INTRODUCCIÓN
Devenir nunca es imitar, ni hacer como, ni
adaptarse a un modelo, ya sea el de la justicia o el
de la verdad. Nunca hay un término del que se
parta, ni al que se llegue o deba llegarse.
Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos.
Hay investigaciones como la presente que nacen en un ajuste de cuentas con uno mismo asumiendo que la filosofía nace en lo que le resulta problemático al filósofo. Por eso es vital precisar que hemos partido de la experiencia vivida. Quizás se pudo elaborar una tesis monográfica sobre un autor de renombre y haber descubierto algo importante para el mundo académico. Pero se eligió la problemática de la subjetividad y el deseo en el postestructuralismo y el postanarquismo porque nos atañe personalmente. Hemos entendido al sujeto como una forma que tiene varias configuraciones, en lugar de verlo como una esencia. Por deseo hemos entendido como una resistencia a algo o con la creación de líneas de fuga respecto de lo dado, bajo estas condiciones abordaré lo que posteriormente llamaré pensamiento libertario. El deseo es el motus spinoziano que impele a la erotización y a la esperanza. Pero tenemos que aclarar que en este motus spinoziano siempre queda algo por construir. El deseo crea subjetividades, mientras que el psicoanálisis hace posible que el sujeto se haga cargo de sí mismo, en tanto que crítica a la subjetividad.
No ha sido nada fácil escribir sobre las implicaciones libertarias de Michel Foucault, Gilles Deleuze y Félix Guattari, en la medida en que el primer obstáculo ha sido el que yo veía fantasmas cuando quería relacionar a estos autores con el pensamiento libertario. Ante lo cual simplemente me defendí argumentando que esta investigación dispara a un vacío, puesto que son pocas las investigaciones que analizan las implicaciones libertarias de Michel Foucault, Gilles Deleuze y Félix Guattari.
Tampoco es fácil hablar del pensamiento libertario, cuando se piensa que este pensamiento no puede ofrecer una alternativa plausible a nuestro presente. Pero es importante resaltar que el pensamiento libertario nace en las calles y apunta hacia eso que la sociedad vomita o reprime, con el propósito de conservar una cierta estabilidad mediante la oferta de modos prediseñados de vida. Mucho menos es fácil hablar de pensamiento libertario cuando se piensa que vivimos en un mundo que nos controla y que nos hace pensar que vivimos en el que no existe la clandestinidad o en el que no existen seres humanos condenados a morir o suicidarse en el anonimato, lejos del reconocimiento de la sociedad empeñada en obtener un título para ser reconocido.
No es fácil escribir sobre el pensamiento libertario cuando se dispara a vacíos, a eso que la academia quiere aplastar o eliminar. Pero es importante resaltar que estas temáticas libertarias nacidas en la calle regresan al mundo académico problematizadas con categorías del psicoanálisis lacaniano subversivo, para trabajar con lo simbólico o lo imaginario, con el objeto de que se trabaje con lo Real y hablemos de eso que no puede ser enunciado.
Pero a pesar de todo fue agradable escribir sobre el pensamiento libertario, ya que este tipo de pensamiento resiste desde aquello que la sociedad quiere eliminar o desechar. Pero eso que quiere eliminar la sociedad no sólo persiste, sino que encuentra nuevas formas de resistir. Esta investigación no nació pensando en la grandiosidad de Las Vegas y en sus promesas de realización personal, sino que se puso énfasis en los vagos que viven en los túneles de Las Vegas y en su forma de resistir. Estas reflexiones sobre lo que la sociedad desecha fueron alimentadas por Lacan y su teoría del deseo en la que el sujeto desea un objeto que le falta. Pero estas reflexiones fueron complementadas por un pensamiento libertario que considera que al individuo sólo le queda la opción de luchar por su propia libertad.
Desde nuestra perspectiva, el marxismo libertario (al final de esta investigación hablamos sobre el marxismo libertario latinoamericano) y el psicoanálisis nacen para la comprensión de la sociedad en crisis paradigmáticas. Pero se lanzan inmediatamente a la calle, para que los artistas expresen su situación de marginalidad. Finalmente, la academia los retoma para depurarlos y volverlos a remitir a sus orígenes …/…
Juan Manuel Cabrera Romero
