Tres años después de la entrada en vigor de la Ley de Libertad Sexual, las víctimas de este tipo de violencia se siguen encontrando obstáculos a la hora de recibir una atención integral y especializada, según un informe de Amnistía Internacional, que atribuye estos hechos, en parte, al dispar funcionamiento de los centros de crisis 24 horas.
La organización señala la importancia de garantizar el derecho de estas mujeres a una atención integral y multidisciplinar, para lo cual estos centros deben ser un recurso básico. Por ello, pide al Gobierno central y a las comunidades autónomas que se garantice la coordinación interinstitucional y que se aprovechen los recursos económicos existentes para que funcionen correctamente, tal y como exigen diferentes mecanismos internacionales a España.
El documento analiza la situación dispar en la que se encuentran estos centros en Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Cataluña y Galicia, que comparten al menos las siguientes cinco deficiencias estructurales: «No se han dado a conocer de manera generalizada y por lo tanto las mujeres se encuentran perdidas cuando sufren este tipo de violencias; no se garantiza la atención presencial en los centros de crisis 24 horas los siete días de la semana; ni tampoco la atención telefónica u online por personal especializado; no hay suficientes recursos para cubrir a todas las posibles víctimas; y las barreras son mayores para mujeres migrantes, trabajadoras sexuales, de etnia gitana o con discapacidad«.
El informe destaca que, a pesar de los retrasos en su implementación, se ha abierto al menos un centro en cada provincia española, excepto en Ceuta. Sin embargo, España incumple con la recomendación de contar con un centro por cada 200.000 habitantes. Ninguna comunidad autónoma garantiza esta ratio, según denuncia Amnistía Internacional.
“Llamé al único número que encontré, un 900 de la Junta de Andalucía. La llamada fue muy fría, llegó hasta a preguntarme si podría decirle qué edad podría tener el hombre que me agredió… Luego dijo que los centros de atención en crisis [a las diez de la noche] no estaban funcionando, y me dio un correo electrónico». El testimonio de esta mujer, de 25 años, está recogido en el informe como ejemplo del mal funcionamiento.
Según relata, sufrió una agresión en un tren: «Ella comprobó en su propia piel cómo el acceso directo telefónico a los centros de crisis se canaliza, en algunos casos, mediante los teléfonos generalistas gratuitos disponibles en cada comunidad autónoma. La atención telefónica no especializada puede hacer que la víctima desista de continuar con el proceso, o que, si lo hace, tenga que relatar nuevamente su experiencia, resultando revictimizante. Encontrar los teléfonos directos de los centros es una tarea complicada en algunas comunidades», insiste el informe.
Centros de crisis ¿24/7?
La organización denuncia que, en la mayoría de las comunidades autónomas que ha estudiado, no está garantizada la apertura de los centros 24/7 los 365 días del año: sólo Galicia y Asturias cumplen con esa condición. Castilla-La Mancha tiene un horario de atención de sus centros de 8 de la mañana a 22 horas, y están cerrados los fines de semana. En Aragón el horario es de 9 a 19 horas, también de lunes a viernes. Y en Andalucía de 8.30 a 20.30, los días de diario. Cataluña, que ha optado por considerar centros de crisis a cuatro de los 21 Serveis d’intervenció especialitzada (SIE), mantiene un horario similar: de 9 a 19 horas, aunque según la Directora para la Erradicación de las Violencias Machistas se habrían reforzado con diez profesionales para la atención de violencias sexuales y 33 psicólogas de guardia que atienden cuando los SIE no están abiertos. Sin embargo, estos cuatro centros no contienen información online (principal forma de búsqueda de las víctimas) sobre violencia sexual.
“Los centros de atención de 24 horas, creados al amparo de las obligaciones contraídas por España en el Convenio de Estambul, y en la Directiva Europea sobre la lucha contra la violencia contra las mujeres, además del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, son un recurso especializado esencial para la atención y recuperación integral y multidisciplinar de las mujeres víctimas o supervivientes de cualquier tipo de violencia sexual”, señala Virginia Álvarez, investigadora del informe. “Si las víctimas no cuentan, en un primer momento, con una información adecuada, accesible y pedagógica, esto puede provocar que se perpetúe el silencio, el aislamiento o incluso la cronificación del trauma derivada de la agresión sexual vivida”, añade.
El informe recoge también el testimonio de una mujer agredida sexualmente por un compañero de trabajo. «[Después de la violación] necesitaba acompañamiento y busqué en Google… llamé a un teléfono que me aparecía. Me dijeron que estaban desbordadas y que si no era urgente volviese a llamar al día siguiente. Me facilitaron otro teléfono, era un servicio de violencia machista, no especializado… sentí más vacío que antes. Necesitaba ser escuchada sin miedo a ser juzgada pero fue como hablar con el ChatGPT, automático, impersonal».
A las dificultades que las víctimas tienen para el acceso telefónico y presencial a estos centros se añade la «preocupante situación de desbordamiento en el que se encuentran algunas profesionales que trabajan en ellos«. De las comunidades autónomas analizadas, el informe señala que la mayoría de los centros solo tiene una o dos psicólogas, o trabajadoras sociales o asesoras jurídicas, lo que al final puede condicionar la capacidad de atención. Solo Asturias cuenta con personal laboral, entre las que hay siete abogadas y ocho psicólogas.
“Nos preocupa, que en las licitaciones pueda tener más peso la oferta económica que la técnica, dejando fuera de estos servicios especializados a entidades feministas con larga experiencia en violencia sexual, algo que ya ha sido señalado por el Comité GREVIO”, indica el informe. Y pone un ejemplo: «En Vigo, la empresa que gestiona el centro de crisis se dedica principalmente al ámbito de la construcción, y en el resto de centros estudiados se trata de entidades que no indican tener como ámbito de trabajo o experiencia principal la atención a víctimas de violencia sexual. Solo Cataluña tiene como requisito estar acreditado en el ámbito de la violencia machista, según señaló a la organización la directora contra las violencias machistas».
Doble discriminación
Las autoridades tienen también la obligación de garantizar un enfoque interseccional en la atención que se presta en los centros de crisis, insiste Aministía Internacional. “No hizo falta ningún insulto abiertamente racista [cuando hablé a la policía], cayeron sobre mí todos los estereotipos: mujer sola con hijos, extranjera, no creían que yo fuera médico… El trato fue muy machista, incluso me dijeron que agradeciera que no hubiera habido penetración». Quien habla en este otro testimonio incluido en el informe es una mujer extranjera que vive en Ciudad Real y denunció una agresión sexual. Su relato es una experiencia traumática y revictimizadora, además de machista y racista. “Me estoy enterando por ti de que estos servicios existen”, cuenta, sobre los centros de crisis, a la investigadora.
«El gobierno central, además de establecer una partida específica para el sostenimiento de estos centros, debe realizar un seguimiento de los planes y las medidas establecidas para que este recurso funcione adecuadamente», concluye el informe.
La entrada Centros de crisis 24 horas: un ejemplo de los obstáculos a los que se siguen enfrentando las víctimas de violencia sexual se publicó primero en lamarea.com.