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Decisión del ayuntamiento de desestimar el proyecto para la instalación de plantas fotovoltaicas en el Fargue

Por: Granada
  • El cinco de diciembre de 2025, tuvimos conocimiento de la decisión del Ayuntamiento de Granada de considerar desestimado el proyecto para la instalación de una planta fotovoltaica en el barrio de El Fargue, después de que la empresa promotora, Stadium Plus, no atendiera el requerimiento municipal para subsanar las deficiencias detectadas en su propuesta.

Ante esta decisión, desde la Plataforma vecinal SOS El Fargue, constituida y organizada con el único objetivo de luchar contra la construcción de este proyecto y defender el patrimonio verde de nuestro barrio, junto con Ecologistas en Acción, que nos ha prestado asesoramiento y apoyo en todo momento, queremos realizar la siguiente valoración:

1– La paralización del proyecto debe considerarse como un gran triunfo de la lucha vecinal ya que, desde un primer momento, se contó con el apoyo de la Asociación de Vecinos de El Fargue y el respaldo unánime del vecindario.
Igualmente cabe destacar y considerarse clave en el proceso, el asesoramiento recibido desde Ecologistas en Acción.

La lista de agradecimientos a personas y organismos que desinteresadamente han contribuido al final feliz de este proyecto    aberrante es extensa:

Gracias a José Castillo Ruiz, experto en patrimonio, los arqueólogos Ángel Rodríguez Aguilera y Jose M. Martín Civantos, que alertaron de la posible existencia de un yacimiento arqueológicode época medieval en la zona, el Edafólogo, experto en suelo, Francisco José Martín Peinado, con un maravilloso informe sobre la destrucción del suelo y el riesgo de escorrentías… pudimos fundamentar de una manera mucho más técnica nuestras alegaciones.

Consideramos que el informe emitido por el organismo ICOMOS sobre el impacto del proyecto sobre el conjunto monumental de la Alhambra y el barrio del Albayzin, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad y el Valle del Darro, Bien de Interés Cultural, y respaldado por la Academia de Bellas Artes de Granada, ha supuesto la estocada final a un proyecto que nunca debió iniciarse.

Igualmente nos gustaría mencionar nuestra gratitud a los partidos políticos de la oposición que se han implicado en nuestra lucha apoyando nuestras propuestas

Y por último, a los vecinos y vecinas de El Fargue, ya que gracias y a su apoyo y movilización se consiguieron presentar más de 1500 alegaciones.

2– En relación con las declaraciones emitidas por el Sr. Catalina nos gustaría destacar lo siguiente:
– De la lectura de su comunicado parece deducirse que el único motivo que ha llevado a la desestimación de este proyecto ha sido la falta de subsanación por parte de la empresa promotora de una documentación requerida por el ayuntamiento ante deficiencias detectadas en su propuesta. Nos sorprende de sobremanera que el ayuntamiento eluda indicar que sus técnicos, especialistas en la materia, pasaran por alto, en diciembre de 2024, cuando emitieron Resolución favorable de Calificación Ambiental, que existían numerosos argumentos para que el informe requerido fuera la “Evaluación Ambiental Simplificada”, que debía ser emitida por la Junta de Andalucía y que en ese momento debieron indicarlo. Argumentos como la afectación a una vía pecuaria, relativos a la acumulación de proyectos en la zona o a las dimensiones y voltaje de la línea de evacuación.

Igualmente, desde el ayuntamiento se cometió el grave error de no publicar en el Boletín Oficial de la Provincia la “Resolución de Calificación Ambiental”, trámite exigido en la Ley de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental, lo cual, nos permitió presentar recurso de reposición en el que indiscutiblemente debía declararse dicha Resolución nula de pleno derecho.

Sorprende, como un grupo de vecinos sin formación específica pero altamente motivados, fuimos capaces de percatarnos de todas estas irregularidades, que el servicio especializado del Ayuntamiento de Granada no detectó.

3– Por todos los argumentos expuestos, el ayuntamiento de Granada pudo paralizar este despropósito en diciembre de 2024 y no lo hizo.

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Presentada una denuncia ante la OCDE contra ArcelorMittal por inacción climática

Por: Asturies
  • Opportunity Green, apoyado por Ecologistas en Acción, SteelWatch y Banktrack ha presentado la primera denuncia climática en Europa relacionada con el sector del acero ante el punto nacional de contacto de Luxemburgo, bajo las directrices de la OCDE.
  • La denuncia señala que ArcelorMittal carece de una estrategia climática sólida y que no está adoptando medidas suficientes para reducir sus emisiones, incumpliendo así con las Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales.
  • ArcelorMittal es el mayor productor de acero de Europa —y uno de los mayores del mundo, pero la mayoría de este se produce con carbón. La empresa ha cancelado o pospuesto la mayoría de sus proyectos de acero verde en Europa, incluyendo en Gijón/Xixón, donde la población sigue expuesta a niveles muy elevados de contaminación cada año, con consecuencias extremadamente graves para la salud.

La organización ambiental Opportunity Green ha presentado la primera denuncia climática en Europa relacionada con el sector del acero ante el punto nacional de contacto de Luxemburgo, bajo las directrices de la OCDE. En la denuncia, que cuenta con el apoyo de Ecologistas en Acción, SteelWatch y Banktrack se solicita que la empresa siderúrgica ArcelorMittal publique una estrategia climática revisada que responda al impacto que está provocando en el clima.

La denuncia señala que ArcelorMittal carece de una estrategia climática sólida y que no está adoptando medidas suficientes para reducir sus emisiones al ritmo y escala necesarios para cumplir con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC. Opportunity Green considera que ello incumple las Directrices de la OCDE, que exigen a las empresas multinacionales adoptar —y sobre todo implementar— objetivos y planes coherentes con los compromisos climáticos internacionales. Dado el vínculo intrínseco entre los impactos climáticos y los derechos humanos, la denuncia sostiene además que la empresa tampoco está cumpliendo con las expectativas en materia de derechos humanos.

ArcelorMittal es el mayor productor de acero de Europa —y uno de los mayores del mundo—, pero alrededor del 75% de su acero se sigue fabricando con carbón, lo que tiene unos enormes impactos sobre las personas, el medio ambiente y el clima. La empresa emite más de 100 millones de toneladas de CO2e al año, comparable a las emisiones anuales de un país como Bélgica.

Aunque la empresa había indicado en varias ocasiones que iba a publicar una nueva estrategia climática en 2024, no ha actualizado su plan desde julio de 2021, alegando incertidumbre regulatoria. Pero ante la gravedad de la crisis climática, “esperar” a un marco normativo establecido no justifica el incumplimiento de las expectativas establecidas por las Directrices de la OCDE.

Mientras tanto, pese a habérsele concedido 3.000 millones de euros de financiación pública para apoyar su transición en Europa, ArcelorMittal ha cancelado o pospuesto la mayoría de sus proyectos de acero verde. Es el caso de Gijón/Xixón, donde ArcelorMittal tenía previsto construir una planta DRI (reducción directa de hierro) para sustituir a uno de los hornos altos y producir acero verde. Sin embargo, el proyecto permanece paralizado por el momento, generando una gran incertidumbre sobre el futuro de la planta. Mientras tanto, la población sigue expuesta a niveles muy elevados de contaminación cada año, con consecuencias extremadamente graves para la salud.

“Desde hace años reclamamos a ArcelorMittal que cumpla los objetivos climáticos y ambientales. Reducir la contaminación es posible. La industria en la región de Asturias tendrá futuro cuando cambie de modelo y cuando se escuchen las demandas de vecinos y sindicatos. Apoyamos esta denuncia porque la empresa debe cumplir sus compromisos, descarbonizar sus instalaciones y reducir la contaminación atmosférica que afecta a nuestra salud y a nuestro entorno”, añade Paco Ramos, de Ecologistas en Acción.

La propia empresa ha reconocido que es improbable que cumpla sus objetivos climáticos para 2030. En Europa, desde 2018, su intensidad de carbono solo se ha reducido un 5%, una cifra muy alejada del 35% que se había fijado como meta. Además, la compañía continúa invirtiendo en la producción de acero con carbón fuera de Europa. En la India, por ejemplo, prevé construir nuevos hornos altos a través de una joint venture en la que posee un 60% de participación. Sin embargo, las emisiones derivadas de estas operaciones no se incluyen en sus objetivos climáticos para 2030, ni tampoco las emisiones de metano asociadas a la extracción del carbón que emplea.

“Si ArcelorMittal quiere cumplir su compromiso de alcanzar emisiones netas cero en 2050, debe actuar de forma decidida y transformadora ahora. Sin embargo, está retrocediendo y mostrando una preocupante falta de claridad estratégica, con consecuencias alarmantes para el clima y para las personas. Con esta denuncia buscamos abrir un diálogo con la empresa para que adopte las acciones necesarias de acuerdo con las Directrices de la OCDE y demostrar que la compañía —y el sector en su conjunto— deben rendir cuentas en materia de acción climática.”, apunta Kirsty Mitchell, responsable jurídica de Opportunity Green.

 

Notas adicionales

  • Texto completo de la denuncia.
  • Opportunity Green presenta esta denuncia —denominada “instancia específica”— ante el punto nacional de contacto (PNC) de Luxemburgo conforme a las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales.
  • Las Directrices de la OCDE están respaldadas por los gobiernos miembros de la OCDE y establecen expectativas no vinculantes para las empresas multinacionales en una variedad de ámbitos, incluidos el medio ambiente, el cambio climático y los derechos humanos. En 2023, las directrices fueron revisadas para responder a prioridades urgentes que enfrentan las sociedades y las empresas, incorporando recomendaciones actualizadas para que las compañías se alineen con los objetivos internacionalmente acordados sobre cambio climático y biodiversidad.
  • Para garantizar el cumplimiento de estas directrices, los gobiernos establecen un organismo no judicial llamado Punto Nacional de Contacto, encargado de promover las Directrices de la OCDE y gestionar las quejas relacionadas con actividades empresariales perjudiciales que contravengan dichas directrices. La sociedad civil puede presentar quejas ante los PNC cuando las empresas no cumplen los estándares esperados, siempre que tengan un “interés” en el asunto.
  • La queja de Opportunity Green sostiene que los objetivos, estrategias y acciones emprendidos por ArcelorMittal para abordar su impacto climático negativo no cumplen con las expectativas establecidas en la Directriz A.12 del Capítulo II (Políticas Generales); las Directrices 1(b), 1(c), 1(d) y 5(b) del Capítulo VI (Medio Ambiente); y las Directrices 1 y 2 del Capítulo IV (Derechos Humanos).
  • La queja está siendo presentada por Opportunity Green y cuenta con el apoyo de SteelWatch, BankTrack y Ecologistas en Acción.
  • El PNC evaluará ahora la queja y decidirá si es admisible en función de una serie de criterios establecidos en las Directrices de la OCDE. Esta evaluación inicial suele llevar hasta tres meses. Si el PNC acepta la queja, ofrecerá sus “buenos oficios” para contribuir a resolver los problemas planteados, normalmente mediante un proceso de mediación.

Sobre las organizaciones

  • Opportunity Green trabaja para promover la acción climática mediante el derecho, la economía y las políticas públicas, impulsando colaboraciones y promoviendo la justicia climática.
  • SteelWatch impulsa al sector siderúrgico global a cumplir con su parte en la lucha contra la crisis climática.
  • BankTrack es una organización internacional de seguimiento y apoyo a campañas centrada en la responsabilidad climática y social de los bancos.

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¿Cuánta fotovoltaica se puede instalar en los tejados y zonas urbanas de la Comunidad de Madrid?

Por: Comunidad de Madrid
  • Ecologistas en Acción publica su informe “Estimación del potencial de autoconsumo fotovoltaico en la Comunidad de Madrid” en colaboración con la cooperativa de instalación fotovoltaica Ecooo, en el que se concluye que la instalación de fotovoltaica sobre tejados y superficies urbanas podría aportar hasta el 31 % de la electricidad consumida en la Comunidad de Madrid, minimizando de este modo los impactos sobre el territorio.
  • La mayor parte de los municipios podrían superar objetivos importantes de generación fotovoltaica e incluso generar el 100 % de la electricidad que consumen actualmente.
  • La transición energética nos ofrece una ventana de oportunidad única para abrirnos a la democratización, descentralización y concienciación energética y climática de la sociedad a través de la participación ciudadana.

El estudio sobre “Estimación del potencial de autoconsumo fotovoltaico en la Comunidad de Madrid” realizado por la organización ecologista, en colaboración con la cooperativa Ecooo, pone el foco en la superficie disponible en las cubiertas y otras superficies urbanas para la instalación de fotovoltaica, que podrían proporcionar hasta el 31 % de la electricidad consumida en la región. Los resultados obtenidos están en línea con los del estudio realizado en 2019 por el Joint Research Center a nivel europeo, en el que se estima que España tiene un potencial para cubrir el 28 % de su consumo mediante instalaciones en cubiertas.

La Comunidad de Madrid, que constituye actualmente un sumidero de energía, podría avanzar de esta forma en la instalación de energías renovables, minimizando el uso de terreno, la instalación de líneas de evacuación y subestaciones eléctricas, junto con sus posibles impactos asociados.

Para realizar la estimación se ha partido de datos de uso del suelo del Instituto Geográfico Nacional y se han estudiado diferentes superficies, tanto industriales como zonas urbanas, con distintas densidades de población. Además de las cubiertas, se ha tenido en cuenta que hay espacios urbanos susceptibles de ser utilizados para la instalación de fotovoltaica, especialmente espacios abiertos como aparcamientos, grandes avenidas o plazas con buena insolación. La utilización de estas superficies, que podría materializarse utilizando infraestructuras como pérgolas y sombreados, supondría incrementar en un 20 % la potencia que podría instalarse en zonas urbanas.

El informe analiza el potencial de instalación fotovoltaica en cada municipio de la Comunidad de Madrid y evidencia importantes desequilibrios entre distintas zonas. Madrid y su área metropolitana consumen el 85 % de la electricidad de la región pero tienen unos porcentajes de cobertura fotovoltaica más bajos debido a la alta densidad de población con que cuentan, en general (lo que conlleva un alto consumo eléctrico). Esto contrasta con la mayoría de los municipios, de menor densidad de población y menor consumo.  Estos municipios presentan una alta disponibilidad para la generación de fotovoltaica en sus áreas urbanas, que se incrementa significativamente con la aportación de una pequeña parte de la superficie rústica.

En el conjunto de municipios, la utilización de un 1 % de superficie rústica municipal hace que se eleve de 155 a 167 el número de municipios que son capaces de generar al menos el 40 % de su demanda mediante fotovoltaica instalada en su término municipal. Si se utiliza el 5 % de la superficie rústica municipal, este número asciende a 175 de los 179 municipios de la Comunidad de Madrid. Madrid (23,5 %), Fuenlabrada (34 %), Coslada (30,5 %) y Alcobendas (37,4 %) serían los municipios que, en estas condiciones, no alcanzarían el 40 % de cobertura. Un objetivo mínimo del 40 % de cobertura fotovoltaica haría posible que la energía generada se consumiera íntegramente en la región.

El informe analiza cómo el avance del autoconsumo fotovoltaico, potenciado por las comunidades energéticas y el autoconsumo colectivo, puede minimizar la instalación de grandes fotovoltaicas sobre suelo, así como las barreras económicas, sociales y administrativas que están frenando las grandes posibilidades con que cuentan este tipo de instalaciones.

 

El informe completo para consulta o descarga se encuentra en este enlace:

Informe: Estimación del potencial de autoconsumo
en la Comunidad de Madrid.

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[Informe] Consumo de fotovoltaica en la Comunidad de Madrid

Por: Comunidad de Madrid

La energía solar fotovoltaica, por sus características técnicas y su modularidad, puede ser instalada de forma masiva sobre cubiertas y espacios urbanos o periurbanos. Existen estudios a nivel europeo, como el llevado a cabo por el Joint Research Center que dan como resultado que en España se puede cubrir el 28 % de la demanda de electricidad mediante instalación de fotovoltaica en cubiertas. Sin embargo, el modelo que se está implantando está basado en la instalación de grandes superficies sobre suelo, a menudo en regiones alejadas de los puntos de consumo. Un modelo que, además de su impacto sobre el territorio, genera la necesidad de desarrollar líneas de evacuación cada vez más largas, así como subestaciones eléctricas, y que da lugar a mayores pérdidas en las redes de transporte y distribución.

El estudio presentado en este informe se centra en la región de la Comunidad de Madrid, que consume el 11 % de la electricidad del estado, y es proporcionalmente la que menos electricidad genera, siendo un sumidero de consumo de la electricidad generada en las regiones limítrofes. La Comunidad de Madrid cuenta internamente con importantes asimetrías, de forma que el municipio de Madrid concentra a la mitad de la población y consume la mitad de la electricidad de la región. Junto con otros municipios limítrofes que conforman el área metropolitana albergan al 85 % de la población y consumen el 85 % de la electricidad de la región, mientras que una gran mayoría de municipios, más alejados y pequeños, consumen el restante 15 %.

Los resultados del estudio están en línea con los efectuados por el Joint Research Center, y apuntan a que se podría cubrir el 26 % de la electricidad que se consume en la Comunidad de Madrid mediante instalación en cubiertas, y el 31 % de la misma si se añade suelo urbano, ya sea directamente o bien sobre infraestructuras como pérgolas o infraestructuras en aparcamientos, plazas, rotondas o grandes avenidas.

Estos porcentajes de generación se obtienen teniendo en cuenta la instalación en tan solo tres cuartas partes de las superficies identificadas en este estudio, como escenario realista. La utilización del 100 % de las superficies es considerada inviable por diferentes motivos (socioeconómicos, de protección patrimonial, o de utilización para otros usos), y por lo tanto se ha establecido el 75 % de utilización como el escenario más viable a medio-largo plazo. El informe incluye más detalles teniendo en cuenta diferentes grados de utilización de la superficie. Por otro lado, ha de tenerse en cuenta que la evolución reciente de la tecnología está posibilitando la mejora continua en el rendimiento de los módulos, lo que significa que, con la misma superficie de paneles, la potencia instalada y por lo tanto la energía generada, será mayor en un futuro.

Una parte importante de los municipios podrían generar el 100 % de la electricidad que consumen mediante fotovoltaica sobre cubiertas y zonas urbanas. No obstante, los municipios del área metropolitana, que son los que mayor consumo concentran, tendrían dificultades para alcanzar porcentajes tan significativos de generación mediante fotovoltaica en cubiertas. Por ejemplo Madrid, que consume la mitad de la electricidad de toda la región, sólo sería capaz de generar hasta el 12,9 % de la energía que consume usando el 75% de sus cubiertas, un porcentaje que subiría hasta el 13,6 % si se añaden instalaciones sobre suelo urbano.

Metodología del estudio y Superficies identificadas

Para realizar el estudio se han muestreado mediante imágenes de satélite 1.500 hectáreas (ha) de zonas urbanizadas, divididas en 7 áreas industriales y 9 áreas residenciales, dando como resultado que en las áreas industriales un 30 % de la superficie total sería apta para la instalación de fotovoltaica en cubiertas, mientras que en las áreas residenciales este porcentaje varía entre el 7 % y el 13 % dependiendo de la densidad de población. Si se añade además el suelo urbano con potencial de instalación, el porcentaje sube al 38 % de la superficie en zonas industriales y entre el 15 % y 21 % de la superficie en zonas residenciales.

Potencial de generación: cubiertas, suelo urbano, y suelo rústico

La energía que se genera en los escenarios considerados viables varía entre los 2.704 GWh para un aprovechamiento del 25 % de las superficies identificadas y los 8.112 GWh para un factor de aprovechamiento del 75 %, lo que significa una cobertura de la demanda total entre el 10,40 % y hasta un 31,20 % respectivamente. Del total de la energía generada, aproximadamente el 80 % se genera sobre cubiertas y el 20 % sobre suelo o infraestructuras.

Se ha estudiado la utilización de suelo rústico en los municipios o fuera de ellos para alcanzar un mayor grado de generación mediante fotovoltaica. Por ejemplo, para alcanzar el objetivo de generación del 40 % del consumo del municipio de Madrid sería necesario ocupar aproximadamente 3.200 Ha, que representan el 13,4 % de su suelo rústico. Si sumamos al territorio que necesitaría el municipio de Madrid el del resto de municipios que no llegan al objetivo de generación serían necesarias 4.150 ha de fotovoltaica en suelo rústico, adicionales al suelo urbano identificado.

Considerando que la ocupación de tal cantidad de suelo rústico es probablemente inviable en el propio municipio, se han considerado los límites del 1 % y el 5 % del mismo. En estos escenarios, por ejemplo, el municipio de Madrid sería capaz de generar hasta un 15,6 % de su consumo utilizando el 1 % del suelo rústico del municipio, y hasta un 23,5 % si se utiliza el 5 % de su suelo rústico (además del 75 % de la superficie urbana identificada).

En el conjunto de municipios, la utilización de un 1 % de superficie rústica municipal hace que se eleve de 155 a 167 el número de municipios que son capaces de generar al menos el 40 % de su demanda mediante fotovoltaica instalada en su término municipal. Si se utiliza el 5 % de la superficie rústica municipal, este número asciende a 175 de los 179 municipios de la Comunidad de Madrid. Madrid (23,5 %), Fuenlabrada (34 %), Coslada (30,5 %) y Alcobendas (37,4 %) serían los municipios que, en estas condiciones, no alcanzarían el 40 % de cobertura.

Por último, se ha estudiado la potencia adicional que sería necesario instalar en suelo de otras regiones para cumplir distintos objetivos de penetración de fotovoltaica (entre un 40 % y un 100 %). Los resultados varían en función de distintos factores, como el grado de utilización de las cubiertas, el suelo rústico municipal empleado como máximo, y el objetivo de generación que se plantee. Por ejemplo, para un 40 % de cobertura, 75 % de utilización de cubiertas y utilización del 5% de suelo rústico en cada municipio de Madrid sería necesario instalar 500 MW en suelos de otros municipios. En el otro extremo, para un 100 % de cobertura fotovoltaica, un 25 % de utilización de cubiertas y la utilización del 1 % de suelo rústico de cada municipio, sería necesario instalar 12.500 MW adicionales en suelo de otros municipios.

Conclusiones

Pese a que la Comunidad de Madrid es una zona densamente poblada y con un consumo elevado de electricidad, existe un alto potencial de generación mediante fotovoltaica en cubiertas y zonas urbanas. Esta fuente podría cubrir entre el 26 % y el 31 % de la demanda de electricidad de la región utilizando el 75 % de las superficies identificadas, límite que se ha considerado como máximo debido a diversos condicionantes.

Un objetivo mínimo del 40 % de cobertura fotovoltaica, acompañada de la incorporación de tecnologías de almacenamiento, haría posible que la energía generada se consumiera íntegramente en la región. Para llegar a ese objetivo de autonomía sería necesaria la instalación de aproximadamente 6.500 MW de potencia sobre suelo, lo que puede suponer un consumo de terreno de entre 10.000 y 12.000 hectáreas. Utilizar las superficies urbanas identificadas reduce la necesidad de instalación en suelos rústicos entre un 65 % y un 80 %, y más aún si se añade instalación en una parte reducida del suelo rústico de cada municipio.

La transición energética nos ofrece una ventana de oportunidad única para abrirnos a la democratización, descentralización y concienciación energética y climática de la sociedad a través de la participación ciudadana. Autoconsumo individual o colectivo, comunidades energéticas, inversión pública en producción de energía renovable y gestión de la demanda son los nuevos ejes que nos pueden ayudar a transformar el mercado energético y nos ayuda a poner en valor, real y no solo como un concepto económico, la energía.

Sin embargo, la principal barrera al desarrollo del autoconsumo, tanto individual como colectivo, se encuentra en los requerimientos desproporcionados, trámites administrativos innecesarios y demoras injustificados por parte de las distribuidoras eléctricas, como se puede concluir del informe “Autoconsumo en España: diagnóstico, retos y propuestas” realizado por la Alianza por el Autoconsumo. Por otra parte, como se señala en el informe de CECU “La protección de las personas consumidoras vulnerables en el modelo de comunidades energéticas locales”, las comunidades energéticas ofrecen un nuevo modelo de oportunidades a la ciudadanía. La generación de energía procedente de comunidades energéticas y autoconsumos colectivos nos facilitará influir de manera justa en los precios de la energía, como integrantes activos del sistema y reducir los precios de la energía.

En todo caso, todo lo anterior debe basarse en una premisa: la sustancial reducción del consumo energético y material de nuestra sociedad. Sin una estrategia de decrecimiento planificado y socialmente justo, la llamada transición energética solo supondrá un intento por mantener unos años más el actual sistema económico ecocida antes del previsible colapso.

 

 

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Finalizan las Jornadas de Ecología Social 2025 con la charla titulada “Energías renovables: ¿está el sol destronando al petróleo?”

Por: Salamanca
  • El lunes 24 de noviembre de 2025 se celebró la cuarta y última sesión de las Jornadas de Ecología Social del 2025, desarrolladas en la Biblioteca Pública de Salamanca – Casa de las Conchas, dentro del ciclo “La encrucijada del modelo energético actual: crisis y transición justa”.

La conferencia, titulada “Energías renovables: ¿está el sol destronando al petróleo?”, fue impartida por Carlos Moreno, politólogo y miembro de Ecologistas en Acción. Su intervención ofreció una visión detallada sobre la evolución reciente del sector renovable y su papel central en la transformación del sistema energético.

Moreno analizó el crecimiento acelerado de tecnologías como la solar fotovoltaica y la eólica, destacando su competitividad económica, su madurez tecnológica y su capacidad para desplazar progresivamente el uso de combustibles fósiles. También abordó los retos aún presentes, como la ordenación territorial, el acceso justo a la energía, la integración en red y la importancia de reducir la demanda.

Asimismo, se subrayó que la transición energética no puede limitarse a un cambio tecnológico, sino que requiere una revisión profunda del modelo socioeconómico, apostando por sistemas descentralizados, democráticos y compatibles con los límites ecológicos.

La sesión cerró un ciclo de debates que, a lo largo de cuatro semanas, ha abordado cuestiones clave del actual contexto energético: el hidrógeno, el biogás, el papel de la energía nuclear y, finalmente, el despliegue renovable. La participación ciudadana ha sido constante, reflejando el creciente interés social por comprender y transformar el modelo energético.

Ecologistas en Acción Salamanca agradece a todas las personas asistentes y colaboradoras, así como a la Biblioteca Pública de Salamanca – Casa de las Conchas, su apoyo en la celebración de estas jornadas.

 

 

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Observaciones críticas de Ecologistas en Acción a la planta de amoníaco verde en Castellón

Por: País Valencià
  • Tras revisar la documentación oficial, la organización considera que el proyecto plantea demasiadas incertidumbres, problemas legales y riesgos ambientales como para ser aceptado.
  • La planta se ubicaría en la partida del Serrallo, en terrenos colindantes al puerto del Grao de Castellón.

Ecologistas en Acción del País Valenciano ha presentado unas observaciones críticas al documento inicial del proyecto de una gran planta industrial de producción y almacenamiento de amoniaco verde Castellón de la Plana, que pretende ser considerado como Proyecto de Interés Autonómico (PIA).

La propuesta proviene de la compañía Armonia Green Castellón S.L.U., la cual pertenece a la corporación Ignis que, a su vez, recibe financiación del fondo de inversión KKR, de orientación sionista y a favor del estado de Israel.

En la documentación presentada se prioriza el ajuste urbanístico para que el proyecto encaje en el suelo elegido, en vez de detallar cómo será la planta y qué implicaciones tendrá. Asimismo, en lugar de separar los informes urbanísticos y ambientales, como pide la ley, la empresa los ha unido en un único documento, lo que complica la evaluación y resta claridad al proceso.

Sin descripción ni estudio de impacto ambiental

El proyecto cuenta con una insuficiente descripción de la planta y con cifras contradictorias que varían según los epígrafes. Aspectos tan básicos como la cantidad de agua que va a necesitar, la energía que va a consumir, cómo será el tratamiento de agua de mar que extraiga ni como gestionará la salmuera restante. O cómo almacenará las enormes cantidades de amoniaco producidas, el cual es una sustancia tóxica, inflamable y peligrosa, no se describen con claridad en el proyecto.

De hecho, se ha demostrado que, para producir medio millón toneladas de este producto, es necesario alrededor del 25 % del consumo eléctrico de todo el País Valenciano en 2024. Por tanto, la producción de energía no puede ser renovable porque el territorio no alcanza a producir dicha cifra.

En relación a obtener la categoría de «Interés Autonómico», la ley valenciana exige, entre otros requisitos, que genere al menos 200 empleos indefinidos. Sin embargo, la propia empresa reconoce que la planta solo crearía unos 100 puestos.

Por otra parte, el Estudio de Impacto Ambiental es insuficiente y no cumple con los requisitos mínimos de la Ley 21/2013 de evaluación ambiental. Entre las carencias más significativas, el proyecto no presenta los impactos del vertido al mar de la salmuera ni las posibles afecciones a los espacios protegidos cercanos incluidos en la Red Natura 2000, en especial a la ZEPA Delta de l’Ebre – Illes Columbretes.

Asimismo, tampoco hay una adecuada evaluación de los posibles riesgos, tanto tecnológicos como por accidentes graves, a pesar de almacenar cantidades masivas de amoniaco anhidro, una sustancia tóxica, inflamable y peligrosa para el medio marino.

Sin beneficios para el territorio

El proyecto está diseñado para producir más de 500.000 toneladas anuales de amoniaco destinadas casi exclusivamente a la exportación, mediante grandes buques gaseros y tuberías hacia la dársena sur del puerto de Castellón.

Sin embargo, aunque la empresa presenta el proyecto como una «oportunidad económica» para la industria de la región, el documento no contempla su suministro a sectores estratégicos valencianos que necesitan urgentemente avanzar hacia la descarbonización, como la industria cerámica de Castellón.

Por tanto, todo apunta a que la inversión propuesta no responde a un interés autonómico real, sino a un modelo logístico orientado al mercado internacional, donde el territorio asumiría los impactos ambientales y de seguridad, pero sin recibir un beneficio real y directo a cambio.

Por todo ello, Ecologistes en Acció del País Valencià considera que el proyecto de esta planta de amoniaco verde es insostenible, legalmente incompleto y territorialmente injustificado.

Pedimos a la Dirección General de Urbanismo, Paisaje y Evaluación que no declare el proyecto de interés autonómico, que exija un nuevo expediente que cumpla con la normativa ambiental, urbanística y de seguridad industrial, y que se prioricen proyectos que contribuyan a una verdadera transición ecológica de la industria valenciana.

 

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Observacions crítiques d’Ecologistes en Acció a la planta d’amoníac verd a Castelló

Por: País Valencià
  • Després de revisar la documentació oficial, l’organització considera que el projecte planteja massa incerteses, problemes legals i riscos ambientals com per a ser acceptat.
  • La planta s’ubicaria a la partida del Serrallo, en terrenys limítrofs al port del Grau de Castelló.

Ecologistes en Acció del País Valencià ha presentat unes observacions crítiques al document inicial del projecte d’una gran planta industrial de producció i emmagatzematge d’amoníac verd a Castelló de la Plana que pretén ser considerat com a Projecte d’Interés Autonòmic (PIA).

La proposta prové de la companyia Armonia Green Castelló SLU, la qual pertany a la corporació Ignis que, alhora, rep finançament del fons d’inversió KKR, d’orientació sionista i a favor de l’estat d’Israel.

En la documentació presentada es prioritza l’ajust urbanístic perquè el projecte encaixe en el sòl triat, en comptes de detallar com serà la planta i quines implicacions tindrà. Així mateix, en lloc de separar els informes urbanístics i ambientals, com demana la llei, l’empresa els ha units en un únic document, la qual cosa complica l’avaluació i resta claredat al procés.

Sense descripció ni estudi d’impacte ambiental

El projecte compta amb una insuficient descripció de la planta i amb xifres contradictòries que varien segons els epígrafs. Aspectes tan bàsics com la quantitat d’aigua que necessitarà, l’energia que consumirà, com serà el tractament d’aigua de mar que extraga ni com gestionarà la salmorra restant; o com emmagatzemarà les enormes quantitats d’amoníac produïdes, el qual és una substància tòxica, inflamable i perillosa, no es descriuen amb claredat en el projecte.

De fet, s’ha demostrat que, per a produir mig milió tones d’aquest producte, és necessari al voltant del 25% del consum elèctric de tot el País Valencià en 2024. Per tant, la producció d’energia no pot ser renovable perquè el territori no arriba a produir aquesta xifra.

En relació a obtindre la categoria de «Interés Autonòmic», la llei valenciana exigeix, entre altres requisits, que genere almenys 200 ocupacions indefinides. No obstant això, la pròpia empresa reconeix que la planta només crearia uns 100 llocs.

D’altra banda, l’Estudi d’Impacte Ambiental és insuficient i no compleix amb els requisits mínims de la Llei 21/2013 d’avaluació ambiental. Entre les mancances més significatives, el projecte no presenta els impactes de l’abocament a la mar de la salmorra ni les possibles afeccions als espais protegits pròxims inclosos en la Xarxa Natura 2000, especialment a la ZEPA Delta de l’Ebre – Illes Columbretes.

Així mateix, tampoc hi ha una adequada avaluació dels possibles riscos, tant tecnològics com per accidents greus, malgrat emmagatzemar quantitats massives d’amoníac anhidre, una substància tòxica, inflamable i perillosa per al medi marí.

Sense beneficis per al territori

El projecte està dissenyat per a produir més de 500.000 tones anuals d’amoníac destinades quasi exclusivament a l’exportació, mitjançant grans vaixells cisternes i canonades cap al port.

No obstant això, encara que l’empresa presenta el projecte com una «oportunitat econòmica» per a la indústria de la regió, el document no contempla el seu subministrament a sectors estratègics valencians que necessiten urgentment avançar cap a la descarbonització, com la indústria ceràmica de Castelló.

Per tant, tot apunta al fet que la inversió proposada no respon a un interés autonòmic real, sinó a un model logístic orientat al mercat internacional, on el territori assumiria els impactes ambientals i de seguretat, però sense rebre un benefici real i directe a canvi.

Per tot això, Ecologistes en Acció del País Valencià considera que el projecte d’aquesta planta d’amoníac verd és insostenible, legalment incomplet i territorialment injustificat.

Demanem a la Direcció General d’Urbanisme, Paisatge i Avaluació que no declare el projecte d’interés autonòmic, que exigisca un nou expedient que complisca amb la normativa ambiental, urbanística i de seguretat industrial, i que es prioritzen projectes que contribuïsquen a una veritable transició ecològica de la indústria valenciana.

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✇Ecologistas en Acción

La Comisión Europea alimenta las fantasías sobre el hidrógeno

Por: Energía
  • La lista de proyectos prioritarios para la Unión Europea cuenta con una gran cantidad de proyectos relacionados con el hidrógeno, entre los que se encuentran el H2MED y la red troncal de hidrógeno española.
  • Más del 80 % de los proyectos de hidrógeno seleccionados han sido propuestos por la industria fósil, y el 90 % de los gasoductos de hidrógeno han sido presentados por el lobby gasista.
  • Otros proyectos controvertidos incluidos son las interconexiones eléctricas con Francia y otros dos gasoductos en el Mediterráneo, uno de los cuales está vinculado con la importación de gas israelí.

La Comisión Europea publicó este lunes 1 de diciembre la segunda lista PCI, que supone una selección de proyectos prioritarios para el bloque en materia de energía. Esta lista, llamada formalmente de Proyectos de Interés Común Europeo/Proyectos de Interés Mutuo (PCI/PMI) se aprueba en el marco del Reglamento sobre las infraestructuras energéticas transeuropeas (Reglamento TEN-E). La edición actual de la lista contiene 235 proyectos, de los cuales 100 están relacionados con el hidrógeno, generando preocupación entre organizaciones de la sociedad civil por su vinculación con la industria de combustibles fósiles y la viabilidad técnico-económica de estas infraestructuras. La lista pasará a votación en el Consejo y el Parlamento Europeo para su aprobación definitiva.

Predominio de la industria de combustibles fósiles

Según la red Gas No Es Solución, de la que forma parte Ecologistas en Acción, más del 80% de los proyectos de hidrógeno incluidos en la lista han sido propuestos por la industria de los combustibles fósiles, mientras que más del 90% de los gasoductos de hidrógeno han sido presentados por miembros de la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transporte de Gas (ENTSOG). Esta organización advierte del riesgo de disminuir la ambición en la reducción de emisiones, socavar la transición justa y generar activos varados.

La lista incluye:

  • 100 proyectos relacionados con hidrógeno: 21 electrolizadores, 19 proyectos de almacenamiento, nueve terminales de recepción de amoniaco y numerosos proyectos de interconexión y transporte (sin restringir su utilización únicamente al hidrógeno renovable).
  • 113 proyectos de conexiones eléctricas, almacenamiento energético y redes inteligentes.
  • 17 proyectos de transporte transfronterizo de CO₂.
  •  Dos gasoductos de gas fósil como excepción.
  • Tres proyectos de redes “inteligentes” de gas.

Respecto a la lista de 2023, han desaparecido tres grandes proyectos de electrolizadores que se ubicarían en Bilbao, Cartagena y Tarragona, siendo sustituidos por otros tres: Catalina (Aragón), Valdo Eume (Galicia) y ErasmoPower2X (Castilla-La Mancha). Gas No es Solución señala que estos cambios reflejan la incertidumbre e inconsistencia actual en el mercado del hidrógeno, donde numerosos proyectos están siendo cancelados por falta de viabilidad técnica y económica.

Esta situación genera dudas sobre los miles de kilómetros de infraestructuras proyectadas para el transporte de hidrógeno, incluido el contestado gasoducto H2Med y la Red Troncal de Hidrógeno española. Ambos permanecen en la lista, diseñados para transportar dos millones de toneladas de hidrógeno en 2030 desde la península ibérica hasta Alemania atravesando Francia. Sin embargo, la Comisión Europea no ha incluido las secciones interiores de la Red Troncal del Hidrógeno española, que son las novedades que presentaba Enagás (la gestora provisional de la red de hidrógeno) en esta candidatura.

Proyectos controvertidos

Entre los proyectos que despiertan críticas destacan:

  • Interconexiones eléctricas con Francia: incluyendo Gatika (cable submarino del golfo de Vizcaya) y dos líneas de alta tensión que atravesarían el Pirineo navarro y aragonés.
  • Gasoducto EastMed: pretende transportar gas desde el Mediterráneo oriental (Israel y Chipre) hasta la red gasista europea a través de Grecia. Sería alimentado por yacimientos de Chipre, el yacimiento Leviatán de Israel y posiblemente por los yacimientos Gaza Marine frente a la costa de Gaza.
  • Gasoducto Melita: conectaría Malta a la red gasista europea a través de Italia.

Gas No es Solución denuncia que “incluyendo estos proyectos, la Unión Europea revela su hipocresía tanto a nivel medioambiental como político, y parece olvidarse de que el gas fósil y los combustibles fósiles en general están ligados a la violación sistemática de los derechos humanos”.

Entre otras preocupaciones de la red, se encuentra la pretensión de la UE de importar 10 millones de toneladas de hidrógeno verde para 2030 desde países como Sudáfrica, Chile y Namibia. En una carta abierta, más de 130 organizaciones advierten de que este plan reproduce las injusticias de la era de los combustibles fósiles, sacrificando a las comunidades del Sur Global en aras de los objetivos de descarbonización europeos.

La lista incluye 19 proyectos que afectarían al Estado español, que pasarán a tener carácter prioritario y podrán optar a financiación europea de hasta el 50% de su coste.

 

Anexo: Lista de proyectos PCI/PMI en el Estado español

Interconexiones eléctricas y almacenamientos energéticos:

  •  1.1 Interconexión Portugal-España: Beariz–Fontefría (ES), Fontefría (ES)–Ponte de Lima. (PT) y Ponte de Lima–Vila Nova de Famalicão (PT), incluyendo subestaciones.
  •  1.2 Interconexión Gatica (ES) – Cubnezais (FR).
  • 1.7.1 Interconexión Navarra (ES) – Landes (FR).
  • 1.7.2 Interconexión Aragón (ES) – Marsillon (FR).
  • 1.12 Central Hidroeléctrica Depuradora-Bombeo Almacenamiento Energético NAVALEO (ES).
  • 1.18 Central Hidroeléctrica Reversible-Bombeo Almacenamiento Energético AGUAYO II (ES).
  • 1.26 Almacenamiento de energía hidroeléctrica por bombeo CHR IRENE (ES).
  • 1.27 Almacenamiento de energía hidroeléctrica por bombeo PSP CONSO II (ES).

Corredor de hidrógeno Portugal–Estado español–Francia–Alemania:

  • 9.1.2 Interconexión de hidrógeno Portugal-España (CelZa, Celorico Da Beira-Zamora).
  •  9.1.3 Infraestructura de hidrógeno interna en España (red troncal de hidrógeno española; no incluye las interconexiones propuestas por Enagás: Coruña–Zamora, Huelva–Algeciras, Castilla y León (Zamora-Haro), Guitiriz–Zamora, y Castilla-La Mancha y Madrid).
  • 9.1.4 Interconexión de hidrógeno España-Francia (BarMar).

Almacenes de hidrógeno:

  • 9.24.1 H2 almacenamiento Norte–1.
  •  9.24.2 H2 almacenamiento Norte–2.

Electrolizadores:

  • 9.15.4 Electrolizador del Valle andaluz del hidrógeno verde – Huelva.
  •  9.15.5 Electrolizador del Valle de hidrógeno Asturias H2.
  • 9.15.6 Electrolizador Valdo Eume.
  •  9.15.7 Electrolizador Catalina.
  •  9.15.8 Electrolizador ErasmoPower2X.

Redes de transporte de CO₂:

  • 13.12 Pycasso: transporte y almacenamiento de CO₂ en un emplazamiento terrestre en el suroeste de Francia, procedente de emisores industriales de Francia y España.

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✇Ecologistas en Acción

Criticamos la inauguración de la planta de biogás y mostramos nuestro rechazo a la misma

Por: Granada
  • Nuestra voz en cajas en la puerta del Ayuntamiento

    Ecologistas en Acción junto con diferentes colectivos como LACEA y otros grupos vecinales y ambientales de la comarca del Zenete, expresamos nuestra firme oposición a la inauguración de la nueva planta de biogás en La Calahorra, un proyecto que consideramos impuesto sin un proceso real de participación ciudadana, ni una evaluación transparente de sus impactos.

Para Ecologistas en Acción es un día triste, también para sus vecinos, su acuífero y su medio ambiente, excepto para su alcalde del PP, Alejandro Ramírez Pérez. Queremos manifestar que estaremos muy pendientes de dicha planta y haremos un riguroso seguimiento y denunciaremos y exigiremos el cumplimiento de todas y cada una de las exigencias, sabiendo que no cumplirán la mayoría.

Esta instalación genera riesgos ambientales, provocará contaminación del acuífero y molestias vinculadas al transporte de residuos, emisiones y olores, además de afecciones al entorno natural y al bienestar de la población. Asimismo, hemos denunciado que las administraciones han priorizado los intereses empresariales por encima de las preocupaciones de la comunidad que seguirá reclamando mayor transparencia, estudios independientes y alternativas energéticas verdaderamente sostenibles que no comprometan la calidad de vida. Mientras se inaugura la planta de biogás, muchos vecinos y vecinas comentan que perciben cierta presión por parte de la empresa para que no se manifiesten durante el acto. Por eso han decidido expresarse de otra forma con estas “Cajas con nuestra voz” en la puerta del Ayuntamiento.

El alcalde NO está respaldando las demandas vecinales y su postura es más cercana a la empresa de biogás, Agrovalorizaciones.

Nuestra voz en cajas

Así mismo desde Ecologistas en Acción no entendemos cómo encaja la compra del Castillo de la Calahorra por parte de la Diputación de Granada para poner en valor su patrimonio, con la construcción de otra industria contaminante más, que aún estando fuera del entorno bic del mismo, desde la cima se ve el llano convertido en un polígono industrial.

El turismo que se pretende fomentar va a ser víctima de los efectos altamente perjudiciales de esta macroplanta junto a las demás industrias ya existentes que han roto el paisaje y lo han desnaturalizado, generando una imagen nefasta de un territorio a los pies de Sierra Nevada.

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✇BlogSOStenible··· – – – ··· – – – ··· – – – ··· – – – ··· «Otras» noticias, y «otra» forma de pensar…

Libro El mundo no se acaba, de Hannah Ritchie (resumen)

Por: Pepe Galindo

Un libro escrito por una científica y divulgadora de la Universidad de Oxford que tiene por bandera el optimismo y los datos (Anagrama, 2025). Se aleja del catastrofismo ecologista casi tanto como del negacionismo climático; y afirma que «aceptar la derrota ante el cambio climático es una postura indefendiblemente egoísta».

Hannah Ritchie aclara que su optimismo es «condicional» (i.e., condicionado a actuar adecuadamente); que es diferente a un «optimismo ciego» que confía sin promover la acción organizada. Su objetivo es conseguir que seamos la primera generación que logre alcanzar la sostenibilidad completa en los dos sentidos que recoge la definición de la ONU: satisfacer las necesidades de las generaciones actuales; y hacerlo sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Con respecto al primer aspecto, Ritchie opina que falta mucho por hacer aunque, al menos, se ha avanzado una barbaridad en aspectos tales como: la mortalidad infantil y materna, la esperanza de vida, el hambre y la malnutrición, el acceso a recursos básicos (agua, energía…), la educación y la pobreza extrema.

Por supuesto, estos avances en la calidad de vida global también «han tenido un enorme coste medioambiental», lo cual ha empeorado de forma colosal el segundo requisito de la sostenibilidad. Para equilibrar la situación, el libro examina en detalle siete problemas medioambientales y sus interconexiones entre sí.

Antes de examinar esos siete problemas, Ritchie se distancia de dos soluciones típicas del ecologismo: despoblación y decrecimiento. La primera consiste en reducir el tamaño de la población y Ritchie afirma que realmente esa no es una alternativa, primero porque la población ya se está frenando a nivel mundial y, segundo, porque es muy complicado hacerlo de forma ética. Apunta a que más impacto que la superpoblación lo generan los estilos de vida (especialmente de los millonarios), lo cual podría estar afectado por la segunda solución que Ritchie rechaza, el decrecimiento, entendido como un retroceso o empobrecimiento. Para ella, la pobreza no implica mayor sostenibilidad, por supuesto, si consideramos los dos pilares de la sostenibilidad anteriormente indicados. En el libro, ella matiza que es cuestionable el crecimiento en los países ricos, pero que para acabar con la pobreza se necesita un crecimiento económico global. Para ella, no vale cualquier crecimiento y afirma —igual que cualquier decrecentista— que sería necesario crecer en algunos sectores y tecnologías y decrecer en otras. Tal vez, la promesa más impactante del libro es que dice demostrar que podemos reducir el impacto ambiental y, a la vez, mejorar la situación económica.

1. Contaminación atmosférica

Aunque no se suela decir, la contaminación atmosférica es «una de las principales causas de mortalidad en el mundo». Las cifras de fallecidos por esta causa son similares a las muertes por tabaquismo; seis o siete veces mayores que los muertos en accidentes de tráfico; y superan en cientos de veces la cifra de vidas perdidas por terrorismo o por guerras. Cada año, la mala calidad del aire suele ser quinientas veces más mortífera que todas las catástrofes «naturales» juntas.

La buena noticia es que se está reduciendo este tipo de contaminación, especialmente en las ciudades, lo cual baja las tasas de mortalidad. Es preciso tomar medidas locales y globales. Usemos como inspiración el Protocolo de Montreal para eliminar las sustancias químicas que degradaban la capa de ozono, un problema de cuya gravedad advirtió incluso Carl Sagan. En 1987 fue firmado por 43 países; y en 2009 se convirtió en el primer convenio internacional que logró la ratificación universal de todos los países del mundo. Un ejemplo que demuestra que hacer caso a la ciencia tiene resultados positivos.

A escala global, la mayor fuente de contaminación es quemar madera o carbón, incluyendo aquí las quemas agrícolas. Luego está la polución por actividades agropecuarias, principalmente por culpa de la ganadería y por los fertilizantes. Después viene la quema de combustibles fósiles para producir electricidad. Luego, diversas industrias (textiles, químicas, metalúrgicas…), seguidas del transporte de personas y mercancías.

Resumen del libro "21 lecciones para el siglo XXI" de Harari. En nuestro blog también encontrarás el resumen de su libro "Sapiens"

Lee también un resumen de este libro de Yuval N. Harari.

♦ Las soluciones propuestas pueden parecer caras, pero son muy baratas si las comparamos con los cientos de millones en gastos por no solucionar el problema:

  1. Lo más urgente es «dejar de quemar cosas» y, cuando no sea posible, capturar las partículas de la combustión.
  2. Detener las quemas agrícolas por ser una inmensa fuente de contaminación estacional fácil de evitar haciendo compost, triturando, etc.
  3. Conseguir combustibles limpios para cocinar y calentarse. La leña puede ser muy natural, pero es la forma más contaminante de conseguir calor. Provoca múltiples enfermedades por respirar el humo.
  4. Eliminar el azufre de los combustibles fósiles. Es tan simple como poner filtros en las chimeneas.
  5. Transporte más limpio. Los vehículos eléctricos contaminan menos, pero no son parte de la solución porque siguen siendo origen de multitud de emisiones. Por supuesto, la aviación es muchísimo peor.
  6. Transporte sostenible: caminar, ir en bicicleta o en transporte público.
  7. Abandonar combustibles fósiles, en favor de las renovables y de la energía nuclear. Ritchie es contraria a debatir entre renovables y nuclear porque, para ella, lo importante es que son energías con bajas emisiones de CO2. No tiene en cuenta el problema de los residuos radiactivos, ni el riesgo de atentados terroristas, ni el hecho de que las nucleares no sean rentables sin subvenciones de dinero público.

2. Cambio Climático

«Un mundo 6 ºC más caliente que el actual sería devastador», nos advierte la autora. Tras comentar algunas de las consecuencias del calentamiento global, afirma que «si cada país cumpliera realmente sus compromisos climáticos, llegaríamos a los 2,1 ºC en 2100», lo cual sería una gran noticia, aunque podría ser mejor.

Hannah Ritchie asegura que «las tecnologías bajas en carbono resultan cada vez más competitivas» y «los líderes mundiales se han vuelto más optimistas». Ahora tenemos infraestructuras mejor preparadas, podemos predecir eventos climáticos extremos, organizar evacuaciones, existen redes internacionales de apoyo, etc. En definitiva, estamos mejor preparados que en el pasado y sabemos cómo reducir las emisiones de dióxido de carbono, porque hay solo dos fuentes principales: «la quema de combustibles fósiles y el cambio en el uso de la tierra» (deforestación).

La situación actual es que «las emisiones totales siguen aumentando, pero las emisiones per cápita han tocado techo». Ese dato es utilizado por la autora para ser optimista y esperar a que la contaminación empiece a declinar, al menos en los países ricos, porque dice que está demostrado que «los avances tecnológicos hacen que hoy consumamos mucha menos energía que en el pasado». Como ejemplo, afirma que en Suecia se vive con igual nivel que en Estados Unidos y, sin embargo, se emite solo una cuarta parte. Según sus datos, el crecimiento económico y la reducción de emisiones son compatibles. El problema es que mira datos de países ricos que ya son exageradamente insostenibles. En tales casos, ¿es correcto celebrar una pequeña reducción en su contaminación?

En su análisis, asegura que «las soluciones que pasan por reducir el consumo de energía a niveles muy bajos no son buenas», porque la energía es fundamental para mantener o aumentar la calidad de vida. Tampoco ve adecuado que se avergüencen los que viajan en avión, porque para ella volar es un gran invento y las ventajas son suficientes para olvidar sus serios inconvenientes. ¿Será una excusa para justificar su gusto por volar?

♦ Soluciones que propone:

  1. Transición hacia la energía renovable por todas sus ventajas. El inconveniente del espacio que requieren se resuelve buscando lugares adecuados: tejados, agrovoltaica, etc.
  2. Electrificar la demanda de energía donde sea posible y aumentar el almacenamiento (baterías…). Ritchie está convencida de que esta transición requerirá menos actividad minera que con combustibles fósiles.
  3. Replantear el transporte a larga distancia.
  4. Alimentación. Aunque sostiene que no es preciso ser veganos, deja claro que cualquier cambio a dietas más vegetales tiene una enorme influencia en el clima, como por ejemplo elegir hamburguesas de pollo en lugar de ternera (que es la carne con más huella de carbono). Con datos muy fiables confirma que «la carne con emisiones de carbono más bajas supera las de la proteína vegetal con emisiones más altas». Y no importa demasiado si son alimentos ecológicos, de proximidad o en extensivo. La autora afirma que adoptando las siguientes medidas se liberaría suficiente tierra como para compensar las emisiones del sistema alimentario resultante:
    • Comer menos carne.
    • Adoptar las mejores prácticas agrarias.
    • Reducir el consumo excesivo y el desperdicio alimentario.
  5. Reducir las emisiones por la construcción, básicamente eliminando el cemento, un material muy contaminante en su fabricación. Propone usar otros materiales y, aunque no lo cita, una opción es el cemento Sublime.
  6. Poner precio al carbono para que los productos de altas emisiones sean más caros y menos accesibles. Como todos sabemos, los precios no reflejan los costos de los productos, y mucho menos los costos ambientales. El peligro de esta medida —y Ritchie lo subraya— es que haga que las familias pobres sean aún más pobres. Para evitarlo se deben incluir ayudas y conseguir que sean los ricos los que más paguen, porque son, de hecho, los que más carbono emiten.
  7. Sacar a la población de la pobreza es otra medida para adaptarnos al cambio climático, porque son los pobres los más vulnerables.
  8. Mejorar la resiliencia de los cultivos ante los efectos del cambio climático.
  9. Adaptarnos ante el aumento de temperaturas.
  10. No caer en la trampa psicológica de la «autoconcesión moral». Esto ocurre cuando nos permitimos algo negativo porque creemos que lo compensamos con un sacrificio en otro aspecto. Por ejemplo, comernos un filete porque reciclamos el envoltorio de plástico; o caer en las trampas del greenwashing. Para ello, es importante tener muy presente qué cosas a nivel individual tienen más y menos impacto.

Un problema de la forma de comunicar de Ritchie es que quita importancia a aspectos que, aunque no sean principales, tienen suficiente peso como para no ser despreciados. Es como si olvidara el efecto sinérgico de juntar varias fuerzas. Sumar muchos pocos hace un mucho. A veces, este tipo de contradicción se hace patente en una misma explicación. Por ejemplo, cuando literalmente escribe: «Cambiar nuestra alimentación no va a resolver el cambio climático: para ello tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles. Pero arreglar únicamente nuestros sistemas energéticos, ignorando la alimentación, tampoco nos llevará a esa meta».

3. Deforestación

La tierra ha perdido un tercio de todos sus bosques desde el final de la última glaciación. En el último siglo, también se ha perdido mucha superficie forestal, casi toda debida a la expansión de la agricultura. Las zonas incendiadas se regeneran si se las deja. Al perder bosques se emite carbono, pero Ritchie considera que eso es secundario en comparación con la pérdida de biodiversidad.

También resalta cómo la pérdida de hábitats se puede frenar con medidas políticas. Por ejemplo, «Brasil logró reducir la deforestación en un 80 % en solo siete años bajo la presidencia de Lula da Silva».

Con respecto al aceite de palma, no considera que su consumo sea preocupante, porque no se sabe con certeza la deforestación que causa de forma directa. Opina que no sería justo culpar a ciertos campos de palmeras de la deforestación de esas áreas si los bosques fueron talados con anterioridad. Es decir, no tiene en cuenta que esas zonas podrían volver a ser bosques. Además, sostiene que usar otros tipos de aceites podría ser incluso peor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que evitar el aceite de palma no obliga a optar por otro aceite, sino que se puede optar por no consumir productos con aceite de palma (bollería, alimentos ultraprocesados, etc.) sin sustituirlos por nada con otros aceites. En cualquier caso, apoya el uso de aceite de palma certificado como sostenible (RSPO) y deja claro que «el biodiésel de aceite de palma produce más emisiones de carbono que la gasolina o el gasóleo».

«La tala de bosques para dejar espacio al ganado bovino es responsable de más del 40 % de la deforestación mundial». El siguiente factor de pérdida de bosques es la palma y la soja y, en tercer lugar, la silvicultura (papel/celulosa). Así, pues, la mejor forma de frenar la deforestación es reducir el consumo de carne de cordero y de vacuno. En tercer lugar, se situaría el queso y los lácteos de vaca. Ritchie apoya esta opción, incluso aunque sean productos de ganadería extensiva en tierras no aptas para la agricultura, porque en estos casos considera que la mejor opción sería dejar que esas tierras se conviertan en bosques u otros espacios naturales.

Otras opciones que propone son: que los países ricos paguen a los más pobres por conservar sus bosques; y que se compensen las emisiones mediante reforestaciones (aunque esto tiene un peligro muy evidente).

Para acabar este apartado, Ritchie sostiene que no es buena idea volver de la ciudad a zonas rurales (revitalizar pueblos), ya que la principal causa de deforestación es cómo producimos nuestros alimentos y no dónde vivimos. Y también alerta de los que piensan que la alimentación vegana contribuye a la deforestación por los cultivos de soja. Los datos son muy evidentes: el 76 % de la soja se utiliza para alimentar animales y «solo el 7 % se destina a los productos veganos» (tofu, tempeh y leche vegetal).

4. Alimentación para no comerse el planeta

«La demanda humana de alimentos representa la mayor amenaza para los animales del globo». Así de contundente se manifiesta Hannah Ritchie. Afortunadamente, no es cierto que haya una fecha límite en los suelos agrícolas del mundo. Unos se están degradando y otros están mejorando, aunque en general, el suelo agrícola está siendo maltratado (y no solo por la erosión).

Una persona necesita entre 2.000 y 2.500 calorías diarias. Si dividimos la producción mundial de alimentos a partes iguales entre todos, cada uno de nosotros podría consumir unas 5.000 calorías diarias (más del doble de lo necesario). El hambre en el mundo no es un problema de falta de alimentos, sino de mala distribución (también lo apuntaron Nebel y Wrigth). Este dato sirve a Ritchie para confirmar que, en realidad, no somos demasiados humanos. El problema es que los millones que habitamos el planeta Tierra no nos contentamos solo con comer, sino que aspiramos a un consumo cada vez mayor (casas, teléfonos, aviones, IA…).

La superproducción agraria se debe principalmente a dos inventos: el de Fritz Haber y Carl Bosch (para convertir el nitrógeno del aire en amoníaco, fertilizante); y el de Norman Borlaug (para mejorar el cultivo de trigo en México). Estos logros para aumentar la producción han evitado muchas muertes, pero también han hecho que no podamos volver atrás. Es decir, «el planeta no puede limitarse a consumir solo alimentos ecológicos» (porque hay demasiadas personas a las que alimentar). Por tanto, a nivel colectivo dependemos de los fertilizantes para sobrevivir, y fabricarlos requiere grandes cantidades de energía, lo cual explica por qué los países pobres los usan poco, aunque tengan que utilizar mayor superficie agraria.

Vivimos en un mundo con grandes desigualdades, en el que algunos sufren de obesidad y otros de desnutrición; el alimento que podría saciar el hambre de millones de personas se dedica a alimentar ganado o a producir agrocombustibles para nuestros coches. Menos de la mitad de los cereales que se producen se dedican a la alimentación humana directa. Todo un 41 % se lo come el ganado, lo cual nos hace ver que comer animales es una forma muy ineficiente de conseguir proteínas. «Los animales más pequeños son más eficientes en términos calóricos», aunque surge el «dilema moral» de que hay que matar una mayor cantidad de animales pequeños para conseguir la misma cantidad de carne.

Ritchie pone un ejemplo que sirve para visualizar bien lo que implica comer animales muertos: «¿Se imagina que comprara una barra de pan, cortara una rebanada y tirara el resto —más del 90 %— a la basura? Pues bien: en términos de calorías, eso es más o menos lo que hacemos con la carne». El ganado también es ineficiente convirtiendo proteínas. Lo bueno es que son proteínas «completas» (incorporan aminoácidos importantes), lo cual se puede conseguir con dietas vegetales comiendo legumbres y cereales. La carne también tiene otros nutrientes importantes, pero el único que no existe en los vegetales es la vitamina B12 (asunto que ya se zanjó aquí).

Para entender la magnitud del problema, afirma que tres cuartas partes de la superficie agraria tienen como fin último criar ganado, y todo eso solo sirve para producir el 18 % de las calorías y el 37 % de las proteínas que consumimos. Debemos «reducir al máximo la cantidad de tierra que destinamos a la actividad agraria», lo cual mejoraría también otros problemas: deforestación, contaminación atmosférica, de aguas, de tierras, maltrato animal, etc.

♦ Soluciones que propone:

  1. Mejorar los rendimientos agrícolas en todo el mundo, especialmente en África.
  2. Comer menos carne, sobre todo de vacuno y cordero, las carnes con mayor impacto (en emisiones, consumo y contaminación de agua, eutroficación, uso de tierra, etc.). Ritchie expone que no funciona instar a la ciudadanía a convertirse al veganismo, sino que es mejor invitar a hacer cambios paulatinos: poner un día a la semana sin carne, reducir las dosis, aumentar el consumo de legumbres, etc. Solo eliminando la carne de ternera y la de cordero se reduciría a la mitad nuestra necesidad de tierras de cultivo en todo el globo. Debemos entender que la dieta vegana es la más ecológica, pero no es necesario ser veganos estrictos: «El ahorro en comparación con una dieta con algo de pollo, o algo de pescado y huevos, no es tan significativo», aclara la autora del libro. Ella quiere derribar el mito de que si fuésemos veganos no habría tierra para cultivar porque, como ya se ha indicado, lo que ocurriría sería todo lo contrario: una dieta vegana requiere menos tierra de cultivo.
  3. Invertir en sustitutos de la carne. Para Ritchie, es importante que las carnes vegetales cumplan cuatro requisitos: ser sabrosas, baratas, fáciles de encontrar y fáciles de incorporar a las dietas habituales. Ella afirma que ha probado multitud de productos vegetales y que hay algunos realmente asombrosos que, incluso, pueden llegar a gustar tanto o más que los productos cárnicos que imitan. Optar por estos productos no solo reduce la huella de carbono, sino que contribuye a bajar el precio para el resto de la humanidad.
  4. Las hamburguesas híbridas también reducen la huella ecológica (usar carne de pollo total o parcialmente, introducir legumbres…).
  5. Sustituir los productos lácteos por alternativas vegetales. En la UE, los productos lácteos son la causa de un mínimo de una cuarta parte de la huella de carbono. Cualquier bebida vegetal tiene una huella ecológica menor que la leche animal. Ritchie recuerda aquí también la importancia de seguir una dieta variada, para evitar carencias nutricionales.
  6. Desperdiciar menos comida. Por ejemplo, resalta la importancia de cambiar los sacos de recogida de productos agrarios por cajas rígidas que protejan de golpes. También es importante saber que si un producto supera su fecha de «consumo preferente», no indica que no se pueda consumir.
  7. No depender de la agricultura de interior. Aunque minimiza el espacio ocupado (agricultura en vertical), sus necesidades energéticas son tan inmensas que no compensan las ventajas, ni empleando solo energía renovable.
  8. No centrarse en los alimentos de proximidad. Aunque el transporte es importante, supone solo el 5 % de las emisiones de GEI de la comida. El resto se debe a los procesos de producción, empaquetado y conservación. Lo más contaminante es el transporte aéreo (50 veces más que por barco), pero apenas se usa porque es caro. Por su parte, el transporte marítimo es barato, por lo que casi toda la contaminación del transporte de alimentos se produce en la carretera. En definitiva, Ritchie quiere dejar claro que está bien comer alimentos de proximidad, pero que las frutas y verduras producidas muy lejos tienen menos huella ecológica que la carne producida muy cerca.
  9. Los alimentos ecológicos tienen menos pesticidas, pero requieren más extensión. Abonar con estiércol también puede contaminar acuíferos. Respecto al clima, no hay consenso si es mejor o peor porque depende de múltiples factores. Ritchie dice que se fija más en el contenido de los envases que en las certificaciones ecológicas.
  10. Eliminar el plástico aumentaría el desperdicio alimentario. En la huella ecológica de los alimentos solo el 4 % de las emisiones procede de los envases. Nos advierte de que en ciertos alimentos es fácil de eliminar, pero en otros no. En todo caso, aquellos alimentos en los que el plástico es importante tal vez no sean esenciales en nuestra dieta y podemos prescindir totalmente del plástico y del alimento.

5. Pérdida de biodiversidad. Proteger la vida silvestre

«No cabe duda de que muchos animales están experimentando un preocupante y acelerado declive. Pero, si profundizamos un poco más, descubrimos que también hay algunos a los que les va bien». Lo que no debemos olvidar es que nuestra vida depende de la biodiversidad, aunque «no esté claro qué especies necesitemos y cuáles no». Recomendamos aquí leer el relato de La vida del doctor Biología. Lo cierto es que a veces prestamos más atención a ciertas especies, bonitas o más visibles, y olvidamos a las realmente importantes, como los gusanos y las bacterias.

El ser humano ha atacado a las demás especies desde sus orígenes, como bien explica Yuval N. Harari en su magnífico Sapiens. Ritchie declara que «antes de la aparición de la agricultura, hace unos diez mil años, la mayor amenaza para los animales era nuestra caza directa: una vez iniciada la actividad agraria, pasó a ser la destrucción de sus hábitats» y «en la última centuria, el ritmo de disminución ha sido aún más rápido». Un dato más: «Los vertebrados se han extinguido entre cien y mil veces más rápido de lo que cabría esperar».

Actualmente, los humanos y nuestro ganado constituimos la inmensa mayoría de los mamíferos del planeta. Estos son los datos del porcentaje de la biomasa actual y en 1900:

  1. Mamíferos salvajes: 2 % (17 % en 1900).
  2. Humanos: 35 % (23 %).
  3. Ganado: 63 % (60 %).

Esta desproporción también ocurre en las aves: «la biomasa de nuestros pollos duplica la de las aves silvestres». Hay multitud de datos que llevan a poder proclamar que «nos dirigimos hacia una sexta extinción masiva». La buena noticia es que podemos frenarla.

♦ Soluciones que propone:

  1. Reducir al mínimo la superficie cultivada.
  2. Utilizar fertilizantes y pesticidas de forma más prudente y eficaz.
  3. Emplear los métodos de la UE con los que ha conseguido frenar el declive de multitud de especies: reducir el uso de tierras agrícolas, recuperar hábitats naturales, prohibición total de la caza, implementación de cuotas cinegéticas, mecanismos para detener a los cazadores furtivos, proteger zonas por ley (incluyendo también el rewilding), sistemas de compensación para reproducir determinadas especies y programas de cría y reintroducción.
  4. Comer menos carne, porque esto reduciría la cantidad de tierra destinada a la agricultura, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la deforestación.
  5. Detener la deforestación, lo cual implicaría reducir la pérdida de hábitats y las emisiones de GEI.
  6. Proteger los parajes con mayor biodiversidad. El objetivo de la ONU de proteger para 2030 el 30 % de la superficie terrestre es poco ambicioso; y no son pocas las voces que piden proteger al menos el 50 % para 2050.
  7. Frenar el cambio climático.
  8. Detener los vertidos de plásticos en el mar.

6. Plásticos marinos

«El 44 % de todo el plástico del planeta se emplea en la fabricación de envases». Es ahí donde está el núcleo del problema de los plásticos. La autora critica el documental Seaspiracy por algunos de sus datos, pero está conforme con que el 80 % del plástico de las islas oceánicas procede de la industria pesquera. Solo el 20 % restante tiene su origen en tierra. Sin embargo, si miramos el plástico en zonas costeras, los datos podrían indicar justo lo contrario.

Ritchie dice que no hay aún evidencias de los auténticos peligros de los plásticos en el cuerpo humano, y que le parece más preocupante el daño que se causa a la fauna marina (enredos, atragantamientos…).

♦ Soluciones:

  1. Dejar de utilizar envases de plástico de un solo uso.
  2. Invertir más en gestión de residuos: sistemas de recogida, centros de reciclaje, vertederos adecuados (que capturen el metano de la materia orgánica), etc. Es importante reciclar todo lo que se pueda. El problema es que no siempre se puede. El reciclado mecánico permite que los plásticos se reciclen una o dos veces. El reciclado químico es mejor, pero es «tremendamente costoso» y no compensa hacerlo en ningún caso. Tal vez sería útil un SDDR para vidrio reutilizable y, en paralelo, imponer impuestos crecientes al plástico de un solo uso.
  3. Obligar a las industrias a un diseño más inteligente, que utilice solo plásticos reciclables y permita separarlos de forma cómoda.
  4. Prohibir el comercio de plástico usado para que los países ricos no usen a otros como sus vertederos. La proporción de plástico que circula por esta vía no es elevada, pero muchas veces acaba en el mar. Hablamos de 1,6 millones de toneladas en 2020.
  5. Trabajar con la industria pesquera para que no abandone su basura en el mar (redes, anzuelos, etc.). Podría castigarse a los barcos que no traigan de vuelta los aparejos con los que salieron y/o premiarse a quienes traigan basura encontrada en el mar.
  6. Poner interceptores en los ríos. Son aparatos o líneas de burbujas que sirven para capturar los plásticos evitando que lleguen al mar. Otra solución que no contempla es poner grandes bolsas de red a la salida de los desagües pluviales o residuales de las ciudades. Dado que esas aguas arrastran multitud de basura, esas redes la capturarían.
  7. Limpiar las playas es una forma mucho más barata de reducir el plástico en los océanos que recogerlo mar adentro.

7. Sobrepesca. Poner fin al expolio de los océanos

Esto está muy relacionado con la pérdida de biodiversidad. Según Ritchie, los animales marinos son discriminados con respecto a los terrestres. De alguna forma, su sufrimiento parece importar menos a los humanos, a pesar de las evidencias que existen de que los peces son capaces de sentir sufrimiento.

El incremento en potencia y tecnología aplicada al sector pesquero ha hecho que muchas pesquerías hayan entrado en declive o en grave colapso. Ante esto, hay dos formas de actuar. La primera es proponer «capturar muy pocos peces, por no decir ninguno». La segunda es «capturar tantos peces como sea posible, año tras año, pero sin mermar más sus poblaciones». Normalmente, se opta por la segunda opción, aunque sabemos que en demasiadas ocasiones no se cumple.

Una tercera vía (con un enorme crecimiento) ha sido la cría de pescados y mariscos: acuicultura o piscicultura. Actualmente, se crían más peces y mariscos de los que se pescan en estado salvaje. Para Ritchie es una buena noticia porque, según ella, esto reduce presión sobre los peces salvajes. No obstante, reconoce que parte de la comida de los peces de piscifactoría es, precisamente, peces salvajes, pero que, para algunas especies, se ha logrado una proporción de 0,3 (es decir, que hacen falta 0,3 peces salvajes para criar uno de forma artificial). El resto de comida lo forman, por ejemplo, piensos vegetales. La autora deja claro que «las normas de bienestar animal que rigen en las piscifactorías suelen ser bastante deficientes» (léase esto para más datos). Ella no habla de otros problemas presentes en las piscifactorías, como la contaminación que producen.

Con respecto a los atúnidos, Ritchie dice que su situación es mala, aunque algunas especies están mejorando sus poblaciones. Particularmente, alerta de la situación de los atunes en el océano Índico, donde se está sobrepescando sin control (España con la famosa operación Atalanta). El libro no habla de la amenaza del mercurio en los atúnidos.

Otro problema es la muerte generalizada de los corales. La autora demuestra ser una apasionada de estos animales y no le faltan motivos. La solución urgente a este problema es frenar el calentamiento global, evitando quemar combustibles fósiles. Si quieres enamorarte de los corales, te animamos a leer el relato de Lord Howe.

♦ Soluciones:

  1. Comer menos pescado, siempre que sea posible. Tal vez unos quieran no comer nada de pescado (lo cual evita el dilema del sufrimiento animal), mientras que otros opten por reducir este tipo de alimento.
  2. Elegir bien la especie a consumir. El problema de esta opción es que requiere el esfuerzo de investigar y puede variar en el tiempo y dependiendo de la región. Escogiendo bien, podemos comer pescado con poca huella de carbono (casi todos ellos son mejores que el pollo). Ella recomienda evitar los lenguados y mariscos caros, y optar por pescados pequeños y salvajes, como arenques o sardinas.
  3. Acabar con la sobrepesca aplicando cuotas de pesca estrictas. En la UE han mejorado algunas poblaciones de peces, pero otras siguen estando mal. En general, es preferible ser estrictos y que haya pesca suficiente, que ser demasiado permisivos y provocar la crisis de todo un sector.
  4. Reglamentos estrictos para capturas incidentales y descartes. El objetivo es reducir el número de peces que se pescan sin querer y que se tiran al mar (descartes), donde siempre mueren (si no lo están ya). Algunos países han prohibido los descartes y obligan a sus barcos de pesca a desembarcar todo lo que capturen, sea comercial o no.
  5. Prohibir la pesca de arrastre. Es el arte más perjudicial: normalmente se descarta entre el 30 y el 50 % de todo lo capturado (a veces es el 10 %), a lo que hay que sumar el destrozo del fondo marino que ocasionan, entre otros inconvenientes.
  6. Las áreas marinas protegidas evitan ciertas actuaciones humanas dentro de ellas. Son una buena solución, aunque a veces lo que provocan es que el impacto se traslade a otro lugar.

Propuestas finales de Hannah Ritchie

El libro de Ritchie es un canto de optimismo lleno de datos realistas. Algunas de sus opiniones pueden ser controvertidas, pero la mayoría están basadas en evidencias. Es cierto que estamos avanzando en muchos aspectos, aunque no sea tan rápido como nos gustaría. También es cierto que las opciones sostenibles se están volviendo más baratas. Y, en muchos casos, el pueblo está despertando.

Hannah se siente una traidora cuando no usa las opciones más ecológicas, aunque sí sean las opciones con menor huella de carbono, como usar el microondas o consumir alimentos que no sean de proximidad. Pero alerta que, aunque los cambios individuales sean importantes, es necesario un «cambio sistémico», es decir, una acción política que lleve a aprobar leyes que nos hagan avanzar en todas las soluciones que se han propuesto más arriba. Para ello, es necesario «votar a líderes que favorezcan medidas sostenibles» (partidos verdes y ecofeministas) y también sugiere importantes aportaciones individuales como estas:

  1. «Votar con la cartera», que quiere decir que cuando compramos estamos enviando una señal clara de nuestros intereses al mercado (a las empresas).
  2. Donar dinero a causas ecohumanistas (proyectos, organizaciones, etc.). Ritchie —conforme con lo que propuso Peter Singer— dice que dona al menos el 10 % de sus ingresos.
  3. Dedicar más tiempo a las cosas importantes (colaborar con ONG, por ejemplo) y menos a discusiones secundarias. Es decir, aunemos esfuerzos en la dirección correcta, aunque no opinemos todos exactamente lo mismo.
  4. También es muy importante elegir una trayectoria profesional que nos llene y en la que podamos empujar en la dirección que deseemos.

♦ Información relacionada:

  1. Otros libros resumidos para captar su esencia en poco tiempo:
  2. Quemar rastrojos o leña es tóxico para la salud, además de muy contaminante.
  3. La mejor solución a los incendios forestales: educar sí; quemar biomasa no.
  4. La agricultura de hoy debería ser como la de mañana.
  5. Los científicos vuelven a avisar del colapso que vendrá si seguimos sin reaccionar.
  6. Sin comer por el clima, las macrogranjas, los combustibles fósiles…
  7. Algunos libros del editor de Blogsostenible y de Historias Incontables.
  8. Una imagen del libro de Hannah Ritchie:

blogsostenible

Resumen del libro "21 lecciones para el siglo XXI" de Harari. En nuestro blog también encontrarás el resumen de su libro "Sapiens"

✇Ecologistas en Acción

Exposición: Cambio de modelo energético y agroecológico

Por: Andalucía
  • Ante el debate abierto en nuestra sociedad respecto a los modelos de implantación que se están produciendo con las energías renovables y los conflictos para con el mundo agrario, desde Ecologistas en Acción de Andalucía queremos aportar una visión mucho más amplia y para ello hemos preparado esta Exposición.

Necesitamos trasladar a la sociedad de que hablamos, que proponemos y qué cambios debemos hacer para conseguirlo.

Debemos explicar que es el Cambio de Modelo Energético: la crisis energética y la emergencia climática precisan de medidas urgentes para conseguir la transición de la energía fósil (petróleo y gas) a la renovable (solar, eólica, biogás, hidrógeno) y Agroecológico: la crisis energética y la emergencia climática precisan de medidas urgentes para conseguir la transición de la agricultura, la ganadería y la pesca industrial instensiva a un modelo agorecológico justo y solidario

Tenemos que contar que son las Energías Renovables: producir energía eléctrica de fuentes provenientes del viento: energía eólica. Producir energía electrica de fuentes provenientes del sol: energía solar. Producir energía eléctrica de fuentes de gases producidos por la materia orgánica: Energía Biogás: Producir energía eléctrica de fuentes provenientes del hidrógeno: energía por Hidrógeno y la Agroecología: Modelo productivo sostenible y humano, vinculado al territorio, que preserva saberes populares y la biodiversidad, y resulta estratégica para el desarrollo rural sostenible y la lucha contra la despoblación. Ciencia que estudia la Interacción entre los componentes del agrosistema. Conjunto de prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles que optimizan y estabilizan la producción. Movimiento social que persigue papeles multifuncionales para la agricultura, la ganadería y la pesca, promueve la justicia social, nutre la identidad y la cultura, y refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales.

Tenemos que trasladar nuestras propuestas de cambio de modelo

Agroecológico: agricultura campesina familiar que hace uso sostenible de los recursos disponibles, basada en productos frescos y locales, adaptados a la cultura y a las características de cada territorio, intercambiados con el mínimo posible de intermediarios mediante venta directa, mercados campesinos o comercio local. Soberanía alimentaria: el derecho de los pueblos a decidir sobre su alimentación en todo su proceso, desde la semilla al plato, desde una perspectiva que cuide tanto al planeta como a las personas. Objetivo: que toda la población tenga acceso a alimentos agroecológicos. Crear nuevas estrategias que lo garanticen, como los comedores sostenibles (colegios, universidades, hospitales, etc.), mercados locales agroecológicos en los territorios…

Y Energético: La mejor energía es la que no se consume. El ahorro y la eficiencia energética: compromisos ineludibles. La electrificación con renovables de la industria, el transporte y las viviendas. La generación distribuida, con autoconsumo y comunidades ciudadanas de energía para la producción y consumo local y cercano. La planificación del despliegue de las renovables es una reclamación innegociable y urgente para que sea justa con los habitantes de los territorios, su biodiversidad y sus suelos fértiles. La participación ciudadana como herramienta de cambio es la única manera de cambiar el modelo energético. Cercanía de los puntos de producción y de consumo que evite el transporte a largas distancias con grandes infraestructuras.

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Libro El mundo no se acaba, de Hannah Ritchie (resumen)

Por: Pepe Galindo

Un libro escrito por una científica y divulgadora de la Universidad de Oxford que tiene por bandera el optimismo y los datos (Anagrama, 2025). Se aleja del catastrofismo ecologista casi tanto como del negacionismo climático; y afirma que «aceptar la derrota ante el cambio climático es una postura indefendiblemente egoísta».

Hannah Ritchie aclara que su optimismo es «condicional» (i.e., condicionado a actuar adecuadamente); que es diferente a un «optimismo ciego» que confía sin promover la acción organizada. Su objetivo es conseguir que seamos la primera generación que logre alcanzar la sostenibilidad completa en los dos sentidos que recoge la definición de la ONU: satisfacer las necesidades de las generaciones actuales; y hacerlo sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Con respecto al primer aspecto, Ritchie opina que falta mucho por hacer aunque, al menos, se ha avanzado una barbaridad en aspectos tales como: la mortalidad infantil y materna, la esperanza de vida, el hambre y la malnutrición, el acceso a recursos básicos (agua, energía…), la educación y la pobreza extrema.

Por supuesto, estos avances en la calidad de vida global también «han tenido un enorme coste medioambiental», lo cual ha empeorado de forma colosal el segundo requisito de la sostenibilidad. Para equilibrar la situación, el libro examina en detalle siete problemas medioambientales y sus interconexiones entre sí.

Antes de examinar esos siete problemas, Ritchie se distancia de dos soluciones típicas del ecologismo: despoblación y decrecimiento. La primera consiste en reducir el tamaño de la población y Ritchie afirma que realmente esa no es una alternativa, primero porque la población ya se está frenando a nivel mundial y, segundo, porque es muy complicado hacerlo de forma ética. Apunta a que más impacto que la superpoblación lo generan los estilos de vida (especialmente de los millonarios), lo cual podría estar afectado por la segunda solución que Ritchie rechaza, el decrecimiento, entendido como un retroceso o empobrecimiento. Para ella, la pobreza no implica mayor sostenibilidad, por supuesto, si consideramos los dos pilares de la sostenibilidad anteriormente indicados. En el libro, ella matiza que es cuestionable el crecimiento en los países ricos, pero que para acabar con la pobreza se necesita un crecimiento económico global. Para ella, no vale cualquier crecimiento y afirma —igual que cualquier decrecentista— que sería necesario crecer en algunos sectores y tecnologías y decrecer en otras. Tal vez, la promesa más impactante del libro es que dice demostrar que podemos reducir el impacto ambiental y, a la vez, mejorar la situación económica.

1. Contaminación atmosférica

Aunque no se suela decir, la contaminación atmosférica es «una de las principales causas de mortalidad en el mundo». Las cifras de fallecidos por esta causa son similares a las muertes por tabaquismo; seis o siete veces mayores que los muertos en accidentes de tráfico; y superan en cientos de veces la cifra de vidas perdidas por terrorismo o por guerras. Cada año, la mala calidad del aire suele ser quinientas veces más mortífera que todas las catástrofes «naturales» juntas.

La buena noticia es que se está reduciendo este tipo de contaminación, especialmente en las ciudades, lo cual baja las tasas de mortalidad. Es preciso tomar medidas locales y globales. Usemos como inspiración el Protocolo de Montreal para eliminar las sustancias químicas que degradaban la capa de ozono, un problema de cuya gravedad advirtió incluso Carl Sagan. En 1987 fue firmado por 43 países; y en 2009 se convirtió en el primer convenio internacional que logró la ratificación universal de todos los países del mundo. Un ejemplo que demuestra que hacer caso a la ciencia tiene resultados positivos.

A escala global, la mayor fuente de contaminación es quemar madera o carbón, incluyendo aquí las quemas agrícolas. Luego está la polución por actividades agropecuarias, principalmente por culpa de la ganadería y por los fertilizantes. Después viene la quema de combustibles fósiles para producir electricidad. Luego, diversas industrias (textiles, químicas, metalúrgicas…), seguidas del transporte de personas y mercancías.

Resumen del libro "21 lecciones para el siglo XXI" de Harari. En nuestro blog también encontrarás el resumen de su libro "Sapiens"
Lee también un resumen de este libro de Yuval N. Harari.

♦ Las soluciones propuestas pueden parecer caras, pero son muy baratas si las comparamos con los cientos de millones en gastos por no solucionar el problema:

  1. Lo más urgente es «dejar de quemar cosas» y, cuando no sea posible, capturar las partículas de la combustión.
  2. Detener las quemas agrícolas por ser una inmensa fuente de contaminación estacional fácil de evitar haciendo compost, triturando, etc.
  3. Conseguir combustibles limpios para cocinar y calentarse. La leña puede ser muy natural, pero es la forma más contaminante de conseguir calor. Provoca múltiples enfermedades por respirar el humo.
  4. Eliminar el azufre de los combustibles fósiles. Es tan simple como poner filtros en las chimeneas.
  5. Transporte más limpio. Los vehículos eléctricos contaminan menos, pero no son parte de la solución porque siguen siendo origen de multitud de emisiones. Por supuesto, la aviación es muchísimo peor.
  6. Transporte sostenible: caminar, ir en bicicleta o en transporte público.
  7. Abandonar combustibles fósiles, en favor de las renovables y de la energía nuclear. Ritchie es contraria a debatir entre renovables y nuclear porque, para ella, lo importante es que son energías con bajas emisiones de CO2. No tiene en cuenta el problema de los residuos radiactivos, ni el riesgo de atentados terroristas, ni el hecho de que las nucleares no sean rentables sin subvenciones de dinero público.

2. Cambio Climático

«Un mundo 6 ºC más caliente que el actual sería devastador», nos advierte la autora. Tras comentar algunas de las consecuencias del calentamiento global, afirma que «si cada país cumpliera realmente sus compromisos climáticos, llegaríamos a los 2,1 ºC en 2100», lo cual sería una gran noticia, aunque podría ser mejor.

Hannah Ritchie asegura que «las tecnologías bajas en carbono resultan cada vez más competitivas» y «los líderes mundiales se han vuelto más optimistas». Ahora tenemos infraestructuras mejor preparadas, podemos predecir eventos climáticos extremos, organizar evacuaciones, existen redes internacionales de apoyo, etc. En definitiva, estamos mejor preparados que en el pasado y sabemos cómo reducir las emisiones de dióxido de carbono, porque hay solo dos fuentes principales: «la quema de combustibles fósiles y el cambio en el uso de la tierra» (deforestación).

La situación actual es que «las emisiones totales siguen aumentando, pero las emisiones per cápita han tocado techo». Ese dato es utilizado por la autora para ser optimista y esperar a que la contaminación empiece a declinar, al menos en los países ricos, porque dice que está demostrado que «los avances tecnológicos hacen que hoy consumamos mucha menos energía que en el pasado». Como ejemplo, afirma que en Suecia se vive con igual nivel que en Estados Unidos y, sin embargo, se emite solo una cuarta parte. Según sus datos, el crecimiento económico y la reducción de emisiones son compatibles. El problema es que mira datos de países ricos que ya son exageradamente insostenibles. En tales casos, ¿es correcto celebrar una pequeña reducción en su contaminación?

En su análisis, asegura que «las soluciones que pasan por reducir el consumo de energía a niveles muy bajos no son buenas», porque la energía es fundamental para mantener o aumentar la calidad de vida. Tampoco ve adecuado que se avergüencen los que viajan en avión, porque para ella volar es un gran invento y las ventajas son suficientes para olvidar sus serios inconvenientes. ¿Será una excusa para justificar su gusto por volar?

♦ Soluciones que propone:

  1. Transición hacia la energía renovable por todas sus ventajas. El inconveniente del espacio que requieren se resuelve buscando lugares adecuados: tejados, agrovoltaica, etc.
  2. Electrificar la demanda de energía donde sea posible y aumentar el almacenamiento (baterías…). Ritchie está convencida de que esta transición requerirá menos actividad minera que con combustibles fósiles.
  3. Replantear el transporte a larga distancia.
  4. Alimentación. Aunque sostiene que no es preciso ser veganos, deja claro que cualquier cambio a dietas más vegetales tiene una enorme influencia en el clima, como por ejemplo elegir hamburguesas de pollo en lugar de ternera (que es la carne con más huella de carbono). Con datos muy fiables confirma que «la carne con emisiones de carbono más bajas supera las de la proteína vegetal con emisiones más altas». Y no importa demasiado si son alimentos ecológicos, de proximidad o en extensivo. La autora afirma que adoptando las siguientes medidas se liberaría suficiente tierra como para compensar las emisiones del sistema alimentario resultante:
    • Comer menos carne.
    • Adoptar las mejores prácticas agrarias.
    • Reducir el consumo excesivo y el desperdicio alimentario.
  5. Reducir las emisiones por la construcción, básicamente eliminando el cemento, un material muy contaminante en su fabricación. Propone usar otros materiales y, aunque no lo cita, una opción es el cemento Sublime.
  6. Poner precio al carbono para que los productos de altas emisiones sean más caros y menos accesibles. Como todos sabemos, los precios no reflejan los costos de los productos, y mucho menos los costos ambientales. El peligro de esta medida —y Ritchie lo subraya— es que haga que las familias pobres sean aún más pobres. Para evitarlo se deben incluir ayudas y conseguir que sean los ricos los que más paguen, porque son, de hecho, los que más carbono emiten.
  7. Sacar a la población de la pobreza es otra medida para adaptarnos al cambio climático, porque son los pobres los más vulnerables.
  8. Mejorar la resiliencia de los cultivos ante los efectos del cambio climático.
  9. Adaptarnos ante el aumento de temperaturas.
  10. No caer en la trampa psicológica de la «autoconcesión moral». Esto ocurre cuando nos permitimos algo negativo porque creemos que lo compensamos con un sacrificio en otro aspecto. Por ejemplo, comernos un filete porque reciclamos el envoltorio de plástico; o caer en las trampas del greenwashing. Para ello, es importante tener muy presente qué cosas a nivel individual tienen más y menos impacto.

Un problema de la forma de comunicar de Ritchie es que quita importancia a aspectos que, aunque no sean principales, tienen suficiente peso como para no ser despreciados. Es como si olvidara el efecto sinérgico de juntar varias fuerzas. Sumar muchos pocos hace un mucho. A veces, este tipo de contradicción se hace patente en una misma explicación. Por ejemplo, cuando literalmente escribe: «Cambiar nuestra alimentación no va a resolver el cambio climático: para ello tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles. Pero arreglar únicamente nuestros sistemas energéticos, ignorando la alimentación, tampoco nos llevará a esa meta».

3. Deforestación

La tierra ha perdido un tercio de todos sus bosques desde el final de la última glaciación. En el último siglo, también se ha perdido mucha superficie forestal, casi toda debida a la expansión de la agricultura. Las zonas incendiadas se regeneran si se las deja. Al perder bosques se emite carbono, pero Ritchie considera que eso es secundario en comparación con la pérdida de biodiversidad.

También resalta cómo la pérdida de hábitats se puede frenar con medidas políticas. Por ejemplo, «Brasil logró reducir la deforestación en un 80 % en solo siete años bajo la presidencia de Lula da Silva».

Con respecto al aceite de palma, no considera que su consumo sea preocupante, porque no se sabe con certeza la deforestación que causa de forma directa. Opina que no sería justo culpar a ciertos campos de palmeras de la deforestación de esas áreas si los bosques fueron talados con anterioridad. Es decir, no tiene en cuenta que esas zonas podrían volver a ser bosques. Además, sostiene que usar otros tipos de aceites podría ser incluso peor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que evitar el aceite de palma no obliga a optar por otro aceite, sino que se puede optar por no consumir productos con aceite de palma (bollería, alimentos ultraprocesados, etc.) sin sustituirlos por nada con otros aceites. En cualquier caso, apoya el uso de aceite de palma certificado como sostenible (RSPO) y deja claro que «el biodiésel de aceite de palma produce más emisiones de carbono que la gasolina o el gasóleo».

«La tala de bosques para dejar espacio al ganado bovino es responsable de más del 40 % de la deforestación mundial». El siguiente factor de pérdida de bosques es la palma y la soja y, en tercer lugar, la silvicultura (papel/celulosa). Así, pues, la mejor forma de frenar la deforestación es reducir el consumo de carne de cordero y de vacuno. En tercer lugar, se situaría el queso y los lácteos de vaca. Ritchie apoya esta opción, incluso aunque sean productos de ganadería extensiva en tierras no aptas para la agricultura, porque en estos casos considera que la mejor opción sería dejar que esas tierras se conviertan en bosques u otros espacios naturales.

Otras opciones que propone son: que los países ricos paguen a los más pobres por conservar sus bosques; y que se compensen las emisiones mediante reforestaciones (aunque esto tiene un peligro muy evidente).

Para acabar este apartado, Ritchie sostiene que no es buena idea volver de la ciudad a zonas rurales (revitalizar pueblos), ya que la principal causa de deforestación es cómo producimos nuestros alimentos y no dónde vivimos. Y también alerta de los que piensan que la alimentación vegana contribuye a la deforestación por los cultivos de soja. Los datos son muy evidentes: el 76 % de la soja se utiliza para alimentar animales y «solo el 7 % se destina a los productos veganos» (tofu, tempeh y leche vegetal).

4. Alimentación para no comerse el planeta

«La demanda humana de alimentos representa la mayor amenaza para los animales del globo». Así de contundente se manifiesta Hannah Ritchie. Afortunadamente, no es cierto que haya una fecha límite en los suelos agrícolas del mundo. Unos se están degradando y otros están mejorando, aunque en general, el suelo agrícola está siendo maltratado (y no solo por la erosión).

Una persona necesita entre 2.000 y 2.500 calorías diarias. Si dividimos la producción mundial de alimentos a partes iguales entre todos, cada uno de nosotros podría consumir unas 5.000 calorías diarias (más del doble de lo necesario). El hambre en el mundo no es un problema de falta de alimentos, sino de mala distribución (también lo apuntaron Nebel y Wrigth). Este dato sirve a Ritchie para confirmar que, en realidad, no somos demasiados humanos. El problema es que los millones que habitamos el planeta Tierra no nos contentamos solo con comer, sino que aspiramos a un consumo cada vez mayor (casas, teléfonos, aviones, IA…).

La superproducción agraria se debe principalmente a dos inventos: el de Fritz Haber y Carl Bosch (para convertir el nitrógeno del aire en amoníaco, fertilizante); y el de Norman Borlaug (para mejorar el cultivo de trigo en México). Estos logros para aumentar la producción han evitado muchas muertes, pero también han hecho que no podamos volver atrás. Es decir, «el planeta no puede limitarse a consumir solo alimentos ecológicos» (porque hay demasiadas personas a las que alimentar). Por tanto, a nivel colectivo dependemos de los fertilizantes para sobrevivir, y fabricarlos requiere grandes cantidades de energía, lo cual explica por qué los países pobres los usan poco, aunque tengan que utilizar mayor superficie agraria.

Vivimos en un mundo con grandes desigualdades, en el que algunos sufren de obesidad y otros de desnutrición; el alimento que podría saciar el hambre de millones de personas se dedica a alimentar ganado o a producir agrocombustibles para nuestros coches. Menos de la mitad de los cereales que se producen se dedican a la alimentación humana directa. Todo un 41 % se lo come el ganado, lo cual nos hace ver que comer animales es una forma muy ineficiente de conseguir proteínas. «Los animales más pequeños son más eficientes en términos calóricos», aunque surge el «dilema moral» de que hay que matar una mayor cantidad de animales pequeños para conseguir la misma cantidad de carne.

Ritchie pone un ejemplo que sirve para visualizar bien lo que implica comer animales muertos: «¿Se imagina que comprara una barra de pan, cortara una rebanada y tirara el resto —más del 90 %— a la basura? Pues bien: en términos de calorías, eso es más o menos lo que hacemos con la carne». El ganado también es ineficiente convirtiendo proteínas. Lo bueno es que son proteínas «completas» (incorporan aminoácidos importantes), lo cual se puede conseguir con dietas vegetales comiendo legumbres y cereales. La carne también tiene otros nutrientes importantes, pero el único que no existe en los vegetales es la vitamina B12 (asunto que ya se zanjó aquí).

Para entender la magnitud del problema, afirma que tres cuartas partes de la superficie agraria tienen como fin último criar ganado, y todo eso solo sirve para producir el 18 % de las calorías y el 37 % de las proteínas que consumimos. Debemos «reducir al máximo la cantidad de tierra que destinamos a la actividad agraria», lo cual mejoraría también otros problemas: deforestación, contaminación atmosférica, de aguas, de tierras, maltrato animal, etc.

♦ Soluciones que propone:

  1. Mejorar los rendimientos agrícolas en todo el mundo, especialmente en África.
  2. Comer menos carne, sobre todo de vacuno y cordero, las carnes con mayor impacto (en emisiones, consumo y contaminación de agua, eutroficación, uso de tierra, etc.). Ritchie expone que no funciona instar a la ciudadanía a convertirse al veganismo, sino que es mejor invitar a hacer cambios paulatinos: poner un día a la semana sin carne, reducir las dosis, aumentar el consumo de legumbres, etc. Solo eliminando la carne de ternera y la de cordero se reduciría a la mitad nuestra necesidad de tierras de cultivo en todo el globo. Debemos entender que la dieta vegana es la más ecológica, pero no es necesario ser veganos estrictos: «El ahorro en comparación con una dieta con algo de pollo, o algo de pescado y huevos, no es tan significativo», aclara la autora del libro. Ella quiere derribar el mito de que si fuésemos veganos no habría tierra para cultivar porque, como ya se ha indicado, lo que ocurriría sería todo lo contrario: una dieta vegana requiere menos tierra de cultivo.
  3. Invertir en sustitutos de la carne. Para Ritchie, es importante que las carnes vegetales cumplan cuatro requisitos: ser sabrosas, baratas, fáciles de encontrar y fáciles de incorporar a las dietas habituales. Ella afirma que ha probado multitud de productos vegetales y que hay algunos realmente asombrosos que, incluso, pueden llegar a gustar tanto o más que los productos cárnicos que imitan. Optar por estos productos no solo reduce la huella de carbono, sino que contribuye a bajar el precio para el resto de la humanidad.
  4. Las hamburguesas híbridas también reducen la huella ecológica (usar carne de pollo total o parcialmente, introducir legumbres…).
  5. Sustituir los productos lácteos por alternativas vegetales. En la UE, los productos lácteos son la causa de un mínimo de una cuarta parte de la huella de carbono. Cualquier bebida vegetal tiene una huella ecológica menor que la leche animal. Ritchie recuerda aquí también la importancia de seguir una dieta variada, para evitar carencias nutricionales.
  6. Desperdiciar menos comida. Por ejemplo, resalta la importancia de cambiar los sacos de recogida de productos agrarios por cajas rígidas que protejan de golpes. También es importante saber que si un producto supera su fecha de «consumo preferente», no indica que no se pueda consumir.
  7. No depender de la agricultura de interior. Aunque minimiza el espacio ocupado (agricultura en vertical), sus necesidades energéticas son tan inmensas que no compensan las ventajas, ni empleando solo energía renovable.
  8. No centrarse en los alimentos de proximidad. Aunque el transporte es importante, supone solo el 5 % de las emisiones de GEI de la comida. El resto se debe a los procesos de producción, empaquetado y conservación. Lo más contaminante es el transporte aéreo (50 veces más que por barco), pero apenas se usa porque es caro. Por su parte, el transporte marítimo es barato, por lo que casi toda la contaminación del transporte de alimentos se produce en la carretera. En definitiva, Ritchie quiere dejar claro que está bien comer alimentos de proximidad, pero que las frutas y verduras producidas muy lejos tienen menos huella ecológica que la carne producida muy cerca.
  9. Los alimentos ecológicos tienen menos pesticidas, pero requieren más extensión. Abonar con estiércol también puede contaminar acuíferos. Respecto al clima, no hay consenso si es mejor o peor porque depende de múltiples factores. Ritchie dice que se fija más en el contenido de los envases que en las certificaciones ecológicas.
  10. Eliminar el plástico aumentaría el desperdicio alimentario. En la huella ecológica de los alimentos solo el 4 % de las emisiones procede de los envases. Nos advierte de que en ciertos alimentos es fácil de eliminar, pero en otros no. En todo caso, aquellos alimentos en los que el plástico es importante tal vez no sean esenciales en nuestra dieta y podemos prescindir totalmente del plástico y del alimento.

5. Pérdida de biodiversidad. Proteger la vida silvestre

«No cabe duda de que muchos animales están experimentando un preocupante y acelerado declive. Pero, si profundizamos un poco más, descubrimos que también hay algunos a los que les va bien». Lo que no debemos olvidar es que nuestra vida depende de la biodiversidad, aunque «no esté claro qué especies necesitemos y cuáles no». Recomendamos aquí leer el relato de La vida del doctor Biología. Lo cierto es que a veces prestamos más atención a ciertas especies, bonitas o más visibles, y olvidamos a las realmente importantes, como los gusanos y las bacterias.

El ser humano ha atacado a las demás especies desde sus orígenes, como bien explica Yuval N. Harari en su magnífico Sapiens. Ritchie declara que «antes de la aparición de la agricultura, hace unos diez mil años, la mayor amenaza para los animales era nuestra caza directa: una vez iniciada la actividad agraria, pasó a ser la destrucción de sus hábitats» y «en la última centuria, el ritmo de disminución ha sido aún más rápido». Un dato más: «Los vertebrados se han extinguido entre cien y mil veces más rápido de lo que cabría esperar».

Actualmente, los humanos y nuestro ganado constituimos la inmensa mayoría de los mamíferos del planeta. Estos son los datos del porcentaje de la biomasa actual y en 1900:

  1. Mamíferos salvajes: 2 % (17 % en 1900).
  2. Humanos: 35 % (23 %).
  3. Ganado: 63 % (60 %).

Esta desproporción también ocurre en las aves: «la biomasa de nuestros pollos duplica la de las aves silvestres». Hay multitud de datos que llevan a poder proclamar que «nos dirigimos hacia una sexta extinción masiva». La buena noticia es que podemos frenarla.

♦ Soluciones que propone:

  1. Reducir al mínimo la superficie cultivada.
  2. Utilizar fertilizantes y pesticidas de forma más prudente y eficaz.
  3. Emplear los métodos de la UE con los que ha conseguido frenar el declive de multitud de especies: reducir el uso de tierras agrícolas, recuperar hábitats naturales, prohibición total de la caza, implementación de cuotas cinegéticas, mecanismos para detener a los cazadores furtivos, proteger zonas por ley (incluyendo también el rewilding), sistemas de compensación para reproducir determinadas especies y programas de cría y reintroducción.
  4. Comer menos carne, porque esto reduciría la cantidad de tierra destinada a la agricultura, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la deforestación.
  5. Detener la deforestación, lo cual implicaría reducir la pérdida de hábitats y las emisiones de GEI.
  6. Proteger los parajes con mayor biodiversidad. El objetivo de la ONU de proteger para 2030 el 30 % de la superficie terrestre es poco ambicioso; y no son pocas las voces que piden proteger al menos el 50 % para 2050.
  7. Frenar el cambio climático.
  8. Detener los vertidos de plásticos en el mar.

6. Plásticos marinos

«El 44 % de todo el plástico del planeta se emplea en la fabricación de envases». Es ahí donde está el núcleo del problema de los plásticos. La autora critica el documental Seaspiracy por algunos de sus datos, pero está conforme con que el 80 % del plástico de las islas oceánicas procede de la industria pesquera. Solo el 20 % restante tiene su origen en tierra. Sin embargo, si miramos el plástico en zonas costeras, los datos podrían indicar justo lo contrario.

Ritchie dice que no hay aún evidencias de los auténticos peligros de los plásticos en el cuerpo humano, y que le parece más preocupante el daño que se causa a la fauna marina (enredos, atragantamientos…).

♦ Soluciones:

  1. Dejar de utilizar envases de plástico de un solo uso.
  2. Invertir más en gestión de residuos: sistemas de recogida, centros de reciclaje, vertederos adecuados (que capturen el metano de la materia orgánica), etc. Es importante reciclar todo lo que se pueda. El problema es que no siempre se puede. El reciclado mecánico permite que los plásticos se reciclen una o dos veces. El reciclado químico es mejor, pero es «tremendamente costoso» y no compensa hacerlo en ningún caso. Tal vez sería útil un SDDR para vidrio reutilizable y, en paralelo, imponer impuestos crecientes al plástico de un solo uso.
  3. Obligar a las industrias a un diseño más inteligente, que utilice solo plásticos reciclables y permita separarlos de forma cómoda.
  4. Prohibir el comercio de plástico usado para que los países ricos no usen a otros como sus vertederos. La proporción de plástico que circula por esta vía no es elevada, pero muchas veces acaba en el mar. Hablamos de 1,6 millones de toneladas en 2020.
  5. Trabajar con la industria pesquera para que no abandone su basura en el mar (redes, anzuelos, etc.). Podría castigarse a los barcos que no traigan de vuelta los aparejos con los que salieron y/o premiarse a quienes traigan basura encontrada en el mar.
  6. Poner interceptores en los ríos. Son aparatos o líneas de burbujas que sirven para capturar los plásticos evitando que lleguen al mar. Otra solución que no contempla es poner grandes bolsas de red a la salida de los desagües pluviales o residuales de las ciudades. Dado que esas aguas arrastran multitud de basura, esas redes la capturarían.
  7. Limpiar las playas es una forma mucho más barata de reducir el plástico en los océanos que recogerlo mar adentro.

7. Sobrepesca. Poner fin al expolio de los océanos

Esto está muy relacionado con la pérdida de biodiversidad. Según Ritchie, los animales marinos son discriminados con respecto a los terrestres. De alguna forma, su sufrimiento parece importar menos a los humanos, a pesar de las evidencias que existen de que los peces son capaces de sentir sufrimiento.

El incremento en potencia y tecnología aplicada al sector pesquero ha hecho que muchas pesquerías hayan entrado en declive o en grave colapso. Ante esto, hay dos formas de actuar. La primera es proponer «capturar muy pocos peces, por no decir ninguno». La segunda es «capturar tantos peces como sea posible, año tras año, pero sin mermar más sus poblaciones». Normalmente, se opta por la segunda opción, aunque sabemos que en demasiadas ocasiones no se cumple.

Una tercera vía (con un enorme crecimiento) ha sido la cría de pescados y mariscos: acuicultura o piscicultura. Actualmente, se crían más peces y mariscos de los que se pescan en estado salvaje. Para Ritchie es una buena noticia porque, según ella, esto reduce presión sobre los peces salvajes. No obstante, reconoce que parte de la comida de los peces de piscifactoría es, precisamente, peces salvajes, pero que, para algunas especies, se ha logrado una proporción de 0,3 (es decir, que hacen falta 0,3 peces salvajes para criar uno de forma artificial). El resto de comida lo forman, por ejemplo, piensos vegetales. La autora deja claro que «las normas de bienestar animal que rigen en las piscifactorías suelen ser bastante deficientes» (léase esto para más datos). Ella no habla de otros problemas presentes en las piscifactorías, como la contaminación que producen.

Con respecto a los atúnidos, Ritchie dice que su situación es mala, aunque algunas especies están mejorando sus poblaciones. Particularmente, alerta de la situación de los atunes en el océano Índico, donde se está sobrepescando sin control (España con la famosa operación Atalanta). El libro no habla de la amenaza del mercurio en los atúnidos.

Otro problema es la muerte generalizada de los corales. La autora demuestra ser una apasionada de estos animales y no le faltan motivos. La solución urgente a este problema es frenar el calentamiento global, evitando quemar combustibles fósiles. Si quieres enamorarte de los corales, te animamos a leer el relato de Lord Howe.

♦ Soluciones:

  1. Comer menos pescado, siempre que sea posible. Tal vez unos quieran no comer nada de pescado (lo cual evita el dilema del sufrimiento animal), mientras que otros opten por reducir este tipo de alimento.
  2. Elegir bien la especie a consumir. El problema de esta opción es que requiere el esfuerzo de investigar y puede variar en el tiempo y dependiendo de la región. Escogiendo bien, podemos comer pescado con poca huella de carbono (casi todos ellos son mejores que el pollo). Ella recomienda evitar los lenguados y mariscos caros, y optar por pescados pequeños y salvajes, como arenques o sardinas.
  3. Acabar con la sobrepesca aplicando cuotas de pesca estrictas. En la UE han mejorado algunas poblaciones de peces, pero otras siguen estando mal. En general, es preferible ser estrictos y que haya pesca suficiente, que ser demasiado permisivos y provocar la crisis de todo un sector.
  4. Reglamentos estrictos para capturas incidentales y descartes. El objetivo es reducir el número de peces que se pescan sin querer y que se tiran al mar (descartes), donde siempre mueren (si no lo están ya). Algunos países han prohibido los descartes y obligan a sus barcos de pesca a desembarcar todo lo que capturen, sea comercial o no.
  5. Prohibir la pesca de arrastre. Es el arte más perjudicial: normalmente se descarta entre el 30 y el 50 % de todo lo capturado (a veces es el 10 %), a lo que hay que sumar el destrozo del fondo marino que ocasionan, entre otros inconvenientes.
  6. Las áreas marinas protegidas evitan ciertas actuaciones humanas dentro de ellas. Son una buena solución, aunque a veces lo que provocan es que el impacto se traslade a otro lugar.

Propuestas finales de Hannah Ritchie

El libro de Ritchie es un canto de optimismo lleno de datos realistas. Algunas de sus opiniones pueden ser controvertidas, pero la mayoría están basadas en evidencias. Es cierto que estamos avanzando en muchos aspectos, aunque no sea tan rápido como nos gustaría. También es cierto que las opciones sostenibles se están volviendo más baratas. Y, en muchos casos, el pueblo está despertando.

Hannah se siente una traidora cuando no usa las opciones más ecológicas, aunque sí sean las opciones con menor huella de carbono, como usar el microondas o consumir alimentos que no sean de proximidad. Pero alerta que, aunque los cambios individuales sean importantes, es necesario un «cambio sistémico», es decir, una acción política que lleve a aprobar leyes que nos hagan avanzar en todas las soluciones que se han propuesto más arriba. Para ello, es necesario «votar a líderes que favorezcan medidas sostenibles» (partidos verdes y ecofeministas) y también sugiere importantes aportaciones individuales como estas:

  1. «Votar con la cartera», que quiere decir que cuando compramos estamos enviando una señal clara de nuestros intereses al mercado (a las empresas).
  2. Donar dinero a causas ecohumanistas (proyectos, organizaciones, etc.). Ritchie —conforme con lo que propuso Peter Singer— dice que dona al menos el 10 % de sus ingresos.
  3. Dedicar más tiempo a las cosas importantes (colaborar con ONG, por ejemplo) y menos a discusiones secundarias. Es decir, aunemos esfuerzos en la dirección correcta, aunque no opinemos todos exactamente lo mismo.
  4. También es muy importante elegir una trayectoria profesional que nos llene y en la que podamos empujar en la dirección que deseemos.

♦ Información relacionada:

  1. Otros libros resumidos para captar su esencia en poco tiempo:
  2. Quemar rastrojos o leña es tóxico para la salud, además de muy contaminante.
  3. La mejor solución a los incendios forestales: educar sí; quemar biomasa no.
  4. La agricultura de hoy debería ser como la de mañana.
  5. Los científicos vuelven a avisar del colapso que vendrá si seguimos sin reaccionar.
  6. Sin comer por el clima, las macrogranjas, los combustibles fósiles…
  7. Algunos libros del editor de Blogsostenible y de Historias Incontables.
  8. Una imagen del libro de Hannah Ritchie:
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La amenaza de las plantas de biometano en Hervias

Por: La Rioja

Ecologistas en Acción de La Rioja presenta alegaciones contra las dos plantas de biometano  que se quieren instalar en Hervias. Desde esta asociación se pide que se desestimen estos dos proyectos de biometano: AXPO BIOMETANO ES2 S.L. y B. POWER.

  • Advierten de los posibles riesgos ambientales de contaminación de los suelos, a  la atmosfera y gran impacto paisajístico.
  • Riesgo de fugas de biometano o contaminación de agua de boca.
  • Critica la ausencia de información pública y participación ciudadana.
  • Reclaman una moratoria de estas instalaciones.

Impacto paisajístico

Los proyectos provocaran una gran  impacto  paisajístico, dadas sus dimensiones así como el encontrarse próximo al camino de Santiago.

Una de las plantas ocupa una superficie de 12,4 has y según lo que regula el artículo 13 de la Ley 4/2025, de 1 de julio, del paisaje de La Rioja, al tener una superficie mayor de 5 has. se califica como de “elevado impacto paisajístico”. A esto hay que sumar el impacto acumulativo y sinérgico por la presencia de otro proyecto de planta de biometano en sus proximidades y que se encuentra en tramitación, promovido por Axpo Biometano, que ocupa una superficie de 3,8 has. lo que en conjunto supone una afección de 16,2 has.

El artículo 14 de la mencionada Ley del Paisaje excluye la posibilidad de instalación de proyectos de elevado impacto paisajístico en las zonas de concentración parcelaria y secanos de alta productividad, como es el presente caso donde se ha realizado una concentración parcelaria y son secanos altamente productivos.

También se excluyen los Bienes de Interés Cultural (BIC) estando declarado como tal el Camino de Santiago, Dicha vía histórica se localiza a escasos 240 m del proyecto de  la planta del promotor,  B. POWER. incluso parte del mismo se encuentra dentro del ámbito de aplicación del Plan Especial de Protección del Camino de Santiago, que trata de proteger el entorno ambiental del Camino.

Además muy cerca del  núcleo urbano  de Hervías y debido a la magnitud del proyecto provocara un gran impacto visual sobre el municipio.

Contaminación por olores

La Contaminación por olores es uno  de los punto a tener muy en cuenta.

Estas plantas de biometano pueden generar olores por la liberación de amoniaco, sulfuro de hidrógeno y otros compuestos volátiles durante el almacenamiento de materia orgánica y en los procesos de producción y manejo.

Los olores no solamente pueden suponen una molestia para la ciudadanía, sino que pueden llevar implícito la transmisión a través del aire de sustancias químicas perjudiciales para la salud y la proliferación de insectos molestos para la población.

Digestato

Por un lado, los desechos obtenidos de la fermentación, en forma de materia sólida puede contener una diversidad de productos químicos y bioquímicos, procedentes de los residuos gestionados, tales como metales pesados, disolventes, restos de antibióticos o pesticidas.

Este digestato sigue conteniendo la gran mayoría del nitrógeno y fósforo del purín original, pero en una forma a veces más soluble y disponible. .

Desde esta asociación  no  preguntamos ¿Hay suficiente superficie agrícola alrededor de estas macro-plantas para absorber todo ese digestato nitrógeno sin contaminar?. Además hay que tener en cuenta que  en La Rioja, ya tenemos varios municipios declarados en al menos 10 Zonas Vulnerables a la contaminación por nitratos, afectando a miles de hectáreas, y  aguas subterráneas.

Riesgos por accidentes

Aunque la mayoría de los operadores de plantas responsables monitorean parámetros clave como la temperatura, la biología del digestor y la producción de biogás de manera regular, la gran mayoría de ellos no verifica si hay fugas de gas, creyendo que es un problema que no afecta a su planta. La evidencia demuestra lo contrario, durante los últimos 8 años, el 85 % de las 964 plantas inspeccionadas en el Reino Unido y Alemania sufrían fugas de biogás.

También hay que tener en cuenta  que depósito del agua de boca del municipio de Hervías se encuentra justo enfrente de las instalaciones de la planta de biogás proyectada de una de ellas, con el consiguiente peligro de contaminación de aguas, directo o indirecto y el consiguiente  impacto en la salud pública del municipio.

Rechazo social

Por último y no menos importante, por lo que no se puede autorizar, construir ni desarrollar unos proyectos de estas características que concita el mayor de los rechazos de la población de Hervías.

Las plantas van a gestionar 183.084 toneladas de residuos agro-alimentarios. Cantidad que no se circunscribe al ámbito local de la zona.

Por último desde  Ecologistas en Acción  reclaman al gobierno regional un plan de control de plantas de biogás en nuestra  región, que limite su crecimiento caótico y desordenado y evite la instalación en las cercanías de entornos urbanos y elimine los riesgos asociados  a estas plantas.

Documentos de alegaciones

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[Vídeo] El lado oscuro de la nube

Por: Aragón

Un debate en profundidad sobre el boom de los centros de datos

El acelerado despliegue de macroproyectos digitales en todo el territorio pero en especial en Aragón está transformando silenciosamente el territorio.

Los centros de datos y las grandes infraestructuras vinculadas a la IA se nos venden como motores de desarrollo y generadorees de poco impacto.

¿Es así? ¿qué costes sociales, ecológicos y económicos implica este modelo? ¿Qué efectos tiene sobre el agua, la energía y el sector primario? ¿Qué tipo de empleo genera realmente? ¿Qué ventajas fiscales reciben? ¿Quién gana y quién pierde?

Esta charla reúne a voces expertas y activistas para analizar de forma accesible y crítica las múltiples aristas de la industria del almacenamiento y procesamiento de datos.

Participan (con tiempos para ir directo a cada intervención):

0:00 – Presentación y moderación. Marina Gros, activista de Ecologistas en Acción.

0:03:21 – Introducción: digitalización y política. Adrián Almazán, Profesor de Filosofía (Universidad Carlos III).

0:15:00 – Impactos sociales y ecológicos de la economía digital. Erika González, Coordinadora de Ecologistas en Acción.

0:30:00 – Agua, territorio y resistencias. Aurora Gómez, activista del colectivo Tu nube seca mi río. Fanta, hacker y activista de movimientos digitales.

0:51:25 – Energía, empleo y modelo económico. Carlos López, Economista y Técnico Superior en Comunicaciones.

0:59:30 – Consumo material y escalada tecnológica de la IA. Manuel García, investigador del CSIC.

1:13:29 – Fiscalidad, opacidad y dinero público. Raúl Burillo, conocido “súper” Inspector de Hacienda.

1:33:02 – Agricultura y competencia por el agua. Chechu Sánchez, agricultor del colectivo Malas Yerbas.

1:46:02 – Debate final.

Charla coordinada por Carlos Buj de Ecologistas en Acción Zaragoza.

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Una transición ecosocial justa necesita una profunda transformación industrial  

Por: Energía

Ecologistas en Acción envía una carta a los ministerios de Industria y Trabajo con un decálogo firmado por más de 20 organizaciones para exigir una transformación industrial justa.

Diversas organizaciones ecologistas, sociales y sindicales se han sumado a la campaña impulsada por Ecologistas en Acción para reclamar transformaciones profundas en el modelo industrial. Aunque parten de la necesaria descarbonización del sector, ahondan en otros aspectos menos contemplados usualmente en el ámbito industrial, como una mayor participación ciudadana, políticas públicas y ambientales para el cambio, un uso más eficiente y responsable de los recursos y, sobre todo, repensar la producción en función de las necesidades sociales, en un marco de equidad y sostenibilidad. Todo ello teniendo en cuenta aspectos relacionados con la naturaleza, la formación, la financiación y el ámbito laboral.

Este decálogo se ha enviado al Ministerio de Industria y Turismo y al Ministerio de Trabajo y Economía Social coincidiendo con la celebración de la COP30 en Brasil, en la que la transición justa es un tema central de debate. Ecologistas en Acción considera que la industria es un sector fundamental dentro de esta transición y que, sin embargo, la dirección hacia la que se apunta desde la Unión Europea con sus políticas de reindustrialización van en contra de la vida y los límites ecológicos. La apuesta por recuperar la competitividad de Europa tiene como punta de lanza el impulso al rearme militar y la desregulación de medidas ambientales y sociales.  La organización ecologista denuncia que este enfoque se aleja del objetivo que debería tener la industria, “contribuir a mejorar la vida de las personas, respetando los límites planetarios y minimizando sus impactos negativos”. Por ello, y dado que es un momento crucial para el sector industrial, reclaman que es necesario abordar ya una transformación profunda que renueve no solo los procesos hacia la descarbonización, sino también todo el modelo de producción.

El formulario permanecerá abierto para seguir sumando apoyos y reclamar una industria justa: “con justicia para todas las personas y en la justa medida que cubra las necesidades para mantener vidas dignas sin dejar a nadie atrás y sin sobrepasar los límites ecológicos”, ha declarado Sara López, una de las responsables de la campaña de Ecologistas en Acción ‘Industria, la justa’. El objetivo es impulsar la transformación industrial con la participación de todos los actores implicados: organizaciones de la sociedad civil, ONG, sindicatos, personas trabajadoras, centros educativos, empresas, administración. Susana Millán, también responsable de la campaña ‘Industria, la justa’, ha concluido: “Nos encontramos en un punto de inflexión: o mantenemos una industria que sigue alimentando la crisis global y sus consecuencias, o hacemos que impulse la transición justa. Pero para eso necesitamos repensar el modelo industrial entre todas y hacer cambios profundos ya”.

Firma el manifiesto

Entidades firmantes

  • Amigas de la Tierra
  • CICrA Justicia Ambiental
  • eco-union
  • Ecologistas en Acción
  • Ecoloxistes n’Aición d’Asturies
  • Ekologistak Martxan Bizkaia
  • Enxeñería Sen Fronteiras Galicia
  • Federación de consumidores y usuarios CECU
  • Federación Ingeniería Sin Fronteras
  • Gas No es Solución
  • Ingeniería Sin Fronteras País Vasco
  • Jauzi Ekosoziala
  • Meatzaldea bizirik ekologista taldea
  • Observatori del Deute en la Globalització (ODG)
  • ONGAWA, Ingeniería para el Desarrollo Humano
  • REAS Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria
  • Sagarrak Ekologista Taldea
  • SETEM Catalunya
  • Sindicato de Transportes y Comunicaciones de Madrid
  • Sindicato ELA
  • Sindicato Unico de Trabajador@s de Burgos – CGT

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Denuncian una tercera planta de biogás en Fuente Álamo

Por: Región Murciana
  • Situada en el paraje Los Derramadores del municipio.
  • Advierten de los posibles riesgos ambientales de contaminación de los suelos y la atmosfera.
  • Han presentado alegaciones en Medio Ambiente y el Ayuntamiento.
  • Critica la ausencia de información pública y participación ciudadana.
  • Reclaman una moratoria de estas instalaciones.

Ecologistas en Acción de la Región Murciana denuncia una tercera planta de biometano, promovida por Biodinámica Verde, situada en el paraje Los Derramadores de Fuente Álamo, Esta planta se suma a la dos macroplantas de Five Energy y Gesalor, lo que supondrá un aumento significativo de los riesgos y afecciones ambientales y de los efectos sinérgicos y acumulativos derivados de las interrelaciones entre estas instalaciones de biometano. Ecologistas en Acción ha presentado sendos escritos de alegaciones sobre estas plantas a la Dirección General de Medio Ambiente y al Ayuntamiento de Fuente Álamo.

Los anuncios de estos proyectos de macroplantas se han hecho con escasa información pública y nula participación ciudadana. Se han limitado a un anuncio en el Boletín Oficial de la Región de Murcia que no supone un proceso de información pública y participación ciudadana. Debe garantizarse la transparencia y la participación real y efectiva de la ciudadanía de Fuente Álamo sobre la implantación de estas infraestructuras tan sensibles como las que nos ocupa. Es una necesidad urgente el establecimiento de medidas de participación de la ciudadanía ante estos proyectos, con el fin de asegurar una toma de decisiones basada en el interés público y el consenso social.

La instalación de estas plantas supondrá un aumento significativo de los riesgos asociados a la contaminación atmosférica, malos olores, lixiviados, contaminación de los suelos y acuíferos, el sobreconsumo de agua, así como el trasiego de vehículos pesados, que aumentarán la contaminación en los caminos de acceso a la planta, y el riesgo de lluvias torrenciales en la zona que puedan afectar a la planta y provocar un grave problema ambiental

El número de camiones de acceso a las plantas supondrá un impacto ambiental añadido derivado del trasiego de estos vehículos pesados, además de la perdida de determinados residuos a lo largo del trazado viario, especialmente en las unidades con caja abierta y riesgo de congestión en algunas vías. Este trasiego genera impactos negativos como contaminación acústica, emisiones de gases y polvo, y congestión del tráfico, así como posibles pérdidas o derrames de residuos en las vías utilizadas.

Dependiendo del régimen de vientos, un problema central es la existencia de malos olores que afectarán a núcleos habitados cercanos a la instalación (Los Morenos, El Escobar, La Carrasca, Los Diaz, Los Almagros y Los Paganes). Esta situación provocará contaminación odorífera muy significativa con el deterioro de la calidad de vida y el bienestar de los residentes y como consecuencia una pérdida del valor económico de las viviendas.

Se vende como una supuesta solución que supone una nueva fuente de contaminación, pérdida de calidad de vida de la ciudadanía y de habitabilidad y salubridad del entorno, riesgos de accidentes y problemáticas de salud pública. Ecologistas en Acción promueve una paralización y moratoria de plantas de biogás y un plan de desescalada de la ganadería industrial de nuestra región. Dicho plan de desescalada se debe complementar con un plan de ayudas a los pequeños ganaderos que apuesten por el apoyo a ganadería extensiva y modelos sostenibles que fomenten el consumo en proximidad.

Ecologistas reclaman al gobierno regional un plan de control de plantas de biogás en la Región, que limite su crecimiento caótico y desordenado y evite la instalación en las cercanías de entornos urbanos y elimine los riesgos de contaminación y malos olores.

Ecologistas en Acción vienen alertando de la ampliación y el crecimiento desordenado de estas plantas en nuestra región, con el aumento del riesgo de sus impactos, afecciones y efectos acumulativos y sinérgicos en nuestro territorio. Se necesita un cambio radical de las instituciones públicas en el control de estas explotaciones, una crítica rigurosa a la demagogia de una parte del sector ganadero e industrial, y la apuesta por otro modelo en el que prime la sostenibilidad, minimizando riesgos y afecciones ambientales.

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Solicitan al ayuntamiento de Jimena, la suspensión temporal de licencias de parques fotovoltaicos

Por: Campo de Gibraltar

  • AGADEN–Ecologistas en Acción solicita al Ayuntamiento de Jimena de la Frontera, la suspensión temporal de licencias de parques fotovoltaicos hasta que se concluya el procedimiento del Documento de Alcance del Estudio Ambiental Estratégico.

AGADEN–Ecologistas en Acción, ha solicitado formalmente al Ayuntamiento de Jimena de la Frontera que decrete una suspensión temporal de las licencias y autorizaciones para la instalación de parques fotovoltaicos en el municipio. Esta
medida debe mantenerse hasta la finalización del procedimiento del Documento de Alcance del Estudio Ambiental Estratégico relativo a la Modificación Puntual de la Normativa del Suelo No Urbanizable, actualmente en tramitación ante la Delegación
Territorial de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul en Cádiz.

Riesgo de que la regulación llegue demasiado tarde

Advertimos que, si el Ayuntamiento no adopta esta moratoria temporal, cuando concluya el procedimiento ambiental y urbanístico de alcance que debe ordenar la implantación de las energías renovables, la mayor parte de los proyectos
fotovoltaicos ya estarán aprobados o incluso construidos, lo que vaciaría de sentido la regulación en curso. Es incoherente iniciar un proceso de planificación ambiental y territorial para regular la implantación de los parques solares, mientras se siguen los procedimientos administrativos de los proyectos, sin esperar a que dicho marco normativo esté en vigor.
Eso es poner el carro delante de los bueyes.

El propio Ayuntamiento reconoce la necesidad de ordenación

El Documento de Alcance emitido por la Junta de Andalucía reconoce expresamente que el Ayuntamiento de Jimena ha promovido esta modificación ante la creciente necesidad de regular la localización y el impacto ambiental de las infraestructuras de producción energética con energías renovables, conscientes del riesgo de impactos sobre el medio que supone la presión de promotores solares sobre el término municipal.

En el mismo documento, se establece que el planeamiento debe delimitar zonas de exclusión, proteger áreas sensibles, crear una ordenanza específica y limitar la ocupación máxima del territorio a un 1,7% de la superficie municipal (unas 506 hectáreas), con el objetivo de garantizar un desarrollo sostenible y equilibrado. Por lo que es incomprensible que el Ayuntamiento se niegue a esta suspensión temporal.

Un territorio frágil bajo fuerte presión

Jimena de la Frontera, en pleno corazón del Parque Natural de Los Alcornocales y de la Reserva de la Biosfera Intercontinental, está sufriendo una presión creciente por parte de grandes promotoras de energía solar.

AGADEN advierte que la futura instalación masiva y desordenada de estos proyectos va a provocar la fragmentación de hábitats, pérdida de biodiversidad, alteración del paisaje rural y conflictos con actividades tradicionales como la ganadería, la
agricultura o el turismo rural, pilares fundamentales de la economía local.

Una medida de prudencia y coherencia

La organización ecologista recuerda que la Ley 7/2007 de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental y la Ley 21/2013 de Evaluación Ambiental establecen el principio de precaución ante la posibilidad de efectos ambientales significativos. Por
ello, suspender temporalmente las licencias hasta disponer del marco normativo definitivo no solo es una medida prudente, sino jurídicamente coherente y ambientalmente necesaria. Jimena no puede repetir el error de permitir que los intereses especulativos se impongan a la planificación. Es imprescindible un desarrollo ordenado, que priorice la protección de los suelos agrícolas, los corredores ecológicos y la biodiversidad. Las renovables sí, pero no a cualquier precio.

Antecedentes

Esta petición no es nueva. En 2021, AGADEN ya reclamó públicamente al Ayuntamiento de Jimena que frenara la concesión de licencias hasta contar con un plan de ordenación, tal como recogió entonces Europa Sur (Agaden pide que se suspendan las licencias para parques fotovoltaicos en Jimena, abril 2021). Cuatro años después, la situación es aún más urgente, con decenas de proyectos en tramitación y el territorio al borde del colapso ambiental.

Conclusión

AGADEN–Ecologistas en Acción insta al Ayuntamiento de Jimena de la Frontera a ejercer su responsabilidad institucional, decretando la suspensión temporal de licencias y autorizaciones de proyectos fotovoltaicos hasta que finalice el procedimiento del Documento de Alcance y se apruebe la normativa definitiva que regule su implantación.

Solo así podrá garantizarse que el desarrollo de las energías renovables en Jimena sea ordenado, sostenible y compatible con la conservación de su valioso patrimonio natural y rural.

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Ecologistas en Acción Castilla y León celebra su asamblea federal en Segovia para avanzar hacia una transición ecosocial justa

Por: Castilla y León

Durante los días 7, 8 y 9 de noviembre, Ecologistas en Acción de Castilla y León celebró en el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), en Valsaín (Segovia), su asamblea federal, un espacio de encuentro, debate y planificación en el que participaron representantes de los distintos grupos locales de la federación, combinando la modalidad presencial y virtual.

La sesión que abrió la jornada sirvió para revisar los avances de los acuerdos previos y coordinar líneas de trabajo conjuntas. Entre los temas abordados destacaron las actuaciones y alianzas tras los incendios forestales sufridos en la comunidad, con el objetivo de impulsar una respuesta social y ecológica ante la pérdida de biodiversidad y los impactos en el medio rural. En este sentido, la federación mostró su apoyo a la manifestación convocada en León el próximo 23 de noviembre por el movimiento Respeto, impulsado por organizaciones sociales, sindicatos y colectivos ecologistas, para exigir políticas eficaces de prevención, restauración y gestión forestal sostenible.

Durante la asamblea federal, se detallaron los avances en el juicio de la trama eólica, que comenzó en septiembre. En este proceso, Ecologistas en Acción de Castilla y León ejerce la acusación popular, denunciando un sistema de corrupción que controló las autorizaciones administrativas de proyectos renovables y causó perjuicios millonarios en la región. Estos hechos se originaron en 2007, cuando la Consejería de Economía, entonces liderada por Tomás Villanueva, articuló dicho sistema. La trama se gestó particularmente desde la Viceconsejería dirigida por Rafael Delgado, el principal acusado.

Asimismo, se desarrollaron talleres participativos para analizar colectivamente el impacto del despliegue de las energías renovables en Castilla y León, con el objetivo de consensuar un posicionamiento común en defensa de una transición energética realmente sostenible y respetuosa con la biodiversidad y los territorios rurales.

El impulso a la Transición Ecosocial constituyó otro eje de trabajo central, basándose en el informe elaborado por el grupo junto a otras organizaciones y la participación de más de 175 personas claves de la región. Este documento servirá de base estratégica para futuras acciones de incidencia política.

Asimismo, la asamblea resolvió reforzar la lucha contra la ganadería industrial en el próximo plan semestral. El plan incluirá el apoyo a la movilización contra las macrogranjas convocada en Madrid el 29 de noviembre y la reactivación de la web No más cerdos, donde se centralizarán y actualizarán los datos, riesgos y posibles soluciones en Castilla y León.

La federación cerró el encuentro en el CENEAM, reafirmando su compromiso con la acción ecologista, la justicia social y la cooperación entre los grupos locales. La próxima asamblea se celebrará en Burgos, continuando la rotación territorial que caracteriza a Ecologistas en Acción.

 

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Las principales organizaciones ecologistas rechazan la continuidad de Almaraz

Por: Energía
  • Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF advierten de que la prolongación de Almaraz hasta 2030 conllevaría el alargamiento de vida de todo el parque nuclear.
  • Las organizaciones solicitan  al Gobierno que no ceda a las presiones de empresas y partidos como el PP, que introdujo una enmienda en la Ley de Movilidad Sostenible para mantener operativa la central.
  • La energía nuclear es lenta, cara, peligrosa y dependiente de combustibles de terceros países, por lo que va en dirección contraria de la soberanía energética y de un modelo de transición justa que sitúe a la ciudadanía en el centro.
  • La península ibérica tiene energías renovables abundantes, estables y muy repartidas en el territorio, por lo que es un entorno idóneo para desarrollar un sistema energético plenamente basado en renovables, eliminando cualquier dependencia de la energía nuclear.

Las cinco principales organizaciones ecologistas españolas –Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF– expresan su rechazo frontal a cualquier prórroga del plan de cierre de las centrales nucleares españolas y advierten de que la prolongación de Almaraz hasta 2030 sería el prólogo del alargamiento de vida de todo el parque nuclear.

Solicitan al Gobierno de España que no inicie un nuevo procedimiento de autorización para los reactores de Almaraz, especialmente ante los recientes intentos de algunos partidos por frenar el calendario de cierre, como la enmienda presentada por el PP en el Senado la semana pasada, dentro de la Ley de Movilidad Sostenible, para mantener operativos los reactores de Almaraz, Ascó I y Cofrentes.

Las organizaciones señalan que, desde que se alcanzó el acuerdo voluntario de cierre ordenado en 2019, los datos muestran con claridad que la energía nuclear es incapaz de competir con los bajos costes de operación de la eólica y la solar. Cuando el precio mayorista se desploma en las horas centrales del día debido a la producción renovable, la energía nuclear no puede cubrir ni siquiera los costes de su combustible. Por eso, en 2024, Almaraz I paró 16 días y Cofrentes 26 días por razones puramente económicas, una situación que se agudizó en 2025.

El sector nuclear necesita condiciones ventajosas al operar de forma constante y con pocos cambios de potencia, lo que provoca que expulse de la red parte de la producción renovable, al no poder reducir con rapidez y seguridad su potencia. Además, la continuidad de los reactores establece un marco de planificación energética inconsistente que dibuja un horizonte de inseguridad jurídica y un bloqueo renovable que pone en riesgo grave las nuevas inversiones tanto de almacenamiento como de renovables y redes imprescindibles para descarbonizar el sistema. Durante el reciente apagón, las centrales nucleares no aportaron ni resiliencia ni capacidad para una recuperación temprana, sino todo lo contrario.

La energía nuclear implica costes crecientes y fuertes inversiones para garantizar su continuidad. El alargamiento del funcionamiento más allá de los 40 años supone aceptar un riesgo creciente que exige inversiones millonarias. La prolongación por 10 años de dos reactores belgas de potencia equiparable a Almaraz costará hasta 2.500 millones de euros. La renovación de Garoña, menos de la mitad de potente que Almaraz, implicaba más de 200 millones de euros.

Las organizaciones denuncian que el oligopolio nuclear lleva meses presionando para evitar pagar por las consecuencias de su negocio, buscando rebajas o la desaparición de tasas destinadas a alimentar un fondo que ya es insuficiente para la gestión durante siglos de los residuos nucleares. Las organizaciones también alertan del legado radiactivo: cada año adicional de operación añade más contenedores con combustible gastado y aumenta el coste de gestionarlos.

Por tanto, denuncian que el incumplimiento del calendario de cierre convertiría en papel mojado el 7º Plan Nacional de Residuos Radiactivos, porque en 2030 habría cuatro reactores de 1.000 MW para desmantelar, lo que supondría un gran esfuerzo industrial y económico, además de ser lo contrario a un cambio ordenado de tecnología de generación.

“La continuidad de Almaraz es el prólogo del alargamiento de vida de todo el parque nuclear. Ante esta perspectiva, está aún más claro que no se puede permitir que baje la tasa que en estos momentos pagan las centrales nucleares por la futura gestión de sus residuos, por el contrario debería incrementarse”, afirman.

Con respecto a la enmienda nuclear en la Ley de Movilidad Sostenible, las organizaciones denuncian que este tipo de estrategias legislativas son inaceptables, invaden competencias tanto del operador del sistema como del Consejo de Seguridad Nuclear y de los convenios internacionales y, sobre todo, no ayudan a mantener la credibilidad de los órganos legislativos a la hora de regular una planificación energética de Estado y a largo plazo.

Por último, Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF señalan que la energía nuclear representa una tecnología centralizada, costosa y dependiente de la importación de combustibles de países terceros, lo que compromete la soberanía energética y se aleja de un modelo de transición justa que sitúe a la ciudadanía en el centro.

En este sentido, la península ibérica cuenta con un recurso renovable excepcional, tanto por su abundancia y estabilidad, como por su amplia distribución geográfica. Esto convierte al Estado español en un entorno idóneo para desarrollar un sistema energético plenamente basado en fuentes renovables, eliminando cualquier dependencia de la energía nuclear.

Por todas estas razones, las cinco organizaciones ambientales vuelven a exigir al Gobierno central que mantenga el actual plan de cierre de las centrales nucleares. Y concluyen que la energía nuclear supone un obstáculo para la transición energética y la estabilidad de la red eléctrica.

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