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Sáhara Occidental: 50 años de una ocupación que no termina

Por: Todo Por Hacer

Por Queralt Castillo Cerezuela. Extraído de El Salto

En el extremo occidental del desierto del Sáhara, a orillas del océano Atlántico, hay un territorio de unos 266.000 kilómetros cuadrados ocupado desde hace 50 años. El 6 de noviembre de 1975, más de 300.000 marroquíes iniciaron lo que se conoce como la Marcha Verde, una movilización impulsada por Hassan II para reivindicar y ocupar un territorio que no les pertenecía.

La provincia 53, dejada a su suerte

En 1970, el Sáhara Occidental era la provincia 53 del Estado español, pero el pueblo saharaui ya aspiraba a la independencia, por eso en 1973 se creó, en la localidad mauritana de Zuérate, el Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, conocido actualmente como Frente Polisario. En 1975, antes de que el monarca marroquí Hassan II enviara a su población hacia el territorio, España se comprometió a llevar a cabo un referéndum de autodeterminación para que la población saharaui pudiese decidir su futuro; pero eso ya nunca sucedió: los ataques militares de Marruecos se empezaron a intensificar, lo que provocó un éxodo de la población saharaui hacia el país vecino, Argelia. Desde entonces, este país ha sido el principal defensor de los derechos de la población saharaui.

El 6 de noviembre de 1975, las tropas españolas desplegadas en el Sáhara Occidental recibían la orden de levantar las minas que pocos días antes les habían conminado a colocar en la frontera norte de lo que entonces era la provincia del Sáhara Español. Los fontaneros de un régimen franquista en sus últimos estertores habían pactado con el monarca marroquí facilitar la ejecución de la Marcha Verde: una operación que serviría de punto de partida para ceder a Marruecos la colonia española sin el aval de sus habitantes.

El plan había sido anunciado por Hassan II el 16 de octubre. Cerca de 350.000 civiles marroquíes escoltados por unos 25.000 militares entrarían al Sáhara Occidental para reivindicar el territorio como propio. Aunque había sido anunciada como una “manifestación pacífica”, en las palabras del monarca eran palpables otras pretensiones: “Si encontramos en nuestro camino otras fuerzas que no sean españolas recurriremos entonces a la autodefensa”, en una clara referencia al Frente Polisario, que estaba dispuesto a la lucha armada para defender el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

Ocho días más tarde, el 14 de noviembre de 1975, se firmaba el Acuerdo Tripartito de Madrid entre España, Mauritania y Marruecos, que consistía la cesión del territorio saharaui, por parte de España, a Marruecos y a Mauritania con la condición de que se llevase a cabo un referéndum de autodeterminación. Esto nunca sucedería y, en febrero de 1976, España se retiró de manera definitiva del Sáhara Occidental, lo que dio paso a la lucha armada entre el pueblo saharaui y el Ejército marroquí, y a una situación de ocupación que se extiende hasta el día, de hoy.

Mauritania se retiró de los territorios saharauis en 1979, condición que fue aprovechada por Marruecos para ampliar su dominio. Sin bien oficialmente la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos terminó en 1991, cuando se firmó un alto el fuego y Naciones Unidas estableció la Misión de las Naciones Unidas por el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), lo cierto es que el pueblo saharaui nunca ha conocido la paz; y el compromiso de llevar a cabo el archinombrado referéndum de autodeterminación nunca se ha hecho realidad. La represión, las amenazas y el bloqueo informativo por parte de Marruecos han sido una constante desde entonces.

La nueva resolución de Naciones Unidas; patada a la independencia y nueva etapa

Los territorios del Sáhara Occidental han conocido momentos de mayor y menor tranquilidad, y han pasado por una serie de fechas históricas que han ido marcando el camino de su historia. El hito más reciente se produjo hace tan solo unos días, el pasado viernes 31 de octubre, cuando Naciones Unidas adoptó una nueva resolución sobre esta causa.

La resolución 2797 de 2025 —votada con la abstención de China y Rusia— da un giro diplomático a la cuestión de la autodeterminación saharaui y abre las puertas a la consolidación del dominio de Marruecos sobre el territorio. Si bien se renueva el mandato de la Minurso hasta el 31 de octubre de 2026, el cambio de postura de la ONU es significativo, ya que se legitima la propuesta de Rabat, que pone sobre la mesa una autodeterminación parcial, pero en ningún caso significa una independencia de facto. En el texto, la opción del referéndum no desaparece, pero ya no se considera como una condición sine qua non, sino como una opción.

Esta nueva resolución va en línea con el modelo de autonomía propuesto por Marruecos en 2007, por el cual “la región autónoma del Sáhara” tendría competencias jurídicas, administrativas, judiciales, económicas, tributarias y socio-culturales; pero no podría gobernarse en asuntos referentes a religión, Defensa o Exteriores, entre otros.

La responsabilidad de la comunidad internacional

Durante todos estos años, España, que tenía y tiene una responsabilidad histórica para con el territorio, ha permanecido aparentemente neutral y, hasta relativamente poco, apoyaba la opción del referéndum de autodeterminación. El cambio de postura, sin embargo, llegó en 2022, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez, de manera unilateral y sin consultarlo previamente en sede parlamentaria, se posicionó con Marruecos e inició una nueva etapa en las relaciones bilaterales con la mirada puesta en la migración, algo que el Gobierno marroquí ha estado usando como moneda de cambio para forzar acuerdos y decisiones. 

Destacable es también la postura de Estados Unidos, quien en 2020 decidió apoyar de manera abierta el dominio marroquí sobre el territorio y lo hizo con acciones tan simbólicas como la apertura de consulados en las ciudades ocupadas de Dajla y El Aaiún. Francia, que tiene en Marruecos uno de sus socios más fiables en la zona del Magreb, siempre ha permanecido al lado de Rabat.

La cuestión del Sáhara, fuera de las reivindicaciones de la Gen Z

En el ámbito social, la soberanía del Sáhara Occidental continúa siendo un tema tabú en Marruecos, donde la población suele tener una postura monolítica respecto al tema. Buena prueba de ello es la ausencia total de reivindicaciones para el Sáhara en las recientes protestas que han tomado las calles del país y que han sido protagonizadas, en gran parte, por los más jóvenes, la Gen Z.

Si bien la juventud marroquí está muy concienciada y se muestra muy favorable a la autodeterminación del pueblo palestino, no parece estarlo tanto con la cuestión saharaui; y el tema continúa siendo un tabú. La sociedad marroquí considera el territorio como “las provincias del sur”, y no hay ningún cuestionamiento sobre su soberanía. De hecho, es una de las líneas rojas, como el Islam o la Monarquía, que no se suelen cruzar.

En un análisis reciente por parte de Lucía G. Del Moral, investigadora de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios (Fundea) y de la Universidad de Granada, la experta destacaba que “no existe una tendencia clara a conectar la causa palestina con la causa del Sáhara […] La legitimidad política de Marruecos se construye en el majzén, que es el régimen político completo: el Rey y todos los poderes que se articulan a su alrededor, tanto políticos como económicos. Esto se sustenta en varios pilares, y uno de ellos es la cuestión territorial y el nacionalismo”.

La cuestión del Sáhara es considerada por la sociedad marroquí como algo interno; y la fragmentación habitual de los movimientos sociales hace que se haya adoptado una postura práctica alrededor de este tema: los grupos reivindicativos han preferido, históricamente, buscar punto de conexión entre ellos para mostrarse más fuertes, en lugar de incidir en las diferencias, con lo cual se ha adoptado una postura monolítica respecto al Sáhara Occidental: el silencio.

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10 claves legales para entender la deuda de España con el pueblo saharaui, por Inés Miranda

Por: Laura Casielles

Cuando se habla del Sáhara Occidental, en la conversación siempre acaba saliendo la idea de la “legalidad internacional”. Pero ¿qué significa eso? Hablamos con la abogada Inés Miranda, que forma parte de la Comisión de Derechos Consejo General de la Abogacía Española y preside la Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara Occidental (IAJUWS), para aclarar cuáles son las claves de esa realidad que ampara las reivindicaciones saharauis.

1.- El Sáhara Occidental es un territorio pendiente de descolonización

“Naciones Unidas tiene reconocido al territorio saharaui como un TNA, como un territorio no autónomo en proceso de descolonización. Esto significa que la potencia colonial no ha concluido su tarea de descolonizar y de acompañar al territorio en su proceso de independencia. Lo que tenía que haber hecho España antes de abandonar el territorio, de acuerdo con los acuerdos adoptados hasta el año 1975 y siguiendo las reiteradas resoluciones de Naciones Unidas, era concluir ese proceso escuchando la voluntad del pueblo saharaui en un referéndum”.

2.- España sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental… y no cumple con sus obligaciones

“Esto implica que sigue siendo la responsable de lo que acontece en el territorio. Así lo determinan los artículos 74 y 75 de la Carta de Naciones Unidas. Además del referéndum, establecen otra vía para que un territorio pase de una potencia administradora a otra, que es que haya sido aceptada por unanimidad por la Asamblea de Naciones Unidas. Esto, hasta el día de hoy, jamás ha pasado.

Decir que España hace dejación de sus derechos es hacer una concesión. España incumple sus obligaciones como potencia administradora. Hay responsabilidad y culpabilidad por parte del Gobierno de España del momento y de los sucesivos gobiernos que ha tenido el Reino de España, que jamás han considerado esta esta cuestión como un asunto de Estado.

Jamás se han puesto a trabajar como lo hizo Portugal con Timor, que es un ejemplo clarito porque además tenía una potencia bastante cruel ocupando el territorio, pero se consiguió, y en el año 1999 pudieron votar.

Y aún más: este es uno de los pocos casos en los que la potencia administradora dota militarmente a la potencia ocupante para que aniquile a la población sobre la que tiene una obligación. España regala y malvende armamento a Marruecos, y Marruecos lo utiliza contra el pueblo saharaui”.

3.- La legalidad internacional no reconoce la soberanía de Marruecos sobre el territorio

“Por un lado, el Sáhara Occidental está reconocido como territorio pendiente de descolonización desde 1963; y la resolución 34/37 de la Asamblea General de la ONU establece desde el año 1979 la legitimidad del Frente Polisario como su representante. Además en el año 1975 Marruecos decidió buscar otra solución y preguntó a la Corte Internacional de Justicia de La Haya (la misma que ahora se está pronunciando sobre Israel) cuál era la condición del Sáhara Occidental. La respuesta fue, primero, que no es una terra nulius, sino que antes de la colonización había una población existente que venía ejerciendo su soberanía y sus competencias desde tiempo atrás, que era el pueblo saharaui. Y, segundo, que no hay ninguna relación entre el pueblo saharaui y Marruecos”.

4.- Los Acuerdos de Madrid son ilegales

“En primer lugar, porque no se puede mercadear con la soberanía de un territorio. En aquel momento había negociaciones en Naciones Unidas para que se celebrase el referéndum, el rey emérito español fue a decirles que se iba a derramar hasta la última gota de sangre para defender al pueblo saharaui y al territorio… y, al final, dos días después, se firmó este abandono. Por otro lado, estos acuerdos jamás fueron publicados, son secretos. Un acuerdo no publicado, ¿a quién vincula? A quien lo firma y punto”.

5.- Marruecos ocupa el territorio del Sáhara Occidental con la complicidad de España

“España se confabuló con la potencia que quería apropiarse del Sáhara Occidental, que es Marruecos. El proceso de abandono del Sáhara no fue pacífico por parte de España: no hacer también es violencia. España, además de jugar con la frontera adelante y atrás para delimitar la entrada de la Marcha Verde, que como sabemos fue una marcha militarizada, también procuró, en la medida en que le fue posible, que la población saharaui no saliera. Impedir que la población salga para salvar su vida también es una manera de colaborar en el genocidio”.

6.- La situación en el Sáhara supone una violación del Tratado de Buena Vecindad de Marruecos con la UE

“El Tratado de Buena Vecindad que tiene la Unión Europea con Marruecos, en su artículo 2, dice claramente que si se vulneran los derechos humanos de una de las partes, el convenio será denunciado. Hemos insistido a España para que denuncie el convenio porque Marruecos viola ese artículo en tanto mantiene una guerra de ocupación con el Sáhara Occidental”.

7.- La UE no puede firmar acuerdos comerciales con Marruecos que impliquen recursos saharauis

“La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre los acuerdos de pesca y las convenciones que la Unión Europea pueda firmar con Marruecos dice que el Sáhara Occidental no entra en el ámbito de las competencias de Marruecos, y que por tanto no puede firmar acuerdos sobre ese territorio. Asienta que no basta con que los recursos expoliados puedan repercutir en la población saharaui, sino que lo importante es el consentimiento expresado por el pueblo saharaui. Me empeño en hacer esta distinción entre pueblo y población, porque por población podemos entender a todo el que ocupa el territorio. Lo que cuenta tiene que ser el consentimiento del pueblo saharaui expresado por su legítimo representante, que es el Frente Polisario. Aunque también hay sombras en la sentencia: hay algo que es insólito en derecho, que es que establece una especie de vacatio legis, un plazo para que se pueda ejecutar. Es como decir: ‘Esto es un delito, pero lo puedes estar cometiendo durante un año’. Esto se hace ‘para evitar perjuicios económicos’, con lo que parece que da exactamente igual los derechos del pueblo saharaui, que es lo que se estaba vulnerando. Si mañana el pueblo saharaui accede a la independencia, podrá reclamar por todo el lucro cesante, y se lo tendrá que reclamar a España y ahora también a la Unión Europea.

Otra cuestión es que es una sentencia territorial, es decir, sólo vincula a las partes afectadas por el procedimiento: la Unión Europea y Marruecos. Pero Marruecos sigue violando el derecho internacional, pacta con Rusia, pacta con China y sigue expoliando los recursos naturales del Sáhara Occidental. Eso lo hemos visto nosotros en nuestras múltiples asistencias al territorio hasta que, directamente, se nos ha impedido la entrada. Hemos constatado la presencia, por ejemplo, de barcos nodriza chinos y rusos que vienen, entre otros, desde el puerto de Las Palmas. Y esto se une al importante puerto que se está construyendo en Dajla con fondos españoles y europeos. Es un expolio y hay empresas españolas que están trabajando ahí”.

8.- Dos autos de la Audiencia Nacional reconocen estos mismos puntos

“En 2015 planteamos una querella por genocidio [contra 11 altos cargos militares marroquíes], que se admitió y se empezó a tramitar. Hay testimonios de desaparecidos que prestaron su declaración, se exigieron comisiones rogatorias, y el propio auto [del juez Ruz] reconoce que se está en un proceso de descolonización que no ha concluido. Pero era importante tomar declaración a los presuntos culpables querellados, y ahí tocábamos siempre con la negación de Marruecos de colaborar y la inacción por parte de la Administración española. Nos topábamos con la falta de voluntad política de que esto se tramitara. Llegamos a solicitar órdenes de detención contra algunos de los querellados que estuvieron en España, reunidos con ministros gobernando el Partido Socialista, pero no se les detuvo, habiendo una euroorden de detención y pudiendo haberlos detenido. Por otro lado tenemos, producto del violento desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik, otro auto, de julio del 2014, del entonces juez Grande-Marlaska, que fue mucho más allá: habla de que España es la responsable de lo que acontece en el territorio hasta que concluya la descolonización. Y es el mismo juez que ahora mismo se ha posicionado en la postura en la que está el presidente del Gobierno de España”.

9.- Marruecos condena a saharauis en juicios para los que no es competente

“Marruecos celebra juicios para los que no es competente. La ocupación no exime de obligaciones a la fuerza ocupante. Existe un derecho, que es el derecho humanitario, que tiene que ser aplicado y respetado. La administración de justicia puede actuar sobre cuestiones de gestión diaria de la vida -hurtos, multas de tráfico…-, pero no puede en ningún momento enjuiciar ni actuar contra una persona que luche por los derechos de autodeterminación de su pueblo o por ninguna reivindicación política o en defensa de derechos humanos.

Tampoco puede trasladar a la población del TNA a tribunales en el territorio marroquí, y mucho menos a cárceles marroquíes. La situación de los presos políticos es una situación de dispersión y de apartheid dentro de la cárcel. No se les trata como presos políticos ni como presos de conciencia, se les da un trato que les asemeja a los presos por terrorismo. Yo siempre he dicho que son rehenes. No se permite la visita de observadores internacionales, se dificulta la visita de familiares. En el caso de Gdeim Izik no se permitía hasta hace poco ni la de los propios abogados que les habían defendido. Hemos visto cadenas perpetuas por hablar mucho menos de lo que estamos hablando nosotras aquí. Denunciamos también la postura de España, porque sale con toda la razón a denunciar la existencia de presos políticos en otros países, pero de los que ella es responsable no dice absolutamente nada”.

10.- El actual posicionamiento del gobierno de España incumple la Constitución y el derecho internacional

“El posicionamiento de Pedro Sánchez es el mismo que desde el año 2006 se viene trabajando por el Partido Socialista, por Zapatero, por algunos parlamentarios que parecían amigos del pueblo saharaui, y por supuesto por Felipe González. Pero el señor Sánchez ha tomado una decisión que va contra la Constitución, porque la política exterior no le compete a él, le compete al Gobierno. Además, tiene que respetar el derecho internacional, y como potencia administradora tiene que actuar, no hay más vuelta de hoja. No tiene que hacer nada más que eso, cumplir la ley, que es algo que no ha hecho desde el año 75 hasta la actualidad”.

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Cien millones robados, siglos de expolio: el otro valor de las joyas del Louvre

Por: Tatiana Romero Reina

¿Se puede hacer justicia con una radial? El robo de las joyas del Louvre permite dibujar una línea de siglos de colonización europea, por eso, aunque no sea una reparación real, este robo hecho por encargo da cierta sensación de justicia.

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Estados Unidos trata de destruir un cargamento de anticonceptivos

Por: Gloria López

El material sanitario, que podría llegar a 1,4 millones de mujeres en países africanos, permanece sin uso en un almacén en Bélgica a la espera de ser incinerado tras el cierre de la agencia estadounidense de cooperación USAID. Organizaciones y activistas denuncian que se trata de un nuevo ataque dentro una campaña que puede poner en peligro la salud de miles de mujeres de todo el mundo.

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Gaza, Sáhara Occidental y el Lejano Oeste

Por: José Ovejero

27 de octubre

Se ha vuelto frecuente hacer comparaciones entre la República de Weimar y el auge actual de los autoritarismos. Por mucho que nazismo y fascismo sean fenómenos históricos irrepetibles como tales, las coincidencias entre los movimientos totalitarios del siglo pasado y los de este sean más que preocupantes.

Quizá una que hilvana esos movimientos de masas entre sí y con otros fenómenos sociales concomitantes sea el triunfo de lo irracional.


28 de octubre

Tuve que interrumpir el diario y desde entonces he leído la noticia sobre el «plan de paz» de Trump para el Sáhara Occidental. Al igual que en el caso de Gaza, el plan parece consistir en ponerse del lado de la potencia invasora, no exigirle responsabilidades por sus crímenes e imponer un trágala a la población autóctona. Si en Gaza los sueños húmedos de Trump, y de Netanyahu, culminaban en la expulsión de toda la población para sustituirla por turistas en resorts de lujo –cuyos beneficios irían a parar a manos de los invasores–, este proceso hace tiempo que lo inició Marruecos por su cuenta, creando zonas turísticas en los territorios ocupados, en las que no pueden entrar los saharauis; para ver esos paraísos de vacaciones hay que ser extranjero, marroquí o conducir un taxi. Todo eso se cuenta en el último número de La Marea.

Ahora que lo pienso, este modus operandi se encuentra muy en la tradición del Lejano Oeste, es decir de la historia de la creación de Estados Unidos: llegas a un territorio, lo invades, expulsas a sus habitantes después de exterminar a una parte considerable de la población y a los que quedan los encierras en reservas; firmas tratados de paz que no tienes ninguna intención de respetar; te quedas con sus tierras merced a leyes que redactas con ese objetivo; las explotas en tu beneficio y lo vendes como una forma de progreso y de avance civilizador. Y a los nativos que se resisten a ser despojados y exterminados los llamas salvajes.

Y luego vienen los guionistas y poetas a blanquear con épica cada masacre.


También es verdad que no es solo Estados Unidos quien ha actuado así: todas las potencias coloniales han hecho lo mismo, incluida la española. Estoy viendo estos días a ratos perdidos el documental Banda sonora para un golpe de Estado. No es que desconociese el carácter criminal del gobierno belga de la época –con ayuda de la CIA y de los servicios secretos británicos–; no es que desconociese tampoco los acontecimientos que rodearon el asesinato de Lumumba y la ascensión al poder con ayuda de los mencionados países de un psicópata como Mobutu. Pero me sigue impresionando ver las caras de los europeos y americanos responsables, oírles justificar sus actos o mentir descaradamente sobre ellos; ver sus gestos mientras escuchan a Lumumba decir lo que un negro no debe decir –un negro que no da las gracias, que no elogia a los colonizadores, que les pone ante el espejo de sus crímenes–; y es difícil soportar la hipocresía de quienes asienten complacidos a los deseos de independencia de los congoleños mientras traman asesinatos y golpes de Estado encubiertos, a quienes, en fin, promueven una guerra civil para que las empresas occidentales no pierdan dinero.

No es que no sepamos todas estas cosas y, en particular, que nunca Occidente ha defendido la democracia y la libertad de ningún pueblo salvo cuando le sirve a sus intereses políticos y económicos. Claro que lo sabemos. Pero no está de más que nos lo repitan una y otra vez, no vaya a ser que nos creamos esa cantilena de los valores democráticos y el respeto de los derechos humanos.


Ahí está el PSOE, proclamándose adalid de muchos de esos derechos, mientras apoya a un Marruecos –lo hizo González, lo hizo Zapatero, lo hace Sánchez– que despliega una brutalidad contra los saharauis propia de las dictaduras.


Por cierto: ¿por qué prestamos en España tanta atención a Palestina y tan poca al Sáhara? ¿Por qué no expresamos -hablo en general, pero también me podría acusar a mí mismo de ello- el mismo escándalo ante los desmanes de Israel que ante los marroquís? El cínico que me habita –aunque me esfuerzo en combatirlo– diría que porque hacerlo así no nos cuesta nada más que realizar acciones simbólicas, como manifestarnos, pero no nos exige ningún sacrificio: enfrentarse a Marruecos significa perder posibilidades pesqueras, prescindir de un policía que limita la inmigración de subsaharianos, tener ante nuestras puertas a un enemigo que siempre ha sabido cómo hacer daño. Digo «Marruecos» pero en realidad estoy diciendo el régimen marroquí. Los países nunca son enemigos; las enemistades las construyen y aprovechan sus dirigentes.


A ver si los próximos días continúo con la idea del auge del irracionalismo y sus similitudes con los años treinta del siglo pasado. O a lo mejor es una de esas ideas que te parecen buenas en cierto momento y luego se desinflan. Veremos.

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Octubre y resistencia anticolonial

Por: Florencia Brizuela González

La incansable lucha de las madres buscadoras en México muestra que la memoria, la rabia y la organización colectiva siguen siendo actos de rebeldía.

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La justicia restaurativa afrofeminista es una práctica anticolonial

Por: Aisetou Kajakeh

Para abrir procesos de restauración lo primero es reconocer el daño: nombrar el racismo antinegro, la misogynoir, la islamofobia, las políticas migratorias, el control policial, el silencio mediático, la indiferencia institucional.

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“Lo que llaman el conflicto palestino-israelí es claramente un caso colonial”

Por: Danele Sarriugarte Mochales

La periodista Teresa Aranguren presenta el libro 'Palestina, la existencia negada'. Entre otros bulos desmiente que el sionismo naciera para compensar al pueblo judío por el Holocausto.

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Louise Michel

Por: Radio Topo

En el programa de este domingo hemos hablado de la Comuna de París, de la inevitable ruptura de la Primera Internacional, de las luchas de los pueblos oprimidos, de la educación libre y del feminismo y lo hemos hecho a través de la vida y obra de Louise Michel, la mujer que pudo haber levantado […]

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“Gatazka palestinar-israeldarra deitzen zaion hori kasu kolonial bat da, argi eta garbi”

Por: Danele Sarriugarte Mochales

Artziniegan bildu dira Danele Sarriugarte eta Teresa Aranguren kazetaria Palestinaz hitz egiteko. Arangurenek atxikimendu emozional eta profesional estua du palestinarren kausarekin, 1982an Beiruteko setioan berriemaile aritu zenetik.

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La ONU no nos salvará del terror

Por: Suiry Sobrino

Dina Boluarte, responsable del asesinato de más de 50 personas durante el estallido social en Perú de 2022 y 2023, ha sido presentada por ONU Mujeres en su cuenta de Instagram como una de “las cinco presidentas que inspiran”.

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Obedezcamos al pueblo palestino

Por: Mª Ángeles Fernández

El boicot es el mandato de una comunidad que lleva décadas viviendo un apartheid y la violación en su territorio de las leyes internacionales sin que ningún país haga nada.

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“Relatando a las otras pude hacerme más preguntas sobre quién soy”

Por: Rocío Niebla

Olga Rodríguez ejerce lo que llama “antropología del presente”. Periodista y escritora, aborda cuestiones de política internacional, memoria y derechos humanos.

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Contra el homonacionalismo

Por: Agencia Presentes

Nunca dejaremos que nuestra historia y nuestro Orgullo sirvan para justificar el sufrimiento de otros. A propósito de Palestina y desde la experiencia de Casa Frida en México con personas LGBTIQA+ refugiadas.

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