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✇Conciertos en Albacete

Concierto "Los sonidos del Museo"

Por: Discos Ruidosos

 

Los sonidos del Museo

Jueves 27 de noviembre, 19:00 h

Museo de Albacete

Entrada: libre hasta completar aforo  

 


Concierto organizado por el Real Conservatorio Profesional de Música y Danza de Albacete, a través de la asignatura de Fundamentos de Composición y de la Orquesta de Flautas.

Los alumnos/as interpretarán obras compuestas por ellos mismos y en las que tomaron de inspiración cuadros o piezas del Museo de Albacete.

 

✇pikara magazine

Estados Unidos trata de destruir un cargamento de anticonceptivos

Por: Gloria López

El material sanitario, que podría llegar a 1,4 millones de mujeres en países africanos, permanece sin uso en un almacén en Bélgica a la espera de ser incinerado tras el cierre de la agencia estadounidense de cooperación USAID. Organizaciones y activistas denuncian que se trata de un nuevo ataque dentro una campaña que puede poner en peligro la salud de miles de mujeres de todo el mundo.

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✇lamarea.com

La ONU apoya el plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental

Por: EFE / La Marea

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votó ayer viernes, a propuesta de Estados Unidos, tomar el plan de autonomía redactado por Marruecos en 2007 para el Sáhara Occidental como base para futuras negociaciones sobre el territorio. Lo ha hecho por 11 votos a favor, tres abstenciones –entre las que destacan las de Rusia y China–, y sin la participación de Argelia, que ha alegado que «una solución justa y duradera solo puede llegar con el respeto al derecho inalienable del pueblo del Sáhara Occidental a decidir sobre su propio futuro».

La decisión de ayer supone el mayor apoyo hasta el momento de la comunidad internacional a Marruecos. España ya se había adelantado: el presidente español, Pedro Sánchez, se mostró partidario de apoyar el plan de autonomía marroquí. Así se lo hizo saber al rey de Marruecos en una carta enviada en 2022. España, según el derecho internacional, sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental hasta que culmine su proceso de descolonización, interrumpido hace ahora 50 años.

La población saharaui llevaba varios días protestando contra esta iniciativa. El jueves se produjo la cuarta manifestación masiva. Miles de saharauis refugiados en los campamentos de Tinduf (Argelia) se sumaron a ella. Los manifestantes aseguraban que «prefieren seguir siendo refugiados a marroquíes».

El voto de la ONU atañe también al futuro de la Minurso, una misión de pacificación creada en 1991 para organizar un referéndum de independencia en el Sáhara Occidental. La misión se ha venido renovando anualmente, pero el gobierno de Donald Trump quería que esta vez durara sólo tres meses. Finalmente, se ha aprobado prolongarla durante un año más.

¿Qué ocurrirá después? Podrían darse varios escenarios: otra renovación, la extinción de la misión (lo que eliminaría la referencia al referéndum y dificultaría el proceso de autodeterminación saharaui) o el inicio de una época totalmente nueva de negociaciones sobre la base del plan de autonomía preparado por Rabat y con la entrada de Trump como mediador.

No parecía probable que Rusia o China, miembros del Consejo de Seguridad con derecho a veto, avalaran esta iniciativa que, en esencia, busca excluir a los y las saharauis de su propio proceso de autodeterminación. Pero finalmente lo hicieron con sus respectivas abstenciones. El diplomático Sidi Omar, portavoz del Frente Polisario en la ONU, declaró que «el destino del pueblo saharaui no está en manos de Estados Unidos ni de Francia, sino en manos del propio pueblo saharaui».

Miles de compatriotas coinciden con esta máxima y así lo expresaron en la manifestación del pasado jueves en Tinduf. Entre ellos, el rechazo al plan norteamericano parecía total. «Ahora más que nunca queremos la dignidad, ser refugiados en Argelia (más que ser marroquíes), queremos la libertad como todos los pueblos», declaró a EFE Ali, un manifestante indignado como muchos de los asistentes a la protesta.

«Antes refugiado que marroquí», claman en los campamentos saharauis
Miles de saharauis acudieron ayer a la cuarta convocatoria de protestas contra la iniciativa estadounidense que propone una autonomía en Marruecos para el Sáhara Occidental. LAURA FERNÁNDEZ PALOMO / EFE

Durante la manifestación, que terminó con una multitudinaria marcha por una de las carreteras que atraviesan el desierto argelino, los saharauis cargaron contra Trump, a quien culpan de intentar «cambiar la ley internacional».

El Frente Polisario envió hace una semana una carta a Rusia, que ostenta la presidencia de turno del Consejo de Seguridad, en la que advirtió de que «no participará en ningún proceso político ni de negociación basados en el contenido del proyecto de resolución» presentado.

Días antes había abierto la puerta –mediante una carta enviada al secretario general de la ONU, António Gueterres– a negociar directamente con Marruecos para alcanzar una solución «justa y duradera», en la que la autonomía marroquí constara entre las opciones de un referéndum, pero que no fuera la «única» solución y una condición «impuesta».

En 2020, el primer gobierno de Donald Trump ya reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, que la ONU hasta ahora no ha validado y mantiene esta zona como «territorio no autónomo» pendiente de descolonización.

Marruecos celebra en las calles el respaldo de la ONU al plan de autonomía para el Sáhara
Marruecos celebra en las calles el respaldo de la ONU al plan de autonomía para el Sáhara. En la imagen, la gente ondea banderas en Rabat, la capital marroquí, el 31 de octubre de 2025. JALAL MORCHIDI / EPA / EFE

Actualización: 1 de noviembre, 8h

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Jornaleras en luCHA y novedades alrededor del mundo

Por: Radio Topo

Hoy hablamos con Ana Pinto, de Jornaleras de Huelva En Lucha, que nos contará la situación laboral en los campos de frutos rojos del Sur, y cómo se organizan las compañeras que trabajan en ellos. En la segunda parte del programa hablamos con nuestro reportero alrededor del mundo Alberto Cruz, que nos resumirá los entresijos […]

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400 años de racismo, un siglo de disturbios

Por: Radio Topo

8 minutos y 46 segundos fue el tiempo que George Floyd permaneció bajo las rodillas de dos agentes de la policía de Minneapolis. El tiempo que se tomaron los policías Derek Chauvin y Alexander Kueng en asfixiar a Floyd durante un arresto por, supuestamente, haber tratado de comprar cigarrillos con un billete falso. El asesinato […]

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Boinas Café y que ¡Viva la raza!

Por: Radio Topo

Casi medio año después de que lanzaramos nuestro primer programa, aquel que versó sobre los Young Lords y su revuelta de la basura, un tema que tuvimos a bien maridar con salsa y boogaloo; este domingo, casi seis meses después, vamos a conocer a otro grupo similar, pero esta vez en la costa Oeste de […]

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Trump y Netanyahu presentan un plan de paz sin contar con los palestinos

Por: La Marea

Donald Trump y Benjamín Netanyahu presentaron ayer un «plan de paz» para Gaza en el que no están de acuerdo ni siquiera ellos mismos. Aunque ambos escenificaron que sí. El proyecto, redactado a espaldas de cualquier entidad palestina, consta de 20 puntos entre los que se contempla un Gobierno de transición sin Hamás (supervisado por una junta que presidiría el propio Trump y en la que estaría el ex primer ministro británico Tony Blair) o la futura «creación de un Estado palestino» (que en realidad ya existe y ha sido reconocido por 157 países en la ONU). Pero el primer ministro israelí ha asegurado que no contempla el reconocimiento del Estado palestino. Tampoco aceptará que Al Fatah (ni la Autoridad Palestina en su formato actual) participe gubernamentalmente en la reconstrucción de la Franja de Gaza. A pesar de todo, ambos mandatarios representaron un extraño diálogo en el que aparentaban coincidir.

«Quiero agradecer al primer ministro Netanyahu por aceptar el plan y por tener la confianza de que, si trabajamos juntos, podremos poner fin a la muerte y la destrucción que hemos presenciado durante tantos años, décadas e incluso siglos [sic], y así dar inicio a una nueva era de seguridad, paz y prosperidad para toda la región», dijo Trump a la prensa tras su encuentro con el primer ministro israelí en unas declaraciones que fueron recogidas por la agencia EFE.

El plan incluye una tregua inmediata y la liberación de todos los rehenes que aún retiene Hamás en un plazo de 72 horas. A continuación, se procedería a la liberación de alrededor de 2.000 presos palestinos por parte de Israel.

Estados Unidos propone también que la Franja tenga un gobierno de transición compuesto por tecnócratas. En este gobierno habría representantes palestinos e internacionales, y estarían bajo la tutela de la llamada «junta de paz» (con Trump y Blair a la cabeza). El presidente estadounidense se arroga la labor de ser quien establezca el plan económico para la reconstrucción (lo que induce a pensar inevitablemente en su quimera de levantar un megaresort turístico sobre las ruinas del genocidio). En esta reconstrucción, asegura Trump, ningún gazatí se verá obligado a abandonar su tierra (al contrario de lo que él mismo pretendía hace apenas unas semanas). Israel, por su parte, se compromete a no anexionarse la Franja y a retirar a sus tropas de forma paulatina.

El presidente estadounidense, a pesar de sus palabras, no tiene el visto bueno de Israel a los 20 puntos en su totalidad. Y tampoco tiene el de Hamás, pero hizo hincapié en que la pelota está en el tejado de la organización islamista y que si el plan descarrila será sólo por su culpa.

«Si Hamás rechaza el acuerdo, lo cual es posible, serán los únicos en oponerse. Todos los demás lo han aceptado», añadió Trump, que dijo que, en todo caso, tiene la sensación de que habrá «una respuesta positiva» por parte de Hamás. Y si no es así, dice, se sumará a las fuerzas israelíes para destruir a la milicia, lo que convierte la pretendida negociación en una coacción de facto. Un trágala.

«Si no es así, como bien sabes, Bibi [diminutivo con el se refirió a Netanyahu], contarás con un mayor respaldo para tomar las medidas necesarias», explicó el republicano, que apuntó que mantuvo una «larga y dura conversación» con el líder israelí. «Él entiende que ya es hora (de buscar un acuerdo de paz)», dijo Trump sobre el primer ministro hebreo.

En esta «larga conversación» hablaron de más cosas aparte de Gaza. Trump está convencido de ser una figura providencial que llevará la paz a Oriente Próximo. «El primer ministro Netanyahu y yo acabamos de concluir una reunión importante sobre muchos temas vitales, incluidos Irán, el comercio, la expansión de los Acuerdos de Abraham y, lo más importante, discutimos cómo poner fin a la guerra en Gaza [sic]. Pero esa es solo una parte de un panorama más amplio, que es la paz en Oriente Medio. Llamémosla ‘la paz eterna en Oriente Medio’», dijo Trump.

«Apoyo su plan para poner fin a la guerra en Gaza [sic], lo que logra nuestros objetivos bélicos», dijo por su parte Netanyahu. El plan, tal y como lo ve el mandatario hebreo, «devolverá a Israel a todos nuestros rehenes, desmantelará la capacidad militar de Hamás y su dominio político, y garantizará que Gaza nunca más represente una amenaza para Israel». Tampoco profundizó más en el resto de puntos. Donde puso más énfasis es en la imposición sobre Hamás: «Si Hamás rechaza su plan, señor presidente, o si supuestamente lo acepta y luego básicamente hace todo lo posible para contrarrestarlo, entonces Israel terminará el trabajo por sí mismo».

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha apresurado hoy a felicitar a Donald Trump por su plan. En una publicación en la red social X dijo que anima a «todas las partes a aprovechar esta oportunidad» y aseguró que «las hostilidades deben terminar con la provisión de ayuda humanitaria inmediata a la población de Gaza y con la rápida liberación de todos los rehenes».

Una «farsa» colonialista

Varios analistas, sin embargo, no son tan entusiastas como la presidenta de la Comisión Europea (ni como muchos otros líderes que han saludado el plan con ilusión). El hecho de presentar un acuerdo cerrado sin contar con la voz ni la opinión de los palestinos es considerado como un acto de colonialismo. Hasta el mismo hecho de incluir a Tony Blair en la llamada «junta de paz» podría considerarse un patinazo de carácter histórico. «Ya hemos estado bajo el colonialismo británico antes», declaraba a The Washington Post Mustafa Barghouti, secretario general del partido Iniciativa Nacional Palestina. «Aquí tiene mala reputación. Si nombras a Tony Blair, lo primero que menciona la gente es la guerra de Irak», añadió.

La agencia AFP se puso en contacto con un habitante de Gaza para saber qué se decía allí de este plan que ha recolectado tantos aplausos por todo el mundo. «Está claro que este plan es poco realista», les aseguraba Ibrahim Joudeh, programador informático de 39 años, desde su refugio en Al Mawasi, en el sur de Gaza. «Está redactado con condiciones que Estados Unidos e Israel saben que Hamás nunca aceptará. Para nosotros, eso significa que la guerra y el sufrimiento continuarán».

Otro gazatí, Abu Mazen Nassar, presentía que el plan tuviera como objetivo engañar a las facciones armadas palestinas. «Todo esto es manipulación. ¿Qué significa entregar a todos los prisioneros sin garantías oficiales de que se pondrá fin a la guerra?», declaró. «Como pueblo, no aceptaremos esta farsa», aseguró.

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Zohran Mamdani: el heredero de Bernie Sanders que quiere gobernar Nueva York

Por: Guillem Pujol

Este artículo ha sido publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.

Una nueva generación política asoma la cabeza en Estados Unidos. Más joven, más diversa y más comprometida con causas sociales y climáticas. En Nueva York, su rostro tiene nombre y apellido: Zohran Mamdani. Con 33 años, hijo de inmigrantes y diputado de Queens, es el gran favorito para convertirse en alcalde de la ciudad más grande del país. Mamdani representa a una generación que ha crecido en medio de la precariedad, el estallido de las rentas urbanas y el cambio climático.

Raíces diversas, mirada global

Zohran Mamdani nació en Kampala, Uganda, hijo de dos intelectuales de origen indio: el reconocido académico poscolonial Mahmood Mamdani y la cineasta Mira Nair. Su infancia, marcada por los traslados constantes, pasó primero por Sudáfrica y después, definitivamente, por Nueva York. Esa trayectoria vital le ha dejado un sello de hibridación cultural que hoy proyecta sin complejos: se define como socialista, musulmán y neoyorquino, y lo hace con la misma naturalidad con la que habla de vivienda asequible o transporte público gratuito.

Antes de la política, Mamdani trabajó como asesor de familias a punto de perder su casa. En aquellas oficinas de Queens, sentado frente a personas que se enfrentaban al desahucio, vio de cerca la violencia cotidiana de un mercado inmobiliario salvaje. Esa experiencia es la semilla de buena parte de su discurso político: hacer de la vivienda un derecho y no una mercancía.

El salto a la política

En 2020 se presentó a las primarias demócratas para representar el distrito 36 de la Asamblea Estatal de Nueva York, que incluye Astoria y Long Island City. Su rival era una diputada consolidada, con años de implantación y apoyo del establishment. Contra todo pronóstico, Mamdani ganó. Su victoria sorprendió porque no solo derrotaba a una figura veterana, sino que lo hacía desde una campaña de raíz comunitaria, con voluntarios, puerta a puerta y un mensaje directo: poner la vida por encima de los intereses inmobiliarios y financieros.

Desde entonces, ha sido reelegido con facilidad y se ha hecho un nombre en la escena progresista. Su activismo no se ha limitado al Parlamento: lo vimos en primera fila durante la huelga de hambre de los taxistas neoyorquinos, exigiendo condonación de la deuda, o defendiendo el piloto de autobuses gratuitos en Queens. Siempre con un estilo distinto: menos institucional y más cercano a los movimientos sociales.

Una agenda de ciudad

El paso siguiente ha sido inevitable: presentarse a la alcaldía de Nueva York. Lo anunció a finales de 2024 y el pasado junio sorprendió derrotando a Andrew Cuomo, el exgobernador, en las primarias demócratas. El contraste no podía ser más claro: un exlíder caído en desgracia, símbolo del poder tradicional, contra un diputado joven, sin miedo de identificarse como socialista y con un discurso de raíz popular. Mamdani no solo ganó; abrió la puerta a una reconfiguración profunda del Partido Demócrata neoyorquino.

Su programa es ambicioso. Propone congelar los alquileres en viviendas reguladas y construir 200.000 nuevos pisos asequibles. Defiende la gratuidad de los autobuses y la creación de supermercados municipales para combatir la especulación con los precios de los alimentos. Quiere ampliar la educación preescolar universal y establecer un sistema público de cuidado infantil que alivie la carga de las familias trabajadoras. También plantea un impuesto más alto para las grandes fortunas y para las corporaciones que concentran beneficios astronómicos mientras la ciudad sufre déficits crónicos en servicios básicos.

El momento clave del debate

Una de las imágenes que más han circulado durante la campaña es el debate televisivo entre candidatos. La moderadora preguntó cuál sería el primer viaje oficial que harían como alcaldes. Uno tras otro, todos respondieron: Israel. Cuando le llegó el turno, Mamdani rompió el guion. Dijo que su primer viaje sería a visitar a inquilinos amenazados de desahucio en la propia ciudad, porque “los problemas más urgentes de Nueva York no están a miles de kilómetros de distancia, sino aquí mismo, en casa”. La escena generó un silencio incómodo en la sala, pero también consolidó su imagen como el candidato capaz de desafiar consensos establecidos y priorizar a la gente por delante de la diplomacia simbólica.

El legado de Bernie Sanders

Para entender a Mamdani hay que entender a Bernie Sanders. Él mismo reconoce que entró en política después de la campaña presidencial de Sanders en 2016. Aquel movimiento demostró que había millones de personas dispuestas a apoyar una agenda socialista democrática en Estados Unidos. Mamdani recoge esa antorcha y la lleva al terreno municipal.

Lo que Sanders hizo con la sanidad pública o la educación universitaria, Mamdani lo intenta con la vivienda y el transporte. Es el mismo impulso, pero aplicado a la escala urbana. Y cuenta con el apoyo de figuras clave del ala izquierda demócrata, como Alexandria Ocasio-Cortez e Ilhan Omar, que ven en él un proyecto capaz de hacer tangible lo que a menudo queda en grandes discursos nacionales.

La diferencia, sin embargo, es que Mamdani puede ponerlo en práctica en una ciudad de ocho millones de habitantes. Si logra gobernar Nueva York, demostrará que el socialismo democrático no es solo un lema electoral, sino una política viable en la capital financiera del mundo.

Elecciones y encuestas

Las elecciones a la alcaldía de Nueva York se celebrarán el 4 de noviembre de 2025. A estas alturas, todas las encuestas publicadas lo sitúan en cabeza, con una ventaja clara sobre el candidato republicano. Los sondeos le dan entre un 55 y un 60% de intención de voto, una distancia suficiente para consolidarlo como el favorito indiscutible. La pregunta que flota no es si ganará, sino con qué margen y hasta qué punto podrá mantener intacta su agenda al llegar a la alcaldía.

Por supuesto, su agenda choca con enormes resistencias. Los lobbies inmobiliarios, el sector financiero y buena parte de la prensa conservadora ya lo etiquetan como “extremista”. También tendrá que negociar con un estado —el de Nueva York— que a menudo limita el margen de acción de la alcaldía en materia fiscal y legislativa. Y no será fácil mantener la confianza de su base electoral si los cambios no llegan con rapidez. Su apuesta por reformar la policía y reducir el papel represivo de las instituciones penitenciarias puede chocar con sectores que exigen mano dura ante el aumento de ciertos delitos, en un clima marcado por el creciente autoritarismo de Donald Trump. Sea como sea, Mamdani, por ahora, no solo no se ha echado atrás, sino que ha desafiado al presidente a un debate público. Veremos si con el tiempo se convierte en una alternativa real no solamente para Nueva York, sino para todo el país.

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✇ATTAC España

2026: año en que la deuda de Estados Unidos podría colapsar

Por: Alberto Jimenez

Por Juan Laborda, publicado originalmente para El Salto.

El dólar estadounidense ha sido durante casi ocho décadas la piedra angular del sistema financiero global. Pero esa supremacía, lejos de ser indiscutible, se asienta sobre una paradoja estructural que hace tiempo que muestra señales de agotamiento. El presidente Donald Trump, aún a fecha de hoy, no se ha dado cuenta que los déficits comerciales de Estados Unidos no son un defecto del sistema, sino su condición de existencia. La hegemonía del dólar implica, como explicó la Paradoja de Robert Triffin, que Estados Unidos debe mantener déficits comerciales permanentes para proveer de liquidez al resto del mundo. Pero esa cara amarga tiene una contraparte privilegiada: la capacidad prácticamente ilimitada de financiar esos déficits emitiendo su propia moneda, gracias a la demanda global de activos en dólares.

Sin embargo, ese “privilegio exorbitante” —como lo definió Valéry Giscard d’Estaing—, y que tan magistralmente recogió el economista Barry Eichengreen en su obra “Exorbitant Privilege: The Rise and Fall of the Dollar and the Future of the International Monetary System”, no solo podría estar llegando a su fin, sino que aquellos países agraviados por la política arancelaria de Trump tendrían a su disposición una herramienta perfecta para hacer callar a este bocachanclas. Se implementaría en dos fases que irían solapándose. Primero, dejar de comprar deuda pública estadounidense, tanto en mercado primario como secundario. Segundo, que sus bancos centrales, en mercados secundarios, vendan estratégicamente sus tenencias de deuda soberana estadounidense, de manera que los tipos de interés de ésta repunten hasta niveles que lo hagan insoportable. Si Trump, el fanfarrón, continua con su diatriba, se trataría de llevar la intervención conjunta hasta un momento y niveles en que el mismo Estados Unidos le cueste sudor y lágrimas renovar esa deuda y se vea forzado a una reestructuración selectiva de la misma. Obviamente el impacto se expandiría a la deuda privada, donde las quiebras serían inmensas.

 Si los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) decidieran actuar de forma coordinada podrían desatar una tormenta perfecta en los mercados financieros de Estados Unidos

De la Unión Europea y sus gobernantes no espero nada. Han claudicado a las primeras de cambio. Hace tiempo, desde la activación del avispero ucraniano por parte de Obama, estamos subyugados a lo que mande Estados Unidos. Y esa ha sido la amenaza de Trump, dejar militarmente a Europa a su suerte si no aceptan sus condiciones. Los alemanes, junto a los bálticos, nórdicos y holandeses, se han puesto en genuflexión sin rechistar. Allá ellos. Están en caída libre y sin frenos. Pero Francia, España e Italia deberían decir algo, ¿verdad? Si lo que describo aquí se produjera, y no es improbable, claro que afectaría también a la deuda soberana y privada del resto de Occidente.

Por el contrario, los países BRICS si pueden implementar esa estrategia. Los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que ya representan cerca del 30% del PIB mundial en paridad de poder adquisitivo, disponen de un arma financiera tan poderosa como subestimada: su capacidad de alterar la demanda de deuda soberana estadounidense. Si estos países decidieran actuar de forma coordinada —primero, cesando nuevas compras de bonos del Tesoro y luego vendiendo de manera estratégica los títulos que ya poseen— podrían desatar una tormenta perfecta en los mercados financieros de Estados Unidos. Si además se unieran a ello los bancos centrales de Japón, Canadá, y Suiza, cosa que no ocurrirá, todavía mejor.

Esta hipótesis no es meramente especulativa. Como recuerdan los economistas postkeynesianos James Galbraith (2008) y Jan Kregel (2009), la fortaleza financiera de Estados Unidos no radica en su ahorro interno (de hecho, su tasa de ahorro es estructuralmente baja), sino en su capacidad de atraer capital externo hacia sus emisiones de deuda. Al convertir su déficit en una “máquina de atracción global de ahorro”, el Tesoro norteamericano se ha convertido en la banca del mundo. Pero si los tenedores extranjeros cambian de estrategia, ese modelo se convierte en una fuente de vulnerabilidad extrema.

La amenaza estructural: del privilegio al boomerang

La realidad es que el 30% de la deuda pública estadounidense está en manos extranjeras. China y Japón, por sí solos, poseen alrededor de un billón de dólares cada uno. Si bien la mayoría de la deuda está en manos de la Reserva Federal, fondos de pensiones y aseguradoras domésticas, la clave del sistema está en la confianza externa. El mercado de deuda estadounidense es líquido, profundo y confiable… hasta que deje de serlo.

Una venta sincronizada de bonos por parte de bancos centrales del Sur Global —o incluso la amenaza creíble de hacerlo— haría subir drásticamente los tipos de interés exigidos al Tesoro. Y aunque la Reserva Federal podría intervenir comprando más bonos, eso alimentaría la volatilidad y dudas sobre la sostenibilidad de la deuda. En ese sentido, los BRICS podrían erosionar el corazón mismo del sistema financiero global sin disparar una sola bala.

La única herramienta que permitiría a Estados Unidos sobrevivir intacto a una ofensiva de este tipo sería la aplicación coherente de la Teoría Monetaria Moderna (TMM), que postula que los emisores de moneda soberana no pueden quebrar en su propia divisa mientras mantengan control sobre su política monetaria y fiscal. Pero esa visión, todavía incomprendida o ridiculizada en los círculos políticos estadounidenses, sigue siendo marginal. Y quizá sea mejor así: una clase dirigente que no entiende sus propias herramientas fiscales difícilmente podrá evitar la quiebra si el entorno global deja de comprar sus promesas de pago.

¿Por qué los BRICS deberían actuar?

Porque ya no les compensa sostener el modelo. En vez de seguir alimentando un sistema que se vuelve en su contra —vía sanciones financieras, controles extraterritoriales, y manipulación del comercio global—, podrían diseñar un nuevo marco de referencia más equitativo. La creación de una moneda BRICS, los acuerdos bilaterales en monedas locales y los mecanismos alternativos de compensación son pasos en esa dirección. Pero falta la jugada decisiva: desafiar el mercado de deuda estadounidense. Este movimiento tendría implicaciones inmensas, sí, pero no necesariamente destructivas si se gestiona desde una lógica cooperativa. Se trata de sustituir un centro hegemónico por una constelación de polos con mayor equilibrio financiero y político. Europa, atrapada en su sumisión estratégica a Washington, no liderará esta transición. Pero los BRICS, con suficiente coordinación y visión, pueden hacerlo.

Y deberían hacerlo. Porque solo desmontando el sistema que permite a EE. UU. financiar déficits sin consecuencias reales —el núcleo de su poder imperial— podrán emerger instituciones verdaderamente multipolares. Ya no se trata de “desdolarizar” por ideología, sino por pura defensa estratégica.

Hacia un nuevo orden

Lo que está en juego no es solo la salud financiera de Estados Unidos, sino la arquitectura completa del capitalismo global. Un sistema basado en la deuda perpetua de una sola nación no puede sostenerse indefinidamente. Y cada vez más países lo saben.

El año 2026 puede marcar el punto de inflexión si los BRICS entienden el poder que tienen. Si en lugar de pedir reformas al FMI o al Banco Mundial —instituciones incapaces de escapar de la órbita de Washington— optan por golpear el corazón del sistema: su deuda. Puede parecer una apuesta arriesgada. Pero mucho más arriesgado sería seguir financiando un orden que les niega el derecho a definir sus propias reglas.

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✇El Libertario: Anarquismo y movimientos sociales autónomos

U$A: ¿Por qué para el gobierno de Biden son igual de terroristas las milicias de derecha y l@s anarquistas

Por: periodicoellibertario

Kristian Williams

Inmediatamente después de asumir el cargo, el presidente Biden “encargó al director de inteligencia nacional, en coordinación con el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, que compilara una evaluación integral de amenazas sobre el extremismo doméstico violento”, según The Washington Post. Esta solicitud fue motivada por el ataque de la derecha al Capitolio el 6 de enero.

El informe resultante, “El extremismo violento en el país" plantea una mayor amenaza en 2021, se presentó el 1 de marzo y su resumen ejecutivo se hizo público unos días después. Si bien su lista de hallazgos incluye algunas observaciones obvias, por ejemplo, que los extremistas están "motivados por una variedad de ideologías" y usan Internet "para reclutar, planificar y obtener apoyo para acciones en persona", la página final del resumen ejecutivo , que enumera las “Categorías de extremistas violentos en el país”, revela una tipología preocupante. Identifica cinco clasificaciones: "Extremistas violentos por motivos raciales o étnicos", "Extremistas violentos por los derechos de los animales / medio ambiente", "Extremistas violentos relacionados con el aborto", "Extremistas violentos antigubernamentales / antiautoritarios" y "Todas las demás amenazas de terrorismo doméstico" (“Incluyendo una combinación de quejas y creencias personales con posibles prejuicios relacionados con la religión, el género o la orientación sexual”).

Lo más sorprendente de este sistema de clasificación, que parece haber sido desarrollado por el FBI durante los años de Trump, es su negativa perversa a dividir entre izquierda y derecha, en lugar de agrupar a los lados opuestos en otras categorías. Las milicias de derecha, los ciudadanos soberanos y los anarquistas, por ejemplo, están incluidos en la lista de "Extremistas violentos antigubernamentales / antiautoritarios". La violencia racista y antirracista se comprime en "extremistas violentos por motivos raciales o étnicos".

"Extremistas violentos relacionados con el aborto" incluye tanto a aquellos que "apoyan las creencias pro-vida y pro-elección", a pesar del hecho de que el FBI no puede señalar ninguna violencia pro-aborto que haya escalado por encima del nivel de amenazas en línea, mientras que Los fanáticos anti aborto han asesinado a 11 personas y han intentado matar a 26 más desde 1993.

El sistema de clasificación oculta una profunda asimetría en la distribución de la violencia tal como se emplea en todo el espectro político, lo que implica una equivalencia entre izquierda y derecha. Esa presunción se contradice con la evidencia.

Los de la derecha recurren a la violencia con mucha más frecuencia y con efectos más mortíferos. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, “Entre 1994 y 2020, hubo 893 atentados y complots terroristas en Estados Unidos. En general, los terroristas de derecha perpetraron la mayoría (57 por ciento) de todos los ataques y complots durante este período, en comparación con el 25 por ciento cometidos por terroristas de izquierda, el 15 por ciento por terroristas religiosos, el 3 por ciento por etnonacionalistas y el 0,7 por ciento por terroristas. con otros motivos". Cabe señalar que incluso esta evaluación sobrestima la participación de la izquierda en la violencia terrorista, ya que incluye la destrucción de bienes intencionalmente no dañina del Frente de Liberación de la Tierra; y subestima la violencia de la derecha, ya que separa a los "extremistas con otras motivaciones (como los partidarios del movimiento Boogaloo) y los salafistas yihadistas", que cada uno cometió un 7 por ciento.

En un informe separado, el CSIS calcula que "los supremacistas blancos y otros extremistas afines llevaron a cabo el 67 por ciento de las conspiraciones y ataques terroristas en los Estados Unidos en 2020", en comparación con "el 20 por ciento de los incidentes terroristas" que involucran a "anarquistas, antifascistas , y otros grupos izquierdistas de ideas afines.

La combinación de antagonistas no solo sugiere erróneamente niveles comparables de violencia, sino que implica una culpabilidad compartida, desplazando la responsabilidad de la violencia de derecha hacia la izquierda. También refuerza los prejuicios policiales existentes, legitimando así la actitud hasta ahora laxa de la policía sobre la violencia racista y su hipervigilancia con respecto a toda variedad de activismo de izquierda. Desafortunadamente, este sesgo no desaparece cuando la policía comienza a tomar medidas enérgicas contra los militantes de derecha.

eTnemos que esperar que las autoridades aprovechen la oportunidad actual para intensificar su ataque tanto en la izquierda como en la derecha. La historia ha demostrado que cuando la represión se intensifica, incluso cuando es precipitada por un ataque de la derecha, tiende a caer desproporcionadamente sobre la izquierda y sobre las personas de color independientemente de su política. Lo más obvio es que el gobierno de los Estados Unidos respondió al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, otro caso de violencia de derecha, aunque se originó en el extranjero, no solo con una serie de guerras interminables, sino también con una ofensiva contra la inmigración y una campaña racista contra los musulmanes. Estados Unidos también utilizó el 11 de septiembre para justificar la expansión de las Fuerzas de Tarea Conjuntas contra el Terrorismo del FBI, construyendo así la infraestructura para la represión de varios años contra los activistas ambientales y la creación del Departamento de Seguridad Nacional, que casi dos décadas después sería movilizados para atacar brutalmente a manifestantes por la justicia racial. Asimismo, la principal respuesta legislativa al atentado con bomba de la ciudad de Oklahoma en 1994, cuando los supremacistas blancos mataron a 168 personas, fue la Ley contra el terrorismo y la pena de muerte efectiva. Esa ley amplió la pena capital, limitó las apelaciones, redujo el acceso de los presos a los tribunales y sentó las bases para socavar el habeas corpus, todas medidas que dañaron desproporcionadamente a las personas de color.

Este es un patrón de larga data: pocos meses después de su aprobación, la Ley de Derechos Civiles de 1968 se utilizó para enjuiciar a los organizadores pacifistas, incluidos Tom Hayden, Abbie Hoffman, el pacifista Dave Dellinger y el presidente del Partido Pantera Negra, Bobby Seale. Incluso las leyes contra los linchamientos, promulgadas después de décadas de agitación por parte de la comunidad negra, ahora se utilizan a veces para enjuiciar a las personas atrapadas tratando de ayudar a otros a escapar de la custodia policial.

Este doble efecto tiene mucho sentido, dada la tendencia liberal a enmarcar la violencia de derecha como un problema con el "extremismo". Implícito en un enfoque anti-extremista está la identificación de los extremos: la militancia de la izquierda y la de la derecha no solo se tratan como equivalentes, sino esencialmente como lo mismo. Hemos visto que eso está mal empíricamente, pero también moralmente: porque la evaluación de la violencia no puede separarse de la intención detrás de ella. (Incluso la ley lo reconoce, con importantes excepciones a la prohibición general de la violencia, por razones de necesidad y legítima defensa). El proyecto de izquierda, en principio, es la búsqueda de la igualdad humana; el proyecto de la derecha es la defensa de la desigualdad. Eso no significa que la violencia de izquierda siempre sea tácticamente sólida, estratégicamente sabia o moralmente justificada, pero sí significa que incluso en el peor de los casos debe ser juzgada de manera diferente a la violencia de derecha. No puede haber equivalencia entre la violencia de una revuelta de esclavos y la violencia de un amo de esclavos, entre la violencia de los antifascistas y la de la División Atomwaffen. Incluso si aceptamos la línea pacifista de que la violencia siempre representa un mal medio, en el caso de la violencia de derecha, además persigue malos fines. Al oscurecer las diferencias en la escala y el propósito de la violencia, la retórica anti-extremista utiliza la violencia de la derecha para justificar la represión contra la izquierda.

Eso no es un accidente; es inherente al marco de “lucha contra el extremismo”. Como dijo Jane Kinninmont, "los estados suelen definir el extremismo en relación con su propio sistema político existente". En las democracias liberales, "el extremismo se define de hecho como una ideología opuesta a los valores democráticos liberales". más simplemente: "Los extremistas son personas que no agradan a la gente del centro". El anti-extremismo es simplemente centrismo en traje de batalla.

Durante el último medio siglo, el liberalismo, políticamente, si no siempre filosóficamente, ha demostrado un sesgo hacia el centrismo; El centrismo, a su vez, desarrolla sus propios prejuicios antiliberales, recurriendo a medidas autoritarias y buscando sofocar la disidencia. El objetivo del anti-extremismo es reducir el alcance del discurso político, excluir las ideas radicales antes de su consideración.

La lección para la izquierda, y el desafío, es que no podemos confiar en que el Estado neutralice a la derecha y que debemos resistir la expansión del aparato represivo del Estado, incluso en los momentos en que está apuntando a nuestros enemigos. Al mismo tiempo, no debemos aliarnos con la derecha insurgente, aunque en ocasiones nos encontremos enfrentando ataques similares a manos de los mismos agentes del gobierno. No se trata de elegir males menores o equilibrar necesidades en competencia. En cambio, debemos reconocer que estamos librando una guerra en dos frentes.

[Post publicado originalment en inglés en https://anarchistnews.org/content/intelligence-report-%E2%80%9Cextremism%E2%80%9D-equates-anarchists-right-wing-militias. Traducido por la Redacción de El Libertario.]


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