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Manifiesto 25N: ‘Juntas y diversas’

25 Noviembre 2025 at 10:00
  • Con motivo de la celebración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Ecologistas en Acción publica el “Manifiesto solidario con las mujeres y territorios en el mundo”. 
  • La organización ecologista muestra su solidaridad con las mujeres de las poblaciones indígenas y afrodescendientes que se han reunido en la Cumbre de los Pueblos durante la COP30 en Belém para exigir un mundo más justo, democrático y digno. 
  • La violencia patriarcal que afecta a las mujeres, también afecta a la sociedad en su conjunto y se impone a través de políticas de muerte que amenazan con el exterminio de la vida.

 

El Área de Ecofeminismos de Ecologistas en Acción ha publicado “Juntas y diversas: manifiesto solidario con las mujeres y territorios en el mundo” para conmemorar el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que se celebra el 25 de noviembre.

Además de señalar este día como una fecha histórica de reivindicación de las mujeres en contra de las violencias machistas y patriarcales, “base y columna del sistema capitalista”, también se destaca la recién terminada COP30 como un hito histórico; no por el resultado de las negociaciones, que la organización ecologista señala como “la Cumbre del Clima más opaca de la historia, que es incapaz de cumplir sus promesas”, sino más bien por el levantamiento y confrontación de pueblos indígenas y, dentro de ellos de las mujeres, alrededor del mundo, quienes reclaman su lugar en las conversaciones que atañen sus propios territorios.

Para las ecofeministas, es urgente que se escuche el llamado de quienes han cuidado la tierra y para ello es necesario dejar de poner en el centro la economía y seguir sembrando vida.

A continuación se transcribe el manifiesto 25N.

Manifiesto solidario con las mujeres y territorios en el mundo

Juntas y diversas

Nos manifestamos en solidaridad con nuestras compañeras de los pueblos: indígenas y afrodescendientes, comunidades campesinas, quilombolas, pescadoras, urbanas, sindicalistas, personas sin hogar, comunidad LGBTQIA+, jóvenes, personas mayores, gentes de  las periferias, habitantes de los mares, ríos, lagos y manglares, que en correspondencia de la COP30 se han reunido  en la Cumbre de los Pueblos, fuera del espacio institucional, en la Universidad Federal do Pará, con el compromiso de construir un mundo justo, democrático y digno, con bienestar para todas y en pleno reconocimiento de la diversidad.

Nos manifestamos ahora, que se acaba una cumbre con un potencial inmenso y mal aprovechado, en la conmemoración del 25N, fecha histórica de reivindicación de las mujeres en contra de las violencias machistas y patriarcales (base y columna del sistema capitalista). La COP30 de cambio climático ha marcado un hito histórico: el levantamiento y confrontación de pueblos indígenas alrededor del mundo, quienes reclaman su lugar en las conversaciones que atañen sus propios territorios, su derecho legítimo a posicionar sus sistemas de pensamiento y formas de existencia, como fundamentales en la lucha contra la crisis ambiental.

Estos espacios globales han estado cooptados por las fuerzas económicas y los Estados. Esta vez, las demandas de la población civil han sido encabezadas por las mujeres del Sur global sostenidas desde el amplio tejido comunitario que les caracteriza. Las peticiones que hacen no benefician sólo a sus territorios o comunidades,  sino que suponen dos cuestiones fundamentales: 1) el declive de un modelo civilizatorio que agota la vida pero que depende de ella para existir, el capitalismo; y 2) la apuesta de construir un modelo nuevo de sociedad diverso y plural, que permita retomar lo que es naturalmente humano: nuestra relación con la naturaleza. Porque nuestra existencia depende del cuidado de la casa común, de la pacha, como la llaman los pueblos originarios.

Esto quiere decir que debemos recuperar aquello que el capitalismo nos ha quitado, nuestro sentido de ser en naturaleza, de existir desde y con ella, de reconocer la importancia de las relaciones humanas y no humanas. La violencia patriarcal no afecta solamente a las mujeres, afecta a la sociedad entera y se impone a través de políticas de muerte que amenazan con el exterminio de la vida.

Nos encontramos y nos unimos a las palabras dichas en la declaración de nuestras compañeras activistas: “No hay vida sin naturaleza. No hay vida sin ética ni trabajo de cuidados…[Situamos el trabajo de reproducir la vida en el centro; esto es lo que nos diferencia radicalmente de quienes pretenden preservar la lógica y la dinámica de un sistema económico que prioriza el lucro y la acumulación privada de riqueza.”

Nos sumamos a la declaración de nuestras hermanas y hermanos, que resulta del fruto de décadas de trabajo colaborativo exigiendo a las corporaciones transnacionales, en connivencia con los gobiernos del Norte global, los centros de poder del sistema capitalista, racista y patriarcal causantes y beneficiarios de las múltiples crisis que enfrentamos, que se construyan y ejecuten las rutas necesarias para el logro de la transición ecosocial justa y el financiamiento necesario para el logro de una justicia climática que respete la libre determinación de los pueblos indígenas.

Denunciamos tanto a los gobiernos cómplices y élites corruptas del Sur global como a las industrias minero energéticas, armamentística, agroindustrias y grandes tecnológicas, como principales responsables de la catástrofe climática que estamos viviendo, y que requiere del expolio de los recursos naturales y el empobrecimiento de las gentes en el Sur global, articulado a la domesticación, exterminio de cuerpos y territorios, fomentando guerras para mantener el poder y control de capital.

Nos posicionamos en acuerdo con las demandas de nuestras compañeras:

“El trabajo que implica la reproducción de la vida debe ser visible, valorado y comprendido como lo que es: trabajo. Además, debe compartirse con la sociedad y el Estado. Este trabajo es esencial para la continuidad de la vida humana y no humana en el planeta. Esto también garantiza la autonomía de las mujeres; si bien no se las puede responsabilizar individualmente del cuidado, sus contribuciones deben ser consideradas: nuestro trabajo sostiene la economía. Aspiramos a un mundo con justicia feminista, autonomía y participación de las mujeres”.

Este y todos los 25N recordaremos la memoria de las hermanas Mirabal que fueron asesinadas por la bota de la dictadura militar en República Dominicana en 1960 y cuyo asesinato dio lugar a esta fecha. Sus luchas y las de las muchas mujeres que han sido asesinadas siguen vivas en el corazón de quienes estamos hoy en el mismo camino. Hacer memoria de lo sucedido aquel 25 de noviembre de 1960 nos permite recordar el lugar que ocupa el brazo criminal, patriarcal y fascista que se ha extendido a nivel mundial, y que se ha cobrado miles y miles de vidas en el mundo.

Hoy este mismo brazo armado extermina ante nuestros ojos al pueblo palestino, a las poblaciones en Irán, en Sudán, en República Democrática del Congo y en tantos otros lugares, convirtiéndose en un fenómeno a escala mundial. En nuestro Estado y en lo que llevamos de año han sido asesinadas al menos 1.584 mujeres y menores asesinadas/os por violencia de  género desde 2003.

Asistimos a momentos dolorosos pero también esperanzadores, creemos que las fuerzas fascistas se enfrentan al resurgimiento de una nueva humanidad, que teje sus lazos alrededor del mundo para poner en el centro la vida y la dignidad.

Encontramos la inspiración en la vida y resistencia del pueblo palestino, en las flotillas que parten en solidaridad hacia Gaza; en las luchas de líderes y de lideresas del Sur global que ponen sus cuerpos para desafiar a las fuerzas de las economías extractivistas; en la dignidad de los pueblos indígenas que reclaman sus derechos territoriales históricamente atropellados, y en el legado de múltiples mujeres defensoras de sus territorios que han entregado su vida por defender la tierra. Esto nos anima a tejer más allá de las fronteras que nos han querido separar.

Desde el Área de Ecofeminismos de Ecologistas en Acción, este 25N, reivindicamos todas estas vidas; sus historias y legados nos llenan de fuerza para continuar la lucha popular feminista, ecologista, antirracista y descolonial. Es urgente que se escuche el llamado de quienes han cuidado la tierra, es necesario dejar de poner en el centro la economía y seguir sembrando vida.

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