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AnteayerSalida Principal

La generación Z busca su lugar en el mundo protagonizando un nuevo ciclo de protestas

20 Octubre 2025 at 11:45

El pasado mes de septiembre, la prohibición en Nepal de las principales redes sociales y plataformas de mensajería (Whatsapp, Facebook, X, Instagram y YouTube), supuestamente por no cumplir con la legislación, encendían la mecha de la revuelta de una generación de jóvenes cansados de corrupción y nepotismo. Esa movilización acabaría consiguiendo la dimisión del primer ministro, Khadga Prasad Oli, nombrando a la expresidenta del Tribunal Supremo Sushila Karki como primera ministra interina y restaurando las plataformas digitales. La de Nepal fue una llamada de atención acerca de un fenómeno que pronto se extendería como un reguero de pólvora.

En semanas posteriores, la chispa ha ido incendiando los cuatro puntos cardinales del planeta: Indonesia, Filipinas, Paraguay, Perú, Marruecos, Madagascar… y, pese a las particularidades sociales de cada uno de esos países, la necesidad de salir a la calle y gritar la frustración de una generación que ha dado en llamarse Z es similar: falta de expectativas de futuro e indignación con respecto a las élites políticas y económicas corruptas y unos gobiernos autoritarios, normalmente neoliberales, pero también comunistas, como en el caso de Nepal.

Y comunes son también la serie de códigos y herramientas culturales utilizadas, como el de la icónica profusión de la bandera pirata del anime One Piece o las plataformas para organizarse, que definen a un grupo humano nativo ya digitalmente: WhatsApp, Telegram, Tik Tok… pero fundamentalmente Discord, inicialmente pensada como herramienta de comunicación para comunidades de videojuegos.

Todo ello ha supuesto la irrupción en tromba de una generación que cuenta con un importante peso demográfico, pero que se siente relegada: en Marruecos, más de la mitad de la población tiene menos de 35 años, al igual que en Indonesia; en Nepal, la generación Z supone cerca del 20% del total. Y la indignación de estas masas airadas ya se ha cobrado algunos gobiernos: si en septiembre caía el nepalí, el pasado 13 de octubre hacía lo propio el presidente en Madagascar, Andry Rajoelina.

Para Iago Moreno, sociólogo especializado en política digital, «lo que comparten los procesos que se están dando en todos estos países es que efectivamente tienen una centralidad en la gente joven, la generación Z, que es la que encarna ese desafío, pero en realidad se trata de procesos más complejos, donde lo que comparten entre sí es la representación de un nuevo ciclo de protestas que, en todos casos, se refieren a decepciones, anhelos frustrados y al fracaso político de procesos muy concretos”.

Es el caso de Marruecos, para Youssef Ouled, periodista rifeño afincado en Madrid, «la revuelta surge un poco como otras que la precedieron, como el Hirak del Rif en 2016 -2017, cuya chispa saltó por la muerte de un vendedor de pescado a manos de la policía. Ahora han sido las ocho mujeres embarazadas fallecidas en un hospital público de Agadir, evidenciando las carencias del sistema de salud. La indignación se mantiene debido a una situación estructural: un sistema sanitario absolutamente precario, uno educativo que no da salida a quienes invierten ingentes recursos en formarse… El sistema no es capaz de atender las necesidades laborales de su población, llegando a albergar un cerca de un 40% del paro juvenil, y en general, niega derechos y libertades fundamentales». Por tanto, «esas muertes han evidenciado el fracaso del sistema en sí y han hecho estallar unas revueltas contra un gobierno que se está gastando miles de millones de euros en infraestructuras para el mundial de fútbol mientras el pueblo se muere sin ser atendido. Y claro, piden la dimisión en bloque del del Gobierno, especialmente de quien es una de las grandes fortunas del país, el primer ministro Aziz Ajanuch, además de exigir el cumplimiento efectivo de la Constitución del 2011, la que salió de aquellas protestas de las primaveras árabes en Marruecos pero que no ha llegado a desarrollarse de manera efectiva».

Ouled recalca también que, como en otras partes del mundo, las manifestaciones tienen en común la extrema juventud de sus protagonistas y el uso de nuevas plataformas de comunicación: «Los medios generalistas se encuentran controlados por el poder. Y aunque lo que estamos viendo ahora no sea una cosa nueva, sí está más potenciada por las redes y especialmente Discord; el sistema no les permite articularse en la vía pública, no les permite organizarse al uso… y al final tienen que huir y buscar vías informales».

¿Un nuevo 15-M?

También en Paraguay se pueden encontrar rasgos comunes novedosos, pero a la vez referencias previas; así lo explica Santiago Carneri, corresponsal con una década de experiencia sobre el terreno: «Sí, justo por este tema del One Piece y otros símbolos juveniles. A mí me recuerda un poco al 15-M, que viví en España: gente que contacta en redes y que no se conoce entre sí y que tampoco tiene experiencia política ni participa en sindicatos ni en partidos políticos y que, de repente, está indignadísima con la corrupción y la situación social».

Y añade: «En Paraguay, la bandera de la anticorrupción la ha llevado tradicionalmente la oposición, pero esta oposición es también de carácter neoliberal y forma parte del sistema. En realidad, se diferencia poco del partido Colorado, que gobierna casi ininterrumpidamente desde el golpe de Estado de 1954. Y la izquierda, socialistas, comunistas, la izquierda radical con raíz campesina, ha estado observando desde fuera, aunque después, cuando vieron a los chavales moverse, acudieran para intentar frenar la represión policial, que en Paraguay fue muy fuerte. Pero sí, la juventud de la mayoría de los manifestantes, el hecho de conectarse a ciertas plataformas para organizar sus protestas, todo ello es común a lo que estamos viendo en otros países».

En todo caso, el uso que hacen las nuevas generaciones de la tecnología con la que han nacido –totalmente incorporada a sus vidas– es algo evidente desde hace tiempo, tal y como recalca Moreno: «Recuerdo que hace bastantes años, en 2019 o 2020, ya las primeras manifestaciones de América Latina encabezadas por la generación millennial, o los primeros zetas, salían a la calle contra el gobierno del presidente Merino utilizando estos repertorios de acción. De hecho, fue la primera vez que yo vi una revuelta juvenil utilizando intensivamente Tik Tok, grabándose desde casas de uralita y realizando coreografías en contra del presidente y pidiendo el cierre del Congreso y la dimisión de todos los políticos. Eran códigos que ya estaban borboteando en ese momento y ahora explotan». Y siguiendo la estela de lo que comenta el sociólogo es interesante recordar que hace ya un año, miles de kenianos utilizaron Zello, una aplicación online que imita un walkie-talkie, para coordinar movimientos y comunicarse anónimamente durante las recientes protestas contra un controvertido proyecto de ley.

De cualquier manera, no es difícil trazar paralelismos entre estas últimas revueltas y las que vivimos hace algunas décadas. En su momento, las causas fueron multifactoriales, y en cada rincón obedecían a unas razones concretas, ya fueran las denominadas primaveras árabes, el 15-M en España, o los diferentes Occupy en los países anglosajones. Y en buena medida es porque en todas hay un componente digital fundamental que explica tanto la mecha como su desarrollo.

Esto último es algo en lo que incide mucho Alberto R. Aguiar, periodista especializado en derechos digitales y ciberseguridad y autor de La conquista del Feed: «En su momento fueron las redes sociales abiertas, en su concepción aspiracional de plaza pública, como lo que pretendió en su momento ser Twitter. No fue raro entonces ver cómo algunos países trataban de contener el desborde de los movimientos sociales con apagones de Internet o vigilancia digital. Hoy sin embargo estas protestas de la generación Z, aunque siguen usando las redes sociales abiertas como una plataforma fundamental para su propaganda, están forjando redes de apoyo mutuo en plataformas sociales cerradas. Desde comunidades de WhatsApp o Telegram a, fundamentalmente, Discord, que es una plataforma de comunidades privadas con herramientas de mensajería de texto, audio y vídeo que nació en 2015 como un proyecto centrado en su público gamer, esto es, una herramienta de comunicación para comunidades de videojuegos».

El auge de Discord

El caso de esta última plataforma que desgrana el experto es particular, pues en su trayectoria ha crecido hasta el punto de haber tenido conversaciones con Microsoft para ser adquirida por 10.000 millones de dólares. En todo caso, aunque se trata de una herramienta de comunicación más con sus intereses empresariales, se ha convertido en uno de los espacios en línea que más ha capitalizado el descontento generado por magnates como Elon Musk con su compra de Twitter, ahora X.

Y en ello incide Aguiar: «El ascenso de Discord y su papel en las protestas no es baladí y también se puede explicar aludiendo a teorías como la ‘teoría del bosque oscuro de Internet’, basada en el título de la novela homónima de ciencia ficción de Cixin Liu, que plantea un escenario en el que la privacidad y el anonimato digital son más importantes que nunca. Si la teoría del Internet muerto plantea que estamos encaminados a una red de contenidos generados por máquinas y para máquinas (inteligencias artificiales, algoritmos de búsqueda y de recomendación de contenidos, deepfakes y bulos), la teoría del bosque oscuro digital plantea la idea de que frente a las plataformas abiertas como X, el Internet que conoceremos más pronto que tarde será como un bosque oscuro, en la que todos estamos conectados pero fuera de los claros, agazapados entre las sombras, refugiando y protegiendo nuestra identidad y nuestros mensajes. De ahí que cada vez cobren más pesos plataformas como Discord, cuyos servidores o canales son pseudopúblicos. Esto también explica cierto revival de los foros que fueron cruciales en Internet en los primeros años de la década de los 2000».

Si en este contexto de nuevas movilizaciones, plataformas como Discord prevalecen por el pseudonimato que garantiza a sus usuarios, tampoco es que sean la panacea y hace unos meses se supo que había sufrido un ciberataque por el que habían logrado robar 1,6 terabytes de datos. «Sin embargo, la tendencia avala que el activismo y la militancia busque y encuentre plataformas mínimamente más seguras y garantistas con la privacidad de sus usuarios y de los mensajes que comparten. Todo ello, en un contexto en el que la vigilancia digital por parte de Estados y corporaciones crece».

Lo que afirma Aguiar es algo que ya estamos viendo con las represalias a ciudadanos estadounidenses por haber hecho comentarios sobre la muerte de Charlie Kirk o en el auge de iniciativas en Europa como ChatControl, un proyecto comunitario que, invocando la lucha contra el material de abuso sexual infantil, aspira a cuestionar una tecnología crucial para la privacidad en el siglo XXI, como son los mensajes cifrados de extremo a extremo. En todo caso, «las protestas ya no se organizan en Twitter, a la vista de todo el mundo: buscarán espacios seguros y privados frente a la vigilancia policial. Discord no es la solución final, pero sí la confirmación de la tendencia».

Por el momento, las protestas siguen anegando las calles de un buen puñado de países y retoman fuerza en otros: en Marruecos ya hay una nueva oleada de manifestaciones y en Perú el descontento social no se ha disipado con la renuncia de Dina Boluarte y ahora exige la dimisión del presidente interino José Jerí y una nueva mesa directiva en el Congreso.

Aun así, queda por ver si estas movilizaciones lograrán consolidarse y extenderse más allá de erupciones espontáneas de descontento: «La clave es lo que vaya a pasar en todos estos países según vaya transcurriendo ese primer momento de estallido. En ese contexto, los derechos digitales que tenga ahí la gente van a ser muy importantes, porque la cobertura mediática repite el mantra de que las redes sociales son un vehículo de expresión para la gente joven y tal… pero también pueden ser un vehículo de desinformación o una herramienta para la represión; la información que se utiliza para perseguir a activistas en Marruecos sale de las redes sociales, y en el país operan redes monárquicas de trols y de extrema derecha que se encargan de perseguir a los activistas que utilizan esas mismas redes para impugnar al régimen. Las manifestaciones van a dejar un rastro digital muy grande que puede ser comprometedor para muchos jóvenes. Y cuando decaiga este momento de estallido urgente va a haber que pensar cómo se les va a proteger, cómo se les va a cuidar, cómo se les va a apoyar», zanja Moreno.

La entrada La generación Z busca su lugar en el mundo protagonizando un nuevo ciclo de protestas se publicó primero en lamarea.com.

Anarquistas nepalíes sobre el derrocamiento del gobierno. Entrevista a Black Book Distro

7 Octubre 2025 at 16:18

En Nepal, un movimiento de protesta iniciado a principios de septiembre de 2025 se intensificó hasta convertirse en una insurrección espontánea en respuesta a la violencia policial, que culminó con la quema del parlamento y una serie de oficinas gubernamentales, comisarías, sedes de partidos y mansiones de políticos. En un día y medio, el primer ministro Khadga Prasad Oli había huido y el gobierno se derrumbó. Pero derrocar a un gobierno es solo la primera etapa de una lucha mucho más larga; dentro de este malestar, monárquicos, neoliberales y radicales compiten para determinar el futuro de Nepal. Para comprender mejor los antecedentes de la insurrección y la dinámica dentro de ella, las compañeras estadounidenses de Crimethinc entrevistaron a Black Book Distro, un colectivo anarquista y biblioteca en Katmandú.

La insurrección en Nepal forma parte de una serie de levantamientos que han azotado Asia en los últimos años. Desde el derrocamiento del presidente de Sri Lanka en 2022 hasta el levantamiento de 2024 en Bangladesh y en Indonesia en agosto de 2025, por no mencionar la guerra civil en curso en Myanmar. Desde la caída del gobierno nepalí, también han estallado feroces protestas en Filipinas. Todas ellas responden a las duras condiciones económicas y a las promesas incumplidas de los políticos.

La complicidad de los partidos comunistas institucionales en la masacre que catalizó el levantamiento debería recordar a todos los aspirantes a revolucionarios que es imposible resolver los problemas del capitalismo simplemente ejerciendo la violencia del Estado, incluso si tienen la palabra «comunista» en el nombre de su partido. Los desafíos que el capitalismo está creando para la gente requieren cambios más radicales que los que pueden lograr el armamento policial y las políticas que están dentro de los márgenes del poder.

Asimismo, esta insurrección debería dar que pensar a políticos y policías de todo el mundo que piensan que pueden saquear y aterrorizar con impunidad. Hoy, el dinero que ganan puede protegerlos de las consecuencias de sus actos, pero mañana, las apuestas van en su contra.

Ninguna de estas revueltas ha logrado aún todos sus objetivos, pero mientras la gente de todo el mundo luche contra la oligarquía y la represión estatal, cada una de ellas ofrecerá valiosas lecciones. Como lo expresó un comentarista en redes sociales: «Solo un joven que se viste con la piel del enemigo».

Para entender mejor la situación de lo que está ocurriendo, os dejamos con esta traducción de la entrevista «Nepali Anarchists on the Toppling of the Government: An Interview with Black Book Distro«, publicado originalmente en CrimethInc.


Presentaos. ¿Quiénes sois y qué es lo que hacéis?

Somos Black Book Distro, un colectivo y biblioteca anarquista con sede en Katmandú, Nepal. Nos dedicamos a radicalizar educando sobre la historia de la izquierda, y también participamos de forma activa en luchas y movimientos populares que creemos que se alinean con nuestros objetivos (la protesta de la Generación Z, el movimiento Meter Byaj1, el movimiento Guthi2). Nos dirigimos a ustedes como un movimiento anarquista bajo la represión de un régimen comunista fallido y corrupto y del Congreso.

Dadnos una breve visión general de los movimientos y luchas sociales en Nepal durante las últimas dos décadas. ¿Cuáles han sido las principales preocupaciones que han impulsado el malestar popular?

Tras la revolución maoísta3, Nepal ha experimentado varias oleadas de agitación social, económica, geográfica y política. Entre los problemas clave están la tremenda discriminación por castas, una epidemia mortal de tráfico de trabajadores migrantes (alimentada por la falta de oportunidades en el país), los conflictos fronterizos rutinarios con nuestros vecinos, que tienen armas nucleares, y una corrupción política tan descarada que ha permitido que los sentimientos promonárquicos en el país resurjan con una fuerza aterradora.

Algunos de los movimientos populares han sido la lucha de los Madhesh por sus derechos y su dignidad4, las protestas contra la corrupción de la era de la COVID bajo el lema «Ya basta», las disputas nacionalistas sobre zonas fronterizas como Lipulekh5, las huelgas de hambre del doctor KC para mejorar la infraestructura sanitaria6, la resistencia a los intereses hipotecarios predatorios y la defensa de las tierras comunales pertenecientes al pueblo Newar. Estas luchas se ven impulsadas por un complejo tejido social aún moldeado por el patriarcado, las castas y la religión, entre demandas constitucionales por la representación, la libertad de expresión, la libertad económica y el federalismo.

Las principales organizaciones políticas son el Congreso, los partidos maoístas y marxista-leninistas, así como las facciones monárquicas. Por debajo de estos se encuentran grupos juveniles independientes, espacios de izquierda y grupos comunitarios indígenas. Históricamente, la mayoría de las protestas han sido lideradas o influenciadas por los principales partidos políticos, aunque las iniciativas espontáneas juveniles y de base están actuando de forma cada vez más independiente (incluido el reciente levantamiento de la «Generación Z»).

¿Cómo valoráis los objetivos de los participantes de base en este levantamiento? ¿Hay múltiples corrientes con objetivos diferentes o contrapuestos?

El actual movimiento de la «Generación Z» tiene sus raíces en el movimiento juvenil «Ya Basta» de 2019, que se focalizó en la justicia social y los problemas medioambientales, en el contexto de la mala gestión económica durante la crisis de la COVID-19. Este levantamiento inicial consistió en múltiples grupos juveniles independientes apoyados por ciudadanos comunes, progresistas y sectores de extrema izquierda, sin un liderazgo central. Desde entonces, el gobierno ha intensificado continuamente su vigilancia en la red y la represión contra los jóvenes, avivando el movimiento hasta convertirse en lo que es hoy. Sus principales demandas son la libertad de expresión, medidas anticorrupción y la plena rendición de cuentas del gobierno, sin involucrar a los partidos políticos establecidos. El trágico tiroteo de manifestantes pacíficos, incluyendo estudiantes inspirados en la filosofía de la serie de anime «One Piece», desató una indignación generalizada.

La insurrección fue descentralizada y espontánea, y culminó con el incendio del parlamento y la mayoría de las oficinas gubernamentales, casas de políticos, comisarías y sedes de partidos, logrando el derrocamiento del gobierno en menos de 35 horas. Existen diversas corrientes dentro del movimiento: monárquicos que buscan restaurar al rey en el trono, centristas que buscan ganar influencia dentro de un nuevo gobierno neoliberal y radicales de extrema izquierda que abogan por un federalismo real, por el laicismo y la inclusión de las comunidades marginadas. Esta multiplicidad de objetivos refleja las complejas aspiraciones y tensiones dentro del movimiento.

Según tenemos entendido aquí, desde muy lejos, los comunistas en Nepal sostuvieron un movimiento de resistencia durante muchos años antes de tomar el poder estatal en 2006. Tenemos la impresión de que los conflictos internos dentro del movimiento revolucionario en su conjunto dieron lugar a una serie de concesiones de los comunistas ante la clase dirigente nepalí. ¿Cómo han afectado estas concesiones a la sociedad nepalí, y en concreto a los movimientos de base radicales que participaron en la lucha popular, sindicatos y otros grupos?

El éxito de la insurgencia maoísta se basó en su oposición a los remanentes del sistema «Panchayat», una estructura agrícola feudal de opresión sobre el pueblo, ejercida por las élites de castas altas aliadas con la monarquía, que había sido oficialmente abolida en 1990. Sin embargo, una vez en el poder, muchos líderes maoístas transigieron en sus objetivos revolucionarios para mantener el control, adoptando gradualmente prácticas capitalistas que reflejan el mismo sistema de opresión Panchayat que afirman haber destruido. Estas transigencias han socavado su credibilidad ante las masas, y los maoístas ahora son vistos ampliamente como políticos corruptos en lugar de revolucionarios.

Mientras tanto, los abusos de derechos humanos por parte de las fuerzas militares y policiales han sido generalizados, y la justicia sigue siendo esquiva para las víctimas en todos los bandos. La imagen empañada de la política de izquierdas ha dado espacio al movimiento monárquico; incluso el reciente movimiento de la Generación Z ha prohibido la participación de partidos políticos y sindicatos, por temor a que impongan sus intereses. Si bien esto ha protegido la integridad del movimiento, también ha dificultado la organización de los verdaderos radicales de izquierda que buscan el cambio. Afortunadamente, el movimiento anarquista está emergiendo discretamente, contando cada vez con mayor aceptación, a pesar de algunas ideas erróneas que equiparan el anarquismo con el caos.

¿Cómo surgió la coalición gobernante? ¿Qué diferencias veis entre los dos partidos comunistas y cuál es el papel del Partido del Congreso en esta coalición?

La coalición gobernante surgió para asegurar una mayoría parlamentaria en medio de un sistema multipartidista fragmentado tras la guerra. Ambos partidos comunistas han abrazado la corrupción y las prácticas capitalistas, siendo el UML [Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado)] el más organizado actualmente. Debido a su ejecución errónea de las ideologías comunistas y a sus antecedentes de corrupción, el movimiento comunista está perdiendo terreno rápidamente, y sus miembros son objeto de burlas a menudo cuando se identifican con el comunismo. El Partido del Congreso, con su papel histórico en poner fin «oficialmente» al régimen de Rana y al sistema Panchayat, sigue siendo la principal fuerza neoliberal en el gobierno. En 2008, los maoístas y los marxistas-leninistas se aliaron para derrotar en las elecciones al Partido del Congreso, y en 2024, el Partido del Congreso y los marxistas-leninistas se aliaron para derrotar a los maoístas. Si bien las diferencias ideológicas alguna vez los dividieron, estas distinciones han desaparecido casi por completo ante los ojos del pueblo.

Tanto India como China pertenecen al poderoso bloque industrial y comercial conocido como BRICS. ¿Cómo afecta esto a la ciudadanía nepalí? ¿Qué grupos aspiran a sacar provecho del derrocamiento del gobierno nepalí?

Los círculos políticos e intelectuales aún están divididos en cuanto al impacto que tendrá la pertenencia a los BRICS en la ciudadanía nepalí. Algunos los ven como un medio para reducir la hegemonía estadounidense, mientras que otros los ven como una extensión de la influencia autoritaria china. El gobierno nepalí ha estado siguiendo con cautela la evolución de la relación entre India y China y aún no ha decidido si participará en los BRICS.

Sigue siendo incierto qué grupos se beneficiarán finalmente del derrocamiento del gobierno, pero ninguna decisión política en Nepal se toma sin la participación de la agencia de inteligencia india RAW (Ala de Investigación y Análisis). Es probable que la CIA (Agencia Central de Inteligencia) también desempeñe un papel, en consonancia con su historial en revoluciones globales. Entre los principales peligros está la posibilidad de que las facciones monárquicas ganen poder con el respaldo de India, impulsadas por políticas nacionalistas hindúes extremistas, y el resurgimiento de las antiguas élites políticas sin un cambio sustancial. La amenaza de un golpe militar era real, pero afortunadamente no ocurrió.

Nepal, al ser un país sin costa, depende social y económicamente de la India y ha experimentado cierto cambio en relación a la inversión por parte de China, que ha abierto autopistas a través de Nepal. Mientras China e India intensifican su rivalidad, Nepal, a diferencia de otras naciones fronterizas con estos gigantes geográficos, se convierte en un espacio de control y equilibrio…

Ambas potencias han evitado hasta ahora un conflicto abierto, convirtiendo a Nepal en un escenario en equilibrio geopolítico entre India y China. Geográficamente atrapado entre estos dos gigantes nucleares, Nepal tiene pocas posibilidades para resistir su interminable tira y afloja. El bloqueo de combustible de la India tras el terremoto de 2015 fue claramente una maniobra de poder vinculada al movimiento madhesi, al que India apoyó extraoficialmente. China ejerce influencia instando al gobierno nepalí a controlar las protestas relacionadas con el Tíbet. Los lazos culturales y la apertura de fronteras hacen que la influencia de la India sea más pronunciada, mientras que las inversiones chinas, como los proyectos de autopistas, son bien recibidas por la población como oportunidades para la independencia económica de la India.

Desde la izquierda occidental muchos analizan la relación de Nepal con China e India —ambos socios comerciales de Estados Unidos e Israel, aunque China es percibida como un antagonista geopolítico de Estados Unidos— y concluyen que las insurrecciones en Nepal e Indonesia deben ser revoluciones de color respaldadas por la CIA, diseñadas para instaurar dictaduras alineadas con Occidente. ¿Qué opinas de esto?

Si bien la influencia extranjera de India, China y Estados Unidos es innegable, reducir el levantamiento a una revolución de color respaldada por la CIA minusvalora la verdadera ira y los sacrificios del pueblo nepalí. Millones de personas se movilizaron para incendiar edificios del parlamento, oficinas gubernamentales y casas de líderes políticos, no porque organizaciones extranjeras o nacionales se lo ordenaran, sino debido a décadas de fracaso gubernamental y corrupción. Etiquetar este movimiento como una revolución de color socava nuestra solidaridad con movimientos de base similares en todo el mundo. Activistas de Bangladesh, Indonesia y Sri Lanka celebran las luchas de los demás sin menoscabarlas como conspiraciones extranjeras. Este es un levantamiento popular nacido de la injusticia sufrida. Si estos levantamientos son revoluciones de color, entonces otros poderosos movimientos globales como la Primavera Árabe y Black Lives Matter también lo serían. Es hora de que los observadores occidentales apoyen estas luchas en lugar de deslegitimarlas.

¿Veis alguna conexión entre el levantamiento en Nepal y los levantamientos anteriores en Sri Lanka, Bangladesh e Indonesia? ¿De qué forma influyeron estos en el imaginario popular que propició esta revuelta? ¿Cuáles son las diferencias entre el contexto nepalí y esos otros contextos?

Los levantamientos comparten claros puntos en común, como la corrupción generalizada, la exclusión, el poder arraigado en manos de familias nepotistas, la censura gubernamental y una fuerte injerencia extranjera. Sri Lanka, Indonesia y Nepal tienen todos antecedentes de movimientos comunistas y su eventual fracaso. Una conexión interesante entre Nepal e Indonesia es la presencia de movimientos anarquistas activos y la influencia cultural del anime «One Piece», que simboliza para la juventud de ambos países su lucha contra el autoritarismo.

La diferencia clave radica en que el movimiento comunista de Nepal llegó al poder con éxito, pero posteriormente se corrompió y abandonó sus promesas, alimentando el descontento popular, mientras que en Indonesia y Sri Lanka, el gobierno comunista no llegó al poder.

Basándoos en vuestra reciente experiencia en Nepal, ¿tenéis algún consejo para quienes participan en la resistencia popular en otras partes del mundo?

Una resistencia eficaz debe combinar la educación organizada con la agitación y estar preparada para la insurrección masiva espontánea. Preparar a la gente para impulsar los movimientos sociales en la dirección correcta es fundamental, especialmente para gestionar los vacíos de poder que se crean cuando un gobierno colapsa, los cuales a menudo son aprovechados por las fuerzas capitalistas que buscan restaurar el antiguo orden. Las antiguas élites intentarán recuperar el poder, pero la población revolucionaria de Nepal ha demostrado un firme rechazo, destruyendo infraestructuras y enfrentándose físicamente a los líderes.

Sin embargo, este levantamiento no estaba completamente preparado para lo que sucederá después. Hasta ahora, nuestros esfuerzos se han centrado principalmente en la educación y las protestas, sin prever las estructuras posteriores al colapso. Nuestro consejo a los compañeros de todo el mundo es que se preparen no solo para la revuelta, sino también para las estructuras no jerárquicas y la reconstrucción social tras la caída de los regímenes.

¿Qué están haciendo los grupos anarquistas y antiautoritarios en Nepal? ¿Qué podemos hacer concretamente para apoyar los esfuerzos anarquistas y antiautoritarios en Nepal?

Los grupos anarquistas y antiautoritarios en Nepal están realizando talleres, charlas, proyecciones, exposiciones, eventos musicales y acciones directas en la calle. La mayoría de nuestros colectivos anarquistas creen en la organización sin jerarquías, fomentando el diálogo abierto incluso con radicales comunistas que buscan de verdad sociedades igualitarias. Creemos que la solidaridad dentro de los movimientos de izquierda es esencial, por lo que juzgamos por las acciones y no solo por la ideología. Para apoyar el movimiento, instamos a difundir las continuas violaciones de derechos humanos que estamos sufriendo, incluyendo la muerte de al menos 72 manifestantes, muchos de ellos jóvenes, asesinados por exigir el fin de la corrupción y el totalitarismo. Los responsables deben rendir cuentas y se debe hacer justicia sin demora.

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1Meter-byaj es una forma de préstamo con tasas de interés exorbitantes. En los últimos años, ha cobrado fuerza un movimiento de protesta contra el mismo.

2En junio de 2019, miles de personas salieron a las calles para protestar contra un proyecto de ley que nacionalizaría fundaciones comunitarias y religiosas centenarias. Conocido como «guthi», este sistema para mantener templos y espacios públicos tradicionales, así como para organizar festivales, tiene sus raíces en la comunidad newar, autóctona del valle de Katmandú.

3La guerra civil que terminó en 2006

4 Un movimiento por los derechos de los pueblos Madhesis, Tharus, musulmanes y Janjati, que ha tenido momentos de mayor actividad en 2007, 2008 y 2015

5Lipulekh es un paso fronterizo en el Himalaya, entre India y el Tibet bajo dominio chino. El gobierno nepalí reivindica la parte sur del paso, que lleva estando bajo la administración india desde los tiempos en que era colonia británica.

6El doctor Govinda KC es un cirujano y activista sanitario que ha llevado a cabo 23 huelgas de hambre reclamando reformas del sistema sanitario.

La entrada Anarquistas nepalíes sobre el derrocamiento del gobierno. Entrevista a Black Book Distro aparece primero en Todo Por Hacer.

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