Incluso los muy pérfidos se han atrevido a explotar la nostalgia. Los museos sacan muy buenos dividendos exhibiendo los fósiles de nuestros antepasados. Hay que sacarle el jugo a esa historia tan sentimental de los campesinos y su folklore, las tradiciones y costumbres; con esos vestidos de antaño, y esos rostros arrugados y curtidos por el sol y esas manos deformes que los hacen aún más primitivos. Pura arqueología: el esparto, el barro, las piedras, las cañas, el cuero o la madera. La mutación se ha consumado y el gen urbano es el dominante. La fuente donde nace el arte popular y las raíces de un pueblo se ha extinguido por completo. Ayer con su yunta de bueyes el campesino cantaba y creaban poesía, hoy en un tractor con aire acondicionado un autómata recoge la cosecha aislado en su cabina escuchando el reguetón de moda. Ya nadie canta en lo campos, los campos se han marchitado, los cantores han desaparecido, igual que muchas especies animales también ellos se han extinguido. El colapso demográfico de la «España vaciada» es una sentencia inapelable.
Como quien prostituye una hija; los cortijos, fincas o parcelas propiedad de los campesinos fueron rematados al mejor postor. El campo simboliza el retraso y lo importante es tener una buena cuenta corriente en el banco. Los «catetos» ignorantes vendieron y venden el patrimonio familiar de generaciones para comprarse un Mercedes Benz y un piso en la capital. Regalaron la tierra a los extranjeros que no comparten las mismas tradiciones y costumbres e imponen sus propias leyes: cercan sus propiedades con alambre de púas, cierran los caminos y ponen letreros de «Prohibido el paso. Propiedad Privada. Perro bravo» o contratan un guardia jurado con una escopeta y un bulldog pues se sienten inseguros. Hay que brindarles paz y tranquilidad a esos seres superiores, a las elites dominantes. Las leyes amparan al individuo y la propiedad privada por encima del bien común. Un egocentrismo atroz ha carcomido el alma del pueblo que como nuevos ricos se han vuelto avaros y pretenciosos. Ahora sus hijos servirán en las fábricas o, tal vez, con suerte sean funcionarios en algún ministerio. El sur de Europa, el Mediterráneo, es el objetivo prioritario de la pequeña burguesía europea ávida de sol y playa, restaurantes, casinos y discotecas.
A finales del siglo XX una nueva oleada de emigrantes provenientes de todos los rincones del planeta llega a Europa a suplir el déficit de mano de obra. Ellos son los nuevos campesinos, son los nuevos peones y gañanes, los nuevos temporeros que producirán grandes beneficios a los empresarios. Los inmigrantes son los impulsores del tan mentado «milagro español», del renacer económico del campo que en algunas regiones gracias a las exportaciones deja multimillonarias regalías. Los siervos aumentan la producción a un bajo coste aunque la tierra se quede estéril al quemarla con tantos agroquímicos y pesticidas. Lo principal es que trabajen a destajo y recojan la cosecha en tiempo récord, que produzcan el triple, horas extras incluidas, y como indocumentados, mejor, pues eleva la plusvalía y se le resta un porcentaje de ganancias a la Seguridad Social. Se precisan más camareros que atiendan los restaurantes, más sirvientas en los hoteles, más prostitutas sudamericanas o de los países del este en los clubes de carretera, más africanos para el Maresme y más «moros» en el Ejido o en el campo de Murcia, más ecuatorianos en Huelva y, los que sobren, que se sumen a las obras públicas, la industria o la construcción porque así lo exige la ley de la oferta y la demanda. Y sin olvidarnos del primer mandamiento: santificar el trabajo. De la casa a la fábrica o al campo, es igual y luego a descansar unas horas frente al televisor para mañana temprano frescos rendir al máximo. Este es el futuro que nos espera: una generación de seres fríos y calculadores que glorifiquen el «time is money».
En los países europeos la población activa agraria representa el 9% del total y los patrones de comportamiento son similares al urbano. La agricultura en una alta proporción está mecanizada y se ha convertido en una actividad empresarial con fuertes aportaciones en capital. Hoy es imposible diferenciar en Europa una sociedad urbana de una rural. La ciudad ha absorbido y dominado el campo. La civilización postindustrial necesita un escape, una calidad de vida distinta, un regreso a la naturaleza pues todo el mundo quiere huir de la polución, de los ruidos, la delincuencia y los innumerables peligros que nos acechan. Las clases más adineradas empiezan a colonizar el campo instalándose en urbanizaciones y chalets en busca de esa tierra prometida donde gozar de un jardín, de una parcela, de un huerto y respirar aire puro para sentirse de nuevo humanos. Se crea, entonces, la «aldea virtual» con todas las comodidades y privilegios de la ciudad. Los que vuelven al campo no son campesinos sino ciudadanos con ansias de olvidarse de las tensiones de la gran urbe. El poseer una casa en el campo obedece a intereses capitalistas y de mercado.
Para el ciudadano español del siglo XXI lo ideal es vivir en un chalet pero cerca de una autopista que lo comunique a uno rápidamente con los grandes centros comerciales o la capital. Pero no importa pues hoy multinacionales como Amazon, Ebay o las empresas de delivery son capaces de traernos en un abrir y cerrar de ojos los productos más exóticos desde cualquier lugar del mundo. Las urbanizaciones privadas están de moda y las inmobiliarias las publicitan como el paradigma del bienestar. Aquí no se discrimina por raza, ideología o religión pues lo importante es que el cliente posea el patrimonio suficiente para pagarlas. El español medio desea ser propietario y no vivir de alquiler aunque tenga que empeñarse con un banco por el resto de su vida. Pero no se conforman con un piso sino que quieren una segunda residencia, o sea, un chalet en la playa o una casa rural en la montaña.
El campo otrora atrasado y aburrido se ha convertido en el paraíso perdido donde todos queremos regresar, pero, eso sí, como es de imaginar, en un auto de alta gama y con todas las ventajas y comodidades de la ciudad. De ahí el éxito de la «aldea virtual» y el increíble negocio de la urbanización del campo y por ende su aburguesamiento.
Abuelas de Plaza de Mayo calificó como “un ataque a la democracia” el fallo de la Corte Suprema
de Justicia que rechazó el recurso de queja y ratificó la condena a
seis años de prisión contra la ex presidenta Cristina Kirchner.
“Repudiamos la confirmación de la injusta condena a Cristina
Fernández de Kirchner, en un nuevo y triste episodio de persecución y
proscripción, como ya hemos vivido otros en Argentina y en la región,
decidida por una Corte Suprema que –como buena parte del poder judicial–
responde a un sector de la política”, añadió en un comunicado.
Y afirmó que “cuando la Justicia se utiliza para distorsionar de
forma tan brutal el tablero político, la democracia está en peligro.
Dejar fuera de juego a esta dirigente tan representativa para el país,
dos veces presidenta de la Nación y líder del principal partido
opositor, es una irresponsabilidad histórica cuyos costos terminará
pagando toda la sociedad”.
“Es un día aciago para la patria. Quieren silenciar a una porción
enorme de la ciudadanía, despojándola de su figura más emblemática, tras
años y años de estigmatización y deshumanización”, expresó.
Y manifestó sus deseos de que “el pueblo argentino entienda que no
estamos frente a una mera disposición judicial, sino que se trata de una
operación orquestada para reconfigurar, de manera completamente
restrictiva y regresiva, los márgenes del escenario político y social”,
concluyó la organización.
En otro comunicado firmado por Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, la Comisión Memoria Verdad y Justicia de Zona Norte, la Asociación Buena Memoria, la Fundación Memoria Histórica y Social de la Argentina, el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos, la Liga Argentina por los Derechos Humanos y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza, expresaron que «los Organismos de Derechos Humanos en defensa de la Democracia y de sus instituciones, repudiamos enérgicamente la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que acaba de avalar la condena contra la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que bien sabemos fue sometida a un proceso absolutamente viciado, en el que se violó desde el principio de inocencia, el debido proceso legal, hasta el derecho de defensa y la igualdad ante la ley. El objetivo perseguido era y es manifiesto, lo que no pudo el arma criminal aquel fatídico jueves 1° de septiembre del 2022 lo pretenden concretar valiéndose de este sistema de justicia corrupto, al servicio de los grandes grupos concentrados y de los medios hegemónicos, cómplices y beneficiarios también hoy, de las políticas de saqueo y hambre que Milei y sus socios nos imponen. La decisión que en definitiva llevaría a la detención de la titular del máximo partido de la oposición, es de tal gravedad que pone en riesgo el pacto civilizatorio que los argentinos y argentinas celebráramos hace más de 40 años. Por tal razón, llamamos a las organizaciones libres del pueblo y a la ciudadanía sin distinción alguna, que por los medios a su alcance, se manifieste pacífica y masivamente en defensa de esos valores y de ella misma. Es ahora, es ¡ya!», concluyó el documento.
El acceso a internet en Cuba marca la vida cotidiana del país desde los años 2018 y 2019. Ya en 2020 y 2021, con la pandemia de Covid-19, buena parte de las prácticas de socialización tuvieron el ámbito digital como el básico —y a veces único—.
Las
redes virtuales devinieron, con fuerza, una «plazuela electrónica», una
«ciber-esquina caliente». En diferentes escalas, la existencia ―de
facto― de una «esfera pública supletoria» se multiplicó y diversificó.
Incluso la consigna y aspiración de un «gobierno electrónico» recibió la
venia de las principales autoridades del país.
Pero,
en rigor, nada de eso es «nuevo». Algo similar vivimos, por ejemplo,
con la llamada guerrita de los emails, hacia 2007, cuando un grupo de
intelectuales protestaron por esa vía ante la aparición en televisión
nacional de personajes que protagonizaron el «quinquenio gris».
Ya entonces Desiderio Navarro hablaba de esa «esfera pública supletoria» —a saber, el ámbito digital— ante la «inactividad e inoperancia de los espacios de expresión o debate… ya existentes».[1]
Pues
bien, esa esfera pública supletoria ha vuelto a hacer acto de presencia
como medio de expresión del descontento popular ante el reciente
aumento de precios decretado por la Empresa de Telecomunicaciones de
Cuba (ETECSA).
Dicha esfera mantuvo su condición de suplente porque, salvo momentos como el debate constitucional, el referendo sobre el Código de las Familias o las jornadas que siguieron a julio del 2021 ―en todos los casos con una sostenibilidad limitada en el tiempo―, la riqueza de discusiones acontecidas en espacios de expresión o debate —tanto institucionales como públicos— ha sido sepultada por la incapacidad vinculante de las organizaciones sociales en que tales discusiones suceden. «La inactividad e inoperancia de los espacios de expresión o debate… ya existentes», por tanto, se ha agravado hasta el estado de coma. Ello no acusa, empero, la muerte de la capacidad crítica del pueblo de Cuba, de pensar con cabeza y corazón propios los desafíos de su proyecto social, antes bien señala la ya crónica debilidad del tejido político cubano.
Por
estos días regresa ―una vez más― el espacio digital «sustituto» para
desafiar lo inoperante. Con alcances sociales diferentes, hoy le ha
tocado el turno a ETECSA. Obligados por la protesta social, la propia
Empresa y los directivos del Ministerio de las Comunicaciones han debido
reaccionar con comparecencias en espacios informativos, incluido el de
la Mesa Redonda; se han organizado encuentros en los planteles
estudiantiles, principalmente universitarios; y a través de la red
virtual X se han pronunciado algunos de los principales dirigentes del
país. Sin embargo,
esos modos de transmisión de mensajes —más que de comunicación— han mostrado que no pueden ser «sustitutos» de los canales de comunicación directa con la gente, no solo porque sus naturalezas difieren, sino porque la eficacia de las discusiones cara a cara y masivas con la ciudadanía, no ha podido ni podrá ser superada por ágoras virtuales.
Un
detalle de interés es que, como en algunas de las recientes discusiones
con el sector del arte y la literatura, han sido dirigentes mujeres
quienes han debido responder de manera más directa, sin mediaciones
digitales, a las demandas planteadas, lo cual contrasta con el hecho de
que la mayor parte de la dirigencia del país está compuesta por hombres.
2.
En medio de la discusión actual sobre las tarifas de ETECSA, es importante considerar que el debate no es meramente «económico», si de una economía con horizonte socialista hablamos, sino esencialmente político.
O, para decirlo de manera resumida, su contenido económico ―para lo que nos interesa aquí― radica en el impacto para la reproducción de la vida de los millones de cubanos que se «conectan» a través de esa empresa. Si el socialismo continúa siendo la orientación del movimiento social, del cual el gobierno es y ha de ser parte servidora —y, ojalá, parte guía—, y si convenimos que el horizonte socialista domina —pero no se somete— a la economía, que adquiere, bajo la égida de aquel, funciones nuevas, entonces, resulta incontestable la significación política de los hechos recientes en Cuba. Decir lo contrario es guardar complicidad con el aplazamiento y ocultamiento de discusiones que nos debemos como sociedad, sobre el modo en que se administra la riqueza producida en común.
Este no es un problema técnico: es un problema político.
No
lo va a resolver la economía realmente existente, es decir, la economía
capitalista. No lo van a resolver los indicadores al uso, ni la ciencia
al uso, ni el pensamiento al uso, ni las conductas al uso. Lo va a
resolver el pueblo, con su inventiva e histórica disposición a
reformular el pacto social.
Muchas interrogantes atraviesan los problemas de las relaciones económicas —que son relaciones de producción y reproducción de la vida, y que, por consiguiente, no le conciernen de manera exclusiva a los economistas profesionales— y la participación del pueblo en el control y conducción creciente de dichas relaciones en su favor, si de un proyecto de transición socialista se trata. Una de dichas interrogantes es la rentabilidad.
En la última década —como expresión de la confluencia entre crisis económica y crisis político-cultural que algunos se empeñan en negar― el discurso de los dirigentes del país y una parte de los economistas acude una y otra vez al argumento de la rentabilidad. Desde esa noción se defiende la tan cuestionada reforma —¿comercial?— de ETECSA.
Cabe
preguntarse si, de acuerdo con el pacto social que sostiene al Estado
cubano desde 1959, la rentabilidad es un criterio absoluto.
¿Qué
debe ser rentable y para qué en Revolución? ¿Cómo se financian los
derechos conquistados que no admiten sometimiento a las lógicas del
mercado? ¿Cuáles se asumen como derechos y qué estrategias necesitan
para sobrevivir en su cualidad de «conquistas»?
No son preguntas que se puedan responder desde oficinas. No son preguntas que consideraciones tecnocráticas puedan satisfacer o cuyas respuestas puedan regularse desde ese lugar, porque, según el pacto social de la Revolución, hay respuestas que solo le corresponde dar y decidir al pueblo. A los técnicos y administradores les correspondería, en todo caso, «traducir» el reclamo popular en modos factibles de garantizar y proteger los derechos conquistados. Es en ese trabajo de «traducción» —y no en optar por otro idioma: el de la rentabilidad en este caso— donde recae el mandato que les delega el pueblo.
El
proyecto revolucionario ha vivido de convertir las necesidades en
posibilidades; no de plantearse qué es posible, con independencia de lo
necesario. Si la pregunta que prima es la de las posibilidades,
entonces, bajo las condiciones que impone el capitalismo, no es posible
la justicia social, no son posibles la libertad ni la democracia
popular, no es posible la revolución, ¡no es posible Cuba!
Vale la pena recordar la advertencia de Fidel, que no fue tecnócrata ni administrador, en su «Proclama» del 31 de julio del 2006: «Los fondos correspondientes para estos tres programas, Salud, Educación y Energético, deberán seguir siendo gestionados y priorizados, como he venido haciéndolo personalmente».[2] Consciente como era de que los dólares no entienden de dolores; de que hay bienes y causas que son incomprables, incosteables e intangibles —¡qué bueno!— para la lógica de la ganancia, Fidel era intransigente al sustraerlos de cualquier esquema basado en la rentabilidad, donde para sobrevivir esos bienes tuviesen que alterar su misión, su naturaleza, su cometido.
Fidel
entendía que los recursos dinerarios para el sostenimiento de las
conquistas más caras -en los dos sentidos del vocablo- del pacto social
revolucionario había que sacarlos de otra parte.
Ciertamente, la de ahora no es una pelea por la rentabilidad de la salud o la educación —pese a que la clase, el territorio y los recursos monetarios cada vez recortan más, de facto, las posibilidades de acceso a ambas conquistas, las cuales, por cierto, han sufrido progresivos recortes disfrazados de «redimensionamiento»—. Tampoco se trata de una pelea por la rentabilidad de la energía ―pese a que en el incremento de la demanda sobre un sistema tan deteriorado no participan por igual el jubilado que abanica sus esperanzas de rentabilidad y los dueños de negocios, probadamente «rentables»—.
El
asunto es que ETECSA no es solo una empresa, sino, sobre todo, una
instancia que media el acceso de la ciudadanía a la información y la
comunicación.
Entender
tal acceso como conquista requiere darnos una discusión que no hemos
tenido y que alteraría por completo el abordaje del actual problema de
las tarifas.
3.
Tres
significantes de interés acompañan la definición de la Empresa de
Telecomunicaciones de Cuba: «empresa», «estatal» y «socialista». Como se
desprende de lo dicho hasta ahora, uno de esos significantes ―el
empresarial― tuerce el brazo de los otros.
Si
sostenemos que el enfoque no puede ser solo económico, consideramos
también que no debe constreñirse a la perspectiva jurídica
individualizada. Enciende las alarmas que una parte de los reclamos se
centre en el «cumplimiento de los contratos firmados con ETECSA», como
si la aspiración cultural del proyecto que triunfó en 1959 se basara en
la conformación de acuerdos individuales. Es otra expresión ilustrativa
de la actual crisis y de la laceración del pacto social revolucionario,
donde el bien colectivo fue siempre lo primordial.
Quienes gusten de los documentos contractuales, pudieran ir al Artículo 18 de nuestra Constitución: «En la República de Cuba rige un sistema de economía socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como la forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía, que tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la sociedad».[3] ¿Acaso no es el terreno de los derechos a la información y la comunicación uno de especial interés social, en el que resulta central el control del mercado? O al Artículo 24: «La propiedad socialista de todo el pueblo incluye otros bienes como las infraestructuras de interés general, principales industrias e instalaciones económicas y sociales, así como otros de carácter estratégico para el desarrollo económico y social del país».[4] ¿Acaso no es la red de ETECSA una infraestructura de interés general? ¿No es evidente que tiene un carácter estratégico para el país?
Las
razones económicas de la ruina de una empresa como ETECSA, rentable en
su momento, generan otra pregunta: ¿hasta cuándo va a persistir la
política de parches y enmiendas? Lo de ETECSA, como el pseudomercado
cambiario, la bancarización y las «medidas para corregir distorsiones»
han derivado en eso: parches, abordajes parciales e incompletos,
trocitos de esparadrapo para sostener la grieta en el muro. Los parches
son como los árboles que, parafraseando al Che, impiden mirar al bosque.
Tenemos una política económica que ha privilegiado, en la práctica, la acumulación por la vía de la comercialización y no del fortalecimiento de capacidades productivas, que ha premiado a quienes compran fuera y revenden dentro, que ha hecho de las inversiones en el sector del turismo una onerosa carga —con muy bajo rédito, si de rentabilidad hablamos— frente a necesidades apremiantes. Esa política económica, digámoslo de una vez, ha tenido innumerables costos y casi ningún beneficio.
Ella ha venido configurando el escenario en que los trabajadores cubanos no se sienten compelidos a cuestionar la grosera explotación de sus «empleadores» privados, pues ella les permite niveles de ingresos superiores al empleo estatal. Esa política económica —cuyos peores efectos son reforzados por la política agresiva de los Estados Unidos, una de cuyas expresiones es el bloqueo— los ha compelido a elegir entre la miseria estatal y la explotación privada. Y ha logrado que se confundan campesinos e intermediarios, importadores mayoristas y revendedores minoristas, empleados y empleadores bajo la categoría de «actores no estatales», como si la economía se tratara de una comedia o de una farsa teatral.
En
suma, los efectos unitarios de la política económica obran en contra
del consenso socialista. Ni la empresa estatal socialista, ni el sector
privado, ni las cooperativas, ni la ciudadanía:
todos
somos castigados y limitados de un modo u otro por el arreglo
macroeconómico resultante de la Tarea ordenamiento, aunque,
parafraseando a George Orwell: unos son más castigados que otros.
A
propósito, con respecto al fracaso de la Tarea ordenamiento, hemos
adolecido la ausencia de una autocrítica integral, honesta y pública en
alguno de los órganos políticos colegiados de nuestro país. Y esto
tampoco es un problema técnico de la economía: es un problema
estrictamente político.
El
discurso económico oficial de los últimos quince años bautizó al
turismo como «la locomotora de la economía». En términos concretos, ello
significaba que dicho sector debía garantizar una rentabilidad global
del sistema que permitiera sostener el mal llamado «gasto» social, es
decir, aquellos sectores esenciales para el sostenimiento del pacto de
la Revolución. Orientado por esa hipótesis, el Estado ha mantenido como
prioridad la inversión turística, en detrimento del resto de los
sectores productivos, como la ciencia o la agricultura.
Todavía en 2024, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) indicaba que el turismo y la hostelería seguían siendo prioridad al haber captado el 37,4 por ciento de la inversión estatal. Nada indica hoy que persistir en esa estrategia sea sensato si tenemos en cuenta los pobres resultados del sector. Quizás algo de ese dinero pudo usarse en hacer a ETECSA una empresa más rentable, de manera que su modelo de negocios no terminara circunscribiéndose de un modo tan grotesco a mendigar divisas de los emigrados cubanos. Quizás parte de ese dinero pudo emplearse en acelerar la transición energética hacia una mayor capacidad de generación con fuentes renovables de energía o hacia el mejoramiento de las termoeléctricas —a fin de cuentas, sin energía tampoco es viable el turismo—.
Todo eso nos lleva a otra cuestión absolutamente política en torno a la conducción de la economía nacional.
¿Cómo,
dónde y con quiénes se deciden las prioridades de inversión? ¿Cómo,
dónde y con quiénes se decide en qué se usa el dinero del pueblo de
Cuba?
Son asuntos de nación que atañen a todos.
Las preguntas tienen mayor resonancia si se piensa en la manera de hacer política económica en tiempos de Fidel.
Hay,
en efecto, una forma revolucionaria de imponer decisiones económicas
difíciles y, a la vez, acordarse integralmente de los más humildes y
perjudicados, sin dejar de asumir toda la responsabilidad por una medida
obviamente impopular.
Rememorar
esa forma de hacer política — de hacer revolución — no es arqueología,
aunque a estas alturas del partido, aquello parezca que fue hace muchos
años; es señalar que hay una cultura política de la Revolución, que es
la que resuena, por ejemplo, entre las jubiladas o entre la juventud.
5.
Hasta aquí insistimos en llevar la discusión al ámbito de la política. Pero existe otra arista: ETECSA no es un ente aséptico en el escenario cubano. Un grupo de condicionantes debieron considerarse antes de adoptar una medida previsiblemente impopular, que afecta de manera directa políticas promovidas o reconocidas por el Estado. Tal es el caso de la promoción del trabajo a distancia —que en las condiciones de deterioro de infraestructuras, transporte, servicio eléctrico, etcétera, se ha vuelto necesario—, o de la reconocida necesidad de hacer políticas para las juventudes —no es necesario insistir mucho en la sensibilidad que para este grupo tiene el acceso a la información y la comunicación, como un derecho ganado—.
No obstante, la salida «gremial» en las actuales circunstancias es un tiro en el pie. Si la protesta se encamina por soluciones para todos y todas, lejos de impugnarlas, deberían celebrarse como una manifestación saludable de resistencia frente al individualismo rampante en nuestra sociedad. Conocemos de sobra las amenazas internas y externas que tendremos que encarar, pero ellas no nos pueden marcar la agenda. Sabemos que han existido, y seguirán ahí, los surfistas de la fuerza colectiva, que buscan instrumentalizarla para que ella les conquiste lo que sus grupos de pertenencia no pueden, pero ansían. Suprimir por los surfistas de la tabla corta el debate, llamar por ellos al orden a las ideas revolucionarias —que no tienen manual para expresarse—, hacer moción al espíritu comunista por el concierto normalizador de las relaciones internacionales, nada de eso enaltece la tradición heroica del pueblo cubano, ni hace honor a la mayoría de edad de ese pueblo para conducir su propio destino.
Si
la agresividad del imperialismo y sus lacayos es impedimento para que
Cuba sea una democracia socialista, ya fuimos derrotados.
6.
El
pueblo de Cuba no se dio órganos colegiados y organizaciones políticas
en Revolución para ritualizar al Estado ni para adornarlo: se los dio
como vehículo de una democracia de los humildes, para hacer valer sus
intereses en el camino de resolver las muchas contradicciones que surgen
en el empeño de hacer a un país independiente en medio de la agresión
imperialista.
Entre
esas contradicciones, es importante identificar cuándo ha de tomarse
una medida audaz. A lo largo de estos más de sesenta años, han sido
muchas. En la mayoría de los casos, la audacia de la medida se definía a
lo largo del proceso pedagógico, participativo y de consulta que se
echaba al ruedo. Hoy, los amagos «pedagógicos» acaecen tras la asonada
del látigo social, para intentar contenerlo, para intentar contener en
él cuanto de revolucionario y rebelde le debe a la historia que lo
formó, de la que es hijo. Si el pueblo de Cuba tiene que llegar a hacer
la revolución «por cuenta propia», lo hará, sin duda. Los estudiantes
universitarios y no pocos profesores están dando pruebas dignísimas.
Tal
vez, como nunca antes, es más duro levantar un parlamento en una
trinchera. Y, sin embargo, como siempre, sigue latiendo en este pueblo
la sabiduría rebelde y el legado socialista que ningún poder ha logrado
extinguir: ahí reside nuestra fuerza.
Notas:
[1] Navarro, Desiderio: «¿Cuántos años de qué color? Para una introducción al Ciclo», en La política cultural del período revolucionario: memoria y reflexión, Centro Teórico Cultural Criterios, 2007, p. 17.
La Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) pone once ejes sobre
la mesa para debatir otro modelo de “campo”, para una nueva «Propuesta
de Política Agraria». El desafío es desarrollar el agro más allá de la
exportación de commodities, pensar el campo “con un millón de chacras” y
defender instituciones públicas como el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA), el Conicet y las universidades públicas
para trabajar por intereses comunes, que potencien a los agricultores y
cooperativas y no la apropiación privada para las grandes empresas.
También proponen crear valor agregado, políticas para producir alimentos
en todo el territorio, abastecer las mesas con trabajo cooperativo y
exportar con políticas soberanas.
La idea comenzó a estructurarse durante el año pasado, con mesas de
intercambio con especialistas hacia el interior de Fecofe y concluyó en
los once ejes que este año serán puestos en debate en distintas
regiones del país. El primer paso será en la Facultad de Ciencias
Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo. Continuará de esa manera en
espacios públicos y con invitación abierta a organizaciones y
productores con el objetivo de cerrar la Propuesta de Política Agraria para finales de 2025.
“Hace muchos años que no se habla de desarrollo en el sector rural
sino de cuántas toneladas más o menos se producen. Si el contexto
político actual es exacerbado, si plantea los extremos, nosotros vamos a
plantear que queremos un cambio radical del modelo agropecuario, por
uno que contemple las dimensiones económica, social y ambiental”,
propone Ricardo Garzia, secretario de Fecofe.
Foto: Manuel Costa / Fecofe
El documento preliminar elaborado por la Federación es crítico de la
“representación vacía” de “el campo”, que quedó cristalizada desde el
conflicto de 2008 en las entidades de la Mesa de Enlace, y apunta contra
“el accionar que tiene como objeto casi exclusivo el reclamo continuo
sobre retenciones y tipo de cambio”. También es crítico del modelo
agropecuario hegemónico y lo describe como parte de la globalización de
mercado y responsable de haber “enterrado todos los procesos de acceso a
la tierra y la discusión sobre la cuestión agraria”.
Los ejes propuestos por Fecofe para abrir el debate de una nueva
Propuesta de Política Agraria son: Tierra y Tenencia, Ambiente, recursos
y territorio; Ciencia y Técnica; Perspectiva de Género; Juventud;
Esquema Tributario; Modelo Productivo; Agro y Ruralidad: nuevos sujetos;
Cooperativismo; Alimentos y Alimentación; Estado y Gobierno del sector
agrícola.
“La representación está en crisis no solo en el agro ni en la
ruralidad, sino en todos los espacios de organización y participación de
nuestra sociedad. En lo que hace al agro, una dirigencia que solamente
discute retenciones, tipos de cambio o devaluación. Hace rato que dejó
de representar a una ruralidad más diversa, con muchos temas respecto de
cambios tecnológicos, globales y sociales que nos cruzan a las familias
rurales en los territorios y no son parte de las agendas de las
dirigencias de las organizaciones tradicionales, que miran a los grandes
medios y a los funcionarios de turno”, analiza Edgardo Grünfeld,
referente del Área Institucional de Fecofe. Marca la necesidad de
convocar a la juventud, alejada de la participación de filiales y bases
cooperativas, pensar las nuevas tecnologías y ampliar la representación a
partir de indagar “con los productores como protagonistas desde los
territorios”.
Foto: Manuel Costa / Fecofe
La tierra del millón de chacras
El documento preliminar de Apuntes para una Propuesta Política Agraria,
que se materializó en los ejes propuestos para el debate, contiene
análisis y acciones sobre temas centrales. “La tierra” es el primero de
ellos como una problemática de larga data que está reflejada en las
cifras de los últimos censos agropecuarios.
Según un reciente informe del INTA,
a partir de los datos de los últimos dos censos, el 64 por ciento de
las Explotaciones Agropecuarias (EAP) corresponden al sector campesino,
productores familiares y pequeñas cooperativas, pero cuenta con solo el
13 por ciento de las tierras en producción. Otro informe de la Cátedra Giberti,
también sobre los datos de los censos agropecuarios, marca que la
tierra operada mediante distintos convenios de alquiler en la región
pampeana (zona núcleo del agronegocio), creció un diez por ciento entre
censos y cuadruplicó su participación respecto del resto del país.
Frente a esa realidad, el documento de Fecofe plantea como “objetivos
inmediatos y principales enfrentar la lógica imperante que funciona
como un mercado anual de oferta y demanda de tierras” que tuvo como
consecuencia la concentración de las tierras en pocas manos y la
expulsión de productores. Propone “volver a poner en agenda la cuestión
de la tenencia y acceso a la tierra, tema esencial silenciado en las
últimas décadas”.
Con ese objetivo, entre las propuestas está la de volver a discutir una Ley de Arrendamiento,
cuya última reforma fue dictada en 1980 durante la última dictadura
cívico-militar para facilitar la liberalización y concentración de las
tierras, y la de restablecer la plena vigencia de la Ley de Tierras Rurales,
que limita la extranjerización y en especial su comercio en un mercado
internacional (y que fue derogada por el presidente Javier Milei con el
DNU 70/2023, aunque obtuvo un amparo favorables en el Poder Judicial).
Estas propuestas también deben ser acompañadas por políticas y
acciones para la obtención y redistribución de tierras, especialmente
orientadoras a los jóvenes y con perspectiva de género. Además de
promover la producción de tierras ociosas destinándolas apequeños y medianos productores.
La propuesta agropecuaria de Fecofe también agrega al debate la
recuperación de políticas de promoción de pueblos rurales, de
infraestructura, de circuitos cortos de comercialización y turismo
rural, y sentencia: “Las decisiones y la conformación del territorio
también es un hecho político, es ‘política territorial’”.
Esa gran batería de propuestas relacionadas a la tierra se sintetizan
en un lema que acuñó la Federación sobre la vuelta del “millón de
chacras”. “Es más importante recuperar las 300 mil explotaciones
agropecuarias que se perdieron que poner diez millones de toneladas más
de granos en las bodegas de los buques para la exportación”,
contrapone Garzia y agrega: “Argentina puede producir mucho más, con
mejores condiciones, pero con un interior poblado. Donde hay
cooperativas hay arraigo, hay trabajo, hay cuidado del ambiente y hay
conciencia de cuánto, cómo y qué se produce”.
Foto: Manuel Costa / Fecofe
De los commodities o un modelo federal de producción de alimentos
La expulsión de productores de los campos y la concentración de
tierras son parte de un modelo productivo, económico y político. La
propuesta agraria de Fecofe propone salir al cruce “del actual modelo de
renta financiera con eje en los fondos de inversión, dando oportunidad
de fortalecer a un entramado de productores y sus cooperativas, Pymes y
prestadores de servicios, vinculados al agregado de valor local y el
desarrollo regional”.
En ese modelo, el comercio interno y el internacional cumple un rol ordenador para garantizar un mínimo creciente de participación de las cooperativas en el mercado de granos, revisar la Ley Federal de Carnes y promover normas de adquisición de productos de cooperativas en programas alimentarios.
“Hay una correlación entre qué es lo que estamos produciendo en
volumen, miles de toneladas de productos primarizados, y el comercio
internacional que no dominamos. La Argentina tiene que cambiar, tiene
que ser soberana en sus decisiones de comercio exterior y poder agregar
valor a su producción. Tiene que haber una política de regulación,
intervención, para defender la industria nacional, a los productores y a
los consumidores. En la actualidad, el Gobierno está fomentando que los
productos de valor agregado entren vía importaciones y no una política
de alimentos soberana”, define Garzia.
El debate también se extiende sobre las políticas tributarias, que
tienen a las retenciones como eje de todos los debates en torno “al
campo”. “El debate no se puede agotar en las retenciones y menos sobre
la soja u otro cultivo aislado. La discusión se tiene que enmarcar en a
quiénes queremos promover y quién tiene que hacer el mayor esfuerzo. Hay
que ir a una segmentación
por escalas, por territorio, no es lo mismo producir en el Valle de Río
Negro o en la Puna que a 100 kilómetros del puerto de Rosario”, señala
Grünfeld.
“La discusión fiscal es parte de una discusión de qué proyecto de
país y qué rol queremos que jueguen los agroalimentos y la agroindustria
para desarrollar los territorios, para generar divisas, pero
fundamentalmente redistribución. Nosotros queremos una agricultura con
más agricultores y un agro con cada vez más cooperativas para generar
empleo en los territorios y abastecer las mesas de los argentinos. Ser
protagonista de la exportación de mercaderías y de servicios, y revertir
el peso cada vez más grande de las multinacionales”, completa.
Ciencia para el territorio, organismos democráticos y cuidado del ambiente
“El Gobierno actual está haciendo todo lo posible por subdesarrollar a
la Argentina”, sentencia Garzia y señala que el modelo propuesto por
Milei es el de “un país que exporta materias primas del extractivismo,
sin importar si hay un productor o cien mil productores en un
territorio”.
El documento preliminar de Fecofe valora la investigación pública del
INTA, el Conicet y las universidades nacionales, pero marca la
necesidad de “evitar que las innovaciones estén solamente en manos de
pocas empresas concentradas y en función de sus intereses” y propone
“limitar los convenios de exclusividad con las compañías para recuperar
la transparencia y el acceso público a la información”.
La nueva política agraria propone que la investigación se oriente a
promover la “vuelta al campo” y que los productores y sus organizaciones
no pueden ser ajenos al desarrollo, difusión y utilización de las
innovaciones. El documento exige la participación de las cooperativas en
los distintos ámbitos de decisión, planificación, control y gestión. Un
reclamo
que el sector realiza hace años junto a las organizaciones campesinas
para tener una silla en el Consejo Directivo del INTA. Y que podría verse reducido a la mínima expresión de la Mesa de Enlace según los planes de Milei.
“Pretenden, por ahora, quitarle un cuarto de su planta de
trabajadores, modificar su órgano de conducción y quedarse con el
control político del INTA desde el Poder Ejecutivo y el Ministerio de
Economía. La Argentina corre el riesgo de quedarse sin una de sus naves
insignias. Esperemos que el daño que haga este Gobierno pueda ser
revertido en el futuro, cuando esta gente se retire del poder”, apunta
Garzia.
Otros dos ejes de la propuesta de Fecofe cuajan con la realidad del
INTA: que los organismo no tengan su sede central en la Capital Federal y
que sus directores no tengan conflicto de intereses, como ocurre con el
actual presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, integrante de
Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y de
la Sociedad Rural de Balcarce.
El enfoque de la propuesta también resalta que las nuevas tecnologías
deben ser “un aporte al bienestar general, a la salud, a disminuir el
impacto negativo sobre el medioambiente y resguardar los recursos
naturales, la biodiversidad y la sustentabilidad”. Por ejemplo, en
materia de semillas, propone un abordaje que resguarde las
semillas nativas, criollas y de la agricultura familiar, que impulse una
producción diversificada y desarrolle líneas sin organismos
genéticamente modificados (OGM).
“La dimensión ambiental es estratégica para poder pensar una nueva
política agraria. Es una dimensión que si no pensamos tenemos que
subordinarnos a lo que piensan otros en una era en la que el cambio
climático no es solo una realidad sino que condiciona la producción”,
plantea Grünfeld y amplia: “Hay que pensarlo desde lo tecnológico, los
productivo, la innovación y cómo está impactando la calidad de vida de
nuestro territorios, por ejemplo, en cómo se está gestionando el acceso a
los recursos como la tierra y el agua”.
El documento de Fecofe plantea el incumplimiento de un conjunto de
normas ambientales a nivel nacional y provincial que permitirían la
efectiva protección y restauración de los recursos naturales (políticas
del uso del suelo, del agua y la conservación de la biodiversidad y los
recursos genéticos).
“Hay que generar valor agregado en territorio con una mirada de la
‘casa común’ y no contraponer el ambiente por un lado y la producción
por otro. Cuando ponemos a las familias y las comunidades en el centro
del debate se enriquecen las miradas”, sostiene Grünfeld y concluye: “No
hay quién cuide más de sus campos, territorios, infraestructuras e
instituciones que aquellos que viven y apuestan a que sus hijos viven en
el lugar, esa es la mirada del movimiento cooperativo”.
En diciembre de 2013, el gobierno estatal a cargo de Rafael Moreno Valle entregó el control del agua en la zona metropolitana de Puebla a la empresa privada Concesiones Integrales S.A. de C.V., conocida públicamente por su marca «Agua de Puebla para Todos». A más de una década de esta privatización, la población enfrenta aumentos descontrolados en tarifas, interrupciones prolongadas del servicio, conflictos socioambientales crecientes y múltiples indicios de corrupción. Este reporte documenta cómo, bajo la administración privada, el derecho humano al agua se convirtió en mercancía y en privilegio.
La
confusa estructura accionaria de Concesiones Integrales
La empresa concesionaria,
Concesiones Integrales, fue constituida el 19 de diciembre de 2013,
apenas tres días antes del fallo licitatorio. El proceso fue tan
acelerado que al momento de firmar el contrato de concesión por 30
años, el 26 de diciembre, la empresa no tenía experiencia previa en
el sector hídrico. Su inscripción original en el Registro Público
de Comercio se hizo en Aguascalientes, lejos de la jurisdicción de
Puebla. Ahora, saber quiénes son dueños de la empresa es un
laberinto financiero.
Originalmente (entre 2014 y 2023)
la estructura accionaria era la siguiente:
% capital social
Accionista corporativo
75 %
Monex, S.A.P.I. de
C.V.
24.7 %
EPCCOR Servicios,
S.A. de C.V.
0.224 %
Agua de México, S.A.
de C.V.
0.011 %
Tecnología
Intercontinental (TICSA) S.A.P.I. de C.V.
Según el Registro Público de
Comercio (RPC) la estructura accionaria de Concesiones Integrales a
partir de 2024, después de la venta aprobada en 2023 por el Concejo
Directivo de SOAPAP, presidido en ese momento por Sergio Salomón
Céspedes, había quedado más o menos de la siguiente manera:
% capital social
Accionista corporativo
≤ 75 %
Fideicomiso “Xinfra
Fibra E”
≥ 25 %
EPCCOR Servicios,
S.A. de C.V.
≥ 3%
Tecnología
Intercontinental (TICSA)
< 1 %
Agua de México, S.A.
de C.V.
Lo anterior significaría que
Xinfra, un fideicomiso promovido por Promotora MexPac, S.A. de C.V,
administrado por ApxCapital, con Banco Invex, S.A. como fiduciario
pasó a controlar la mayoría accionaria y el consejo directivo,
mientras que EPCCOR, de la familia
Gutiérrez Cortina,
mantuvo una participación minoritaria de aproximadamente el 25% así
como una influencia considerable sobre decisiones técnicas y
contratos de obra pública. Sin embargo, en noviembre de 2024 el
entonces director de Concesiones Integrales, Héctor Durán, en una
comparecencia ante la Comisión de Hacienda del Congreso Local
presentó otra estructura accionaria:
% capital social
Accionista corporativo
56.55%
Hermes Infraestructura
25 %
Fideicomiso “Xinfra
Fibra E”
18 %
Agua de México, S.A.
de C.V.
Estas versiones aparentemente
contradictorias pueden no serlo. En 2022 Grupo Industrial Hermes (de
la familia Hank) compró fuera de libros la participación que
originalmente pertenecía a Grupo Monex y la dejó en un vehículo
intermedio (HI20, S. A. de C. V.) que todavía no ha sido
protocolizado en el RPC. Al no estar inscrito, en el folio mercantil
aún aparece el fideicomiso Xinfra como titular; Durán, sin embargo,
probablemente expuso la identidad de los beneficiarios finales.
Xinfra controla acciones serie A,
que le dan control operativo, pero vende Certificados Bursátiles
Fiduciarios de Inversión en Energía e Infraestructura (CBFEs) a
Afores; esos certificados son “derechos económicos” sobre la
misma participación. Hermes es posiblemente propietario de parte de
ellas, o de un vehículo tenedor de CBFEs. En la comparecencia Durán
no nombró la porción de EPCCOR porque posiblemente se amortizó o
diluyó al momento en que Grupo Hermes y Xinfra entraron. En el acta
registrada de febrero de 2025 EPCCOR sigue con acciones serie B, pero
podría ya estar pactada su venta en un “segundo tramo” aún no
liquidado, y por eso podría persistir la dualidad.
Dentro de este laberinto
financiero podemos afirmar algunas cosas: que Xinfra tiene el control
operativo; que según lo legalmente inscrito el control accionario
directo sigue repartido entre Xinfra (serie A) y EPCCOR (serie B);
según lo que hasido publicado sobre Xinfra, los Afores poseen la
mayor parte de los CBFE’s; si tomamos en cuenta lo declarado por
Durán, parte de ellos pueden haber sido adquiridos por Hermes
Infraestructura sin haber sido protocolizados aún. Mientras no se
protocolice la compraventa completa ni se publique el registro de
tenedores de CBFEs, la ambigüedad permanece entre la versión
oficial del RPC y la versión “económica” que expuso el
ex-director Durán. Todo este enredo es resultado de la opacidad
crónica bajo la que opera Concesiones Integrales.
¿Quiénes
son los personajes detrás de las corporaciones?
EPCCOR es del empresario Juan
Diego Gutiérrez Cortina (un constructor ligado al ex presidente
Carlos Salinas de Gortari), también es dueño de la constructora
Gutsa (que se encargó de importantes obras en los gobiernos de Fox y
Calderón y que se vieron involucradas en maniobras poco
transparentes que fueron auditadas en su momento). Su hijo, José
Miguel Gutiérrez Sainz, es uno de los dueños de EPCCOR Servicios y
director general de Grupo Agua de México. En la cartera de clientes
de EPCCOR Servicios se encontraban la CFE, Televisa, Pemex, IMSS,
Teletón, CONAGUA y la SCT cuando Enrique Peña Nieto era presidente.
Xinfra Fibra -E es un instrumento
de inversión creado por APX Asset Management S.C. fundado y dirigido
entre otros por Alfredo Vara Alonso. Fundó el primer REIT
hipotecario de México (FHipo)
y la boutique de banca de inversión VACE Partners. Como Director
General de Banobras
administró activos por ~US $40 000 M y copresidió FONADIN.
Su gestión fue criticada por negarse a hacer públicas sus
declaraciones patrimoniales y por la contratación directa de
talleres con la firma Eviromex S.C., ligada a presuntos conflictos de
interés. Durante su gestión Banobras, según señalan fuentes
periodísticas, siguió girando 0.9 mdp al Instituto Tecnológico de
Centla mediante un convenio ya calificado como irregular; la ASF
advirtió ausencia de entregables y posible responsabilidad
administrativa en una serie de operaciones al estilo de la Estafa
Maestra. Además, en la construcción Viaducto Bicentenario en el
Edomex, Vace Partners (fundada por Vara) asesoró el financiamiento
de la autopista señalado por legisladores y el abogado Díez Gargari
como parte de una “red sofisticada de corrupción” ligada al
sexenio de Peña Nieto.
Carlos Hank Rhon es dueño de
Grupo Hermes, un conglomerado industrial y de la construcción. Lo
integran Hermes Construcción, Hermes Concesiones , HOATSA Operación
y Hermer. Carlos Hank Rhon, era dueño del Grupo Financiero
Interacciones, un conglomerado de las finanzas que ya no existe y
tenía su propia casa de bolsa. Vendió su empresa financiera a Grupo
Banorte, tiene lazos familiares con los accionistas de Banorte.
Históricamente ha estado ligado al grupo Atlacomulco, son un ejemplo
de las mayores redes de poder mafioso y político en México.
Curiosamente aunque era parte de lo que alguna vez se nombró como
mafia del poder, logró importantes acuerdos con Morena desde la
administración de López Obrador y aumentó sus riquezas en la
pasada administración. Jorge Hank Rhon, su hijo, ha sido conocido
por su amplio historial criminal, un rey del crimen de cuello blanco
y señalado por múltiples asesinatos. Hank Rohn fue conocido también
por su militancia priísta. En Tijuana extendió sus tentáculos, se
le acusó de mandar a asesinar al
fundador del semanario ZETA, crimen por el que “extrañamente”
nunca fue investigado. Una parte de sus riquezas las generó a partir
de la concesión del Hipódromo Agua Caliente, de donde viene el
famoso centro de apuestas Grupo Caliente.
¿Entonces
quién dirige y administra la empresa?
Desde 2024 el director general es
Jordi Bosch Bragado. Su cargo anterior fue como director de Aguas de
Saltillo (Agsal) en donde enfrentó denuncias sociales por altos
costos y cortes en zonas periféricas. Su llegada coincide con la
reconfiguración accionaria y con la obligación de invertir más de
$7,641 millones de pesos entre 2025-2044 para cumplir su contrato.
Actualmente el Concejo de
Administración de Concesiones Integrales está integrado por cuatro
integrantes de Xinfra (Alfredo Vara Alonso, Lorena Barrientos, Jesús
Ordaz, Emilio Sanders) y cuatro designados por EPCCOR (Juan Diego
Gutiérrez Cortina, José Miguel Gutiérrez. Sainz y Adolfo Gómez
García).
Los cuatro integrantes del
Concejo por parte de Xinfra son ex-funcionarios del Banco Nacional de
Obras y Servicios Públicos (Banobras). Este traspaso revela una
probable «puerta giratoria» entre Banobras y la empresa que
gestiona el agua, comprometiendo la independencia regulatoria y
financiera del servicio.
¿De dóndeextraen el
agua que venden?
Hasta 2023 Concesiones Integrales
tenía una infraestructura de 200 pozos, 505 tomas intermedias, 116
estaciones de rebombeo, 3 387 km de red, seis plantas potabilizadoras
y administra cinco plantas de tratamiento de aguas residuales, sin
embargo, de acuerdo con reportes de pobladores de las zonas cercanas
a ellas operan de manera deficiente o simulada.
Cuatro baterías de pozos dentro
de la ciudad (Loreto, La Constancia, San Baltazar y San Rafael)
siguen siendo el corazón del abastecimiento; bombean agua del
acuífero Valle de Puebla, que hoy muestra abatimientos de 1-3 m
anuales según CONAGUA. El
sistema Nealtican-Acuexcomac donde hay un abatimiento del –60 m;
manantiales secos, pérdida de nivel freático y hundimientos; y
el
sistema Xoxtla
donde se cedió el agua sin consentimiento previo, funcionan como
“llaves de alivio” para sostener el desmedido crecimiento
inmobiliario de la capital (Angelópolis y periferia sur-poniente).
Además, Concesiones Integrales busca diversificar captaciones en
Cuautlancingo
y
rehabilitar más pozos en Xoxtla.
Junto con los pozos operados
directamente por la concesionaria, han sido detectadas por la propias
autoridades decenas de perforaciones sin título en la zona conurbada
que terminan conectadas a la red o al negocio de pipas, complicando
el balance real del acuífero.
En síntesis, el
agua que comercializa Agua de Puebla proviene básicamente del
acuífero Valle de Puebla (dentro de la Ciudad) y de tres campos
periféricos (Nealtican, Acuexcomac y Xoxtla), con nuevos proyectos
en Cuautlancingo.
Cada uno de estos frentes de extracción implica conflictos sociales
y ambientales que hoy condicionan la viabilidad a largo plazo de la
concesión.
Según lo declarado por el
ex-director de Concesiones Integrales, Héctor Durán, ante el
Congreso de Puebla, el cobro del servicio que resulta de toda esa
extracción de agua representó para la empresa ingresos por 80
millones 691 mil 23.74 pesos en 2022, 88 millones 32 mil 750.35 pesos
en 2023, y 65 millones 948 mil 50 pesos hasta octubre de 2024.
Manejo
opaco de recursos y relaciones institucionales
Los estados financieros de la
empresa revelan que Concesiones Integrales está altamente
apalancada. En 2024 contrajo una deuda bancaria por 1,140 millones de
pesos con Banobras y 2,492 millones de pesos con Banorte, creando un
riesgo significativo para las finanzas públicas en caso de rescisión
o incumplimiento. Además, existe evidencia contundente de cobros
indebidos: la empresa ha cobrado mensualmente por un tratamiento de
aguas residuales inexistente. Por ejemplo, la planta
tratadora Alseseca Sur permanece inoperante y las aguas residuales,
muchas de ellas industriales con componentes tóxicos, permanecen a
cielo abierto en lo que queda de los ríos que atraviesan la ciudad.
Desde su creación, la
concesionaria estuvo envuelta en irregularidades. El contrato
menciona a una asociación denominada «Contraloría Ciudadana
para la Rendición de Cuentas A.C.» como testigo social, pero
nunca presentó ningún informe público, violando así los
requisitos mínimos de transparencia y rendición de cuentas en
contrataciones públicas.
Asimismo, la velocidad extrema
del proceso licitatorio (apenas tres días desde la constitución de
la empresa hasta el fallo definitivo) evidencia posibles acuerdos
previos e influencia indebida de actores políticos, particularmente
vinculados al entonces gobernador Rafael Moreno Valle y su gabinete.
La reserva ilegal del contrato, declarada «dolosa y equívoca»
por jueces federales hasta 2020, añadió más opacidad al proceso.
Además, EPCCOR, socio clave de
Concesiones Integrales, tiene un amplio historial de irregularidades
en obras públicas, tales como la construcción defectuosa de la
Estela de Luz y el Paso Exprés en Cuernavaca, lo que genera dudas
sobre la idoneidad y legalidad de su participación en este tipo de
contratos públicos.
Por otro lado, el ex-director
Héctor Durán actualmente es investigado por el Servicio de
Administración Tributaria (SAT) por presunto enriquecimiento
inexplicable, involucrando propiedades de lujo en Puebla y Miami, así
como automóviles de alta gama adquiridos durante su gestión.
Sobreexplotación
del agua y altas tarifas
La gestión privada intensificó
gravemente la explotación de acuíferos, afectando de manera directa
a comunidades periféricas. Poblados como Nealtican, Acuexcomac,
Xoxtla y Sanctorum sufren el agotamiento acelerado de sus fuentes de
agua, lo que ha derivado en movilizaciones y protestas sociales
constantes. En Nealtican, la comunidad clausuró simbólicamente
pozos ante la sequía de sus manantiales; en Acuexcomac instalaron
una guardia permanente; en Xoxtla, vecinos realizaron bloqueos viales
para exigir se cancele la cesión del agua. Estos conflictos
evidencian la insostenibilidad socioambiental del modelo de
extracción promovido por Concesiones Integrales.
Agreguemos la sobreextracción el
inexistente saneamiento de aguas residuales domésticas e
industriales que no solo resultan en un modelo insostenible
ecológicamente, sino que también representa un riesgo sanitario
grave.
Además, en la ciudad de Puebla,
más de 100,000 cortes del servicio por falta de pago y aumentos
tarifarios acumulados de hasta 500% desencadenaron más de 5,000
amparos, la mayoría ganados por usuarios afectados. Esta
conflictividad constante revela una violación sistemática del
derecho humano al agua y una incertidumbre permanente en términos de
costo por el servicio y certeza en su suministro. Lo que también
muestra la insostenibilidad del modelo de servicio de la empresa.
Negligencia
operativa y laboral
El historial operativo de la
empresa revela negligencias que ocasionaron accidentes y muertes
evitables. Un trabajador murió intoxicado en 2018 mientras realizaba
labores en una alcantarilla sin el equipo de seguridad adecuado.
Además, este año el uso improvisado de carrizos y palmeras como
señalización en obras generó múltiples accidentes viales sin que
la empresa enfrentara sanción alguna. Estas acciones constituyen
graves violaciones a los derechos laborales y obligaciones de
seguridad.
Asimismo, desde 2020, Concesiones
Integrales despidió alrededor de 1,200 trabajadores del antiguo
organismo público (SOAPAP), reemplazándolos mediante esquemas
precarios de outsourcing,
generando conflictos laborales permanentes sin solución efectiva que
pone en duda la capacidad de Concesiones Integrales de tener una
plantilla laboral calificada para mantener un servicio tan amplio y
complejo de gestionar adecuadamente.
Para
los pueblos no es sequía, es saqueo
La falta absoluta de consulta y
consentimiento a los poseedores del territorio de donde se saca el
agua, los pueblos indígenas y campesinos, revela un profundo racismo
y clasismo tanto en las grandes corporaciones extractivas (como
Concesiones Integrales) como en el propio Estado. Existe una política
sistemática de desprecio y colonialismo que reduce a estas
comunidades a simples territorios donde imponer políticas, ganar
votos, despojarlos y hacer avanzar proyectos desarrollistas sin su
consentimiento y consenso.
Resulta, además, profundamente
contradictorio que, en medio de una crisis ambiental planetaria y con
discursos “sostenibles” tan en boga, las empresas y el Estado
continúen ejecutando proyectos ecocidas y negocios, mercantilizando
todo lo común. Estas dinámicas son las que, en Puebla, explican el
saqueo del agua y reflejan un problema global. Si de verdad nos
importa la salud del planeta y nuestro bienestar socioambiental,
debemos reconocer que las y los verdaderos guardianes de la
naturaleza son los pueblos originarios. Cuando defienden el agua, no
protegen solo “su” patrimonio, defienden la vida de todo el
planeta.
El Estado puede decir lo que
quiera, pero quienes habitamos la ciudad tenemos la responsabilidad y
el derecho de decir NO a este saqueo y ecocidio sistemático. Como
habitantes de Puebla, podemos y debemos dejar en claro que no
aceptamos más robos de agua en nombre del “desarrollo” o
“progreso”. Manifestarlo es urgente y necesario.
La vieja estrategia de
“consultar” a unas cuantas personas para luego decir que se ha
cumplido con los procesos estipulados en el Convenio 169 de la OIT ha
sido recurrente en las administraciones de la autodenominada Cuarta
Transformación y en todas sus antecesoras. Tanto, que el
nombramiento de Hugo Aguilar Ortiz como magistrado de la SCJN se
convierte en una pieza central de esta política de despojo y
neocolonización disfrazada de transformación. La farsa detrás del
“Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua” firmado entre el
gobierno y las empresas lo demuestra con total claridad: las
preferencias estatales están con las compañías, no con los
pueblos. Los acuerdos se hacen con ellos, la política de
“compensación” de que empresas altamente ecocidas y extractivas
como coca cola regresen unos cuantos litros de agua es una pantomima
para asegurar las concesiones a las mayores corporaciones ecocidas y
criminales del planeta. Así mientras a ese tipo de corporaciones se
les trata como interlocutores se busca despejar el camino y ahí
estorban los pueblos.
Maniobras como el Plan Nacional
Hídrico, las contralorías ciudadanas del agua y toda esa retórica
de “acuerdos sostenibles”, “reordenamientos territoriales” o
“reapropiación” no son más que simulaciones para que el
extractivismo gane aceptación, sea aplaudido y oculte lo que sucede
en realidad: se libra una guerra del mercado contra la población,
del capital contra quienes se le interponen. Ahí está el origen de
un problema que vivimos a diario, que es inocultable y que seguirá
en aumento.
Algunas
cifras de acuerdo con la plataforma Poplab, cada año
en México se extraen 133 mil millones de litros de agua para la
producción de comida chatarra.
Coca-Cola,
por sí misma, ocupa más del 40% del total, que además de la brutal
extracción no regulada ni supervisada eficientemente, con
concesiones bastante cuestionadas y varias veces denunciadas, generan
a su vez toneladas de basura. Solamente por mencionar algunas cifras
alarmantes de extracción de agua al año en México:
Coca
Cola.
55 mil 812 millones de litros.
Pepsi.
32
mil 000 millones de litros.
Danone.
15 mil 437 millones de litros.
Nestlé.
9 mil 778 millones de litros.
La
inconsistente postura de Armenta sobre la cancelación de la
concesión
En febrero de este año Alejandro
Armenta afirmó que se violó la ley para favorecer a Concesiones
Integrales en 2013, pues: «Teníamos
gobernantes corruptos que solo pensaban en las obras, como el Museo
Barroco, que pensaban saquear al estado y tenemos que venir a
arreglar su cochinero, esa es la verdad».
En esa misma declaración sostuvo
que «si de plano
no quieren servir a Puebla y solo están pensando en cuánto ganar»
la empresa debe
retirarse. Señaló que Agua de Puebla era un ejemplo de las empresas
«extractivas»
que priorizan la ganancia sobre el servicio. «Mientras
yo sea gobernador las vamos a perseguir o las vamos a correr de
Puebla, no queremos empresas que saqueen a Puebla» dijo.
Poco tiempo después declaró que
su
administración no retiraría el contrato a Agua de Puebla,
pues esto representaría un gasto enorme para el estado, en esa misma
declaración afirmó que durante su gobierno no
habría más lugar para empresas como Agua de Puebla.
Y unos días después mencionó
una propuesta: “Estamos
trabajando en una propuesta, daremos sorpresas, con Agua de Puebla
hay voluntad, lo importante es que cuando hay voluntad las cosas se
resuelven y el acceso al derecho humano al agua es fundamental para
nosotros y lo vamos resolver”.
Volvió a afirmar que revertir
las concesiones de la privatización del agua a la empresa
Concesiones Integrales costaría al erario un total de 22 mil
millones de pesos, una cifra exageradamente elevada (se estima que la
remunicipalización costaría entre 10 y 15 millones) y que no toma
en cuenta otras posibles rutas que podrían reducir mucho el costo
como una salida “por cesión”, transferir deuda de Concesiones
Integrales con Banobras a un vehículo estatal con garantía federal,
entre muchas otras, más aún tomando en cuenta la posibilidad de
documentar el incumplimiento de los términos de la concesión. En
ninguno de los casos Armenta ha planteado una ruta ni una intención
clara de remunicipalizar el servicio. Las afirmaciones y cambios
tajantes en las posturas de Armenta dan cuenta de una simulación
discursiva a la que hay que poner atención.
Crímenes
de negligencia corporativa
Ante la cadena de
irregularidades, abusos e imposiciones en torno a Concesiones
Integrales podemos concluir que estamos ante actos y omisiones que
generan
un riesgo previsible de daño
a terceros o al interés público. Los indicios de corrupción, la
negligencia, el saqueo, las violaciones a los derechos laborales, los
daños a terceros por sus obras mal hechas no podrían funcionar sin
el apoyo activo, omiso o aquiescente del Estado. Ambos, corporación
y Estado han entablado una relación de interés mutuo.
Esta relación da cuenta de un punto clave del poder corporativo: los delitos y los daños corporativos siempre permitirán que la búsqueda de beneficios financieros prevalezca sobre las necesidades humanas y la protección social. Y es por esta razón que los Estados capitalistas (aunque se nombren como capitalismo humano) nunca podrán ofrecer una solución a este problema, porque son parte esencial de él. De ahí que gran parte de los daños corporativos queden impunes.
El diseño legal de la sociedad
anónima y la selectividad
del Estado en la aplicación de la ley
crean una “garantía mutua”: el Estado habilita a las empresas a
actuar y calibra o retrasa los controles que podrían frenar sus
abusos. En la práctica, la
búsqueda de lucro corporativo prevalece sobre la protección social,
reproduciendo un circuito de poder que hace posibles los daños a
gran escala con escasa sanción penal efectiva, incluso la sanción
civil, cuando ocurre, es mínima en comparación a las ganancias
obtenidas por el daño ocasionado.
Los crímenes
corporativos por negligencia
no son simples “accidentes”, cristalizan una forma
de poder estructural
donde la obtención de beneficio se impone sobre la seguridad, la
salud, el medio ambiente y la vida de los pueblos. En este
funcionamiento del Estado absurdamente funcional a la acumulación de
capital, las reformas penales seguirán chocando con límites
políticos, pues hay una “impunidad por diseño” que hoy
caracteriza a gran parte de los crímenes corporativos y su relación
con el Estado. Son este tipo de crímenes los que están en el centro
del caso de Concesiones Integrales y su relación con las
administraciones estatales en Puebla, desde Rafael Moreno Valle
hasta Alejandro Armenta.
Según
el Reporte de Mayo del 2025 Bolivia debe reorientar su estrategia
económica. Esto implica que el dólar no puede ser sostenido con
reservas precarias y debe ser reemplazado con un nuevo régimen que
permita que la tasa de intercambio nominal pueda fluctuar con las
condiciones del mercado y se respalde en el control de la liquidez de
la moneda local para mantener la estabilidad de los precios para que
esto sea posible es necesario remover los seguros legales sobre las
tasas de interés, y que los depósitos domésticos (familiares) y
las tasas de interés de los préstamos puedan rápidamente alcanzar
niveles de compensación de mercado. En términos más sencillos para
evitar el incremento de la inflación y la recesión económica, pero
de forma temporal, mientras se incrementa la deuda externa, y claro
luego de la consecuente catástrofe con el remate de las empresas
estratégicas del Estado a las grandes corporaciones.
En
este sentido el FMI propone un ajuste fiscal una reforma de
consolidación fiscal que posibilite la eliminación del Banco
Central en la financialización del presupuesto (para generar un
corto circuito de la inyección de la liquidez de la moneda local a
través de esta fuente) y reducir el riesgo de la pérdida de
soberanía del país, además de poner atención en el sector más
vulnerable de la población, sugiere reducir el gasto público en el
pago de los salarios y trabajar en las posibles debilidades del
marco jurídico legal en el sistema financiero durante esta
transición económica necesaria, aunque hasta la fecha, dicho sector
habría sido protegido con las políticas del gobierno de Arce,
reconoce el FMI, en el mencionado reporte. Para lo cual sugiere a
Bolivia nuevamente endeudarse.
La
sugerencia del FMI consiste de esta manera en depreciar la tasa de
intercambio del dólar en el mercado paralelo que contribuyó
decisivamente a la inflación de los productos de la canasta básica
familiar y al déficit de la balanza de pagos, ya que es debido a la
escasez del dólar que se redujo la posibilidad de realizar
importaciones al interrumpir la cadena de suministros y al
incrementar los costos de producción, imposibilitando el crecimiento
económico del país. Y ya que la escasez de mercancías y el alto
costo de importación, además del incremento de los salarios en el
sector público habrían contribuido a la inflación elevando el
costo fiscal de los subsidios, e incrementando la salida acelerada
del capital de las arcas del Estado.
En
este escenario el déficit fiscal sobrepasó el 10% del PIB el año
2023 y 2024 excedió el presupuesto dirigido para este gasto. A esto
se sumó la disminución de los ingresos por la venta de
hidrocarburos y la corrupción del gobierno en la importación de los
combustibles a través de la empresa Paraguaya Botrading, que se
niega a transparentar los cobros con sobreprecio al Estado Boliviano
y que según denunciaron varios parlamentarios como el diputado
Héctor Arce, o el diputado Carlos Alarcón entre otros, generó un
daño al Estado que sobrepasa los 56 millones de dólares en dos
años.
Alarcón
denunció el pasado 29 de Mayo ante la prensa, que Botrading es
esencialmente propiedad de YPFB a través de refinaciones, lo que
significa que YPFB se compra a sí misma el combustible y el crudo
del exterior a un precio mayor generando así ganancias ficticias.
Esto sumado a la negligencia de los funcionarios del gobierno de Arce
en la importación de combustibles que generó la escasez en el país
y que desencadenó la crisis del sector agropecuario de la mediana y
pequeña empresa principalmente, un sector ya bastante golpeado por
las sequías y lluvias fuera de estación por el fenómeno del niño.
Pero
volviendo al reporte del FMI, este señala que otra de las causas del
déficit del gasto público es la subvención de los combustibles por
parte del Banco Central. Así concluye que la deuda pública al final
del 2024 habría sido del 95% del PIB (y esto de acuerdo al tipo de
cambio oficial del dólar).
Otro
detalle relevante en este análisis sobre el déficit fiscal es el
incremento de las State- Owned Enterprise (SOEs) en el negocio del
oro con el Estado Boliviano. Estas empresas creadas por el Estado y
cuyos dueños públicos y/o privados tenían la potestad de actuar
como intermediarios en la compra del oro a los pequeños productores
y de venderlo al banco central, según el reporte si bien desde el
año 2013 al 2023 se promediaba en 1% del PIB la participación
económica de dichas empresas creció a un 4.3% del PIB para el año
2024, como resultado de la Ley del oro promulgada por el gobierno
que establecía que el oro fuera comprado a un precio relativo al
cambio oficial del dólar, para luego ser intercambiado por la divisa
extranjera bajo la excusa de fortalecer las reservas internacionales.
No
obstante, el gobierno agotó las reservas de moneda extranjera a
fines del 2024 cuyo remanente fue de 2 billones de dólares (que
según el FMI podría cubrir dos meses de importación) pero que
estaban compuestos de 1.9 billones de dólares en oro restringido
(oro sujeto a deuda) y solo 90 millones de dólares en activos
líquidos esto es disponibles. Así el gobierno de Arce para obtener
dólares habría comprado cerca de 1 tonelada de oro por mes de los
productores domésticos cerca de 80 millones de dólares.
Por
lo que el gobierno de Arce habría liberado 268 millones de dólares
de una deuda asumida y de la cual habría utilizado 200 millones de
dólares para el fondo de pensiones que según este reporte sirvieron
para financiar la recompra de sus eurobonos a los inversores
extranjeros con un recorte del 70% y a un tipo de interés del 12%.
En ese sentido habría protegido al sector financiero cuyos créditos
al sector privado ascenderían a un 70% en términos de porcentaje
del PIB.
Además
se debe destacar que según el reporte de la OECD del año 2025 los
mayores ingresos al Estado Boliviano provenientes de los impuestos
eran del fondo de pensiones en un 24% y de los impuestos a los bienes
y servicios en un 31% además de los impuestos a la propiedad en un
20% al año 2023, ingresos que sirvieron tanto para la compra de
bonos como para desarrollar una política deficitaria del gasto
público con la creación de empresas privadas que succionaran las
arcas del Estado en favor de una clase dominante rapaz.
Cabe
mencionar que en la tabla 1 del mismo estudio la tasa de pobreza al
año 2023 era del 36% y que el ingreso per cápita en aquel entonces
era de unos US$ 3,736 cuando el Consumer Price index CPI de la
inflación llegaba a un 2%, lo que no se expone es la cifra clara de
cuanto era el ingreso per càpita al año 2024 cuando según el FMI
se comenzaron a implementarlas medidas de depauperación de la
economía del gobierno de Arce y cuando el CPI de inflación ascendía
a un 10% y cuanto el año 2025 cuando la inflación ascendía a un
15% los datos de la OIT no contribuyen al análisis y los del INE se
limitan a una publicación en la que se asegura que para el 2025 el
desempleo sería del 3% aproximadamente.
No
obstante, y considerando los datos del FMI podemos concluir que los
precios de varios de los productos de la canasta básica familiar se
habrían elevado contrariamente a este reporte y a los datos
suministrados por el gobierno de Arce, por encima de un 133% como en
el caso del arroz o la carne. Pero además el índice de GINI que era
del 16.1 durante el gobierno de Evo Morales, y que mide el
crecimiento de la riqueza se habría incrementado dramáticamente el
año2023 a un 42.1 , según el reporte del Banco Mundial de Abril del
2025. Vale destacar que dicho reporte no menciona mayores datos sobre
el incremento de la pobreza durante el 2024 y el 2025 años en los
que se endurece la política de estrangulamiento económico del país
bajo el gobierno de Arce. Además, en el reporte del FMI se pasa muy
por encima los datos del desempleo y el incremento de la
subcontratación y su relación con la inflación de los precios
durante este período de agudización de la crisis.
No
obstante y considerando que la inflación se habría incrementado en
un 15% al 2025, y considerando que al 2023 esta inflación era del 2%
el poder adquisitivo de un trabajador promedio se habría depreciado
en aproximadamente 7 veces su valor desde el 2023 al 2025; entonces,
si aplicamos este análisis al ingreso per càpita del 2023 que nos
proporciona el FMI, tenemos que el sueldo mensual de un trabajador
que sería de aproximadamente 2100 bs equivaldría en proporción
inversa al incremento de la inflación a un sueldo de 1700 bs
aproximadamente disminuyendo visiblemente su poder de compra y que en
términos reales si comparamos con la inflación de los precios de la
carne y del arroz de más el 100% este sueldo se reduciría a 900 Bs.
aproximadamente, esto es habríamos retrocedido en las conquistas
políticas y sociales al año 2003 de la guerra del gas y de la
política de capitalización de las empresas a la que nos empujó el
gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, con la consecuente crisis
económica política y social.
Frente a esta realidad y en el contexto electoral no faltan los
candidatos que señalan que hoy más que nunca debemos salvar a
Bolivia, siguiendo nuevamente las recetas del FMI y/o que en 100 días
salimos de este problemita rematando el litio la nueva matriz
energética mundial a precio de gallina muerta claro que no se dice
en esos términos sino en un clásico “yo sé cómo resolver el
problema del país”. En los hechos es innegable que solo el
gobierno de Evo Morales fue capaz de generar una redistribución del
excedente que contribuyó visiblemente a una reducción de la
desigualdad social en el país y que posibilitó un crecimiento
económico sostenido, el mayor de la región a lo largo de sus 14
años de gobierno como destaca el índice de GINI arriba mencionado.
De ahí la necesidad del gobierno de Arce bajo la sigla robada del
MAS y de la derecha recalcitrante de imposibilitar su candidatura en
estas elecciones generales de Bolivia.
Así lo informó la agencia de noticias polaca PAP, que cita los datos de la Comisión Electoral Nacional tras el recuento de votos en todos los colegios electorales. La participación fue alta, del 71,63%.
La derrota del liberal europeísta Trzaskowski abre el camino al
regreso de Ley y Justicia al poder y compromete el liderazgo del
primer ministro, Donald Tusk, en Polonia y en la UE.
Nawrocki sucederá al presidente saliente, Andrzej Duda, que agota
en agosto los dos mandatos consecutivos que permite la Constitución.
La victoria de Nawrocki dificultará la agenda de Tusk, que se
centra en deshacer las políticas liberales del PIS, que gobernó
Polonia durante casi una década, hasta las elecciones legislativas
de 2023. Además, podría reavivar las tensiones con la Unión
Europea y afectar a las relaciones con Ucrania, debido a su rechazo a
la adhesión ucraniana a la UE y la OTAN, además de su intención de
reducir ayudas a refugiados.
La participación fue superior al 67,3% registrado en la primera
vuelta del 18 de mayo y la más alta en unas elecciones
presidenciales en Polonia desde 1990. Nawrocki se presentó a las
elecciones como candidato independiente, apoyado por el partido
gobernante Ley y Justicia.
Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales, pasó al
balotaje con su oponente Trzaskowski.
Sus opiniones políticas se describen como conservadoras y de
derechas. Durante la campaña electoral dijo que se oponía a la
vacunación obligatoria de adultos y niños, y en enero de 2025
sostuvo que estaba en contra de la adhesión de Ucrania a la OTAN y a
la Unión Europea hasta que se resolvieran las cuestiones
polaco-ucranianas, incluida la exhumación de las víctimas de la
masacre de Volinia, calificado por muchos como una limpieza étnica
que el Ejército Insurgente Ucraniano y otros grupos armados llevaron
a cabo en 1943 y 1944.
El plan electoral de Nawrocki incluía, entre otras cosas, la
garantía de no subir los impuestos, una reducción del IVA y un
aumento del umbral del segundo impuesto. Entre las promesas figuraban
también la introducción del impuesto cero sobre la renta de las
personas físicas para las familias con al menos dos hijos, así como
la exención fiscal de las herencias y la abolición del impuesto
Belka sobre los Ingresos Brutos. Nawrocki se muestra partidario de la
energía nuclear, pero afirma que hasta que Polonia no tenga su
propia central nuclear, el carbón debe extraerse de las minas
polacas. «Digo claramente no a esto. Hasta que Polonia llegue a
la energía nuclear, el carbón polaco debe extraerse, alimentar y
desarrollar la República de Polonia», dijo en la campaña.
También habló del Pacto Verde y de ecología: «Con el rechazo
a la ideología verde, a los impuestos verdes, al EU-ETS (Sistema
Europeo de Comercio de Emisiones), con la extracción del carbón
polaco, empezaremos por fin a pagar precios normales por la
electricidad», bramó en más de un mitin.
Asimismo, sostuvo que el servicio militar debe seguir siendo
voluntario y que no quiere cambiarlo. En el debate presidencial
afirmó que Polonia no se encuentra actualmente en una situación que
requiera un servicio militar obligatorio.
«Seré el presidente de una Polonia segura en la que el
servicio militar debe ser voluntario. Es necesario construir un
Ejército polaco fuerte y moderno, de al menos 300.000 efectivos, con
alianzas sólidas, pero que siga siendo voluntario, lo que también
es fundamental para mí», afirmó. «Polonia estará segura
cuando esté militarmente segura y tenga al menos un Ejército polaco
de 300.000 hombres y un millón de reservistas. Y esta es mi
confesión de que esto es a lo que conduciré y esto es lo que
llevaré a cabo como Superior de las Fuerzas Armadas», afirmó.
¿Quién es Karol Nawrocki?
Polonia ha definido su futuro político, al elegir con
un 50,89 % de los votos al conservador y euroescéptico Karol
Nawrocki, de 42 años, como su próximo presidente.
Durante la campaña electoral, el entonces candidato manifestó su
intención de poner los intereses de los polacos por encima de
otras naciones, defender los valores tradicionales y se mostró
escéptico respecto a la Unión Europea.
Además, criticó a Ucrania en varias ocasiones. En abril, acusó
a Kiev de ser desagradecido con el apoyo proporcionado por Varsovia.
«Ucrania realmente no nos trata como socios. Estoy profundamente
decepcionado con el presidente Zelenski. Se comportó de una manera
que nunca debería haberse comportado hacia el Estado polaco»,
lamentó.
A principios de enero, Nawrocki manifestó también que Ucrania no
debería entrar en alianzas occidentales hasta que se solucionen los
asuntos pendientes en relación con el genocidio de Volinia, cometido
contra la población polaca por nacionalistas ucranianos en 1943. «No
veo a Ucrania en ninguna estructura. Ni en la Unión Europea ni
en la OTAN», declaró en aquel entonces.
En mayo, firmó una declaración de ocho puntos con Slawomir
Mentzen, líder de la extrema derecha polaca, en la que se
comprometió a oponerse a la adhesión de Ucrania a la OTAN e
hizo constar que mientras él sea presidente, no se enviarán
soldados polacos a Ucrania.
Nawrocki lamentó en una entrevista en marzo que
Vladímir Zelenski «se comporta de manera indecente hacia sus
aliados, incluida Polonia». «Dijo que Ucrania se había quedado
sola al principio de la guerra, lo que significa que no apreció
los grandes esfuerzos de los polacos ni del presidente
polaco», sostuvo, denunciando que Kiev trata a Varsovia como si
fuera su «granja subsidiaria».
Si bien manifestó su intención de continuar con el apoyo a Kiev,
acusó a los refugiados ucranianos de aprovecharse de la generosidad
de su nación y prometió priorizar a los polacos cuando se
trata de esperas para ser atendidos por los servicios sociales como
atención médica y educación. «Los ciudadanos polacos deben tener
prioridad. Polonia primero. Los polacos primero», dijo en un
video de campaña.
Nawrocki también se mostró dispuesto a sentarse a la
mesa de las negociaciones con el presidente ruso Vladímir Putin e
incluso a estrecharle la mano si esto respondiera a los
intereses de su país. «Trump, Zelenski, Putin y yo estaríamos en
la mesa, discutiendo si Ucrania sería una zona colchón estable
entre Rusia y Polonia», expresó.
El ganador de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales
sucederá al conservador Andrzej Duda, cuyo segundo y último mandato
termina el 6 de agosto. Si bien la mayor parte del poder en el
sistema político de Polonia recae en un primer ministro, el papel
del presidente es relevante, pues puede influir en la política
exterior, así como vetar leyes.
Recientemente, Nawrocki ha encabezado el Instituto de la Memoria
Nacional, que defiende narrativas históricas nacionalistas. Lideró
esfuerzos para derribar monumentos al Ejército Rojo de la URSS en
Polonia.
El primer ministro de Polonia anuncia un voto de confianza sobre
su gobierno tras las presidenciales
Por Vanessa Gera
El primer ministro de Polonia,
Donald Tusk, anunció el martes pasado que el Parlamento celebrará
un voto de confianza sobre su gobierno el 11 de junio, ya que el país
enfrenta una “nueva realidad política”.
Convocó el voto después de que su aliado político, el alcalde
liberal de Varsovia,
perdiera la elección presidencial del fin de semana en Polonia ante
el conservador Karol Nawrocki.
El gobierno de Tusk maneja la mayoría de los asuntos cotidianos
en Polonia. Opera por separado de la presidencia, pero el presidente
tiene el poder de vetar leyes, y la victoria de Nawrocki hará
extremadamente difícil para Tusk impulsar su agenda pro europea.
Tusk anunció la fecha del voto de confianza al inicio de una
reunión del ejecutivo en Varsovia.
«Estamos comenzando la sesión en una nueva realidad
política», dijo Tusk. «La realidad política es nueva,
porque tenemos un nuevo presidente. Pero la Constitución, nuestras
obligaciones y las expectativas de los ciudadanos no han cambiado. En
Polonia, el gobierno gobierna, lo cual es una gran obligación y
honor».
Nawrocki, que tuvo apoyo del presidente de EE UU, Donald
Trump, ganó el 50,89% de los votos en una reñida contienda
contra el alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, quien recibió el
49,11%.
La contienda reveló profundas divisiones en el país, situado en el
flanco oriental de la OTAN y
la Unión
Europea.
Se espera que Nawrocki, que asumirá el cargo el 6 de agosto,
moldee la política interna y exterior del país de maneras que
podrían tensar los lazos con Bruselas mientras alinea a la nación
centroeuropea de casi 38 millones de personas más estrechamente con
el gobierno de Trump.
Trump celebró su victoria y escribió en su plataforma de redes
sociales Truth Social: «¡Felicidades, Polonia, eligieron a un
GANADOR!».
Nawrocki respondió a Trump en X, diciendo: “Gracias, sr.
presidente. Una fuerte alianza con EE UU, así como una asociación
basada en una estrecha cooperación, son mis principales
prioridades”.
Urdaibai
tiene el honor de albergar el proyecto arquitectónico más ambicioso
de nuestra era: un museo —el dichoso Guggenheim— sin planos, sin
ubicación definitiva y, lo más innovador, sin existencia. Se
anunció hace ya cuatro años con determinación —se va a hacer «Sí
o Sí»— como quien lanza una profecía incontestable a los
confines del Universo, pero seguimos en la fase más avanzada del
arte contemporáneo: la especulación infinita.
De
hecho, podríamos decir que con este proyecto se ha perfeccionado la
técnica de la
“construcción
imaginaria”,
esa donde los debates públicos giran en torno a un edificio que
nunca ha salido del mundo de las
ideas. Mientras tanto, los ciudadanos han discutido su necesidad o
no, su impacto ambiental, su coste y su futuro, olvidando el pequeño
detalle de que aún nadie ha visto ni un simple borrador de nada.
Es
el
Guggenheim
de Schrödinger:
existe y no
existe a la vez. Un museo tan sofisticado que ni sus creadores han
tenido que presentar un proyecto. Tan importante que ya merece,
incluso, procesos de “escucha activa”,
y todo ello sin el riesgo de verse limitado por una estructura real.
La
referencia al Guggenheim
de Schrödinger
es una ironía inspirada en el famoso experimento mental del físico
austriaco, naturalizado irlandés, Erwin
Schrödinger,
quien planteó una paradoja para ilustrar principios de la mecánica
cuántica.
En
su experimento imaginario, un gato es encerrado en una caja con un
mecanismo que puede matarlo o no, dependiendo de un evento cuántico.
Según la teoría, hasta que alguien abra la caja y observe el estado
del gato, este se encuentra en una superposición de estados: está
vivo y muerto al mismo tiempo.
Ahora,
apliquemos esta idea a nuestro caso: El Guggenheim de Urdaibai es
como el gato
de Schrödinger,
pero en versión arquitectónica. Oficialmente, se ha hablado de su
existencia, de su impacto, de su importancia… pero, como nunca se
ha presentado un proyecto concreto, al
mismo tiempo no existe.
Está en una especie de limbo cuántico: es y no es, existe y no
existe, depende de quién lo observe y cómo lo interprete.
Es
el museo más avanzado del mundo: su construcción es teórica, su
debate es real, su presencia es metafísica. Y hasta que alguien
“abra
la caja”
y presente un proyecto tangible, seguirá siendo una obra maestra del
arte conceptual político.
Estamos
ante el arte definitivo: una institución cultural que solo habita en
el discurso, sin necesidad de ladrillos, permisos ni presupuestos
cerrados. Lo realmente audaz es que el debate sigue vivo, aunque el
museo no lo esté. Un gran logro de la intelligentsia
jeltzale.
Pero,
¿qué necesidad hay de un proyecto tangible cuando se puede gobernar
a golpe de narrativa vaporosa, tal y como hacen en este caso las
instituciones vascas? ¿Para qué molestarse en poner un solo
ladrillo cuando se puede construir un castillo de palabras bien
ensambladas? Si algo nos han demostrado estas instituciones es que su
relación con la realidad opera bajo reglas cuánticas: pueden estar
conectadas a ella o completamente desligadas, dependiendo de quién
las observe. Y el Guggenheim invisible es la prueba definitiva
Las
consultas ciudadanas, el paripé de la Escucha activa”, no buscan
escuchar, sino simular que se escucha. Son un acto de
prestidigitación donde la magia radica en hacer creer a la gente que
participa mientras la decisión ya está tomada… aunque en este
caso, tampoco hay decisión. Hay ruido. Declaraciones sueltas.
Promesas nebulosas. Un proceso cuyo objetivo no es concluir nada,
sino extender indefinidamente la ilusión de que algo se está
haciendo.
Porque,
más allá de los ladrillos, ¿qué es un proyecto sin plazos, sin
presupuestos concretos, sin documentos oficiales? Es una forma de
perfeccionar el arte del gestionar
sin gestionar.
Un ejercicio de política conceptual donde lo importante no es
construir el museo, sino construir el relato del museo. No un
edificio, sino una atmósfera de inevitabilidad.
Mientras
tanto, la ciudadanía sigue en el mismo punto: preguntándose qué
está discutiendo, cuándo se presentará algo, si es siquiera
legítimo este debate sin materia prima. Pero el secreto está
precisamente ahí: mantener la conversación en la esfera de lo
intangible, donde no hay exigencias concretas ni compromisos
verificables. Es la política del humo. Y cuando el humo es lo único
que queda, ¿quién necesita cimientos?
Las
instituciones han perfeccionado el arte de gobernar sin tocar el
suelo: construir relatos en el aire, convocar consultas sin
respuestas y diseñar proyectos donde la única materia prima es la
confusión.
La
verdadera innovación no está en el museo, sino en la estrategia:
mantener la ilusión de movimiento mientras todo sigue en el mismo
punto. No hay planos, no hay fechas, pero hay declaraciones
periódicas para que nadie note que la caja sigue cerrada.
Y
así seguimos, atrapados en la paradoja del Guggenheim de
Schrödinger: demasiado presente en el discurso para decir que no
existe, demasiado ausente en los hechos para decir que existe. Un
museo que solo necesita palabras para mantenerse en pie.
Si
las instituciones han hecho del humo su única materia prima, la
ciudadanía tiene dos opciones: respirar pasivamente la niebla o
encender un ventilador para disiparla y exigir algo concreto,
tangible, real, para comenzar un debate sin trampas.
Frente
a la política de la indefinición, la mejor respuesta es la más
simple: cuando
no hay proyecto, no hay debate,
y cuando no hay compromiso, no hay legitimidad. La caja debe abrirse
o cerrarse, pero dejarla flotando en la ambigüedad solo beneficia a
quienes quieren evitar rendir cuentas.
La
única manera de romper este círculo absurdo es devolver la
discusión al terreno de lo tangible: sin
documentos, sin fechas y sin planes reales, cualquier afirmación
debe ser tratada como lo que es: ruido sin sustancia.
Desde principios de año, el mundo ha estado dos veces al borde del uso de armas nucleares. Si el conflicto entre India y Pakistán se desató rápidamente y ambos países se separaron para celebrar su propia victoria, la guerra en Ucrania está cobrando cada vez más fuerza.
Europa se está armando y preparando para suministrar sistemas cada vez más mortíferos, empujando a Kiev a utilizarlos. Moscú reacciona mostrando su determinación y capacidad, recordando constantemente su disposición a pasar de los ataques con armas convencionales al uso de armas estratégicas.
Lo más alarmante es que el papel de la diplomacia como medio para resolver conflictos y mitigar contradicciones se ha reducido al mínimo. El trabajo diplomático está devaluado. Los canales diplomáticos para el mantenimiento de contactos entre adversarios (para lo que surgió la diplomacia) han perdido su valor. Ya nadie les cree, las redes sociales han ganado su confianza.
Las partes en conflicto utilizan las capacidades de sus propios Ministerios de Asuntos Exteriores, en su mayor parte, para hacer sonar en voz alta sus demandas ultimativas entre ellos sin siquiera ocultarlas en aras de la cortesía política.
De hecho, se ha perdido el arte del compromiso. Ha sido sustituido por la creación de informes convenientes, muy solicitados en las cancillerías, y por tuits de comisionado en la X.
La crisis de los intermediarios respetables
La época actual ha puesto de manifiesto la ausencia de intermediarios en las negociaciones entre las partes en conflicto.
Se puede discutir mucho sobre el papel de la ONU en el siglo XXI; sin embargo, es evidente que su influencia en la resolución de conflictos mundiales ha disminuido notablemente en comparación con el período anterior. Pero evitar grandes enfrentamientos militares fue uno de los motivos y objetivos de su creación después de la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, hoy en día no hay ningún político en el mundo capaz de actuar como un mediador eficaz y respetuoso con todas las partes en conflicto.
Ha llegado el momento de reconocer lo obvio. Los actuales líderes mundiales no quieren escucharse unos a otros. Se basan en el antiguo principio de «entonces que hablen las armas».
Desafíos globales
Lamentablemente, todo esto ocurre en un momento en que la humanidad se enfrenta a desafíos y amenazas globales.
La pandemia de COVID-19 ha demostrado claramente que ya nos enfrentamos a un enemigo común que no tiene piedad y no distingue entre razas, nacionalidades o creencias (https://www.un.org/sg/en/).
La victoria sobre el coronavirus, si es que se puede llamarla así, ha demostrado que los países no están preparados para hacer frente rápidamente y de manera efectiva a este tipo de desastres.
Las rutas comerciales y logísticas internacionales no están suficientemente protegidas. La economía mundial es vulnerable. No existe un sistema de respuesta médica unificado para este tipo de amenazas.
La OMS está constantemente vigilando la posibilidad de que aparezcan nuevas pandemias. Si una enfermedad más letal que el COVID-19 nos atacara de nuevo, sería difícil estimar el tipo de destrucción irreversible que supondría para el mundo.
La comunidad internacional necesita unirse y redoblar sus esfuerzos para combatir estos desafíos, pero los principales líderes mundiales están ocupados en la guerra y prefieren verse a sí mismos a través del visor de las armas.
La tecnología avanza sin cesar. La humanidad está a punto de crear una inteligencia artificial con gran alcance, capaz de superar el potencial intelectual de los seres humanos en el menor tiempo posible.
Los beneficios pueden ser enormes, pero también lo son los desafíos. Un error cometido ahora puede hacer realidad rápidamente los horrores más terribles de la guerra de los hombres contra las máquinas que vemos en las películas de Hollywood. Sin embargo, la gente sigue infectada con la epidemia de la guerra entre sí y no ve nada más.
La Guerra
Cualquier guerra no solo es una catástrofe humanitaria, sino también un freno para el desarrollo de la humanidad, especialmente en la era de la globalización. Quema recursos tan valiosos como el tiempo y los materiales. En cambio, solo trae decepción y desilusión, y no hay nada que se pueda hacer para remediarlo.
En todo el mundo, los conflictos armados están en aumento y son los ejércitos enfrentados los que intentan corregir los errores de los diplomáticos (https://www.picturequotes.).
Pero solo aumentan el dolor, la sangre y la destrucción. Muchos ciudadanos, mujeres y niños se ven obligados a abandonar sus hogares y convertirse en refugiados en su propio país.
Naciones
y estados enteros se encuentran al margen de la historia y sin
futuro. En un mundo que debería estar marcado por la prosperidad y
el bienestar, el miedo y el odio se han vuelto cada vez más comunes.
Europa y el mundo entero están al borde de la Tercera Guerra Mundial, que tendría consecuencias globales para toda la humanidad. Sin embargo, el conflicto en Ucrania se agrava. El país ha perdido varios millones de habitantes, que han muerto o se fueron a otros estados.
La región de Oriente Medio está llena de sangre. El pueblo palestino está viviendo una verdadera tragedia, pues está perdiendo a su gente, su tierra y, con ello, la esperanza de crear un Estado palestino independiente.
Israel no está a salvo de los atentados terroristas.
La guerra civil en Siria ha mostrado al mundo la magnitud de la terrible catástrofe que sufre su pueblo, cuyas consecuencias se han dejado sentir en Europa, que se ha convertido en un foco de atracción para decenas de miles de migrantes.
Todavía no se han recuperado de las consecuencias de las recientes guerras de Irak y Yemen.
El continente africano sigue estancado por conflictos locales, ahogado por ataques terroristas, lleno de injusticias y dispuesto a tomar las armas para dar una vez más a sus naciones y pueblos la oportunidad de defender su Verdad última.
¿Podrán estos países recuperar su solidez política, lograr un crecimiento económico sostenible y prosperidad para sus ciudadanos? Esto requerirá muchos recursos, esfuerzo y tiempo. Y lo más importante es la sabiduría política, que es ahora el bien más escaso en las relaciones internacionales.
Demanda de cambios
La historia de la humanidad se desarrolla en espiral. Estamos, como en el siglo pasado, acercándonos de nuevo a un abismo en el que nos esperan guerras globales y una muerte humana a gran escala. No caer en ella, encontrar en ti la fuerza para renunciar a las ofensas momentáneas y a las adquisiciones egoístas no es una tarea trivial. La humanidad aún no puede presumir de haber aprendido a resolverla de manera estable.
Sin embargo, eso no significa que no podamos hacerlo ahora. Es necesario hacer todos los esfuerzos posibles para alcanzar la reconciliación y el compromiso. La paz debe ser la máxima prioridad y el objetivo número uno para todos los países, o nuestra civilización no tendrá futuro.
El Gobierno español, a través de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y el Ministerio de Cultura, plantea -actualmente- la ilegalización de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF); aprobada en octubre de 2022, la Ley de Memoria Democrática dedica una de las disposiciones adicionales a la extinción de fundaciones.
Está
prevista la cancelación cuando las fundaciones no persigan el interés general o
actúen contra el bien común; en concreto -detalla la disposición quinta- en los
casos de apología del franquismo “que ensalce el golpe de Estado y la dictadura
o enaltezca a sus dirigentes, con menosprecio y humillación de la dignidad de
las víctimas”.
La
FNFF se constituyó en octubre de 1976 con la presidencia de Carmen Franco y
Polo, hija del dictador; entre los objetivos de la institución figuran el
estudio/conocimiento de la vida y obra del autócrata, “en su dimensión humana,
militar y política”; y también de las realizaciones
que tuvieron lugar en los 40 años de mandato.
¿Qué
fuentes permiten aproximarse -con rigor historiográfico- a la figura del llamado
caudillo, medio siglo después de su
fallecimiento? El historiador Julián Casanova ha publicado en febrero la
biografía Franco (Ed. Crítica), de
475 páginas.
La
nota editorial presenta al dictador Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), a
grandes rasgos, como la persona que inició “el asalto al poder con una
sublevación militar y lo consiguió a sangre y fuego en una guerra civil”; y que
se afianzó en el poder, a partir de 1939, “pese a no contar con un cuerpo
ideológico o programático consolidado”.
El
ensayo comienza tres días después de la muerte de Franco -el 23 de noviembre de
1975- haciendo referencia a la gran losa de granito (1.500 kilogramos) que
cubrió la fosa en la que se alojarían los restos mortales, en la basílica de la
Santa Cruz del Valle de los Caídos (hoy rebautizado como Cuelgamuros); en la iglesia el dictador compartía espacio con la
tumba del líder fascista José Antonio Primo de Rivera.
Medios
de comunicación públicos como Televisión Española (TVE) y el NO-DO (noticiero
cinematográfico de propaganda) se hicieron eco de los homenajes, desfiles y
actos de recuerdo.
En
las tres jornadas siguientes al deceso ocurrieron hechos relevantes para la
historia española, destacados por Julián Casanova; así, el 22 de noviembre, el hasta
entonces príncipe Juan Carlos de Borbón juró en las Cortes las Leyes
Fundamentales del Reino y los principios que informan el Movimiento Nacional.
En una parte del discurso evocó “con gratitud y respeto” al llamado generalísimo. ¿Se abría la puerta al
régimen de la Transición?
Otra
posibilidad de comprender los 40 años de dictadura es el detalle de los
políticos/jefes de Estado que asistieron a los funerales; Julián Casanova
apunta los nombres del dictador chileno, Augusto Pinochet; el rey Huséin I de
Jordania; el príncipe Raniero de Mónaco; la primera dama de Filipinas, Imelda
Marcos (esposa del dictador Ferdinand Marcos) y el vicepresidente de Estados
Unidos, Nelson Rockefeller.
En
las notas finales de la biografía, el historiador rebate tópicos utilizados
para la defensa del Régimen; “todo lo
que entra en la categoría de ‘Franco hizo
también cosas buenas’ lo estaban haciendo en ese momento las democracias
más avanzadas de Europa, sin necesidad del legado de destrucción que habían
dejado el golpe de Estado, la guerra civil y la larga época de miseria, hambre
y represión”.
Julián
Casanova es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza
y profesor visitante en la Central European University de Viena; en ediciones
Crítica ha publicado Una violencia
indómita. El siglo XX europeo (2020); España
partida en dos. Breve historia de la guerra civil española (2021) o De la calle al frente. El anarcosindicalismo
en España (2010).
“Franco
no comenzó de la nada, no era un antiguo cabo, o un exsocialista como Mussolini
que no tenía relación alguna con las clases dominantes, sino un general que
asaltó el poder por las armas”, explica el biógrafo (en 1912 Franco Bahamonde
fue trasladado al norte de África, tenía 20 años, y ascendió a general de
brigada en 1926; el futuro dictador estuvo destinado en África durante más de
una década).
Además,
el texto de Crítica sitúa al llamado Caudillo
en el contexto de la geopolítica global:
“Utilizó
con habilidad las circunstancias históricas que le permitieron relacionarse con
las potencias del Eje y obtener al mismo tiempo un gran rédito de la diplomacia
y del espionaje británico, incluidos los sobornos con grandes sumas de dinero a
varios de sus generales, para el mantenimiento de la neutralidad durante la Segunda
Guerra Mundial”.
Con
la debacle del nazismo alemán y el fascismo italiano, el mundo libre (Estados Unidos y Europa Occidental) consideraron al
franquismo un adversario; pero esto ocurrió -matiza Julián Casanova- hasta la
Guerra de Corea (1950), ya que -a partir de entonces- se consideró la dictadura
militar española como una opción preferible al comunismo.
Así,
en 1953 se firmó el concordato del Estado español con la Santa Sede (durante el
papado de Pío XII), lo que reforzaba la ideología nacionalcatólica y proclamaba
el estado confesional; asimismo se rubricaron los Pactos de Madrid -de
contenido económico y militar- entre España y Estados Unidos (presidencia de
Eisenhower).
El
ensayo incluye el balance, en cifras, y una aproximación a los efectos de la
guerra entre 1936 y 1939; cerca de 200.000 muertes en combates y acciones
bélicas; 100.000 víctimas de la represión que desató el ejército golpista; durante
el conflicto y los años siguientes fallecieron por enfermedades o hambrunas
350.000 españoles.
Asimismo
300.000 personas se vieron forzadas al exilio permanente, y 270.000 estuvieron
en cárceles y campos de concentración; en cuanto al coste económico de la
conflagración, “equivalía a algo más del PIB de 1935”, resalta Julián Casanova.
La
represión se prolongó hasta la etapa final del franquismo; de hecho, el 27 de
septiembre de 1975 fueron ejecutados cinco opositores, miembros de ETA y el
FRAP. Ante las protestas internacionales por los fusilamientos, Franco
pronunció un discurso el 1 de octubre, ante miles de personas, en la madrileña
Plaza de Oriente.
En
la alocución, el dictador atribuyó las críticas y movilizaciones a una conspiración masónica-izquierdista de
los políticos, confabulados -en el plano social- con la subversión comunista-terrorista. En marzo de 1974 murió
ajusticiado, mediante garrote vil, el
militante anarquista Salvador Puig Antich.
No podía ser de otro modo, y se logró. Con el ejercicio electoral
realizado el 1 de junio el gobierno cuatroteísta ha logrado lo que
se proponía desde que la reforma al Poder Judicial se planteó en
febrero de 2024, incluso mucho antes. Una magra votación antecedida
de múltiples irregularidades y que muy pocos se atreverían a
presumir como dechado de pulcritud, ha permitido, no obstante,
aniquilar uno de los fundamentos constitucionales de la República:
la división de poderes.
Lo que proclama la presidenta Sheinbaum cuando afirma que su
elección judicial fue un éxito es eso: se consumó la apropiación
de los órganos federales de justicia por la fuerza política que ya
tenía en sus manos los poderes Ejecutivo y Legislativo. Lo que sus
turiferarios en los medios de difusión y arrebatados amlólatras
celebran es la inauguración de un aparato de administración de
justicia marcado indeleblemente por el color partidario guinda. El
golpe de Estado contra el Poder Judicial y el estado de derecho
finalmente se consumó, satisfaciendo el apetito de control de la
congregación de clanes que conforma el núcleo del Morena. Y sobre
todo, la Suprema Corte de Justicia quedará casi por completo
integrada por personajes directamente vinculados con el partido en el
poder y especialmente con López Obrador.
Complementariamente, los acordeones lograron que el grupo
actualmente en poder del Ejecutivo y el Legislativo se hiciera
también del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
y del novedoso e inquisitorial Tribunal de Disciplina Judicial. Todo
en familia. Ninguna impugnación electoral contra el Morena podrá
proceder, y serán jueces morenistas los que vigilen y sancionen el
desempeño de todos los juzgadores del país. Esta conformación se
ha reproducido en las instancias de los poderes judiciales de las
entidades federativas, de manera que la captura de la administración
del marco legal sea completa.
Para poner una cereza al pastel, quedó como presidente de la
Suprema Corte, como candidato más votado, un abogado oaxaqueño,
funcionario federal de segundo nivel en el gobierno de Andrés Manuel
López Obrador del que hace una semana casi nadie había oído
hablar, pero estaba en los acordeones oficiales. El electo tiene
señalamientos, desde los propios pueblos indígenas por haber
amañado las consultas en sus territorios para facilitar la
construcción del Tren Maya en el sureste, y por encubrimiento de
actos de acoso sexual contra mujeres indígenas.
Pero no faltan los inconvenientes. El muy alabado pueblo, en cuyo
nombre dice gobernar el variopinto grupo que se ha instalado en el
poder desde 2018, vino a contradecir la cantaleta del triunfo de la
democracia y del éxito de la operación, dándole la espalda. Una
operación, debe repetirse, exhibida previamente por las consabidas
trampas que otrora esperábamos que fueran erradicadas desde que el
PRI fue expulsado del Ejecutivo y de la mayoría de las instancias de
gobierno. El voto corporativo del SNTE, de la central sindical que
posee el senador morenista Pedro Haces y de otras agrupaciones; el
acarreo, el uso político de los programas de asistencia social, la
promoción del voto por autoridades y legisladores, prohibida por la
ley pero “autorizada” por el siempre obsequioso Tribunal
Electoral; y el novedoso recurso de los acordeones distribuidos
masivamente por el oficialismo, no lograron conducir a los ciudadanos
a los centros de votación y sí deslegitimaron el proceso.
Quedará como marca a hierro candente la del acordeonazo guinda como
solución a esta muy cuestionable elección que siempre estuvo lejos
de tener un consenso social, lo cual se vio agravado por el descarado
trampeo. ¿Cómo, ahora, sostener que la reforma judicial de
septiembre pasado fue “pedida” por el pueblo, si éste no acudió
a respaldarla? ¿Cómo que por ella votaron en 2024, si no estaba
incluida en la plataforma electoral del Morena ni de ningún otro
partido? Una reforma ilegítima, que fue aprobada apresuradamente,
sin el amplio debate que hubiera merecido una modificación
constitucional de esa envergadura, por la mayoría artificialmente
abultada en el Congreso y que, como remate, sólo fue respaldada por
uno de cada diez posibles votantes. De éstos, más del 22% acudieron
a la casilla a anular las boletas, escribiendo consignas o
manifestando su desacuerdo con el proceso, o no supieron cómo
llenarlas.
Como partido gobernante, Morena no vive ya sus
mejores momentos. En las elecciones municipales realizadas
simultáneamente a las judiciales en Veracruz y Durango se frenó su
crecimiento y sufrió retrocesos importantes. En Durango frente al
PRI y PAN; y en Veracruz, donde fue el partido que menos
ayuntamientos ganó, a manos de Movimiento Ciudadano y el Partido del
Trabajo. Al interior del mismo Morena se mantiene soterrada pero
creciente la inconformidad por la incorporación en cargos públicos
o de elección popular de elementos priistas y panistas. Un
inconformismo que puede dar, o está dando ya, lugar a rupturas
locales de mayores dimensiones.
El contexto social en el que el proceso se realizó no es tampoco el
más favorable al gobierno y el oficialismo. Mientras
una minoría acudía a elegir juzgadores, el movimiento de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE, se
extiende en diversas regiones del país y mantiene desde el 15 de
mayo un gigantesco campamento en la plaza principal de la Ciudad de
México demandando no solamente un incremento sustancial de salarios
sino, sobre todo, la abrogación de la neoliberal ley del ISSSTE
impuesta en 2007 por Felipe Calderón Hinojosa. Es una lucha
predominantemente laboral y progresista por romper el régimen de
retiro con fondos individuales de aportación y tasado en Unidades de
Medida y Actualización (UMA), no en unidades salariales. La
movilización de los maestros en los cuatro puntos cardinales del
país ataca directamente las entrañas de la alianza histórica de
los gobiernos nacionales con el caduco aunque actualizado charrismo
sindical, y pone al desnudo la protección del gobierno de la
autodesignada Cuarta Transformación al sector bancario nacional e
internacional que obtiene en México las utilidades más altas en
América Latina y superiores a las de sus matrices en otros países.
No es una demanda que concierne sólo del sector magisterial, sino a
todos los trabajadores del Estado en sus tres órdenes de gobierno.
El otro momento estelar de la lucha de clases en
el país es el que se levanta desde el Frente Nacional por las 40
Horas. Si bien el gobierno de Claudia Sheinbaum ha reconocido que la
reducción de la jornada laboral —invariada desde 1917, cuando se
estableció en el artículo 123 de la Constitución— es legítima,
ha diferido su aprobación legal hasta 2030, después de consultarla
con el sector patronal, y ha retrasado la instalación de las mesas
para discutir su reglamentación. Paulatinamente, el movimiento ha
ido cobrando importancia en regiones como el Valle de México, la
frontera norte y otros lugares, así como en las redes sociales.
Aunque aparentemente desconectados, estos hechos hablan del desgaste
del consenso que Morena y sus gobiernos han logrado y del agotamiento
de su falaz discurso sobre la lucha contra el neoliberalismo y la
corrupción. Si bien la presidenta mantiene un alto nivel de
aprobación, de 73 por ciento, según la encuesta más reciente de El
Universal —diez puntos menos que en febrero pasado—, la
imagen pública de su partido, cada vez más poblado por sujetos
indeseables provenientes de las derechas del país, el nepotismo
rampante que lo domina y sus pugnas interiores, muy adelantadas,
tanto por el control de la Cámara de Diputados y un gran número de
gobiernos locales en 2027 como por la candidatura presidencial en
2030, configuran un escenario que puede derivar en nuevas crisis del
bloque gobernante. Sigue siendo necesario construir desde las luchas
sociales un polo político independiente que enfrente la creciente
derechización del régimen y sus afanes de centralización
autoritaria del poder.
No hace mucho, el lenguaraz Gerardo Fernández Noroña, presidente en turno del Senado, afirmó que el Morena va a seguir en el poder durante los próximos 40 años. Y la senadora también morenista Margarita Valdez Martínez, en una declaración que no puede sino recordarnos las pretensiones de trascendencia del Tercer Reich, afirmó que la “Cuarta Transformación” no saldrá del Palacio Nacional en un milenio. Ominosos y ridículos presagios de aniquilación del Estado moderno como lo ha conocido el mundo occidental, que no se cumplirán. La sociedad mexicana irá reaccionando, y comienza a hacerlo ya, para frenar el completo perjuicio político y social con que nos amenazan.
Portando pancartas con mensajes como “El Xenocidiu entama equí” o “STOP genocidio”, el grupo fue arropado por más de una veintena de ciudadanos que llegaron posteriormente convocados a través de las redes sociales. Pretendían exigir al gobierno el embargo y el fin del comercio de armas, en una postura firme frente a la ofensiva israelí.
La acción de protesta comenzó a las 10 de la mañana y se prolongó durante una hora y media, durante la cual la entrada y salida de vehículos ha estado bloqueada afectando a varias decenas de camiones. Varios dispositivos de la Guardia Civil se encargaron de regular el tráfico de la carretera AS-228, aledaña al complejo, mientras duró la protesta, e identificaron a las personas presentes.
El bloqueo finalizó cuando la Guardia Civil instó a unos trabajadores de la fábrica a que cortasen las cadenas con una cizalla de la empresa, una operación criticada por los asistentes por contravenir a su juicio los protocolos de seguridad.
A finales de abril el Centre Delàs de Estudios por la Paz afirmaba en su informe 72 Beneficio colateral: Relaciones armamentísticas entre España e Israel desde el 7 de octubre de 2023, que las relaciones comerciales armamentísticas entre ambos países eran más “abundantes y luctrativas” que nunca. Como recogen en el documento, “nunca antes la industria israelí había conseguido adjudicarse contratos del Ministerio de Defensa en semejante cantidad y volumen económico”.
El informe se publicaba tras casi 19 meses de ofensiva israelí sobre Gaza y su población, una ofensiva condenada desde enero de 2024 por la Corte Internacional de Justicia y en la que, para la ONU, hace ya más de un año que «hay motivos razonables para creer que se cumple el umbral que indica que Israel está cometiendo genocidio», según su informe de marzo de 2024 respaldado por la mayoría de sus 34 relatores y por el Comité Especial de Naciones Unidas sobre prácticas israelíes.
Para los participantes en bloqueo, las afirmaciones del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, sobre que el gobierno de España no concede nuevas licencias de exportación de armamento a Israel, ni se permiten escalas a buques con armamento con dicho destino, son contrarias a los 36.7 millones de euros que Centre Delàs calcula que se han generado en importaciones de Israel en armas, municiones y tanques, entre otros. Tampoco coincide con los 5.3 millones de euros en exportaciones armamentísticas que las aduanas israelíes afirman, ni con las escalas de barcos con armamento que Progressive Internacional y Palestine Youth Movement declaran haber registrado en la costa gaditana.
Los participantes del bloqueo señalaron además el hecho de que Elbit Systems, la principal suministradora del ejército israelí, es proveedora de componentes a la fábrica de armas y que ‘’el exterminio en curso ha hecho crecer obscenamente sus beneficios’’. En España, Elbit Systems, sus filiales y las empresas que suministran, desarrollan y mantienen sus productos, se han adjudicado 17 contratos públicos, y anuncia que el 7 de julio pagará los dividendos a accionistas. ‘’Imaginemos lo que supondría un embargo, un boicot efectivo con sustento de los Tribunales Internacionales que investigan el genocidio’’ se preguntaban los activistas.
Santa Bárbara Sistemas (privatizada por el gobierno de Aznar y ahora propiedad de la empresa estadounidense General Dynamics) se ha beneficiado colateralmente de la adjudicación de contratos a Elbit Systems. El Ministerio de Defensa de Letonia adjudicó en enero de este año un contrato de 373 millones de euros a Santa Bárbara para que le suministre 42 vehículos blindados ASCOD que serán fabricados en Trubia. En abril, se conoció que Santa Bárbara adjudicó, a su vez, a Elbit Systems un contrato de 88 millones de euros para que arme esos vehículos con una torreta UT30MK2.
“Desde Asturies, exigimos el cese de toda actividad económica y mercantil con Israel: no permitiremos la colaboración de España en el genocidio a Palestina”, pedían desde la protesta.
Esta acción de protesta civil se une a muchas otras ocurridas en el territorio español desde octubre de 2023: entre manifestaciones, concentraciones y acampadas universitarias como la de los estudiantes de la Universidad de Oviedo en el campus del Milán, son miles de personas las que se han posicionado en contra de la complicidad de las instituciones españolas en la ocupación y limpieza étnica del pueblo gazatí.
Además, desde el pasado 2 de marzo, hace 93 días, Israel mantiene sobre la Franja de Gaza un bloqueo a la entrada de alimentos, medicinas, combustible y agua potable para sus más de dos millones de residentes. La situación actual es tal que el último comunicado del Equipo Humanitario de la ONU en los Territorios Palestinos, de hace apenas 4 días, afirma que “600 días después del inicio [de la ofensiva israelí], la situación humanitaria en Gaza atraviesa su momento más sombrío”.
El bloqueo de la fábrica ocurre el mismo mes que un barco de la Flotilla por la Libertad zarpa hacia Gaza con ayuda humanitaria, además de la Marcha Global desde El Cairo hasta Raffah donde ciudadanos de todo el mundo exigirán el cese del bloqueo israelí en sus fronteras. La cifra de muertos en Gaza supera los 51.000, y son 14.000 los bebés que sufren malnutrición en el territorio palestino.
El
4 de junio de 1989 Concluye
la represión a los manifestantes que protestaban en la Plaza de
Tiananmén, en Pekín. Estudiantes chinos habían comenzado allí
sus reclamos tras la muerte del reformista Hu Yaobang, el 15 de
abril. El movimiento exigió reformas políticas y libertad de
prensa. Una marcha de 100.000 personas puso en alerta al aparato del
Partido Comunista, mientras se realizaban huelgas de hambre. El 20 de
mayo se declara la ley marcial y comienza la represión. Los
manifestantes instalan barricadas y resisten hasta el 4 de junio,
cuando la Plaza de Tiananmén queda vacía.
La imagen más fuerte de la protesta se dio al día siguiente, cuando
un hombre se paró frente a una fila de tanques e impidió su avance
durante unos minutos. Se
calcula que pudieron haber muerto hasta 10.000 personas.
La plaza de Tiananmen, en Pekín, ha amanecido rodeada
de fuertes medidas de seguridad. También se han amordazado las redes
sociales, borrando cualquier referencia al 4 de junio.
En Hong Kong, el parque Victoria ha sido cerrado al público.
Las fuerzas policiales desplegadas han impedido acercarse y las
autoridades han advertido a la población sobre los riesgos de
intentar manifestarse en el lugar.
En este parque, hasta hace solo dos años, decenas de miles de
personas acudían con velas para celebrar una vigilia en recuerdo de
las víctimas de la matanza. Algo ahora impensable.
Hasta las misas católicas conmemorativas, una de las últimas
formas en que los hongkoneses podían reunirse para recordar, han
sido canceladas.
Una matanza que no existe en los libros de historia ni en los
manuales escolares, ocurrió el 4 de junio de 1989, cuando el
Gobierno chino envió tropas y tanques contra los manifestantes
pacíficos que reclamaban desde hacía semanas un cambio político y
el fin de la corrupción.
La represión fue brutal. Murieron cientos de personas, miles
según algunas estimaciones. Las imágenes dieron la vuelta al
mundo.
En estas tres últimas décadas, China ha hecho todo lo posible
para borrar la matanza de la memoria colectiva, eliminando cualquier
alusión de los libros de historia, los manuales escolares o las
redes sociales.
El Gobierno chino justificó aquella matanza con el argumento de
que trajo la estabilidad social que necesitaba la economía para
crecer y disparar el bienestar de todos los chinos.
Aunque entre sus demandas no figuraban explícitamente una
democracia al estilo occidental o el fin del PCCh, las autoridades
vieron en el movimiento una amenaza que era necesaria aplacar. Tras
días de negociaciones, Ley marcial y divergencias en la
cúpula política y militar, el ala dura del Partido se impuso. El
resultado: el Ejército tomó la capital, desalojó a base de
porrazos, tiros y tanques las calles y quedó claro que las
autoridades permitirían el desarrollo económico, pero sin libertad
política.
Hubo mucha gente que protestó en las calles durante
esos días, tanto estudiantes universitarios como gente de otras
categorías sociales.
Sin embargo, se sabe mucho menos de las historias de la gente que
murió -trescientas personas, de acuerdo con las cifras del Partido
Comunista, muchas más, que se cuentan por miles, de acuerdo con
activistas, familiares de las víctimas y una serie de organizaciones
humanitarias-, o acerca de los miles de detenidos -el último en ser
liberado, que era en aquel entonces trabajador de una fábrica, salió
de prisión en 2016.
El Partido estaba cambiando de un modelo de “gestión política”
del país a un modelo de “gestión económica”. Este proceso
causó una serie de problemas y una generalización de la corrupción,
lo cual fue una de las muchas razones de las protestas durante ese
período.
La secuencia básica de los acontecimientos sigue siendo la
matanza cometida contra estudiantes, trabajadores y ciudadanos
corrientes de Beijing; la dramática decisión del Partido Comunista
de proceder a medidas represivas, al final de una lucha interna que
marcaría para siempre el rumbo del PCCh; y en el trasfondo de todo
ello, la “primavera china”, que había sido resultado de un
período de intensa y vivaz actividad cultural y política durante
los 80.
El año 1989 constituye un parteaguas en la reciente historia de
China, pues fue ese el año en que el contrato social entre el pueblo
chino y el Partido Comunista se vio efectivamente transformado,
poniendo al país en la senda de crecimiento económico que le ha
llevado a su estatus como poder global de envergadura hoy en día.
George Black y Robin Munro escriben en Black Hands of Beijing:
Lives of Defiance in China’s Democracy Movement, “lo que tuvo
lugar fue una matanza, no de estudiantes sino de trabajadores y
residentes corrientes, precisamente el objetivo pretendido por el
gobierno chino”.
El hecho de que los que resultaran muertos fueran en su mayoría
trabajadores nos permite comprender mejor de qué modo filtró el
Partido Comunista la información que le llegaba del mundo exterior,
no tanto y no sólo de la misma Plaza de Tiananmen.
En 1989, el PCCh ya llevaba trabajando dos años para dejar al
margen la influencia política de Hu Yaobang. Se trataba de un
reformista al que se juzgaba demasiado indulgente con las protestas
que se habían convertido en un rasgo recurrente en China desde
1986.
Hu murió el 15 de abril de 1989 de un ataque al corazón sufrido
durante una reunión del Partido, y el luto por su muerte se
convirtió en el acontecimiento que desencadenó las protestas a gran
escala de los estudiantes, que ocuparon ese día la Plaza de
Tiananmen.
Deng Xiaoping había decidido que debería purgarse a Hu, aunque
este último había sido escogido por Deng mismo como sucesor suyo.
La casa del anciano Deng sería escenario de la reunión más
importante durante esos frenéticos días de junio de 1989. Deng,
veterano político y consumado estratega, captó de inmediato la
naturaleza del problema: si las protestas estudiantiles se extendían
a los trabajadores, la situación se volvería desastrosa para el
PCCh.
Deng recalcó repetidamente que deberían hacerse reformas, pero
que era necesario tener orden para que eso pasara: la población
debería estar trabajando, no protestando.
Pensó que había logrado arreglar la situación marginando a Hu
Yaobang, pero su substituto, Zhao Ziyang, se sentía predispuesto a
las reformas, y esto pronto se convirtió en un problema.
1989 fue el punto culminante de un período enormemente notable a
finales de los 80: “el país se encontraba en medio de una
agitación social, política y cultural”, “un mundo ebrio de
posibilidades: revistas y periódicos eran más interesantes, con
largos artículos de investigación publicados en nuevos medios de
noticias, los llamados Baogao Wenxue (“Reportajes
literarios”).
En 1988 “se estaba produciendo una profunda reflexión sobre la
historia china”, y se planteaban nuevas preguntas sobre lo que de
verdad significaban la identidad y la cultura chinas.
Perry Link, el especialista académico de la Universidad de
Princeton que trabajó en los Tiananmen Paper señaló: “en
todos los campos todos los intelectuales suscitaban estas grandes
cuestiones. Las posibilidades parecían infinitas. En los campus “los
tablones de anuncios ofrecían clases de idiomas y de baile, así
como foros de debate que permitían hablar con bastante libertad a
los estudiantes acerca de una amplia variedad de temas”.
Al mismo tiempo, el mundo del trabajo se encontraba en plena
turbulencia.
Desde un punto de vista económico, el período de reformas había
creado dos tendencias claras: la proletarización de enormes masas de
la población y el surgimiento de una nueva clase de capitalistas.
El proceso de proletarización se produjo, en términos generales,
como resultado de tres factores: la emigración forzosa del campo a
las ciudades, el derrumbe de las empresas de gestión estatal en las
ciudades y la disolución de los negocios locales en las aldeas. El
desplazamiento rural a las ciudades constituyó una tarea inmensa,
que implicó a cerca de 120 millones de personas desde 1980, en algo
que puede sostenerse que haya sido la mayor migración de la historia
humana.
Las SPE (empresas de propiedad estatal) habían sido el núcleo de
la industrialización maoísta, y contabilizaban cuatro quintas
partes de la producción no agrícola del país. La mayoría de estos
gigantes se ubicaba en las ciudades, donde empleaban a cerca de 70
millones de personas en 1980. Las primeras etapas del
desmantelamiento se iniciaron en 1988, y el proceso prosiguió a un
ritmo rápido tras la conmoción de 1989, momento en que se aplicaron
drásticas medidas en el contexto de una economía recalentada
marcada por una elevada inflación.
Se llevaron a cabo otras reformas durante la década siguiente,
confirmando el significado de lo que había ocurrido en 1989. En 1994
se alentó una mayor eficiencia mediante recortes en la mano de obra.
Esta nueva dirección de la gestión condujo a despidos masivos a
finales de los 90, cuando el capitalismo chino experimentó su
primera crisis de sobreproducción, la cual marcó una brusca
transición de la vieja economía de escasez a una nueva economía de
plusvalía.
El resultado fue espectacular: el empleo en las empresas de
propiedad estatal había quedado reducida a la mitad, a medida que 40
millones de personas se encontraron sin el tradicional “tazón de
arroz de hierro”, símbolo y garantía de seguridad en el empleo en
las viejas empresas del Estado.
Para este grupo de individuos, la mayoría de edad mediana, se
avizoraba la perspectiva de convertirse en una suerte de “infra
clase urbana”.
En China, en lugar de la creciente opulencia, el aumento del nivel
educativo y el aburguesamiento de una gran parte de la clase
trabajadora, que se ha producido en muchas sociedades junto al
desarrollo económico -y de manera muy señalada entre los vecinos de
China en el Este de Asia, como Corea del Sur, Japón y Taiwán- esta
informalización de la economía urbana representa una regresión, no
un ascenso para una parte bastante numerosa de la población urbana.
Estos procesos, que llegaron a su punto álgido en los 90, fueron
el resultado directo de lo que había sucedido en China a finales de
los 80. En octubre de 1983, el Diario del Pueblo escribía que
los trabajadores no tenían de qué quejarse: la recesión que se
había adueñado del mundo capitalista a principios de los 80 ofreció
la oportunidad a las autoridades chinas de recordar a los
trabajadores del país que estaban mejor de lo que habían estado
alguna vez, señalando el elevado desempleo de Occidente como prueba
de “la superioridad del socialismo”.
La dirección china consideró éste el momento de pregonar sus
éxitos: tal como escribe Jackie Sheehan en Chinese Workers: A New
History (Londres, Nueva York, 1998), se trataba de una situación
en la que “algunos trabajadores ya estaban advirtiendo los
beneficios del aumento salarial y de las bonificaciones, de acuerdo
con las reformas, y todos esperaban beneficiarse en un próximo
futuro”.
Pero estas expectativas acabaron desmentidas por la realidad,
porque estaban empezando a aparecer signos de patente injusticia:
“Había muy escasa aceptación entre los trabajadores de la idea de
Deng Xiaoping de que todo iría bien si ‘unos cuantos se hacen
ricos primero’; esto lo consideraban sencillamente como una
injusticia distributiva”. Por añadidura, “muchos trabajadores se
sentían hondamente agraviados hasta por diferencias salariales que
no se considerarían muy grandes de acuerdo con criterios
occidentales ahí donde se advertían, sin embargo, como injustas
[…]. Un resentimiento especialmente agudo fue el que provocó la
brecha cada vez mayor entre las bonificaciones pagadas a los
trabajadores y las que recibían los gestores superiores de las
empresas, que en algunos casos podían ser de veinte a treinta veces
mayores que el pago equivalente a los trabajadores”.
Sin embargo, el efecto negativo de las reformas sobre las
relaciones entre los trabajadores y la gerencia pronto se extendería
“más allá de las disputas sobre el aumento de la desigualdad de
renta, por seria que ésta fuera”.
En una época en la que se exigía más y más eficiencia a los
trabajadores, durante las frenéticas horas de mayo y junio de 1989,
“las deficiencias de gestión se convirtieron en significativa
manzana de la discordia de un modo como nunca antes había
sucedido”.
En este contexto, la presencia de los estudiantes en la Plaza de
Tiananmen comenzó a ser causa de gran preocupación para el Partido
Comunista, temeroso de volver al período de dominio de las
multitudes durante los días de la Revolución Cultural.
Deng mismo expresó la creciente sensación de irritación,
afirmando en una reunión del Partido a finales de abril que “no se
trata de un movimiento estudiantil corriente. Se trata de
agitación”.
Al mismo término se recurriría en el artículo de opinión del
Diario del Pueblo publicado el 26 de abril, que condenaba
las protestas estudiantiles con toda nitidez. Fue éste el momento en
que se deterioró sin remedio la relación entre el Partido Comunista
y quienes protestaban.
Desde ese momento, Deng trabajaría junto al Comité Permanente
hasta la dramática votación sobre la declaración del estado de
sitio (que se revocaría sólo en 1990).
En su crónica desde China, con fecha del 20 de julio de 1989,
publicada en The New York Review of Books, Roderick
MacFarquhar, escribió: “Dividido en la cúspide, el Partido
Comunista Chino ya no podía habérselas con las múltiples presiones
que sufría y se agrietó. Mientras que el primer ministro, Li Peng,
actuó como líder severo a modo de testaferro, está claro que las
decisiones no las tomó en última instancia su Consejo de Estado, o
el Politburó, ni siquiera los cinco hombres del Comité Permanente
sino el duunvirato a cargo de la Comisión de Asuntos Militares, Deng
Xiaoping y el presidente Yang Shangkun, jaleados por un grupo de
añosos revolucionarios virulentos”.
El voto para declarar la Ley marcial supuso un ejemplo claro del
funcionamiento del mecanismo que se había establecido: en esencia,
Zhao Ziyang era el único a favor de escuchar a los estudiantes,
incluso de apoyar algo así como una “retractación” del artículo
del 26 de abril (una idea que fue rechazada de forma clamorosa por
parte de Bo Yibo, uno de los “ocho inmortales” y padre de Bo
Xilai, de más reciente fama).
Entre el 26 y el 27 de abril, el Comité Permanente del Politburó
se reunió para votar la propuesta de declarar el estado de sitio.
Los cuatro miembros votaron del modo siguiente: Li Peng y Yao
Yilin votaron a favor, Zhao Ziyang votó en contra y Qiao Shi se
abstuvo. En ese momento, la iniciativa pasó a los ocho inmortales:
ya no había vuelta atrás.
Tal como se afirma en The Tiananmen Papers: “En
la mañana del 18 de mayo, los ocho ancianos -Deng Xiaoping, Chen
Yun, Li Xiannian, Peng Zhen, Deng Yingchao, Yang Shangkun, Bo Yibo y
Wang Zhen- se reunieron con los miembros del Comité Permanente del
Politburó Li Peng, Qiao Shi, Hu Qili y Yao Yilin, y con los miembros
de la Comisión de Asuntos Militares, el general Hong Xuezhi, Liu
Huaqing y el general Qin Jiwei, y acordaron formalmente declarar el
estado de sitio en Beijing”.
El Secretario General Zhao no asistió a este encuentro y poco
después se le expulsó de su puesto. Antes de que se le pusiera bajo
arresto domiciliario, situación en la que permanecería hasta su
muerte en 2005. El 19 de mayo, a las cuatro de la mañana, Zhao
acudió a la plaza y se mezcló entre los estudiantes. Acompañado
por el Director de la Oficina General del Partido, Wen Jiabao (que se
desempeñaría más tarde como primer ministro de la República
Popular China entre 2002 y 2012), Zhao les dijo a los estudiantes:
“Hemos llegado demasiado tarde”.
Antes, el 18 de mayo “Li Peng y otros funcionarios del gobierno
se encontraron en el Gran Salón del Pueblo con Wang Dan, Wuerkaixi,
y otros representantes estudiantiles. Li afirmó que nadie había
declarado nunca que la mayoría de los estudiantes se hubiera visto
envuelta en agitaciones, pero que, con excesiva frecuencia, gente sin
intención de crear agitación lo que de hecho había conseguido era
provocarla. Se mantuvo firme respecto a la redacción del editorial
del 26 de abril y afirmó que el momento actual no era apropiado para
debatir las dos demandas de los estudiantes. Wang Dan había
declarado que la única manera de sacar a los estudiantes de
Tiananmen consistía en reclasificar el movimiento estudiantil como
patriótico y retransmitir en directo el diálogo entre los
estudiantes y la dirección en la televisión”.
No había más espacio para el compromiso: la decisión de
“desalojar la plaza” vino directamente de Deng Xiaoping y la
“matanza de Beijing” tuvo lugar durante la noche del 3 al 4 de
junio.
Fue un momento en el que se cazaba literalmente a la gente por las
calles de China. Mientras tanto, en la trastienda del Partido
Comunista tomaba forma una idea clara: no se debía permitir que lo
que acababa de pasar volviera a suceder.
No tenemos que asumir con resignación que estamos condenados a padecer a perpetuidad las secuelas de un pésimo diseño institucional en materia de administración de justicia.
La elección judicial se efectuó con una bajísima participación ciudadana, lo que debe entenderse como expresión inequívoca de que debe revisarse su diseño.
De acuerdo con las autoridades electorales, participó alrededor del 13 % del padrón electoral. Más que en la consulta sobre la investigación de expresidentes, menos que en la revocación de mandato del pasado sexenio y mucho menos que cualquier elección intermedia o sexenal.
Claramente, el tránsito a un modelo de jueces electivos no generó en la ciudadanía el entusiasmo democrático que sus impulsores anticipaban. Y así como en el pasado se insistió en que el mandato de las urnas en 2024 era de un incuestionable respaldo a la agenda del llamado “Plan C”, ojalá que ahora con algo de humildad se acepte que el desdén de los mexicanos y las mexicanas frente a la elección judicial es un mensaje de interpretación obligada.
El 87 % de los ciudadanos registrados en el padrón no acudieron a las urnas, dando la espalda a la jornada, que para mayor tristeza quedó marcada por la inexplicable presencia militar en el espacio emblemático del Instituto Nacional Electoral.
Y a ello habría que añadir, claro está, los enormes costos del proceso: el de dejar afuera recursos humanos valiosos y honestos que hacían parte de los poderes judiciales, y que no se ajustaban a las generalizaciones burdas que el Ejecutivo hizo; el de la imagen internacional del país, pues la cobertura mayoritaria de la prensa internacional no fue positiva, y el propio costo del proceso, en un contexto de estrechez presupuestal y múltiples necesidades.
Basta con considerar lo que habrían significado los 40 mil millones de pesos que se se calcula que costó esee proceso, en agendas tan urgentes como el rezago forense que afecta a las familias de personas desaparecidas.
La baja participación en la elección judicial, en suma, debería llevar a revisar el modelo de personas juzgadoras electivas, e impulsar reformas sobre los aprendizajes que deja este fracasado ejercicio. No tenemos porqué asumir con resignación que estamos condenados a padecer a perpetuidad las secuelas de un mal diseño institucional en materia de administración de justicia.
También debería llevar a una reflexión más amplia sobre lo que sigue respecto de la culminación del llamado “Plan C”. Porque si en breve avanza una reforma electoral que se discuta y apruebe como la judicial, se profundizará la senda de la erosión constitucional en el país.
Por lo pronto, hoy, en el día después, la injusticia que más le duele al país, esa que genera la impunidad de los poderosos y que tanto enojo justificado causa, permanece igual: se gesta en miles de averiguaciones y carpetas de investigación que duermen el sueño de los justos en fiscalías que no fueron tocadas por las reformas atribuladas que nos llevaron a la fallida jornada del domingo pasado. Podrán cambiar la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los poderes judiciales de las entidades federativas, y posiblemente lo hagan peor con la elección del domingo, pero el nervio neurálgico de la procuración de justicia, las rebasadas fiscalías que prodigan la impunidad, hoy que despertamos como el dinosaurio de Monterroso, siguen allí.
Absurda interpretación del Instituto Nacional Electoral:
“No hay lugar a dudas”, la Constitución es clara en cuanto a que la persona que haya obtenido una cifra mayor en la contienda de ministros es quien presidirá la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), dijo la consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei.
No puede remediar el INE lo irremediable. Tan baja participación no permite calificar a un grupo de mayoría, máxime que estaba tan seguro de la participación ciudadana que no previó el porcentaje triunfador. Esa ridícula elección no puede presentarse como triunfo democrático porque no hubo planillas contendientes y no sólo porque la cifra de participación fue de 13 por ciento.
En ningún documento el INE estableció que una cifra así alcanzada es suficiente para dar por triunfadores a unas pelagatos que aspiran a encabezar la Suprema corte de Justicia.
Si la presidente Sheinbaum logra que el INE imponga a unos candidatos triunfadores, estará cometiendo un error y su caída por marrullera será más rápida.
Mil sábados atrás iniciábamos este proyecto radiofónico, ético/político, grupal y solidario que se llama CONTRAPUNTOS. No recuerdo la fecha justa y precisa, pero con el devenir siempre mantuvimos una perspectiva crítica sobre lo que sucede/sucedía en la región, el país, el mundo. Una doble tarea: periodismo y docencia fueron abriendo más y mejores preguntas, entrevistas y reflexiones que certezas a modo de bajada de línea, propio de la “comunicación dominadora” (consciente o inconsciente) de los medios locales y nacionales.
Nuestra concepción de vida,
al menos la de quien escribe fue y es que no hay nada más hermoso,
sano e integrador que ser coherente con nuestro sentir, pensar y
hacer. Como hijo de laburantes hicimos y realizamos periodismo radial
partiendo de nuestra clase social: los y las trabajadores/as somos
quienes creamos todo lo puesto y visto sobre la tierra, el agua y el
aire. En efecto, noticias y entrevistas para Contrapuntos tienen
intereses/deseos y formulaciones de clases, de grupos e instituciones
que nos conformen e identifiquen contra la burguesía explotadora y
sus gerentes.
En tiempos de “derechas”,
de modelos y referentes identificatorios donde la riqueza, el lujo,
el individualismo, las humillaciones, el exitismo, la represión
genocida, la “guita” fácil y la perversión predominan: nuestra
labor es mantenernos firmes, no aflojar en nuestras convicciones y
continuar con ese viejo concepto de Mario Kaplun (que hoy la
burguesía usa a su favor): la prealimentación. “LA
PREALIMENTACIÓN. ¿Es posible designar, dar un nombre técnico a esa
etapa inicial del proceso comunicativo? Creemos que sí. Podríamos
decir que, en lugar de plantearse un hipotético feedback o
retroalimentación, estos equipos citados han sabido incorporar y
valorar otro componente de la comunicación del que nunca se habla:
La prealimentación (o, si se quiere conservar el contraste en
inglés, el feed-forward). Proponemos llamar prealimentación a esa
búsqueda inicial que hacemos entre los destinatarios de nuestros
medios de comunicación para que nuestros mensajes los representen y
reflejen. Por ahí comienza y debe comenzar un proceso de
comunicación educativa (…) Pero no sólo se trata de «reflejar»
a la comunidad (o a la región, o a la organización) como un espejo
que devuelve una imagen o como un grabador que repite y reproduce
mecánicamente lo que la gente dice. El equipo comunicador debe
procurar devolver esos hechos y experiencias que ha recogido, de tal
manera que ahora la comunidad pueda verlos con otra perspectiva
crítica, analizarlos, discutirlos, reflexionarlos, emitir un juicio,
desentrañar las causas del problema que hasta ahora habían estado
viviendo y sufriendo como una mera contingencia, sin percibir sus
raíces. Nuestra manera de presentar los hechos debe ser
problematizadora, suscitar la reflexión. Es a esto a lo que llamamos
formulación pedagógica del mensaje”, subraya largamente Mario
Kaplun en su libro “El comunicador popular (1)”.
El sueño de Mario Kaplun se
conjuga con el de Bertolt Brecht: la radio/comunicación como arte.
Así lo escribió el dramaturgo alemán: “…Arte y radio tienen
que ponerse a la disposición de fines pedagógicos. La posibilidad
de llevar a cabo una de estas formas pedagógicas directas de
utilización del arte no parece hoy indicada, porque el Estado no
tiene ningún interés en educar a su juventud para el colectivismo
(…) Y para ser ahora positivos, es decir, para descubrir lo
positivo de la radiodifusión, una propuesta para cambiar el
funcionamiento de la radio: hay que transformar la radio, convertirla
de aparato de distribución en aparato de comunicación. La radio
sería el más fabuloso aparato de comunicación imaginable de la
vida pública, un sistema de canalización fantástico, es decir, lo
sería si supiera no solamente transmitir, sino también recibir, por
tanto, no solamente oír al radioescucha, sino también hacerle
hablar, y no aislarle, sino ponerse en comunicación con él. La
radiodifusión debería en consecuencia apartarse de quienes la
abastecen y constituir a los oyentes en abastecedores. Por ende,
todos los esfuerzos de la radiodifusión en conferir realmente a los
asuntos públicos el carácter de cosa pública, son absolutamente
positivos (2)”. 1932… Casi 100 años atrás: impecable. ¿La
radio para educar a los jóvenes en los valores del colectivismo en
un mundo de pantallas y subjetividades Cyborgs? Vaya desafío: la
radio, la palabra, el concepto, lo analógico: ¿vencido por lo
digital-virtual y la big data?
Tal vez aquí vale acercar la
coincidencia entre la poesía y la radio según inferimos de la obra
de Luis Franco: quizás sean “es
el más profundo sistema de comunicación de los cuerpos y las almas
inventado hasta hoy (3)”. Por eso esa cierta nostalgia mansa de lo
que evoca, convoca, resuena y transmite la
palabra/poesía/sonidos/silencios de la radio… se nos viene al
corazón mismo de los 1.000 CONTRAPUNTOS.
En “Qué hacer con la radio”
Ricardo Horvath fundamenta: “La radio es el medio perfecto para
transmitir ideas a través de la palabra. Según encuestas la radio
es el medio con mayor credibilidad en materia informativa y triunfó
sobre el resto cuando el transistor facilitó su cómodo traslado y
ubicación. La radio acerca palabras, pensamientos y sugiere con los
silencios. Porque la radio es sonido, pero también silencio. “La
radio es una perpetua creación; cada emisión es nueva, es
reciente”, dice el profesor colombino Fernando Vázquez. La radio
es capaz de crear climas diversos (de intimidad, diversión,
sensualidad, placer, entretenimiento, tensión, suspenso, intriga,
misterio, relax, gozo). La radio logra producir cierto grado de
connivencia entre el locutor y el escucha. La radio ha sido definida
como “el teatro de la mente (3)”. Pese al optimismo de
Horvath-sin embargo- el poder alienante de las “pantallas” nos va
sumergiendo en su contrario: una oscura y vulgar cultura del
espectáculo de la degradación, la toxicidad y el narcisismo.
Volvamos al comienzo
-asimismo- cuando afirmábamos que CONTRAPUNTOS tiene un punto de
vista clasista: un intento de multiplicar voces y pareceres de las
luchas y experiencias de la clase obrera y trabajadora contra la
opresión capitalista; pues nuestro enfoque apunta a una adaptación
activa a la realidad -diría Enrique Pichon Riviere-: un programa de
radio con entrevistas que se interrogue sobre la salud mental y
física de los laburantes; en palabras del psicólogo y psicólogo
social Horacio Tabares: “cómo el modo de producción capitalista
afecta la salud del trabajador”. Tan es así, que el reconocido
investigador y psicólogo en su libro “Vulnerabilidades, orden
social y consumos (4)” cita a Karl Marx: “…el obrero a lo largo
de su vida no es otra cosa que fuerza de trabajo, y que en
consecuencia todo su tiempo disponible es, según la naturaleza y el
derecho, tiempo de trabajo, perteneciente por tanto a la
autovalorización del capital…Pero en su desmesurado y ciego
impulso, en su hambruna canina de plustrabajo, el capital no solo
transgrede los límites morales, sino también las barreras máximas
puramente físicas de la jornada laboral (…) Usurpa el tiempo
necesario para el crecimiento, el desarrollo y el mantenimiento de la
salud corporal. Roba el tiempo que se requiere para el consumo de
aire fresco y luz de sol. Escamotea el tiempo de las comidas y,
cuando puede, las incorpora al proceso de producción mismo, de tal
manera que al obrero se le echa comida como si él fuera un medio de
producción más, como a la caldera carbón y a la maquinaria grasa o
aceite (4)”. Años mediante…poco ha cambiado en las relaciones
sociales que Marx y Tabares describen.
En definitiva, en estos
primeros 1.000 programas pretendimos y apostamos a hacer honor al
concepto comunicación: communis, acción en común, el compartir: y
no al sometimiento del monólogo de la runfla noticiosa burguesa. Y
en ese cruce de intervención/práctica social, radio, salud mental y
disputas contra el orden del capital queremos terminar con una
definición de Marie Langer: “Es cierto, teníamos esa meta.
Concordamos con Pichon Riviere en que todo proceso de curación
implica un aprendizaje. Pero para que este se logre y para que la
persona que necesite en un momento ayuda terapéutica pueda después
seguir adelante sin terapia, deberá haber adquirido no solamente
insight de los problemas psicológicos que lo llevaron a la
enfermedad, sino también los instrumentos necesarios para entender
cómo la sociedad y el lugar que ocupa en ella condicionó su propia
vida. Y tampoco esta toma de conciencia será operativa si no logra
simultáneamente salirse de su aislamiento y adquirir vínculos
solidarios, más allá de su pequeño mundo privado. Este proceso fue
especialmente importante para las amas de casa de clase obrera que
formaban más o menos un tercio de nuestros pacientes y que suelen
vivir en un aislamiento total. Pudimos observar cómo el proceso
terapéutico de los grupos evolucionaba en la medida en que surgía y
se consolidaba la solidaridad entre los integrantes del grupo no
obstante las rivalidades, tensiones y ambivalencias existentes. En
los grupos contrapusimos la solidaridad a la competencia del sistema
(5)”.
Radio, solidaridad,
trabajadores, lucha de clases… MIL PROGRAMAS de Contrapuntos:
cerrar de este modo -es nuestro deseo- para edificar puentes y
transmisiones entre lo que pasó y lo que vendrá: ahí se juega a
fondo lo que hay que transformar, cueste lo que cueste, desde un
programa de radio hasta la revolución socialista que anhelamos.
Notas:
Lumen Humanistas. 1996.
Teorías de la radio. La
radio: ¿un descubrimiento antediluviano?
Citado en ¿Qué hacer con la
radio? Ricardo Horvath. Ediciones Letra Buena. 1994
DelREves ediciones. Mayo
2021.
Memoria, historia y diálogo
psicoanalítico. Marie Langer. Jaime del Palacio. Enrique Guinsberg.
Folios ediciones. 1981.
Ninguna argumentación teórica, en sí
misma, será suficiente para abolir el capitalismo. No se puede
decretar por decisión asamblearia su fin. Pero, ello no significa
que no sean importantes, necesarias y esenciales las discusiones y
los argumentos que abonen en la consolidación de una postura
crítica, de oposición y resistencia frente a la desastrosa realidad
que el capitalismo comprende para las inmensas mayorías. Y soy
plenamente consciente que los argumentos por sí solos no bastan para
que esas enormes mayorías que hoy experimentamos, como parte del
dominio opresivo y explotador del capital, el exacerbado avance de la
digitalización de nuestras existencias, optemos voluntaria y
masivamente por cambiar el rumbo que significaría cerrar nuestras
redes, desechar los smartphones o dedicar menos tiempo a los
distintos pasatiempos virtualizados que hoy saturan nuestra
existencia. Sin embargo, saber que las palabras no son suficientes no
significa renunciar a la certeza del carácter imprescindible y
urgente de construir un posicionamiento crítico, acompañado de
medidas de oposición y resistencia activa frente a la amenaza de la
digitalización omnipresente que avanza sobre nuestras vidas.
Hablar del profundo impacto que hoy (no
en un futuro por llegar) tiene la mencionada digitalización, parte
de reconocer la modificación que está operando en nuestros hábitos
de conducta, en las pautas de socialización imperantes y en el
modelo de concentración de riqueza que hoy se asienta a nivel
global. No es solo la captación de nuestro tiempo de ocio, las
alteraciones a nuestros esquemas mentales de atención o la
fragmentación social que llegó con el encierro pandémico y parece
no querer abandonarnos; es una transformación de nuestra existencia
tal cual la conocíamos hasta ahora, y que pasa por la profundización
de la dependencia de los dispositivos informáticos para cada vez más
actividades cotidianas (ya no solo las laborales), el hecho de
convertir las pantallas en casi la única manera de tener contacto
con el mundo, tener que interactuar cada vez más con algoritmos y
menos con personas para resolver dudas o necesidades del día a día,
acentuar los consumos de tecnologías que pasan rápidamente del
internet de las cosas al internet de los cuerpos, e identificar,
ocasionalmente, la alteración de nuestros usos del tiempo por el
desfasaje que produce la captación de nuestra atención por los
dispositivos digitales, entre muchos otros aspectos.
Detallar las formas en que ocurre y las
consecuencias que produce la digitalización es tan complejo como
veloz es la profundización de su avance continuo. Por eso, una de
las vías para identificar su impacto es analizar la manera en la que
se moldea el sentido común dominante, que termina legitimando esa
avanzada, y que va desde la defensa acérrima a las innovaciones de
las tecnologías informáticas, hasta la negación absoluta de la
posibilidad de un freno o alteración a dicha realidad, suponiéndola
un hecho irreversible. En otras palabras, dicho sentido común se
construye con los extremos del optimismo ingenuo (o tecnofilia
despolitizada) y la resignación pesimista (o apatía derrotista);
llamo a esto sentido común digitalizado. Para desentrañar tal idea,
intentaré ahora dar cuenta brevemente de algunos de los elementos en
que se despliega ese sentido común legitimador de la digitalización
que nos acecha.
1. Aún persiste en algunas mentes la
identificación de la tecnología con aquella añeja creencia del
progreso humano como proceso lineal y, prácticamente, natural; una
suerte de evolucionismo en su versión contemporánea. Frases como
todainvención es una
mejora, o
el progreso
humano no se detiene, no
solo no son ciertas, sino que formulan un absolutismo del pensamiento
que tiende a imposibilitar la crítica. No obstante, resulta evidente
que cada vez son más las personas que ven el futuro como algo
incierto, y para quienes es muy difícil construir argumentos que
justifiquen su entendimiento del estado actual de nuestra
civilización como una época de florecimiento de la humanidad,
caracterizada por el bienestar general y la armonía social. Pues
todo lo contrario; la actualidad no solo nos demuestra con hechos
contundentes que no estamos encaminados hacia el florecimiento de la
dignidad humana, la justicia o armonía social. El capitalismo que
vivimos no es para nada el mejor de los mundos posibles, sino que es
justamente el modelo que con más certeza nos aproxima al colapso
civilizatorio. Los avances de las nuevas tecnologías digitales de la
información y la comunicación (NTIC) difícilmente puedan revertir
esta senda de decadencia pues han sido, en gran parte, artífices de
su desencadenamiento.
2.
Otra variante del sentido común que legitima acríticamente la
digitalización de nuestras vidas es aquella que entiende las
tecnologías como herramientas,
esto
es, como objetos neutrales
cuyo
impacto en nuestras vidas depende
del uso que les demos. Tal
argumento podría llegar a ser cierto si se tratara, tal como en el
ejemplo que suelen usar quienes expresan esta idea, de un martillo.
Pero, parece paradójico tener que aclarar que existen abismales
diferencias entre los dispositivos propios de la digitalización y
los martillos (o cualquier otra herramienta). Las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación (NTIC) configuran un sistema de
relacionamiento con nosotros mismos, con quienes nos rodean y con el
entorno. Dichas tecnologías no son solo objetos (aunque algunas de
ellas tengan esa expresión material, y otras no). Por el contrario,
constituyen mecanismos, métodos o formas de ordenar tanto nuestro
trabajo cognitivo como nuestro quehacer material. Están diseñadas
para intervenir y alterar los procesos mentales y sociales en vías
de obtener la mayor cantidad de información posible de los mismos,
con el objetivo de parametrizar, reordenar y mercantilizar la mayor
cantidad de aspectos posibles de la vida humana. Si tuviéramos que
encontrar un ejemplo, tal vez el más cercano sería comparar el
proceso de digitalización con el proceso histórico que llevo a los
seres humanos a la invención del reloj. Por un lado, ese dispositivo
es la manifestación material: el objeto reloj es la herramienta.
Pero, por otra parte, el sistema que le subyace implica la
organización humana en torno a medir,
mantener e indicar el tiempo en unidades convencionales, con lo cual
se alteró profundamente la experiencia de vida en todos los ámbitos.
Eso sería el equivalente a la digitalización actual: una
maquinación para realizar en forma eficiente y automática las
acciones vitales, permitiendo tanto su medición como su
mercantilización. La digitalización es un sistema, que no se agota
en los objetos de los que se vale.
2.1. Una variante del argumento de la
herramienta desencadena el no
menos simplista dicho de la necesidad de apropiarse de la
herramienta para fines nobles;
esto es, para darle un uso distinto al que le dan las grandes
corporaciones que las manejan. Parte de la respuesta a este argumento
ya se ha esbozado al cuestionar la idea misma de la herramienta.
Ahora solo resta enfatizar que el sistema (ya no la herramienta) muy
difícilmente podría ser usado para otro fin, ya que se encuentra
estructurado justamente en atención al interés especifico de
quienes lo manejan; porque han sido o sus creadores o sus
moldeadores. Este argumento es el equivalente exacto al de pretender
usar el capitalismo para el beneficio de toda la humanidad, o usar el
Estado para generar la igualdad social: ambas cosas imposibles, pues
se trata de sistema estructurados para el fin opuesto: la acumulación
egoísta y la opresión jerarquizada. El mayor peligro de esta
falacia no es solo que pasma en una acción inofensiva a quienes
pretenden oponerse al sistema, sino que los hace involuntariamente
sus cómplices.
3. El tercer argumento, que en este
caso no se identifica tanto ligado al sentido común sino más bien a
la retórica de cierta parte de las personas de ideología de
izquierda, aduce que la cuestión de la intensificación del uso de
las NTIC no sería una problemática central o principal en
relación a la cuestión del capitalismo, pues, supuestamente, no
comprendería como su eje la cuestión de clase;
siendo ese el problema principal frente al cual luchar. Pues bien,
esa lectura sesgada de las contradicciones generadas por el sistema
capitalista pierde de vista que la digitalización de la vida está
causando, por un lado, el reemplazo de puestos de trabajo humano por
maquinas (desempleo) y, por otro, una mayor precarización de las
relaciones de trabajo que se disfrazan de distintas formas de
vinculación comercial (emprendedurismo, trabajo freelance, trabajo
ocasional, entre otros), en los que se desdibuja la relación
contractual y se vulneran los derechos laborales y las garantías
sociales que le son correspondientes. Además, estas tecnologías han
favorecido la desregulación laboral tras la supuesta ventaja del
teletrabajo o trabajo en casa, que tiende a difuminar y a ampliar la
jornada laboral o, cuando esto no sucede, se aplica para una mayor
vigilancia de las y los trabajadores, efectivizando un seguimiento y
control de sus rutinas de trabajo, auspiciando la rutinización,
mecanización y automatización de tareas, en aras de la mayor
productividad o, en otras palabras, el uso de la tecnología para
hacer más eficiente la explotación de la fuerza de trabajo en
términos tanto individuales como colectivos. Así, las NTIC se
convierten en una pieza clave fundamental para la acumulación de
capital en la actualidad. Y esto sin mencionar la generación de
nuevos empleos en el rubro específicamente tecnológico en los que
se podrá vincular a la clase obrera; trabajos que van desde operario
en línea de ensamblaje de artefactos tecnológicos, etiquetador de
imágenes para entrenar inteligencia artificial o repartidor de
mercancías en bicicleta; nuevos y numerosos gremios de la clase
trabajadora del siglo XXI (que lejos, cada vez más lejos, está de
la promesa del programador de videojuegos, el youtuber/influencer o
el criptoinversionista; todas ilusorias fantasías para captar
incautos).
4. También resulta un argumento de legitimación aquel que, sin esbozar idea alguna en favor de la digitalización de la vida, se esmera por negar cualquier posicionamiento critico desde la base de cuestionar a las personas que ensayan tales criticas; cuestionamiento que se funda en el uso de algunas de estas tecnologías: para poder criticar, primero tienes que dejar de usarlas, dicen. Aducen que hay un contrasentido entre el uso y la crítica simultáneos, y terminan proponiendo un absoluto insensato de todo o nada. Pero, será cierto que las únicas dos opciones frente al avance de las tecnologías sean las de incorporar cada una de ellas y aceptar acriticamente su intensificación y la digitalización de la vida, por un lado, o no hacer uso de absolutamente ninguna de estas tecnologías, por el otro? Tampoco se trata de prohijar un punto medio pusilánime e incoherente sino, justamente, de asumir un compromiso por la desdigitalización de la vida, es decir, abonar colectivamente a la construcción de un marco de acción crítico frente a la problemática. No es lo mismo hacer uso de un grupo de whatsapp para organizar la participación en una jornada de lucha, o para difundir la búsqueda de una persona desaparecida o ilegalmente capturada por la policía, que hacerlo para reenviar noticias falsas, bromas de contenido racista o misógino, o publicidad que fomente el consumo. No es lo mismo acceder a plataformas informativas alternativas para leer noticias que no circulan por medios hegemónicos que scrollear por horas en Instagram o Tik Tok. La lista de ejemplos es extensa, pero no apunto con ella a proponer un listado de lo que está bien y lo que está mal. Más bien, creo relevante reconocer que, en el estado de situación en el que nos encontramos, la desdigitalización puede empezar ahora por una acción consciente que busque boicotear la intensificación de la digitalización, con lo cual fomentemos usos de las NTIC que activen la critica desde adentro, al tiempo que fortalecemos los vínculos y encuentros entre quienes estemos dispuestos a seguir cuestionando el orden imperante, a seguir reconociendo que la mayor parte de los mensajes que ayudamos a hacer circular por internet no son necesarios, que nos cansamos de aquellos que se vanaglorian de cambiar de celular cada año o de hacer de su intimidad un show lastimoso y muy poco original. Así, de a poco, podremos darnos cuenta de los beneficios de desdigitalizarnos, y veremos que somos cientos o miles quienes estamos levantando la cabeza y despegando los ojos…eso aumentará nuestra capacidad para inventar nuevas acciones del boicot. En resumen, no hay que empezar por dejarlas para poder criticarlas; más bien funciona al revés.
5. Por
último, pero no menos relevante dada su capacidad de inmovilización,
un argumento que ayuda a que la digitalización de nuestras vidas
siga su rumbo es aquel que indica que es imposible pensar
otra cosa; que ya todo
está perdido y, además, que la
tecnología ya ha creado una ventaja que resulta insuperable; pues
sus dispositivos nos tienen totalmente cooptados. Así de amplio es
tanto el alcance del argumento como la capacidad que le atribuye a la
acción de opresión. Desde luego, ante la grandilocuencia del ya
todo está perdido y no
hay nada que podamos hacer, mal
haríamos en oponer un contraargumento pomposo como basta
con que nos unamos para derrotarlo porque
simplemente querer es poder. Pues
no, así no va a funcionar. Es un hecho que el avance del capitalismo
digital encontrará su limite en el agotamiento de los recursos del
planeta. La acelerada expoliación del planeta por el extractivismo
que requieren las NTIC es insostenible en el mediano plazo. No es
verdad que la digitalización de la vida nos pueda seguir oprimiendo
eternamente. Por ello, creemos necesario impulsar con paciencia un
llamado a la acción perseverante, que parta en lo inmediato del
análisis realista de la situación actual, y no pretenda iniciar la
lucha por el final. Por lo mismo, creemos imperativo proyectar
acciones que busquen modificar las condiciones actuales del avance
opresivo, en este caso, del espectro de digitalización de la vida,
sabiendo que la efectiva materialización del cambio total no hace
parte de lo previsible en el corto plazo; pero que eso, precisamente,
hace más urgente la acción organizada. En otras palabras, no
podemos pensar en empezar por discutir cómo hacemos para que todo el
mundo deje de mirar por horas y horas su celular, o las medidas para
derribar en el corto plazo la capacidad disciplinadora y
fragmentadora de las NTIC, ni mucho menos cómo serán las NTIC que
se circunscriban a un modo de vida postcapitalista. Hoy el objetivo
es más pequeño, pero no por ello menos significativo. Hoy el primer
paso consiste en moldear y difundir el abordaje crítico ante la
digitalización y en promover y fortalecer la acción del boicot
frente a su intensificación desmesurada.
Nada
de esto se completa con un escrito, ni mucho menos puede basarse en
pensamientos individuales. Por ello, abono a este andar,
necesariamente colectivo, algunas de las ideas que he podido madurar
entre las conversaciones con quienes venimos pensando y masticando
esta angustia, contemplando algunos de los comportamientos
naturalizados por la digitalización de la vida que vemos o
realizamos, con la esperanza de imaginar formas de revertirlos,
partiendo por cuestionarlos. El propósito apunta a construir
acciones a implementar, ejemplos a seguir o ideas a discutir, para
seguir forjando la lucha contra el destino de alienación digital que
nos plantea el capital.
1.
Definir espacios y/o momentos libres de conectividad. No hace falta
iniciar por grandes objetivos, simplemente algunos horarios o
actividades, especialmente las relacionadas con la alimentación y
aquellas que implican el encuentro con otras personas.
2.
Cuestionar la convergencia digital que hace que usemos el celular
para cada vez mas cosas; ver televisión o cine, escuchar música,
leer, tomar fotografías, grabar audios o videos, programar el reloj
despertador, etc. Retomar algunos dispositivos específicos para
estas actividades, como la cámara fotográfica o la radio ayuda a descentrar la presencia del celular en nuestra cotidianidad.
3.
Hacer llamadas telefónicas cuando se requiera, evitando la
despersonalización del intercambio social a través de monólogos
en audios de whatsapp, favoreciendo la concentración en una sola
actividad a la vez y prestando real atención a quien nos habla.
4.
Leer libros. El formato papel no solo ayuda a la concentración, sino
que favorece la introspección. No solo se trata de informase o
incorporar datos (lo que alcanzamos con el formato digital) sino de
habilitar las pausas necesarias para pensar (relacionar, contrastar,
contextualizar) y construir conocimiento (lo que lleva tiempo y
esfuerzo).
5.
Eliminar las apps de organización o gestión de las actividades
cotidianas. La vida no es una empresa guiada por la productividad o
la eficiencia.
6.
Usar dinero físico y preferir comprar, especialmente los
alimentos, en los comercios cercanos. Para esto, ayuda caminar las
calles del barrio, conocer lugares y direcciones y, de paso,
fortalecer el sentido de ubicación, atrofiado por el uso excesivo y
naturalizado de las aplicaciones de geolocalización que nos indican
cómo ir de un lugar a otro, pero nos impiden ser conscientes de los
trayectos, obstaculizando relacionarnos con nuestro entorno.
7.
Desactivar la opción de IA prefigurada en aplicaciones y motores de
búsqueda. Si vas a usarla, que sea una elección consciente.
Recuerda que no siempre “lo más fácil” o lo más rápido es lo
mejor; que en el capitalismo nada es “gratis” y que no es real el
mito de la “nube de datos”. El uso cotidiano de la IA implica un
impacto profundo en nuestro ambiente, abona al extractivismo, al uso
indiscriminado de agua y al calentamiento global. Infórmate.
En
síntesis, es imposible definir con certeza una guía del qué hacer.
Se trata simplemente de sumar una voz más a quienes piensan que algo
hay que hacer; porque es tan necesario como posible. El punto de
llegada no está definido ni hay un solo camino; pero intuimos que
tomar el control de nuestra atención y consciencia es un gran primer
paso. El segundo, es levantar la vista para reencontranos; cara a
cara y cuerpo a cuerpo, porque las tecnologías que prometen
comunicarnos, al tiempo nos separan y aíslan; prometen informarnos y
no hacen más que envilecernos y distraernos. Solo siendo más,
compartiendo pareceres, podremos dar luz a los siguientes pasos.
Vamos a disputar el sentido común, a sembrar desdigitalización y a
boicotear todo lo que podamos. Que no pasen por benefactoras las
corporaciones del entretenimiento que lucran con nuestra alienación,
que no se confunda consumismo con bienestar, que no se pueda decir
impunemente que el progreso es la virtualidad, que no pase por normal
que los programadores de IA piensen por nosotres, que nadie se
conforme con mantener relaciones sociales solo a través de las
redes, o que se aplauda la manipulación programada (ni que siga
ganando elecciones). El presente es de lucha, el futuro es nuestro.
Ante la “brutal” agresión policial, ocurrida el 17 de mayo, cerca de 60 colectivos sociales valencianos expresaron su condena en una nota informativa.
El
ataque “se inició porque la mujer, quien caminaba con su hijo –de tres años y
con autismo- afeó a la policía el maltrato que estaban dando a dos jóvenes a
los que acababan de detener. Ante los gritos de socorro, sus padres y un amigo
de la familia bajaron al portal a preguntar qué estaba sucediendo; más de media
docena de agentes de la Policía Nacional les golpearon con una virulencia
extrema”, subrayaron las ONG.
La
familia fue trasladada después a la comisaría, donde -según la información a la
que accedieron las organizaciones-, continuaron los golpes, insultos y
amenazas; “el cuerpo policial actúa con total impunidad, apaleando a personas
simplemente por ser racializadas”,
denunciaron las asociaciones.
El
colectivo Afroféminas difundió en las redes sociales el vídeo de la golpiza,
capturas y persecuciones (“Es racismo; a mujeres blancas jamás las hubieran
golpeado así”).
Entre
las entidades que se sumaron a la denuncia figuran Alianza por la Solidaridad;
Antimilitaristes MOC-València; BDS-País Valencià; Campaña CIE No; València Acull;
València és Refugi; CEDSALA; CGT; Comisión Española de Ayuda al Refugiado
(CEAR); Regularización Ya; EntreIguales y Comisiones Obreras.
¿En
qué contexto político se producen las palizas? Tras las elecciones a las Cortes
Valencianas celebradas en mayo de 2023, el PP (que ganó los comicios) y el
partido ultraderechista Vox formaron un gobierno de coalición, que se prolongó
hasta julio de 2024; a finales de mayo de 2025, los dos partidos pactaron los
presupuestos de la Generalitat para el presente año.
Dos
semanas antes, el espacio València pels Drets de les Persones Immigrades -integrado
por 30 colectivos- manifestó su rechazo a las enmiendas planteadas por Vox a
las cuentas autonómicas; las entidades solidarias pidieron al PP que no
aceptara las citadas enmiendas, presentadas en medio de una “ofensiva racista”.
El
comunicado de València pels Drets de les persones Immigrades valoraba tres
propuestas de Vox, insertas en una denominada “agenda de odio”.
En
concreto, “pruebas médicas invasivas para determinar la edad de menores
migrantes bajo tutela, tratándolos como sospechosos por su origen”; además, “la
creación de partidas presupuestarias para expulsar selectivamente a jóvenes
extutelados por haber nacido fuera de Europa”.
Por
último, “la financiación de supuestas cooperaciones
con países como Mauritania o Senegal que, en realidad, buscan reforzar la externalización
de fronteras y la política del rechazo”.
No
se trataba de las únicas críticas de las ONG; meses después de la DANA (228
muertes en el País Valenciano), el 21 de marzo, los colectivos impugnaron unas
declaraciones del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón (PP), calificadas
como “insinuaciones racistas” y en las que el dirigente “se hacía eco de los
bulos de la extrema derecha”.
En
una declaración institucional en las Cortes Valencianas, Mazón manifestó que no
se admitirían más repartos de
inmigración ilegal, ya que el País
Valenciano había visto superada su capacidad; asimismo el político derechista
pidió al Gobierno español información sobre el número de personas detenidas por
robo -y su nacionalidad- tras la DANA del 29 de octubre (Agencia Efe, 17
marzo).
El
manifiesto de las 40 organizaciones sociales señalaba, entre otros puntos, la
oposición a una de las prácticas de racismo institucionalizado
en el estado español: “Los controles policiales basados en criterios raciales o
étnicos; un problema endémico, que es sistemáticamente negado”.
En diciembre de 2024 se presentó el segundo
balance anual Discriminació quotidiana
per racisme i xenofòbia en València, que dedicaba un apartado a las “malas
prácticas policiales”; estas afectan, particularmente, a las personas migrantes
en situación que el Estado considera irregular.
En la mayoría de los casos las victimas no denuncian la discriminación o
delitos de odio.
“Temen
que por denunciar a la autoridad policial haya represalias en su proceso de regularización y saben que la palabra de
la policía prevalece sobre la suya”, agrega el balance de València Acull, CEAR,
Movimiento por la Paz, Accem, Elche Acoge, CONVIVE-Fundación Cepaim; Campaña
por el cierre de los CIE y la asociación Rumiñahui.
El
informe resalta que, durante 2023, se constataron paradas, identificaciones y registros
en la calle a migrantes (no europeos) por parte de la policía; se trata de una
práctica cotidiana, subrayan las ONG, que tiene lugar pese a las negativas
oficiales y sin que se tengan en cuenta las recomendaciones de la Defensoría
del Pueblo española o la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE.
Según
los colectivos, las identificaciones por perfil étnico se producen sobre todo
en los barrios, pero asimismo en zonas céntricas (estaciones de transporte público); en las
retenciones y solicitudes de documentación, los agentes se centran
-actualmente- en migrantes concretos y
pequeños grupos.
Las
alertas ante las embestidas policiales no constituyen una novedad; en diciembre
de 2022, un muchacho hondureño recibió un puñetazo en el estómago por parte de
un policía del municipio de Burjassot, que le mantenía retenido; el joven no
opuso resistencia, informó València Acull; “vas de chulo, sois todos iguales,
te voy a mandar a tu país”, espetó el agente; la víctima presentó una denuncia
en el juzgado de Paterna.
En
noviembre de 2023, València Acull informó sobre la detención “más de 20 horas
de forma irregular” de una mujer colombiana, que tenía cita para demandar
asilo; los hechos ocurrieron durante un control de tráfico en Valencia; el
expediente sancionador y propuesta de expulsión, derivados de la actuación
policial, fue finalmente archivado por la Delegación del Gobierno.
Walter Benjamin
sostenía que la ética es memoria histórica, un compromiso con los
vencidos para evitar la repetición de las catástrofes del pasado.
Advertía que el acto ético consiste en detener el tiempo y escuchar el
reclamo de quienes han sido silenciados. Karl Marx, por su parte,
entendía la ética no como una doctrina moral abstracta, sino como praxis
transformadora, una acción concreta para abolir la explotación y las
relaciones de poder que perpetúan la injusticia.
Ambas
perspectivas convergen en un punto crucial: la ética pública no se
reduce a normas jurídicas, sino que es el fundamento de la
responsabilidad y la emancipación. Cuando las instituciones abandonan
esos principios, el abuso de poder se naturaliza y la justicia se
convierte en instrumento del privilegio.
Privilegios judiciales y blindaje institucional
El
caso Lago Escondido exhibe sin filtro la connivencia entre jueces,
empresarios y políticos. En octubre de 2022, magistrados como Julián
Ercolini, Carlos Mahiques, Pablo Yadarola, Pablo Cayssials y Juan
Bautista Mahiques, fiscal general porteño, junto al exministro Marcelo
D’Alessandro, viajaron a la estancia de Joe Lewis sin que jamás se
explicara el motivo de la invitación con el patrocinio del Grupo Clarín.
Facturas falsas emitidas después del viaje intentaron encubrir los
gastos, y los chats filtrados de Telegram revelaron estrategias para
frenar la difusión del escándalo.
Sin embargo, el juez Sebastián
Ramos cerró la investigación con el argumento de que las pruebas fueron
obtenidas de manera ilegal, evitando cualquier revisión sobre el posible
delito de dádivas. Como corolario, el Consejo de la Magistratura, con
el voto clave del senador Eduardo Vischi (quien había cambiado de
postura en la investigación de la estafa de la criptomoneda $Libra),
archivó el sumario disciplinario contra los jueces involucrados.
La
invitación a Lago Escondido, lejos de ser un simple encuentro social,
refuerza la sospecha de intercambio de favores entre la justicia y los
sectores económicos concentrados. Pero la estructura judicial prefirió
clausurar la causa antes que exigir explicaciones.
Espectáculo y doble vara
En
contraste con la inacción frente a Lago Escondido, el caso de la jueza
Julieta Mackintach fue castigado con rapidez y dureza. Autorizó la
filmación del documental Justicia Divina en plena causa por la muerte de
Diego Maradona. La Corte Suprema bonaerense la apartó en 24 horas (con
una licencia por 90 días) y el periodismo exigió su juicio político.
Aquí,
la ética judicial se aplicó con aparente rigurosidad, porque no
afectaba intereses corporativos. Mientras Mackintach fue presentada como
un ejemplo de corrupción, los jueces que aceptaron un viaje privado
financiado por empresarios siguen ejerciendo sin rendir cuentas. La
justicia se vuelve selectiva: si la falta no perjudica al poder, se
castiga con fuerza; si amenaza intereses empresariales o políticos, se
archiva sin consecuencias.
Operadores al resguardo
La
lógica del blindaje judicial también se verifica en el caso de Fabián
“Pepín” Rodríguez Simón, operador del macrismo prófugo en Uruguay desde
2020, evadiendo una orden de captura por asociación ilícita. La Corte
Suprema y la Cámara Federal han dilatado su extradición, dejando su
situación en un limbo legal.
Un escenario similar ocurrió con el
espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri, donde la
entonces AFI realizó seguimientos a periodistas, jueces y opositores
políticos, incluyendo a los familiares de las víctimas del submarino ARA
San Juan. Se los fotografió en misas y marchas, y los informes
generados por la inteligencia estatal se usaron para anticipar sus
reclamos. En 2021, el juez Martín Bava procesó a Macri por seis
hechos de espionaje, pero la Cámara Federal porteña lo sobreseyó,
argumentando que las tareas de inteligencia fueron necesarias por
seguridad presidencial.
En cada uno de estos casos, la justicia
actuó como un escudo protector, asegurando que ciertos sectores operen
con absoluta impunidad.
Represión sistemática y silencio judicial
Mientras
la justicia protege a jueces, operadores políticos y empresarios,
guarda silencio absoluto frente a la represión sistemática comandada por
la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cada miércoles frente al
Congreso. Las fuerzas federales ejecutan operativos con golpes, uso de
gas pimienta y detenciones arbitrarias, fuera de su área de competencia.
Periodistas, jubilados y manifestantes han sido agredidos, sin que haya
una intervención judicial para limitar el abuso de poder.
La
pregunta es inevitable: ¿dónde están los jueces y fiscales que deberían
frenar el uso ilegal de la fuerza estatal? En contraste con su
inmediatez para sobreseer a los jueces de Lago Escondido, no hay
investigaciones ni pronunciamientos sobre el accionar represivo del
Gobierno.
Este silencio judicial no es casualidad. Es parte del
mismo sistema que protege los privilegios de la corporación judicial y
económica, mientras criminaliza la protesta social.
La performatividad del poder y la pedagogía crítica
Cada
acción del poder comporta una gestualidad performativa (tiene un efecto
sobre las conductas), que no solo afecta a los implicados directos,
sino que educa a la sociedad sobre lo que es aceptable, legítimo o
inevitable. Cuando jueces blindados viajan a Lago Escondido y la causa
se archiva sin debate, el mensaje implícito es que ciertas alianzas
quedan fuera de la indagación. Cuando el espionaje a los familiares del
ARA San Juan se justifica como seguridad presidencial, se instala la
idea de que la vigilancia estatal puede ser legítima si se administra
con discreción. Cuando la represión semanal frente al Congreso se trata
como protocolo habitual, el derecho a la protesta queda reducido a una
excepción.
La pedagogía de la crisis ética impone la
naturalización del abuso de poder. La justicia deja de ser un
instrumento de equidad y se convierte en un mecanismo de reproducción de
privilegios. Pero esto no es un accidente, sino una lección
estructurada: una educación tácita sobre quiénes pueden ejercer poder
sin restricciones y quiénes deben someterse a él.
Frente a este
escenario, la única vía para desmontar esta pedagogía del sometimiento
es construir una pedagogía crítica, capaz de revelar los dispositivos de
encubrimiento y desafiar la construcción de la impunidad. La justicia
no puede limitarse a ser una maquinaria que administra leyes: debe
sustanciarse en su capacidad de transformación. Como planteaban Walter
Benjamin y Karl Marx, la ética no es una mera formulación normativa,
sino el resultado de una memoria activa y una praxis liberadora.
Solo
si la justicia actúa como herramienta de emancipación podrá garantizar
su función esencial: no la de preservar el orden existente, sino la de
quebrar las estructuras que sostienen la desigualdad.
Nuestra
lucha colectiva debe apuntar a democratizar el Poder Judicial, para que
deje de funcionar como la casta aristocrática que perpetúa privilegios
en el siglo XXI.
Referencias:
Benjamin, W. (1940). Tesis sobre el concepto de historia. Marx, K. (1845). Tesis sobre Feuerbach.