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Ya lo predijo Casandra

Por: José Ovejero

9 de diciembre

Se va acabando el año y este jueves Edurne y yo tendremos nuestra última intervención pública, en Logroño, donde hablaremos de imaginación y memoria. Llego cansado al final del año, con la sensación de haberme metido en más asuntos de los que puedo abarcar. Lo malo es que una y otra vez constato que no sé frenar. Quiero creer que no es por un exceso de ambición o por un deseo desmedido de figurar, sino más bien porque hay tantos temas que me interesan y trabajar en ellos es una forma de aprender y quizá también de crear algo interesante. Según escribo estas líneas tengo una sensación de déjà vu; seguro que ya he escrito alguna vez frases muy similares y que desde la última tampoco he aprendido a corregir mi tendencia al exceso de trabajo. Y luego hablan de la sabiduría que da la edad.


Hemos pasado unos días en Italia. Presentaciones, entrevistas, lo habitual, pero en un contexto que de lo que te da ganas es de no hacer nada útil. Paseamos por Nápoles, paseamos por Roma y preferiríamos no tener obligaciones.

Nuestra editora y amiga está atravesando una época difícil desde que murió su compañero, hace ahora más de un año. Edurne y yo la escuchamos, sentimos con ella el dolor de la pérdida; luego, a solas, nos decimos que no debemos desperdiciar el tiempo que estamos juntos, que tenemos que aprender a disfrutarlo más; no, no a disfrutarlo, que eso ya lo hacemos, sino a darle más espacio en nuestra vida. Con lo que vuelvo al tema de trabajar menos.


Entretanto leemos que Trump cultiva «en secreto» una política hostil hacia Europa prestando apoyo a la extrema derecha. ¿En secreto? ¿No nos habíamos dado cuenta aún? Rusia y Estados Unidos buscan lo mismo: minar nuestras democracias. Lo que no es distinto de lo que llevan décadas haciendo en Asia, África y Latinoamérica: apoyar a todo régimen autoritario a condición de que se pliegue a los deseos y a los negocios de las superpotencias. Y en Alemania Merz corre a besar el culo de Trump sin el menor embarazo. ¿Es un cambio de actitud que implica ir abandonando el barco europeo para buscar por su cuenta una alianza con Estados Unidos? ¿Estamos ante el principio de la disgregación de la UE? El Reino Unido nunca fue un auténtico defensor del europeísmo, con lo que su salida tampoco lo socavó. Pero si un país como Alemania decide jugar por su cuenta, podremos decir que la política agresiva de Trump y Putin habrán surtido efecto. Es lógico que las ratas abandonen el barco que se hunde, pero es preocupante que sea el capitán quien corre dando codazos para hacerse con un salvavidas.


10 de diciembre

Hay días en los que ni siquiera el diario me sale con fluidez. Como si no fuera capaz de fijarme más que en lo obvio y escribir lo obvio. En días así es mejor no empecinarse. Estudio un rato euskera, pero me canso enseguida. Pongo silicona en unas juntas. Quito una lámpara vieja feísima que estaba en la casa cuando nos mudamos. Traslado trastos. Entremedias sigo el avance del crowdfunding de La Marea y pienso en los millones de euros de dinero público que se gastan para comprar la sumisión de medios informativos que ni siquiera merecen ese nombre. Imagino una pendiente en la que se distribuyen los medios: cuanto más a la izquierda, más arriba de la pendiente; más abajo cuanto más a la derecha. Y el dinero rueda con enorme facilidad pendiente abajo. La cúspide ni la toca, pero la extrema derecha, más bien, corruptos con disfraces fascistoides, reciben millones… Bah, lo dejo aquí para no meterme en una espiral de desánimo. El crowdfunding saldrá adelante, me digo, aunque no convencido del todo.


Entre otras muchas cosas, Trump es un idiota. Anda por ahí proclamando que su ejército ha birlado un petrolero venezolano «muy grande, el más grande que se haya visto nunca»: todo lo que hace es lo más grande, lo más bonito, lo más inteligente. Y ha logrado la paz en por lo menos ocho conflictos bélicos. Es un idiota que habla para idiotas. O para listos a los que viene bien ese discurso.

Y ahora parece que la Administración Trump planea exigir acceso a los contenidos de los últimos cinco años en las redes sociales de los turistas. Me parece bien, por fin una buena idea de los lacayos de Trump. Esta va a ser su mayor contribución a la lucha contra la contaminación atmosférica y el calentamiento global. No tenía la menor intención de viajar a Estados Unidos, pero confío en que la medida disuada a muchos que sí la tenían.


11 de diciembre

Termino de releer Casandra, de Christa Wolf, reeditado hace poco por Malas Tierras; creo que ya se ha publicado la novela en un par de ocasiones en español con muy poca fortuna. Qué extraño esto, la fortuna de los libros. También Claus y Lucas apenas llamó la atención cuando se publicó en España la primera vez –no sé cómo habrá sido en América Latina– y cuando se reeditó se convirtió en un clásico casi instantáneo. Para mí Casandra es una de las novelas más importantes escritas en alemán en el siglo XX. Novela densa, poética, intensa que usa el pasado para hablar del presente sin que la escritura se vuelva mera herramienta para alcanzar un fin. La leí creo que poco después de irme a vivir a Alemania y recuerdo que lloré al cerrar el libro. Sin embargo, no recuerdo por qué lloré: ¿por el destino individual de Casandra, por la muerte de una mujer que había defendido la verdad hasta las últimas consecuencias cuando nadie en Troya quería verla? ¿O por la estupidez brutal de los humanos que son capaces de destruir cualquier signo de vida y de inteligencia con tal de no renunciar a la imagen que tienen de sí mismos?

Es, por cierto, una de las novelas que retratan de forma más descarnada la violencia contra las mujeres. Aquí los héroes guerreros son violadores; los cobardes también. Y Aquiles, el de los pies ligeros, es «Aquiles, el animal» o «Aquiles, la bestia», no sé cómo lo habrán traducido al español.

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La violencia contra las mujeres apenas ha disminuido en las últimas dos décadas

Por: La Marea

Al menos 840 millones de mujeres en todo el mundo, casi una de cada tres, han sufrido violencia física o sexual al menos una vez en su vida, una cifra que “apenas ha cambiado” en las últimas dos décadas. Esta es la principal conclusión de un nuevo informe sobre la violencia contra las mujeres elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en colaboración con otras agencias.

El informe, considerado la evaluación global más completa sobre este tema hasta la fecha, describe la violencia contra las mujeres como una “emergencia de salud pública mundial” y analiza los datos existentes de 168 países y territorios entre 2000 y 2023.

En todo el mundo, lo más habitual es que los agresores de las mujeres sean sus parejas masculinas. Solo en los últimos 12 meses, 316 millones de mujeres de 15 años o más (el 11% del total) sufrieron al menos un caso de abuso físico o sexual por parte de su pareja, lo que incluye ser obligadas o coaccionadas a mantener relaciones sexuales, ser abofeteadas, golpeadas, arrastradas, maltratadas o amenazadas o agredidas con una pistola, un cuchillo u otra arma.

Por otro lado, en los últimos 12 meses, 12,5 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años –el 16%– han sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima.

La cifra de abusos en la pareja ha disminuido tan solo un 5% desde 2000, o un 0,2% anual, lo que equivale a unos 17 millones de víctimas menos. “El ritmo de disminución es muy insuficiente. Los resultados destacan que se necesitan urgentemente mayores esfuerzos para acelerar el cambio”, señala la OMS.

El informe incluye por primera vez cifras fuera del ámbito de la pareja. Al menos 263 millones de mujeres han sufrido violencia sexual por parte de un familiar, un amigo, una figura de autoridad o un desconocido, durante el último año.

“Es probable que todas las encuestas subestimen la prevalencia real de la violencia contra las mujeres, ya que muchas mujeres no revelan estas experiencias, especialmente cuando dicha violencia está muy estigmatizada. La violencia sexual es especialmente infrarrepresentada en muchos entornos”, señala el documento.

Guerras y auge de las tecnologías

Varios factores están provocando un aumento de los casos, entre ellos el creciente número de conflictos armados y el rápido auge de la tecnología. “La violencia contra las mujeres es una de las injusticias más antiguas y generalizadas de la humanidad, pero sigue siendo una de las que menos se combaten”, afirmó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

El organismo denuncia que en 2022 sólo un 0,2% de la ayuda global al desarrollo se dirigió a programas contra este problema, un porcentaje que además va en descenso.

En 2025, se han producido nuevos recortes en esta financiación que tienen “graves repercusiones negativas” en las organizaciones, los servicios y la investigación relacionados con los derechos de las mujeres.

Por regiones

Oceanía (excluyendo Australia y Nueva Zelanda) tiene la tasa más alta de violencia contra las mujeres, con un 57%. Aproximadamente, el 32% de las mujeres del África subsahariana, el 30,8% de las del sur y el centro de Asia, el 29% de las de Norteamérica y el 22% de las mujeres latinoamericanas también han sufrido abusos por parte de la pareja. Europa del sur registra las tasas más bajas, con aproximadamente un 15,5% de mujeres afectadas.

Por países, Fiji (60,7%) y otras islas de Oceanía son los de mayor prevalencia, aunque también es muy alta en Sierra Leona (55,2%), Sudán del Sur (54,3%), Guinea Ecuatorial (53,3%), Bolivia (52,8%) y Afganistán (50,9%).

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