en Pakistán en los últimos años, impulsado por el auge de las redes sociales y las restricciones impuestas a la prensa convencional. Los ciudadanos se han encargado de cubrir el deterioro de la seguridad pública y la corrupción entre la élite gobernante, arriesgando sus vidas en el proceso.

En mayo, Nasrullah Gadani, un periodista conocido por exigir responsabilidades a políticos locales y señores feudales en sus reportajes, fue asesinado en el distrito de Badin, en la provincia de Sindh. Su muerte desató una ola de protestas, con su hermano Yaqoob Gadani acusando a Khalid Lund, miembro del parlamento local, de ser el autor intelectual del asesinato. Lund ha negado las acusaciones.

Solo tres días antes, otro periodista, Kamran Dawar, fue asesinado en el distrito de Khyber Pakhtunkhwa, en Waziristán del Norte. Estos asesinatos han ocurrido en un contexto de “impunidad generalizada” para los perpetradores, como señala Jawad.

Anthony Bellanger, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas, subrayó la necesidad de proteger a los periodistas en Pakistán, afirmando: “Los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación en Pakistán tienen el derecho constitucional a la libertad de expresión, sin embargo, esto se ve socavado por ataques selectivos, agresiones y asesinatos. Las autoridades deben garantizar que los medios de comunicación tengan libertad para trabajar sin temor a represalias y garantizar que estos asesinatos estén sujetos a una investigación inmediata, exhaustiva y transparente”.

Pakistán ha caído dos puestos en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de este año, situándose en el puesto 152 de 180 países. Reporteros sin Fronteras destaca que Pakistán es «uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas, con tres o cuatro asesinatos cada año, a menudo relacionados con casos de corrupción o tráfico ilegal y que quedan completamente impunes».

La creciente violencia contra los periodistas, incluidos los reporteros ciudadanos, subraya la necesidad urgente de un entorno más seguro y de justicia para aquellos que arriesgan sus vidas para mantener informada a la población. En tiempos de conflicto, el periodismo ciudadano se erige como un bastión de verdad y resistencia, vital para la transparencia y la rendición de cuentas en la sociedad.

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Dan Gillmor se embarcará en un nuevo proyecto para Promover la democracia y la libertad de expresión

16 Abril 2024 at 11:05
Por: Equipo PC

Dan Gillmor, profesor, periodista, fundador del Center for Citizen Media y el considerado «padre» del periodismo ciudadano anunciaba en su web su retiro de la Universidad Estatal de Arizona, así como de la Walter Cronkite School of Journalism and Mass Communication para abordar una nueva etapa.

El autor de libros esenciales para entender el cambio de paradigma de la audienca pasiva en un actor participativo, como son: We the Mediao Mediactive, título del que os hemos hablado en PC, anunciaba también su intención de embarcarse en un nuevo proyecto que busca fortalecer la democracia y la libertad de expresión, especialmente ante la situación actual que atraviesa EE.UU.

«Trump y sus acólitos (que ahora controlan uno de los dos principales partidos políticos de Estados Unidos y muchos gobiernos estatales)», señala Gillmor, no solo tiene como objetivo «destruir la educación pública tal como la conocemos», sino «derribar la democracia misma», de ahí que destaque como objetivo de la nueva etapa que se avecina:

ayudar a las personas que trabajan para salvar la democracia y, por extensión, la libertad de expresión, en parte ayudando al periodismo a desempeñar su papel más esencial.

Media Nation se hace eco de las palabras de Gillmor y de su deseo de abogar por «un periodismo que vaya más allá de la mera constatación de problemas».

En PC contamos con su testimonio para escribir Periodismo ciudadano: evolución positiva de la comunicación y esta seguirá siendo una idea fundamental en su nueva trayectoria:

La democracia necesita más que periodistas para sobrevivir

En su web afirma que tiene varios planes específicos que describirá con más detalle en próximas publicaciones, mientras tanto y como señala Dan Kenedy desde Media Nation, el legado de Gillmor continúa en proyectos como The Bedford Citizen, un proyecto fundado por voluntarios y Documenters en donde los ciudadanos reciben una remuneración por informar de reuniones públicas de su comunidad. En ambos proyectos pervive el espíritu original que inspiró a toda una generación a considerar el valor del contenido generado por el usuario y de la colaboración entre periodismo ciudadano y profesional.

Desde PC esperamos con emoción conocer más detalles. Nuestro mejores deseos en esta nueva etapa, de la que estaremos pendientes.

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