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Simplificando la Vida, para ser como niños: Tantra, Yoga, y Ecologismo

Por: Pepe Galindo

¿Tienes la sensación de que tu vida es muy complicada? No te preocupes. Es lo normal. Tal vez tu único problema es que eres mayor. Por eso, algunos no quieren ser mayores:

Pero se puede ser mayor sin idolatrar el dinero, ignorando los vanos reclamos de los anuncios de publicidad y viviendo simplemente, para que otros puedan simplemente vivir. Y todo sin perder la inocencia, como se quejaba Bunbury en su tema “De mayor” … diciendo… ♪♫ “de mayor ♪ quiero aprender ♫ a ser pequeño” ♪♫…

Puedes trabajar duro, si te apetece, pero también puedes entender la vida como el oso Baloo de la película “El libro de la selva” (basada en la obra de Rudyard Kipling), que nos enseña que “lo más vital” nos lo regala “Mamá Naturaleza“, y que “nunca del trabajo hay que abusar“: Reducir la jornada laboral es además una insustituible solución a las crisis económica y ambiental. Aunque en el libro original el oso es algo diferente, la canción de la película es estupenda:

No hay mayor pensamiento antisistema que pretender consumir cada vez menos, para que el decrecimiento económico permita decrecer también las agresiones a la justicia y a la Naturaleza (y en eso, todos podemos colaborar).

Algunas filosofías orientales, de India en particular, tienden a promover o tender hacia la renuncia y desapego de las cosas materiales (como también lo proclama el cristianismo). Entendiendo que ésto es muy difícil, plantean varias fases, y varios caminos.

El camino del Tantra es un culto centrado en el dios Shiva, y todo placer es aceptado y disfrutado, pero sin perder de vista el objetivo del desapego, de la austeridad, de la consciencia y control del camino del Yoga.

El tántrico busca (y halla) el placer en lo cotidiano, disfrutando el presente sin dejarse atrapar por el placer pasado, sin pretender repetirlo. Lo cotidiano lo hace sagrado. Si busca placer, lo busca sin obsesión, y lo busca con amor, también en el sexo (maithuna). El trantra es un camino también arriesgado, pues en vez de trascender lo material, puedes quedar atrapado. El tántrico ni reprime ni alimenta obsesiones o placeres. Simplemente deja que ocurran, disfruta al máximo… y aprende la volatilidad. El auténtico tántrico es capaz de disfrutar de todo, hasta de la desgracia (poderosa maestra) o de la pérdida, pues sabe que al final todo lo material lo vamos a perder. El tantra invita a entender que en el desapego está la mayor felicidad, y a ese objetivo se dedica en cada acto, sin prisas. El tántrico puede tener cualquier profesión y cualquier salario, pero entiende que su final puede estar en ser un sadhu… tal vez como Baloo.

¿Acaso no hay bastantes similitudes entre el tantra y el SER ecológico?

Te interesará:

  1. Resúmenes de libros variados: Incluye varios sobre filosofías orientales y occidentales, y sobre el cristianismo, además de temas ambientales, economía, globalización…
  2. Cinco cosas muy sencillas que están mejorando mucho el mundo: ¿Te unes?
  3. Ascetas Ancestrales entre los Famosos Filósofos Griegos y Romanos.
  4. ¿Por qué Debemos CONSUMIR MENOS? (el mejor documental ecologista y humanitario).
  5. Pero tal vez… CONSUMIR MENOS NO SIRVE DE NADA.
  6. Ecología y Religión.
  7. Resumen de algunas Filosofías y Religiones Orientales:
    • HINDUISMO: Upanihad, Bhagavad Gîtâ, Yoga y Tantra, meditación, iluminación y mucho más. El Bhagavad Gîtâ (Canto del Venerable, es una obra cumbre de la espiritualidad idia, donde se enseña karma yoga, el yoga de la acción desinteresada, el desapego/renuncia).
    • SUFISMO.
    • BUDISMO y ZEN.
    • TAOÍSMO y su Tao Te Ching.
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Ideas ecológicas para estar a gusto en casa

Por: Pepe Galindo
Asomarse por la ventana y observar no es una pérdida de tiempo.
Asomarse por la ventana y observar no es una pérdida de tiempo.

Nos han vendido que la felicidad está ahí fuera, pero no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que eso es un mito para que compremos más y gastemos el dinero contaminando el planeta.

Muchas veces, la forma más ecológica de hacer algo es no hacerlo. Entendiendo eso, hay cosas que bien podrían ser oxímoron: turismo sostenible, carne ecológica, joyas éticas, crecimiento verde, plástico de usar y tirar ecológico (o biodegradable)…

Parece claro que es importante estar a gusto con uno mismo en el lugar en el que esté. La crisis del coronavirus ha implicado el confinamiento doméstico de buena parte de la población mundial. Eso supone para muchos un reto importante. Si se gestiona mal se pueden generar conflictos personales, rupturas sentimentales, problemas psicológicos… o simplemente aburrimiento.

No pretendemos hacer una lista exhaustiva de las cosas que se pueden hacer sin salir de casa, sino más bien, dar algunas ideas para aprovechar el tiempo de manera agradable, especialmente pensando en mejorar como seres respetuosos con el medioambiente:

  1. Aprovechar el aceite usado para hacer jabón casero: Solo necesitas un poco de aceite usado, sosa y agua. Si eres una persona sana, seguro que no cocinas nada frito, por lo que es posible que no tengas aceite usado. En ese caso, tal vez puedas pedirlo llevando tus recipientes (a tus vecinos, a restaurantes…).
  2. Acometer una reducción en el consumo de carne y pescado, aprendiendo recetas veganas: Muchas veces no organizamos bien lo que comemos por falta de tiempo. Si pasamos más tiempo en casa, será más fácil organizar y cocinar una dieta más sana y sostenible. El flexitarianismo está ganando muchos adeptos, por muchas razones.
  3. Aprender: Leer es un clásico del entretenimiento, pero hay muchas formas de leer. Lo clásico es leer libros, pero también se pueden buscar blogs interesantes o libros resumidos (para aprender mucho leyendo solo las ideas más importantes). También se puede aprender viendo documentales, visitando los museos del mundo por Internet, escuchando audiolibros, algún podcast del tema que te guste o una radio del mundo, y viajando con Google Maps. Recomendamos dar un paseo por la Biblioteca Digital Mundial (mapas, textos, vídeos…).
  4. Activar el cuerpo físico: Hacer ejercicio es fundamental para el cuerpo físico y para la mente. Hay multitud de ejercicios que se pueden hacer en casa, en poco espacio y sin aparatos. Puedes usar pesas simples como una botella de agua o un montón de libros. Evidentemente, hay que tener cuidado y moderación para no lesionarse. Dicen que en 5 días de reposo perdemos el 9% de nuestra fuerza y el 3,5% de nuestra masa muscular.
  5. Apaciguar la mente: Intentar serenar la mente de tantas ideas que fluyen, que vienen y van, es también algo extraordinariamente útil. La meditación y el yoga llevan miles de años haciendo felices a millones de personas. Por algo será. El escritor Y.N. Harari cuenta su experiencia con la meditación y la recomienda para conocernos mejor. Simplemente estar en silencio unos minutos observando lo que pasa por nuestra mente, siendo nosotros nuestro propio objeto de estudio. Recomendamos también la experiencia de Saúl Martínez sobre cómo esas experiencias nos hacen darnos cuenta de lo poco que necesitamos y de lo fácil que es llenar el vacío que nos hace desear lo que no tenemos.
  6. Agricultura doméstica con un huerto en una ventana o en un balcón: No necesitas mucho espacio para hacer un pequeño huerto. Necesitas un poco de agua, de sol y de tierra. Si no tienes tierra, la puedes fabricar (lentamente) haciendo compost casero, lo cual es esencial en una economía circular y sostenible. Las semillas puedes sacarlas de, por ejemplo, cualquier tomate.
  7. Analizar las cosas que tenemos en casa: Cada cosa que tenemos nos aporta beneficios y perjuicios. Si algo no lo usamos o podemos fácilmente prescindir de ello, es el momento de deshacerse de ello: regalarlo o donarlo, nunca tirarlo. Dar una nueva vida a libros, ropa, zapatos, aparatos… reduce el consumo de energía y materiales del planeta. Recomendamos leer un cuento breve sobre esto de Paulo Coelho.
    • Esto también incluye la comida. No se debe almacenar comida como si fuera eterna. Las latas, además de contaminar mucho, también caducan.
    • Ordenar es también algo interesante, pero deshacerse de cosas simplifica más.
  8. Anímate con actividades artísticas o manualidades: Pintura, dibujo, costura, hacer punto o croché… son fantásticas ideas para pasar el tiempo de forma creativa y productiva. Aprender ese tipo de cosas es fácil teniendo Internet. También se puede reciclar la ropa. Por ejemplo, aquí puedes aprender a hacer bolsas con ropa usada. Otra buena forma de mantener el cerebro activo es escribir sobre el tema que te guste (poesía, relatos, ensayos…). ¿Has probado a escribir tu propio blog o a colaborar en blog ya existentes? También puedes componer música, hacer papiroflexia o hacer vídeos (musicales, teatro, cine, educativos, documental…).
  9. Atender, escuchar y entender: Tenemos la sensación de que a la gente le gusta más hablar que escuchar. Cuando escuchamos algo, ¿tenemos prisa por dar soluciones o nuestra opinión? ¿Y si probamos a escuchar activamente mordiéndonos la lengua para no opinar? Simplemente escuchar e intentar entender. Especialmente, las personas mayores atesoran un montón de conocimiento, anécdotas y experiencias que podrían perderse para siempre. Sus conocimientos pueden ser poco útiles en un mundo muy tecnológico, pero ante un más que posible colapso, esos conocimientos ancestrales podrían ser los que ayuden a subsistir.
  10. Atisbar la vida: Observar lo que ocurre fuera o dentro de nuestra casa intentando no interferir. Algunos hacen concursos para ver cuántas especies de aves ven desde su ventana. Puedes hacer nidos para pájaros o ponerles comida. También es fácil observar la fauna (y flora) dentro de casa o no muy lejos: hormigas, lepismas, arácnidos, salamanquesas…

Solo tener una casa donde cobijarnos ya es tener mucha suerte en la vida. No seamos de ese tipo de gente que se queja continuamente tanto de estar muy estresada como de aburrirse cuando no tiene nada que hacer.

A pesar de que algunas de las opciones planteadas requieren el uso de Internet, recomendamos no banalizar el uso de esta red. Mantener los ordenadores encendidos y funcionando requiere grandes cantidades de energía y materiales, por lo que reducir su uso es respetuoso con el planeta.

¿Te has fijado que todas nuestras sugerencias comienzan por la letra “A”?

Concluyendo: menos es más

“Sin salir más allá de tu puerta, puedes conocer los asuntos del mundo. (…)
Cuanto más lejos vas, menos conoces.
Así pues, el sabio conoce sin viajar, ve sin mirar, y logra sin actuar”.

Son palabras de Lao Tse en la obra esencial del taoísmo. También se afirma que la preocupación por pasarlo bien (tener dinero, honores…) impide ser feliz. Alcanzar la felicidad es dejar de buscarla: “La alegría perfecta es estar sin alegría. La alabanza perfecta es no ser alabado”. ¿Alguien lo entiende?

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Ascetas Ancestrales entre los Famosos Filósofos Griegos y Romanos

Por: Pepe Galindo

Diógenes de Sínope, el cínico, el perroHay un cuento que cuenta que un sabio recibió a un amigo en su casa que le dijo: «Veo que no tienes apenas muebles, ni casi nada en la casa». El sabio le dijo: «Tú tampoco tienes muchas cosas aquí». Entonces, el amigo contestó lo obvio: «Bueno, yo es que aquí estoy de paso». El sabio contestó: «Yo también. Todos estamos de paso».

En todos los tiempos y lugares ha habido ascetas, gentes que eligen la austeridad como forma de vida, y como ahora, la austeridad siempre ha sido la forma de vida más antisistema. Algunos de ellos han sido sabios reconocidos, otros seguro que pasaron desapercibidos en la Historia, y otros viven muy cerca. En la India se estima que hay entre 4 y 5 millones de sadhus, yoguis que han renunciado a lo material. Aquí exponemos cronológicamente unos cuantos famosos filósofos clásicos, que eligieron esta forma de vida.

Empezamos con Heráclito (siglo V a.C.) filósofo famoso por su «panta rei» (todo fluye, todo cambia) y su «No es posible bañarse dos veces en el mismo río», que fue un asceta al final de su vida. Se retiró a vivir en soledad, comiendo hierbas y plantas.

Tal vez el más famoso asceta sea Diógenes el Cínico (s. IV a.C.) por sus fantásticas anécdotas y su sentido del humor. Como los sadhus indios, rechazó todas las convenciones sociales y religiosas para dedicarse a la búsqueda de Dios. Su supremo desapego, y su liberación de los deseos le hacía terriblemente libre de todo, aunque acabara como esclavo. Un día estaba preguntando a una estatua y cuando le preguntaron el porqué, respondió: «Me adiestro en preguntar en vano». Acabó con su vida con noventa años, conteniendo la respiración, y quiso que su cuerpo fuera arrojado como comida a los animales. Sus amigos le hicieron un monumento, coronado con un perro, su sobrenombre.

Sócrates en el LouvreUno de los mayores sabios de todos los tiempos, Sócrates (s. IV a.C.) vestía con gran sencillez, caminaba descalzo, indiferente al frío, al hambre… como un yogui indio. Fue condenado por un tribunal a beber el veneno de la cicuta, por corromper a la juventud porque le enseñaba a someter a crítica y revisión el saber tradicional. Similares acusaciones también se hicieron décadas antes contra Anaxágoras y contra Protágoras, condenados al exilio, pero el caso de Sócrates fue más grave porque era ateniense y utilizó su sacrificio para condenar a sus jueces. Según el filósofo Geymonat, ese sacrificio supuso que la enseñanza de Sócrates fuera una de las más eficaces que recuerda la historia. Aceptó su destino con tranquilidad asombrosa. Cuando alguien le dijo que se preparase para su sentencia, contestó: «¿Acaso crees que no me he preparado a lo largo de toda mi vida?». Llegado el momento, dijo: «A mí me toca morir y a vosotros vivir. ¿Qué es lo mejor? Sólo la divinidad lo sabe».

El gran Epicuro (s. III a.C.), que escandalizó al permitir mujeres en su academia llamada El Jardín, comía poco, y proclamaba lo poco que necesitamos para vivir. Para él, el placer se obtiene mediante la satisfacción del deseo, y mediante la indiferencia ante el deseo. La primera forma genera un placer que no es duradero, ni puro. El sentido del epicureísmo, como el del cinismo, ha sido degenerado con el paso del tiempo. El objetivo de Epicuro es la ataraxia, la ausencia de pasión y deseos, «la tranquilidad de un espíritu con buena salud».

Hiparquia (siglo II. a.C.) fue una de las primeras filósofas. De familia rica, renunció al lujo para vivir con Crates el Cínico (discípulo de Diógenes), el cual también provenía de clase alta. Ambos eligieron vivir como mendigos. Se cuenta que los padres de Hiparquia convencieron a Crates para que intentara disuadir a Hiparquia de llevar ese estilo de vida, pero no lo consiguió. No queda claro si ganó el amor a Crates, o el amor a la filosofía.

Lo mejor de la filosofía griega fue heredado por el estoicismo, la filosofía principal de la Roma clásica, y sus mejores exponentes son Séneca y Marco Aurelio. El cordobés preceptor de Nerón, Séneca (s. I d.C.), siguió una vida ascética y estoica, rodeado de gente rica. Hasta se hizo vegetariano, y llegó a sentir lo divino en todas las cosas. El estoicismo es una aceptación total de cuanto ocurre. Como decía Séneca: «Las circunstancias favorables no elevan al sabio, ni las adversas lo hunden». Su lema era ser feliz con poco, y sin depender de lo externo. Como Sócrates, también fue injustamente condenado a muerte.

Marco Aurelio (s. II) se hizo cínico con 11 años. Con 18 años fue adoptado por el emperador romano Antonino Pío, y lo nombró su sucesor. Como estoico no le debió gustar ser emperador, pero como estoico se resignó a lo que el destino le guardó. Marco Aurelio tuvo que renunciar a una vida sencilla, por la riqueza y el poder. En su libro de Meditaciones, condensa el estoicismo en una frase: «¿Te ha acontecido algo? Está bien». Para Marco Aurelio todo lo que ocurre es algo habitual y sólo el necio se alegra o se aflige por lo que le sucede.

Terminamos nuestro repaso con Porfirio (s. III) que, procedente de familia noble, escogió un ascetismo riguroso que incluía ser vegetariano. Como hiciera Empédocles, condenó los sacrificios de animales y el consumo de carne. En su libro De la abstinencia, se erige en defensor del vegetarianismo, por razones éticas y con un papel esencial en la búsqueda espiritual, y en la paz de espíritu. Pero está claro que el vegetarianismo por sí mismo no es suficiente, y por eso Porfirio llegó más lejos: «Impide que el cuerpo perturbe al alma con sus exigencias y placeres; disuelve el vínculo entre cuerpo y alma».

Por supuesto, a lo largo de la historia ha habido muchísimos más ascetas famosos, como los estilitas, que escogieron vivir años y años encima de columnas. De todos ellos nos podemos preguntar si fueron felices. Es evidente que la pobreza no da la felicidad, ni garantiza estar primero a los ojos de ningún Dios. No puede ser malo disfrutar con mesura de las cosas materiales de esta vida, pero acumular demasiadas cosas materiales, en un mundo donde muchos están muriendo de hambre, es evidentemente muy cuestionable, aunque los que mueren y sufren no estén delante nuestra.

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