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✇Ecologistas en Acción

La Comisión Europea alimenta las fantasías sobre el hidrógeno

Por: Energía
  • La lista de proyectos prioritarios para la Unión Europea cuenta con una gran cantidad de proyectos relacionados con el hidrógeno, entre los que se encuentran el H2MED y la red troncal de hidrógeno española.
  • Más del 80 % de los proyectos de hidrógeno seleccionados han sido propuestos por la industria fósil, y el 90 % de los gasoductos de hidrógeno han sido presentados por el lobby gasista.
  • Otros proyectos controvertidos incluidos son las interconexiones eléctricas con Francia y otros dos gasoductos en el Mediterráneo, uno de los cuales está vinculado con la importación de gas israelí.

La Comisión Europea publicó este lunes 1 de diciembre la segunda lista PCI, que supone una selección de proyectos prioritarios para el bloque en materia de energía. Esta lista, llamada formalmente de Proyectos de Interés Común Europeo/Proyectos de Interés Mutuo (PCI/PMI) se aprueba en el marco del Reglamento sobre las infraestructuras energéticas transeuropeas (Reglamento TEN-E). La edición actual de la lista contiene 235 proyectos, de los cuales 100 están relacionados con el hidrógeno, generando preocupación entre organizaciones de la sociedad civil por su vinculación con la industria de combustibles fósiles y la viabilidad técnico-económica de estas infraestructuras. La lista pasará a votación en el Consejo y el Parlamento Europeo para su aprobación definitiva.

Predominio de la industria de combustibles fósiles

Según la red Gas No Es Solución, de la que forma parte Ecologistas en Acción, más del 80% de los proyectos de hidrógeno incluidos en la lista han sido propuestos por la industria de los combustibles fósiles, mientras que más del 90% de los gasoductos de hidrógeno han sido presentados por miembros de la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transporte de Gas (ENTSOG). Esta organización advierte del riesgo de disminuir la ambición en la reducción de emisiones, socavar la transición justa y generar activos varados.

La lista incluye:

  • 100 proyectos relacionados con hidrógeno: 21 electrolizadores, 19 proyectos de almacenamiento, nueve terminales de recepción de amoniaco y numerosos proyectos de interconexión y transporte (sin restringir su utilización únicamente al hidrógeno renovable).
  • 113 proyectos de conexiones eléctricas, almacenamiento energético y redes inteligentes.
  • 17 proyectos de transporte transfronterizo de CO₂.
  •  Dos gasoductos de gas fósil como excepción.
  • Tres proyectos de redes “inteligentes” de gas.

Respecto a la lista de 2023, han desaparecido tres grandes proyectos de electrolizadores que se ubicarían en Bilbao, Cartagena y Tarragona, siendo sustituidos por otros tres: Catalina (Aragón), Valdo Eume (Galicia) y ErasmoPower2X (Castilla-La Mancha). Gas No es Solución señala que estos cambios reflejan la incertidumbre e inconsistencia actual en el mercado del hidrógeno, donde numerosos proyectos están siendo cancelados por falta de viabilidad técnica y económica.

Esta situación genera dudas sobre los miles de kilómetros de infraestructuras proyectadas para el transporte de hidrógeno, incluido el contestado gasoducto H2Med y la Red Troncal de Hidrógeno española. Ambos permanecen en la lista, diseñados para transportar dos millones de toneladas de hidrógeno en 2030 desde la península ibérica hasta Alemania atravesando Francia. Sin embargo, la Comisión Europea no ha incluido las secciones interiores de la Red Troncal del Hidrógeno española, que son las novedades que presentaba Enagás (la gestora provisional de la red de hidrógeno) en esta candidatura.

Proyectos controvertidos

Entre los proyectos que despiertan críticas destacan:

  • Interconexiones eléctricas con Francia: incluyendo Gatika (cable submarino del golfo de Vizcaya) y dos líneas de alta tensión que atravesarían el Pirineo navarro y aragonés.
  • Gasoducto EastMed: pretende transportar gas desde el Mediterráneo oriental (Israel y Chipre) hasta la red gasista europea a través de Grecia. Sería alimentado por yacimientos de Chipre, el yacimiento Leviatán de Israel y posiblemente por los yacimientos Gaza Marine frente a la costa de Gaza.
  • Gasoducto Melita: conectaría Malta a la red gasista europea a través de Italia.

Gas No es Solución denuncia que “incluyendo estos proyectos, la Unión Europea revela su hipocresía tanto a nivel medioambiental como político, y parece olvidarse de que el gas fósil y los combustibles fósiles en general están ligados a la violación sistemática de los derechos humanos”.

Entre otras preocupaciones de la red, se encuentra la pretensión de la UE de importar 10 millones de toneladas de hidrógeno verde para 2030 desde países como Sudáfrica, Chile y Namibia. En una carta abierta, más de 130 organizaciones advierten de que este plan reproduce las injusticias de la era de los combustibles fósiles, sacrificando a las comunidades del Sur Global en aras de los objetivos de descarbonización europeos.

La lista incluye 19 proyectos que afectarían al Estado español, que pasarán a tener carácter prioritario y podrán optar a financiación europea de hasta el 50% de su coste.

 

Anexo: Lista de proyectos PCI/PMI en el Estado español

Interconexiones eléctricas y almacenamientos energéticos:

  •  1.1 Interconexión Portugal-España: Beariz–Fontefría (ES), Fontefría (ES)–Ponte de Lima. (PT) y Ponte de Lima–Vila Nova de Famalicão (PT), incluyendo subestaciones.
  •  1.2 Interconexión Gatica (ES) – Cubnezais (FR).
  • 1.7.1 Interconexión Navarra (ES) – Landes (FR).
  • 1.7.2 Interconexión Aragón (ES) – Marsillon (FR).
  • 1.12 Central Hidroeléctrica Depuradora-Bombeo Almacenamiento Energético NAVALEO (ES).
  • 1.18 Central Hidroeléctrica Reversible-Bombeo Almacenamiento Energético AGUAYO II (ES).
  • 1.26 Almacenamiento de energía hidroeléctrica por bombeo CHR IRENE (ES).
  • 1.27 Almacenamiento de energía hidroeléctrica por bombeo PSP CONSO II (ES).

Corredor de hidrógeno Portugal–Estado español–Francia–Alemania:

  • 9.1.2 Interconexión de hidrógeno Portugal-España (CelZa, Celorico Da Beira-Zamora).
  •  9.1.3 Infraestructura de hidrógeno interna en España (red troncal de hidrógeno española; no incluye las interconexiones propuestas por Enagás: Coruña–Zamora, Huelva–Algeciras, Castilla y León (Zamora-Haro), Guitiriz–Zamora, y Castilla-La Mancha y Madrid).
  • 9.1.4 Interconexión de hidrógeno España-Francia (BarMar).

Almacenes de hidrógeno:

  • 9.24.1 H2 almacenamiento Norte–1.
  •  9.24.2 H2 almacenamiento Norte–2.

Electrolizadores:

  • 9.15.4 Electrolizador del Valle andaluz del hidrógeno verde – Huelva.
  •  9.15.5 Electrolizador del Valle de hidrógeno Asturias H2.
  • 9.15.6 Electrolizador Valdo Eume.
  •  9.15.7 Electrolizador Catalina.
  •  9.15.8 Electrolizador ErasmoPower2X.

Redes de transporte de CO₂:

  • 13.12 Pycasso: transporte y almacenamiento de CO₂ en un emplazamiento terrestre en el suroeste de Francia, procedente de emisores industriales de Francia y España.

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El movimiento ecologista se manifiesta para pedir el ‘no’ a la prórroga nuclear de Almaraz

Por: Energía
  • El Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA), del que forma parte Ecologistas en Acción, se ha concentrado a las puertas del Ministerio para la Transición y el Reto Demográfico para reclamar a la ministra Sara Aagesen que no ceda a la presión del lobby eléctrico. 
  • El MIA considera que esta presión es un primer paso para forzar la prórroga de todo el parque nuclear.
  • El aplazamiento del cierre de la central nuclear de Almaraz supondría un golpe al desarrollo de las energías renovables. 

Una pancarta frente al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) muestra la oposición del movimiento ecologista a la prórroga de la central nuclear de Almaraz. Los dos reactores de la central tienen vigente un permiso de funcionamiento hasta el 1 de noviembre de 2027 y el 31 de octubre de 2028, respectivamente, Su ampliación hasta 2030, cuando cierran Ascó 1 y Cofrentes, busca romper el plan de cierre escalonado de plantas nucleares, forzando una situación que puede ser problemática para el suministro eléctrico y para los planes de desmantelamiento de esos cuatro reactores. Esa situación les permitiría conseguir el alargamiento de todo el parque nuclear y obtener finalmente las subvenciones fiscales que vienen exigiendo.

Carlos Moreno, portavoz del MIA, argumenta: “Las eléctricas no han exigido una rebaja de impuestos para Almaraz porque es una de las líneas rojas del gobierno, pero esta prórroga implicará nuevas prórrogas para los demás reactores, y ahí sí que exigirán las ventajas fiscales que ahora no piden”.

Las y los manifestantes han resaltado la necesidad de que el gobierno mantenga su política energética a favor de las energías renovables, algo que no será compatible con el alargamiento del funcionamiento de las nucleares. Según Cristina Rois, portavoz del MIA, “el MITECO tiene capacidad legal para impedirlo, porque es una decisión acorde con el Plan Integral de Energía y Clima, donde se ha establecido la política energética de este gobierno. No tiene sentido que requiera un informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) cuando este debe estar ya realizando los estudios requeridos por la normativa para el cierre de Almaraz 1, un proceso para el que necesitan dos años. La ministra puede denegar la solicitud ahora”.

Hay un claro precedente con el cierre de Garoña en 2017. El ministro de Industria Alvaro Nadal denegó la solicitud de la autorización de explotación (Orden ETU/754/2017).

Sus argumentos fueron los siguientes:

  1. “El Gobierno tiene previsto aprobar un Plan Integral de Energía y Clima […]. Esta situación hace patente la conveniencia de que las decisiones relativas a la continuidad de las centrales nucleares […] se adopten teniendo en cuenta el contenido de dicha planificación, que se encuentra pendiente de elaboración”.
  2. “La falta de producción de energía eléctrica de esta central no ha tenido repercusión significativa en el suministro eléctrico”.
  3. “La continuidad de la central nuclear de Santa María de Garoña no resulta necesaria para la provisión de energía eléctrica en las condiciones de seguridad de suministro, medioambientales y de precio que el gobierno, en el ejercicio de su actividad de planificación y definición del mix energético, considera apropiadas”.

El gobierno sigue teniendo esas competencias. Por eso el Movimiento Ibérico Antinuclear exige a la ministra Sara Aagesen que defienda su política energética y deniegue cuanto antes la renovación de las autorizaciones para los reactores de Almaraz.

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Una transición ecosocial justa necesita una profunda transformación industrial  

Por: Energía

Ecologistas en Acción envía una carta a los ministerios de Industria y Trabajo con un decálogo firmado por más de 20 organizaciones para exigir una transformación industrial justa.

Diversas organizaciones ecologistas, sociales y sindicales se han sumado a la campaña impulsada por Ecologistas en Acción para reclamar transformaciones profundas en el modelo industrial. Aunque parten de la necesaria descarbonización del sector, ahondan en otros aspectos menos contemplados usualmente en el ámbito industrial, como una mayor participación ciudadana, políticas públicas y ambientales para el cambio, un uso más eficiente y responsable de los recursos y, sobre todo, repensar la producción en función de las necesidades sociales, en un marco de equidad y sostenibilidad. Todo ello teniendo en cuenta aspectos relacionados con la naturaleza, la formación, la financiación y el ámbito laboral.

Este decálogo se ha enviado al Ministerio de Industria y Turismo y al Ministerio de Trabajo y Economía Social coincidiendo con la celebración de la COP30 en Brasil, en la que la transición justa es un tema central de debate. Ecologistas en Acción considera que la industria es un sector fundamental dentro de esta transición y que, sin embargo, la dirección hacia la que se apunta desde la Unión Europea con sus políticas de reindustrialización van en contra de la vida y los límites ecológicos. La apuesta por recuperar la competitividad de Europa tiene como punta de lanza el impulso al rearme militar y la desregulación de medidas ambientales y sociales.  La organización ecologista denuncia que este enfoque se aleja del objetivo que debería tener la industria, “contribuir a mejorar la vida de las personas, respetando los límites planetarios y minimizando sus impactos negativos”. Por ello, y dado que es un momento crucial para el sector industrial, reclaman que es necesario abordar ya una transformación profunda que renueve no solo los procesos hacia la descarbonización, sino también todo el modelo de producción.

El formulario permanecerá abierto para seguir sumando apoyos y reclamar una industria justa: “con justicia para todas las personas y en la justa medida que cubra las necesidades para mantener vidas dignas sin dejar a nadie atrás y sin sobrepasar los límites ecológicos”, ha declarado Sara López, una de las responsables de la campaña de Ecologistas en Acción ‘Industria, la justa’. El objetivo es impulsar la transformación industrial con la participación de todos los actores implicados: organizaciones de la sociedad civil, ONG, sindicatos, personas trabajadoras, centros educativos, empresas, administración. Susana Millán, también responsable de la campaña ‘Industria, la justa’, ha concluido: “Nos encontramos en un punto de inflexión: o mantenemos una industria que sigue alimentando la crisis global y sus consecuencias, o hacemos que impulse la transición justa. Pero para eso necesitamos repensar el modelo industrial entre todas y hacer cambios profundos ya”.

Firma el manifiesto

Entidades firmantes

  • Amigas de la Tierra
  • CICrA Justicia Ambiental
  • eco-union
  • Ecologistas en Acción
  • Ecoloxistes n’Aición d’Asturies
  • Ekologistak Martxan Bizkaia
  • Enxeñería Sen Fronteiras Galicia
  • Federación de consumidores y usuarios CECU
  • Federación Ingeniería Sin Fronteras
  • Gas No es Solución
  • Ingeniería Sin Fronteras País Vasco
  • Jauzi Ekosoziala
  • Meatzaldea bizirik ekologista taldea
  • Observatori del Deute en la Globalització (ODG)
  • ONGAWA, Ingeniería para el Desarrollo Humano
  • REAS Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria
  • Sagarrak Ekologista Taldea
  • SETEM Catalunya
  • Sindicato de Transportes y Comunicaciones de Madrid
  • Sindicato ELA
  • Sindicato Unico de Trabajador@s de Burgos – CGT

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La COP30 cierra su primera semana sin abordar los temas críticos

Por: Energía
  • Al inicio de la COP la presidencia brasileña pospuso a los últimos días de la cumbre el debate los temas más conflictivos. Ante la falta de acuerdo de los países para implementar una transición que deje atrás los combustibles fósiles, esta decisión pone en riesgo la posibilidad de alcanzar consensos.
  • La UE opta por distraer la atención con una nueva propuesta sobre una transición justa en lugar de sumarse al amplio acuerdo de la mayor parte de países, la sociedad civil y los sindicatos.
  • La Cumbre de los Pueblos entrega al presidente de la COP la carta con las demandas de los pueblos del mundo.

Tras la primera semana de negociaciones, la COP30 ha cerrado esta primera fase técnica de las negociaciones en el tiempo previsto, algo que no ocurría desde hace varios años. Sin embargo, de acuerdo con los observadores de la sociedad civil, este aparente éxito esconde una realidad preocupante: la presidencia brasileña eliminó desde el inicio la posibilidad de debatir los temas más conflictivos, posponiéndolos deliberadamente a la segunda semana.

La presidencia ha agrupado los asuntos más complejos en cuatro bloques que se abordarán en los últimos días de la cumbre: la obligación de financiación del Norte global (artículo 9.1 del Acuerdo de París), el fin de los combustibles fósiles y la aceleración de la reducción de emisiones, la transparencia en los compromisos climáticos y las medidas unilaterales de comercio.

Javier Andaluz Prieto, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, advierte: “La presidencia opta por una estrategia demasiado arriesgada. Posponer los debates fundamentales a los últimos días de la cumbre pone en enorme riesgo alcanzar acuerdos. Cerramos una primera semana en falso”. Andaluz añade que “los cuatro elementos que la presidencia quiere abordar en la decisión final de la cumbre requieren en estos momentos un acuerdo muy complejo y ambicioso. Una generosidad internacional que aún no se ha dado, y que parece que nos dirigirá nuevamente a un acuerdo más declarativo que real, que difícilmente se materializará, como está pasando con esa decisión de Dubái de poner fin a los combustibles fósiles”.

El Mecanismo de Acción de Belém para la transición justa

Uno de los principales puntos de conflicto ha sido el Mecanismo de Acción de Belém para la Transición Justa (Belém Action Mechanism o BAM, en sus siglas en inglés), una propuesta exigida por la sociedad civil y los sindicatos de todo el mundo que, durante los primeros días de la cumbre, el G77 y China incluyeron en las negociaciones. Sin embargo, los países del Norte global bloquean el acuerdo. En lugar de aceptar la propuesta avalada por la mayoría del mundo, la UE ha presentado una alternativa: un ‘Plan de Acción para la Transición Justa’ que, para Javier Andaluz, solo responde a las necesidades del Norte, ignora la urgencia requerida y tergiversa la propuesta del mecanismo acusándola de ineficiente: “En lugar de abordar medidas definitivas a aprobar por la COP30, la Comisión Europea y los Estados miembros, optan por dilatar este importante paquete a través de nuevos diálogos que durarán años”.

Las discusiones sobre transición justa también han recibido el ataque de los países LMDC (Like-Minded Developing Countries), que impiden que los acuerdos recojan cualquier mención a la necesidad de poner fin a los combustibles fósiles, algo ya acordado en la cumbre de Dubái. Andaluz subraya: “Mantener estas menciones requiere también de una empatía del Norte global para paliar los efectos sociales y económicos de esas políticas, algo que no se ve en las salas de negociación. En su lugar, vemos nuevamente el reiterado empeño del Norte global, y particularmente los países del G7, de evadir sus responsabilidades históricas y actuales, y a los países petroleros instrumentalizando al G77 y China”.

Mitigación

En cuanto a mitigación, la cumbre comenzó sin que muchos los países, incluida la UE, presentaran sus nuevos compromisos de reducción. A ello, se suma la falta de un espacio formal en la COP30 para poder abordar la “brecha de ambición e implementación”, es decir, para responder a la siguiente pregunta: ¿qué se puede hacer para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5ºC con respecto a niveles preindustriales (uno de los grandes objetivos del Acuerdo de París), teniendo en cuenta que los esfuerzos hechos hasta ahora son menores de lo que deberían?Esto ha causado que la presidencia vaya a incorporar la brecha como uno de los cuatro elementos a incluir en la decisión final. Sofía Fernández, activista del Área de Energía de Ecologistas en Acción, declara: “Observamos que no hay una ruta clara para llevar a cabo una transformación que deje atrás los combustibles fósiles. Nohay un espacio para discutir sobre transición energética, deforestación o relaciones de la crisis climática con la crisis de biodiversidad”. Asimismo, señala: “Peligra el alineamiento entre la política climática y la mejor ciencia disponible, los informes del IPCC de cara a los próximos años.

Finalmente, hay que destacar la mención a los mal llamados “combustibles de transición para conseguir transiciones justas”. Dentro de los “combustibles de transición”, está el gas fósil, cuyo uso continúa generando crisis climática e injusticia.

Adaptación: negociaciones estancadas

En materia de adaptación, otro de los acuerdos cruciales esperados en esta cumbre, las negociaciones avanzan peligrosamente lentas frente a una crisis que se acelera. El objetivo de esta COP30 es ambicioso pero urgente: adoptar aproximadamente 100 indicadores para medir los avances concretos hacia el Objetivo Global de Adaptación (GGA), evaluando tanto la conservación de ecosistemas como el cumplimiento real de los compromisos de financiación internacional. Paralelamente, esta COP debe abordar la brecha de financiación, es imperativo aprobar un nuevo compromiso que triplique la financiación pública para adaptación desde los niveles de 2022 hasta 2030, junto con una estrategia clara que establezca vías de implementación post-2025.

La Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia: claridad jurídica incómoda

La Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, publicada en julio de 2025 a instancias de Vanuatu y una coalición de Estados insulares y movimientos del Sur global, establece que los Estados tienen obligaciones jurídicas vinculantes para proteger el sistema climático. La CIJ subraya tres obligaciones clave: mantener el límite de 1,5°C como compromiso legal; proporcionar financiación a escala de las necesidades reales de Pérdidas y Daños mediante recursos públicos basados en subvenciones y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas; y garantizar el derecho a reparación integral de las comunidades afectadas. Esta opinión llega en un momento clave, coincidiendo con la revisión del Mecanismo de Varsovia sobre Pérdidas y Daños en la COP30, y sería de esperar que influya significativamente en las negociaciones sobre financiación climática.

Para Irene Rubiera, activista del Área Jurídica de Ecologistas en Acción, esta opinión marca un antes y un después en el derecho climático internacional: “La CIJ no ha podido ser más clara en su dictamen: ignorar estas obligaciones no las hace desaparecer. Los Estados deben elegir entre cumplir con el derecho internacional o admitir abiertamente que priorizan intereses económicos sobre vidas humanas”.

La Cumbre de los Pueblos: la voz de la sociedad civil

El domingo finalizó la Cumbre de los Pueblos, un encuentro de pueblos originarios, indígenas, afrodescendientes, campesinos, pescadores, sindicatos y ecologistas, que se reunieron en la Universidad de Pará para mostrar al mundo la “fortaleza y unidad de la sociedad civil frente a un sistema depredador que devora territorios y vidas”. Como resultado, la Cumbre de los Pueblos elaboró una carta muy completa que proporciona un análisis detallado y crítico de la crisis global. Este documento es fruto de dos años de trabajo con el interés de englobar las voces de las poblaciones más vulnerables, diversas y afectadas por la desigualdad y la degradación ambiental. Para Sara Facchinelli, activista de Ecologistas en Acción de Almería presente en la COP30: “La Cumbre de los Pueblos ha puesto de nuevo en evidencia la interconexión entre los conflictos sociales y climáticos, cuyo origen es el mismo sistema económico depredador de la vida. Las comunidades presentes nos han recordado la responsabilidad histórica de un Norte global que sigue con tácticas neocoloniales maquilladas de verde”.

Entre los contenidos de la carta se critica que la transición energética se está desarrollando bajo la lógica capitalista y, por lo tanto, perpetúa la injusticia, la desigualdad y el extractivismo en el Sur global. También exige el fin de los combustibles fósiles por medio de una transición justa en la que se considere la energía como un bien común. Entre los elementos de esta declaración se rechaza la Tropical Forest Forever Facility propuesta por el gobierno, al considerarla una iniciativa que incrementa enormemente la presión en los territorios, además de ser una forma más de comercializar la naturaleza. Fachinelli subraya: “Se hace evidente cómo los pueblos y personas reunidas en esta cumbre de los pueblos están dispuestos a abordar con solidaridad la complejidad de la crisis climática”. Y añade: “Esa solidaridad va más allá de la crisis climática, denuncia el genocidio en Palestina y la violencia en Sudán, la República del Congo, Nigeria… Son muchas las razones que nos hacen sumarnos a todas las propuestas de la Cumbre de los Pueblos, que reclamaremos dentro y fuera de las negociaciones”.

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Cientos de miles de personas se movilizan en todo el mundo para exigir justicia climática durante la COP30

Por: Energía
  • Miles de personas se movilizan en más de 15 ciudades del Estado español uniéndose a las protestas en los cinco continentes.
  • Alianza por el Clima denuncia la dependencia de combustibles fósiles que agrava desigualdades y provoca fenómenos extremos como olas de calor, inundaciones e incendios.
  • El manifiesto, bajo el lema “El clima exige acción, el futuro esperanza” que reclama una transición justa, ha sido firmado por más de 50 organizaciones sociales, ambientales y sindicales.

Ecologistas en Acción en la manifestación en Belém do Pará (Brasil).

Galería multimedia de movilizaciones en el Estado español y en Belém.

 

Miles de personas han salido a las calles este fin de semana en más de 15 ciudades españolas, convocadas por Alianza por el Clima, plataforma de la que forma parte Ecologistas en Acción,para exigir un cambio urgente de modelo económico y medidas efectivas de justicia climática. Las movilizaciones en España han formado parte de una jornada de acción global que se ha desarrollado simultáneamente en decenas de países. En Belém, sede de la COP30, casi 100.000 personas se han manifestado para exigir a los líderes mundiales reunidos compromisos vinculantes frente a la emergencia climática. Según datos preliminares de los organizadores, a lo largo del día se registraron protestas en los cinco continentes, con una participación estimada de cientos de miles de personas en todo el mundo.

La jornada principal del sábado 15 de noviembre ha concentrado las mayores movilizaciones, con cientos de personas en Madrid y València, entre otras ciudades. Las acciones han incluido desde manifestaciones y concentraciones hasta performances participativas y actos simbólicos. En Madrid, cerca de 300 manifestantes se han congregado en la Plazuela de Lina Morgan llevando a cabo un mosaico humano, mientras que en Barcelona la concentración ha reunido a cientos de manifestantes en el Moll d’Espanya. También se han registrado movilizaciones en Málaga, Córdoba, Pamplona-Iruña, Xixón, Sant Cugat del Vallès y Burgos, además de actos previos el viernes 14 en Bilbao y Logroño. La lista completa de convocatorias puede encontrarse aquí.

Las protestas, celebradas bajo el lema “El clima exige acción, el futuro esperanza”, han denunciado el actual modelo económico basado en combustibles fósiles que “agrava las desigualdades sociales, eleva el coste de bienes básicos y genera crisis diversas que benefician solo a unos pocos, mientras aumentan los fenómenos extremos como olas de calor, inundaciones e incendios”. Más de 50 organizaciones han firmado el manifiesto lanzado por la Alianza por el Clima, que exige un pacto sociopolítico que garantice los medios necesarios para reducir urgentemente las emisiones y afrontar los crecientes riesgos climáticos, reclamando que “el poder, los recursos y las decisiones estén en manos de las comunidades que arden y se inundan, no en las de quienes se lucran de nuestra vulnerabilidad”.

Firmantes del manifiesto

AFCE

Alianza por la Emergencia Climática de Paterna, San Antonio de Benageber y L’Eliana

Alianza por la Emergencia Climática en Aragón

AMES (Asociación de Moda Ética y Sostenible)

Amnistía Internacional

Amnistía Internacional Madrid

Amycos.org

Asamblea Cívica por el Clima

Asociación Bee Garden

Asociación La Burra Verde

Asociación retoglobal.eu

Asociación retoglobal

Asociación Una por Una

ATTAC País Valencià

Attac

Canopia Coop. V. / Espacio de Encuentros Rurales La Surera

CCOO

CECU (Federación de Consumidores y Usuarios)

Diamante Verde

Eco-union

Ecologistas en Acción

Ekologistak Martxan

Econciencia Terrestre (Organización Ambiental, Colombia)

ESALOGIKA

Fridays for Future España

Fundación Vida Sostenible

Iaioflautas Valencia

La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo

La Corriente

La Garbancita Ecológica S. Coop. Mad

La Imprenta, Estrategias y Artefactos Culturales

Málaga por la Regeneración

Manos Unidas

Mesa por el Clima de Granada

Observatori del Deute en la Globalització (ODG)

Oikocredit Euskadi

ONGAWA

Organización Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles

Oxfam Intermón

Plataforma por un Nuevo Modelo Energético

Rebelión o Extinción

Senderar ONG

Unión Renovables

URBE

WWF

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El multilateralismo climático está en juego en el Amazonas

Por: Energía
  • El 10 de noviembre dará comienzo la 30ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP30) en Belém. Un encuentro que llega en unas relaciones internacionales cada vez más convulsas. La Cumbre del Clima deberá aprobar un Mecanismo de Acción para la Transición Justa.
  • Las consecuencias de la dana del año pasado o los incendios forestales del último año subrayan la importancia de adaptarse y evitar las pérdidas y los daños. 
  • Ecologistas en Acción estará presente en Belém con una delegación en el espacio oficial para dar seguimiento a las negociaciones, y publica un dosier previo a las negociaciones.

La COP30 se celebrará en Belém, entre los días 10 y 21 de noviembre, tras unos meses de turbulencias bélicas, económicas, climáticas y energéticas, que muestran más que nunca la necesidad de acelerar la lucha climática. La COP30 en Belém será la prueba definitiva de si el multilateralismo puede responder a la emergencia climática o si el sistema está capturado definitivamente por intereses corporativos y de los países más ricos. En este contexto, Ecologistas en Acción presenta su dosier previo a las negociaciones.

Balance de cumbres anteriores

La COP29 en Bakú concluyó con resultados desastrosos. El nuevo objetivo de financiación climática estableció 1,3 billones de dólares anuales para 2035, pero con un núcleo de financiación pública de apenas 300.000 millones, cantidad que, considerando la inflación, no representa ningún aumento real respecto al compromiso de 2009. El acuerdo evitó deliberadamente reconocer la obligación de los países del Norte global de aportar financiación pública, suficiente y predecible, incluyendo en su lugar fuentes privadas y métodos “innovadores”. En mitigación hubo retrocesos graves: los textos finales no contenían referencias directas a la transición fuera de los combustibles fósiles, borrando los avances logrados en Dubái el año anterior.

Las cumbres de Bonn y Sevilla de 2025 confirmaron esta tendencia negativa. En Bonn se logró incluir el Mecanismo de Acción de Belém para la transición justa, pero persistieron bloqueos sistemáticos de petroestados y países del Norte Global. En Sevilla, la cumbre de Financiación para el Desarrollo concluyó sin avances significativos, con un déficit democrático grave y captura corporativa evidente. Ambas cumbres evidenciaron que la financiación es el eje central de la parálisis global.

Un cambio fundamental llegó en julio de 2025 con la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, que estableció que el umbral de 1,5°C es jurídicamente vinculante y que los Estados tienen obligaciones legales concretas en materia climática, incluida la provisión de recursos financieros a países en desarrollo. Este nuevo marco jurídico transforma las negociaciones de compromisos voluntarios a responsabilidades legales.

Brasil como anfitrión

Brasil llega a la COP30 con profundas contradicciones. Bajo el gobierno de Lula, la deforestación amazónica cayó un 62% en 2023, representando una reducción de 200 millones de toneladas de CO₂eq. Sin embargo, el país mantiene una dependencia creciente de los combustibles fósiles: el petróleo es su principal producto de exportación y Petrobras está expandiendo la frontera petrolera en la Margen Ecuatorial, frente a la desembocadura del Amazonas, contradiciendo los compromisos de deforestación cero para 2030. Brasil representa el 1,2% de las emisiones globales, pero su expansión petrolera y gasística amenaza con consolidar un modelo extractivista que contradice su imagen de líder climático.

Temas críticos de negociación

En mitigación, persiste una brecha de ambición dramática. Solo 64 países han presentado NDCs actualizados antes de la COP30, faltando la Unión Europea entre otros. El Programa de Trabajo de Mitigación de Sharm el-Sheikh está completamente bloqueado. La COP30 debe establecer espacios para cerrar la brecha de ambición, asegurar que las NDCs se alineen con 1,5°C e incluyan transparencia vinculante, y elaborar una hoja de ruta equitativa para la eliminación gradual de los combustibles fósiles basada en responsabilidades diferenciadas.

En financiación, las demandas de la sociedad civil se centran en clarificar que los 300.000 millones del núcleo deben ser financiación pública nueva y adicional, establecer tributación ambiental progresiva, implementar el Artículo 9.1 del Acuerdo de París que obliga a los países desarrollados a proveer financiación, y desarrollar la “Hoja de Ruta de Bakú a Belém” para cerrar vacíos y ambigüedades. También debe abordarse el Artículo 2.1c para terminar con subsidios a combustibles fósiles y alinear todos los flujos financieros con desarrollo bajo en carbono.

El Mecanismo de Acción de Belém para la Transición Justa será uno de los principales acuerdos a alcanzar. Este mecanismo conectaría el fin de los combustibles fósiles con la protección de derechos laborales y sociales, estableciendo una entidad coordinadora con participación significativa de observadores y grupos de interés. La COP30 debe acordar principios de transición justa aplicables a todas las dimensiones, mandato para financiar la transición justa con recursos no generadores de deuda, y crear instituciones nacionales para la participación popular.

En adaptación, tras años de bloqueos, debe adoptarse una lista final de hasta 100 indicadores para medir el progreso hacia el Objetivo Global de Adaptación, incluyendo indicadores de financiación. Se necesita un nuevo compromiso de financiación pública para al menos triplicar los niveles de 2022 para 2030, basado en subvenciones y no préstamos. La Hoja de Ruta de Adaptación de Bakú debe establecer vías claras de implementación más allá del mero reporte.

Para pérdidas y daños, la COP30 será la primera tras la Opinión de la CIJ que establece obligaciones legales de los países desarrollados. Debe ampliarse drásticamente la financiación del Fondo para Responder a Pérdidas y Daños hacia los 400.000 millones anuales necesarios, establecer modalidades de acceso comunitario directo incluyendo pequeñas donaciones, crear marcos robustos de participación pública y salvaguardas de derechos humanos, y establecer un ítem permanente de agenda sobre pérdidas y daños.

Actores clave

La Unión Europea atraviesa una crisis de ambición tras el ascenso de la ultraderecha y gobiernos negacionistas, incapaz de acordar objetivos para 2040 y desmantelando legislación ambiental mediante paquetes Omnibus. China realizó su primer compromiso absoluto de reducción de emisiones pero insuficiente para 1,5°C, mientras domina la producción de tecnologías limpias y de minerales críticos. Estados Unidos abandonó nuevamente el Acuerdo de París bajo Trump, cortando financiación climática y aumentando producción fósil. El G77 y China mantienen la presión por la financiación climática y la responsabilidad del Norte global, mientras el Norte se escuda en financiación privada y en la falta de avances en materia de mitigación.

Sociedad civil y resistencias

La Cumbre de los Pueblos en Belém representa una convergencia sin precedentes de más de 1.200 organizaciones, con movilización internacional el 15 de noviembre y presentación de demandas durante la sesión plenaria. La coalición “Pueblos contra el Extractivismo” une movimientos de América Latina, Europa y África contra el colonialismo verde y la expansión minera justificada como “transición energética”. Las organizaciones mantienen que no hay justicia climática en territorio ocupado, denunciando el genocidio en Palestina y la tibieza de la UNFCCC.

La COP30 en Belém será la prueba definitiva de si el multilateralismo puede responder a la emergencia climática o si el sistema está capturado definitivamente por intereses corporativos y de los países más ricos.

 

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Las principales organizaciones ecologistas rechazan la continuidad de Almaraz

Por: Energía
  • Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF advierten de que la prolongación de Almaraz hasta 2030 conllevaría el alargamiento de vida de todo el parque nuclear.
  • Las organizaciones solicitan  al Gobierno que no ceda a las presiones de empresas y partidos como el PP, que introdujo una enmienda en la Ley de Movilidad Sostenible para mantener operativa la central.
  • La energía nuclear es lenta, cara, peligrosa y dependiente de combustibles de terceros países, por lo que va en dirección contraria de la soberanía energética y de un modelo de transición justa que sitúe a la ciudadanía en el centro.
  • La península ibérica tiene energías renovables abundantes, estables y muy repartidas en el territorio, por lo que es un entorno idóneo para desarrollar un sistema energético plenamente basado en renovables, eliminando cualquier dependencia de la energía nuclear.

Las cinco principales organizaciones ecologistas españolas –Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF– expresan su rechazo frontal a cualquier prórroga del plan de cierre de las centrales nucleares españolas y advierten de que la prolongación de Almaraz hasta 2030 sería el prólogo del alargamiento de vida de todo el parque nuclear.

Solicitan al Gobierno de España que no inicie un nuevo procedimiento de autorización para los reactores de Almaraz, especialmente ante los recientes intentos de algunos partidos por frenar el calendario de cierre, como la enmienda presentada por el PP en el Senado la semana pasada, dentro de la Ley de Movilidad Sostenible, para mantener operativos los reactores de Almaraz, Ascó I y Cofrentes.

Las organizaciones señalan que, desde que se alcanzó el acuerdo voluntario de cierre ordenado en 2019, los datos muestran con claridad que la energía nuclear es incapaz de competir con los bajos costes de operación de la eólica y la solar. Cuando el precio mayorista se desploma en las horas centrales del día debido a la producción renovable, la energía nuclear no puede cubrir ni siquiera los costes de su combustible. Por eso, en 2024, Almaraz I paró 16 días y Cofrentes 26 días por razones puramente económicas, una situación que se agudizó en 2025.

El sector nuclear necesita condiciones ventajosas al operar de forma constante y con pocos cambios de potencia, lo que provoca que expulse de la red parte de la producción renovable, al no poder reducir con rapidez y seguridad su potencia. Además, la continuidad de los reactores establece un marco de planificación energética inconsistente que dibuja un horizonte de inseguridad jurídica y un bloqueo renovable que pone en riesgo grave las nuevas inversiones tanto de almacenamiento como de renovables y redes imprescindibles para descarbonizar el sistema. Durante el reciente apagón, las centrales nucleares no aportaron ni resiliencia ni capacidad para una recuperación temprana, sino todo lo contrario.

La energía nuclear implica costes crecientes y fuertes inversiones para garantizar su continuidad. El alargamiento del funcionamiento más allá de los 40 años supone aceptar un riesgo creciente que exige inversiones millonarias. La prolongación por 10 años de dos reactores belgas de potencia equiparable a Almaraz costará hasta 2.500 millones de euros. La renovación de Garoña, menos de la mitad de potente que Almaraz, implicaba más de 200 millones de euros.

Las organizaciones denuncian que el oligopolio nuclear lleva meses presionando para evitar pagar por las consecuencias de su negocio, buscando rebajas o la desaparición de tasas destinadas a alimentar un fondo que ya es insuficiente para la gestión durante siglos de los residuos nucleares. Las organizaciones también alertan del legado radiactivo: cada año adicional de operación añade más contenedores con combustible gastado y aumenta el coste de gestionarlos.

Por tanto, denuncian que el incumplimiento del calendario de cierre convertiría en papel mojado el 7º Plan Nacional de Residuos Radiactivos, porque en 2030 habría cuatro reactores de 1.000 MW para desmantelar, lo que supondría un gran esfuerzo industrial y económico, además de ser lo contrario a un cambio ordenado de tecnología de generación.

“La continuidad de Almaraz es el prólogo del alargamiento de vida de todo el parque nuclear. Ante esta perspectiva, está aún más claro que no se puede permitir que baje la tasa que en estos momentos pagan las centrales nucleares por la futura gestión de sus residuos, por el contrario debería incrementarse”, afirman.

Con respecto a la enmienda nuclear en la Ley de Movilidad Sostenible, las organizaciones denuncian que este tipo de estrategias legislativas son inaceptables, invaden competencias tanto del operador del sistema como del Consejo de Seguridad Nuclear y de los convenios internacionales y, sobre todo, no ayudan a mantener la credibilidad de los órganos legislativos a la hora de regular una planificación energética de Estado y a largo plazo.

Por último, Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF señalan que la energía nuclear representa una tecnología centralizada, costosa y dependiente de la importación de combustibles de países terceros, lo que compromete la soberanía energética y se aleja de un modelo de transición justa que sitúe a la ciudadanía en el centro.

En este sentido, la península ibérica cuenta con un recurso renovable excepcional, tanto por su abundancia y estabilidad, como por su amplia distribución geográfica. Esto convierte al Estado español en un entorno idóneo para desarrollar un sistema energético plenamente basado en fuentes renovables, eliminando cualquier dependencia de la energía nuclear.

Por todas estas razones, las cinco organizaciones ambientales vuelven a exigir al Gobierno central que mantenga el actual plan de cierre de las centrales nucleares. Y concluyen que la energía nuclear supone un obstáculo para la transición energética y la estabilidad de la red eléctrica.

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[Informe] ¿De dónde viene el gas fósil del Estado español?

Por: Energía

En el territorio nigeriano hay vastas reservas de gas fósil, pero aproximadamente la mitad de su producción se exporta. En 2023, España fue el mayor importador de gas fósil nigeriano, lo que convirtió a Nigeria en  su cuarto mayor proveedor. España consume, mientras las comunidades locales soportan graves costes sociales y medioambientales.


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Más del 30 % de la población de Nigeria carece de acceso a la electricidad, lo que pone de manifiesto la cruel paradoja de una inmensa riqueza energética que sirve a los intereses extranjeros en lugar de a las  necesidades locales.

Nigeria tiene uno de los sistemas gasistas más grandes de África y tiene previsto realizar importantes ampliaciones. Sin embargo, los proyectos a gran escala, como los gasoductos Trans-Sahara, Nigeria-Libia y Nigeria-Marruecos (este último destinado a abastecer a 13 países en su ruta hacia España), así como el gasoducto del Golfo de Guinea, están diseñados para Europa y Asia, y no para el desarrollo local.

Los proyectos, orientados a la exportación, están financiados por empresas multinacionales y bancos, como Santander. Estos proyectos restan recursos para el desarrollo nacional y sumen a Nigeria en una espiral de  deuda, con más del 37 % del presupuesto nacional destinado al servicio de ladeuda. Al mismo tiempo, la evasión fiscal de empresas como Shell, Chevron, ExxonMobil, Eni, Total y Equinor priva al país de fondos públicos vitales.

Nigeria fue el octavo país del mundo en quema en antorcha de gas fósil en 2023. La quema en antorcha de gas fósil emite metano, un potente gas de efecto invernadero, junto con carbono negro y otros contaminantes que alimentan la crisis climática. En el delta del Níger ha provocado lluvia ácida, lo que ha minado su soberanía hídrica y ha creado graves riesgos para la salud de las personas que lo habitan.


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Las comunidades del delta del Níger sufren la contaminación atmosférica y del agua, los vertidos recurrentes de petróleo, el deterioro de la agricultura y la pérdida de sus formas de vida tradicionales. Estos problemas afectan especialmente a las mujeres y las niñas, lo que agrava las desigualdades. Por ejemplo, son expuestas a explotación y abusos en torno a las instalaciones de gas fósil, como la planta de gas de Gbarain Ubie.

Las empresas están trasladando sus operaciones al mar del Golfo de Guinea, dejando atrás tierras y comunidades contaminadas sin reparación ni rendición de cuentas, lo que agrava los daños a largo plazo. Nigeria es un ejemplo del modelo extractivista impuesto al Sur Global: las empresas extranjeras se benefician mientras que las comunidades se ven abocadas al sufrimiento. Arraigados en las prácticas coloniales, los sistemas fósiles llevan mucho tiempo violando los derechos de los pueblos indígenas e ignorando el Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI). El pueblo Ogoni fue desposeído y asesinado, pero la resistencia perdura, por ejemplo, a través de movimientos como Don’t Gas Africa o el movimiento del pueblo Ogoni.

Los combustibles fósiles perpetúan las desigualdades, la destrucción del medio ambiente y la pobreza energética. Las energías renovables pueden proporcionar soberanía energética, resiliencia climática y bienestar  local, pero solo si son las comunidades, y no las grandes empresas, las que controlan estos sistemas.

Se necesita un cambio sistémico urgente: eliminar los combustibles fósiles, promover la soberanía energética a través de sistemas de energía renovable controlados por las comunidades, proteger el derecho a  protestar para garantizar que tragedias como la de los Nueve Ogoni no se repitan nunca, priorizar a las personas y al planeta por encima de los beneficios y hacer que las empresas rindan cuentas, haciéndolas pagar por la contaminación que causan.

 

 

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España, principal importador de gas nigeriano: un negocio con grandes impactos

Por: Energía
  • La dependencia energética de España devasta el Delta del Níger mientras un 30 % de la población nigeriana vive sin electricidad.
  • La red Gas No Es Solución, en colaboración con Connected Advocacy, presenta un informe sobre el consumo de España de gas fósil nigeriano.
  • Este estudio revela que España fue el mayor importador de gas fósil nigeriano a costa de grandes impactos sociales y medioambientales en el territorio.

El Estado español importó más gas fósil de Nigeria que cualquier otro país en 2023, convirtiéndose en el principal responsable de los graves impactos sociales y ambientales que esta industria extractiva causa en territorio africano y convirtiendo a este país africano en su cuarto proveedor energético. Así lo revela un nuevo informe presentado por la red Gas No Es Solución, de la que forma parte Ecologistas en Acción, en colaboración con Connected Advocacy.

El documento advierte de los impactos vinculados a esta actividad extractiva en Nigeria. Mientras una parte importante del gas se destina a la exportación, el informe subraya que un 30 % de la población nigeriana carece de acceso a la electricidad. Asimismo, apunta que las comunidades del delta del Níger afrontan desde hace décadas problemas de contaminación atmosférica y del agua, deterioro agrícola y pérdida de medios de vida tradicionales, aumentando las desigualdades ya presentes, como las de género. Uno de los aspectos más destacados es la quema de gas en antorcha, práctica que, según el documento, representa un riesgo significativo para la salud de la población local.

Nigeria dispone de uno de los sistemas gasistas más grandes de África y proyecta nuevas infraestructuras como los gasoductos Trans-Sahara, Nigeria-Libia, Nigeria-Marruecos (para abastecer a 13 países hasta llegar a la Península) y el Gasoducto del Golfo de Guinea. En ese sentido, el informe señala que estos proyectos restan recursos al desarrollo nacional y pueden llegar a contribuir a una espiral de deuda, siendo Nigeria un país que dedica más del 37 % del su presupuesto estatal al pago de la deuda externa.

El informe también recoge críticas al papel de compañías extranjeras como Santander, Shell, Chevron, ExxonMobil, Eni, Total y Equinor, a las que atribuye la obtención de beneficios en detrimento de las comunidades locales. Según las organizaciones responsables, este “modelo extractivista impuesto al Sur global” responde a un patrón histórico de explotación de recursos en el Sur global, que incluye violaciones de derechos humanos y la falta de cumplimiento del Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI).

Como antecedente, se menciona el caso del pueblo Ogoni, que sufrió represión y desplazamientos a raíz de la actividad petrolera. No obstante, el informe destaca que la resistencia continúa a través de movimientos sociales y plataformas como Ogoni People Movement, que reclaman un cambio en el modelo energético y mayor justicia climática.

 

Declaraciones

«El gas fósil consumido en el Estado español ha tenido devastadoras consecuencias en su cadena de valor, destrozando el territorio del Delta del Níger. Debemos hacer que las compañías responsables paguen por ello, siguiendo el principio de “quién contamina, paga».

Sofía Fernández (Ecologistas en Acción)

«Mientras España se beneficia de las importaciones de gas nigeriano, las comunidades locales sufren una mala calidad del aire, infecciones respiratorias y una menor esperanza de vida. La industria del petróleo y el gas, promocionada como una bendición, ha resultado ser una maldición para los habitantes del delta del Níger. Debemos dar prioridad a las cuestiones de derechos humanos en el tráfico de la energía, amplificar las voces locales para poner fin al colonialismo de los combustibles fósiles y reforzar los marcos de justicia medioambiental y acción climática. Exigir responsabilidades a los contaminadores y a los responsables políticos es fundamental para mitigar las violaciones de derechos humanos y abordar los retos medioambientales locales».

Prince Israel Orekha (Connected Advocacy)

 

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Transformación Industrial Justa

Por: Energía

La transformación industrial debe implicar cambios profundos de producción y consumo para garantizar una vida digna a la población manteniéndose dentro de los límites planetarios, respetando los ecosistemas, con empleos de calidad y combatiendo las desigualdades en vez de crearlas. No puede limitarse a una simple reconversión tecnológica: debe abordarse desde una perspectiva transversal, que integre sostenibilidad ambiental, innovación tecnológica y responsabilidad social. Implica revisar prioridades, redistribuir poder, y reorientar recursos hacia un modelo que sitúe la vida en el centro. Solo así se podrá garantizar un modelo productivo resiliente, eficiente y alineado con los objetivos climáticos y de justicia ecosocial.

Este decálogo es una invitación a pensar y construir colectivamente una nueva industria: una que repare, redistribuya y regenere; que sea resiliente, democrática y verdaderamente sostenible.

1. Más allá de la descarbonización

La descarbonización es un eje prioritario de actuación para la transformación industrial, especialmente por el peso que las emisiones de gases de efecto invernadero tienen en sectores industriales como la siderurgia, el cemento o la química, que  concentran algunos de los mayores niveles de presión ecológica por su elevada demanda de energía y materias primas, su dependencia del calor de proceso y su vinculación directa con modelos de producción altamente extractivos y contaminantes. Sin embargo, una estrategia de mitigación bien orientada no puede limitarse a reducir emisiones en términos globales: debe incorporar elementos concretos y transformadores. El enfoque debe ser amplio e integral, que reconozca la necesidad de actuar de  forma urgente sobre el conjunto de los impactos ambientales y sociales asociados a la actividad productiva.

En este sentido, la mitigación debe implicar, como mínimo, una electrificación progresiva de los procesos industriales, priorizando el uso de energías renovables sostenibles. Específicamente se deben excluir la energía nuclear y el hidrógeno que no sea de  origen renovable y producido localmente de forma justa y dimensionada. Es fundamental avanzar hacia el fin del uso de tecnologías basadas en combustibles fósiles, y no emplear soluciones intermedias que perpetúen el uso por un tema meramente económico.

Asimismo, es necesario promover la reducción tanto de la producción intensiva como del consumo de materiales en los sectores con mayor huella, incorporando principios de suficiencia material y energética. Igualmente, resulta clave apostar por insumos de menor impacto —como materiales reciclados o procedentes de fuentes renovables— y aplicar criterios de ecodiseño que permitan alargar la vida útil de los productos, facilitar su reparación y reducir su huella ambiental desde el inicio del ciclo de vida. Además, no se puede hablar de una transición industrial justa sin reconocer la necesidad de avanzar hacia una industria libre de contaminación. Esto implica abordar de forma sistemática no sólo las emisiones de CO2, sino todos los contaminantes —atmosféricos, hídricos, del suelo, acústicos, lumínicos o tóxicos— que afectan a los ecosistemas y a la salud de las personas trabajadoras y de las comunidades locales. La meta no puede ser solo la neutralidad climática, sino también la contaminación cero y la producción limpia como principios rectores.

Por todo ello, necesitamos ir más allá de la descarbonización. Solo una visión sistémica, que abarque el conjunto de impactos ambientales y sociales, permitirá construir un modelo industrial verdaderamente transformador, compatible con los límites del  planeta y con los derechos de las personas.

2. Formación e investigación

Para alcanzar una verdadera transformación industrial, la formación debe ocupar un lugar central. Por un lado, desde el ámbito educativo, tanto a través de la formación profesional como de las universidades, especialmente en áreas estrechamente  vinculadas al ámbito industrial como la electricidad, la mecánica o las ingenierías, deben formar a los y las futuras profesionales para que desarrollen en su vida laboral con responsabilidad dentro de la industria, de forma que su labor se oriente hacia un  modelo industrial que priorice el bienestar de las personas consumidoras, el cumplimiento de derechos laborales y el interés colectivo. Esta formación debe estar acompañada del impulso a la investigación pública en tecnologías apropiadas y en las  mejores técnicas disponibles, que contribuyan a combatir las desigualdades. Los y las educadoras deben tener formación a su vez para poder hacer este acompañamiento e implementarlo en los planes educativos.

Por otro lado, las empresas, en coordinación con las administraciones públicas, deben planificar programas de reconversión profesional y adquisición de nuevas capacidades, con el fin de evitar la exclusión laboral mediante el reciclaje formativo. Los  ecosistemas industriales deberían promover activamente la formación orientada a empleos verdes y a los procesos y técnicas más adecuadas con el menor impacto ecosocial.

Es imprescindible dedicar esfuerzos específicos a fomentar, mediante la formación adecuada, la igualdad e inclusión de colectivos con mayores dificultades de acceso al empleo, así como de personas que residen en zonas en riesgo de despoblación y  desempleo.

3. Participación

La transformación industrial debe abordarse desde una visión inclusiva y participativa, que incorpore a todos los actores del ecosistema productivo de manera equilibrada: grandes empresas, PYMES, cooperativas y empresas de economía social y solidaria, administraciones públicas, trabajadoras y trabajadores, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil y también comunidades locales.

Solo mediante el fortalecimiento del diálogo social, la negociación colectiva y la articulación de mecanismos de participación efectivos y transparentes, se pueden construir políticas industriales sostenibles que respondan al interés general, refuercen la  cohesión territorial y social y garanticen una transición justa que no deje a nadie atrás. Esta participación debe permitir influir no solo en el diseño de políticas generales, sino también en las decisiones estratégicas que definen la orientación tecnológica del modelo industrial, la asignación de ayudas públicas y los sectores prioritarios en la reconversión productiva.

Los mecanismos de participación deben estar garantizados por las normativas y legislaciones industriales, con la accesibilidad necesaria y asegurando la equidad participativa. La nueva industria que queremos se tiene que construir entre todas las partes  implicadas, y no solo planificarse por unos pocos. Estos mecanismos deben incluir el diálogo social, espacios para consultas vinculantes, foros, consejos, audiencias públicas, presupuestos participativos, convenios laborales… y mediante ellos asegurar la  incorporación efectiva de las opiniones para la toma de decisiones, así como permitir el seguimiento y evaluación pública de los compromisos adquiridos.

4. Financiación

La financiación pública debe orientarse de manera estratégica hacia la transformación del modelo industrial, enfocándose de manera exclusiva hacia proyectos que promuevan la eficiencia energética, la electrificación con fuentes renovables y la reducción estructural de emisiones. Es necesario redirigir los recursos públicos, dejando atrás todo tipo de apoyos financieros a actividades basadas en combustibles fósiles, cuya continuidad compromete los objetivos ambientales y el bienestar futuro.

A su vez, es fundamental diseñar instrumentos específicos para que las PYMES puedan acceder a la financiación —garantizando su accesibilidad sin que la burocracia sea un obstáculo—, adoptar tecnologías limpias y participar en la transición energética.  Para ello, se pueden implementar mecanismos como la simplificación fiscal, reducciones impositivas y líneas de crédito verde adaptadas a su escala y capacidad operativa. Las PYMES son actores clave para la sostenibilidad territorial y económica, por lo que su inclusión activa es imprescindible. Y en esta línea, también es necesario mejorar la financiación y facilitar el impulso de empresas de economía social y solidaria y cooperativas en el sector industrial.

Por último, todo esquema de financiación pública debe basarse en criterios ambientales y sociales robustos, con condicionalidades claras y estrictas. La inversión pública debe estar al servicio de modelos productivos que combinen innovación con  equidad, responsabilidad ambiental con inclusión social. La financiación no es solo un medio para ejecutar proyectos, sino una herramienta estratégica para redefinir las reglas del juego industrial en clave de sostenibilidad, resiliencia y responsabilidad colectiva.

Además, los proyectos de transformación industrial no deben depender exclusivamente de la financiación pública, sino que deben apoyarse también en mecanismos financieros innovadores. En este sentido, la colaboración y los acuerdos entre empresas  pueden desempeñar un papel clave para dinamizar y flexibilizar los flujos de financiación.

5. Políticas

Para avanzar hacia una industria más limpia y resiliente, es indispensable contar con políticas públicas claras que orienten y aceleren la descarbonización. Se necesitan marcos regulatorios estables que promuevan modelos productivos de bajas emisiones,  determinen metas exigentes, establezcan las mejores técnicas disponibles como obligado cumplimiento y ofrezcan incentivos concretos para la inversión en eficiencia energética, energías renovables y las tecnologías con el menor impacto ambiental. Estas  políticas deben reconocer el rol estratégico de la industria en la transición ecológica y actuar como motor de cambio, no solo como control normativo.

Un eje central debe ser la implementación de una fiscalidad ambiental justa, que incorpore los costos reales de los impactos ambientales y en la salud provocados por la actividad industrial. Penalizar la contaminación y premiar las prácticas responsables  es clave para cambiar la lógica del mercado y favorecer decisiones empresariales alineadas con los objetivos climáticos.

Además, las regulaciones deben pensarse con criterios de equidad y adaptabilidad. Es fundamental que las pequeñas y medianas empresas cuenten con plazos, acompañamiento y condiciones adecuadas para adaptarse a las nuevas exigencias. Una política  ambiental bien diseñada no solo protege el entorno: también impulsa la innovación, mejora la calidad de vida y fortalece el tejido productivo de forma sostenible.

Es necesario contar con marcos normativos más claros y accesibles, sin caer en una excesiva simplificación que ponga en riesgo el control medioambiental, con el fin de que no se debiliten los compromisos climáticos que debe adquirir la industria y que  no se produzca una desregulación que termine frenando la sostenibilidad.

Además, la regulación debe ser suficientemente fuerte para que las empresas que reciban ayudas públicas no puedan luego destruir o empeorar el empleo (o externalizarlo por motivos económicos), y si esto sucede, sean penalizadas. No es suficiente con  la devolución de ayudas, ya que esto además favorece a las grandes empresas que pueden permitírselo a costa de destruir el tejido industrial.

6. Cadena de valor

La transición hacia una economía de servicios —basada en modelos de alquiler, reparación, intercambio y suscripción— representa una palanca fundamental para desacoplar la economía del consumo intensivo de recursos. Este cambio de paradigma  permite optimizar el uso de materiales, reducir la generación de residuos y prolongar la vida útil de los productos, fomentando así un sistema productivo más eficiente y responsable.

Para que esta transformación sea efectiva, es imprescindible consolidar políticas y prácticas que construyan una economía verdaderamente circular. Esto implica impulsar el uso de materiales reciclados y sostenibles en todas las etapas de la cadena de  suministro, con el objetivo de disminuir la dependencia de materias primas vírgenes y reducir el impacto ambiental asociado a su extracción. Asimismo, deben integrarse criterios ecológicos en todo el ciclo de vida de los productos, desde su diseño —poniendo el foco en la durabilidad, reparabilidad y reciclabilidad— hasta su regulación, estableciendo estándares que eliminen la obsolescencia programada y garanticen la posibilidad de actualización y reparación. La elección de productos y sustancias empleadas en el proceso de fabricación debe garantizar la mínima toxicidad, de forma que en primer lugar proteja a las personas trabajadoras de una exposición tóxica, y en segundo lugar a las consumidoras, y por ende minimice el impacto ambiental.

Avanzar hacia un modelo de residuo cero requiere fomentar la reutilización, el reciclaje y la reincorporación de materiales en los procesos productivos, mediante estrategias que cierren el ciclo de los recursos dentro de la propia cadena de valor. Solo así  será posible construir un sistema industrial que maximice el valor de los recursos y minimice su huella ecológica.

7. Derechos humanos y naturaleza

La transformación industrial debe asegurar el cumplimiento de los derechos humanos y garantizar la conservación de la naturaleza, de lo contrario no será efectiva esta transformación.

Es imprescindible que las actividades de la industria se desarrollen con el menor impacto ambiental posible. Además de las labores de prevención y mitigación, las empresas deben monitorear y reportar los impactos de su actividad para que sean seguros  para la biodiversidad, las personas y las comunidades, y además de dar cuenta de manera transparente, reparar los daños que ocasionen. Es necesario también que existan mecanismos de control (auditorías, públicas, cláusulas en contratos, inspecciones  laborales y ambientales, comités de ética internacional) y actuación ante prácticas discriminatorias y que atenten contra los derechos humanos dentro de las propias empresas, así como mecanismos que garanticen y mejoren los derechos laborales.

Los marcos de responsabilidad también deben integrarse en las cadenas de suministro de las empresas industriales, asegurando que sus decisiones de aprovisionamiento, externalización o localización productiva no generen impactos ambientales o  vulneraciones de derechos humanos y laborales en terceros países.

La minería y el extractivismo representan actividades particularmente dañinas, no solo por el impacto que generan en los ecosistemas, sino también porque contribuyen a la reproducción de profundas desigualdades sociales y a la violación de derechos  humanos, especialmente en regiones del Sur Global. Por ello, es fundamental avanzar hacia su eliminación. Es urgente que se haga un replanteamiento de la necesidad de minerales críticos que condiciona el presente y futuro industrial, y se adopten alternativas como reducir la demanda, minería urbana, etc… para evitar prácticas extractivas. Así mismo, los movimientos transfronterizos de residuos tienen efectos devastadores, y es vital que las industrias acaten los convenios internacionales para  evitar seguir agravando las desigualdades tanto globales como locales.

8. Repensar la producción en base a las necesidades

La industria del futuro debe estar orientada a satisfacer las necesidades para garantizar el bienestar de la ciudadanía, priorizando la producción de bienes esenciales y reduciendo aquellos con alto impacto ambiental. La innovación es un pilar estratégico y debe orientarse a desarrollar soluciones sostenibles que respondan a las necesidades sociales y los retos energéticos y territoriales.

Para ello es necesario promover una economía que responda mejor a las necesidades reales de las personas. Esto implica  fomentar la economía de proximidad, reducir los transportes innecesarios y hacer un uso más eficiente de los recursos.

Además, es fundamental clasificar las actividades industriales bajo criterios de consumo energético, tipo de producción y sector, de manera que esta clasificación permita decidir de manera estratégica qué industrias deben operar de forma descentralizada  para que su cercanía tanto a las zonas de producción como a los consumidores y al territorio en general, favorezca una economía de proximidad —como las harineras, por ejemplo—, reduzca la huella de transporte y fortalezca los vínculos locales, y cuáles, por su escala o impacto, requieren una organización más centralizada por sus necesidades específicas de infraestructura y control ambiental —como las siderúrgicas—. Este enfoque permitirá avanzar hacia una organización territorial más eficiente, que impulse la creación de empleo local y contribuya a fijar población en los territorios. La transformación industrial debe servir para el reequilibrio territorial, eliminando zonas de sacrificio.

Repensar y priorizar qué industrias son necesarias para la vida y rechazar las que tengan un elevado coste ambiental y social, así como reducir de manera estructural el consumo de energía y materiales, será la forma de conseguir una transformación  industrial justa y sostenible. Sectores relacionados con la transición energética, como la rehabilitación de edificios, la gestión de residuos y la recuperación de materiales, deberán desarrollarse de manera equilibrada para reducir el impacto ecológico y  tener una verdadera circularidad de materiales, de forma que también se evite el expolio de recursos en el Sur global/periferia.

Sin embargo, sectores como la industria armamentística o industria dedicada a extraer y refinar combustibles fósiles deben abandonar su producción, siendo ésta incompatible con una industria ecosocial. En su lugar, su potencial productivo se puede  transformar en la fabricación de productos fundamentales para una vida digna.

Es urgente abrir una conversación colectiva dentro de la sociedad para reflexionar y decidir, de forma democrática y participativa, qué actividades económicas e industriales son realmente necesarias y cuáles deberían ser prioritarias en función del  bienestar común, el equilibrio territorial y la sostenibilidad ambiental. Esta discusión no puede quedar a cargo solamente de actores económicos o políticos, si no que debe darse a través de un debate amplio, informado y transparente con el resto de  actores implicados: organizaciones de la sociedad civil, ciudadanía, sindicatos y trabajadoras. Solo así será posible construir una economía alineada con las necesidades reales de las personas y del territorio, y no con intereses puramente comerciales o  extractivos.

9. Responsabilidad empresarial

La transformación industrial sólo será posible con un compromiso firme, transparente y sostenido por parte del tejido empresarial. Las empresas del sector industrial deben asumir su papel como actores clave de la transición ecológica, avanzando hacia un modelo productivo que respete los límites del planeta y los derechos de las personas.

Este compromiso debe traducirse en el cumplimiento riguroso de la normativa ambiental, social y laboral vigente, así como en el aprovechamiento responsable de los instrumentos públicos de apoyo disponibles —como los programas PERTE— para  implementar medidas sostenibles de manera efectiva. La sostenibilidad debe incorporarse como un valor diferencial dentro de la propuesta de productos y servicios, en un contexto en el que los mercados globales y las cadenas de suministro exigen cada  vez más el cumplimiento de estándares éticos, ambientales y sociales.

Además, es necesario que las empresas diseñen e implementen planes de descarbonización y reconversión industrial que sean ambiciosos, participativos y transparentes, con objetivos cuantificables, plazos definidos y sistemas de verificación independientes. Estos planes deben abarcar tanto las operaciones directas como el conjunto de la cadena de valor, para asegurar una reducción efectiva y coherente de la huella climática. Todo ello debe ir acompañado del respeto a los mecanismos de  control y sanción existentes, como garantía de un entorno regulatorio justo y de una competencia en igualdad de condiciones.

El compromiso empresarial no puede limitarse a la adaptación normativa: debe traducirse en una acción transformadora real, que impulse un nuevo modelo industrial más justo, resiliente y alineado con los principios de sostenibilidad y gobernanza  responsable. La transformación no puede descansar únicamente en la buena voluntad empresarial: debe estar impulsada y exigida por políticas públicas ambiciosas, que establezcan un marco claro de derechos, obligaciones y rendición de cuentas.

10. Ecofeminismo

La transformación industrial no será justa sin una perspectiva ecofeminista integral, un enfoque que pone a la vida en el centro y busca no dejar a nadie atrás. Para ello es necesario que todas las políticas industriales tengan como prioridad orientar la industria al bienestar, a la satisfacción de las necesidades humanas, la reducción de desigualdades sociales y la consecución de una vida digna para todas dentro de los límites planetarios.

Es fundamental combatir la precariedad laboral de mujeres y  disidencias de género, así como otros colectivos marginalizados, y garantizar la igualdad de acceso a puestos de decisión, así como garantizar que estos se puedan ejercer de igual manera. Estas  políticas deben incorporar la transversalidad de género, mejorar las condiciones laborales y facilitar la conciliación para todas las personas trabajadoras, de forma que se garantice el tiempo y la posibilidad de llevar a cabo tareas de cuidados y no  recaiga solo en las personas que suelen ejercer estas tareas invisibilizadas (principalmente mujeres, especialmente en situación vulnerable).

Además, el abordaje de la transición industrial pasa por un ámbito educativo que fomente la formación STEM y relacionada con puestos de la industria en las mujeres, con referentes propios y que repercuta en un futuro laboral más igualitario.

Recursos para compartir la campaña

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