🔒
Hay nuevos artículos disponibles. Pincha para refrescar la página.
AnteayerSalida Principal

¿Cómo hacer un programa de radio a la distancia?

20 Marzo 2025 at 13:58

Actualizamos este artículo publicado para mantener nuestras programaciones durante la pandemia pero que sigue siendo útil para quienes tienen que producir desde distintas latitudes.

“Nunca pensé vivir algo así”, “Parece ciencia ficción”, “No sé muy bien qué hacer”. Sin duda fueron tiempos inesperados pero supimos encontrar la forma de dejar atrás la pandemia del Coronavirus. Por ver algún lado positivo de aquella catástrofe, ciertamente tuvimos que aprender cómo aprovechar algunas herramientas digitales para mantenernos conectadas y activos. Las soluciones que encontramos para hacer un programa de radio a la distancia siguen siendo útiles para quienes producen radios desde lugares diferentes.

En este artículo recopilamos una serie de claves para emitir un programa como si estuviéramos juntas en nuestra emisora. ¡Y todas con software libre!

1. Para la producción: Etherpad

Estos documentos colaborativos nos permiten escribir de a muchas manos. Podemos armar los guiones, programar entrevistas, recopilar datos. Todo de manera online y muy sencilla. Puedes abrir tus pads en el servidor autogestionado de Yanapak que apoya a radios comunitarias, también ofrece cuentas de streaming o nube en Nextcloud. Conoce otras instancias para abrir un pad y cómo utilizarlos en:

2. Para entrevistas: Signal, JitSi o NextCloud Talk

Para hablar con fuentes, entrevistadas o columnistas podemos utilizar varios programas dependiendo nuestras necesidades.

Para entrevistas uno a uno podemos utilizar Signal que tiene conversaciones -de audio y video- cifradas y de muy buena calidad.

Para entrevistas grupales o columnas en las que necesitamos vernos entre todas las personas participantes para coordinar las intervenciones lo mejor es utilizar Jitsi, un servicio de voz sobre IP para llamadas de voz, videoconferencia y chat. Este programa se instala en un servidor y está listo para usarse. Si no tenemos acceso a un servidor, existen varias instalaciones públicas que podemos utilizar. La buena noticia es que se desde la computadora puede utilizarse desde cualquier navegador simplemente haciendo  clic en el enlace de la sala de reunión. Si utilizamos el celular tenemos que instalar la aplicación, que está disponible para iOS y Android.

Algunas instalaciones públicas disponibles para utilizar son:

Simplemente debemos entrar, escribir el nombre de la sala y compartir el enlace entre quienes queramos que se sumen. Tengamos en  cuenta que durante estos días la demanda de estos servicios será mayor. Por lo que es probable que la calidad no sea la óptima.

Si el equipo de la radio cuenta con una instancia de NextCloud pueden utilizar NextCloud Talk una aplicación de videollamadas que corre sobre nuestra propia instalación. La podemos usar a través de nuestro navegador o de la aplicación para celulares (iOs y Android).

3. Para recopilar audios del equipo: Nextcloud y Archive

Nextcloud es un software para gestionar tu propia nube. Puedes instalarlo en tu servidor o sacar una cuenta en una instancia pública. Siempre es mejor tener nuestra propia instancia porque, recuerden, la nube es la computadora de otra persona. Pero hay proyectos orientados a movimientos sociales que ofrecen este servicio como Disroot  o Komun. Como se financian con donaciones podemos apoyarlos con una. También podemos usar Archive aunque en este caso los cortes de audio serían públicos.

4. Para hacer el programa a la distancia: Mumble

Mumble es el programa de voz sobre IP por excelencia. Gasta muy poco datos por lo que aguanta prácticamente cualquier conexión. Igual que JitSi que instala en un servidor al que nos conectamos utilizando un cliente (software) en nuestra terminal. Es multiplataforma así que podemos instalarlo en nuestras computadoras, sea cual sea el sistema operativo que utilicemos, y también en el celular. También hay instalaciones públicas que podemos utilizar. Para ver instrucciones detalladas:

Instancias de Mumble abiertas para usar:

5. Para transmitir online: BUTT

Desde una computadora en casa podemos transmitir todas las señales que recibamos (sea JitSi o Mumble) para transmitir online usando Broadcast Using This Tool (BUTT). Puede ser tanto para transmitir directamente por Internet o para enviar la señal a nuestra emisora para emitirla por FM. Este pequeño pero potente software libre multiplataforma nos permitirá hacerlo de manera sencilla. Sólo necesitamos contar con un punto de montaje. Toda la explicación de cómo hacerlo en:

¿Cómo se están organizando en tu emisora con las restricciones de movilidad? ¿Podemos pensar en maneras creativas de hacer radio a distancia? ¿Qué herramientas utilizan para emisiones a distancia? ¡Cuéntennos!

Cómo organizar reuniones en línea eficientes

3 Abril 2025 at 01:00

¿Cuántas veces hemos estado en reuiones eternas que no sabíamos muy bien para qué habían sido convocadas? Sugerimos algunos pasos para evitarlo y ser más eficientes a la hora de organizar reuniones online.

Les presentamos el primer artículo de una nueva serie de Radios Libres orientada a facilitar el trabajo de las organizaciones sociales a través de metodologías sencillas, abiertas y participativas que nos permitan trabajar de manera más armónica, eficiente y respetuosa del tiempo de las demás.

¡Es verdad que nos gusta reunirnos! Sin embargo, lo primero que deberíamos preguntarnos es si una reunión es el formato recomendado para lo que necesitamos dialogar o definir. Sirven para unas cosas y para otras no. Por ejemplo, las reuniones son útiles para debatir, para tomar decisiones, para llegar a acuerdos, para hacer ejercicios creativos y tirar ideas. Pero son menos eficientes para redactar documentos conjuntos, para intercambiar ideas cuando no hay un objetivo claro, para diseñar o componer, etc.

Si finalmente entiendes que una reunión es lo que necesitas, los siguientes pasos pueden ayudarte a aprovechar al máximo el tiempo en común y no perderse en disquisiciones eternas.

Antes de la reunión

  1. Concreta el objetivo de la reunión. Es importante tener en claro para qué vas a convocar a una reunión. ¿Para conocerse? ¿Para acordar la fecha y agenda de un evento? ¿Para empezar a pensar la programación del año que viene? ¿Para resolver un problema administrativo? Escribe en una oración por qué quieres reunirte y qué quieres obtener como resultado. Será la información más importante a comunicar a las personas invitadas.
  2. Pad de notas de la reunión. Resulta muy útil tener un pad, un documento de colaboración en tiempo real en el que una o varias personas pueden tomar nota. Ese puede ser el espacio común de trabajo. Escribe el título de la reunión, día y hora, enlace a la sala, y luego deja un espacio para las notas, memorias o acta de la reunión. Se recomienda abrir el pad antes de la reunión y compartir el enlace en la convocatoria. Aprende a usar los pads aquí.
  3. Sala de reunión. Elige qué plataforma utilizarás para la reunión. Recomendamos Jitsi Meet porque es tan simple que se accede desde el navegador web a través de un enlace. Sólo tienes que elegir la instancia donde hacer la reunión y crearla previamente para compartir el enlace.
  4. Hora de inicio y de cierre. Así cómo convocas la reunión a una hora determinada es importnate que establezcas de antemano la hora de cierre de la reunión. De esa manera, podrás plantear una mejor administración del tiempo a la hora de debatir los temas de la agenda. Esta hora de cierre debe respetarse. Y si quedaron temas sin debatir, se pasan a una próxima reunión. Si la reunión es con gente en diferentes husos horarios, es conveniente escribir la hora específica de los distintos países para evitar confusiones.
  5. Puntos de discusión. Lo ideal es que los puntos de la agenda sean considerados colectivamente. Si tu eres quien convoca, puedes hacer una propuesta inicial de temas acorde al tiempo. Escribe la propuesta en el pad colaborativo para que quienes asistan sepan de antemano de qué van a hablar y puedan contribuir con otros puntos que quieran debatir.
  6. Tareas previas. Para que la reunión sea más efectiva es recomendable invitar a quienes asistan a que piensen sus aportes sobre los puntos a discutir. Se pueden sugerir preguntas inspiradoras, algunos documentos a leer o el acta de la reunión previa. Todo con el objetivo de que el tiempo de encuentro se aproveche para compartir y debatir ideas y no para pensarlas en ese momento (a no ser que ese sea el objetivo de la reunión).
  7. Convocatoria. La convocatoria es el correo electrónico en el que invitas a las personas que quieres que asistan a la reunión. Esta debe incluir detalles como:
    • Objetivo de la reunión.
    • Día y hora (en UTC o varias horas según los países de las personas que participan).
    • Enlace a la sala de encuentro.
    • Enlace al pad de la reunión para que las personas que participen agreguen temas de discusión, etc.
    • Pregunta si quienes asisten tienen alguna necesidad específica de accesibilidad para proveer, en caso de que sea posible, interpretación simultánea o alguien que pueda ir traduciendo en el chat, etc.
    • También debes incluir en este correo indicaciones claras sobre cualquier cosa que quienes asistan deben traer de antemano, ya sean ideas, documentos leídos, propuestas, etc.
  8. Evento de calendario. Algunos servicios de webmail o clientes de correo, como Thunderbird con el complemento Lightning, permiten crear eventos de calendario de modo que las personas invitadas puede aceptar o declinar la incitación y, en caso de aceptar, agregar el evento con los detalles de la reunión a sus calendarios personales. Aprende a hacerlo aquí.
  9. Recordatorio el día anterior. Como la gente siempre está con mil reuniones, es importante que envíes un recordatorio el día anterior para que nadie se olvide de asistir.

Durante la reunión

  1. Tiempo de espera. Ya sabemos que la puntualidad no es nuestra mayor virtud, incluso en reuniones virtuales en las que no se puede culpar al tráfico. Se pueden dejar 5 minutos de cortesía para ir acomodándose, revisando micrófonos y auriculares, abrir el pad. Pero no más de eso, también hay que honrar el tiempo de quienes llegaron a la hora. Quienes lleguen más tarde, podrán leer las notas tomadas en el pad.
  2. Dar la bienvenida. Es el puntapié inicial de la reunión y se recuerda el objetivo de la sesión. Si las personas no se conocen (incluso cuándo sólo una persona no conoce a las demás) es recomendable hacer una ronda rápida de presentación.
  3. Establecer los roles. Toda reunión debe tener roles claros, como mínimo dos: quien facilita y quien toma notas. Otros roles (anotar turnos de palabra si el grupo es grande, compartir pantalla para la presentación o abrir subgrupos de trabajo) se pueden establecer de acuerdo a las necesidades.
    • Facilitación: por lo general este rol lo asume la persona que convoca a la reunión ya que es quien tiene más claros los objetivos del encuentro y los resultados esperados. Es responsable de plantear las preguntas, dar y distribuir la palabra, favorecer el debate y sintetizar los acuerdos.
    • Toma de notas. Una persona distinta debe tomar notas de modo que quienes no asistan puedan tener idea cabal de los debates y de las decisiones que se tomaron. Si la reunión es larga se puede rotar o pedir ayuda para completar ideas complejas.
  4. Recordar hora de cierre. Esto establece las expectativas del encuentro y permite que quienes intervengan tengan una mejor administración del tiempo. Quien oficie el rol de facilitación también es responsable de ir gestionando el tiempo.
  5. Mecanismo de toma de decisiones. En caso de que la reunión haya sido convocada para tomar una decisión, es importante establecer de antemano cómo éstas serán tomadas. ¿Será por consenso? Es decir, todas las personas deberán estar de acuerdo. ¿Será por mayoría simple de la mitad más uno? ¿O será por mayoría de dos tercios? ¿Se podrá ejercer poder de veto? Dependiendo el grado de relevancia de la decisión a tomar, tener esto claro puede ayudar a evitar rispideces.
  6. Notas. Cuánto más detalladas se tomen las notas, mejor. Sin embargo, no se trata de hacer una transcripción literal de todo lo hablado en la reunión, sino hacerlo de manera eficiente. Tiene que quedar asentado quiénes asistieron, qué temas se debatieron, cuáles fueron los puntos a debatir y qué decisiones se tomaron (y bajo qué sistema), qué temas se pospusieron para una siguiente reunión, etc.
  7. Responsabilidades. Es crucial que cualquier tarea que se acuerde durante la reunión tenga asignada una persona que lidere, es decir, que se encargue de impulsar la actividad, personas voluntarias y una fecha de entrega. Esto debe quedar asentado en las notas también.
  8. Acordar fecha y hora de la siguiente reunión. Antes de partir, se debe acordar la convocatoria para la próxima reunión, en caso de que sea necesaria porque no se puedan resolver las tareas pendientes por correo electrónico u otros medios.

Después de la reunión

  1. Ordenar las notas. Las notas por lo general se toman de manera rápida. Después de la reunión, la persona encargada de tomar notas puede ordenar el acta para que quede un documento coherente.
  2. Agradecimiento. Es una buena práctica que quien haya convocado a la reunión envíe un correo de agradecimiento en el que sintetice los principales puntos de la reunión, las decisiones tomadas, las tareas pendientes con sus responsables y fechas de entrega, y la fecha de la siguiente reunión. Una semana antes, se envía la nueva convocatoria como en el paso 1. Se puede volver a utilizar el mismo pad, poniendo las notas más nuevas encima y las más viejas debajo, de modo que el documento quede como una memoria del proceso.

¿Tienes alguna idea para organizar reuniones en línea más eficientes? ¿En tu radio u organización hacen algo diferente con buenos resultados? ¡Compartelo!

De los latifundios a las huertas digitales comunitarias

10 Febrero 2025 at 14:12

Compartimos la charla que dimos sobre  Derecho a la comunicación en los territorios digitales como parte de la Escuela de Comunicación y Tecnologías Libres para la Defensa del Territorio.

Sabemos que la radiodifusión nació libre y con medios sin fines de lucro: más del 30% de las primeras radios de Estados Unidos pertenecían a iglesias, sindicatos, universidades y organizaciones de la sociedad civil. Poco a poco, y con más fuerza luego de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos defendió la idea de que la única manera de garantizar la libertad de expresión era que el Estado no interviniera en el sistema de medios: ni teniendo medios públicos, ni garantizando que las organizaciones sociales accedieran a licencias. A esto se le llamó «Doctrina del libre flujo de la información». De esta manera, el sistema de medios de comunicación latinoamericano se fue configurando con una fuerte impronta privada.

Frente a este escenario, los sectores populares crearon sus propios medios: radios y televisoras creadas y mantenidas por sindicados, grupos parroquiales, organizaciones campesinas, grupos guerrilleros, etc. Y más tarde, luego de años de precariedad y persecución, empezaron a demandar ser reconocidas legalmente. ¡Muchas lo lograron! Pero por esos mismos años empezaron a tener más peso las plataformas digitales como las redes sociales, desarrolladas por un puñado de empresas. Tan pocas eran que las radios volvieron a navegar dentro de latifundios digitales privados.

Estos latifundios digitales (Amazon, Apple, Google, Meta, Microsoft) acumulan poder y riqueza a través de un modelo de publicidad hipersegmentada, el extractivismo de datos, la explotación laboral, la especulación financiera y la elusión fiscal. ¡Nada nuevo! Este modelo tiene consecuencias muy concretas en nuestra vida cotidiana: no sólo aumenta la concentración de la riqueza. También se ha polarizado el discurso público, se han masificado los discursos de odio, con impactos sobre nuestras democracias. Incluso se han profundizado los impactos ambientales.

Nos preguntamos entonces: ¿podemos reproducir los principios bajo los cuales hacemos comunicación comuntaria con estas tecnologías? Cuesta pensarlo, ¿no? La discusión por las tecnologías que usamos, por lo  tanto, no es una discusión exclusivamente tecnológica, tampoco comunicacional, sino del ámbito de los derechos. Por eso entendemos que frente a los latifundios tecnológicos debemos apostar por las huertas comunitarias digitales para mantener, cuidar y decidir colectivamente sobre este bien común.

Las invitamos a ver el video completo de la presentación en el marco de la I Escuela de Comunicación y Tecnologías Libres para la Defensa del Territorio. Pueden descargar la presentación, aquí.

 

 

 

¿Por qué tenemos la internet que tenemos?

29 Enero 2025 at 16:26

Con el éxodo de X (ex Twitter), luego de los coqueteos obscenos de su dueño con las ideas y proyectos de ultraderecha, nos preguntamos cómo llegamos hasta acá: ¿por qué tenemos la internet que tenemos? Evidentemente no hay una sola respuesta a esta pregunta. Podemos explicarlo desde la economía y la evolución del sistema financiero en estos últimos cincuenta años. También podemos encontrar claves en el poder que han acumulado un puñado de empresas tecnológicas luego de la crisis de las puntocom. Podemos, incluso, hallar respuestas en el avance de los discursos anarcocapitalistas y el crecimiento de la violencia generalizada. Todas estas respuestas son válidas.

Lo que nos interesa conocer es cómo, poco a poco, se fueron instalando como verdades ciertas ideas o conceptos en torno a lo que en su momento se llamó «sociedad de la información», de modo que abonaron el terreno de «lo posible» o «lo esperable». Es decir, queremos entender cómo desde los organismos internacionale se construyó el marco de expectativas respecto a lo que la sociedad de la información significaría para la humanidad. Estas ideas, que a primera vista parecerían obvias, evidentes, de sentido común, y que no hicieron otra cosa que reproducir y allanar el camino para la expansión de un modelo económico: el neoliberal. Sabemos que los organismos internacionales no estaban solos en esta tarea: los países centrales y las empresas de telecomunicaciones han sido grandes divulgadores de este ideal normativo. Sin embargo, fue a través de los organismos internacionales que se difundieron estos lineamientos generales sobre los cuales el resto de países desarrollarían políticas públicas favorables al sector privado.

En 1996, un investigador francés llamado Tierry Vedel analizó una serie de documentos de países industrializados (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido y Japón) e identificó las ideas hegemónicas que se reproducían en torno a la noción de «autopistas de la información». Lo que vio fue que, aquello que se presentaba como una descripción de los hechos era, en realidad, una prescripción, un mandato de cómo deberían ser las cosas. Para exponer estas ideas, Vedel creó un mapa conceptual:

Si ampliamos los documentos que estudió Vedel para incorporar los posicionamientos producidos por organismos internacionales entre 1994 y 2003 descubrimos algo curioso. Si bien para la década de 1990 ya se habían establecido las bases materiales y regulatorias para implantación y masificación del proyecto hegemónico de la sociedad de la información, estos años significaron la difusión masiva de sus bases simbólicas, es decir, de las ideas que justificaban su existencia. Identificamos dos grandes conjuntos de ideas sobre lo que debería ser la sociedad de la información. A cada uno de estos conjuntos de ideas los llamamos «agenda».

En primer lugar, desde fines de la década de 1980 hasta mediados de la década de 1990, encontramos la agenda neoliberal de la sociedad de la información. Con un abordaje eminentemente tecnomercantil, ofrecía un respaldo técnico al proyecto político-económico de reemplazo de lo público por el mercado: se buscaba justificar la privatización y comercialización de internet frente a los principios de apertura –en protocolos y estándares– que habían logrado su internacionalización en un primer momento. En los documentos rastreamos cómo se reproduce la idea de que la iniciativa privada debía liderar el desarrollo del sector de la sociedad de la información. Los Estados debían limitar su participación a desarrollar marcos normativos flexibles, liberalizar los mercados y proteger la propiedad intelectual como motor de la innovación.

Luego, a partir de mediados de la década de 1990 –cuando comienzan las crisis de fin de siglo y surge el movimiento antiglobalización–, empieza a ganar popularidad la agenda del desarrollo sostenible. Lo curioso de este conjunto de ideas es que no pone en cuestión los marcos conceptuales de su antecesora sino que les agrega una «capa humana», haciendo énfasis en la necesidad del acceso a la información y la infraestructura de comunicaciones para el desarrollo integral de las personas. Es en este momento cuando se empieza a hablar de la brecha digital y la necesidad de movilizar recursos para cerrarla, pero en ningún momento se cuestionan las causas de esa y otras brechas. Las mujeres, las poblaciones rurales, las personas mayores, debían acceder a las autopistas de la información para disfrutar los beneficios de acceder al mercado global. Se abraza así el modelo de globalización neoliberal.

¿Qué podíamos esperar de esta internet que conocemos hoy si se construyó sobre estas ideas? Con un sector privado caracterizado como el único que puede desarrollar tecnologías innovadoras, con estados retratados como lentos y obstaculizadores de la innovación, con ideas tan fuertes como que las autopistas de la información (negocios del sector privado de un puñado de países centrales) llevarían por sí mismas la democracia a todos los rincones del mundo.

Esta es una invitación a sospechar de todas aquellas ideas que se dan por sentadas y preguntarse de dónde vienen y quién las originó. Quizás así descubrimos qué intereses defienden.

Si quieres profundizar en esta investigación y revisar las referencias bibliográficas, te invitamos a leer “Continuidades de la agenda neoliberal en la agenda de desarrollo sostenible de la sociedad de la información: prevalencia del sector privado como actor privilegiado”, de Inés Binder, 2025. Revista Mediterránea De Comunicación, 16(1), e27354. https://doi.org/10.14198/MEDCOM.27354

  • No hay más artículos
❌