Jacarandas podadas junto al Mercadona
Podas expeditivas, salvajes y acientíficas, herederas de una mala gestión previa
En Barbate se aprecia con desolación e indignación una destrucción sistemática del arbolado urbano a causa de las podas innecesarias, expeditivas y salvajes, que ya se realizan en cualquier época del año, en contra de todo criterio científico, y que se han convertido en práctica habitual.
Esta costumbre de las podas salvajes y a destiempo deja un legado patético de árboles mutilados con grandes huecos y cicatrices, contrahechos, cuando no un tronco sin ramas, incapaces de prosperar. La poda es necesaria en el ámbito urbano para adaptar el árbol a las condiciones urbanas, así como para velar por la seguridad de los ciudadanos. Pero hay que tener en cuenta que la poda supone siempre una agresión a la planta y por lo tanto no se debe abusar jamás de ella e incluso evitarla. La única poda inocua para los árboles y los arbustos es la poda natural que realizan en equilibrio con su biología y su hábitat natural. Un árbol no tiene necesidad de ser podado, es el ser humano quien provoca la necesidad.
Una elección de árbol equivocada para un lugar determinado, un alcorque insuficiente o un suelo deficiente, conducen de forma inevitable a la poda del árbol. La necesidad de poda por seguridad y tamaño es consecuencia de una mala gestión anterior del árbol. Una calle sin árboles es un erial. Muchos árboles están debilitados justamente por las podas salvajes practicadas, por lo inadecuado de su ubicación, por ignorancia, o por desidia.
A la hora de elegir los arboles apropiados para una ciudad o pueblo hay que considerar:
- La capacidad secuestradora de dióxido de carbono de cada especie
- El gasto asociado de agua que conlleva
- El tipo de función que se espera con el árbol
- La zona de la ciudad en la que se pretende instalar
- El tipo de sustrato a emplear y tipo de alcorque que requiera
- Necesidad de la poda
La poda debe ejercerse, con criterios científicos relativos a la biología del árbol y el periodo del año teniendo presente posibles problemas de infecciones o plagas.
Realmente la realización de la poda sólo está justificada, por razones de adecuación a la funcionalidad urbana deseada,
No todos los árboles sirven para los mismos sitios o emplazamientos
En Barbate se han plantado árboles frondosos, de buen porte, como las melias o los fresnos, en aceras estrechas y pegados a las fachadas de las casa, y luego, como “molestan”, se destrozan cada año con las podas hasta que acaban secándose. Las plantaciones urbanas deben estar basadas no solo en criterios estéticos, o en cuestiones de gusto personal del diseñador, sino en criterios ecológicos, en la biología de las plantas y en los beneficios para la ciudad.
Igualmente, en Barbate se han hecho plantaciones y repoblaciones absurdas. En zonas de gran exposición al sol, como el Paseo fluvial, el carril bici, o el Parque Infanta Elena, que ahora es un secarral, en lugar de poner árboles de buen porte y caducos de sombra, se han puesto palmeras y arbolillos como los aligustres o ficus, que luego se secan por falta de riego. La gestión del arbolado urbano en Barbate carece de criterios científicos y de conocimiento de jardinería.
El beneficio de los árboles
Sabemos que las plantas atrapan CO2 y devuelven O2 a la atmósfera urbana gracias a su fotosíntesis. Los árboles actúan como sumideros de dióxido de carbono retirándolo de la atmósfera y acumulándolo en su madera, sus hojas, sus flores y sus frutos. Un árbol en buenas condiciones puede absorber unos 25 kilos netos al año de CO2, liberando a la atmósfera circundante una cantidad de oxígeno equivalente al consumo de dos personas en un año.
Igualmente son importantes para promover la salud de la población. Sus ramas pueden absorber hasta un 50% de los rayos ultravioleta y nos protegen de los rayos del sol y las altas temperaturas a través de la sombra y la transpiración.
Una ciudad con una gran cobertura arbórea está mucho más protegida del calor del Sol, llegando a disminuir su temperatura hasta 5ºC. Las sombras de los árboles refrescan, interrumpen las llamadas islas de calor y aportan humedad, liberando vapor de agua mediante sus hojas.
En Barbate se necesitan Ordenanzas de Arbolado Urbano que sean rigurosas y que se cumplan, enmarcadas en un Plan de Arbolado que prime el aumento de sombreado vegetal y que realice podas conocedoras y a su tiempo (invierno preferentemente).
El aumento de los espacios verdes y el cuidado de sus árboles y arbustos, debería ser una de las prioridades de los responsables políticos de la ciudad.
Pero la experiencia de ENEBRO con el Ayuntamiento ha sido infructuosa: nos hemos reunidos varias veces con los Delegados de Parques y Jardines, de Medio Ambiente e incluso con el Alcalde, acompañados de técnicos de jardinería y un ingeniero forestal, exponiéndoles lo que consideramos las pautas correctas de gestión del arbolado urbano; pero no ha habido la menor escucha. Además lamentamos que no haya jardineros suficientes: hay uno solo para todo el pueblo y sin formación. Se necesitan cuatro o cinco bien formados y un técnico que coordine todos los asuntos medioambientales del Ayuntamiento, y un interés por estos temas reflejado en los presupuestos municipales.
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