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Efectos indeseados: la nueva ley de subrogación en Dinamarca

26 Octubre 2025 at 13:28

Dinamarca se convirtió a principios de 2025 en el primer país nórdico en permitir la subrogación altruista y, al mismo tiempo, facilitar los acuerdos internacionales para procesos de subrogación comercial. Este cambio legislativo fue impulsado por un caso en el que este país negó la paternidad legal a uno de los dos padres de una pareja homosexual porque la subrogación había sido comercial. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos reconoció el estatus legal de ambos y, tras esta decisión, el Parlamento danés se puso a redactar una nueva ley.

Los legisladores se centraron en promover el interés superior del menor para asegurarse de que no quedara en un vacío legal. Sin embargo, la nueva ley no adoptó una visión global de los problemas derivados de la subrogación. “Esta nueva legislación simplemente no tiene sentido y no logra alcanzar los objetivos que dice perseguir”, explica Jens M. Scherpe, profesor de Derecho comparado en la Universidad de Aalborg y uno de los principales investigadores mundiales en subrogación.

Entre los aspectos más controvertidos de la ley, Scherpe destaca que no permite a los profesionales sanitarios asistir en la fecundación cuando se trate de subrogación. Incluso cuando la gestante acepta usar sus propios óvulos.

“Si los médicos participan en la subrogación en Dinamarca son penalmente responsables y podrían ser condenados. Así que, básicamente, aunque técnicamente la subrogación altruista está permitida en Dinamarca, en la práctica nadie puede llevarla a cabo”, argumenta Scherpe.

Esto hace que los padres de intención deban viajar al extranjero y llevar consigo a una gestante danesa para el tratamiento de fecundación. Pero no a cualquier gestante. Otra restricción es que solo alguien cercano a los futuros padres o madres puede actuar como gestante. De lo contrario, se presume que la actividad es comercial. El objetivo de esta restricción es evitar la presión, la mercantilización de las mujeres y la influencia indebida. Sin embargo, Scherpe considera que no tiene sentido.

«Si tengo problemas de fertilidad y solo tengo una hermana, y le digo que es la única persona que puede ayudar, ¿puedes imaginar la presión que recae sobre ella?”, añade Scherpe. “Por ello, en la práctica, muchas personas se convierten de repente en ‘amigos cercanos’ de la mujer que actúa como gestante. Y eso tampoco está bien”.

Así, al mismo tiempo que la subrogación altruista sigue siendo casi inalcanzable a pesar de ser legal, la comercial se está volviendo más fácil. Los padres de intención llevan a cabo el procedimiento en el exterior, y luego tramitan sus solicitudes de paternidad antes de que el niño llegue a Dinamarca. Las decisiones de adopción se toman rápidamente.

“Básicamente estamos diciendo a todo el mundo que haga la subrogación en otro lugar. Como nación de personas civilizadas y éticas, realmente no creo que esa sea una posición que podamos asumir”, concluye Scherpe, que acaba de regresar de un viaje de trabajo en Nairobi (Kenia) y ha estudiado cómo funciona la subrogación en lugares tan distintos como India o los países de América Latina. 

Exportar dilemas éticos

Desde el sector sanitario también llegan críticas a la nueva ley. La investigadora y ginecóloga Malene Tanderup Sørensen describe la nueva legislación como poco ambiciosa y cuestiona la falta de consulta a especialistas. “Los políticos que la promovieron estaban muy en contra de la subrogación comercial, y el objetivo no era aumentar su uso en absoluto”, recuerda. “Pero esa será la consecuencia”.

Sørensen señala que al utilizar servicios en el sur global donde no es posible controlar si los derechos humanos de las gestantes están siendo violados, los países nórdicos están transfiriendo problemas éticos a otros lugares.

“Incluso si los acuerdos se hacen en Estados Unidos, no podemos tener la seguridad de las circunstancias culturales, sociales y comerciales en las que se realizan. Es muy difícil garantizar que se hagan de manera ética y con el menor riesgo médico posible”, añade Sørensen.

Facilita legalizar los procesos en el extranjeros

La abogada Traberg Smidt, conocida en Dinamarca por representar a futuros padres de intención,  participó en el grupo que elaboró la reforma legal danesa y ha sido vicepresidenta de Dare Denmark, una organización que apoya la subrogación. Smidt, que casi cada semana recibe nuevos clientes que han recurrido a la subrogación, asegura que los efectos de la nueva ley ya son visibles en su trabajo. Las madres intencionales y las parejas del mismo sexo ahora tienen una posición legal mucho mejor al regresar a Dinamarca con los bebés nacidos en el extranjero.

“Los aspectos prácticos de convertirse en padres mediante la subrogación no han cambiado realmente, porque sigue siendo ilegal utilizar una agencia para encontrar una gestante. Pero toda la parte legal después de regresar a Dinamarca con el niño ha mejorado mucho”, señala.

Aunque celebra el estatus mejorado de sus clientes, Traberg Smidt no está satisfecha con que los tratamientos de fertilidad en casos de subrogación sigan estando prohibidos. Mientras las únicas alternativas sean ir al extranjero o hacer una inseminación casera, seguirá habiendo pocas candidatas para subrogación. 

Esto podría cambiar en el futuro. En junio de 2025, comenzó una iniciativa ciudadana promovida por siete gestantes para exigir que los profesionales sanitarios del país puedan ayudar en la fecundación en casos de subrogación altruista. En solo un mes, la campaña reunió las 50.000 firmas necesarias para ser presentada al Parlamento danés para su consideración.

Traberg Smidt cree que Dinamarca también legalizará las agencias de subrogación en los próximos cinco a diez años, un aspecto que habló con el grupo de especialistas que redactó la nueva ley. Pero “en ese momento los políticos no estaban preparados”, recuerda.

Independientemente de las nuevas leyes que se irán discutiendo y aprobando, los incentivos hacia la subrogación internacional no van a desaparecer. “Siempre habrá personas que vayan al extranjero”, opina la ginecóloga Sørensen. “No podemos crear un sistema donde todos lo hagan en su país de origen, ni debería ser ese el objetivo. Porque nunca se lograría”, argumenta.

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De Estocolmo a Bogotá: un negocio global levantado sobre terreno frágil

27 Octubre 2025 at 19:00

La gestación subrogada comercial está prohibida en todos los países nórdicos, pero la demanda sigue creciendo. Las familias que no pueden concebir ni adoptar localmente viajan cada vez más a países donde la práctica es legal. Estos flujos reproductivos transnacionales plantean urgentes preguntas éticas y legales.

 

De Estocolmo a Bogotá: cómo la gestación subrogada nórdica levantó un negocio global sobre terreno frágil
Ciudad Bolívar, uno de los barrios populares más extensos del sur de Bogotá. CORTESÍA DE JOSÉ LUIS OSORIO

La ciudad está envuelta en gris. Un velo espeso de nubes cubre los bloques de apartamentos y el asfalto negro brilla bajo una fina capa de nieve. Con temperaturas bajo cero, los copos son demasiado finos para hacer bolas o muñecos de nieve. Nada de esto importa al niño del parque, enfundado en ropa de invierno, que sube una y otra vez por el tobogán antes de desplomarse en la nieve y mirar el cielo mientras nuevas motas blancas caen sobre él.

Que este pequeño, nacido en Colombia, contemple ahora el cielo del norte es, a la vez,  casualidad y cuidadosa planificación.

Cada año, cientos de europeos del norte con problemas de fertilidad emprenden el mismo viaje: la búsqueda de un hijo propio. Muchos han pasado por años de tratamientos fallidos y frustraciones; algunos ya se habían resignado a no tener descendencia. Entonces aparece una última oportunidad. A veces llega a través de un programa de televisión; otras, en el susurro de enfermera o en asociaciones de familias sin hijos o arcoíris.

El descubrimiento les resulta esperanzador: la paternidad biológica es posible mediante gestación subrogada comercial. Pero ese tipo de acuerdos se cierra lejos, en países como Georgia o Colombia gracias a los vacíos legales, algo impensable en sus países de origen.

En los últimos años, el norte de Europa se ha convertido en un mercado en auge para esta industria. Empresas suecas hacen de intermediarias entre padres que buscan un hijo y clínicas en el extranjero. Mientras tanto, gobiernos vecinos, como el danés, han tratado de frenar la mercantilización de la maternidad con leyes más estrictas. Sin embargo, el efecto no ha sido el esperado: en lugar de limitar el negocio, las restricciones han empujado a más familias a cruzar fronteras, alimentando un sistema que crece en las sombras y bajo regulaciones desiguales.

Suecia: el negocio de las últimas oportunidades

En la pantalla de un ordenador, un hombre de cabello plateado explica, paso a paso, cómo convertirse en padre por subrogación. Habla con autoridad: él mismo recorrió ese camino. Junto a médicos, abogados y otros expertos, asegura a su audiencia que el proceso es ético y seguro. Al otro lado, parejas nórdicas y hombres solteros escuchan atentos. Al final del seminario web, reciben un mensaje: “Si desea saber más, podemos organizar una charla con alguien de nuestro equipo”.

El presentador es Eduardo Afonso, director ejecutivo de Nordic Surrogacy, con sede en Suecia. La empresa lidera el mercado nórdico y ha gestionado cientos de procesos en Estados Unidos, Georgia y Colombia; también en Ucrania antes de la invasión rusa. Según se autodefinen en su página web, no son «un mero intermediario, sino una extensión de las propias clínicas».

De Estocolmo a Bogotá: cómo la gestación subrogada nórdica levantó un negocio global sobre terreno frágil
Imagen del casco antiguo de Estocolmo. CATALINA JOHNSON

La oficina de Nordic Surrogacy está en Estocolmo, en el elegante barrio de Södermalm. Su material promocional destaca la historia personal de Afonso: él mismo fue padre por subrogación en Tailandia en 2014. Esa posibilidad no existe actualmente ya que, un año después, este país prohibió la subrogación comercial tras varios escándalos. El más famoso fue el caso Baby Gammy, cuando una pareja australiana abandonó a su hijo con síndrome de Down y volvió a casa solo con su hermana gemela sana. Los abusos generalizados que sufrían las madres gestantes llevaron a las autoridades a ilegalizar la práctica.

Poco después, en 2016, Afonso fundó Nordic Surrogacy. Comenzó colaborando con la agencia internacional israelí especializada en gestación subrogada Tammuz Family. Tras gestionar el nacimiento de más de 100 niños, a inicios de 2021, la alianza se terminó. Pero Nordic Surrogacy siguió creciendo. Hoy la empresa afirma tener más de 200 procesos en marcha, ha facturado más de dos millones de euros en seis años y su plantilla ha pasado de dos a 17 empleados.

Esto a pesar de algunos escándalos.

En mayo de 2024, la televisión pública sueca SVT emitió un documental en el cual se reportó que Nordic Surrogacy había apoyado la maternidad por subrogación de unos futuros padres de unos 70 años. Eso causó la intervención de los servicios sociales, que les retiraron los niños y describieron las condiciones de vida de la pareja como “deplorables”. Tras ese escándalo, representantes de Nordic Surrogacy dijeron haber introducido un límite de 55 años -o que la suma de la edad de los miembros de una pareja fuese, como máximo, 110-.

Programa estrella en Colombia

El programa estrella de Nordic Surrogacy, gracias a precios competitivos, es el de Colombia. Incluye la “garantía de un hijo” y cuesta 67.000 euros. Si ambos padres quieren dos hijos genéticos simultáneamente con dos gestantes distintas, el precio parte de 110.000 euros. En Estados Unidos, ese precio a menudo no alcanza ni siquiera para un procedimiento único.

Nordic Surrogacy no es la única agencia de gestación subrogada de los países nórdicos que propone programas de subrogación en el extranjero. La empresa con la que antes colaboraba, Tammuz Family, tiene programas en Colombia, México, Georgia, Armenia y Estados Unidos. Por su parte, Fertility Nordic afirma haber dado nacimiento a más de 400 niños con programas que cubren Colombia y Guatemala.

El auge de este mercado no responde solo a la iniciativa privada: también es fruto de las reformas legales. Leyes que buscaban frenar la subrogación comercial y proteger a las mujeres acabaron empujando a muchas familias al extranjero, internacionalizando un negocio que prospera, precisamente, aprovechando las lagunas que esas mismas reformas dejaron abiertas. Es el caso, por ejemplo, de Dinamarca.

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